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¿CONFIAMOS EN DIOS? – PARTE 2

I. INTRODUCCIÓN

Estuvimos viendo en el tema anterior, como es de fácil engañarnos respecto de cuánta confianza tenemos en Dios. Y esto es muy perjudicial porque de nuestra confianza en Dios depende nuestra existencia no sólo en la tierra, sino por toda la eternidad.

Pero a pesar de lo urgente que es definir qué tanto confiamos o no en Dios, resulta que es muy difícil para nosotros conocer la verdad, tanto que cuando la escritura habla mostrando la diferencia entre el que confía en Dios y el que no confía… Termina el párrafo diciendo:

Jeremías 17:9–10 Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? 10Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.

Y aunque seguramente muchos han usado este párrafo para mostrar la maldad de aquellos que los han engañado, el texto en realidad se refiere a nuestro corazón, a como nosotros mismos nos engañamos al creer de nosotros cosas que no son ciertas.

Afortunadamente también dice el pasaje qué Dios que conoce lo profundo que hay en nuestro corazón, nos probará; es decir hará las cosas necesarias, presentará las circunstancias necesarias, nos dará los mensajes necesarios para cada uno de nosotros, de tal manera que podamos descubrir lo que hay en nuestro corazón.

Pero también hay que ser conscientes de que así como Dios está pendiente de nosotros para ayudarnos, el enemigo también está pendiente, y el no quiere que interpretemos de manera correcta las circunstancias, y por supuesto, que no entendamos los mensajes que nos pueden guiar a la verdad.

Y es por eso que a veces al escuchar ciertos mensajes, Satanás es muy activo colocando pesadez y adormeciendo en la gente para que no pueda recibir esa palabra de bendición, y sigan así siendo esclavos del mundo. (Si eso le ocurrió la semana pasada le recomiendo volver a escuchar el tema sin dormirse.)

Descubrir cuál es la confianza que tenemos en Dios es supremamente importante, no sólo porque la obediencia por fe es la única que vale, sino porque para obedecer también es necesario aprender a interpretar adecuadamente las situaciones, pues si no lo hacemos tomaremos una dirección equivocada.

El asunto como ya mencioné no es fácil, y se complica un poco más porque descubrir cuanto confiamos en Dios cuando todo está muy bien generalmente no funciona.

Por ejemplo si estamos recibiendo mucho dinero podemos engañarnos al creer qué estamos confiando en la provisión de Dios. Igual puede suceder si tenemos muy buena salud, o si nuestra familia está siendo protegida de todo mal, o si todas las cosas están saliendo bien. Por qué en esas buenas situaciones no creemos necesitar fe, ni la ayuda de Dios… Porque todo está muy bien.

Y por esta razón es que leemos que la escritura dice que son necesarias las pruebas y las tribulaciones…

1 Pedro 1:7 para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo,

Y si nos preguntamos: ¿Cómo sabemos que nuestra fe fue probada a través de una tribulación y salió aprobada?

Esta pregunta es importante porque no hay duda que los cristianos no son los únicos que tienen pruebas y tribulaciones. La gente del mundo también de manera continua enfrenta circunstancias difíciles, de las cuales también salen adelante… Y entonces la pregunta es: ¿Cuál es el diferente resultado entre la gente del mundo y nosotros cuando somos probados?

La respuesta a esto es muy importante, porque puede suceder que como cristianos seamos mucho más probados que la gente del mundo… De hecho esta es una de las razones por las cuales muchos creyentes tienen conflictos con Dios, aún hemos estudiado como siervos de Dios aparecen en la escritura quejándose, porque les parece que Dios no está mirando, o no está haciendo lo correcto, o no está defendiendo a los justos mientras que los malos se aprovechan de ellos…

La quejadera en el mundo es muy normal. Y como las cosas cada vez están peor pues las quejas de la gente del mundo también avanzan. Y esta inconformidad, este ver que los planes no suceden como quisiéramos por múltiples razones, es tan común, que aún muchos cristianos después de mucho tiempo de vida cristiana todavía se quejan… Mostrando con claridad que su confianza en Dios es muy poca, o no existe.

Un claro ejemplo de cómo asumir situaciones difíciles lo vemos en el apóstol Pablo, el cual hace una lista de las situaciones por los cuales pasó, pero no como les pasa a muchos que viven situaciones muy difíciles como consecuencia de hacer las cosas mal… Sino contrario a ellos, el apóstol Pablo fue un hombre que sirvió a Dios como pocos, lo que lleva a muchos a pensar que por causa de su fidelidad debería tener una buena vida.

Aclaro que aunque muchos pueden pensar que no, lo cierto es que si tuvo una muy buena vida, aún a pesar de pasar por las siguientes circunstancias:

2 Corintios 11:22–29 ¿Son hebreos? Yo también. ¿Son israelitas? Yo también. ¿Son descendientes de Abraham? También yo. 23¿Son ministros de Cristo? (Como si estuviera loco hablo.) Yo más; en trabajos más abundante; en azotes sin número; en cárceles más; en peligros de muerte muchas veces. 24De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. 25Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar; 26en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; 27en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez; 28y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias. 29¿Quién enferma, y yo no enfermo? ¿A quién se le hace tropezar, y yo no me indigno?

Creo que la mayoría de nosotros no soportaríamos pasar por algunas de estas cosas, y además seguir siendo fieles a Dios. Lo digo porque a veces una sola disputa personal, un problema de celos, una estafa, un engaño, es suficiente para que guardemos un resentimiento permanente contra ciertas personas… Y si eso sucede con un solo evento… ¿Se imaginan vivir todas estas cosas que él vivió?

Fue azotado innumerables veces, y fue encarcelado muchas veces, fue azotado con varas, fue apedreado, náufrago tres veces, lo persiguieron para matarlo los ladrones, los judíos, los gentiles y hasta los falsos cristianos, además de eso le tocó trabajar para sostener el ministerio, desvelarse, pasar hambre, frío, desnudez, y como a pesar de todo esto no dejo de hacer la obra, entonces a todo esto se le suma la preocupación por las iglesias, por la gente que amaba.

A leer todo esto que puede parecer una queja, es importante tener en cuenta que en el verso 23 dice (como si estuviera loco hablo) Y en el verso 17 antes de hacer toda está lista de terribles calamidades también dice:

2 Corintios 11:17 Lo que hablo, no lo hablo según el Señor, sino como en locura, con esta confianza de gloriarme.

Y la razón de hablar de esta manera es que había otros que criticaban su ministerio, que aún le estaban enseñando cosas malas a sus discípulos, con el pretexto de qué eran los super siervos de Dios, y por esta razón el apóstol les cuenta a sus discípulos todo lo que él ha pasado por causa del Evangelio… Para que ellos dejaran de creer en estos falsos ministros y creyeran en él, y en las palabras que él decía como verdadero siervo de Dios.

Y la evidencia más clara de qué no era una queja, que al mismo tiempo es evidencia de su fe auténtica, es lo que él dice en el capítulo dos respecto de todas esas tribulaciones…

2 Corintios 4:16–18 Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. 17Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; 18no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.

El apóstol entiende que todas estas circunstancias difíciles están diseñadas para destruir todos esos conceptos y valores completamente equivocados, que nos hacen esclavos del mundo.

Y por eso dice que eso que ha vivido, que a nosotros nos parecería terrible, para él ha sido una leve tribulación momentánea, que está produciendo en su vida un excelente y eterno peso de gloria.

Es obvio que el apóstol no está evaluando su vida de acuerdo a los conceptos y valores del mundo, no está hablando de que obtuvo más riquezas, o más poder, sino de qué está avanzando de acuerdo a las promesas y los propósitos que Dios tiene para el bajo el Nuevo Pacto.

Y nos anima a hacer lo mismo, cuando dice que no debemos mirar las cosas que se ven, las temporales, sino las que no se ven que son eternas.

Inclusive habla de qué su hombre exterior se desgasta lo cual representa un deterioro en su salud, y hay que tener mucho cuidado con esto, porque es un engaño muy grande pensar que si nuestra salud se deteriora, entonces nuestra relación con Dios no está trayendo beneficios.

Pero si por causa de nuestra mala salud el hombre interior se va fortaleciendo entonces si estamos obteniendo verdadera ganancia.

Ocurre igual si nuestras finanzas bajan, o si en el trabajo, o si en la familia tenemos problemas… Esas circunstancias difíciles no son las que determinan si tenemos una buena o mala vida, ni tampoco determinan si tenemos una buena o mala relación con Dios, porque todas esas cosas son sólo instrumentos para algo mucho más valioso, para obtener el eterno peso de gloria que es en realidad el conocimiento de Dios.

La semana pasada decíamos que no hay nada tan importante como la confianza en Dios, y es cierto… Pero la confianza en Dios no puede crecer si no crece nuestro conocimiento de Dios.

Es por esto que aunque bajo el viejo pacto se prometían riquezas, salud, prosperidad, como consecuencia de obedecer a Dios… De todos modos lo más importante era obtener el conocimiento de Dios.

Y por eso en medio de un pasaje que habla de las calamidades más espantosas para el pueblo de Israel, aunque el pasaje también aclara que todos los pueblos son iguales de incrédulos, en medio de todas estas tribulaciones, aún después de decir que serán tantos los muertos que no habrá quien los recoja, el Señor dice lo siguiente:

Jeremías 9:23 al 24 Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. 24Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová.

Al decir esto pareciera estar cambiando completamente de tema, pero no es así, porque al comienzo del pasaje aclara que todas esas espantosas tribulaciones vienen como consecuencia de no obedecer la ley de Dios… Y no obedecer la ley de Dios es consecuencia de no conocer a Dios.

Y como el problema es que nosotros cuando estamos en situaciones difíciles en lo primero que pensamos es en que las circunstancias cambien y mejoren… Por esto Dios insiste en que la verdadera solución está en el conocimiento de Dios.

Creemos necesitar que mejoren nuestras finanzas, pero en realidad necesitamos conocer más a Dios. Creemos necesitar que nuestra situación sentimental se arregle, pero en realidad necesitamos conocer más de Dios, creemos necesitar que nuestra salud mejore, pero en realidad necesitamos conocer más a Dios, etc.

De hecho muchas veces cuando pasamos situaciones muy difíciles, no es raro que pensemos que Dios está siendo duro y falto de misericordia con nosotros, y por eso sufrimos como sufrimos. Pero contrario a eso el pasaje dice, que cuando conocemos a Dios conocemos que ha sido misericordioso, sin dejar de juzgar con justicia.

Para explicar esto siempre uso el mismo ejemplo, y es de qué si una persona se acerca a Satanás, esa persona entre más cerca este de Satanás más buena se creerá… Pero cuando una persona se acerca y conoce a Dios, entre más conoce a Dios más logra ver su propia maldad, lo cual lo lleva a entender que Dios ha sido en extremo misericordioso y paciente con nosotros.

Cuando alguien se acerca a un falso Dios es decir a Satanás, qué es igual a decir que cuando alguien vive un cristianismo deformado por las malas doctrinas… Cree que por la forma en que vive merece muchas cosas. Pero cuando alguien se acerca al verdadero Dios, sabe que no merece absolutamente nada, y al mismo tiempo sabe que va a recibir de Dios lo necesario gracias a su misericordia.

Este conocimiento de Dios que debemos obtener al evaluar nuestra vida de forma sabía, es algo que ningún auténtico cristiano debe dejar de recibir; ¿por qué? Porque parte fundamental de las promesas del Nuevo Pacto, incluyen que absolutamente todos los verdaderos hijos de Dios obtendrán el conocimiento de Dios. Y si alguien no está obteniendo el conocimiento de Dios entonces no es un hijo de Dios. La escritura dice así:

Hebreos 8:10 al 12 Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, Y sobre su corazón las escribiré; Y seré a ellos por Dios, Y ellos me serán a mí por pueblo; 11 Y ninguno enseñará a su prójimo, Ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor; Porque todos me conocerán, Desde el menor hasta el mayor de ellos. 12Porque seré propicio a sus injusticias, y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades.

A pesar de ser un pacto con el pueblo de Israel, la escritura dice que nosotros estamos incluidos como ministros competentes del Nuevo Pacto. Según esto, todos los que están involucrados con Dios bajo el Nuevo Pacto deben conocer al Señor, y deben anunciar al Señor.

La razón de esto no es sólo la promesa de que así debe ser, si no que aunque no es muy claro en este pasaje pero en muchos otros sí, es que todos aquellos cambios que necesita nuestra vida, mal carácter, pesimismo, ambición, malicia, corrupción, temor, insatisfacción, infidelidad, tacañería, idolatría, etc. Todo lo que necesita ser cambiado, cambia sólo como consecuencia de conocer al Señor y de conocer los planes que tiene con nosotros.

Leímos la semana pasada cuál fue la respuesta del Señor Jesús a aquellos hombres que reconociendo su pecado querían cambiar. Dice así:

Juan 6:28–29 Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? 29Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado.

Todo lo que necesitamos para cambiar todo lo que está mal en nosotros, y para aprender a hacer todo lo que debemos hacer, es confiar en Jesús… Pero para confiar en Jesús el cual es Dios, es indispensable primero conocerlo.

Es muy importante entender que la clave está en cambiar porque confío en Dios, porque si miramos a la gente del mundo la gente del mundo también cambia… Pero no es lo mismo que un hombre le sea fiel a su mujer porque confía en el amor de Dios, a que un hombre le sea fiel a su mujer porque la ama o porque le tiene miedo a ella. Tampoco es lo mismo que una persona sea a generosa por causa de su ego para dar una buena imagen, a que una persona sea generosa por qué Dios le ha motivado a serlo, etc.

Es por esto mismo que me gusta aclarar: La gente mala que no confía en Dios se va a ir para el infierno, y la gente buena que no confía en Dios también se va para el infierno, porque el peor de todos los pecados que un ser humano puede cometer es no confiar en Dios.

¿PERO QUÉ ES EL CONOCIMIENTO DE DIOS?

Cuando hablamos del conocimiento de Dios algunos confunden este conocimiento de Dios con el conocimiento de la escritura. Ciertamente la escritura nos puede ayudar, y dar pautas para conocer a Dios, pero el conocimiento de Dios es mucho más que el conocimiento de la escritura.

De hecho conozco personas que conocen la escritura, que la han memorizado toda, pero al hablar con ellos se nota su falta de conocimiento de Dios. ¿Por qué? Porque es similar a cuando una persona lee la biografía de alguien, puede ser una biografía muy completa, sin embargo esta persona nunca ha tenido un encuentro personal, nunca ha tenido tratos con esta persona de la cual ha leído tanto, por lo tanto no puede decir que la conoce, sólo puede decir que tiene cierta información acerca de ella.

El verdadero conocimiento acerca de Dios es muy similar al conocimiento que nosotros obtenemos de las personas a través de relacionarnos con ellas.

Seguramente usted se relaciona y conoce personas que casi siempre llegan tarde, de tal manera que cuando tiene alguna cita y esta persona no llega a tiempo, usted sabe que todo está dentro de lo normal para esa persona. Lo milagroso o extraño es que llegara a tiempo.

Me imagino que también debe conocer personas que no pagan a tiempo sus deudas o definitivamente no pagan en ninguna fecha. Seguramente también debe conocer a algunas personas que no cumplen sus promesas, aunque juran y re juran que esta vez sí cumplirán.

Por supuesto también debe conocer personas que si son puntuales, que pagan a tiempo cada uno de sus compromisos, que cumplen sus promesas, etc.

Ahora, este conocimiento de las personas no viene solamente producto de lo que nos cuentan de ellas, de hecho a veces nos dan información completamente errada y nos formamos conceptos equivocados.

Tampoco este conocimiento viene solo producto de la conversación con estas personas, pues también puede ocurrir que estas personas no sean sinceras y nos llenen de cuentos, haciéndonos creer que son lo que en realidad no son.

Es por esto que la fuente de información más acertada a la que debemos recurrir, es a las relaciones que tenemos con estas personas, a los tratos que tenemos con ellas, a los negocios, y aún a los juegos… El dicho dice: “En la mesa y en el juego se conoce al caballero”

La razón de este dicho es que las personas cuando están frente a algo que ellos consideran realmente valioso, manifiestan lo que realmente ellos son.

Hay personas que parecen muy decentes y muy calmadas hasta que se enfrentan a una situación donde hay poca comida y muchos comensales… Y entonces se le sale el cobre, y sin ningún tipo de respeto, sin ninguna pena, y exentos de todo tipo de cortesía, de generosidad y de buenos modales, se lanzan sobre la comida como si estuvieran prácticamente muriéndose de hambre.

Igualmente hay otros que en el juego o en los deportes cuando están perdiendo, también se les sale el cobre, y entonces comienzan a hacer trampa, a tornarse agresivos, a hacerse los heridos, es decir son capaces de hacer cualquier cosa deshonesta con tal de tratar de ganar.

Y qué decir respecto del dinero; lo que la gente hace por y con el dinero eso si que nos muestra lo que en realidad son las personas.

Resumiendo podemos decir que conocemos a la personas por lo que otros nos dicen de ellas, por lo que las personas nos dicen directamente, pero la mejor fuente de información es decir la más fidedigna es la información que recibimos producto de relacionarnos con estas personas.

Recuerdo que en cierta ocasión me pidieron el favor de proveer sonido para una reunión, y la persona a la que le iba a hacer el favor consultó acerca de mí a otra persona que me conocía hacía más de quince años. Esta persona le contestó: “Si él te dijo que colocaba el sonido, el coloca el sonido”

La diferencia entre el que consultó y el consultado estaba en la relación, uno apenas me conocía, pero con el otro llevaba más de quince años trabajando en el misterio.

Por eso no hay duda que nuestro conocimiento de Dios se obtiene de la misma manera: De vivir la vida relacionándonos con él. Pero no podemos ignorar que para comenzar a relacionarnos con Dios lo primero que necesitamos es que alguien nos hable de él.

1. Lo que otras personas nos dicen acerca de Dios.

El problema que podemos tener, es que podemos recibir tanto buena como mala información, y eso dependerá de si la persona que nos está hablando de Dios, lo conoce verdaderamente o no.

Alguna vez hablando con una vendedora de un almacén, ante ciertas cosas que yo le decía ella sólo me contestaba; “yo sólo sé que creó en El” lo cual suena muy bonito, pero cuando yo le preguntaba; ¿cómo sabes que lo que crees de ÉL es lo correcto? No sabía qué contestar.

Y luego para apoyar ciertas cosas que ella creía, mencionó la letra de una canción como evidencia de la verdad… No sólo me sorprendió que no usara la escritura para respaldar su creencia, sino que una canción fuera el soporte de lo que creía…

La actitud de esta señora muestra un problema básico y es que muchos creen de Dios sólo lo qué han oído en sus iglesias, sin ser conscientes de que pueden recibir tanto buena como mala información. Es decir es un error creer todo lo que dice cualquiera que enseña acerca de Dios, si no nos tomamos el trabajo de revisar en la escritura si estas cosas son ciertas o no.

Al oír esto, esta señora uso otro de los argumentos que es muy común; el de los resultados.

Este error es todavía más serio que el anterior, pues obviamente los resultados le dan mucho más fuerza a nuestras creencias. El problema es que la gente evalúa esos resultados de acuerdo a los objetivos que ellos tienen, y no de acuerdo a los objetivos de Dios. Es decir nuevamente ignoran lo que dice Dios en su palabra.

Y eso es lo que esta señora y otros muchos piensan… “Yo creo y me ha funcionado”. Cuando ella me dijo eso yo le pregunté: ¿Por qué la gente cree en los brujos? Porque les funciona.
¿Porque la gente engaña a otros para hacer dinero? Porque les funciona.
¿Por qué otros son infieles para divertirse? Porque les funciona.
¿Porque la gente dice mentiras para vivir sin responsabilidades? Porque les funciona.
¿Por qué hay gente que enseña malas doctrinas para obtener dinero? Porque les funciona
¿Por qué hay gente que abusa de su autoridad para manipular a otros? Porque les funciona
¿Por qué hay hijos que no respetan a sus Padres para tener libertad? Porque les funciona
¿Por qué hay mujeres que no se sujetan a sus maridos para hacer lo que les da la gana? Porque les funciona.

Y entonces porque todas estas cosas funcionan… ¿Son buenas? Por supuesto que no.

Más aún: Cuando llegue el final de nuestra vida y estemos ante la presencia de Dios, que será lo importante; ¿Que las cosas nos funcionaron como nosotros queríamos, o que se hicieron como Dios quería?

Respecto de los resultados bajo el viejo pacto el Señor hizo una advertencia que sigue vigente hasta el día de hoy.

Deuteronomio 13:1–3 Cuando se levantare en medio de ti profeta, o soñador de sueños, y te anunciare señal o prodigios, 2y si se cumpliere la señal o prodigio que él te anunció, diciendo: Vamos en pos de dioses ajenos, que no conociste, y sirvámosles; 3no darás oído a las palabras de tal profeta, ni al tal soñador de sueños; porque Jehová vuestro Dios os está probando, para saber si amáis a Jehová vuestro Dios con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma.

Así como esto, hay muchas cosas que funcionan de acuerdo nuestros objetivos, mientras nos alejan cada vez más de Dios. Por lo tanto no importa lo que la gente diga de Dios o de la vida cristiana, así funcione, si no está de acuerdo con la escritura no debe ser aceptado.

2. Lo que Dios dice de sí mismo

La siguiente fuente de información para conocer a Dios son precisamente las escrituras. En ellas Dios nos está diciendo quién es él y que es lo que él desea, y a diferencia de lo que puede pasar con las personas Dios no nos miente. Además el Señor Jesús dijo:

Juan 5:39 Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí;

Por lo tanto debemos escudriñar las escrituras, meditar en ellas, descubrir los secretos de Dios escondidos en ellas, sus propósitos para nosotros, los métodos que Dios usará para cumplir esos propósitos, también debemos buscar la verdadera escala de valores que debe regir nuestra vida y objetivos, los buenos testimonios de quienes caminaron con Dios, y los malos también para no hacer lo mismo, etc.

Sin embargo aunque la fuente de información, las escrituras, es una fuente confiable que ha sido protegida por Dios hasta nuestro tiempo para que podamos recurrir a ella, también es cierto que uno de los principios de la comunicación que es muy importante dice que; una cosa es lo que dice el emisor y otra lo que entiende el receptor por causa de la interferencia.

¿Cuál es la interferencia que hace que al ir a la escritura, no entendamos con precisión lo que Dios quiere decir, sino otras cosas?

La interferencia está en nuestro corazón, y es la obstinación de andar en nuestros caminos, por la obstinación de creer que nuestros caminos son mejores que los de Dios.

Eso ha hecho que muchos malinterpreten las escrituras desvirtuando lo que Dios dice acerca de si mismo; por esta razón si una persona no está dispuesta a renunciar a lo que quiere y a lo que sueña, entonces no podrá entender lo que Dios dice acerca de el mismo.

Cuando estoy hablando de renunciar a lo que una persona quiere o sueña, a lo que en realidad me estoy refiriendo es a que esa persona debe estar dispuesta a dejar de hacer todo aquello que la palabra de Dios le muestre como malo, e igualmente debe estar dispuesto a hacer lo que la palabra le muestre como bueno.

¿Y qué es lo que llevaría a una persona a tener esta actitud de obedecer lo que la palabra de Dios diga? Sólo una cosa: La confianza en el amor de Dios. Cuando una persona confía en el amor de Dios esta persona acepta la dirección que Dios le da a través de su palabra. Dios ordena, Dios pide, Dios manda, nosotros obedecemos…

3. Esa sí es una relación personal con Dios.

Pero cuando una persona dice que cree en Dios pero no le hace caso, cuando una persona dice que cree en las escrituras pero ni siquiera las lee, y aun cuando una persona estudia las escrituras pero no hace lo que entiende que Dios le dice que debe hacer, esta persona no tiene una buena relación personal con Dios.

Más aún; cuando una persona ora mucho, pero por más tiempo que dedica a la oración no tiene en cuenta lo que la escritura dice acerca de Dios y sus planes con ella, aunque esta persona ore mucho, no tiene una buena relación personal con Dios, porque no le escucha, y si no le escucha, por supuesto no podrá obedecerle, y si no le obedece es imposible que le pueda conocer.

Uno de los ejemplos que he usado a través de los años para hablar de Jesucristo es decirle a la gente: Imagínese que yo tengo aquí una fruta que tú no conoces; ¿cómo hago yo para que tú sepas a que sabe la fruta si su sabor no es parecido a ninguna otra fruta? Podemos hablar mucho tiempo acerca de esa fruta, donde es cultivada, cómo es cultivada, su forma o su color, pero lo único que resolverá el asunto es que la pruebe.

Igualmente podemos con la gente hablar muchísimo acerca de Jesucristo, podemos contarle nuestras experiencias, podemos hablarle de profecías y de muchísimas cosas, pero si la persona no prueba, sino tiene un trato personal, no podrá conocer a Dios.

Cuando comencé mi vida cristiana fue prácticamente lo único que entendí; “he vivido sin tener en cuenta a Dios, ellos me dicen que este es Dios, yo voy a probar haciéndole caso en lo que dice, y voy a corroborar en mi propia vida si es Dios real o si no lo es”.

Y entonces a través del tiempo uno conoce por ejemplo la fidelidad de Dios al suplir nuestras necesidades. Como también puede uno llegar a conocer la seriedad de Dios respecto a nuestras malas actitudes, que conllevan malas acciones, Etc.

Este deseo de obedecer a Dios producto de la confianza que tenemos en El, es algo que debe mantenerse durante toda nuestra vida, para poder seguir aumentando nuestro conocimiento de Dios.

Sí en algún momento, y suele ocurrir, perdemos de vista la importancia de hacer la voluntad de Dios, entonces también nos perderemos de la oportunidad de conocer más a Dios.

Comenzando mi vida cristiana, una de las cosas que Dios debía sanar era mi mala relación con mi madre. Recuerdo que un día después de hablarle de manera grosera entre furioso a mi cuarto y cuando fui a correr la cama me di un golpe supremamente doloroso… ¿Qué pensamiento vino a mi mente?

Pues entendiendo con claridad lo que Dios deseaba respecto de la relación con mi madre el golpe fue un jalón de orejas. Para mí fue supremamente claro que Dios a través de ese golpe me mostraba lo equivocado de mi actitud.

De la misma manera muchas otras veces he visto como Dios me permite disfrutar de cosas agradables para mostrarme que le agrada mi actitud.

Y en mi caso, gracias a estar activamente involucrado en el ministerio, la bendición de conocer a Dios a través de los tratos con él, se multiplica muchas veces gracias a lo que vemos en las vidas de nuestros discípulos.

Saben ustedes por ejemplo cuántas veces hemos visto que los jóvenes se casan, se olvidan de Dios y al pasar el tiempo sus matrimonios se destruyen. Al principio a ellos les parece que no está pasando nada grave, pero con el tiempo se van perdiendo los valores, se va perdiendo el temor de Dios, y tarde o temprano terminan haciendo cosas que destruyen sus matrimonios.

Respecto del área financiera, yo recuerdo que cuando me atrasaba con Dios, el también se atrasaba, y cuando era puntual él también lo era. Pero saben ustedes cuántos años llevó viendo que la gente que es fiel con Dios, Dios la próspera. Como muchas veces he visto que dejan de ser fieles y comienzan a aparecer una serie de gastos o de daños, y de una u otra forma Dios a través de las circunstancias muestra lo que piensa acerca de lo que hacemos.

Pero para no perderse de todo lo que Dios nos comunica a través de las cosas que él hace a nuestro alrededor, tenemos que mantener ese deseo genuino de hacer la voluntad de Dios. Cuando perdemos ese deseo dejamos de evaluar adecuadamente las circunstancias.

Y cuando no revisamos a la luz de las escrituras lo que estamos haciendo, cuándo no revisamos aún cuando las circunstancias se tornan supremamente difíciles, entonces, aunque no nos demos cuenta, estamos pidiendo a Dios que traiga fuertes disciplinan sobre nuestra vida.

Pero el problema es que esas disciplinas aunque sean programadas por Dios, no aseguran que logremos aprender más de Dios, pues puede ocurrir que en nuestra obstinación por nuestra falta de confianza en Dios, terminemos resentidos contra Dios pues al no reconocer nuestros pecados lo veremos a él como injusto.

Pero si nuestra actitud es buena, ese continuo deseo de hacer la voluntad de Dios nos permitirá aumentar nuestro conocimiento de Dios a través de todas las cosas que suceden a nuestro alrededor. Y entonces conoceremos el amor, la paciencia, la justicia, la misericordia y el poder de Dios, y todo esto nos permitirá descansar verdaderamente en él.

CONFIRMANDO LO QUE ESTÁ EN NUESTRO INTERIOR

El pasaje que leímos dice que ninguno le enseñará a su hermano a conocer al Señor porque todos le conocerán: ¿Qué significa esto?

Cuando el apóstol Pedro al ser preguntado por Jesús acerca de quién era él, contestó: “tú eres el Cristo” Ante esta respuesta el Señor Jesús dijo:

Mateo 16:17 Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.

Notemos en primer lugar que aunque Jesús había insistido varias veces en que él era el Cristo, cuando Pedro responde acertadamente, Jesús lejos de decir que gracias a su continua insistencia de decir que él era el Cristo, por fin Pedro entendió. Contrario a esto dijo que el entendimiento de esta verdad provenía del Padre celestial.

El apóstol Pablo hablando de este conocimiento de Dios nos enseña:

2 Corintios 4:3 al 4 Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; 4en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.

El apóstol Pablo, al igual que debemos hacer nosotros está aceptando el ministerio de enseñar a los demás acerca de Jesucristo, pero cuando piensa en los resultados de sus acciones, está diciendo que hay quienes no logran escuchar la predicación del evangelio porque el Dios de este siglo, Satanás, los tiene embrutecidos, de tal manera que no logran entender, mucho menos creer en el evangelio.

Cuando uno se encuentra con personas de esta clase, más que insistir en buscar aclararles el evangelio lo que hay que hacer es orar para qué Dios teniendo misericordia de ellos les abra el entendimiento, y puedan reconocer la verdad del evangelio. El apóstol Pablo continúa diciendo…

2 Corintios 4:6 Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.

El explica que este conocimiento ha llegado gracias a la presencia de Dios en su vida, que le permite reconocer la gloria de Dios en la persona de Jesucristo.

Dios a todo aquel que está dispuesto a hacer su voluntad le habla a través de su Santo Espíritu, pero la persona especialmente al comienzo no entiende con claridad qué es lo que está pasando.

¿Pero qué pasa si esa persona a la que Dios le ha hablado, por ver su disposición, esa disposición le lleva a leer las escrituras?

Pues la lectura de las escrituras le confirmara lo que Dios ya le habló a su interior. Lo mismo sucede cuando esta persona asiste a una iglesia de sana doctrina, la predicación le confirmará lo que Dios le ha colocado en su corazón, e igualmente pasa a través de las circunstancias, las circunstancias le confirmaran lo que Dios le está hablando a su corazón, y es de esta manera que vamos aumentando nuestro conocimiento de Dios.

Proverbios 1:7 El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza.

Ese temor reverente que debemos tener con Dios, es el que nos lleva a obedecerle como consecuencia a conocer cada vez más… Oremos. Dice la escritura:

Proverbios 1:20 La sabiduría clama en las calles, Alza su voz en las plazas; 21Clama en los principales lugares de reunión; En las entradas de las puertas de la ciudad dice sus razones. 22¿Hasta cuándo, oh simples, amaréis la simpleza, Y los burladores desearán el burlar, Y los insensatos aborrecerán la ciencia? 23 Volveos a mi reprensión; He aquí yo derramaré mi espíritu sobre vosotros, Y os haré saber mis palabras. 24Por cuanto llamé, y no quisisteis oír, Extendí mi mano, y no hubo quien atendiese,25Sino que desechasteis todo consejo mío Y mi reprensión no quisisteis,26También yo me reiré en vuestra calamidad, Y me burlaré cuando os viniere lo que teméis;27Cuando viniere como una destrucción lo que teméis, Y vuestra calamidad llegare como un torbellino; Cuando sobre vosotros viniere tribulación y angustia.28Entonces me llamarán, y no responderé; Me buscarán de mañana, y no me hallarán.29Por cuanto aborrecieron la sabiduría, Y no escogieron el temor de Jehová,30Ni quisieron mi consejo, Y menospreciaron toda reprensión mía,31Comerán del fruto de su camino, Y serán hastiados de sus propios consejos.32Porque el desvío de los ignorantes los matará, Y la prosperidad de los necios los echará a perder;33Mas el que me oyere, habitará confiadamente Y vivirá tranquilo, sin temor del mal.

Continua…..

¿Sabías qué?

La iglesia es una entidad sin ánimo de lucro, por esta razón para funcionar dependemos primeramente de Dios, y de las ofrendas, donaciones o contribuciones que sus miembros, amigos o simpatizantes quieran hacer, lo cual, si Dios lo coloca en tu corazón puedes hacer a través de las siguientes opciones.

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