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¿CAMINO A LA SALVACIÓN O A LA CONDENACIÓN?

I. INTRODUCCIÓN

No hay absolutamente nada más importante para los hombres que asegurarse de su salvación, para no ir a condenación. Creo que todo lo que podamos decir para mostrar la importancia de este asunto se quedaría corto, y sin embargo, la vida después de la muerte no es algo en lo cual los hombres quieran pensar, lo cual resulta en un comportamiento tremendamente absurdo, peligroso y muy destructivo.

Pareciera que los hombres creyeran que no pensar en la eternidad la elimina, pero pensar así es locura, porque la realidad es que todos los seres humanos tenemos vida eterna en términos de tiempo, y el tiempo que tenemos en la tierra es para asegurar una buena eternidad, que por supuesto se obtiene a través de la salvación.

En la escritura podemos encontrar ciertas pistas que nos muestran, cuál puede ser el más probable destino definitivo de los hombres. Estas pistas tienen que ver con la actitud que tienen los hombres ante la vida, y un ejemplo de ello lo encontramos en el libro de proverbios. Dice así:

Proverbios 30:7 al 9 Dos cosas te he demandado; No me las niegues antes que muera: 8Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí; No me des pobreza ni riquezas; Manténme del pan necesario; 9No sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte, y blasfeme el nombre de mi Dios.

No hay duda que la parte más importante en esta oración es que este hombre manifiesta que desea tener una buena relación con Dios, y para poder tenerla es que le hace estas peticiones, para que en ningún momento producto de las circunstancias llegue a negarlo, o también producto de las circunstancias llegue a quejarse, y como dice el, termine blasfemando el nombre de Dios.

He escuchado a algunos decir que esta oración es preciosa, porque manifestar un deseo genuino de querer tener una buena relación con Dios, lo cual implica querer hacer las cosas como Dios dice que deben ser hechas, es de una enorme bendición para quien lo hace, y para quienes lo rodean.

Aunque hay algo en esta oración con lo cual no estoy de acuerdo, porque es una oración hecha bajo el viejo pacto, donde se está ignorando ciertas promesas del Nuevo Pacto, pero de todos modos no hay duda que si los hombres en general oraran de esta manera y lo hicieran con sinceridad, el mundo sería un sitio muchísimo mejor.

Por ejemplo: Sólo trate de imaginarse que todas las personas desearan que todas las personas del mundo tuvieran techo, comida, salud y educación. Si todo el mundo estuviera de acuerdo, con seguridad esos objetivos se lograrían, y no sería nada complicado lograrlos porque los recursos sobran. Si hoy faltan muchas cosas de éstas, es sólo por causa del egoísmo y la injusticia que reina en el corazón de los hombres, precisamente por no querer hacer las cosas como Dios lo desea.

Pero querer tener estas buenas actitudes que menciona este hombre, no sólo sería bueno en el sentido de tener un mundo muchísimo mejor, sino que de ello se desprende algo mucho más importante, pues la escritura nos enseña, que las personas que tienen esa actitud en su corazón, de querer hacer las cosas correctas delante de de Dios, son según el evangelio de San Juan los candidatos para salvación.

Y en el caso en que la persona ya ha sido salvada, mantener esa buena actitud es la que permite que haya un muy buen crecimiento espiritual, que como he dicho muchas veces, es lo que hace

que vivamos llenos de gozo y de esa paz que sobrepasa todo entendimiento. Es decir; el premio pequeño es que viviremos felices, y el premio mayor es que seremos enormemente bendecidos en la eternidad.

Pero contrario a ellos, los que no tienen esa actitud de querer hacer las cosas de manera correcta delante de Dios, la escritura dice que cuando tienen oportunidad de oír el mensaje de salvación, ellos aborrecen el mensaje y lo rechazan, confirmando así su condenación.

Y si ya son salvos por qué tuvieron buena actitud pero la perdieron, esa mala actitud es la que hace que se estanque el crecimiento espiritual, y que aun se retroceda perdiendo lo que se ha aprendido. Por esta razón es muy importante que evaluemos cuál es la actitud que hay en nosotros frente a todo lo que debemos hacer. La escritura explica la condenación de la siguiente manera:

Juan 3:19 al 20 Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. 20Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas…

Es muy importante que tengamos muy claro qué la gente nunca se condena por ser mala, no importa lo mala que sea, y la razón de qué esto sea de esta manera, es que nosotros nacimos pecadores, y no fue nuestra elección, por lo tanto no podemos ser condenados por ser pecadores. Respecto de esto la escritura dice:

Romanos 5:19 Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos.

Por culpa de Adán todos nacemos pecadores, y no tuvimos nada que ver con Adán. Pero también por la justicia de uno solo, el señor Jesucristo, cualquier pecador puede ser considerado justo.

Según esto, la razón por la cual la gente se condena, es por que cuando le llega la luz de Dios, el mensaje de salvación, al ser confrontados con su pecado de incredulidad, deciden rechazar ese mensaje de salvación, porque quieren seguir viviendo de la misma mala manera.

Pero: ¿Qué es lo que los hombres están haciendo mal? Pues hay muchísimas cosas que los hombres están haciendo mal producto de no confiar en Dios, pero hay algo que es fundamental y que muestra con mucha claridad que el hombre está bien o esta mal.

Un dicho popular dice: “En la mesa y en el juego se conoce al caballero”… Es un dicho que escuchaba de mis padres, hoy no se usa mucho pues los caballeros cada vez son más escasos, sin embargo creo que la idea que se quiere comunicar nos sirve para evaluar cuáles son los posibles candidatos a salvación o a condenación.

Pero: ¿Qué es lo que hace que en la mesa y en el juego se note si alguien es un caballero o no lo es?

El que no es caballero, es el que por su deseo de comer o de ganar en el juego, es capaz de ignorar la cultura, el buen trato, la equidad, la amabilidad, la generosidad, las buenas maneras, y todo tipo de reglas para poder lograr su objetivo.

Y en su deseo de lograrlo ni siquiera les importa lo que piensen los demás, tampoco les importa si lo que está haciendo es justo o no delante de los hombres, y mucho menos delante de Dios…. Es decir para ellos, lo único importante es comer o ganar.

Entonces en la comida los verá usted colándose en la fila si es que hay una fila para comer, si es un bufé los verá cogiendo en exceso hasta llenar el plato, sin importarles si quedará lo suficiente para los demás, (por eso precisamente se colaron y de malas los que lleguen tarde,) y si no se ha acabado la comida, ellos aun antes de terminar con lo que tienen en el plato, volverán para tratar de llenarlo nuevamente para poderse llevar otro tanto para la casa.

Y si la comida fue hecha con el aporte de todos, si es que llega a aportar su parte porque tratará de zafarse diciendo que no tiene plata o que está muy costoso, lo que hará será llevar personas que no estaban invitadas, llámese colados o paracaidistas, y si alguien les llega a decir algo se molestaran y seguramente hasta podrán acusar a quienes les digan algo, de ser lo que ellos son, de tacaños, de avaros, egoístas y hambrientos… Y después de todo el evento, se van a quejar de lo mala o de lo poca que fue la comida, en relación con el dinero que pusieron, si es que aportaron, para al final decir: Yo lo hubiera hecho mejor.

En el juego y en los deportes, esta clase de personajes, son los que por ganar, no podemos decir que el objetivo no sea ganar, pero éstos por ganar al igual que los hambrientos también se olvidaran de la cultura, el buen trato, la amabilidad, la equidad y la justicia, y entonces atropellaran a los demás si pueden, y ante los reclamos de su brutalidad le dirán al otro que aprenda a jugar, que es una nena, o que fue sin culpa, pero lo repetirán de manera continua, y tratarán de aplicarle al otro equipo las reglas que ellos no se aplican, tratarán de hacer trampa con las cuentas, y si definitivamente van a perder podrían armar una bronca para acabar con el partido, o irse ofendidos por alguna razón, para poder decir que si hubieran seguido jugando, sobrados les hubieran ganado. Es decir ellos ganan de todos modos.

Espero no se hayan visto retratados en estas descripciones, porque los que esto hacen son normalmente los candidatos para condenación, o son de aquellos que no crecen espiritualmente, sobre todo si al ser confrontados no reconocen, aunque hay algunos que con facilidad reconocen pero de todos modos no quieren cambiar.

Ahora, he dado ejemplos acerca de la comida y el juego, pero los que tiene esta misma mala actitud son los que en casi todas las áreas de su vida son iguales; en el trabajo no les importa que otra persona pierda por causa de su egoísmo, ambición o injusticia.

En el matrimonio una mujer con esta actitud, si el marido no le da lo que ella quiere, se busca otro hombre, casado o soltero no importa, mientras que tenga lo que ella quiere, normalmente sexo o dinero. Y cuándo es el hombre el que tiene esta actitud, no le importará todo el sufrimiento que pueda llevar a su casa por ser infiel a su mujer, con tal de que pueda satisfacer sus deseos.

Son personas que en lo básico, buscan satisfacer sus deseos, lo cual normalmente no es malo, pero en ellos lo es, porque para hacerlo no les importa ser malos o injustos, mucho menos les importara lo que piense Dios.

La escritura con claridad enseña que esa no es la manera de vivir. Hay un texto que me gusta mucho, muy corto, pero que con claridad nos permite evaluar si nuestra actitud es correcta o no. Dice así:

1 Corintios 10:24 Ninguno busque su propio bien, sino el del otro.

Si a una persona de estas se le pregunta: ¿Usted está haciendo eso para beneficiar… A su mujer, o a su esposo, a sus trabajadores? Esta persona se verá en problemas para contestar la verdad, por lo cual, es muy posible que tome la opción de mentir o de justificar lo que hace para poder continuar igual.

Otro texto muy conocido, que para aplicarlo a nuestra vida no se requiere de un conocimiento teológico para saber si estamos haciendo bien o mal, es el siguiente:

Mateo 7:12 Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.

Que dicho de manera inversa es; Nunca le hagas a otro lo que no te gustaria que te hagan a ti.

Contrario a estos candidatos para condenación, están aquellos que como el personaje del proverbio que leímos, que desean hacer las cosas bien. Estos son los candidatos para salvación, y en el mismo pasaje del evangelio de Juan que describe a los que se condenan, describe a los que se salvan así:

Juan 3: 21 Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.

Cuándo dice practicar la verdad, se refiere a una actitud continua de querer hacer las cosas de manera correcta, tanto que están dispuestos a acercarse a la luz, para corroborar que están haciendo las cosas, al menos como creen que Dios dice que deben ser hechas.

En este tema la pregunta clave es: ¿Qué pesa más en nuestra vida; que es más importante? ¿Los objetivos que queremos lograr, o lo correcto de los métodos para alcanzarlos?

Los que practican la verdad son aquellos para los cuales los métodos para alcanzar sus objetivos son más importantes que los objetivos, y entre más importantes sean los métodos que los objetivos, esa persona será más recta. Y ésta es precisamente la oración que hace este hombre en el libro de los proverbios, que si la resumimos podíamos decir que lo que él dice es: “Señor no quiero fallarte”.

¿Cuántos de todo corazón no quieren fallarle al Señor por qué están dispuestos a hacer todo lo que tienen que hacer de acuerdo a las instrucciones de Dios? O ¿A cuántos no les importa serle infieles porque lo importante para ellos es lograr sus objetivos?

También es importante entender que si queremos ser fieles con Dios hay otra serie de cosas que debemos hacer para que esto sea una realidad. Por ejemplo: Quieres ser fiel con Dios pero nunca lees la biblia, no asistes a la iglesia con juicio, no evalúas como Dios a través de las diferentes circunstancias busca corregirte, y un error muy común es pensar que los pequeños pecados no importan, y resulta que son los más dañinos.

Pues bien, este hombre para poder cumplir subjetivo lo primero que le pidio al Señor es que: No quiere ser un hombre vano.

Los hombres vanos son aquellos hombres que tienen como objetivo hacer cosas que son inútiles, por que en el contexto bíblico la palabra vanidad no significa lo mismo que significa ahora en el mundo, donde entendemos que por ejemplo una niña vanidosa es una mujer que cuida muy bien de su apariencia y por lo tanto puede ser apreciada.

En el contexto bíblico ser un hombre vano o ser dirigido por la vanidad, quiere decir vivir en pos de cosas completamente inútiles, sin ningún valor, que siempre al final traerán una gran pérdida. La escritura los describe de la siguiente manera:

Filipenses 3:19 el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal.

Describe una vida que los lleva a la perdición, donde sus apetitos son la razón de vivir, y que además se enorgullecen de lo que debería darles vergüenza… Y confirma que son personas que sólo piensan en lo terrenal, que como dije al principio son aquellos que ignoran la severa importancia de la eternidad, y precisamente por eso se perderán.

Los hombres que sólo piensan en lo terrenal pueden llegar a estar tan embrutecidos, que no es raro encontrar a algunos que se jactan de ser sicarios, de se traficantes, de tener muchas mujeres, en fin como ya leímos, terminan jactandosé de lo que debería darles vergüenza.

Al decir que sólo piensan en lo terrenal, nos está mostrando que el origen de la vanidad tiene que ver con el amor al mundo que les lleva a despreciar a Dios. La escritura nos muestra parte del proceso:

2 Reyes 17:14 al 15 los cuales no creyeron en Jehová su Dios. 15Y desecharon sus estatutos, y el pacto que él había hecho con sus padres, y los testimonios que él había prescrito a ellos; y siguieron la vanidad, y se hicieron vanos

Comienzan no creyendo en Dios, luego ignoran sus mandamientos, también ignoran su pacto es decir su misericordia, luego ignoran los testimonios, lo que otros les pueden contar de la grandeza de Dios y al final terminan buscando cosas vanas, pensando que disfrutar de esa manera en el mundo traerá cosas buenas para ellos, pero al final será todo lo contrario. La escritura les advierte:

Job 15:31 No confíe el iluso en la vanidad, porque ella será su recompensa. 32 El será cortado antes de su tiempo, y sus renuevos no reverdecerán.

La recompensa del hombre vano será su perdición, porque no recibirá nada bueno, y aún puede dar un mal ejemplo para su descendencia la cual también la pasará muy mal.

Buscar cosas vanas, muestra un corazón igual de vano y es por eso que la escritura dice que los hombres vanos no sólo no valen nada, sino menos que nada. Dice así:

Salmos 62:9 Por cierto, vanidad son los hijos de los hombres, mentira los hijos de varón; Pesándolos a todos igualmente en la balanza, serán menos que nada.

Además la vanidad es tan inútil y tan dañina que lleva al hombre a pensar que puede romper vínculos con Dios, y lo que la escritura nos enseña es; que Dios se burlará, les hablará con furor y al final recibirán su ira. Dice así:

Salmos 2:1 al 5 ¿Por qué se amotinan las gentes, y los pueblos piensan cosas vanas? 2Se levantarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos Contra Jehová y contra su ungido, diciendo: 3Rompamos sus ligaduras, y echemos de nosotros sus cuerdas. 4El que mora en los cielos se reirá; El Señor se burlará de ellos. 5Luego hablará a ellos en su furor, y los turbará con su ira.

Un pueblo humano es aquel que cree que puede vivir alejándose de Dios, de tal manera que aún como ocurre en la actualidad ataca y se burlan de todos aquellos que quieren hacer la voluntad de Dios, pero tristemente para ellos lo que sin duda recibirán, es la ira de Dios.

De esa vanidad que lleva al hombre a separarse de Dios aparecen otras muchas cosas dañinas, les recomiendo estudiar este asunto en la escritura, pero déjeme mencionar algunas:

Las palabras vanas traen pobreza espiritual.
Las palabras vanas crean un falso consuelo al que irrita a Dios.
Las palabras vanas en la oración no son escuchadas por Dios.
Las palabras vanas traen la ira de Dios sobre los desobedientes.
Las palabras vanas desvían de la fe a los creyentes.
Las palabras vanas cada vez llevan a más y más impiedad.
Las palabras vanas inflan la carne y seducen a los hombres para volver al pecado del cual salieron. La vanidad siempre lleva a la esclavitud.

Pero cuidado, no estoy hablando de aquella doctrina del poder de la palabra hablada que es falsa, lo que estoy diciendo es que como de la abundancia del corazón habla la boca, las personas que hablan cosas vanas, son vanas en su corazón y esa vanidad trae todas estas consecuencias.

Cuando entendemos el verdadero significado de ser un hombre vano y el daño de vivir tras las vanidades, entendemos por qué para este hombre era importante no ser un hombre vano.

Ahora si pensamos en que es lo opuesto a una vida vana, la escritura nos muestra que lo más importante para todos y cada uno de nosotros es conocer a Dios. Dice así:

Jeremías 9:23–24 Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. 24Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová.

Ni la sabiduría del mundo, ni la valentía, ni las riquezas son razón para alavarse, para sentirse más o mejor que los demás, porque esas cosas son vanas y por eso buscar esas cosas muestra que somos vanos.

Lo contrario a todo esto como lo muestra el pasaje es que nos dediquemos a entender y conocer a Dios, y como consecuencia su misericordia, su juicio y su justicia, porque al tener claridad en estas cosas también sabremos cuál es su perfecta voluntad y allí está el todo del hombre.

Dicho de otra forma, no es lo que hacemos lo importante, lo importante es lo que conocemos de Dios a través de lo que hacemos, pero si llevamos una vida vana no aprenderemos nada de Dios.

Lo segundo que este hombre le pide a Dios es que: No quiere pronunciar palabras mentirosas.

No hay duda que somos pecadores, que hemos sido perdonados y salvados por el señor y que ahora estamos en un proceso de sanidad de nuestra alma que en otras palabras quiere decir que Dios está buscando sacar todo pecado de nuestra vida… Pero: ¿Qué pasa si cuando somos confrontados con nuestro pecado mentimos?

Esas mentiras, esas justificaciones, ese negar nuestro pecado es lo que hará que si somos vanos sigamos siendo vanos, porque no estamos aceptando la corrección y la dirección que Dios nos quiere dar.

La verdad yo espero que a través de los mensajes la gente que nos escucha se confronte con su realidad, y como el hombre de proverbios que estamos viendo le pida a Dios salir de sus pecados. Sin embargo a veces siento la necesidad de preguntar a algunos en la iglesia, porque tengo la impresión de qué están atascados en su pecado… Y entonces pregunto si están robando, o o si están siendo fieles, o si los novios están fornicando… Y tristemente algunos aseguran estar haciendo

lo correcto sin ser cierto. (Anás y Saphira por una mentira que nos parece importante terminaron muertos)

El problema para estos que mienten, que creen que lograron engañar, es que con el tiempo se sienten muy bien porque gracias a sus mentiras pueden seguir haciendo lo que desean. Sin embargo la escritura dice:

Proverbios 20:17 Sabroso es al hombre el pan de mentira; Pero después su boca será llena de cascajo.

Las mentiras que los hombres dicen, y peor aún las mentiras que los hombres se creen, les permite sentirse bien por un tiempo. Me refiero a todo tipo de mentiras comenzando con aquella de qué Dios no existe, o Dios es un inútil, o Dios no hará nada, de tal manera que se sienten tranquilos aún viviendo en maldad… pero Dios dice que con el tiempo recibirán las malas consecuencias de sus mentiras.

Pero también están las mentiras que se le dicen a los hombres para obtener algún tipo de ganancia… Pero aunque todo esto lo hacen con la intención de proteger sus intereses, de tener más, de tener una buena imagen, de gozar más; el resultado final de todas esas mentiras es que inevitablemente serán juzgados por Dios. La escritura nos dice así:

Jeremías 2:33 al 35 ¿Por qué adornas tu camino para hallar amor? Aun a las malvadas enseñaste tus caminos. 34Aun en tus faldas se halló la sangre de los pobres, de los inocentes. No los hallaste en ningún delito; sin embargo, en todas estas cosas dices:35Soy inocente, de cierto su ira se apartó de mí. He aquí yo entraré en juicio contigo, porque dijiste: No he pecado.

No reconocer que hemos pecado es ser mentiroso, y es peor aun es hacer mentiroso a Dios, y esto acarreará juicio de parte de Dios.

Cosa diferente ocurre con aquel que reconoce sus pecados pues se encontrará con la misericordia de Dios, que no sólo le perdonara sino que le ayudara a cambiar.

Dentro de la mentira también hay que incluir las verdades a medias; las caras, los gestos y todas aquellas cosas que los hombres usamos para engañar, para dar una impresión que no es cierta, para dar falsas esperanzas, y aun para crear religiones para que los hombres se sientan tranquilos con su avaricia creyendo que no van a ir a parar al infierno.

Si la vanidad tiene su origen en despreciar a Dios, la mentira tiene su origen en apreciar lo que Satanás hace. Por qué no hay duda que esa es la herramienta más importante usada por Satanás. El Señor Jesús a un grupo de hipócritas les dijo:

Juan 8:44 Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.

El Señor Jesús les dijo que ellos mentían por causa de tener una paternidad diabólica… Ojalá entendiéramos con verdadera claridad que siempre que mentimos, siempre que engañamos, siempre que estamos buscando dar una impresión que no es cierta, estamos haciendo exactamente lo que Satanás desea. Es decir, no hay duda de que la mentira y el engaño son algo diabólico.

¿Cuántos todavía mentimos? ¿Cuántos todavía mentimos por qué nos parece que son pequeñas? ¿Cuántos todavía creemos que las disculpas son válidas para no reconocer que hemos hecho mal?

Pues bien, los candidatos para salvación no quieren ser hombres vanos, no quieren ser mentirosos, porque no quieren negar a Dios. Y esa es otra petición de este hombre.

Y comienza como decimos con el pie derecho, porque la petición que hace para no llegar a negar a Dios se origina en que reconoce que es Dios su proveedor, y entonces le pide que no le vaya a dar riqueza, no sea que sintiéndose satisfecho comience a no depender de Dios, lo cual lo llevará a hacer las cosas a su manera, y puede llegar al extremo de negar su existencia.

¿Cuántos en la tierra tendrán este pensamiento en su mente? O ¿Cuántos cristianos oran con toda sinceridad de esa manera? “Señor si este negocio me va a alejar de ti no me lo des”. O “Señor si este trabajo me va a alejar de ti no me lo des.” O. “Señor si esta riqueza me va a llevar a no reconocerte por favor no me la des”

¿Si pueden ver la diferencia tan grande? A los candidatos para condenación no les importa negar a Dios con tal de obtener riquezas; negar a Dios es hacer cualquier cosa deshonesta por obtener beneficios, pero este hombre pide a Dios que no le de riquezas si ellas lo van a llevar a negarlo.

Este creo es un pecado muy común entre los hombres, la corrupción que vemos a todo nivel es simplemente eso, la negación de Dios para obtener la riqueza de este mundo, es algo tan común que los candidatos a condenación lo consideran no sólo normal sino lícito, y quien no esté actuando como ellos, para ellos es una persona muy extraña. (Me han criticado por no usar la capacidad de hablar con tanta claridad para hacerme rico… )

Sin embargo el usar la mentira o las falsas doctrinas para hacerse rico, es según la escritura una forma de quitarnos la vida. Dice así:

Proverbios 1:18 al 19 Pero ellos a su propia sangre ponen asechanzas, y a sus almas tienden lazo. 19Tales son las sendas de todo el que es dado a la codicia, la cual quita la vida de sus poseedores.

Cuando los llamados hombres de Dios no aborrecen la avaricia, terminan siendo de aquellos que cambian la palabra de Dios para obtener ganancias. Ese es el tan conocido evangelio de la prosperidad que se enseña ahora, y por supuesto quiénes lo aceptan son hombres tan codiciosos como quienes lo enseñan. El resultado final para todos ellos si no se arrepienten será:

2 Pedro 2:14 al 15 Tienen los ojos llenos de adulterio, no se sacian de pecar, seducen a las almas inconstantes, tienen el corazón habituado a la codicia, y son hijos de maldición. 15Han dejado el camino recto, y se han extraviado siguiendo el camino de Balaam hijo de Beor, el cual amó el premio de la maldad,

Fuertes palabras verdad… Un corazón habituado a la codicia, ser hijos de maldición, apreciar el premio de la maldad… Y como una muestra de ellos nombra a unos de los primeros profetas que por amor a las riquezas se desvió amando el premio de la maldad.

El problema no es ser rico, el problema es querer ser rico. Pero este hombre del libro de proverbios no quiere ser así, el quiere seguir reconociendo que Dios es su proveedor, el quiere seguir dependiendo de Dios, él quiere seguir recurriendo a él para que llene sus necesidades. Y por último este hombre: No quiere blasfemar el nombre de Dios

Y cuando manifiesta su intención de no blasfemar el nombre de Dios, lo hace pensando en que producto de su pobreza, se vea obligado a robar para llenar su necesidad o la de su familia… Otros especialmente las mujeres se sienten obligadas a prostituirse… Otros a meterse en negocios ilícitos,

porque evidentemente el desespero de no poder mantener a la familia, de tenerla aguantando hambre es un asunto supremamente difícil.

Sin embargo el problema no es precisamente la pobreza, si así lo fuera en su palabra no diría:

Santiago 2:5 Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman?

Y no está hablando de los pobres en espíritu, si miramos el contexto, habla de los pobres respecto del dinero.

Es más si los hombres revisarán todo lo que Dios dice acerca de los pobres, de cómo hay una maldición para aquel que trata mal al pobre, y de cómo Dios promete bendición para el que se acuerda de los pobres, si los hombres creyeran lo que Dios dice de los pobres, tratarían con mucho más respeto a los pobres que a los ricos y a los millonarios.

El problema no es ser pobre, el problema es que una persona pobre maldiga a Dios por su pobreza, pues hacer esto es blasfemar del nombre de Dios.

Sin embargo no es la única forma en que se blasfema el nombre de Dios, en la escritura encontramos como el rey David, un verdadero creyente llegó a hacer cosas que llevaban a los enemigos de Dios a blasfemar el nombre de Dios. La escritura nos cuenta:

2 Samuel 12:14 Mas por cuanto con este asunto hiciste blasfemar a los enemigos de Jehová, el hijo que te ha nacido ciertamente morirá.

La muerte de su hijo era una forma en que Dios mostraba al mundo su desaprobación a lo hecho por David.

Esto que parece que no era muy común, blasfemar el nombre de Dios, se ha vuelto muy común hoy en día, y creo que el trato fuerte de Dios para aquellos que hacen blasfemar su nombre, en esta época es como si Dios en su misericordia no estuviera haciendo nada, porque hay muchos que blasfema en el nombre de Dios por causa del mal comportamiento de los cristianos… Y Dios no parece estar reprendiéndolos como hizo con David.

“Que Dios nos guarde de hacer cosas que lleve a los incrédulos a blasfemar de su nombre”

IAl comenzar dije que si los hombres tuvieran la misma actitud que este hombre manifiesta en su oración, el mundo sería completamente diferente, y también he dicho por lo que veo en la escritura, que quienes tienen esta actitud de querer hacer las cosas bien delante de Dios, son candidatos para salvación. Pero también dije que hay un asunto que cuestiono en esta oración. Si volvemos a leer desde la mitad del verso ocho dice así:

Proverbios 30:8b al 9 No me des pobreza ni riquezas; Manténme del pan necesario; 9No sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte, y blasfeme el nombre de mi Dios.

El asunto que cuestiono se hace evidente cuando comparamos esta oración con las palabras de otro hombre, que tenía la misma buena actitud que leemos en este texto de proverbios, hasta que algo ocurrió en su vida que le llevó a pensar de manera diferente. Este hombre es el apóstol Pablo y sus palabras son:

Filipenses 4:10 al 13 En gran manera me gocé en el Señor de que ya al fin habéis revivido vuestro cuidado de mí; de lo cual también estabais solícitos, pero os faltaba la oportunidad. 11No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación.12Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.13Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

En ambas oraciones aparece el deseo de hacer las cosas como Dios desea. Pero hay un asunto en el cual hay una enorme diferencia, y es que el hombre de proverbios condiciona su caminar con Dios a la respuesta de Dios. Es decir; si Dios le da riquezas o pobreza entonces este hombre no se hace responsable de su comportamiento, que podría ser, llegar a negar a Dios o a blasfemar de él.

Y esa es precisamente la gran diferencia, pues el apóstol Pablo manifiesta que ha aprendido a vivir haciendo la voluntad de Dios cualquiera que sea su situación, y habla de tener abundancia como de padecer necesidad, de estar saciado como de tener hambre.

Y cuando él manifiesta que; “todo lo puedo en Cristo que me fortalece” se sobreentiende que en medio de esas diferentes circunstancias tiene la certeza de poder seguir haciendo la voluntad de Dios, pero no por su propia capacidad sino gracias al poder de Dios en su vida.

Pero muchos llamados creyentes en lugar de entender con claridad lo que el apóstol está manifestando, han llegado a malinterpretar este texto, y cuando leen “todo lo puedo en Cristo que me fortalece” no lo hacen pensando en que en cualquier situación pueden continuar haciendo la voluntad de Dios, sino en que tienen todo el poder para cambiar las circunstancias que no les gustan, y eso es completamente opuesto a lo que el apóstol manifiesta.

El apóstol Pablo manifiesta, y es algo supremamente importante tenerlo claro y no olvidarlo, que no importa cual sea la circunstancia que nos rodee, siempre los creyentes tenemos el poder necesario para hacer la voluntad de Dios, por qué además está su promesa de qué jamás seremos probados más allá de nuestra capacidad y esto quiere decir que jamás nos podemos disculpar diciendo que las circunstancias nos obligaron a pecar.

Lo contrario, es decir lo que manifiesta el hombre de la oración en el libro de proverbios es que si comete ciertos pecados al final la culpa es de Dios.

Qué tal que un hombre se casara con una mujer muy hermosa a la cual le promete fidelidad, mientras ella se mantenga hermosa. No es una exageración ocurre entre los artistas hasta firman documentos donde si la mujer se engorda entonces tendrá que divorciarse. La pregunta es: ¿Qué mujer se casaría con este tipo de promesa?

O que una mujer se case con un hombre y le prometa fidelidad mientras haya buen dinero. Pero si llega una época de escasez que se atenga las consecuencias. ¿Qué hombre se casaría con una mujer que condiciona su fidelidad al asunto financiero?

Y lo grave ante estas condiciones es el concepto que tienen los hombres de belleza o de riqueza. Por ejemplo para un hombre el concepto de una mujer bella puede ser tan alto que el hombre al ver el primer gordito o la primera pata de gallina, es suficiente para salir corriendo a reemplazarla por otra.

O el concepto de riqueza de la mujer puede ser tan alto, que sí no le cambia de carro cada año, o si las vacaciones no son a Europa, Asia o África, entonces no vale la pena ser fiel a ese pobre y fracasado marido.

Contrario a esto el apóstol Pablo tomando las enseñanzas de Jesús, insiste en que el matrimonio es para toda la vida, que no se puede disolver, y el que lo disuelva sin justa causa tendrá que aceptar las consecuencias, que pueden llegar a ser hasta la condenación eterna, al ser su pecado una evidencia de no haber nacido de nuevo.

Por lo tanto si la mujer se engordo o si se volvió como los de walking dead, allí es donde el marido debe decir; “todo lo pueden Cristo que me fortalece” y se queda allí, siendo fiel y cuidando a su mujer a pesar de lo descuidada que ha sido ella con su aspecto.

O si el marido tuvo una crisis económica, y le tocó a ella mantenerlo por un par de años, allí es donde la mujer dice; “todo lo puedo en Cristo que me fortalece” y sigue no sólo siendo fiel a su marido sino manteniéndolo durante la crisis.

Este tipo de fidelidad se debe aplicar a todas las áreas de nuestra vida. A los negocios con los hombres y a los negocios con Dios, al trabajo, el deporte, etc. Es decir no podemos ser de los que obedecemos según las circunstancias. Pues eso que puede parecer muy normal en el mundo, es muy grave delante de Dios.

Y: ¿Qué es lo que hace la diferencia entre aquel hombre de proverbios que tiene muy buenas intenciones, tan buenas que es un candidato para salvación, pero que condiciona su comportamiento a las circunstancias, con aquel que como Pablo está dispuesto a hacer lo correcto, es decir la voluntad de Dios cualquiera que sea la situación?

La diferencia está en la confianza en el Señor, que incluye el conocimiento de su amor. El amor de Dios hace la diferencia. El apóstol Pablo explica esto en su carta a los romanos cuando dice:

Romanos 8:35 al 37 ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? 36Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. 37Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.

Notemos que ante circunstancia supremamente difíciles, aun ante la tortura y la muerte, él insiste en que somos más que vencedores, gracias al amor de Dios. Y luego asegura:

Romanos 8:38 al 39 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

Y si nada nos puede separar del amor de Cristo, entonces nada puede impedir que sigamos siendo fieles a Dios, independiente de las circunstancias.

Hemos descrito tres grupos de personas que son: Los candidatos para condenación, que son aquellos para los cuales los objetivos son más importante que los métodos y por lo tanto no hay ningún problema en hacer las cosas mal por lograr esos objetivos.

Estos candidatos para condenación inclusive pueden orar a Dios, pero lo harán solo para lograr sus objetivos. Un ejemplo lo podemos ver en lo que el Señor le dice a su pueblo:

Isaías 58:3 al 4 He aquí que en el día de vuestro ayuno buscáis vuestro propio gusto, y oprimís a todos vuestros trabajadores. 4He aquí que para contiendas y debates ayunáis y para herir con el puño inicuamente;

Luego están los candidatos para salvación, que son aquellos que tienen buenas intenciones, que también oran a Dios, como que el hombre del libro de proverbios, pero que dependiendo de las circunstancias, que serán evaluadas como buenas o malas dependiendo de sus expectativas, de eso dependerá su fidelidad, lo cual quiere decir que en el tiempo que ellos consideren difícil o malo, no harán la voluntad de Dios. (Cristiano pero no tanto)

Sinceramente creo que hay muchos en las iglesias que están en esta situación, a los cuales Dios les está mandando estas situaciones precisamente para enseñarles a dar el siguiente paso.

Donde primero aprendemos a ser fieles independiente de las circunstancias es con Dios, y luego como consecuencia con los demás, por lo tanto hay preguntas importantes como: ¿Asistes a la iglesia cuando todo está fácil o ante el primer asunto que requiera un esfuerzo, o ante cualquier otra invitación no lo haces? ¿Eres fiel a Dios con tus finanzas o ante cualquier apretón económico al primero que le incumples es a Dios?

Y en tercer lugar están aquellos que han conocido el amor de Dios, que ya han sido salvados, que aprendieron a ser fieles en toda circunstancia, aunque la gente piense de ellos que están como mal, porque no están como los demás aprovechando las circunstancias.

Cuando hacemos lo correcto así nos perdamos de los “beneficios del mundo” la escritura dice de nosotros:

Romanos 5:5 y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.

Es decir no importa que el mundo esté lleno de gente que sólo quiere alcázar objetivos menospreciando a Dios.

Tampoco importa qué otra gran parte tenga buenas intenciones, pero a la hora de la crisis sus objetivos se vuelve más importantes.

Lo importante es que no nos avergonzamos por esa fidelidad y obediencia que estamos teniendo con Dios, porque nuestra confianza en Dios nos asegura que al final saldremos ganando muchísimo más, que los que no fueron fieles con Dios.

¿Sabías qué?

La iglesia es una entidad sin ánimo de lucro, por esta razón para funcionar dependemos primeramente de Dios, y de las ofrendas, donaciones o contribuciones que sus miembros, amigos o simpatizantes quieran hacer, lo cual, si Dios lo coloca en tu corazón puedes hacer a través de las siguientes opciones.

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