EL CAMINO A LA SANTIDAD – PARTE 5

No sé cuántos ustedes hayan imaginado haber estado con Jesús en aquel tiempo cuando estuvo en la tierra, cumpliendo con el plan de salvación que había prometido.

Podríamos pensar que fue un privilegio enorme, haber estado presente en sus predicaciones, su milagros, cuando multiplicó el pan, cuando sanó a cientos o miles de personas, cuando resucitó a Lázaro y otros, cuando calmó la tempestad o en la pesca milagrosa… Pero también nos hubiera tocado verlo arrestar, torturar, crucificar, morir… Y al final verlo resucitado, y estar con el 40 día recibiendo mas de su palabra, hasta que fue levantado para regresar al cielo.

EL CAMINO A LA SANTIDAD – PARTE 3

La salvación ofrecida por Dios, es algo tan espectacular y tan completo, que permite que el que recibe el nuevo nacimiento convirtiéndose en hijo de Dios, en muy poco tiempo, a veces casi instantáneamente pueda comenzar a vivir experimentando una gran alegría, o como dice el apóstol Juan: “Que nuestro gozo sea cumplido.

EL CAMINO A LA SANTIDAD – PARTE 2

Cuando Dios en el paraíso confronta el hombre con su pecado, el hombre en lugar de reconocer su grave falta de confianza en Dios, le echa la culpa a su mujer; la mujer hace lo mismo echándole la culpa a Satanás… Al ver esto me hago la pregunta: ¿Qué hubiera pasado si el hombre en ese momento reconoce su pecado, se arrepiente y pide perdón a Dios?

EL CAMINO A LA SANTIDAD – PARTE 1

Una de las razones por las cuales muchos dudan de la existencia de Dios, es la maldad tan grande que ven en el mundo. Las preguntas que se hacen son: ¿Si Dios creo a los hombres para que vivieran de esta manera, con toda esta maldad, entonces Dios no puede ser bueno? O ¿Si Dios existiera no permitiría que pasaran estas cosas tan espantosas? Sin embargo los que esto piensan, ignoran que en realidad Dios creó al hombre bueno, para vivir una vida maravillosa sobre la tierra, pero el hombre uso mal el privilegio de poder elegir qué camino tomar. Y tristemente como dice el escritor del libro de Eclesiastés…

¿Sabías qué?

La iglesia es una entidad sin ánimo de lucro, por esta razón para funcionar dependemos primeramente de Dios, y de las ofrendas, donaciones o contribuciones que sus miembros, amigos o simpatizantes quieran hacer, lo cual, si Dios lo coloca en tu corazón puedes hacer a través de las siguientes opciones.

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