LA ACTITUD CORRECTA – PARTE 3 – ORAD SIN CESAR, Continuación

En el tema anterior vimos que la oración en el cristianismo, lejos pero muy lejos de ser un ritual es una conversación real con Dios, donde la parte fácil es lo que nosotros le decimos a Dios, (algunos hablamos como loros) y donde la parte difícil...

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En el tema anterior vimos que la oración en el cristianismo, lejos pero muy lejos de ser un ritual es una conversación real con Dios, donde la parte fácil es lo que nosotros le decimos a Dios, (algunos hablamos como loros) y donde la parte difícil para muchos, es ser conscientes o reconocer de que Dios les está hablando.

Cuando digo que la parte difícil es ser conscientes de que Dios está respondiendo, estoy dando por hecho que Dios siempre responde a las oraciones de cualquier persona, aunque a veces la respuesta sea un tajante no. Por ejemplo si leemos el siguiente pasaje:

Isaías 59.1–2 He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; 2pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír.

Lo primero que hace Dios es aclarar que el tiene un brazo poderoso para salvar, y no ha perdido la capacidad de oír sus peticiones, con sólo afirmar esto ya Dios les está diciendo que el problema no está en Dios, sino en la clase de peticiones que ellos están haciendo, que son conformes a la maldad de sus corazones, y ésa es la verdadera razón por la cual Dios no puede contestar afirmativamente semejantes peticiones.

A la pregunta: ¿responde Dios a las peticiones de los pecadores? La respuesta es; depende.

Por ejemplo, cuando alguien muy malo hace la petición correcta, Dios no tiene problema en contestar esta petición, cómo lo podemos ver en el caso del ladrón al lado de la Cruz de Jesús, que hizo la petición correcta y recibió la más grande y valiosa respuesta que ser humano pueda recibir. Salvación.

Yo creo que Dios como todo un caballero siempre contesta, aunque a veces su respuesta puede ser silencio, ante una actitud tan embrutecida que no sería sabio contestar. El Señor Jesús dijo:

Mateo 7.6 No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos….

Pero en este caso que estamos viendo, si miramos el capítulo anterior, podemos ver la queja de estos hombres que aun habiendo ayunado para asegurar recibir la respuesta que deseaban de parte de Dios, no la reciben, pero si reciben una clara respuesta de Dios en la que les explica por qué no contestó sus peticiones. Cuenta la escritura:

Isaías 58.3–5 ¿Por qué, dicen, ayunamos, y no hiciste caso; humillamos nuestras almas, y no te diste por entendido? He aquí que en el día de vuestro ayuno buscáis vuestro propio gusto, y oprimís a todos vuestros trabajadores. 4He aquí que para contiendas y debates ayunáis y para herir con el puño inicuamente; no ayunéis como hoy, para que vuestra voz sea oída en lo alto.

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