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FE MUERTA Continuación – PARTE 3

I. INTRODUCCIÓN

 

Los médicos dicen que la recuperación milagrosa de algunos pacientes tiene íntima relación con las ganas de vivir… Mientras que otros, no sólo se resignan sino que llegan a desear morirse, y esto puede hacer que el cuerpo ya no luche y la persona muera. En la escritura podemos leer:

Eclesiastés 9.4–5 Aún hay esperanza para todo aquel que está entre los vivos; porque mejor es perro vivo que león muerto. 5Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido.

No importa lo grande, lo fuerte o lo poderoso que alguien sea, cuando muere; ya no hay absolutamente nada que hacer. Pero mientras haya vida; por débil, frágil o pequeño que sea, todavía hay esperanza.

¿Y que es la esperanza? La esperanza, como su palabra lo dice; es en realidad esperar que algo suceda. Y según esto, no hay duda que la esperanza tiene que incluir algo de fe. Porque cuando tenemos la certeza de que no va a ocurrir aquello que deseamos, entonces tampoco habrá esperanza.

Sin embargo por encima de la esperanza y de la fe que esta necesita para sobrevivir, hay algo muy importante, qué es lo que en realidad definirá si las cosas suceden o no. Y eso supremamente importante que muchos a veces ignoran; es la verdad.

Normalmente quienes ignoran la verdad, lo hacen porque desarrollan una gran fe en que las cosas van a suceder de acuerdo a sus deseos.

¿Qué quiero decir con esto? Pues que algunos hacen un énfasis grandísimo en la fe, y no ponen mucho cuidado en si esa fe la están depositando en la verdad.

A algunos que hacen eso, dependiendo de lo que ignoren, podemos catalogarlos como locos. Por ejemplo; alguien desea volar como un pájaro, e ignorando por completo la ley de la gravedad, se lanza de un edificio moviendo los brazos para volar, e inmediatamente, e irremediablemente independiente de su gran fe, caerá al piso.

Esto algunos lo hemos descrito como la fe en la fe. Donde el énfasis está en la fe, pues creen que si la fe es bien grande, entonces va producir los resultados que deseamos.

Y entonces encontramos al joven que le gusta la chica, pero ella se casó con otro, pero él tiene una enorme fe de que va a ser su esposa, y que por lo tanto el fulano morirá, ella quedará libre y al fin será su esposa… Y está tan convencido del asunto que es capaz de esperar durante toda la vida, perdiéndose de buenas oportunidades.

En este ejemplo por supuesto alguien podría pensar que de golpe pueda suceder… Pero lo que quiero que entendamos, es que no importa el tamaño de la fe, si la depositamos en algo que no es verdad, es decir; si la depositamos en algo que es mentira, por grande que sea la fe no convertirá esa mentira en una verdad.

Imaginemos que aparece una enfermedad mortal, pero qué hay un remedio que es 100% efectivo para curarla. Si esa es la verdad, quien se enferme y no crea en esa verdad, entonces morirá.

Y si al no creer que ese remedio funciona, le coloca toda la fe del mundo en un remedio que no funciona, sin ninguna duda morirá. Porque insisto; creer en una mentira con mucha fe no hace que la mentira se vuelva verdad.

Por supuesto aquí existe una excepción, y es que Dios puede hacer un milagro, y preservar la vida de esta persona porque el tiempo de ella no ha llegado.

Pero aún ese milagro, no hará que el remedio que no sirve sirva, es decir todos aquellos que se tomen ese remedio, igual morirán a no ser que a todos Dios les haga el milagro.

Pero esto no sólo sucede con estos asuntos que podemos llamar científicos o que pueden ser probados en un laboratorio. También sucede con asuntos mucho más complicados como son la justicia, la moral, o la santidad. Por ejemplo si la escritura dice:

Romanos 6.23 Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.

Si Dios, el Señor, el Todo Poderoso dice que la paga, el salario, o la consecuencia del pecado es muerte espiritual. Esta es una verdad absoluta dicha por Dios, y no importa cuanta fe le coloque el hombre a sus pecados, es decir no importa cuán convencido este un hombre que pecándo le va a ir bien, el resultado inevitable es que experimentará muerte.

Esto es igual a decir que el que no hace la voluntad de Dios, por supuesto que está pecando, por lo tanto quien no hace la voluntad de Dios experimentará muerte. Asi le coloque toda la fe del mundo en que ese no será el resultado. Y cuando la escritura dice:

Lucas 12.47–48 Aquel siervo que conociendo la voluntad de su señor, no se preparó, ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes. 48Mas el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco; porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá.

Nos está enseñando que no hacer la voluntad de Dios sabiendo que estamos pecando, trae más malas consecuencias que cuando pecamos por ignorancia… Pero definitivamente quien comete pecados consciente o inconscientemente, de todos modos cosechara muerte.

Esta muerte no es física aunque a veces también lo es. Esta muerte es lo opuesto a la vida eterna, que es la capacidad que Dios nos da para disfrutar de la vida, creciendo en el conocimiento de Dios.

Y quien experimenta muerte, cada vez desconocerá más y mas la grandeza de Dios, y cada vez será más esclavo de sus malas actitudes, que al final terminarán haciéndolo sufrir más y más…

Quienes entienden lo que estoy diciendo, saben que esta muerte no significa que no pueda tener éxito en el mundo o cosas por el estilo. Los muertos espiritualmente pueden obtener todas estas cosas del mundo pero al mismo tiempo sus vidas ser miserables al extremo. Por qué no son las cosas que tenemos las que determinan como vivimos, sino lo que hay en nuestro corazón.

Y como no importa cuanta fe le coloquen a los pecados que están cometiendo, al final experimentarán muerte, por esta razón el Señor Jesús le dijo a sus discípulos, y por supuesto también a nosotros lo que debemos hacer. Dice así:

Lucas 17.3–4 Mirad por vosotros mismos. Si tu hermano pecare contra ti, repréndele; y si se arrepintiere, perdónale. 4Y si siete veces al día pecare contra ti, y siete veces al día volviere a ti, diciendo: Me arrepiento; perdónale.

Para evitar la muerte del hermano qué se supone que debemos amar, tenemos que hacer dos cosas que son bastante difíciles.

La primera es ir a decirle al hermano: Estás pecando, estás haciendo cosas en contra de la voluntad de Dios, las cuales debes dejar de hacer, porque además de estar ofendiendo a Dios y a otras personas, te estás haciendo daño a ti mismo.

Y no hay duda que hacer esto no es sencillo. Me refiero a hacerlo bien, porque algunos aprovechan los pecados de los demás para tratar de destruirlos, insultarlos, humillarlos, descargando en ellos toda su rabia y frustración… Pero quien lo hace de esta manera, se engaña pensando que esta haciendo lo correcto al corregir a los demás. Pero la realidad es que no está cumpliendo con lo ordenado por Dios por causa de su mala actitud.

Hacerlo de la manera correcta, con una actitud de amor, de querer ayudar a la otra persona, no es sencillo. Y por esto muchas veces los cristianos nos callamos cuando vemos el pecado del hermano, para no meternos en líos, especialmente cuando conocemos las malas reacciones de aquellos cuando son corregidos.

Y lo segundo que el Señor nos manda a hacer después de corregir al hermano, es perdonarlo. Así cometa el mismo pecado vez tras vez, y vez tras vez pida perdón…

Y perdonarlo una o dos o tres veces tal vez para algunos será sencillo. Pero si la persona insiste en seguir pecando contra ti, así siga pidiendo perdón, llega momento donde ya ni le creemos… Y entonces ya no queremos perdonar porque pensamos que su mala actitud no ha cambiado.

El asunto se vuelve todavía más difícil para algunos cuando aman a esa persona, y entonces les parece el colmo que a pesar de estarla amando, responda de tan mala manera. Y para otros se vuelve más difícil cuando no aman a esa persona, y por lo tanto no les importa su vida, y no les importa no perdonarla, especialmente cuando insiste en seguir cometiendo el mismo pecado, así pida perdón.

¿Cómo estamos nosotros frente a este mandato del perdón?…. ¿Acaso habrá a alguien que no hayamos perdonado?

Cuando el apóstol Pedro escucho que había que hacer eso, tal vez por lo difícil que le pareció, le pregunto al Señor:

Mateo 18.21–22 Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? 22Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.

Pues Pedro pensó que había un límite, y el Señor le dijo que el límite era 70 veces siete es decir 490 veces, sin embargo ese número en realidad significa un proceso completo. Qué podemos entenderlo como que la persona que comete la falta, ya ni siquiera le interesa que la perdonen.

Pero siempre que pidan perdón deben ser perdonados. De hecho eso es lo que Dios hace con cada uno de nosotros cuando genuinamente nos arrepentimos.

Y cuando los discípulos escucharon esto, les pareció tan tenas que la escritura nos cuenta:

Lucas 17.5–6 Dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la fe. 6Entonces el Señor dijo: Si tuvierais fe como un grano de mostaza, podríais decir a este sicómoro: Desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecería.

Al ver la exigencia ellos pensaron que necesitaban tener mucha, pero mucha fe para poder cumplir.

Sin embargo por la respuesta de Jesús, pareciera que les está diciendo que no tienen nada de fe, porque, un granito de fe del tamaño de un grano de mostaza, que era la semilla conocida más pequeña en esa época, esta poca fe sería suficiente para ordenarle a un árbol que saliera de su lugar y se sembrara en el mar.

Sin embargo; no podemos tomar esta enseñanza como de que si tenemos fe en el Señor, así sea como un grano de mostaza, podríamos pasándola arrancando árboles. Porque la confianza que depositamos en el Señor y el poder que viene con la fe, nos es dado solo para hacer su voluntad y no la nuestra. Esto lo vimos la semana pasada:

1 Juan 5.14–15 Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. 15Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.

El poder de nuestra oración no está solo en la fe, sino en el conocimiento de la voluntad de Dios. Es decir; la fe por sí sola no sirve, si no tenemos el conocimiento de la verdad.

Y entonces volvemos a lo mismo. La fe, por grande que sea, cuando está depositada en una mentira, nos llevará a cosechar las malas consecuencias de no haber creído en la verdad.

Y eso es lo que estamos viendo acerca de la fe muerta. Pues vemos que la escritura nos enseña que la fe muerta nos puede permitir obtener muchas cosas, pero esa fe no es suficiente para morir a nosotros mismos, de tal manera que vivamos haciendo la voluntad de Dios.

Y este es el gran engaño de los que tienen fe muerta. Pues lejos de querer hacer la voluntad de Dios, lo que en realidad quieren es usar a Dios para conquistar el mundo que ellos aman.

Vimos la semana pasada que por eso muchos se acercan a Dios para buscar sanidad, otros para buscar prosperidad, otros para buscar poder o fama, pero a ninguno de ellos les interesa hacer la voluntad de Dios.

Y eso aunque no se den cuenta es pecado, que traerá muerte espiritual. Y por eso también el Señor en su palabra nos advierte:

1 Juan 2.15–16 No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. 16Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.

Lo que dice aquí, es muy pero muy importante, porque el amor al mundo es una evidencia de que Dios no está con nosotros. Lo cual sería supremamente grave.

Y la evidencia más práctica y casi infalible para detectar nuestro amor al mundo, es que caigamos en pecado, por querer obtener, disfrutar y/o mantener las cosas del mundo que amamos.

No podemos desestimar esa evidencia, porque el pecado es la herramienta que usamos para obtener las cosas que Dios no nos quiere dar. Lo cual muestra una clara rebeldía, una clara oposición a la voluntad de Dios.

Sin embargo aclaro e insisto: Que amar al mundo no es tener buenas cosas, no es comer rico, no es dormir en una buena cama, o que nos guste viajar… No. La evidencia de amar al mundo, es que dejamos de hacer la voluntad de Dios, por obtener, disfrutar, o no querer perder las cosas del mundo que poseemos.

Y la consecuencia o el resultado final de este amor al mundo, continúa diciendo el pasaje:

1 Juan 2.17 Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.

Todo lo que hagamos fuera de la voluntad de Dios se perderá y quedará en el olvido. Pero lo más grave es, que al no estar haciendo lo que debemos, nos perdemos la oportunidad de hacer la voluntad de Dios,

Y como para eso fuimos creados, para hacer la voluntad de Dios, el no hacerla traerá para nosotros una perdida total y por toda la eternidad. Algunos ni siquiera se salvarán, otros perderán la oportunidad de vivir lo que Dios planeó para ellos.

Tenemos que ser muy pero muy conscientes: Que no creer en la verdad trae muerte espiritual, porque quien no cree la verdad, es porque está creyendo en la mentira.

Y eso es lo que les pasa a aquellos que tienen fe muerta. Están convencidos que esa fe la deben usar para hacer lo que ellos desean, de tal manera que consciente o inconscientemente ignoran la voluntad de Dios, y piensan que están muy bien.

No sólo porque le piden a Dios las cosas que anhelan, aunque si Dios no responde, ellos lo hacen a su manera. Sino porque pueden obtener muchos buenos resultados a los ojos del mundo, que como vimos, para ellos esos buenos resultados terminan siendo una confirmación de que Dios está con ellos.

Pero están muy equivocados, y por eso a un hombre que se acercó a Jesús para pedirle que le ayudará a conseguir dinero… Por supuesto menospreciando la importancia de la salvación que Jesús podía darle, el Señor lo confrontó contando la siguiente parábola:

Lucas 12.16–22 También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. 17Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? 18Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; 19y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. 20Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? 21Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios.

Lo tremendo de esta parábola es que ese es el sueño de muchos, que pretenden llegar a cierta edad, donde puedan comenzar a disfrutar de todo el trabajo y la riqueza que han acumulado.

Y estas personas pueden llegar a vivir muy bien. Y como en el caso de la parábola, no se menciona que sean injustos, ladrones, abusadores o mentirosos… Sin embargo es un error gravísimo vivir para sí mismos, así lo hayan hecho con la ayuda de Dios, pues al hacerlo desaprovechan la oportunidad que Dios les ha dado de vivir haciendo su voluntad.

El resultado para muchos de ellos, aunque le pidieron a Dios las cosas que luego obtuvieron, es que se condenaran.

Usted podrá pensar que cómo es posible que Dios les dé lo que ellos piden, pero que luego los condene. Sin embargo no debe extrañarnos, porque definitivamente Dios le da a absolutamente todos los seres humanos lo que ellos tienen… uno lo reconocen otros no.

Pero el que Dios les permita vivir, respirar, comer, dormir no quiere decir qué les tiene que dar la salvación…. La salvación sólo se obtiene cuando depositamos una fe genuina que nos lleva a hacer su voluntad.

Pero como mencionaba la semana pasada allí no para la maldad de estos hombres, que viven con una fe muerta, es decir; tiene fe en que Dios les da lo que ellos pidan, pero no tienen fe para hacer la voluntad de Dios, porque no creen que sea buena para ellos…

Y para que entendamos que no todo lo que parece bendicion es bendición…

Cuando estos hombres de la fe muerta obtienen los resultados deseados, su maldad puede aumentar muchísimo, especialmente cuando son confrontados con el pecado de no estar haciendo la voluntad de Dios…

Pues en ese momento muchos son capaces de cometer la blasfemia contra el Espíritu, en su obstinación de no querer reconocer sus pecados. (Como la fe muerta les ha dado buenos resultados según ellos no quieren dejar de vivir así)

¿Qué es esta blasfemia contra el Espíritu? La podemos entender al ver el siguiente pasaje, que registra las palabras del Señor Jesús, cuando fue rechazado por algunos religiosos de su época:

Marcos 3.28–30 De cierto os digo que todos los pecados serán perdonados a los hijos de los hombres, y las blasfemias cualesquiera que sean; 29pero cualquiera que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tiene jamás perdón, sino que es reo de juicio eterno. 30Porque ellos habían dicho: Tiene espíritu inmundo.

Cuando los religiosos viendo los milagros de Jesús, que anunciaban que era el salvador del mundo, en lugar de reconocer sus pecados, para justificarse, dijeron que él estaba echando los demonios por el espíritu de Satanás.

Lo correcto es que cuando un hombre comete un pecado, se arrepienta, lo reconozca, pida perdón y como vimos que debemos perdonar 70 veces siete, por supuesto que debemos perdonar a esta persona. Pero lo importante es que será perdonado por Dios, así los hombres no lo perdonen, lo cual ya no importaría.

La blasfemia contra el Espíritu que es el pecado que no tiene perdón, es cuando pecamos, no nos arrepentimos, no pedimos perdón, y lo más grave de todo, es que comenzamos a decir que eso que hicimos que es un pecado a los ojos de Dios, no es pecado.

Y para hacer eso, los de la fe muerta lo que hacen es mal interpretar y torcer las escrituras, de tal manera que terminan dando enseñanzas, que no sólo dicen que lo que están haciendo no es pecado, sino que es la perfecta voluntad de Dios.

Para hacerlo escogen sólo ciertos pasajes de la escritura, porque si la toman completa, entonces será evidente la mala interpretación que están haciendo de ella.

Déjenme recordarles que la escritura se interpreta así misma con la escritura, y esto es lo que da la seguridad de que lo que estamos enseñando es lo correcto. Cuando se dice algo de un pasaje y otro pasaje lo contradice, uno de los dos pasajes está mal interpretado.

Y es por esta razón, que ellos sólo toman ciertos pasajes e ignoran aquellos que muestran su pecado.

Y como las palabras de Jesús son Espíritu y son Vida… Hacer esto con la palabra que el Espíritu Santo nos dice que es verdad, se constituye en la blasfemia contra el Espíritu.

Y entonces como aman al mundo se han inventado la doctrina de la prosperidad, donde enseñan que el deseo de Dios es que todos seamos inmensamente ricos como lo fue Abrahán, como lo fue Salomón…

Ignorando por completo aquel pasaje que leímos, que dice que si alguno ama al mundo el amor del Padre no están el. O aquel que enseña que la codicia mata a los codiciosos. O aquellos que explican que el Nuevo Pacto es un pacto espiritual, y otras muchas enseñanzas más que muestra su error.

Entonces los escuchamos decir que los discípulos de Jesús que eran pescadores, ellos en realidad tenía era una flota de barcos, pues eran unos prósperos empresarios.

Y que si Jesús hubiese venido en esta época pues no hubiera entrado en un burro a Jerusalén, sino que hubiera entrado en una limosina Mercedes-Benz o algo mejor, porque él como hijo de Dios se merece absolutamente todo.

Y cuando estos que no quieren hacer la voluntad de Dios tienen problemas de faldas, pues cometen adulterio tras adulterio. Lo justifican con una doctrina de divorcio y nuevo matrimonio que permite hacer cualquier cosa, que les permite cambiar de una mujer a otra, y según ellos con la bendición de Dios.

Y cuando tienen pecados de orgullo y altivez, entonces comienza a enseñar con un énfasis exagerado acerca de la importancia de honrar el líder, de acercarse con respeto y reverencia, porque son los ungidos de Dios, y quien vaya contra ellos pagará severas consecuencias.

Pero no enseñan que ellos como siervos de Dios están puestos para servir, de lo cual el Señor Jesús dio un claro ejemplo, para luego decir que como él había hecho nosotros también debemos hacer.

Y cuando no pueden dejar algún pecado entonces enseñan que el problema es que los cristianos todavía tienen demonios, o qué están demonisádos y muchas cosas más para justificar permanecer en pecado.

Es decir; la fe muerta produce doctrinas muertas, que son usadas para justificar hacer la voluntad del hombre y no la de Dios. Y todo aquel que no hace la voluntad de Dios, no entrara al reino de los cielos.

Este pecado de torcer o manipular la escritura para hacer ver el pecado como algo bueno, a pesar de lo grave que es, hay muchos cristianos que no conscientes de su gravedad, y por eso permanecen asistiendo a Iglesias donde reciben un revuelto de buenas y malas enseñanzas, como si eso que ocurre en muchas iglesias como lo normal, fuera bueno.

Y peor aún, no dicen nada a aquellos que dan esas malas enseñanzas, sino que dejan que otros muchos sean contaminados con esas mentiras. Pero es tan grave torcer la doctrina para justificar nuestros pecados, que el apóstol Pablo decía a aquellos que lo hacían cosas como lo siguiente:

Gálatas 5.12 Pero esos que los andan perturbando a ustedes, ¡ojalá se castraran a sí mismos de una vez!

Puede parecernos extraño palabras tan fuertes en un siervo de Dios, sobre todo cuando no entendemos la gravedad de torcer las escrituras. En este caso estos estaban enseñando que era necesaria la circuncisión, que es un rito del viejo pacto, y por eso Pablo los exhorta con tan fuertes palabras.

El apóstol Juan tiene la misma actitud contra aquellos que tuercen la doctrina pues dice:

2 Juan 9–11 Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo. 10Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: ¡Bienvenido! 11Porque el que le dice: ¡Bienvenido! participa en sus malas obras.

Por un lado que es una evidencia de no ser un auténtico hijo de Dios, y por lo mismo pide a los creyentes, que si alguien viene con estas torcidas enseñanzas no debe ser recibido, porque quienes los reciban se hacen cómplices de su pecado.

Y en el libro de Apocalipsis podemos encontrar también muy serias advertencias, tanto para el que añade a la escritura lo que ella no dice, como para el que suprime lo que ella dice. Dice así:

Apocalipsis 22.18–19 Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. 19Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro.

Pero además de torcer la palabra para justificar su modo de vida pecaminoso, hay otras evidencias que podemos notar en aquellos que tienen una fe muerta.

El que tiene fe muerta es como aquel niño que ha sido malcriado, al cual se le ha dado todo lo que pida, de tal manera que comienza a convertirse en un pequeño tirano, que cada vez va a exigir no sólo más atención, sino que todos hagan las cosas como el quiere que sean hechas.

Esta clase de niños sufren y puede llegar a convertirse en muy malos, cuando al enfrentar el mundo se den cuenta que los demás no los tratan como aquellos que los malcriaron.

Es decir; son personas que no resisten que se les diga que no. Que no pueden soportar que las cosas no salgan como ellos desean.

Todo porque no están acostumbrados a someterse a Dios y hacer su voluntad. Pero entonces llegará el momento en que ellos sean probados. Es decir; llegara el momento en que ellos experimentarán circunstancias críticas, para hacerles reconocer su pecado, para mostrarles su falta de confianza en Dios.

Y por eso cuando la escritura dice:

Santiago 1:2 Hermanos míos, gozaos profundamente cuando os halléis en diversas pruebas…

A estos de la fe muerta les es imposible cumplir con este mandato, pues para ellos es imposible creer que la voluntad de Dios sea mejor que la de ellos.

Por eso es que han vivido sin hacer la voluntad de Dios, y por eso al momento de la prueba sufren, lloran de manera desesperada, y pueden llegar a un renegar del Señor, si las cosas no se componen como ellos desean.

Es decir; no pueden ver en las pruebas la bendición tan grande que debería llevarlos, como dice la escritura, a gozarse profundamente porque Dios está transformando sus vidas.

No. A los de la fe muerta no les interesa que su vida sea transformada, sino que las cosas que ellos aman funcionen como ellos lo desean, pues ese es su objetivo prioritario.

Casi que podemos decir que para ellos es un tormento decir en medio de una circunstancia difícil… “Señor hágase tu voluntad y no la mía”

Mientras que aquel que tiene una fe real, que le ha llevado a vivir haciendo la voluntad de Dios, esa confianza le permite tener tranquilidad y aún gozarse en medio de circunstancias difíciles, porque sabe que Dios jamás se equivoca, y que esa circunstancia está diseñada sólo para bendecir su vida espiritual, qué es lo más valioso que poseemos.

El que tiene fe muerta en realidad ve las circunstancias de la misma manera que la ven los hombres incrédulos, pues tiene la misma escala de valores que ellos, y eso que es una evidencia de que su fe no es real, es lo que los lleva a fracasar en las pruebas.

Otra evidencia de la fe muerta aunque ya la he mencionado a lo largo de todo el mensaje es la falta de obediencia a la palabra. La escritura dice:

Santiago 1:22 sed hacedores de la palabra y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.

La fe muerta llevada a desobedecer la palabra o a torcerla que es lo mismo, mientras que la fe real o viva nos lleva a obedecer a la palabra.

Es decir para que tiene una fe real la palabra de Dios es la última palabra. Mientras que para el que tiene una fe muerta, después de la palabra de Dios quedan sus propios argumentos y sus propias conclusiones.

Y para tener libertad en hacer esto, también enseñan que cada uno interpreta la escritura a su manera, que es igual a enseñar que no es posible tener unidad en la doctrina.

Opuesto a ellos, los de la fe que da vida reconocen que la interpretación de la escritura es sólo una, y que si es posible la unidad doctrinal.

Otra evidencia de vivir con una fe muerta es que no logran controlar su lengua. Y por eso son personas que hablan mal de todo el mundo, pero nunca cuando están con la persona en cuestión.

Eso quiere decir que a unos le habla mal de otros, y luego a esos otros le habla mal del primero… Cosa que hacen sin revisar que ellos mismos están haciendo cosas peores que aquellos que critican. La escritura dice:

Santiago 1:26 Si alguno se cree religioso entre vosotros, pero no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana.

¿Qué debemos entender cuando dice que la religión del tal es vana? Pues debemos entender que esa persona no ha nacido de nuevo, y posiblemente gracias a la fe muerta se cree religioso, pero la evidencia de que no hay vida, es que no logra controlar la lengua.

¿Y porque esto de la lengua se convierte en una evidencia ineludible de su falso cristianismo? Porque la escritura dice:

Santiago 3:6 al 8 Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno. 7Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana; 8pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal

Ningún hombre puede tomar la lengua. La fe muerta no da la capacidad de domar la lengua, porque el de la fe muerta no tiene al Espíritu de Dios, que es el único que le puede dar la capacidad de dominarla.

La pregunta que nos podemos hacer es: ¿Si nuestra fe es real porque no podemos controlar nuestra lengua? Es posible que algunos por su inmadurez, pero lo más seguro, especialmente en aquellos que llevan mucho tiempo de cristianos, es que su fe es muerta, no son salvos aunque creen que sí, y por eso no pueden controlar su lengua.

Otra evidencia de vivir con una fe muerta es que hacemos acepción de personas.

La escritura dice:

Santiago 2:1 Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas. Si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y ropa espléndida, y también entra un pobre con vestido andrajoso…

Cuando hable de las pruebas dije que para gozarse en las pruebas hay que ver como Dios ve, y hay que tener una escala de valores como Dios la tiene.

Cuando hacemos acepción de personas por su condición económica, cuando pensamos que un rico vale más que un pobre, estamos haciendo acepción de personas mostrando que nuestra fe es muerta.

Algunos dicen; es que estos pobres son ladrones. Y ciertamente algunos pobres son ladrones, pero como ignorar que los más grandes ladrones están entre nuestros gobernantes, y que roban muchísimo, muchísimo más que lo que un pobre puede robar… Por lo tanto, el argumento no tiene ninguna validez, porque además hay pobres y hay ricos que son muy honestos.

Además el verso no está hablando de hacer diferencias por su condición moral, que es algo que sí debemos hacer, sino por su condición económica.

Por lo tanto cuando se hace acepción de personas por su nivel económico se está viviendo por fe muerta.

Pero esa acepción de personas no sólo se aplica a las clases sociales, también podemos encontrar a padres o madres que hacen acepción con sus hijos, de tal manera que a unos los conscienten y son generosos con ellos, mientras que a otros los tratan con dureza, no son generosos con ellos, y si llegan a prestarle dinero los persiguen sin misericordia para pedir que se lo devuelvan.

El Señor Jesús dijo:

Lucas 6.34 Y si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores prestan a los pecadores, para recibir otro tanto.

Pero estos de la fe muerta justifican su mal proceder, creyéndose la mentira de que a los que trata con dureza, es porque son pecadores, mientras que los que consienten no lo son.

Y por último, es decir lo último que voy a mencionar porque seguramente hay más evidencias de que la fe es muerta: El de la fe muerta no se considera pecador.

Cuando una persona tiene fe en Dios para hacer su propia voluntad y no la de Dios, lo que realmente hay en el corazón de esta persona, es que a pesar de ser pecador y a pesar de tener como destino el infierno si no se arrepiente, esta persona se cree buena.

Esta persona cree que si llega a morir se va a la presencia de Dios, porque se cree buena o no tan mala como para merecer el infierno.

¿Y por qué digo que el de la fe muerta no se considera pecador? Porque si reconociera lo pecador que es, no insistiría en vivir la vida su manera.

Un pecador es una persona que está equivocada en lo que piensa, en lo que es, en lo que hace. Por lo tanto un pecador arrepentido gracias a la fe que produce vida, no deseara dirigir su vida como lo desea el de la fe muerta.

El que tiene una fe que produce salvación y vida eterna, deseara hacer todo en su vida como Dios lo desea. Un ejemplo de esto lo podemos ver en el apóstol Pablo:

Hechos de los Apóstoles 9:4 al 6. y cayendo en tierra oyó una voz que le decía: -Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Él dijo: -¿Quién eres, Señor? Y le dijo: -Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. 6Él, temblando y temeroso, dijo: -Señor, ¿qué quieres que yo haga? El Señor le dijo: -Levántate y entra en la ciudad, y allí se te dirá lo que debes hacer.

Verdad que hay una gran diferencia entre ” Señor yo quiero que tú hagas ” y ” Qué quieres que yo haga”

Al ver la actitud de los ladrones al lado de la cruz con Jesús, notamos que el que se condenó le pedía a Dios para seguir viviendo en la tierra… Igual tan pecador como era…. Mientras que el que reconoció que era pecador, no pensó en continuar su vida en la tierra, sino que le pidió por su salvación.

Esta actitud de reconocer que se es pecador (cuando es genuina) es la que lleva al hombre a desistir de vivir a su manera, y lo dispone para obedecer a Dios…. Hasta las últimas consecuencias. Ejemplo de esto vimos en Abrahán

Santiago 2:21 AL 23 ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? 22¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras y que la fe se perfeccionó por las obras? 23Y se cumplió la Escritura que dice: «Abraham creyó a Dios y le fue contado por justicia», y fue llamado amigo de Dios.

LA FE QUE ME DISPONE A OBEDECER A DIOS DA VIDA ETERNA…… LA QUE INSISTE EN GOBERNAR A DIOS ES FE MUERTA, QUE NO DA VIDA NI SALVACIÓN….

Debemos revisar nuestra vida, debemos evaluar nuestro comportamiento, porque algunos posiblemente todavía no ha nacido espiritualmente, y porque otros, a pesar de haber obtenido la salvación, todavía en algunos asuntos de su vida la fe muerta es la que los controla… Y eso tiene que cambiar.

Que Dios nos permita entender su amor, porque sólo eso nos llevará a vivir en su perfecta voluntad.

¿Sabías qué?

La iglesia es una entidad sin ánimo de lucro, por esta razón para funcionar dependemos primeramente de Dios, y de las ofrendas, donaciones o contribuciones que sus miembros, amigos o simpatizantes quieran hacer, lo cual, si Dios lo coloca en tu corazón puedes hacer a través de las siguientes opciones.

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