PROPÓSITOS PARA UN NUEVO AÑO
En mi familia al final de cada año los 31 de diciembre muchos de ellos tenían o tienen la costumbre de estar abrazándose unos a otros deseándote un buen año, mientras lloran… Y la verdad es una costumbre que no pude entender, (lo de llorar) sin embargo lo que sí puedo entender es que muchos en el mundo al terminar cada año después de hacer cierto tipo de evaluación, se hacen propósitos para este nuevo año, por supuesto propósitos que consideran buenos para sus vidas.
Respecto de la primera parte, de abrazarse y llorar parece no haber mucha diferencia con los cristianos, sin embargo hay algo en lo que sí tiene que haber una enorme diferencia, y es en que la evaluación que debemos hacer de nuestra vida, debe tener como parámetro o medida a Dios y su perfecta voluntad.
Y si no es esa la forma en que evaluamos nuestra vida, entonces tendremos que reconocer que nuestra visión del cristianismo está bastante deteriorada, por qué la escritura dice que hay que tener en cuenta Dios al hacer esto.
Un ejemplo de esto lo encontramos en el salmo 90, el cual menciona por un lado lo frágil y lo corta que es la vida, y por otro el poder de la indignación y de la ira de Dios. Dice así:
Salmo 90.10-11 Los días de nuestra edad son setenta años; Y si en los más robustos son ochenta años, con todo, su fortaleza es molestia y trabajo, porque pronto pasan, y volamos. 11 ¿Quién conoce el poder de tu ira, y tu indignación según que debes ser temido?
Y cuando leo este par de versos que parecieran no tener relación; lo corta que es la vida llena de molestia así se llegue a viejo con buena salud, y la ira que puede proceder de la presencia de Dios, creo que el salmista está pensando que no sólo la vida es supremamente corta, sino que hay muchos que no la están viviendo de acuerdo a los deseos de Dios, ignorando por completo el poder de su ira.
Pero es lógico que ellos vivan así, porque sólo la ignorancia acerca de la grandeza y el poder de la ira de Dios, es lo que permite que los hombres consideren sensato vivir ignorando su voluntad.
Sin embargo a pesar de lo sabio que parezca estos hombres vivir de esta manera, la escritura dice que la verdadera sabiduría; el principio de ella, está en reconocer a Dios. Dice así:
Proverbios 1.7 El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza.
Por qué creo en la infalible veracidad de la palabra de Dios, cuando de vez en cuando me hablan de una persona muy inteligente, o muy sabia, acostumbro a preguntar: ¿Esta persona cree en Dios? Por supuesto me refiero a creer en el verdadero Dios. Y cuando me dicen que no, no hay duda que esta persona que a los ojos del mundo parece muy sabia es completamente insensata.
Y una persona insensata es una persona que vive la vida haciendo las cosas más absurdas y dañinas, mientras considera que está viviendo de manera genial.
Y creo que otras de las razones de vivir de forma tan absurda es que estos personajes que no creen en Dios, lo más seguro tampoco piensan en la muerte, y mucho menos en que llegará el momento en que serán juzgados por cada cosa que hicieron o dejaron de hacer en esta vida.
Y no hay duda que vivir de esta manera es una completa locura autodestructiva, porque absolutamente nadie podrá escapar del juicio de Dios, y lo más grave, es que cuando descubran su insensatez, ya no habrá absolutamente nada que se pueda hacer para remediar semejante situación.
Pero si estos hombres supieran lo que es el poder de la ira de Dios…. Y el amor y su generosidad para quienes se arrepienten, con toda seguridad se acercarían a Dios para recibir su gracia y su dirección.
Por esto, por la importancia de no caer bajo la ira de Dios, es que el salmista continúa diciendo:
Salmos 90:12 Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría.
Y no se refiere a que celebremos cumplidamente nuestros cumpleaños, sino a que evaluemos con sabiduría las cosas que venimos haciendo, sus consecuencias, sus beneficios o sus males, para que hagamos las correcciones que nos permitan vivir de una manera más sabia delante de Dios, a quien tendremos que dar cuenta.
Para muchos oír hablar de un Dios castigador, en lugar de llevarlos a arrepentirse parece que endurece más su corazón y más se niegan a creer en él… Ciertamente es mejor acercarse a Dios para recibir su amor, pero lo que no entienden quiénes menosprecian la ira de Dios, es que cuando no se recibe el amor de Dios obviamente sufriremos las consecuencias de no vivir de manera sabia.
Y para que esto no pase, para que no nos perdamos del amor de Dios, aunque al acercarnos a Dios lo primero que recibimos es un perdón absoluto lo cual asegura nuestra salvación, es decir ya no seremos objeto de la ira de Dios, de todos modos la escritura nos habla de que si vivimos de manera insensata vamos a recibir disciplina de parte de Dios. Dice así:
1 Corintios 11:31-32 Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados; 32mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo.
Y este pasaje muestra con claridad qué si no examinamos lo que estamos haciendo con nuestra vida, no sólo nuestros objetivos macros, si no el día a día, entonces vamos a ser castigados (disciplinados) por Dios para que corrijamos nuestro caminar, y no participemos de la condenación que la gente del mundo vive, lo cual sabemos que nos haría perder muchas bendiciones.
Creo que no es equivocado decir que los cristianos debemos tener temor del amor de Dios.
Y con esto quiero decir que si somos auténticos hijos de Dios nacidos de nuevo, y no examinamos lo que estamos haciendo con nuestra vida, podemos tener la certeza de qué el amor de Dios llegará en forma de dolorosas disciplinas para corregirnos, y si estas acciones no logran corregir nuestras vidas, y Dios ve que no es posible hacer más cambios en nosotros, entonces lo más seguro es que nos llevará a su presencia… Su palabra dice:
Hebreos 12:6 Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo.
Y lo hace con tal dedicación que en el verso anterior dice:
Hebreos 12:5 Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él…
Cuando insistimos en nuestro pecado a pesar de qué nos está yendo mal, estamos menospreciando la disciplina del Señor, y entonces en el tiempo oportuno Dios puede disciplinarnos con algo más fuerte.
Pero también puede ocurrir que en nuestra insensatez y en nuestra terquedad de no dejar el pecado, estas malas actitudes nos lleven a sentirnos no amados por Dios, y entonces eso puede llevarnos a desmayar ante su corrección.
Frente a esto la pregunta debe ser: ¿Hemos a lo largo de este año menospreciado las disciplinas de Dios? O ¿Hemos desmayado por pensar que nos está tratando supremamente fuerte cuando en realidad el problema es que no queremos dejar el pecado?
PONIÉNDONOS EN PAZ CON DIOS
Si ha pasado eso en nuestra vida, lo primero que debemos hacer para terminar y comenzar un nuevo año, es ponernos en paz con Dios.
La gente del mundo puede decir yo no tengo nada contra Dios, él no me ha hecho ningún mal. A lo que yo respondería; Él ha tratado de hacerles muchísimo bien y lo han despreciado, por lo tanto tienen una gran deuda con Dios.
Siendo esto cierto respecto de los incrédulos, con nosotros sus hijos es mucho más cierto, pues Dios ha tenido los mejores propósitos con todo lo que ha ordenado que suceda a nuestro alrededor, y la pregunta podría ser:
La pregunta es: ¿Si hemos entendido, aceptado y cambiado en nuestro corazón, todas aquellas cosas que Dios con sus tratos ha querido cambiar en nosotros?
Como se que todos hemos fallado de una u otra forma, hay varias cosas que debemos hacer:
En primer lugar debemos pedir perdón a Dios por nuestros pecados de acción y los de omisión, es decir; por todas aquellas cosas que hicimos y no debíamos hacer, y por las que debíamos hacer y no hicimos.
Y no creo que se trate de rebuscar en lo profundo del corazón, tengo la certeza de que el Espíritu Santo no deja de hablarnos acerca de nuestros pecados, de nuestra falta de confianza en Dios, de nuestra preocupación por las finanzas, de nuestra falta de fidelidad con Dios, o del egoísmo al no compartir acerca de la salvación, o la falta de sujeción a las autoridades, aún el no ejercer autoridad de manera adecuada y muchas otras cosas más…
Pero no es suficiente saber que hemos pecado, muchos lo saben y siguen igual año tras año… Por esto lo que debemos hacer para dejar estos pecados, es reconocer delante de Dios que estamos pecando, pues es el primer paso para poder dejar los pecados. La escritura dice:
1 Juan 1:9 al 10 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. 10Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.
Por lo tanto si queremos comenzar bien el nuevo año que Dios nos regala, no hay duda que debemos pedir perdón a Dios y a quienes sea necesario.
En segundo lugar para ponernos en paz con Dios, debemos darle gracias por todas las cosas que sucedieron a nuestro alrededor… Y la razón de hacerlo es que todas las cosas que sucedieron a nuestro alrededor estuvieron bajo el control de Dios, y todas fueron diseñadas para bendecir nuestra vida, y cuando nos quejamos por estas cosas nos perdemos de esa bendición.
Hacer esto tiene íntima relación con reconocer su soberanía, entendiendo como dice su palabra que cada cosa que sucedió a nuestro alrededor, fue lo mejor que Dios vio que debía pasarnos. Su palabra dice:
Jeremías 17.10 Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.
El asunto es que no debemos olvidar ni dejar de creer en que Dios es absolutamente soberano, y esto quiere decir qué nadie puede detener su mano, las cosas que él se propone hacer nadie puede evitarlas, pero aunque Dios es soberano no es descuidado ni mucho menos arbitrario,.
Por eso el texto dice, que Dios lee lo que hay en nuestro corazón y ordena las cosas que nosotros necesitamos para mejorar, y si ponemos atención a esto, entonces quiere decir que si las cosas que suceden dependen de lo que hay en nuestro corazón, entonces nosotros somos responsables de las cosas que nos suceden.
Déjame repetirlo. Cada uno de nosotros somos responsables de las cosas que suceden a nuestro alrededor… Porque aunque no tenemos control sobre ellas, Dios las ha ordenado por lo que él ha visto que hay en nuestro corazón.
Siendo esto así resulta absurdo que nos quejemos por lo que sucede a nuestro alrededor, que es algo que a veces hacemos buscando culpar a los demás o aún buscando culpar a Dios, pero ignorando por completo que somos los responsables de lo que nos sucede.
Siendo esto cierto, si queremos cambiar lo que sucede a nuestro alrededor entonces tenemos que cambiar lo que hay en nuestro corazón… Y para hacerlo, precisamente las circunstancias provistas por Dios son la mejor ayuda, y es por eso que tenemos una promesa que dice:
Romanos 8:28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
Ojo dice que sabemos… ¿De verdad sabemos? Por lo tanto si a lo largo de este año han sucedido cosas a nuestro alrededor, si las personas han hecho cosas contra nosotros que no hemos podido ver cómo la bendición de Dios, aún si la naturaleza ha hecho cosas contra nosotros que no hemos podido ver como bendición, entonces debemos pedir perdón a Dios, y debemos confiando en el agradecerle por absolutamente todo lo sucedido.
Porque todo fue diseñado para ayudarnos a vivir de acuerdo a un maravilloso plan que Dios tiene para nosotros, y nuestra falta de entendimiento y confianza en Dios, no nos han permitido asimilar esa situación como bendición.
¿Queremos comenzar bien el año? Agradescamos a Dios por absolutamente todo lo sucedido.
En tercer lugar debemos ponernos en paz con los hombres.
Si lo hacemos de manera correcta y con verdadera sabiduría, este ponernos en paz con Dios respecto de su soberanía, nos pondrá en paz con todos los seres humanos.
Me explico: Si acepto la soberanía Dios voy a ver qué tanto las personas que me trataron bien, como las que me trataron mal, son parte de un plan para bendecir mi vida.
Si entiendo y creo en esto que Dios dice, voy a poder andar espiritual, con gozo y con paz independiente de lo que las personas hagan.
Pero si nuestro andar Espiritual depende de lo que las personas hagan, entonces somos esclavos de ellas, y no estaremos en paz ni tendremos gozo, porque al ignorar los propósitos y los métodos de Dios, estaremos viendo en las personas que no hacen lo que nosotros queremos, enemigos que no nos dejan vivir como deseamos.
No es lo mismo ver que alguien se porta mal y automáticamente pensar en que eso es lo que necesitamos para que nuestra vida sea bendecida, a ver que alguien se porta mal, olvidar los métodos y el plan de Dios y ver a esta persona como un enemigo.
Y al hacer esto obviamente no sólo estarás mal con ellas, sino más importante aún estarás mostrando que estas mal con Dios. Porque o estarás ignorando por completo su soberanía o si acepta su soberanía entonces estabas pensando que Dios sea equivocado al ordenar lo que te está sucediendo.
Pero cuando estamos bien con Dios y en paz con los hombres, podremos ver con claridad que “nuestros enemigos” son en realidad “instrumentos” que están siendo usados por Dios para bendecir nuestra vida, por lo tanto no albergaremos ningún sentimiento negativo contra ellos, más bien como dice la escritura, los amaremos y los perdonaremos como a esas pobres personas que son víctimas de su propia maldad.
Si realmente estamos en paz con Dios, obligatoriamente también estaremos en paz con los hombres. Está verdad importantísima la hemos estado repitiendo en este tiempo:
Mateo 6:15 mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.
Y no es un desquite de parte de Dios el no perdonarnos, lo que pasa es que cuando no perdonamos a los demás estamos evidenciando que no hemos sido capaces de recibir el perdón de Dios. Y no porque Dios no nos quiera perdonar, si no porque no hemos reconocido que somos pecadores, es decir nos estamos creyendo buenos siento tan o más pecadores que aquellos que no queremos perdonar.
Nuestra incapacidad para perdonar es evidencia de que no hemos aceptado el perdón de Dios.
¿Queremos comenzar bien el año? Perdonemos a absolutamente todos nuestros enemigos y también a todos nuestros amigos que nos fallaron. Para lo cual será muchísimo más fácil si entendemos que son simplemente instrumentos usados por Dios para bendecir nuestra preciosa vida. Y que son tan pecadores como nosotros lo somos. (Recordemos que el verdadero pecado es la incredulidad)
¿CUÁLES SON NUESTROS ENEMIGOS?
Este ponernos en paz con Dios; con nosotros al sentirnos verdaderamente perdonados por Dios, y con los demás al perdonados, debe ir acompañado para que sea realmente efectivo de un análisis que nos permita entender por qué fracasamos. ¿Por qué?
Porque cuando no estamos en paz con Dios lo que en realidad estamos haciendo es culpándolo a él del fracaso de nuestra vida.
Cuando no aceptamos su soberanía estamos culpando a las circunstancias del fracaso de nuestra vida.
Cuando no perdonamos a los demás los estamos culpando a ellos del fracaso de nuestra vida.
Pero todo eso es mentira, no hay duda, por eso después de reconocer que los culpables somos nosotros, debemos encontrar cuál es la verdadera razón por la cual fallamos.
Por lo tanto debemos preguntarnos; ¿Qué es en realidad lo que nos están haciendo fracasar? ¿Cuál es nuestro talón de Aquiles? (El dinero, la salud, las relaciones, los sueños mundanos, las amarguras, los resentimientos, la pereza, el pesimismo, los miedos, la incredulidad…)
¿Cuáles son las cosas que con más facilidad nos impiden hacer la voluntad de Dios? ¿Cuáles son nuestros ídolos que nos sacan del camino?
Si no progresamos en este análisis de descubrir qué es lo que nos lleva a pecar, lo más seguro es que el próximo año la pasaremos igual. Y eso no es sabio.
Ahora, según lo que he mencionado, la respuesta a estas preguntas siempre está adentro. No es Dios, no son las circunstancias, no son las personas, soy yo la razón del fracaso.
Métamonos esto en la cabeza por amor de Dios. “Yo y sólo yo soy la razón del fracaso de mi vida espiritual” …. Porque sólo cuando estemos convencidos que la culpa es sólo nuestra, podemos comenzar a mejorar.
Tengamos por cierto que todas las cosas que no hemos querido cambiar, o que decimos que no hemos podido cambiar, el único culpable es cada uno de nosotros. Si reconocemos esa realidad ya dimos el primer paso para cambiar. Si no reconocemos esta realidad, no cambiaremos.
Quiero aclararles, que no estoy hablando de las cosas materiales, de su salud, ni de sus relaciones personales, que son cosas que obviamente son afectadas por nuestra vida espiritual, pero el andar espiritual no quiere decir que esas cosas mejoren de acuerdo a los conceptos del mundo.
Lo que estoy diciendo lo he dicho muchas veces pues la escritura lo dice:
Lucas 12:15 Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.
Esto en lenguaje popular quiere decir que no importa la situación que podamos estar viviendo, si estamos bien con Dios disfrutaremos del fruto del Espíritu Santo, y toda circunstancia será de crecimiento para nuestra vida…. Y además experimentaremos un gozo permanente y una paz que sobrepasa todo entendimiento.
Y cuando hablo del fracaso de la vida espiritual me refiero precisamente a esto, no ando espiritual y no estoy creciendo espiritualmente, por lo tanto sigo cometiendo los mismos pecados, o peor aún empeorando…. Y mi alegría depende de las circunstancias y la paz también depende de las circunstancias no de Dios.
SATANÁS ES TU ENEMIGO
Cuando tengamos claridad de esto, cuando seamos capaces de reconocer que nosotros somos los únicos responsables de nuestra vida, no porque Dios no haga nada sino porque ya hecho todo lo que tenía que hacer para que vivamos una vida victoriosa, por lo tanto somos los únicos responsables de nuestra vida y si lo reconocemos entonces si podemos pasar a revisar según la escritura cuáles son nuestros enemigos.
La escritura nos habla, de tres enemigos. Creo que todos los hemos oído mencionar de una u otra manera, y estos son; el mundo, el demonio, y la carne. La escritura dice:
2 Corintios 2:10 al 11 Y al que vosotros perdonáis, yo también; porque también yo lo que he perdonado, si algo he perdonado, por vosotros lo he hecho en presencia de Cristo, 11para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones.
Nuestro enemigo no es Dios, tampoco son las circunstancias, ni siquiera las personas, nuestro enemigo real es Satanás.
Sin embargo también es necesario aclarar, que el pobre Satanás no puede hacer absolutamente nada que Dios no le permita. Y con esto quiero decir que la batalla no está en el terreno de las cosas materiales.
Cuando una persona dice, el diablo me enfermó, es prácticamente igual a decir Dios me enfermo. El diablo me arruino, es igual a decir Dios me arruinó. Etc. Y si alguien no reconoce qué lo que estoy diciendo es cierto, entonces no está reconociendo la soberanía de Dios, e ignorar esto sólo lo llevará a tener una pésima relación con Dios.
Con esto quiero que tengamos claro que la batalla es contra Satanás, que es una batalla real, pero que se libra a nivel de nuestra mente, de nuestros pensamientos que son los que determinan nuestras actitudes.
Dios dice te amo. Satanás te hace ver las circunstancias de tal manera que tú piensas que Dios no te ama.
Dios dice que te está bendiciendo. Satanás te hace evaluar la situación con una escala de valores torcida, y tú piensas que no estás siendo bendecido por Dios.
Dios usa a un fulano para probar tu fe y bendecirte. Satanás te hace ver a esta persona como un enemigo.
Contra todos estos ataques la escritura dice:
Efesios 6:11 al 12 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. 12Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
Sin embargo Satanás ha sido derrotado en la cruz, y Cristo que lo derrotó esta en nosotros, por lo tanto la victoria es nuestra. Y si nos preguntamos: ¿Por qué no estamos experimentando continua victoria sobre Satanás?
Nuevamente… La culpa es nuestra. Casi que podemos decir que el primer enemigo que nosotros tenemos somos nosotros mismos, cuando no le creemos a Dios, cuando no queremos sujetarnos, ni obedecer a la autoridad de Dios.
Si algo nos destruye es nuestra rebeldía, si algo bendice nuestra vida, es nuestra sujeción y obediencia a la voluntad de Dios.
Y allí nuestro enemigo Satanás se convierte también en un instrumento en las manos de Dios, quien lo utiliza para enseñarnos a confiar más en él.
Por supuesto Satanás utiliza dos elementos que se “atraen” y que son; nuestra naturaleza pecaminosa, es decir nosotros mismos con nuestra concupiscencia por un lado, y por otro lado el mundo diseñado para atraer y enredar esa naturaleza pecaminosa.
Cuando nos ponemos en paz con Dios estamos poniendo a raya nuestra concupiscencia.
Cuando reconocemos a Satanás como el enemigo, no respecto de las cosas materiales sino en nuestra mente y aceptamos la victoria que tenemos sobre él, lo estamos poniendo a raya a él.
Y cuando tenemos objetivos correctos, es decir cuando anhelamos hacer sólo la voluntad de Dios estamos poniendo a raya al mundo.
Esto último que digo es de mucho cuidado, porque muchos buscan todos los recursos de Dios pero para vivir un plan completamente mundano. Y creen que porque están usando la fe, porque están acomodando las promesas del viejo pacto, entonces el asunto está bien.
Pero al revisar los objetivos que tienen están completamente desenfocados en su vida cristiana, es más; hay una gran mayoría que ni siquiera son cristianos aunque creen serlo.
PLANEANDO NUESTRO AÑO
Después de ponernos en paz con Dios, con todo lo que esto significa, entonces sí podemos continuar planeando nuestra vida, donde lo más importante es planear nuestra vida espiritual.
Y no hay ninguna duda que el mejor plan que podemos hacer para nuestra vida espiritual es tomar la firme determinación de hacer la voluntad de Dios.
A. LOS RECURSOS
Sin embargo como buenos administradores que debemos ser, todo aquel que vive en la voluntad de Dios también debe ser un buen administrador de los recursos que Dios le ha dado. Esto incluye sus recursos materiales, su cuerpo, dones, talentos, habilidades naturales y sus dones espirituales.
B. LAS RELACIONES
Pero también dentro de los recursos que deben ser administrados están tus relaciones con otras personas. De tal manera que en nuestros planes tiene que estar incluido administrar y cumplir con las funciones que requieren esas relaciones.
Ser el Padre que mis hijos necesitan. Ser el esposo que mi mujer necesita, el hijo que mi padre necesita, el empleado o empleador, el líder de grupo de oración que esa gente necesita, el líder de ministerio que los discípulos necesitan, etc.
C. EL TIEMPO Y LAS OPORTUNIDADES
Y el otro asunto que no puede faltar es la buena administración del tiempo. “El tipo es buena, buena gente y muy espiritual pero lento… No hace las cosas con rapidez y eficacia, deja pasar oportunidades, desaprovecha contactos, etc.”
¿Qué es una buena administración de todo esto?
Algunos desenfocados completamente de la vida cristiana creen que una buena administración de todo esto se llama éxito según los parámetros del mundo, pero eso es completamente equivocado.
La respuesta correcta es muy simple y al mismo tiempo muy compleja. Lo simple de la respuesta es que una buena administración es hacer la voluntad de Dios en cada aspecto de nuestra vida.
Lo complejo de la respuesta es que necesitamos saber con precisión cuál es la voluntad de Dios para poder realizarla, y eso no será posible si no hay suficiente disposición para hacerla. (Pero no te compliques, si realmente lo deseas Dios te guiara)
PLANEANDO NUESTRA VIDA ESPIRITUAL
Una buena planeación de nuestra vida espiritual como consecuencia nos llevará a planear bien nuestra vida respecto de nuestras finanzas, nuestros recursos, nuestras relaciones y nuestro tiempo.
¿Por qué? Porque el Señor Jesús dijo:
Mateo 6:31 al 34 No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? 32Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. 33Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. 34Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.
Por lo tanto no hay duda que lo primero que debemos planear es nuestra vida espiritual y como consecuencia de una buena planeación y ejecución, Dios promete que podemos contar con las cosas que realmente necesitamos.
El engaño del mundo es: Olvídese de Dios porque hay que conquistar el mundo. Hay cristianos que todavía sufren de este mismo engaño, no tienen tiempo, no le dan suficiente importancia a su vida espiritual, porque tienen que luchar para conseguir su sustento.
Por supuesto que el sustento lo necesitamos, pero la forma más fácil de obtenerlo es dando prioridad a nuestra vida espiritual.
Para esto lo primero que debemos hacer es revisar los medios básicos que Dios nos da para producir ese crecimiento espiritual, y debemos revisar que tanto los estamos aprovechando.
¿Cuáles son?
1. Las escrituras. Oír, leer, estudiar, memorizar, meditar, aplicar. Junto a estas la oración, que sin las escrituras se convierte en un monólogo.
2. La iglesia. La reunión de generales, los cursos bíblicos, el pastoreo personal, los grupos de oración, el tiempo de oración en cuerpo, el compañerismo con cristianos.
3. El espíritu Santo. Lo menciono de tercero pero obviamente es el más importante de todos pues sólo él puede hacer las escrituras y la iglesia sean de bendición en nuestra vida. La evaluación con el Espíritu Santo es; ¿Anda usted espiritual? ¿Está pensando en las cosas bien piso? Y como consecuencia: ¿Está manifestando el fruto del Espíritu Santo?
Además de esto hay otros cinco aspectos que usted debe tener en cuenta para planear su vida espiritual estos cinco puntos son supremamente importantes porque los premios las coronas los galardones de Dios serán dados de acuerdo al cumplimiento de estos cinco objetivos.
Por ahora oremos, pongámonos en paz con Dios, con su soberanía, con las personas que nos rodean, y sobre todo oremos para que no perdamos de vista que habiendo hecho Dios todo lo que ha hecho, nuestra vida espiritual depende sólo de cada uno de nosotros. De tal manera que dejemos de culpar a Dios, a las circunstancia y a los hombres y nos enfoquemos en reconocer nuestro pecado y podamos así vivir un año agradable delante de Dios.