CRISTIANO CARNAL – PARTE 1

“Dime con quién andas y te diré quién eres” “El que anda entre la miel algo se le pega”... Estas frases a veces son usadas para exhortar a alguien a revisar y dejar las malas compañías, porque es indudable que andando con la gente hay cosas de ellos que podemos aprender o copiar, y por eso es muy importante seleccionar con quien andamos.

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EL CRISTIANO CARNAL 1

INTRODUCCION

“Dime con quién andas y te diré quién eres” “El que anda entre la miel algo se le pega”… Estas frases a veces son usadas para exhortar a alguien a revisar y dejar las malas compañías, porque es indudable que andando con la gente hay cosas de ellos que podemos aprender o copiar, y por eso es muy importante seleccionar con quien andamos.

Sin embargo los hombres en nuestra necedad a veces insistimos en negar esta realidad, para poder seguir compartiendo y disfrutando de esas malas compañías, insistiendo en que nosotros no nos vamos a volver así. Sin embargo la escritura respecto de este argumento dice:

Amós 3.3 ¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?

La respuesta es no, por lo tanto aunque no seamos iguales que aquella mala persona con la cual andamos, (Mentiroso, avaro, ladrón, incumplido, sinvergüenza, Etc.) el insistir en andar con esas personas es evidencia según escritura, que aceptamos su manera de ser, como quien dice hay un deseo a si sea sutil o inconscientede querer ser así como ellos. Y es por eso que insistimos en mantener esas relaciónes a pesar de las advertencias recibidas.

Quien insiste en andar de amigo de un mafioso, quien insiste en andar de amigo de un sinvergüenza sea hombre o mujer, quien insiste en andar con una persona violenta, quien insiste en andar con personas homosexuales o lesbianas… O aún quien insiste en andar pegado de un rico, es porque en el fondo quisiera vivir de esa misma manera. Y muchos terminan portándose igual o peor que aquellos con los cuales andan.

Estas transformaciones copiando el mal carácter de los demás pueden ser muy lentas y sutiles, de tal manera que no percibimos ese cambio de valores en nuestro interior, y por eso hace un tiempo les dije que preguntaran a su alrededor: ¿Qué piensa la gente de usted?

Si usted está dando buen testimonio la gente querrá ser como usted, pero si usted da mal testimonio y la gente lo critica, o habla de usted con palabras ofensivas, lo más seguro es que usted gracias a la gente con la que se relaciona se ha convertido en una mala persona.

Por eso lo correcto es como dice el salmo:

Salmo 119.63 Compañero soy yo de todos los que te temen y guardan tus mandamientos.

Preguntémonos: ¿Nos gusta andar con personas maduras espiritualmente?¿Nos gusta andar con personas que son fieles a Dios y que por supuesto dan buen testimonio? O ¿Todavía nos gusta andar con las personas del mundo porque con ellas se pasa mucho más sabroso?

He visto a lo largo de los años como en familias cristianas, cuyos padres al menos aparentemente son muy buenos cristianos, que sus hijos por causa de las malas compañías no caminan con Dios de la manera adecuada, y que a pesar de las exhortaciones y aun de las disciplinas de sus padres, sus hijos no cambian, por la sencilla razón de que andar con malas compañías es aceptar un pensamiento que va en contra de lo que Dios desea.

Ojo con esto padres; ojo con esto jóvenes: Las malas compañías o son evidencia de su perversión, o serán la razón de que ustedes se perviertan con el tiempo.

Desde pequeñitos en el jardín infantil pueden tus hijos comenzar a captar esta mala influencia, luego los jóvenes son muy susceptibles a buscar aceptación volviéndose como sus malos compañeros… Y aún comenzando la vida adulta, los trabajos en que la gente se mete pueden corromper por completo su vida cristiana.

Y a veces los padres en lugar de hacer que sus hijos dejen esas malas relaciones, dejamos pasar el tiempo pensando; “mi hijo no se va a volver así”. Y esa falta de sabiduría se traduce en una falta de amor, porque el resultado será que sus hijos cada vez se alejen más de Dios.

No podemos ignorar que la gente con la cual nos relacionamos, puede ser definitiva en la formación o deformación de nuestro carácter cristiano, aun siendo adultos.

Aun cuando un hombre o una mujer cristiana se casa mal, es decir con una persona que no desea hacer la voluntad de Dios, el resultado será que al tratar de cambiar el mal comportamiento de esa persona su matrimonio no funcionará, al menos no como Dios lo desea, y muchas veces termina en separación.

El otro resultado posible es que si insiste en mantener su matrimonio con esa mala persona, a la cual no pudo corregir, entonces con el tiempo se va a corromper tanto o peor que ella.

Sin embargo en nuestra necedad decimos, “A mi no me va a pasar… Porque yo si la voy a cambiar… O yo lo voy a cambiar”. Pero si eso fuera así de fácil, es decir si fuera posible que nosotros podemos cambiar el mal comportamiento de la otra persona, entonces Dios no nos haría la siguiente clara y contundente prohibición.

2 Corintios 6.14–16 No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? 15¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? 16¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos?

Que es más fácil: ¿Negarnos a nosotros mismos para hacer la voluntad de Dios, o dar rienda suelta a nuestra carne para volvernos como esa mala persona con la cual nos estamos relacionando?

Que es más fácil: ¿Negarnos a nosotros mismos para controlar la lengua, o dar rienda suelta a nuestra carne para participar en el chisme y terminar hablando mal de los demás?

Alguien puede decir que el si es capaz de negarse asimismo para hacer la voluntad de Dios, pero si eso es cierto, si realmente desea hacer la voluntad de Dios: ¿Entonces porque desobedece el mandato de unirse yugo es igual?

Es decir el solo desobedecer esa norma es el comienzo de hacer las cosas mal delante de Dios, por lo tanto tampoco podrá resistirse a la tentación de volverse como esta mala persona.

Siendo el yugo el instrumento que se coloca sobre los bueyes para mantenerlos unidos en una responsabilidad, la prohibición que Dios nos hace es no nos metamos en una relación con un incrédulo donde tendremos obligaciones compartidas.

Y por supuesto la relación que más nos esclaviza es la del matrimonio, pero también los negocios implican esa responsabilidad y aún el deporte implica ese tipo de responsabilidad compartida… Y Dios dice que no lo debemos hacer. ¿Por qué? Continúa diciendo:

Porque no puede haber compañerismo entre la justicia y la justicia, que es igual a decir que no puede haber compañerismo entre el que quiere hacer la voluntad de Dios y el que no la quiere hacer.

¿Cómo puede haber compañerismo entre un esposo que quiere hacer la voluntad de Dios y una mujer que no?

No es posible. Por eso cuando el que quiere hacer la voluntad de Dios pretende ser amigo del que no quiere hacer la voluntad de Dios, terminará peleando con esta persona, o volviéndose como ella, o manteniendo una relación distante donde no se puede meter ninguno en la choza del otro. (Así viven muchas familias cristianas donde algunos integrantes no quieren hacer la voluntad de Dios)

El Señor continúa diciendo que no puede haber comunión, común unión, entre alguien qué tiene la luz de Dios en su vida con alguien que está lleno de tinieblas!

Y si no nos parece claro, o no nos parece importante lo que estas frases significan, luego dice que no puede haber concordia, armonía o acuerdo entre Jesucristo y el demonio.

Algunas veces he dicho que cuando un cristiano sé ennovia con un incrédulo, el diablo es su suegro!!!

Por lo tanto; desobedecer esta advertencia es como tratar de hacer amigos a Jesucristo y el demonio…. Y: ¿Será posible lograr que al final sean amigos y se la lleven bien? Por supuesto que no, por lo tanto desobedecer a este mandato es clara evidencia de no querer hacer la voluntad de Dios, y por lo tanto terminará torcido.

Tal vez algunos de ustedes al evaluar su vida a la luz de esta advertencia que Dios hace, descubran qué la razón por la que no pueden confiar en Dios son esas malas amistades. Y esa es también la razón por la cual aunque se proponen más de una vez hacer las cosas de manera correcta, al final no lo hacen…

Alguien podría pensar que: ¿Entonces cómo hace para que la gente llegue a Cristo si no se puede relacionar con estas malas personas?

La respuesta a esta pregunta es; lea bien. No está prohibida la relación, esta prohibido el yugo, el compañerismo, la comunión, la concordia y el acuerdo.

Una cosa es relacionarme con alguien teniendo en mente compartirle de Jesucristo; otra cosa muy diferente es buscar algún tipo de estas relaciones que son prohibidas por Dios. De hecho cuando les compartimos de Jesucristo o aceptan a Jesucristo o se alejan de nosotros. (Es la mejor forma de seleccionar las amistades)

El pasaje continúa diciendo:

2 Corintios 6.16–18 Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo. 17Por lo cual, Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré, 18 Y seré para vosotros por Padre ,Y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso.

Bajo el viejo pacto era muy claro que si no se apartaban de esas malas amistades Dios no los recibiría.

Por esto no hay duda que si queremos tener una buena relación con Dios y una fructífera vida cristiana, tenemos que seleccionar muy bien con quién y qué clase de relación tenemos, si no lo hacemos, si pretendemos ser amigos del mundo, con toda seguridad nuestro cristianismo no funcionará. Este mismo mensaje lo repite la escritura de muchas formas por ejemplo:

Santiago 4.4 ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.

La amistad con el mundo o ser amigo del mundo es buscar obtener aquellas cosas que en el mundo me hacen valioso… cuando lo correcto es buscar el reino de Dios y su justicia, es decir hacer su voluntad siendo transformados a la imagen de su hijo, dejando que Dios provea las cosas necesarias para vivir, en la cantidad y modo como él sabe que más nos conviene.

Debemos evaluar y tomar buenas decisiones respecto de con quién y cómo nos relacionamos, y para esto la escritura nos ayuda haciendo una descripción de las diferentes clases de personas que habitan este planeta.

La enseñanza fue primeramente dada a una iglesia muy complicada, con muchos pecados, a la cual el apóstol Pablo les dice:

1 Corintios 3:1 al 3. De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. 2Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía, 3porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?

Notemos que nombra que existen tres clases de personas que son; primero las personas espirituales que en esa iglesia parece que no habían. Lo que sí había eran personas carnales o niños en Cristo, a los cuales termina comparando en su comportamiento al de los hombres.

Estas tres clases de personas: El hombre natural, el hombre espiritual y el hombre carnal. Se diferencian entre sí por la relación que cada uno de ellos tiene con el Espíritu Santo, es decir, con Jesucristo.

Básicamente el hombre natural no tiene el Espíritu de Dios morando en el; el hombre espiritual tiene al Espíritu de Dios morando en el y le obedece; y el hombre carnal tiene el Espíritu de Dios morando en el pero no le hace caso… eso quiere decir que:

I. EL HOMBRE NATURAL

El hombre natural es aquella persona que no ha experimentado el nuevo nacimiento. Allí están incluidas todas las personas que no han reconocido a Jesucristo como su Señor y Salvador, estas personas son aquellas que la escritura y nosotros llamamos incrédulos.

Sin embargo el hombre natural también puede ser aquella persona que ha oído hablar de Jesucristo, inclusive; esto es muy importante. El hombre natural también puede tener fe en Jesucristo, puede haber recibido beneficios de El, como por ejemplo una sanidad, o una restauración económica o familiar.

Y aunque parezca extraño, el hombre natural también puede por su fe en Jesucristo realizar milagros… pero el gran problema o la razón por la cual sigue siendo un hombre natural, es que estas personas no ha reconocido de CORAZÓN, a Jesucristo como su Señor y su Salvador.

No reconocer a Jesús como EL SEÑOR, quiere decir que esta persona tiene la continua intención de gobernar su vida a su manera, por esto la gran mayoria de los hombres naturales no piensan ni siquiera en Dios, y cuando lo hacen, cuando dicen tener fe en Jesucristo, su fe está enfocada en que Dios haga las cosas que éllos desean. El famoso Dios bombero que nombran algunos.

Además de esto, no reconocer a Jesús como SU SALVADOR, quiere decir que estas personas no han entendido la grandeza de sus pecados y de su maldad. Y como consecuencia tampoco son conscientes del castigo que merecen, y que van a recibir si no se arrepienten y reconocen a su salvador de todo corazón… Y como no son conscientes de este castigo no hay ninguna motivación ni temor de Dios para tratar de cambiar.

La escritura los describe así:

1 Corintios 2:14 al 16. Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.

Este hombre no percibe, y mucho menos puede entender las cosas de Dios. Este no es un asunto que tenga que ver con su capacidad intelectual, cultural o cualquier otra cosa parecida; el problema básico es que este hombre al no tener el Espíritu de Dios está completamente incapacitado para percibir las cosas de Dios.

Pero no sólo no las entiende, peor aún, las ve como algo malo y por esta razón el hombre natural puede llegar a atacar a los cristianos porque piensa que estamos locos, enfermos, enbrutecidos, y por esto piensa que somos una pésima influencia para la sociedad.

En otras versiones la traducción de la palabra natural es:

Mas el hombre animal; Los que no tienen el Espíritu de Dios; El hombre que se quedó en lo humano.

Es tal la incapacidad de los hombres en esta condición que la escritura dice:

Juan 6:44. Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero.

Esto quiere decir que esta persona jamás se va a acercar a Dios por iniciativa propia. Y por esta razón es Dios quien le busca (Normalmente a través de auténticos cristianos) Pero la respuesta a este llamado depende de la decisión que este hombre tome. Por eso la escritura dice:

Juan 3.19–21 Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. 20Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. 21Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.

Dios a todos los hombres, en más de un momento de sus vidas les llama de una u otra forma, pero la respuesta del hombre ante el llamado de Dios depende de si desea o no vivir practicando sus malas obras, o si desea cambiar.

Es bueno aclarar que aunque el hombre natural no puede percibir las cosas de Dios, y no puede por su propia capacidad buscar a Dios, sin embargo el hombre natural en si mismo tiene algo dado por Dios que le da una conciencia, al menos lo suficientemente efectiva para poder reconocer en la creacion la existencia de Dios. La Escritura dice:

Romanos 1.19–20 porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. 20Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.

Cuando al final dice que el hombre no tiene excusa, se refiere a que el hombre cuando recibe la revelación de Dios puede aceptarla o negarla, y el negarla es lo que hace que el hombre natural sigas siendo un hombre natural.

En otras palabras, el hombre natural aunque llega al mundo así, permanece siendo un hombre natural, un hombre que se quedo en lo humano, un hombre que no tiene el Espíritu de Dios, un hombre animal… porque en su deseo de seguir viviendo a su manera niega la revelación de Dios.

II. EL HOMBRE ESPIRITUAL

La segunda clase de hombres que describe la escritura es el hombre espiritual. Este hombre, gracias a haber reconocido a Jesucristo como su Señor y su Salvador con poca pero auténtica fe, Dios a realizado en el, el nuevo nacimiento, por ésta razón tiene al Espíritu de Dios viviendo en si mismo. La escritura habla de él así:

1 Corintios 2:15 al 16. En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. 16Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Más nosotros tenemos la mente de Cristo.

1 Corintios 2:15 al 16 Los que tienen el Espíritu de Dios, todo lo examinan y todo lo entienden. En cambio, los que no tienen el Espíritu, no pueden examinar ni entender a los que sí lo tienen.

La diferencia con el hombre natural es enorme, por supuesto que la diferencia la hace el Espíritu de Dios.

El hombre espiritual tiene la capacidad de juzgar o examinar adecuadamente todas las situaciones, pudiendo así entender cuál es la voluntad de Dios en cada una de ellas.

Contrario a los que no tienen el Espíritu de Dios, que no pueden entender los propósitos de Dios cuando en su soberanía ordena las cosas a su alrededor, de tal manera qué lo que hacen es pelear contra Dios o contra la gente, criticando a ambos, y pensando que la solución es que tanto Dios como la gente cambien su comportamiento para que ellos puedan vivir bien.

Es decir; el hombre espiritual sabe que él es el que tiene que cambiar, mientras que el hombre natural está convencido que son los demás los que deben cambiar.

Por lo tanto el hombre natural sin el espíritu de Dios, cuando busca consejo lo hace para ver cómo cambia a los demás, mientras que el hombre espiritual busca consejo para cambiar él.

Pero el hombre espiritual no solamente tiene la capacidad de entender a Dios, también tiene gracias a Dios, la capacidad de obedecerle y de manifestar el fruto del Espíritu Santo en su vida.

Eso quiere decir que en su relación con los demás, y especialmente cuando tienen problemas o conflictos con los demás, lo que sale de su corazón gracias al Espíritu de Dios es:

Gálatas 5.22–23 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.

¿Por qué esta manifestación? Porque el hombre espiritual en lugar de ver problemas lo que ve es oportunidades para manifestar la gloria de Dios.

Por esto el hombre espiritual, esto es muy importante; como puede entender las situaciones como Dios las entiende, también puede sentir en cada situación lo que Dios siente.

Si Dios permite algo difícil a los ojos de los hombres pero Dios siente paz al permitirlo, el hombre espiritual también experimenta esa misma paz, si Dios siente gozo ante alguna situación, el hombre espiritual experimenta ese mismo gozo.

Es decir; el fruto del Espíritu Santo es la reacción normal de aquel que es espiritual y maduro en el Señor…

Y cuando habla de fruto debemos entender, que el fruto es algo que sale de los árboles dependiendo de la naturaleza del árbol. En el hombre espiritual, la naturaleza de Dios es la que tiene el control por eso el fruto que se manifiesta es el carácter de Dios.

Contrario a él, el hombre natural, dice la escritura:

Romanos 8:4 Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.

Y pensar en las cosas de la carne, que tiene íntima relación con conquistar el mundo, es lo que hace que cuando tengan conflictos, en lugar de manifestar el fruto del Espíritu Santo lo cual les queda imposible, manifiestan las obras de la carne que son:

Gálatas 5.19–21 Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, 20idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, 21envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.

Porque nuestra respuesta ante las situaciones especialmente complicadas, no sólo depende de si tenemos o no el Espíritu de Dios, sino también de nuestros objetivos.

Si nuestro objetivo es que Dios transforme en nuestro corazón, entonces en las situaciones difíciles y de conflicto respondemos con amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza…

Si nuestro objetivo es ser amigos del mundo, entonces en las situaciones difíciles y complicadas responderemos con enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, llegando si es necesario a cometer homicidios… porque las manifestaciones de la carne son las herramientas pecaminosas que usamos para lograr conquistar el mundo sin importar cuánto se corrompa nuestro corazón.

El hombre espiritual cuando tiene problemas con los demás, fácilmente entiende que el problema está en su corazón… mientras que el hombre natural cuando tiene problemas con los demás está seguro que el problema son los demás.

Es decir el hombre espiritual es consciente de la absoluta y perfecta soberanía de Dios, mientras que el hombre natural no percibe ni entienden nada, sino que sus enemigos son todos los que se oponen a sus deseos, y cuando dicen creer en Dios entonces Dios es su herramienta para combatirlos.

En la escritura nos advierte de este pésimo comportamiento, de esta falsa religión profesada por el hombre natural, cuando Dios le dice a su pueblo:

Isaías 58.2–5 Que me buscan cada día, y quieren saber mis caminos, como gente que hubiese hecho justicia, y que no hubiese dejado la ley de su Dios; me piden justos juicios, y quieren acercarse a Dios. 3¿Por qué, dicen, ayunamos, y no hiciste caso; humillamos nuestras almas, y no te diste por entendido? He aquí que en el día de vuestro ayuno buscáis vuestro propio gusto, y oprimís a todos vuestros trabajadores. 4He aquí que para contiendas y debates ayunáis y para herir con el puño inicuamente; no ayunéis como hoy, para que vuestra voz sea oída en lo alto. 5¿Es tal el ayuno que yo escogí, que de día aflija el hombre su alma, que incline su cabeza como junco, y haga cama de cilicio y de ceniza? ¿Llamaréis esto ayuno, y día agradable a Jehová?

Allí está pintado el hombre que no tiene a Dios pero es religioso.

Cuando tiene problemas, problemas que cosecha precisamente por no haber hecho la voluntad de Dios, entonces allí si busca a Dios, para saber cómo salir de ese problema.

Y sin entender lo que pasa buscar justicia, sin reconocer qué el es el que está haciendo las cosas mal, y al no recibír respuestas se decepciona de Dios.

Y es tal su ignorancia de la voluntad de Dios, que ayunan para buscar sus deseos, piden a Dios, o usan a Dios y los mandatos que creen que les conviene, como disculpa para explotar a sus trabajadores por supuesto para tener cada vez más ganancias…

Estos pobres hombres no entienden nada, contrario ellos el pasaje dice que tenemos la mente de Cristo; y esto debe entenderse como la capacidad que tiene el hombre espiritual de entender lo que Dios quiere que haga en cada situación.

Por esta razón el hombre espiritual, porque entiende a Dios, vive una vida centrada en Jesucristo. Su vida no es problema céntrica, es decir el centro de su vida no son sus problemas y cómo arreglarlos.

Su vida es Cristo céntrica, que quiere decir que en cada momento esta preguntándole a Dios: ¿Señor que quieres que yo haga en esta situación?…

Esto es totalmente opuesto a vivir de manera egoísta, completamente engañado pensando en realizar lo que considera que es bueno para si mismo.

Por esta razón, el hombre espiritual de manera continua trabaja para que la obra de Dios crezca, de acuerdo a los dones y los talentos que Dios le ha dado.

El hombre espiritual no hay duda es una persona comprometida con la obra de Dios, que por supuesto es fiel con sus diezmos y ofrendas, que también es fiel en su asistencia a la iglesia a la cual pertenece, y por lo tanto organiza su agenda de tal manera que no sólo tiene tiempo para recibir de parte de Dios,(Los cursos bíblicos) sino que saca tiempo para estar dando a los demás. (discípulado o grupos de estudio u oración)

Alguna vez hablando de esto alguien decía; ”Yo no asísto a la iglesia como otros y no colaboro en los ministerios pero soy más espiritual que otros que sí lo hacen”

Es decir; parece que pensaran que los pecados de los demás son disculpa para no hacer lo correcto. Si siguen pensando asi, llegara el momento en que ni oraran a Dios porque otros que oran a a Dios se portan mal… No, el hombre espiritual más bien dice:

Josué 24.15 Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová.

Al hombre espiritual no lo detienen los pecados de los demás, más bien encuentra en ellos la oportunidad para amarlos y seguir adelante en la obra de Dios.

Porque el hombre espiritual entiende que en lugar de conquistar el mundo y buscar su comodidad, lo que debe es conquistar almas para el Señor, al mismo tiempo que se dispone a que en este proceso su vida sea santificada.

Por esta razón el hombre espiritual cuida su testimonio ante los demás, pero no por su orgullo, sino porque su vida es el mensaje del Dios en el cual cree.

Porque quien se acercara a un cristiano que tiene fama de ladrón, mentiroso, avaro, sinvergüenza, perezoso, incumplido o duro, inflexible, castigador, que se creo bueno, y por eso con una rebeldía que no percibe, se la pasa criticando en su corazón el pecado de los demás, deseando exponerlos no para ayudarlos sino para castigarlos.

Algunos cristianos que dan mal testimonio se excusan diciendo “A mí no me importa lo que piense la gente” Por supuesto no nos debe importar lo que diga la gente cuando hacemos las cosas de manera correcta, pero cuando hacemos las cosas mal y la gente lo ve, decir que no nos importa lo que la gente piense es un pensamiento del diablo. La escritura dice:

1 Timoteo 3.7 También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo.

Estas son sólo algunas características del hombre espiritual, luego ampliaremos este tema. Pero teniendo en cuenta estas que he mencionado… ¿Es usted un hombre o una mujer espiritual o a pesar de tener fe todavía es un hombre natural?

La tercera clase de hombre que describen la escritura es:

III. EL HOMBRE CARNAL

Respecto del hombre carnal se me enseñaron cosas hace 40 años que no estaban bien. Y el asunto básico al que me refiero, es que lo que me enseñaron daban la opción a que el hombre sin Cristo pensara que era un hombre de Dios, lo cual es un engaño muy grave, pues si el hombre natural piensa que es un hijo de Dios, entonces no hará nada para solucionar su problema y terminarán en el infierno.

El apóstol Pablo escribió:

1 Corintios 3:1 al 2. De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. 2Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía, 3porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?

La palabra carnal de acuerdo a los textos originales incluye la idea de depravación por cuanto el hombre es pecador por causa de su naturaleza caída, y los diferentes significados son:

Perteneciendo a la carne; teniendo su asiento en la naturaleza animal; bajo el mando de los apetitos animales; gobernado por la naturaleza humana más no por el Espíritu de Dios.

Vamos haciendo aclaraciones:

En primer lugar el hombre carnal, es una persona que ha creído en Jesucristo como su Señor y su Salvador, y Dios ha producido en el, el Nuevo Nacimiento.

Esto quiere decir que al igual que el hombre espiritual, el Espíritu de Dios mora en el hombre carnal, lo cual lo convierte en un auténtico hijo de Dios. Fijémonos que el pasaje dice: “Como a niños en Cristo”

Y un niño en Cristo es tan hijo de Dios, como hijo de Dios es un hombre maduro en Cristo. Por esta razón ambos al momento de su muerte van directo a la presencia de Dios.

¿Si ambos tienen al espíritu de Dios morando en ellos cuál es entonces la diferencia? Quiero que noten lo siguiente:

El apóstol dice que el no pudo hablarles como a espirituales… Y ya vimos que una de las características de los espirituales es que: lo examinan todo y lo entienden.

Si no pudo hablarles como aquellos que tienen capacidad de examinar todo y entender, entonces quiere decir que le tocó hablarles como a gente que no es capas de entender casi nada. Por eso los describe como bebés en Cristo.

A un joven de quince años le puedes hablar de ciertos temas y él te entiende, pero a un bebe no le puedes hablar de lo mismo porque no te entiende nada. (Sin importar cuan explícito logres ser.)

Luego haciendo énfasis en la incapacidad para entender, les dice que tuvo que darles leche, es decir algo que sea fácil de digerir…. Porque no eran capaces de digerir comida sólida, ni son capaces todavía.

Luego en el versículo 3 les habla de algunas manifestaciones de las personas carnales. Mencionando:

Celos, contiendas, disensiones. En otras versiones la descripción del hombre carnal dice así:

1 Corintios 3:3 porque todavía son débiles! Mientras haya entre ustedes envidias y discordias, es que todavía son débiles y actúan con criterios puramente humanos.

1 Corintios 3:3 En aquel entonces no estaban preparados para entender cosas más difíciles. Y todavía no lo están, 3-4 pues siguen viviendo como la gente pecadora de este mundo.

Según esto tenemos al hombre natural que es un pecado porque no entiende a Dios, ni desear entenderlo. Luego tenemos al hombre espiritual que ser hombre que caminando con Dios llegar a la madurez en Cristo… en tercer lugar tenemos al hombre carnal que tiene al Espíritu de Dios, que tiene la salvación, pero que por su inmadurez espiritual todavía actúa como si no fuera cristiano.

No hay duda que la pregunta importante es: ¿qué clase de hombre eres tú? Un hombre natural que no obtenido la salvación… Un hombre espiritual que va creciendo en el señor O un hombre carnal Chao que es cristiano se porta como un hijo del diablo.

Seguramente la respuesta para los cristianos que saben que están muy mal es que son carnales… sin embargo es posible que esos que creen ser cristianos carnales no lo sean, es decir que en realidad no sean hijos de Dios.

De la correcta evaluación de este asunto puede depender tu salvación o condenación. Por eso para tener certeza en este asunto vamos a continuar viendo este tema la próxima semana.

 

¿Sabías qué?

La iglesia es una entidad sin ánimo de lucro, por esta razón para funcionar dependemos primeramente de Dios, y de las ofrendas, donaciones o contribuciones que sus miembros, amigos o simpatizantes quieran hacer, lo cual, si Dios lo coloca en tu corazón puedes hacer a través de las siguientes opciones.

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