MIRAD CUAL AMOR – PARTE 3

Antes y después de la hazaña de David la pregunta del rey Saul era sólo una: ¿De quién eres hijo? Como si eso fuera lo único importante. Pero: ¿Es realmente importante de quien seamos hijos?

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MIRAD CUAL AMOR – PARTE 3

IMPORTANTE ES LA NATURALEZA

I. INTRODUCCIÓN

1 Samuel 17:57 Y cuando David volvía de matar al filisteo, Abner lo tomó y lo llevó delante de Saúl, teniendo David la cabeza del filisteo en su mano. 58Y le dijo Saúl: Muchacho, ¿de quién eres hijo? Y David respondió: Yo soy hijo de tu siervo Isaí de Belén.

Antes y después de la hazaña de David la pregunta del rey Saul era sólo una: ¿De quién eres hijo? Como si eso fuera lo único importante. Pero: ¿Es realmente importante de quien seamos hijos?

Por supuesto que es supremamente importante saber de quién somos hijos, pero no me estoy refiriendo para nada en el plano natural, sino en el sobrenatural. Y en plano sobrenatural solamente hay dos opciones. La escritura dice:

1 Juan 3.10 En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios.

Y cualquiera de las dos, hijos de Dios o hijos del diablo, esa paternidad va a estar muy por encima de quien seamos nosotros, y de quien haya sido nuestro padre terrenal.

Es decir no importa si nuestro padre fue un buen o mal padre, si fue rico y poderoso o un miserable, si fue un sabio o un bruto, y tampoco importa si nos dio buena o mala vida… Porque por encima de todas esas cosas, lo que va afectar nuestro comportamiento durante toda la vida, es nuestra paternidad espiritual.

Esa paternidad espiritual implica una naturaleza, y esa naturaleza es la que va determinar nuestro comportamiento.

Los que no son hijos de Dios ignoran esto por completo, es decir no saben de quién son hijos, y tampoco entienden la influencia los mantiene esclavos del pecado.

Y contrario a ellos, el ser hijos de Dios, al tener como dice la escritura naturaleza divina, eso nos permitirá comportarnos como verdaderos hijos de Dios.

Por supuesto debemos tener en cuenta que un Padre que tiene hijos, no todos los hijos son iguales, ni tienen todos los mismos dones talentos u oportunidades, porque Dios tiene un plan diferente para cada uno de nosotros.

Pero aunque haya todas estas diferencias entre los hijos de Dios, de todos modos, si hay objetivos que son comunes a todos nosotros, como ser santos, o cómo anunciar las virtudes de nuestro salvador, y por lo tanto también hay ciertos rasgos o características que nos identifican como hijos de Dios.

Es como decir; que todas las ovejas son todas diferentes. Pero el comportamiento de las ovejas es completamente diferente al de los lobos. ¿Por qué? Porque son una especie diferente.

Para hacer énfasis en está importantísima verdad, de que la clave del cristianismo está en quien es nuestro padre, porque eso define la naturaleza que tenemos, encontramos a Jesús diciendo cosas que a la gente del mundo le parece locura. Como por ejemplo:

Juan 8.23 Y les dijo: Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo.

Esto lo dijo Jesús para hacer énfasis en que los hombres son pecadores, y que no podrán dejar sus pecados porque ellos son de abajo. Porque son de este mundo. Sin embargo hay solución:

Juan 8.24 Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis.

Insiste en que hasta el final de sus días serán pecadores… Porque no han querido creer que Jesucristo es Dios. Que es igual a decir; que sólo confiando en Jesucristo, para que a través del nuevo nacimiento cambie su naturaleza, y puedan dejar sus pecados.

Opuesto a esto, en el mundo el énfasis que se hace para cambiar el mal comportamiento está en el esfuerzo personal, en la fuerza del carácter, en pensar positivo, en técnicas de superación, en un control abusivo sobre los demás para obligarlos a cambiar, y en muchas otras cosas más, que todas dependen de la capacidad de los hombres.

Por supuesto también es cierto que la gente sin Cristo puede cambiar. De hecho hay gente que cambia para mal, volviéndose terroristas o asesinos. Y hay otros que cambian para bien volviéndose religiosos o filántropos…

Sin embargo; estos cambios jamás se acercaran a lo que Dios es capaz de hacer en la vida de aquel que confía en él, pues Dios no sólo cambia nuestra naturaleza y nuestro comportamiento, sino algo muchísimo más importante. Dios cambia nuestro corazón, del cual dice la escritura que mana la vida.

Esta verdad de que la clave de nuestro comportamiento depende de nuestra naturaleza, se enseña muchas veces en la escritura, siendo un asunto fundamental de las promesas del Nuevo Pacto. Y por esto el Señor Jesús lo enseño de diferentes maneras, una de ellas fue diciendo:

Lucas 6:43 No es buen árbol el que da malos frutos, ni árbol malo el que da buen fruto.

Es decir: El fruto de cada árbol depende de la clase de árbol que es. La naturaleza del árbol define el fruto, y a la inversa, el fruto nos puede decir de que naturaleza es el árbol.

El Señor Jesús repitió este principio en varias ocasiones, después de hablar de un buen o un mal comportamiento, para no dejar duda de que la razón de ese buen o mal comportamiento depende de la naturaleza del árbol.

Si revisamos estos pasajes podemos a través de ellos evaluar la clase de naturaleza que hay en nuestra vida. Y vamos a hacerlo comenzando con un pecado muy común, con el de juzgar mal, condenar y no perdonar a los demas. Dice así:

Lucas 6:37 No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados.

A algunos les han enseñado que es pecado juzgar, especialmente cuando ha podido ver el mal comportamiento de sus padres o de sus pastores…. Pero la verdad es que todos los cristianos, tenemos la necesidad y la obligación de juzgar o discernir el comportamiento de las personas, incluido el nuestro.

Estos juicios son necesarios para poder hacer la voluntad de Dios, frente a lo que otros han hecho, o frente a las diferentes situaciones que nos rodean.

Por lo tanto no hay duda, que lo malo no es juzgar, sino juzgar mal. Porque cuando juzgamos mal el comportamiento de una persona, podemos gracias a ese mal juicio condenar a quien ha actuado bien, como también podemos felicitar a quien ha actuado mal… Y en ambos casos nuestro mal juicio, no nos permitirá hacer la voluntad de Dios, lo cual no es bueno ni para nosotros ni para los demás.

A la pregunta: ¿De dónde salen los chismes, la mala información o las críticas destructivas? La respuesta es; de los malos juicios.

Esto por supuesto es un pecado muy serio, porque daña las relaciones personales, daña el buen nombre de las personas, y esto es completamente contrario al amor de Dios que debemos tener por los demás…. Y quién falta al amor así pueda ser una maravilla en muchas cosas, está grave delante de Dios.

Sin embargo este pecado del mal juicio abunda en nuestras relaciones personales. Nos dicen algo, y con esa información confrontamos a aquella persona de la cual nos hablaron… Eso en el mejor de los casos, porque muchas veces esos malos comentarios los oye todo el mundo menos la persona implicada.

Y además; cuando confrontamos a las personas, muchas veces ni siquiera comenzamos preguntando, si la información que nos dieron es cierta o es falsa… Sino que dando por cierta una información que no podemos corroborar terminamos haciendo mal.

Y a esto le podemos añadir que no faltan los que piensan que tienen un sexto sentido infalible, el cual usan para dar fuerza a sus argumentos… Por eso escuchamos cosas como: “Es que yo sabía que tú” “Es que yo sé que eres así” “Es que me dio un pálpito que me confirmó tu mala intención” Etc.

Y por esto el Señor Jesús, compara estos malos juicios con los cuales nos relacionamos con los demás, como cuando un ciego está tratando de guiar a otro ciego.

Lucas 6.39 Y les decía una parábola: ¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo?

Donde debemos entender que un mal juicio no nos ayuda, ni tampoco puede ayudar a la persona con la que nos estamos relacionando. El Señor continúa su enseñanza acerca de los malos juicios diciendo:

Lucas 6.40 El discípulo no es superior a su maestro; mas todo el que fuere perfeccionado, será como su maestro.

Y aunque parece cambiar de tema, no es asi. Más adelante podemos ver que sigue hablando de los malos juicios al mencionar el asunto de la viga y la paja.

La pregunta es: ¿Porque Jesús dice que el discípulo no es superior a su maestro, y que aun cuando el discípulo se perfecciona de todos modos no llegará a ser superior a su maestro? Y más aún: ¿Que tiene que ver esto con los malos juicios?

Además lo que dice parece ser equivocado, porque hay muchos maestros que atestiguan que sus discípulos los han superado. Lo cual podría darles autoridad para juzgar aun a sus maestros. Sin embargo en el reino de los cielos no funciona así, y lo entendemos cuando entendemos quien es nuestro maestro.

El Señor Jesús en cierta ocasión hablando del pecado del orgullo dijo:

Mateo 23.8–11 Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos. 9Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos. 10Ni seáis llamados maestros; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo. 11El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo.

Dice que si queremos ser llamados maestros, estamos graves porque nuestro maestro es Cristo y todos somos hermanos. Es decir; ese deseo de querer ser reconocido como pastor, predicador o como maestro, es una clara muestra de un orgullo que lleva a menospreciar a Dios como el maestro.

El mismo pecado pero a la inversa es llamar padre nuestro a alguien en la tierra, cuando nuestro verdadero Padre es Dios… Es decir; nuevamente equivocados dándole más valor a los hombres que a Dios, lo cual es ofensivo. Y luego cierra la enseñanza diciendo:

Mateo 23.12 Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.

Lo cual nos muestra con claridad que todo esto es por causa del pecado del orgullo. Esto quiere decir, si volvemos al mensaje que Jesús está dando acerca del mal juicio, que cuando Jesús menciona…

Lucas 6.40 El discípulo no es superior a su maestro; mas todo el que fuere perfeccionado, será como su maestro.

Está relacionando el mal juicio con el pecado de orgullo, de creer ser lo que en realidad no es, de creer tener autoridad para juzgar, cuando en realidad lo que están tratando de hacer, es mostrarse superiores a los demás a través de estos malos juicios que hacen.

A veces puede ser algo inconsciente producto del menosprecio que han recibido lo largo de sus vidas. Porque cuando no tenemos problemas de aceptación, cuando reconocemos que somos pecadores delante de Dios, y otro se echa flores… Pues: “Alábate burro que no hay quien te alabe” Y no hay ningún problema… Pero si nos molesta que otro se alabe así mismo, es porque tenemos problemas de orgullo, y nuestra reacción va a ser juzgarlos, pero juzgarlos mal porque lo orgullo no deja hacer buenos juicios.

Y para mostrar la mala actitud y el mal método del orgulloso que hacen malos juicios, el Señor continúa diciendo:

Lucas 6.41-42 ¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?42¿O cómo puedes decir a tu hermano: Hermano, déjame sacar la paja que está en tu ojo, no mirando tú la viga que está en el ojo tuyo?…

Y puede sonar duro lo que voy a decir, pero cuando una persona producto de su orgullo juzga mal a otra, según las palabras del Señor, ella tiene una viga mientras que el otro una paja. Es decir el pecado del que está juzgando es mucho peor que el pecado de a quién están juzgando…

¿Si están escuchando bien? Cuando juzgamos mal a otra persona, ese pecado es más grave que el pecado de la persona que estamos juzgando.

Cuando a Jesús le trajeron una mujer adúltera para ser apedreada… La multitud pensaba tener derecho a apedrearla. Pero cuando el Señor les mando revisar sus vidas a ver si tenían la autoridad para matar a aquella mujer… Cuenta la escritura que no quedó ni uno solo.

Ahora: La escritura dice que para hacer un buen juicio, lo primero que debemos hacer es revisar toda la evidencia y al final sacar una conclusión.

Un mal juicio comienza sacando una conclusión, para luego buscar evidencias que sustenten esa conclusión. Es decir primero lo condenamos y luego buscamos como respaldar la condena.

Lo segundo que debe incluir un buen juicio, es revisar nuestra vida, como dijo Jesús; mirar la viga y sacar esa viga, para poder ver con claridad y hacer un juicio adecuado.

Por ejemplo: La mayoría de los malos trabajadores, de los perezosos cuando son jefes, es que son expertos en culpar a sus empleados hasta de los errores que ellos cometen. Y lo hacen porque como ellos no han pasado por la experiencia de corregir sus pecados, les es fácil condenar con dureza a los demás por no hacer lo correcto.

Es decir; para ellos es muy fácil hablar de lo que sus empleados deberían hacer, pero ellos no tienen ni idea de cuánto cuesta, porque no lo hacen. La escritura dice:

Mateo 23.4 Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas.

Es por esto que es necesario que primero revisemos nuestra vida para poder hacer un juicio justo.

Y lo tercero que incluye un buen juicio, es que debemos hablar en privado con la persona en cuestión. Es decir no debemos hablar de lo pecadora que es esta persona con los demás, y a la persona no decirle nada, o decírselo de último. No. La idea no es denigrar o dañar la imagen de esa persona, la idea es ayudarle, por eso debemos hablar con ella en privado.

Una aclaración: A veces las personas buscan un consejero para saber qué hacer con cierta persona. Eso no está mal, la escritura dice que en la multitud de consejeros hay sabiduría, por supuesto debemos saber a quién buscamos para ser dirigidos, y debemos asegurarnos que nuestra intención es conocer la voluntad de Dios, para ayudar y no para hacer mal a esta persona.

Cuando no hacemos un buen juicio, especialmente cuando no revisamos nuestra vida, se está haciendo evidente otro pecado que también es muy malo. ¿Cuál?…

Lucas 6.42 …Hipócrita, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja que está en el ojo de tu hermano.

La hipocresía. El hipócrita busca a través de los defectos de los demás aparecer como buena persona… Tienen un concepto tan pobre del sí mismos, que necesitan hundir a los demás para poder sentirse bien, y los malos juicios son una buena herramienta para su propósito.

Luego de que Jesús da estas enseñanzas y esta exhortación acerca de los malos y los buenos juicios es que dice:

Lucas 6:43 al 44 No es buen árbol el que da malos frutos, ni árbol malo el que da buen fruto. 44Porque cada árbol se conoce por su fruto; pues no se cosechan higos de los espinos, ni de las zarzas se vendimian uvas. 45El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.

Cuando Jesús da estas palabras después de hablar de esta clase de gente que hace esas cosas, está diciendo que lo que ellos hacen, es producto de lo que son.

Y por esto revisando las palabras de Jesús acerca del mal juicio, el orgullo, la hipocresía y la falta de perdón… podemos evaluar sí en verdad somos hijos de Dios.

Porque un auténtico hijo de Dios, no anda en esas cosas. Su naturaleza no le permite actuar de esa manera, su naturaleza no le permite hacer malos juicios, condenar a la gente, no perdonarla, ni actuar con altivez, con ceguera, o hipocresía.

Cuando alguien vive de esa manera, cuando el fruto de su vida son malos juicios, condenación, falta de perdón, orgullo, ceguera o hipocresía. Es porque no es un hijo de Dios, es porque es un mal árbol que simplemente da los frutos que su naturaleza le permite dar.

Ahora: Estas personas pueden tratar de componerse, o pueden cambiar por un breve tiempo, pero el resultado final será que su naturaleza ganará y por lo tanto volverán a caer en lo mismo.

La crítica el juicio, la condenación, el creerse buenos, el andar completamente ciegos, el actuar como hipócritas para aparentar ser lo que no son… Y pueden pasar años tratando de cambiar eso, pero sólo lo lograrán por ciertas épocas, y nuevamente la cosecha será la misma… !Necesitan cambiar su naturaleza!

Con esta clara información ya puedes preguntarte: ¿Qué eres tú? Pero aún así, algunos a ver las evidencias de que son un mal árbol, precisamente por ser malos árboles trataran de justificarse…

Y cuando son corregidos, casi siempre responden a quien los está corrigiendo…”Es que como usted es están bueno” “Es que como usted se cree santo” Y de esta manera atacando a quien los está corrigiendo buscan negar la verdad… Pero cuando Jesús dice:

Lucas 6:44 Porque cada árbol se conoce por su fruto; pues no se cosechan higos de los espinos, ni de las zarzas se vendimian uvas.

Es como si estuviera diciendo, no se engañen. Si está dando cocos no crea que es papayo. Si están en juicio, crítica, condenación, orgullo, ceguera e hipocresía, desobedeciendo a aquel que llaman Señor, no se crean hijos de Dios.

Ahora; no estamos hablando de aquel que se le fueron las luces y juzgo mal. Y por supuesto se arrepintió, se dolió, pidió perdón y restituyó. No. Los auténticos cristianos de vez en cuando podemos hacer un mal juicio… Pero apenas entendemos nuestro pecado; nos humillamos, nos arrepentimos, pedimos perdón, restituimos si es el caso, y si es posible.

Estamos hablando de aquel que lo hace o una y otra vez, cómo cosechas en su vida. De aquel que cada vez que se ve amenazado por lo que hace, porque su comportamiento se ha hecho evidente ante los demás, se defiende de la misma manera. Juzgando, criticando, etc. Y ni siquiera pide perdón cuando es descubierto, o se hace el loco como si no hubiera sido él.

El buen árbol en este contexto, dice en un verso que me salté:

Lucas 6.38 Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.

Es aquel que gracias a su andar en la voluntad de Dios, es generoso, misericordioso, justo, buscando genuinamente el bienestar de los demás, considerándolos como dice el apóstol; superiores a él mismo… Quien da esta clase de fruto, llegará el tiempo en que esas mismas cosas que da sin esperar recompensa, a su tiempo las recibirá.

B. EL EGOISMO Y AMOR AL MUNDO O SANA DOCTRINA

La segunda vez que el Señor Jesús menciona la importancia de la naturaleza a través del ejemplo del árbol está en:

Mateo 7:16 al 20 Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. 16Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? 17Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. 18No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. 19Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. 20Así que, por sus frutos los conoceréis.

En este pasaje aunque dicen básicamente lo mismo acerca del árbol y su fruto, menciona específicamente a los falsos profetas, Y al final añade qué el que no es un buen árbol será cortado y echado en el fuego.

Como quien dice: juzgar mal a la gente es un pecado serio, pero ser un falso profeta es todavía más grave.

Para llegar a este punto el Señor comienza enseñando, que nuestro comportamiento debe ser como el comportamiento de Dios, que da buenas cosas a los que le piden. Diciendo además que la forma de comportarnos con los demás, es hacer con ellos lo que queremos que ellos hagan con nosotros.

Mateo 7.12 Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.

Luego de dar a esta enseñanza que es fundamental en la vida cristiana, Jesús habla de la puerta estrecha, dando a entender que quien asume este comportamiento de tratar a los demás como él quiere ser tratado, es el que realmente ha entrado por la puerta estrecha:

Mateo 7:13 al 14 Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; 14porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.

Si relaciónamos el comportamiento que Jesús nos pide tener con los demás, con el ejemplo de las puertas, es evidente que es mucho más fácil para un mal árbol comportarse de manera egoísta, que representa la puerta ancha que lleva la perdición. Mientras que tratar a los demás tal como queremos ser tratados, que representa la puerta angosta resulta muy difícil para aquel que es egoísta.

Alguien decía que a veces la gente quiere entrar por la puerta angosta con un montón de cacharros y cosas y cuando va a intentarlo no cabe… Y la verdad es que no podrán entrar si no se desprende en su corazón de todas aquellas cosas.

Si nos preguntamos: ¿Qué es lo que nos lleva a tratar a los demás con ventaja sobre ellos? ¿Qué es lo que nos lleva a ser injustos con los demás? ¿Qué es lo que nos lleva a pagar malos sueldos? ¿Qué es lo que nos lleva a dar malos tratos a los demás?

La respuesta más común es: El egoísmo, que nos lleva a vivir pensando solo en nuestro bienestar, sin importar cuánto daño hagamos a los demás.

El egoísmo en las relaciones personales es muy destructivo. El egoísmo en un matrimonio puede llegar a convertir a uno en maltratador y al otro en la víctima. Donde a él o a ella no le importarán las necesidades de su cónyuge, no le importara cuanto trabajo tenga que pasar o cuando tenga que sufrir su pareja, mientras que el con un mínimo de compromiso no para de hacer exigencias, para pasarla bien… El egoísmo hace que nunca sea suficiente lo que estamos sacando de la otra persona

Este egoísmo es multiplicado por la codicia, abonado por el amor al mundo aunque éste tenga el sello de Satanás… Y por supuesto todo esto evidencia una enorme falta de confianza en Dios.

Si no hubiese egoísmo, lo más seguro no habría codicia, tampoco amor al mundo, y eso haría mucho más sencillo vivir para Dios.

Pero el egoísmo, la codicia y el amor al mundo promueven una actitud y un comportamiento que está claramente descrito por el apóstol Santiago en su carta:

Santiago 4:1 al 4 ¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? 2Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. 3Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. 4¡Oh almas adúlteras!

Estas malas actitudes en el hombre son las que le impiden tratar a los demás como él quisiera ser tratado. Cuando Jesús dice: Entrad por la puerta estrecha, está haciendo un llamado a dejar esas malas actitudes y comenzar a tratar a los demás de la manera correcta.

Pero Jesús hace además la advertencia de que son pocos los que logran entrar, es decir los que realmente llegan a cambiar y a portarse de la manera correcta. Y luego como introducción al ejemplo del árbol y su naturaleza dice:

Mateo 7:15 Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.

Y si nos preguntamos: ¿Qué relación tiene los falsos profetas con el mandamiento de hacer con los demás lo que quisiéramos que ellos hicieran con nosotros?

Y la respuesta es mucho. ¿Por qué? Porque un auténtico profeta es aquel que viene con el mensaje de Dios, para ser de bendición para los demás. Un auténtico profeta va a tratar a los demás como él quisiera ser tratado. Un auténtico profeta va a ser tan generoso como ve que Dios es generoso con el. Un auténtico profeta va a perdonar a los demás como ve que el es perdonado por Dios.

Mientras que un falso profeta es aquella persona que se acerca a los cristianos, pretendiendo ser un cristiano, cuando en realidad es un lobo, que tiene como objetivo aprovecharse de los demás para satisfacer su egoísmo, su codicia y su amor al mundo.

Este es un pecado muy serio, y como consecuencia podemos ver a muchas personas metidas en ese tipo de iglesias dirigidas por lobos, que se aprovechan de ellas y ellas no se dan cuenta.

Peor aún estas ovejas dan su vida por quienes acaban con ellas, los defienden, los quieren, los respaldan, y andan tan convencidos de que sus pastores tienen la verdad, que no escuchan a nadie más…

Para ayudarnos el Señor Jesús nos advierte que a estos lobos disfrazados de oveja se les puede reconocer por el fruto. De donde la pregunta es: ¿Qué clase de fruto nos permite reconocer si son lobos o sí son ovejas?

Inmediatamente después de la enseñanza del árbol y su fruto Jesús dice las siguientes palabras:

Mateo 7:21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.

Fíjense que nuevamente, comienza básicamente, con la misma frase con la que comenzó la vez pasada. Allí dijo: ¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?

Ahora está diciendo: No todo el que le dice Señor entrara al reino de los cielos sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.

La desobediencia al Señor, es decir no hacer lo que tenemos claridad que debemos hacer, no hay duda, es la característica de un mal árbol. En el caso anterior está hablando de personas que juzgan, critican, condenan, y que están llenas de orgullo y de hipocresía. Eso por supuesto no se ve nada bien. Y además es algo que no se puede ocultar.

Cuando una persona juzga mal a los demás, los crítica denigra de ellos… Tarde o temprano estas personas terminan enterándose. La escritura dice:

Eclesiastés 10.20 Ni aun en tu pensamiento digas mal del rey, ni en lo secreto de tu cámara digas mal del rico; porque las aves del cielo llevarán la voz, y las que tienen alas harán saber la palabra.

Pero en este segundo caso, el asunto es diferente, porque estos que son malos árboles vienen disfrazados de buenos árboles. Estos lobos están disfrazados de ovejas.

Por eso repito la pregunta: ¿Qué clase de fruto nos permite reconocer si son lobos o sí son ovejas? Ya que su comportamiento exterior puede ser muy parecido al de las verdaderas ovejas.

El pasaje continúa diciendo:

Mateo 7:22 al 23 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? 23Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.

Estas personas predican, hacen milagros y aun echan demonios. Estas características son normalmente entendidas como las características de un buen creyente. Es por esta razón que hasta ellos mismos están convencidos de que son auténticos cristianos, de que son buenos árboles, de que son hijos de Dios, pero no es cierto.

¿Cómo poder distinguirlos entonces? La pista que el Señor nos da, es que es posible hacer todas estas cosas y al mismo tiempo no estar haciendo la voluntad de Dios. ¿Y cómo sabemos que no están haciendo la voluntad de Dios?

Si unimos estas palabras con las que dijo Jesús antes de mencionar lo del árbol y su naturaleza, el resultado es el siguiente:

Los que son mal árbol buscarán aprovecharse de los demás sin importar el daño que puedan causar, porque solamente estarán pensando en satisfacer su egoísmo, su codicia y su amor al mundo, y para hacerlo usarán, la predicación, el echar demonios y el hacer milagros.

Lo correcto de usar la predicación, el echar demonios y el hacer milagros es dar testimonio del evangelio. Pero lo que estos hacen con todas estas cosas es para tratar de explotar a los demás para su propio beneficio.

Pero insisto:¿Cómo distinguirlos de los buenos árboles si hacen casi lo mismo?

El apóstol Pedro que hace una descripción de esta clase de hombres nos da la clave:

2 Pedro 2:1 al 3 Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. 2Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado, 3y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme.

Aquí está con mucha claridad interpretado correctamente lo que Jesús quiso decir. Son falsos profetas que por causa de su avaricia, con palabras fingidas hacen de los discípulos una mercancía… Pero la condenación de ellos no se tardará, que es a lo que se refirió Jesús cuando sean cortados y echados al fuego

Pero como pueden estos falsos profetas aprovecharse de la gente, si la enseñanza del Evangelio es todo lo contrario, pues nos manda a ser amorosos, generosos, pacientes, perdonadores… Es decir si estos falsos profetas siguen el Evangelio al pie de la letra, no podrán en ninguna manera justificar su comportamiento lleno de avaricia y de egoísmo.

Pero el pasaje nos explica el método al decir: “introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató”.

De manera encubierta enseñarán herejías destructoras… Encubierto quiere decir que ensañaran cosas opuestas a lo que Dios dice, diciendo qué es lo que Dios dice.

La maldad de estos hombres está en que estas enseñanzas destruirán la vida espiritual de quienes las crean…

Otra señal de que son falsos profetas es que negarán al Señor que los rescató. Y eso también parece muy difícil de hacer: ¿Pues cómo hablar del Evangelio negando a Jesucristo?

Sin embargo lo están haciendo también de forma encubierta pues aunque mencionan a Jesucristo y el Nuevo Pacto, la realidad es que sus malas doctrinas están basadas básicamente en el Viejo Pacto y en sus promesas. Como si Jesús no hubiese venido y no hubiese muerto en la cruz por ellos.

Como su naturaleza los lleva a ser egoístas y codiciosos, no es raro que estos falsos profetas se la pasen hablando de dinero, se la pasen enseñando que el deseo de Dios es que todos sean ricos y prósperos como lo fueron los profetas. Y es muy común que si a los discípulos no les va bien económicamente entonces los acusen de falta de fe o de falta de generosidad, lo cual hará que sus discípulos todavía entreguen mucho más a ver si funciona la promesa de prosperidad.

Por supuesto que una iglesia necesita de los diezmos y las ofrendas para funcionar. Según lo que veo en la escritura los diezmos son para el funcionamiento de la iglesia y las ofrendas para las necesidades de los cristianos de la iglesia.

Pero eso es muy diferente de hacer de la Iglesia un negocio, con la disculpa de que la bendición de Dios está en la prosperidad económica, cuando la realidad es que Jesucristo no murió en la cruz para que tuviéramos dinero pues ese no es el problema, Jesucristo murió en la cruz para cambiar nuestra naturaleza y librarnos del pecado porque ese sí es el verdadero problema.

Podemos también decir, que la marca que prevalece en el mal árbol será amor al mundo, la codicia, las malas doctrinas, que según ellos les permitirán hacerse inmensamente ricos y poderosos. Y contrario a ellos, el buen árbol tiene contentamiento, y por esto puede dar un amor que beneficia a sus hermanos de manera íntegra, lo cual incluye la enseñanza y la práctica de una sana doctrina.

Hay una tercera ocasión en que Jesús menciona el ejemplo del árbol y su naturaleza, hablando de un tema muy importante… Que veremos la próxima semana.

Pero resumiendo lo visto hoy tenemos que en el primer pasaje la enseñanza es:

El buen árbol, el auténtico hijo de Dios, construye su vida de acuerdo a las instrucciones de Dios, el mal árbol, el que no es hijo o el falso hijo de Dios, construye su vida con base en juicio, crítica, condenación, orgullo, ceguera e hipocresía.

En el segundo pasaje la enseñanza es:

El buen árbol busca beneficiar a sus Hermanos en la fe, regido por una sana doctrina y un auténtico amor, mientras que el mal árbol por causa de su egoísmo, su codicia y su amor al mundo, busca explotar a los demás con su apariencia de cristiano, pero apoyados en malas doctrinas.

Pero: ¿Qué pasa si estas señales muestran que no eres un buen árbol?

Si eso ocurre lo primero que tienes que pensar es que este mensaje es de tremenda bendición para tu vida, pues gracias a reconocer que eres un mal árbol, tienes la oportunidad de buscar a Jesús como tu Señor y tu Salvador y rogarle por tu salvación…. Recuerda las palabras de Jesús:

Juan 8.24 Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis.

Pero si crees, si lo reconoces como tu Señor, si te dispones a hacerle caso en todo, porque si has creído que eres cristiano pero no has querido obedecer, es mejor comenzar de cero clamando al Señor por el nacimiento espiritual, porque cambie tu naturaleza, porque sólo eso hara que tu vida cambie.

Recuerda; no es producto de de tu esfuerzo que vas a cambiar. Es producto de la fe, que puede hacer que Dios cambie tu naturaleza a través del nuevo nacimiento, y comienses a notar como realmente puedes obedecer a Dios.

¿Sabías qué?

La iglesia es una entidad sin ánimo de lucro, por esta razón para funcionar dependemos primeramente de Dios, y de las ofrendas, donaciones o contribuciones que sus miembros, amigos o simpatizantes quieran hacer, lo cual, si Dios lo coloca en tu corazón puedes hacer a través de las siguientes opciones.

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