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LA VOLUNTAD DE DIOS – PARTE 2 EL IMPERIO DE LA MUERTE

I. INTRODUCCIÓN

No es igual la reacción ante la noticia de la muerte de un justo, de una buena persona, a cuando es un criminal el que muere… El pensamiento popular es que ojalá los criminales mueran rápido mientras que los justos duren muchos años. (Aunque por supuesto las personas que amaban al criminal no piensan lo mismo)

Pero contrario a ese pensamiento popular, Dios en su palabra justifica el hecho de que los justos mueran pronto, diciendo lo siguiente:

Isaías 57:1–2 Perece el justo, y no hay quien piense en ello; y los piadosos mueren, y no hay quien entienda que de delante de la aflicción es quitado el justo. 2Entrará en la paz; descansarán en sus lechos todos los que andan delante de Dios.

Cuando muere una persona que es justa a los ojos de Dios, es para que comience a disfrutar de una paz y un descanso maravilloso en la presencia de Dios. Y otro pasaje dice:

Salmo 116:15 Estimada es a los ojos de Jehová la muerte de sus santos.

Por lo tanto cuando muere un auténtico creyente lo que debería ver en nosotros si no fuéramos egoístas es la alegría de saber que ese hermano en la fe se fue a disfrutar de la presencia de Dios.

Y entonces es bueno que nos preguntemos: ¿Somos conscientes de lo que realmente representa la muerte para un hijo de Dios?

Por qué si estamos creyendo en las promesas de Dios entonces debe haber una enorme diferencia entre los hijos de Dios y los que no lo son, respecto de lo que pensamos acerca de la muerte…

Mientras que para las personas que no creen que haya vida después de la muerte, o que no tenga ni idea lo que va pasar después de su muerte, es normal que pensar en la muerte sea algo muy difícil, ya que la consideran el destino fatal e inevitable donde los hombres pierden absolutamente todo lo que aprecian en esta vida.

Y por esto, por considerarlo un enemigo poderoso contra el cual no tienen la más mínima posibilidad de ganar esta batalla final, por esta razón, es que la gran mayoría de las personas han decidido vivir ignorándola. Pues:¿Para qué pensar o para que perder tiempo en algo que no tiene solución?

Algo así como el dicho: “Al mal tiempo buena cara” Y con esta frase lo que se quiere puntualizar es que como no es posible controlar el clima, lo mejor que podemos hacer es adaptarnos y hacer buena cara venga lo que venga… Ademas la mala cara o el afán, no mejorará el clima. El Señor dijo:

Mateo 6:27 ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?

En el libro de Eclesiastés del cual les he dicho que es un libro escrito por una persona muy inteligente, muy razonable, muy práctica, pero que aunque cree en Dios no le conoce, y por lo tanto tampoco conoce los planes que Dios tiene, lo que dice acerca de la muerte es lo siguiente.

Eclesiastés 9:4 al 5 Aún hay esperanza para todo aquel que está entre los vivos; porque mejor es perro vivo que león muerto. 5Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido.

Los planteamientos de este libro parecen muy razonables y muy sabios hasta que uno los revisa a la luz de las verdades de Dios. En este caso aunque el autor reconoce que absolutamente todos los hombres vamos a morir, ignora por completo lo que sucede después de la muerte, de lo cual el mismo da testimonio cuando dice:

Eclesiastés 3:21 ¿Quién sabe que el espíritu de los hijos de los hombres sube arriba, y que el espíritu del animal desciende abajo a la tierra?

Y como ignora por completo lo que sucederá después de la muerte, pues trata de aferrarse a la vida el mayor tiempo posible, y por eso dice algo qué suena razonable para los que no conocen el plan de Dios, pero que es equivocado a los ojos de Dios.

¿A qué me refiero? En primer lugar: Dice es que es mejor vivir como un cobarde que morir como un valiente. Entendiendo que el cobarde es aquel que no quiere enfrentar la verdad o la responsabilidad, si el Señor Jesús hubiera vivido de acuerdo a esta premisa, entonces lo más sensato que debió haber hecho es negarse a ir a la cruz para así poder vivir más tiempo.

Pero si eso fuera lo que hubiera hecho, entonces absolutamente toda la humanidad no tendría la más mínima esperanza de salvación… Por lo tanto después de la muerte física todos los hombres experimentarían la muerte eterna.

Gracias a Dios la decisión de Jesús no fue guiada por su cobardía y egoísmo, sino por un amor entrañable que le permitió entregar su vida de una manera tan espantosa, que no logramos comprender, para proveer la oportunidad de salvación a todos los hombres.

Pero Jesus no sólo nos da ejemplo de qué si es necesario debemos morir por la verdad, también nos pide que hagamos lo mismo, y por esto las palabras de Jesús a sus discípulos que iban a ser fieles a la verdad fueron las siguientes:

Juan 16:1–3 Estas cosas os he hablado, para que no tengáis tropiezo. 2Os expulsarán de las sinagogas; y aun viene la hora cuando cualquiera que os mate, pensará que rinde servicio a Dios. 3Y harán esto porque no conocen al Padre ni a mí.

Es evidente que aquellos que tienen miedo a la muerte no podrán vivir de acuerdo a la voluntad de Dios. De hecho, hay muchos cristianos callan la verdad que el mundo necesita, y esta desobediencia o esta falta de amor no les permite disfrutar de toda la bendición que Dios tiene para ellos.

Por que él cristiano que llevando un buen tiempo no comparte su fe, hablaba la semana pasada de discípulos, grupos de oración, grupos de estudio bíblico, quien no lo hace está demostrando con sus hechos que está dando más valor a las mentiras del mundo, que a la verdad que Dios quiere que los hombres tengan oportunidad de escuchar, para así tener la posibilidad de recibir y disfrutar de la salvación.

Y al hacer esto, al no compartir la verdad se pierden de una gran cantidad de bendiciones de parte de Dios.

El escritor luego dice de que los muertos nada saben, mientras los vivos al menos saben que han de morir. Y con esta frase nuevamente trata de apoyar el pensamiento de que es mejor vivir muchos años en el mal, que pocos años haciendo la voluntad de Dios.

Pero nuevamente se equivoca, porque cuando dice que los muertos nada saben. El es el que no sabe nada acerca de lo que los muertos saben, porque los muertos a este mundo, siguen viviendo en la eternidad teniendo conocimiento no sólo de lo que pasa con ellos, sino aún de lo que pasa en el mundo.

En la parabola de rico y el pobre el Señor Jesús enseña acerca del conocimiento que tienen los muertos. E igual podemos leer en el libro de apocalipsis el cual dice:

Apocalipsis 6:9–10 Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían. 10Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra?

Lo cual nos muestra que no sólo son conscientes de lo que sucede con ellos en la eternidad, sino que aún están informados de lo que está pasando en la tierra… Y por eso están pidiendo venganza contra aquellos que han estado en contra de los creyentes.

Este texto y otros muchos más nos muestran que después de la muerte sigue una vida, cuyo destino dependerá de si las personas han conocido o no han conocido a Dios, pues el conocimiento de Dios determina la clase de vida que vivimos, y por esto el apóstol Pablo escribió:

Gálatas 4:8–9 Ciertamente, en otro tiempo, no conociendo a Dios, servíais a los que por naturaleza no son dioses; 9mas ahora, conociendo a Dios, o más bien, siendo conocidos por Dios, ¿cómo es que os volvéis de nuevo a los débiles y pobres rudimentos, a los cuales os queréis volver a esclavizar?

No se trata de cuán religiosa sea una persona, tampoco se trata de cuanto conozca la escritura, pues de hecho aquellos religiosos que conocían la escritura, fueron los que motivaron a la multitud para que Cristo fuera crucificado…

Siendo esto así, es muy importante que entendamos que lo terrible de la muerte no es la muerte misma, sino vivir ignorándola, pues quien la ignora no se prepara para ella. Y quien no se prepara para ella no hay duda que su destino eterno será algo tan espantoso que la imaginación no alcanza a vislumbrar.

Según la escritura hay tres clases de muerte. La muerte espiritual, la muerte física y la muerte eterna. Y el problema comienza cuando ignoramos la muerte espiritual… De la cual habló Jesús a aquel hombre que le quería seguir, pero primero pidió permiso para enterrar a su padre, y entonces el Señor le dijo:.

Lucas 9:60 Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia el reino de Dios.

Al decir esto Jesús se refería a todos aquellos que estando vivos fisicamente ignoran qué están muertos espiritualmente. Y sabemos que si no hacen algo al respecto, si siguen muertos espiritualmente cuando llegue la hora de la muerte física, entonces quedarán muertos eternamente, que no quiere decir que dejarán de existir sino que vivirán eternamente condenados.

Alguna vez un vendedor de seguros me llamó tratando insistentemente de venderme un seguro de vida… Terminé diciéndole que me parecía absurdo que los hombres se asegurarán de muchas cosas que a lo mejor nunca les sucedan, pero no se aseguraran respecto de lo único que jamás podrán evitar. La muerte. Y entonces le pregunté: ¿Ya tienes seguridad adonde vas a ir cuando te mueras?

La pregunta es válida para nosotros hoy: ¿Ya tenemos seguridad de a dónde vamos a ir cuando muramos? Y la siguiente pregunta complementaria es: ¿Porque tienes esa seguridad?

Algunos ante esta pregunta contestan que ya recibieron a Cristo, que ya hicieron una oración, sin embargo esa respuesta a la verdad no da mucha seguridad. Lo que realmente da seguridad es que habiendo recibido el Espíritu de Dios, es decir dejando estar muertos espiritualmente, vivamos de acuerdo a lo que el Espíritu de Dios nos enseña.

Y por esta razón, para aquellos que creen ser cristianos y no lo son, que creen tener asegurada la salvación y no la tienen, es que el apóstol escribe que la clave está no en vivir según la carne, sino según el Espíritu de Dios. dice así:

Romanos 8:7–9 Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; 8y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. 9Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.

Por favor mucho cuidado con esto, especialmente los jóvenes y todos, nadie sabe cuánto tiempo le queda de vida , por lo tanto no hay que dejar para después el seguir muertos espiritualmente.

Y según este pasaje los que están muertos espiritualmente siguen viviendo según la carne, y por esto no pueden agradar a Dios, sólo aquel que tiene el Espíritu de Dios tiene el poder de cambiar…

Y si alguien dice que tiene el Espíritu de Dios pero no está viviendo dirigido por el Espíritu de Dios, entonces se está mintiendo asimismo, porque lo que dice el pasaje, es que quien esto hace, quién sigue viviendo según la carne no es un hijo de Dios.

La buena noticia es que hay solución. Esta solución comienza cuando Jesús a través de la muerte destruye al que tenía el imperio de la muerte. Es decir al diablo. Dice así:

Hebreos 2:14 Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo…

Jesús al participar de carne y sangre, es decir al despojarse de su divinidad y vivir como hombre, lo hizo para destruir el imperio de la muerte. Y como consecuencia también obtener victoria sobre la misma muerte, y por esto podemos leer:

1 Corintios 15:55–57 ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? 56ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. 57Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.

Podemos decir que el imperio de la muerte se sostiene gracias al miedo que tienen los hombres de perder una cantidad de cosas que valoran, y que por no perderlas fácilmente se dejan esclavizar de Satanás.

Esta esclavitud, este temor los lleva a practicar el pecado para conseguir o no perder lo que tienen, y cuando el hombre peca infringe la ley y se hace merecedor de la muerte, pero no sólo de la muerte física sino de la muerte eterna.

Pero cuando en el pasaje se le da gracias al Señor por la victoria, lo que se está reconociendo es que en Cristo Jesús tenemos poder para combatir y vencer al pecado, y al hacerlo tenemos victoria sobre la muerte. No sólo sobre la muerte espiritual, pues al final también dice la escritura:

1 Corintios 15:25 al 26 Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. 26Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte.

La destrucción de la muerte misma ocurre cuando el hombre se muere, es resucitado, y recibe una vida que es eterna. El Señor Jesús cuando le preguntaron acerca de una mujer que había tenido siete maridos, que cuál de ellos sería el marido en la eternidad, el contestó:

Lucas 20:34 al 36 Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Los hijos de este siglo se casan, y se dan en casamiento; 35mas los que fueren tenidos por dignos de alcanzar aquel siglo y la resurrección de entre los muertos, ni se casan, ni se dan en casamiento. 36Porque no pueden ya más morir, pues son iguales a los ángeles, y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección.

Si continuamos con lo que dice el pasaje de hebreos:

Hebreos 2:15 y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.

Ya mencioné lo que este texto explica, que el temor a la muerte es un temor producido por Satanás, a través del cual esclaviza a los hombres durante toda la vida, a vivir en esclavitud de acuerdo a los deseos de Satanás.

Una de las evidencias de esa esclavitud es el deseo de no querer morir o aún la actitud de ignorar la muerte, y vivir como si nunca fueran a morir.

Dando una conferencia en una universidad me preguntaron que cuál era el objetivo del cristianismo, y respondí que uno de los objetivos muy importantes, es prepararse para morir… Casi me apedrean. Prepararse para morir desde joven suena absurdo para la gente del mundo.

Esto puede sonar bastante duro pero, quien tenga miedo a la muerte es porque todavía o es esclavo del diablo, o es un hijo de Dios oprimido por el diablo, lo más seguro por falta de fe y de renovar su entendimiento.

No me refiero al instinto de conservación colocado por Dios, sino al temor a la muerte y a todas las antesalas de la muerte, que logran que los hombres vivan esclavos en un sistema de vida qué ha sido completamente deformado por Satanás.

Cuando hablo de la antesala de la muerte, me refiero al temor de perder muchas cosas, como la salud, el dinero, los amigos, el amor, el matrimonio, la diversión, la ropa, el celular, el carro, etc. Porque este temor al esclavizarnos no nos permite hacer la voluntad de Dios.

Esta esclavitud ha dado origen a una serie de malas doctrinas en muchas iglesias, que enseñan que todos los cristianos deben ser sanos, prósperos, importantes, y que están protegidos por Dios contra todo evento que perjudique su buena vida en el mundo…

Ignorando por completo que esta clase de énfasis no son bíblicos, y son evidencia de que son esclavos del imperio de la muerte, del cual ya deberían ser libres si es que son auténticos cristianos.

Cuándo los llamados cristianos hacen esto están dando prácticamente la misma respuesta que dan los incrédulos ante la muerte, que es ignorarla o huir de ella, sin entender que entre más miedo se tenga a la muerte, entre más miedo se tenga a perder las cosas de este mundo más grave y más poderosa es la esclavitud que produce.

Siendo esto cierto, la razón, la lógica, nos indica qué lo mejor que podemos hacer ante la realidad de la muerte es enfrentarla.

(Testimonio de aquel que le encontraron un tumor de cáncer en el cerebro y comenzó a declarar que era sano… Hasta que la realidad acabó con su fe y me llamaron para preguntarme qué le podían decir para ayudarlo. Y la respuesta que les di es que le digan qué se prepare para morir. )

Y esto es precisamente lo que hace Jesús para destruir el imperio de la muerte. Enfrenta la muerte con un propósito supremamente claro para él. Y así lo comunica a sus discípulos:

Juan 12:23 Jesús les respondió diciendo: Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado.

Refiriéndose a su muerte podemos ver que la opinión de Jesús acerca de ella no es la destrucción total, la pérdida de todo, el fin de todo, sino el comienzo de algo que daría la gloria a Dios, y por eso la enfrenta en lugar de huir de ella. Y luego continúa diciendo:

Juan 12:24 De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.

De cierto de cierto, es una repetición usada para que se ponga mucha atención a lo que se va a decir, pues además de ser importante, va en contra de lo que normalmente se cree. En este caso Jesús está enseñando que la muerte no es algo malo, sino que es un paso necesario para obtener algo mucho mejor.

Si pensamos en el ejemplo qué da el Señor Jesús, sería absurdo que aquel que está sembrando esté triste por la semilla que está sembrando… Todo lo contrario, echa la semilla a la tierra con alegría gracias a la esperanza de cosechar un buen fruto.

Cuando Jesús muere y resucita, no sólo está dando origen a la iglesia sino a muchísimas otras cosas que habían sido prometidas por Dios. Por esto un poco más adelante Jesús hablando de su muerte dijo a sus discípulos:

Juan 16:20 De cierto, de cierto os digo, que vosotros lloraréis y lamentaréis, y el mundo se alegrará; pero aunque vosotros estéis tristes, vuestra tristeza se convertirá en gozo.

Y ciertamente cuando Jesús muere ellos pensaron que era lo peor que podía haberles ocurrido, mientras que para los enemigos de la verdad, para los hijos del diablo fue motivo de alegría. Pero cuando luego de tres días llegaron noticias de su resurrección y él se les apareció, su tristeza se convirtió en gozo.

Lo vieron morir, lo vieron resucitar, estuvo con ellos 40 días… Y eso nos permite entender porque siguieron predicando la verdad, sabiendo que podían ser asesinados… Pero la convicción de que también iban a resucitar como lo vieron a él resucitado, les permitió ser fieles hasta el final. El Señor Jesús continuó diciendo:

Juan 16:21-22 La mujer cuando da a luz, tiene dolor, porque ha llegado su hora; pero después que ha dado a luz un niño, ya no se acuerda de la angustia, por el gozo de que haya nacido un hombre en el mundo. 22También vosotros ahora tenéis tristeza; pero os volveré a ver, y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo.

Donde Jesús insiste que morir es doloroso para nuestra carne, pero es necesario, para disfrutar de algo que no nos podrá ser quitado jamás.

Morir es dejar el disfrute temporal de las cosas temporales para comenzar a disfrutar por la eternidad de las cosas eternas. Y por favor la diferencia entre lo uno y lo otro es una diferencia enorme, tan enorme que ahora mismo no la podemos comprender. La escritura hablando de esta herencia y recompensa dice:

Hebreos 12:27–28 Y esta frase: Aún una vez, indica la remoción de las cosas movibles, como cosas hechas, para que queden las inconmovibles. 28Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia;

Este pasaje enseña que todas estas cosas que vemos que nos rodean van a desaparecer para que queden las cosas inconmovibles. Vamos a recibir un reino inconmovible y por esta razón deberíamos revaluar el valor que tienen las cosas que nos rodean, para que dándoles su justo valor no se conviertan en un estorbo para hacer la voluntad de Dios, y para recibir ese reino inconmovible.

Cuándo Jesús va a la cruz, muere y resucita, destruyendo de esta manera el imperio de la muerte, está dando oportunidad, a que todo aquel que crea en él sea también libre del imperio de la muerte, y de la esclavitud que este imperio produce.

¿Cómo disfrutar de esta libertad? El Señor Jesús continúa diciendo:

Juan 12: 25 El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará.

Estas palabras van dirigidas a nosotros. Y en ellas Jesús está diciendo que el que no está dispuesto a morir a su vida, se perderá. ¿Se perderá de qué?

Se perderá de ser liberado del poder del imperio de la muerte. Se perderá de ser glorificado con él, se perderá de disfrutar de las cosas eternas por la eternidad, y aunque es gravísimo no poder disfrutar de la recompensa que Dios tiene para nosotros, a eso hay que añadirle que quien no la recibe, recibe a cambio la condenación eterna.

El Señor Jesús estuvo dispuesto a morir, no sólo fueron palabras, enfrento la muerte y obtuvo la victoria. La pregunta para nosotros es; ¿Estamos dispuestos a morir a nuestra vida para obtener la victoria? ¡Es decir; entendemos como Jesús que la muerte a nuestra voluntad para hacer la voluntad de Dios es algo bueno¡

O todavía pensamos que negarnos a nosotros mismos para hacer la voluntad de Dios es algo malo para nosotros. Qué es igual a decir; que todavía vemos creemos que si dejamos de pecar perdemos en lugar de ganar. ¿Es así como pensamos?

Una forma de evaluar qué tan esclavos somos del temor a la muerte, es revisar la clase de oraciones que estamos haciendo.

Y entonces la pregunta es: ¿Nuestras oraciones muestran nuestra disposición a morir a nuestra voluntad, o son oraciones que muestran el miedo que tenemos de morir a nuestra voluntad?

Recordemos que el miedo a no poder hacer nuestra voluntad es parte del miedo a la muerte.

Si no lo hemos pensado evaluémoslo de la siguiente manera. Pensemos por un momento: ¿Cuáles son las peticiones en que mas insistimos?

Acaso nuestras oraciones más abundantes son aquellas en que decimos: “Señor bendice mi trabajo, Señor bendice mis finanzas, Señor bendice mi matrimonio, Señor bendice a mis hijos”

Por supuesto pensando que la bendición en todas estas cosas, es que todas funcionen cada vez mejor. Que el trabajo funcione mejor, que las finanzas sean más abundantes, que el matrimonio sea más agradable, que los hijos sean más prósperos, etc.

La pregunta es: ¿Esta forma de orar muestra nuestra disposición a renunciar a nuestra voluntad para poder hacer la voluntad de Dios?

O… ¿No son acaso estas oraciones una clara evidencia de nuestra esclavitud al imperio de la muerte? O vamos a decir que: ¿Entre más protección pedimos por todas estas cosas, más disposición hay en nuestro corazón para dejarlas? Creo que la respuesta es no.

Algunos al escuchar esto pueden pensar que lo que digo es exagerado, porque qué tiene de malo orar por el negocio, por la salud, por todas aquellas cosas que son importantes para nosotros… Y sí. Desde cierto punto de vista no parece nada malo orar por estas cosas, pero si comparamos esta clase de oraciones con los que oran de la siguiente manera:

“Señor haz con mi vida lo que tú quieras, con mi trabajo lo que tú quieras, con mi familia lo que tú quieras, con mi matrimonio lo que tú quieras, Señor lo que tu decidas hacer para mí está bien”

¿Qué pensamos nosotros de los que oran de esta manera? Nos hemos puesto a pensar:¿Qué han encontrado ellos que oran de esa manera? ¿Qué clase de libertad es la que tienen, que no tienen problema con que Dios haga lo que sea con todo lo que ellos tienen?

Insisto: ¿Quién estará más confiado en Dios, quién estará más libre de la esclavitud, aquel qué ora diciéndole a Dios lo que tiene que hacer, o aquel que le pide a Dios que haga lo que él desee?

Esto que voy a mencionar no tiene comparación con lo que nosotros vivimos, porque entender cuál fue el castigo que Jesús recibió por causa de nuestros pecados, es algo que no logramos ver en su dimensión real. Sin embargo al enfrentarse a este terrible terrible castigo la oración de Jesús fue:

Lucas 22:42 Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.

Por supuesto podemos orar de manera similar. Padre si quieres puedes sanarme pero no se haga mi voluntad sino la tuya. Padre si quieres puedes proveerme esto que necesito pero no se haga mi voluntad sino la tuya. Etc.

Pero es importante que entiendan lo que entendí cuando leí el siguiente pasaje, en el cual se menciona esta oración. Y dice así:

Hebreos 5:7–8 Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente. 8Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia;

Durante muchos años pensé que cuando Jesús pidió que pasara de Él la copa, Su Padre no atendió a su petición y por eso Jesús fue a la cruz… Pero este pasaje dice que Jesús fue oído causa de su temor reverente.

Es decir la parte más importante de la oración fue: “Pero no se haga mi voluntad sino la tuya” Y fue hecha con tal reverencia, con tal clamor o pasión, que Dios escuchó e hizo lo que había planeado con el, que era lo mejor para él, para el mundo, para el universo.

Ojo con esto, porque podemos hacer muchas peticiones, pero no podemos perder de vista que la parte más importante de nuestras peticiones es cuando decimos: “Pero no se haga mi voluntad sino la tuya”. Si no incluimos esta parte de la oración o si al incluir la no la consideramos la parte más importante de nuestra oración, entonces todavía estamos esclavos del temor, que es igual a decir del diablo.

Creo que la siguiente pregunta debe ser: ¿Tenemos claridad acerca de todo lo que podemos recibir cuando morimos a nuestra voluntad, para así prepararnos a morir físicamente y resucitar?

En otras palabras: ¿Sabemos no sólo cuánto vale ser libres del imperio de la muerte sino cuánto vale la salvación? Respecto de esto la escritura enseña:

Salmo 49:6–9 Los que confían en sus bienes, Y de la muchedumbre de sus riquezas se jactan, 7 Ninguno de ellos podrá en manera alguna redimir al hermano, Ni dar a Dios su rescate 8 (Porque la redención de su vida es de gran precio, Y no se logrará jamás), 9 Para que viva en adelante para siempre, Y nunca vea corrupción.

Aunque una persona logrará ser dueña de todo el mundo, toda esa riqueza no le serviría para pagar su rescate y ser salvo…

Pero no sólo ignoramos el valor de la salvación sino que también ignoramos que implica la salvación. La respuesta a esta pregunta es bastante larga, por eso sólo voy a hacer una lista de algunas cosas que implica la salvación, pero por favor entiendan que cada una de ellas implica cosas enormes…

Es decir cada cosa que voy a mencionar implica beneficios inmensamente grandes, tanto que muchos años de vida cristiana no nos serán suficientes para entender la bendición de la salvación.

Al ser salvada una persona recibe la promesa del Espíritu, el nuevo nacimiento que lo convierte en un hijo de Dios, perdonado por completo, justificado delante de Dios, redimido del poder de Satanas, reconciliado y aceptado completamente por Dios.

Además se nos ha dado un corazón nuevo, somos cambiados de reino, se nos dio vida eterna y muchas promesas que nos permiten estar en comunión con Dios, para poder vivir como un ministro competente del Nuevo Pacto, somos además un linaje escogido, real sacerdotes, nación Santa y parte del pueblo adquirido por Dios.

Además de esto, para que podamos funcionar como hijos de Dios, recibimos seguridad de salvación, seguridad de que toda situación será para bendición, seguridad de que nadie nos podrá separar del amor de Dios, de que nuestras necesidades espirituales siempre estarán satisfechas, protección para no practicar el pecado, poder para salir victorioso de la tentación, protección contra la influencia de Satanás, comunicación abierta para pedir y recibir todo lo que realmente necesitemos, la provisión material que nos aproveche, y la seguridad de que Dios trabajara para concluir su buena obra en nosotros. Todo esto servirá para prepararnos para vivir y gobernar con él. ¿Cuánto vale todo esto?

La respuesta es; es imposible determinar el valor de la salvación, porque la salvación sólo procede de Dios, sólo él puede hacer lo que se requiere, y sólo él puede cumplir las promesas.

¿Cuánto vale la salvación? La salvación vale la vida del hijo de Dios. Pero el ya entregó su vida. Y dice que la salvación es gratis, que lo único que hay que hacer es creer en Él, como nuestro Señor y nuestro Salvador, y quien lo haga recibirá la salvación.

Y si la salvación es gratis que tiene que ver el siguiente versículo:

Juan 12: 25 El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará.

Porque allí pareciera que fuera necesario entregar mi vida para obtener la salvación. No. Esa es una mala interpretación, la correcta interpretación es; usted lo único que necesita para salvarse es creer en Jesús como el hijo de Dios, como su Señor y su Salvador y si su fe es genuina entonces usted recibirá la salvación.

¿Y entonces ese versículo que quiere decir? Muy sencillo; ¿Cuánto vale su vida? La semana pasada explicábamos que el valor de la vida de una persona depende exclusivamente de cuanta confianza se tiene en Dios.

Y decía que algunos tienen una porquería de vida, una vida tan espantosa que los tiene cerca al suicidio pero es tal su desconfianza en Dios, que aunque su vida es una porquería no se la entregan.

Y también existen otros, que su vida es espectacular y maravillosa, pero por su gran confianza en Dios están dispuestos a renunciar por completo a su vida, porque creen que Dios tiene algo mejor para ellos.

Es decir; entre más confianza se tiene en Dios la vida vale menos, y entre más desconfianza se tiene en Dios la vida sin importar cómo sea, sube su valor.

Esto quiere decir que cuando tenemos una fe autentica en Dios, dejar de hacer nuestra voluntad, no es una alta exigencia, si no un muy bajo precio para salvarse y poder vivir una vida mejor.

¿Según esto cómo está nuestra fe en el Señor? Si dejar de hacer nuestra voluntad para hacer la voluntad de Dios nos cuesta mucho trabajo o mucho dolor es porque nuestra fe es muy pequeña. Pero si dejar de hacer nuestra voluntad para hacer la voluntad de Dios es algo sencillo es porque tenemos una buena fe.

El Señor Jesús también dijo:

Mateo 11:28 al 30 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. 29Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; 30porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.

Alguna vez me metí a una iglesia en que estaban celebrando una misa a la virgen María y me impactó el fervor con que la gente estaba orando, y al verlos pensaba en las posibles peticiones que estas personas estaban haciendo… Luego escuché un mensaje en televisión de los de oración fuerte al Espíritu Santo donde el mensaje era: “Si usted está sufriendo pero quiere seguir luchando y quiere seguir sufriendo está bien, esa es su decisión, pero si usted está cansado de sufrir venga a nosotros”

Y el ofrecimiento de estos señores es que Dios, si la gente cree, va a sanar a todos, va a prosperar a todos, va a arreglar las familias de todos, etc.

Cuando tomamos estas cosas que el mundo y las religiones ofrecen, y las comparamos con lo que Jesús ofrece, vemos que Jesús también ofrece descanso, pero un descanso que vendrá como consecuencia de tomar su yugo, de aprender a ser manso, moldeable, de aprender a ser humilde y eso traerá descanso para el alma.

Es decir opuesto a todos los demás, Jesús no ofrece descanso y felicidad como consecuencia de cambiar las cosas, de aferrarse a ellas, de protegerlas o prosperarlas, El ofrece el descanso como consecuencia de que tomemos su yugo, es decir de que hagamos su voluntad.

Eso quiere decir que la verdadera bendición de Dios, el descanso, la libertad, la oportunidad de experimentar la salvación, vendrá como consecuencia, no de aferrarse a las cosas y hacer guerra espiritual u orar para que Dios proteja todas esas cosas… Sino cuando de todo corazón podamos decir al Señor: “Lo que soy, lo que hago y lo que tengo es tuyo Señor, y puedes hacer con todo eso lo que tú quieras”

Cuando de nuestro corazón salga una oración similar a ésta, cuando de verdad entendamos que morir a nuestra vida para hacer la voluntad de Dios es el mejor negocio que podemos hacer, entonces, sólo entonces disfrutaremos de la salvación.

Pero si no aprendemos a orar de esta manera de todo corazón, entonces sólo disfrutaremos de una salvación ficticia… Que no durará mucho tiempo, es decir que cuando cambien las circunstancias volveremos a estar mal.

Si nos preguntamos: ¿Qué cosas nos hacen sufrir? Vamos a descubrir que las cosas que más nos hacen sufrir son aquellas que no queremos perder.

Igualmente si nos preguntamos: ¿En qué cosas no estoy haciendo caso a Dios? También descubriremos que las cosas que más nos esclavizan y las que más nos hacen sufrir, son aquellas en que no le estamos haciendo caso a Dios.

¿Cómo salimos de allí? Dejando de hacer nuestra voluntad para hacer la voluntad de Dios. Que es igual a decir: Menospreciar nuestra vida para vivir para él. Qué es igual a decir: Enfrentando la muerte en lugar de tenerle miedo y huir de ella.

Y todas ellas de una u otra forma significan lo mismo. No debemos hacer nuestra voluntad sino la voluntad de Dios.

Hay otras razones por las cuales no debemos hacer nuestra voluntad pero lo veremos la próxima semana…

¿Sabías qué?

La iglesia es una entidad sin ánimo de lucro, por esta razón para funcionar dependemos primeramente de Dios, y de las ofrendas, donaciones o contribuciones que sus miembros, amigos o simpatizantes quieran hacer, lo cual, si Dios lo coloca en tu corazón puedes hacer a través de las siguientes opciones.

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