ESTAD SIEMPRE GOZOSOS – PARTE 2

En el estudio anterior comenzamos haciéndonos la pregunta: ¿Qué pasa cuando un hombre se acerca con verdadera fe a Dios, cuáles son los resultados? Eso es igual a preguntar: ¿Qué puede esperar una persona que se acerca con verdadera fe a Dios?....

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ESTAD SIEMPRE GOZOSOS  2

 1 Tesalonicenses 5.16

I.  INTRODUCCIÓN

En el estudio anterior comenzamos haciéndonos la pregunta: ¿Qué pasa cuando un hombre se acerca con verdadera fe a Dios, cuáles son los resultados? Eso es igual a preguntar: ¿Qué puede esperar una persona que se acerca con verdadera fe a Dios?

Y la respuesta es; que Dios lo perdona, produce en el el nuevo nacimiento y luego trabaja en la vida de esta persona hasta el fin de sus días para transformarla.

 

Este propósito, la transformación de Dios para el hombre es tan prioritario en su plan de salvación, que es mencionado con claridad cuando se habla del Nuevo Pacto. Dice la escritura:

Jeremías 31.33 Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.

 

El propósito de Dios es enseñarnos lo correcto, escribirlo en nuestro corazón, y esto dará como resultado no sólo que seamos su pueblo, sino que actuemos como su pueblo… Pues cuando Dios dice que seremos su pueblo su objetivo no es tener un pueblo corrompido, incrédulo, malvado y pecador, sino obviamente un pueblo santo.

 

El escritor del libro de hebreos menciona la obra de salvación a través del Nuevo Pacto diciendo:

Hebreos 10.15–17 Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque después de haber dicho: 16Este es el pacto que haré con ellos Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, Y en sus mentes las escribiré, 17añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones.

 

Y de estos pasajes podemos decir que Dios nos perdona, coloca su Espíritu dentro de nosotros lo cual produce el Nuevo Nacimiento, luego nos enseña sus leyes que es igual a decir que nos enseña cual es su voluntad, pero no sólo nos enseña sus leyes sino que hace que bajen a nuestro corazón, que es el equivalente a tener fe en lo que él nos ha enseñado, y cuando hay está genuina fe en su palabra, el resultado será que haremos la voluntad de Dios experimentando el fruto del Espíritu Santo que por supuesto incluye un gozo  profundo y continuo.

 ¿Quién no quisiera hacer lo correcto, ser respaldado por Dios y además disfrutar del fruto del Espíritu Santo con un continuo y profundo gozo.

¿Quieres que tu vida esté llena de amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad Y templanza? Acaso: ¿puedes imaginar una mejor vida que esta?

O no te has dado cuenta que todos tus sufrimientos provienen de no experimentar el fruto del Espíritu Santo.

 

Otro texto que complementa la promesa del Nuevo Pacto dice:

Ezequiel 36.27  Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra

 

Al colocar su Espíritu dentro de nosotros se produce el nuevo nacimiento, y al dar su ley a nuestra mente y ponerla en nuestro corazón, esto hará que andemos en su voluntad gozándonos de ella.

No pierdan de vista que estoy insistiendo en que la transformación no es sólo externa, es decir no sólo se trata de cambiar nuestras acciones o comportamiento, si no también nuestro corazón, de tal manera que lleguemos a sentir como lo hace Jesucristo.

Una de las cosas que me impresiona de nuestro comportamiento, que muestra la maldad tan grande que hay en nuestro corazón, es que los hombres nos gozamos de hacer el mal.

Usted podrá pensar que esto que estoy diciendo es exagerado y por lo tanto no es cierto, pero la verdad es que el hombre es feliz tratando de vivir su vida sin la dirección de Dios para poder vivir como a él se le antoja, y esa incredulidad en el amor de Dios muestra la maldad que hay en nuestro corazón.

Ojo con esto; si no nos sentimos bien cuando hacemos la voluntad de Dios, algo muy malo está pasando en nuestro corazón, y el propósito de Dios es que toda esa maldad sea eliminada, para colocar allí el fruto del Espíritu Santo

 

 

II. ¿PORQUÉ NOS SENTIMOS MAL AL HACER LO CORRECTO?

En primer lugar porque hemos vivido la vida tratando de complacer nuestros deseos y sentimientos que no eran correctos, aunque pensábamos que si…

Entonces cuando somos salvados por Dios, y comenzamos a entender qué es lo correcto, eso es contrario a lo que veníamos haciendo que nos hacía sentir bien, y al obedecer a Dios nos sentimos mal, pero es por causa de nuestra incredulidad que nos lleva a pensar que algo estamos perdiendo, y eso nos lleva a experimentar malos sentimientos.

Obedecer con incredulidad es obedecer a Dios sin el conocimiento y la confianza en ese conocimiento, lo cual nos hace sentir mal.

Porque entendámoslo o no, los sentimientos están íntimamente ligados con la fe.

Cuando una persona piensa que Dios le está quitando algo que ella cree que le hará feliz, la confianza en que eso la haría feliz hace que experimente tristeza, de no poder hacer o no poder tener aquello que  anhela.

Hay personas que han pensado toda su vida que si fueran millonarios serían felices,  y cuando oyen acerca del contentamiento, o de vivir solo con lo necesario su sueño, al derrumbarse su sueño experimentan tristeza Y falta de motivación para seguir a Dios.

 

Pero cuando tenemos absoluta confianza en que lo prometido por Dios es bueno para nuestra vida y nuestra eternidad, y que además nos hará felices, eso nos motiva a obedecerle, y al hacerlo nos sentirnos supremamente, bien sin importar los resultados de esa obediencia.

 

Esa es la vida eterna y en la escritura podemos encontrar muchos testimonios de esa clase de vida. Por ejemplo:

Hech 5.40–41  Y convinieron con él; y llamando a los apóstoles, después de azotarlos, les intimaron que no hablasen en el nombre de Jesús, y los pusieron en libertad. 41Y ellos salieron de la presencia del concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre.

 

Estos hombres estaban haciendo lo correcto, fueron tratados con injusticia, fueron azotados, luego le hicieron prohibiciones que no tenían derecho a hacerles, y sin embargo a pesar de todo esto estaban llenos de gozo.

Y es evidente que su profunda alegría no venía de las circunstancias, lo cual a los ojos del mundo es una completa locura, pero eso es lo que los hijos de Dios podremos experimentar gracias a la salvación que hemos recibido.

La clave está en confiar. Ellos se gozaron gracias a esa fe, y esa misma fe les llevó a morir por hacer la voluntad de Dios.

 

Otro testimonio de la vida en el espíritu, de cómo la verdadera confianza en Dios nos permite vivir gozosos todo el tiempo lo vemos en la iglesia de Macedonia. Dice la escritura:

2 Corintios 8.1–2  Asimismo, hermanos, os hacemos saber la gracia de Dios que se ha dado a las iglesias de Macedonia; 2que en grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad.

 

Estos cristianos estaban pasando por una gran tribulación, además no eran pobres, eran profundamente pobres, pero a pesar de eso abundaba el gozo, y por causa de este gozo a pesar de su profunda pobreza fueron inmensamente generosos.

Al leer el pasaje completo da la impresión de que los apóstoles no quisieron pedirles la ofrenda para los santos, porque los vieron inmensamente pobres, pero estos cristianos llenos de gozo rogaron para que les recibieran la ofrenda que habían recogido, y los apóstoles quedaron admirados de la generosidad de estos hombres.

Y cuando leo esto y hago comparaciones con personas cristianas que tienen absolutamente todo y andan quejándose, aburridas de la vida, por cosas tan simples o tan sin valor…  La pregunta es:

¿Dónde está la fe de aquellos cristianos que andan aburridos por su situación? ¿Dónde está su Dios? O ¿cómo pueden decir que confían en Dios si no confían en las maravillosas promesas del nuevo pacto, que a veces ni conocen?

 

Cuando veo ese tipo de comportamiento en los cristianos me acuerdo de aquel pasaje que dice:

Isaías 42.18–20  Sordos, oíd, y vosotros, ciegos, mirad para ver. 19¿Quién es ciego, sino mi siervo? ¿Quién es sordo, como mi mensajero que envié? ¿Quién es ciego como mi escogido, y ciego como el siervo de Jehová, 20que ve muchas cosas y no advierte, que abre los oídos y no oye?

 

 

III. RECONOCIENDO NUESTRA INCREDULIDAD

¿Cómo salir de allí?   Para hacerlo es importantísimo aceptar que la orden de Dios es que vivamos  con gozo de manera continua, también es necesario que aceptemos que si es posible vivir de esa manera, pues tenemos testimonios de discípulos que a pesar de la persecución, el dolor o la pobreza lo hicieron.

Porque cuando aceptamos que es una orden y que si es posible vivirla, al no estarlo haciendo nosotros podemos reconocer que es por nuestro pecado de incredulidad.

Por favor no se enreden buscando disculpas para justificar no vivir gozosos todo el tiempo, eso no nos ayudará, Lo que lo hará es que compensemos nuestro pecado  de incredulidad.

El problema es que algunos, cuando se sienten mal de hacer la voluntad de Dios, o por causa de las cosas que Dios ordena a su alrededor, en lugar de reconocer que su falta de confianza en Dios les impide disfrutar del gozo, comienza a desobedecer a Dios, dedicándose a hacer aquellas cosas que los hace sentir bien, que llenan su vida,  esta manera se alejan cada vez más tercer verdaderamente la voluntad de Dios.

Lo mencionaba la semana pasada: ¿Y por qué no viene a la iglesia? Porque no me dieron ganas. ¿Y porque no estudia la biblia? Porque no me dieron ganas. ¿Y porque no ayuda al fulano…? Porque no me dieron ganas. ¿Y por qué no se sujeta a su marido? Porque no me da la gana. ¿Y porque no le hace caso a su madre? Porque no me da la gana.

 

PÉRDIDAS IRREMEDIABLES

Y ya vimos que cuando eso sucede, cuando hay desobediencia, echamos para atrás el proceso de transformación de nuestra vida,  ojo; echamos para atrás lo verdaderamente importante de la vida, y creo que la mayoría cuando hacen eso, están ignorando que hacer eso produce una pérdida irremediable.

Claro que Dios nos perdona por todas la desobediencias que cometemos, pero no es posible recuperar ese tiempo perdido, por lo tanto habrá una perdida irremediable.

Es como si sobre el fundamento usted fuera a construir algo de cierta altura, pero al perder tiempo por estar desobedeciendo, este tiempo desperdiciado ya no le permitirá llegar hasta donde originalmente se había planeado.

 

 

IV.  LA EXPERIENCIA DEL APÓSTOL PABLO

A.  VIVIENDO SIN LEY

El apóstol Pablo nos cuenta su experiencia respecto de este tema:

Romanos 7.9  Y yo sin la ley vivía en un tiempo; pero venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí. 10Y hallé que el mismo mandamiento que era para vida, a mí me resultó para muerte; 11porque el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, me engañó, y por él me mató.

 

Parece absurdo que el apóstol Pablo siendo un celoso de la ley de Dios como manifiesta en otros pasajes, se atreva a decir que vivía sin ley.

La explicación a esto, es que hacía una mala interpretación de la escritura para poder vivir como él quería,  y si vivía como él quería entonces vivía sin ley.

Y esto se parece a lo que se enseña en muchas iglesias que es: Dios existe para ayudarte a hacer tu voluntad… Que es igual a decir que no hay ley, que no hay que entregarle la vida a Cristo, que no hay que olvidarse ni mucho menos renunciar a todo, y entonces se han inventado un cristianismo que tiene como objetivo arrebatarle a Dios las cosas que los hombres desean.

Este hombre vivía sin ley, y sin embargo usaba la ley de los hombres para matar a los cristianos que si vivían bajo la ley de Dios…

 

B.  EL ENGAÑO DEL PECADO

Pero encontrándose con Cristo y comenzando interpretar correctamente la ley, comenzó a entender que estaba haciendo las cosas mal.

Pero también menciona, que el pecado lo engaño y usando el mandamiento lo mató. ¿A qué se refiere? A varias cosas, una de ellas:

Es como cuando alguien escucha que la vida cristiana debe ser vivida con un gozo continuo y permanente, y que en las pruebas debe tener todavía más gozo, entonces revisando su experiencia, piensa que vivir de esa manera es imposible, porque la realidad de su vida es muy diferente, es decir por todo pierde el gozo…  Por lo cual, si no tiene verdadera confianza en Dios va a concluir que la exigencia de Dios es demasiado alta, tanta que no se puede cumplir.

Y ese pensamiento mata su vida espiritual, porque mientras piense que Dios está pidiendo un absurdo, algo imposible de cumplir… por supuesto que no lograra obedecer a Dios para vivir con gozo continuo.

¿Está dejando usted que su pecado lo mate y en lugar de reconocer su incredulidad piensa que el mandamiento de Dios es imposible de cumplir?

 

C.  AFIRMANDO SU CONFIANZA EN LA LEY DE DIOS

El apóstol Pablo continúa, y lo que le permite salir del engaño del pecado es que no duda de lo correcto de los mandamientos de Dios, por eso dice:

Romanos 7.12  De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno.

 

Pregúntese: ¿Cree usted que el mandamiento de vivir con gozo permanente, sea santo, justo y bueno?

Si es un mandato Santo quiere decir que debemos hacerlo para el Señor, si es justo quiere decir que si es posible cumplir con esto que Dios nos pide y debemos hacerlo, y si es bueno quiere decir que beneficia nuestra vida y nuestra eternidad.

 

Pero reconocer que Dios es bueno y su ley es buena, plantea la siguiente pregunta:

Romanos 7.13a  ¿Luego lo que es bueno, vino a ser muerte para mí?

 

El apóstol al hacer la pregunta está pensando en su experiencia, y mencionar su pecado de la codicia.

Y lo que entendemos es que el vivía su vida siendo un codicioso, pero no tenía ningún problema con su codicia, más aún se alegraba cuando lograba sus objetivo, lo cual lo inpulsaba a ser más codicioso, a seguir obteniendo mas y mas cosas, de tal manera que seguramente estaba convencido que la codicia era una buena cualidad, porque era el motor de su vida…

 

D.  SIENDO CONFRONTADO POR LA LEY

Pero un día el Señor le dice que la codicia es pecado…  Y lo que el comenzo a sentir debe ser similar a lo que siente una mujer que toda la vida a manipulado a su marido, y lo ha hecho para vivir la vida que ella desea, y un día le dicen que tiene que sujetarse a él y que tiene que obedecerle como al Señor…

Y es allí cuando muchos experimentan dolor, y viene el conflicto de si creo o no creo lo que Señor me pide, que tiene íntima relación con sí estoy dispuesto a dejar mi pecado  o no

Entonces esta mujer como creen el Señor, toma la decisión de obedecerle, siendo obediente con su marido, pero cuando lo va hacer precisamente las órdenes que el da son medio simples, o no son prácticas, o no son generosas, y entonces, al enfrentarse a esta situación, a esta prueba, le falta la fe y se le sale la rebeldía…

No debemos perder de vista que todo se trata de confiar o no en Dios. Y es por eso que cuando nos proponemos cambiar, es precisamente cuando viene la tentación o la situaciones difíciles que nos hacen ver el asunto mucho más difícil, pero Dios lo hace así, precisamente para que nuestra fe crezca.

Si alguien le dice usté que dejó de fumar porque no consigue cigarrillos, que no ha vuelto a fornicar porque no encuentra con quien hacerlo, o que no ha vuelto a robarle los diezmos al Señor porque no ha recibido nada,  o que no vuelto a pelear con el marido porque se fue de la casa…  ¿Usted creería que allí hay crecimiento espiritual, crecimiento en la fe?

Pues bien, ese primer fracaso cuando tratamos de cambiar nuestro pecado, eso es lo que experimentamos todos, en especial cuando nos enfrentamos a cambiar ese pecado preferido…  Y el resultado final si seguimos creyendo en lo bueno de los mandatos del Señor es que a causa de nuestros fracasos, nos sentiremos inmensamente pecadores.

 

Es decir, la experiencia nos dice que: la buena ley de Dios nos hace experimentar la muerte.

¿Pero quiere eso decir que la buena ley de Dios es mala para nosotros?

Desafortunadamente como he venido diciendo el pecado engañando a muchos los lleva a pensar que sí, y eso los hace retroceder en el camino del Señor, para no sentirse mal por causa de sus pecados.

¿Qué pasa cuando un cristiano es confrontado con un pecado que no quiere dejar de cometer? Lo normal es que deja de venir a la Iglesia, y además dirá que está muy bien con Dios.

 

Yo se como predico, y se que las cosas que Dios me pone a enseñar algunos las pueden tomar de manera parecida a como el apóstol inicialmente tomó la prohibición acerca de su codicia, pero la clave cuando seamos confrontados con la ley de Dios acerca de nuestros pecados, es recordar que es lo primero que Dios nos dió cuando nos convirtio en sus hijos.

Y eso fue el perdón.  Cuando yo escucho que Dios de alguna manera me dice que estoy haciendo algo mal, en lo primero que pienso es en que el, me ha perdonado, me acepta, y se ha propuesto sacar el pecado de mi vida, y eso me permite reconocer mi pecado lo cual es el primer paso para poder dejarlo.

Pero hay algunos que creyéndose todavía buenos, no hay entendido el perdón de Dios aunque piensan que si, y cuando escuchan algo que les muestra su pecado, deciden no reconocerlo, o  toman la decisión de alejarse de Dios para no sentirse pecadores. Eso es un gravísimo error porque es la clave para perpetuar el pecado.

 

Por eso ante la pregunta: ¿La buena ley de Dios es mala para mí? El apóstol contesta:

Romanos 7.13b  En ninguna manera; sino que el pecado, para mostrarse pecado, produjo en mí la muerte por medio de lo que es bueno, a fin de que por el mandamiento el pecado llegase a ser sobremanera pecaminoso.

 

Lo bueno de la ley de Dios cuando la creemos, es que en primer lugar nos muestra lo horrible que es el pecado. Y es bueno, porque uno de los ingredientes necesarios para tomar la decisión de dejar nuestros pecados es ver lo horrible y lo destructivos que son.

Los pecados que comentemos sobre los cuales no hemos tomado la firme decisión de dejarlos, es porque no los vemos horribles… Y entonces al pasar el tiempo Dios a través de las circunstancias nos muestra las terribles consecuencias; y a veces aún así, no los vemos horribles, pues buscamos culpables en lugar de reconocer nuestro pecado.

 

Así no saldremos del pecado ni podremos disfrutar del gozo. Lo correcto, lo que el apóstol hizo es:

Romanos 7.14–16  Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado. 15Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. 16Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena.

 

No se deja engañar más por el pecado, y lo logra al aferrarse a su confianza de que la ley de Dios, la voluntad de Dios, es buena. Continúa:

Romanos 7.22–25  Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; 23pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. 24¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?

 

Notemos que por su aceptación a lo buena que es la ley de Dios, él se deleita en esa ley, es decir el sueña con vivir haciendo la voluntad de Dios, pero también se enfrenta a otra muy dura realidad y es que está cautivo de su pecado, lo cual lo hace sentir supremamente mal.

(Dicen que del cuerpo de muerte se refiere al cadáver que ataban al asesino, para que esté al descomponerse produjera la muerte en el asesino)

 

Y con esto el apóstol Pablo está tratando de comunicar lo horrible que se siente por causa de sus pecados, y se siente mal porque en su mente se deleita en lo que Dios le pide, pero su cuerpo se revela y lo lleva a cometer pecados.

¿Qué puede estar pasando allí, porque no puede dejar de pecar? Ojo con esto:

Una de las razones por las cuales los cristianos no pueden dejar los pecados, es porque creen que pueden dejarlos.

Creer que podemos dejar nuestros pecados, es un engaño porque es como si creyéramos que somos lo suficientemente buenos para poder dejarlos…

 

Y si somos lo suficientemente buenos para poder dejar nuestros pecados, entonces no necesitamos a Cristo… Pero contrario a esto Jesucristo dijo:

Juan 15.5  Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.

 

Y de estas palabras podemos ver dos cosas supremamente claras: Es imposible que el hombre por sí solo pueda dejar sus pecados… Pero es posible para el que permanece en Cristo llevar mucho fruto, lo cual quiere decir que los cristianos si podemos dejar nuestros pecados, pero sólo con la ayuda de Dios.

 

Y es por esta verdad, que el apóstol después de sentirse de lo más miserable… Termina su comentario diciendo:

Romanos 7.24–25  ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? 25Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.

 

Entiende que  con el poder de Dios puede dejar el pecado, pero también entiende que para que esto sea una realidad, no debe vivir dirigido por su carne, si no por el Espíritu.

 

 

V.  LA LEY DE LA VIDA Y LA LEY DE LA MUERTE

Es importante que notemos que está hablando de leyes, y menciona dos leyes; la ley del pecado, y la ley de Dios.

Pensemos en la ley del pecado como la ley de la gravedad. El poder que esa ley tiene es lo que hace que si usted arroja un objeto de un edificio ese objeto cae a tierra.

El poder de la ley del pecado hace que si usted vive en la carne, indudablemente cae en pecado, porque el solo hecho de vivir en la carne  ya es pecado.

¿Por qué los cristianos no viven con gozo continuo y permanente, y porque en las pruebas no experimentán sumo gozo? La respuesta es: Porque viven en la carne…. Aunque piensan que viven en el Espíritu.

Pero sabemos que no vivimos en el Espíritu, porque si lo hiciéramos experimentaríamos un gozo profundo y permanente.

La ley del pecado, la ley de la gravedad, podemos evadirla si nos metemos en un avión…  Y este avión puede volar gracias a las leyes de la aerodinámica.

Si te metes en Cristo, y vives bajo la ley de Dios, entonces tendrás todo el poder necesario para contrarrestar la ley del pecado, es por eso que el apóstol dice “Gracias doy a Dios por Jesucristo

 

Esto mismo lo explica el apóstol un poco más adelante en su carta cuando dice:

Romanos 8.6–8  Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. 7Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; 8y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.

 

No hay duda que si vives en la carne no podrás experimentar el gozo del Señor. Y si piensas que es imposible vivir con un gozo permanente, por causa de las “malas” circunstancias entonces estás pensando en la carne, y como la carne es enemistad contra Dios, tu carne te dirá que es mentira lo que Dios dice que es verdad.

Pero si andas en el Espíritu, el Espíritu te dirá que es mentira lo que la carne te dice, y que sí se puede vivir todo el tiempo con una alegría completa y permanente.

 

Un poco más adelante el apostol continua insistiendo en estas dos leyes y dice:

Romanos 8.11–13  Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros. 12Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne; 13porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.

 

Y entonces la pregunta es: ¿tienes suficiente confianza en Dios para vivir en el Espíritu? O ¿Todavía confías tanto en la carne y en lo que el mundo ofrece para que seas feliz, que todavía no has tomado la decisión de vivir en el Espíritu?

 

Un poco más atrás dice:

Romanos 8.5  Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.

 

Tarea: ¿Cuáles son las cosas que piensan los que viven en la carne, y cuáles son las cosas que piensan los que viven en el Espíritu?

Podemos hacer una pequeña evaluación, que nos ayude a reconocer en que vivimos, porque como estudiamos en unos temas anteriores, el hombre carnal no sabe que es carnal, el hombre carnal cree que está haciendo lo correcto delante de Dios, pero una evaluación con la palabra de Dios le puede ayudar a reconocer su verdadera condición.

 

(Revisar tarjeta de carnal o espiritual)

 

 

CARACTERÍSTICAS DEL HOMBRE ESPIRITUAL

 

Debe experimentar: paz, gozo, amor, bondad, fidelidad, paciencia, amabilidad, benignidad, hambre por la palabra de dios, vida rica de oración, consulta todo a dios, anhela hacer la voluntad de Dios cómo lo más importante en su vida, testimonio que ayuda a otras personas a recibir a cristo, fe aún frente a objetivos y circunstancias difíciles, obediencia a las autoridades colocadas por Dios

 

CARACTERÍSTICAS DEL CARNAL

La experiencia de “arriba y abajo” temperamental manejado  por  las  circunstancias  externas.

Dificultad para comprenderse a sí mismo… no entiende porque  no  hace  lo  correcto.

No  cree  tener  el  poder  de  Dios  para  obedecerle.

Una actitud interna de descontento, queja y rebeldía. (Fosforito)  Aún hacia las respuestas de Dios.

Vida legalísta. Cree que tiene que obedecer para merecer el amor de Dios… y recibir lo necesario.

Testimonio estéril por Cristo… nadie recibe a Cristo

Vida pobre de oración… ni agradece ni consulta a Dios

Doctrinas equivocadas justificando sus pecados

Desobediente a Dios, a sus principios.

Busca sólo sus propios intereses

No desea estudiar la Biblia.

No hay metas espirituales

Pensamientos impuros

Espíritu de crítica

Egocentrismo

Preocupación

Frustración

Desaliento

Envidias

Derrota

Enojo

Celos

Duda

 

 

 

 

 

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