¿BENDECIDOS Y AHORA QUE?

Para poder vivir una auténtica y satisfactoria vida cristiana, es decir; disfrutar de hacer lo correcto, llenos de paz y gozo en el Espíritu Santo, trayendo como resultado el crecimiento espiritual y un aumento en los tesoros celestiales, es indispensable confiar en el detallado cuidado que Dios tiene de cada uno de nosotros, de nuestra vida espiritual principalmente, y de todas aquellas cosas que tienen relación con nosotros...

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I. INTRODUCCIÓN
¿BENDECIDOS Y AHORA QUÉ?
Para poder vivir una auténtica y satisfactoria vida cristiana, es decir; disfrutar de hacer lo correcto, llenos de paz y gozo en el Espíritu Santo, trayendo como resultado el crecimiento espiritual y un aumento en los tesoros celestiales, es indispensable confiar en el detallado cuidado que Dios tiene de cada uno de nosotros, de nuestra vida espiritual principalmente, y de todas aquellas cosas que tienen relación con nosotros.
Repito: Si no confiamos en ese cuidado espectacular que Dios tiene de cada uno de nosotros, no será posible vivir la vida cristiana.
Por supuesto la escritura nos muestra esta verdad de muchas formas, como por ejemplo la oración qué hiso Jesús cuando estaba en el mundo:
Juan 17.15 No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal.
Este texto también muestra que no es huyendo del mundo como vamos a obtener nuestro crecimiento espiritual, sino enfrentándolo de manera adecuada, y esa es precisamente la oración que Jesús hace por nosotros.
Porque él mundo indudablemente nos afecta, y si no tenemos cuidado del mundo, este nos envuelve, seduce y arrastra, de tal manera que podemos terminar haciendo cosas que no beneficien nuestra vida, al menos no nuestra vida espiritual. Si nos examinamos:
¿Cómo nos fue en este fin de año respeto del mundo, su seducción, las tentaciones y las pruebas?
Será que podemos decir con toda honestidad que fue de mucha bendición y crecimiento espiritual, o….
Y si fallamos, que no debería ser pero suele ocurrir, la escritura nos cuenta Como el señor sigue cuidando de nosotros. Su palabra dice:
Romanos 8.34 ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
Es decir no sólo el Señor Jesús cuido a sus discípulos mientras estaba en el mundo, la escritura nos cuenta que actualmente el intercede por nosotros desde la diestra de Dios allí en los cielos.
Esta intersección, era el oficio de los sacerdotes en el templo, pidiéndole a Dios el favor para los hombres necesitados y pecadores, esto mismo hace el Señor Jesús y la ventaja es:
Hebreos 7.23–25 Y los otros sacerdotes llegaron a ser muchos, debido a que por la muerte no podían continuar; 24mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable; 25por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.
Es decir no puede haber la más mínima duda del cuidado permanente, oportuno y lleno de sabiduría de Dios por cada uno de nosotros.
Y, como dije al comienzo; el poder para resistir los ataques del mundo, el demonio y la carne está en la confianza, en el cuidado que Dios tiene de cada uno de nosotros.
Pero aquí hay algo muy importante, y es que este cuidado de Dios por nosotros que se manifiesta en las oraciones que el mismo Señor Jesús hace por nosotros, esta regido o enmarcado dentro de las promesas del Nuevo Pacto, ya que este pacto fue concertado entre el Señor Jesús y Dios Padre con el objetivo de bendecirnos, salvándonos y cuidándonos hasta que lleguemos a su presencia.
Esto que acabo de mencionar puede sonar extraño para muchos, porque aunque el Nuevo Pacto es para nosotros, y aunque este pacto tiene sus inicios en el pacto hecho por Dios con Abraham, la verdad es que el Nuevo Pacto es un acuerdo entre Dios padre y Jesucristo, para salvarnos y cuidarnos a cada uno de nosotros. Por eso el apóstol Pablo lo menciona de esta manera:
Gálatas 3.17 Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado por Dios para con Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para invalidar la promesa.
Esto nuevamente recalca el interés del Dios todo poderoso de cuidarnos, pues hay de por medio un pacto entre Dios padre y Jesucristo, que absolutamente nadie puede invalidar.
Pero esto también quiere decir, que aunque sepamos que Dios nos cuida, si no tenemos claridad de las promesas y los objetivos de Nuevo Pacto, entonces nos será muy difícil entender o tener claridad, acerca de la protección y el cuidado amoroso que Dios tiene por nosotros.
Es por causa de esta ignorancia, que hay muchos creyentes que en medio de sus conflictos o problemas aunque recurren a la oración, sus oraciones no tiene fundamento bíblico, y al orar de manera equivocada y no recibir respuesta, no al menos como la esperan, terminan creyendo que Dios no tiene cuidado de ellos…
Pero insisto; el problema no está en que Dios no preste atención a nuestra condición o a nuestras oraciones, sino a que oramos ignorando las promesas de Dios, que es igual a decir qué; oramos ignorando las respuestas que Dios ha dado a nuestros problemas.
Dicho en otras palabras la respuesta de Dios a las peticiones de muchos creyentes es… Hace tiempo te respondí, hace tiempo te di la solución, pues la solución está en las promesas que te he dado, que tú ignoras o que conoces pero no crees.
Es como el hijo que dice a su padre: Papá dame plata… El padre responde: Te la puse en el bolsillo. Papá no me oíste por favor dame plata… Te la puse en el bolsillo. Papá te suplico por lo que más quieras dame plata…. Hijo querido te la puse en el bolsillo… Y al final el hijo dice: Es el colmo mi padre no me ayuda!
Recuerdo el testimonio de una señora, de mucho dinero, con una serie de conflictos que la mantenían en una depresión suicida, que a pesar de haber sido tratada de muchas maneras no lograba dejar de sentirse deprimida. Con sólo explicarle con claridad que Dios tenía cuidado de ella, se sano por completo de su enfermedad.
¿Se imaginan ustedes como deberíamos sentirnos conociendo y creyendo en todas las promesas del Nuevo Pacto?
Cuando hablamos de la importancia de escudriñar las escrituras enseñamos que debemos: Oir, leer, estudiar, memorizar, aplicar…

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