¿QUIENES SOMOS REALMENTE? – PARTE 1

I. INTRODUCCIÓN

Seguramente han escuchado en los noticieros aquella frase que dicen algunos, “usted no sabe quién soy yo”. Desafortunadamente hemos escuchado esta frase en algunos políticos o sus familiares, cuando han sido pescados infraganti en algún delito, como manejar borrachos, andar armado sin permiso, o en algún accidente, o aún cuando alguien requiere de ellos que presenten su documentación.

Y por supuesto, el usar esta frase tiene como objetivo amedrentar a las autoridades para no hacerse responsable de sus actos. Y traigo esto a colación, porque la verdad es que estos que usan esta frase, al igual que una gran mayoría en este planeta, no tienen ni idea quiénes realmente son.

Por supuesto el mundo colabora de manera tenaz para acentuar este problema. Me mandaron un video donde están explicando que si su hijo cree estar en el cuerpo equivocado, y usted trata de corregirlo, entonces usted está maltratando a su hijo y el estado se lo puede quitar.

Pero claro, esta locura de no querer conocer o de tapar la verdad, no sólo se refiere a quienes somos sino a una gran cantidad de temas, por ejemplo, lo que estamos viendo en nuestro país que secuestran un grupo de policías, asesinan a uno, y el gobierno dice que era un cerco humanitario. O que ahora al secuestro se le llama una retención… Y que ocurre por la imprudencia de quién ha sido secuestrado, no por la maldad del secuestrador… Y lo último que están diciendo nuestras autoridades es qué a los guerrilleros, genocidas, terroristas, secuestradores y traficantes, no debemos llamarlos por estos nombres, sino simplemente revolucionarios.

La escritura respecto de este comportamiento tan absurdo dice:

Isaías 5:20–22 ¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo! 21¡Ay de los sabios en sus propios ojos, y de los que son prudentes delante de sí mismos! 22¡Ay de los que son valientes para beber vino, y hombres fuertes para mezclar bebida;

Y esos “Ay” lo que están anunciando es desgracia, dolor, juicio, y castigo de parte de Dios, por causa de esa decisión de esconder la verdad para seguir haciendo maldad.

Ahora; cuando digo que aquellos que dicen “usted no sabe quién soy yo” para luego decir cosas absurdas y justificar su maldad, cuando digo que ellos tampoco saben quiénes son, es porque una cosa es la realidad, otra como la percibimos, y aun otra como la comunicamos. Y todo esto hace que terminemos creyendo que somos algo como si fuera la verdad absoluta, mas no siempre es así.

Ahora; esta equivocada manera de percibirnos a nosotros es lo que produce muchos conflictos, pues cuando alguien, cree ser lo que no es, entonces cree poder hacer lo que no puede hacer, cree tener derecho a lo que no tiene derecho, y aún cree tener autoridad donde no la tiene.

Y entonces hay quienes creen ser buenos músicos y son pésimos, creen cantar bien y cantan horrible, creen ser buenos administradores y desperdician tiempo, recursos y habilidades, creen ser generosos y son tacaños, creen ser muy simpáticos y son detestables, creen ser excelentes maridos o esposas y son terribles como cónyuges, creen ser buenos hijos y son una tortura para sus padres… Y todas estas equivocadas percepciones de lo que creen ser, es lo que trae muchos problemas en la vida y en la relación con las personas, porque quien cree ser lo que no es, está viviendo una mentira, que otros no tienen porque aceptar.

Dentro de esta mala percepción de lo que somos, podemos equivocarnos respecto de nuestros dones, talentos o habilidades, no sólo porque algunos piensan que son una maravilla y no lo son, sino también el caso contrario, donde algunos siendo muy talentosos no lo reconocen, y sus dones y talentos se desperdician.

Pero aunque esto trae perdidas al vivir la vida, la parte más importante donde debemos tener un concepto claro de nosotros mismos, tiene que ver con nuestro carácter, con nuestra manera de ser, con nuestra manera de pensar y con nuestros objetivos.

En el mundo en que vivimos, cada vez con mas fuerza las verdades relativas están controlando a los hombres, pero una verdad relativa es en realidad una mentira, por eso es tan importante conocer a Dios, porque con él si podemos encontrar la verdad absoluta.

El problema para nosotros, es que lo que Dios dice del ser humano es algo tan terrible, que por esta razón los hombres se niegan a aceptarlo. ¿A qué me estoy refiriendo? La escritura nos cuenta:

Génesis 6:5 Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.

Dios no sólo dice que la maldad era mucha, sino que era algo continuo que no incluía nada bueno. Y esa descripción no hay duda que es terrible, tan terrible como podemos ver en dos pasajes de la escritura, donde Dios dice que él hombre hizo cosas tan espantosas, que para que entendiéramos la gravedad del asunto, Dios habla como si fuera un hombre, al decir que ni siquiera a él se le ocurrió que el hombre pudiera hacer esto. Dice así:

Jeremías 19:5 Y edificaron lugares altos a Baal, para quemar con fuego a sus hijos en holocaustos al mismo Baal; cosa que no les mandé, ni hablé, ni me vino al pensamiento.

Jeremías 32:35Y edificaron lugares altos a Baal, los cuales están en el valle del hijo de Hinom, para hacer pasar por el fuego sus hijos y sus hijas a Moloc; lo cual no les mandé, ni me vino al pensamiento que hiciesen esta abominación, para hacer pecar a Judá.

La maldad del pueblo de Israel fue tan grande que fue capaz de sacrificar a sus propios hijos a los demonios, para recibir por causa de eso un beneficio personal, ya fuera comodidad, riquezas, o aún por deleite.

¿Pero a hecho esto sólo el pueblo de Israel? Por supuesto que no, muchos pueblos lo han hecho, y en la actualidad se calcula que en este año 2 millones de niños serán vendidos o raptados, para ser abusados sexualmente, secuestran niños de dos años en adelante, para abusar de ellos hasta 10 veces al día, y cuando los clientes ya no los quieren, entonces los descuartizan para vender sus órganos, y según algunos candidatos al congreso de los Estados Unidos, más de una docena de ellos dicen que hay sectas satánicas que secuestran a los niños y los torturan, para producir el adrenocromo, que es una droga que consumen las élites, que es tan fuerte que hace que la mezcalina pura parezca un simple jugo comparado con ella.

Por supuesto todo esto se niega, sin embargo se calcula que el aumento de este negocio tan depravado, el de el tráfico de niños, va a ser el mejor negocio del planeta, mucho mayor que el de la droga, porque la droga se vende una vez, pero los niños pueden venderse 10 veces en un día para ser abusados.

El 4 de julio se estreno una película que habla de este tema, el productor duró ocho años para poderla sacar, porque ha tenido que luchar contra todos, contra Hollywood, Disney, contra los estudios cinematográficos, y ahora que la tiene lista, Netflix, HBO, y prácticamente todas las plataformas se niegan a pasarla, por qué no quieren que esto tan espantoso sea conocido, ya que ellos mismos están en el negocio.

Pero aunque esto es una muestra de cuanta maldad hay en el hombre, en los que los secuestran, en los que los compran, en los que los torturan, en los que los asesinan y venden sus órganos, y en los que pudiendo hacer algo no hacen nada para impedirlo… Pero no lo quieren reconocer, y el resultado de encubrir esta verdad, dice la escritura:

Proverbios 28:13 El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.

Mientras no se reconozca la realidad de la gran maldad qué hay en el hombre, esto no se va a corregir, porque como arreglar, mejorar o cambiar aquello que está muy mal, si la gente piensa que está muy bien, y que tienen derecho de hacer semejantes cosas.

A esto es a lo que me refiero cuando digo que los hombres no saben quienes son, y por lo tanto tampoco saben de qué son capaces de llegar a hacer, si las circunstancias lo ameritan.

Hay varias listas de pecados que somos capaces de cometer para alcanzar ciertos objetivos, como por ejemplo:

Romanos 1:29–31 estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; 30murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, 31necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia;

Pero como dije al comienzo, no nos gusta lo que Dios dice de nosotros y por eso tratamos de negarlo, pero la verdad es que a pesar de nuestra opinión, a pesar de la opinión de los demás, y aún a pesar de todas las verdades relativas que se aceptan como verdad en el mundo, el único que puede responder con exactitud quienes somos nosotros, es Dios.

Sin embargo aunque Dios dice que los seres humanos tenemos un corazón inclinado a una continua maldad… La verdad no fuimos creados por Dios para vivir de esta manera, cuando buscamos textos donde hablan de la creación del hombre, en ellos dice:

Génesis 1:31 Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto.

Por supuesto todo lo que Dios hizo fue bueno en gran manera, y en especial al hombre, pues dice:

Génesis 1:27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.

A imagen de Dios… Varón y hembra. No hay duda, dos sexos para poder reproducirnos. Pero para disfrutar de todo lo creado por Dios, el hombre sólo tenía que obedecer un mandato que decía:

Génesis 2:17 mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.

Están orden dada por Dios al hombre implicaba muchas cosas, que no es el tema de hoy, pero la fe que el hombre colocara en esta orden, definiría si el hombre seguiría vivo o no, porque con toda claridad dice que si el hombre desobedecía ciertamente moriría.

Este mandato creo que se puede resumir en entender que Dios nos creó con un plan determinado, y nos dio instrucciones precisas de cómo vivirlo.… El pecado que trajo la muerte fue ignorar estas instrucciones, y creyéndonos genios comenzar a vivir la vida a nuestra manera.

Cuando el hombre hizo esto, lo hizo porque no confío en Dios, y al hacer esto se cumplió en él la sentencia de “ciertamente morirás”.

El hombre que fue creado para vivir cerca de 1.000 años y que tenía la opción de tomar del árbol de la vida para vivir eternamente, al desconfiar de Dios murió espiritualmente y perdió esta oportunidad.

Desde ese momento la muerte física comenzó a ser parte inevitable de su existencia, pero como esta muerte física no ocurrió en el mismo instante de morir espiritualmente, el hombre tuvo la oportunidad de seguir reproduciendoce físicamente… Pero muerto espiritualmente. Las palabras de Jesús a uno de sus discípulos confirman esta terrible realidad:

Mateo 8:21–22 Otro de sus discípulos le dijo: Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre. 22Jesús le dijo: Sígueme; deja que los muertos entierren a sus muertos.

Jesús está describiendo a los hombres, no sólo a los perversos o maligno sino a todos los hombres como a muertos vivientes, por estar muertos espiritualmente.

Pero: ¿Qué significa estar muertos espiritualmente? Pues no quiere decir como cuando hablamos de la muerte física que no hay actividad espiritual, lo cual no sería tan grave como es en realidad.

Muerto espiritualmente quiere decir que el espíritu del hombre no tiene la vida eterna que Dios da, sino que el espíritu del hombre anda de manera activa en comunión con la muerte, que sabemos por otros textos que es en realidad comunión con Satanás.

Es por esta comunión con Satanás que tienen todos los hombres, que la escritura dice que el mundo entero está bajo el maligno.

1 Juan 5:19 Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno.

Y tengo que reconocer que aunque hace muchos años conozco esta declaración, que Dios hace acerca de la influencia y control de Satanás en el mundo, no he sido muy consciente de esta terrible realidad.

Sin embargo en la medida en que pasa el tiempo mi percepción ha cambiado, pues veo que los gobiernos en su gran mayoría están haciendo cosas que perjudican de manera enorme a los seres humanos, eso por decirlo de manera suave, porque la verdad es que están haciendo cosas verdaderamente satánicas. (Hemos podido ver a nuestros presidentes buscar estas entidades espirituales satánicas para recibir bendición de ellas.)

Esta realidad de la comunión del hombre con Satanás es muy clara en la carta del apóstol Pablo, cuando describe la transformación que ocurre en aquellos, que se han librado de esta muerte espiritual. Dice así:

Efesios 2:1–3 Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, 2en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, 3entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.

Dice que estábamos muertos espiritualmente, siguiendo la corriente del mundo, conforme al príncipe de la potestad, que ahora opera en aquellos que desobedecen a Dios, y son impulsados por Satanás para complacer su carne, lo cual era evidencia de qué éramos hijos de la ira al igual que todos los del mundo.

Eso quiere decir que la realidad en el tiempo presente, es que independiente de lo buena o mala que sea una persona, independiente de si tiene o no una religión, independiente de si es aceptada o no en el mundo actual, la realidad es que hay una gran división entre los hombres que la escritura describe así:

1 Juan 3:10 En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios.

Esta división que hace la escritura, es la primera interrogante que debemos resolver para poder saber quiénes somos.

Se ha preguntado usted alguna vez, especialmente cuando su desobediencia a los principios de Dios es continua, porque ha decidido seguir viviendo como lo hace todo el mundo, siguiendo sus deseos y no de acuerdo a la voluntad de Dios…

O aún cuando queriendo dejar ciertos pecados, a pesar de todo el tiempo que lleva insistiendo en eso, a pesar de llevar muchos años de vida cristiana, al ver que no cambia, al ver que tiene ese mismo mal comportamiento y que no tiene el dominio propio que Dios ha prometido darle… No cree que es muy importante que muy seriamente se pregunte: ¿Será que sigo siendo hijo del diablo y no un hijo de Dios y por eso es que no cambio?

Seguramente algunos de ustedes pueden pensar que esta no es una pregunta que se debe hacer en una iglesia cristiana… Pero cuando vamos a las cartas doctrinales, vemos que el apóstol Pedro hablando a los cristianos acerca de la venida del Señor, que es el momento donde la oportunidad de salvación termina, el dice lo siguiente:

2 Pedro 3:9 El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.

Cuando dice que es paciente para con nosotros, se refiere a los creyentes, a los que asisten a las iglesias cristianas, y lo que dice es que Dios no es que no vaya a cumplir su promesa, sino que está esperando que todos nos arrepintamos verdaderamente para no perecer eternamente.

Por lo tanto preguntarnos si ya somos verdaderos hijos de Dios, es una pregunta legítima para hacerse dentro de las iglesias cristianas, en especial cuando nuestro comportamiento no es acorde a lo que enseña la escritura.

Por supuesto a la gente del mundo no se le puede hacer esta pregunta, porque si se la hacemos van a insultarnos como fanáticos religiosos, que nos creemos buenos, que los estamos juzgando de mala manera, porque el mundo piensa que todo está muy bien… Aunque no tienen ni idea de quienes son, y no les preocupa porque creen saber quiénes son. Si volvemos a leer el texto anterior:

1 Juan 3:10 En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios.

Y concluimos que el que hace justicia y ama a su hermano es de Dios, esa conclusión es correcta. El problema es que cuando evaluamos nuestra vida para ver si estamos viviendo con justicia y amando a nuestros hermanos, allí es donde nos podemos equivocar con mucha facilidad, pues cometemos el error de evaluar la justicia y el amor de acuerdo a los conceptos del mundo, y no de acuerdo a lo que Dios dice.

Y nos vamos a equivocar si no tenemos en cuenta como vimos en un estudio anterior, que todo el amor que cualquiera le pueda dar a otra persona, no sirve absolutamente de nada, si no lo está amando como Cristo lo amo.

Y si no les estamos dando el mismo amor que hemos recibido de Cristo, entonces estamos siendo injustos, lo cual entonces mostraría que todavía seguimos siendo hijos del diablo.

La pregunta que surge allí es: ¿Es posible que una persona muy amorosa y muy justa de acuerdo a los parámetros del mundo, sea una hija del diablo?

La respuesta es sí, y lo podemos ver con claridad cuando entendemos cómo es el amor de Cristo, y cuál es la diferencia entre el amor que los hombres dan y el amor que Jesucristo nos ha dado.

Estas preguntas las hemos respondido en los dos estudios anteriores, donde vimos que según la escritura, el mandamiento de amar al prójimo como a nosotros mismos, no sirve de nada, si a eso no le añadimos que debemos amar como Cristo nos amó.

Pero además de evaluar la clase de justicia y de amor que estamos dando a los demás, hay algo que también nos puede ayudar para cerciorarnos si somos o no verdaderamente hijos de Dios.

Según la escritura, y cuando menciono la escritura estoy diciendo que allí no hay equivocación, según ella, absolutamente todos los seres humanos nacemos muertos espiritualmente, que es igual a decir hijos del diablo.

Eso quiere decir que cuando una persona cree que es un hijo de Dios, es porque es consciente que en algún momento de su vida se operó el cambio, de hijo del diablo a hijo de Dios.

Cambiar de hijo del diablo a hijo de Dios es un cambio enorme, tan enorme y tan milagroso que sólo Dios lo puede operar en la vida de una persona. Es decir, no hay absolutamente nadie en el universo que pueda operar ese cambio de paternidad, qué es tan determinante que la escritura lo describe así:

2 Corintios 5:17 al 18 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. 18Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación;

Siendo un cambio enorme, siendo un cambio en el cual interviene el poder milagroso de Dios, siendo un cambio que además cambia por completo nuestra manera de pensar, y como consecuencia nuestros objetivos, pues nos da una nueva función en la vida que es “la reconciliación”.

Lo normal es que la persona que ha sufrido este cambio sea consciente del cambio. Por lo tanto la pregunta qué debemos poder responder es: ¿Estamos conscientes y muy seguros que ese cambio se realizó en nuestra vida?

Déjeme aclarar algo… Es posible que usted no sepa el momento preciso en que se realizó ese cambio, pero lo que no es posible es que usted no sea consciente de que este cambio ya se realizó.

Y si no somos conscientes de este cambio, entonces lo más seguro es que todavía somos una vieja criatura, que podemos tener fe en Dios, una buena vida, y muchas otras cosas buenas pero todavía no somos un hijo de Dios.

Y si alguien no es un hijo de Dios entonces es un hijo del diablo. Pero por favor no estoy tratando de insultarlo u ofenderlo, solamente lo estoy describiendo, y para que no se sienta mal tenga en cuenta que no es sólo usted, sino que absolutamente todos los seres humanos que han existido, exceptuando a Jesucristo, son o han sido hijos del diablo.

Yo sé que en muchas iglesias estos temas no se tocan al menos no con esta claridad, pues prefieren hablar de ser buen padre, buen empresario, persona de éxito, honorable y muchas cosas más, pero cuando la escritura dice:

2 Corintios 11:14 al 15 Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. 15Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras.

Nos está diciendo que entre los hijos de las tinieblas hay gente que se ve muy honorable, muy responsable, muy fiel y trabajadora, que hacen buenas obras, que se sacrifican por otras personas, y otras muchas cosas más, pero en ningún momento le proveen a la gente la oportunidad de salvarse, es decir; de dejar de ser hijos del diablo para convertirse en hijos de Dios.

Evalúe usted a las personas más buenas que conozca, y pregúntese sí son personas que están preocupadas o al menos ocupadas en la salvación, y van a descubrir que algunas de estas personas muy buenas humanamente, no les interesa en lo absoluto y aun rechazan por completo el evangelio de Jesucristo.

¿No le parece extraño que personas tan buenas rechacen al único verdaderamente bueno que es Jesucristo? ¿No le parece extraño que personas tan buenas rechacen el buen mensaje de Jesucristo?

Y es a eso que se refiere la escritura cuando dice que su fin será conforme a sus obras, sus obras no proveen salvación a la gente, por eso su fin será la condenación.

Suelen decir: “Yo no le hago mal a nadie, yo ayudo a la gente, yo soy un buen padre, etc.” Es decir sin saberlo están diciendo que son unos buenos hijos del diablo.

Y si usted les pregunta cuándo se convirtieron en hijos de Dios, o no entenderán la pregunta, o dirán que siempre ha sido hijos de Dios lo cual no puede ser cierto, y que ademas confirma que por buenos que sean siguen siendo hijos del diablo y no lo saben…

A la pregunta: ¿Cuándo y cómo se opera el cambio de hijo del diablo a hijo de Dios? La respuesta es que el nuevo nacimiento solamente se opera en aquellas personas que en determinado momento de su vida reconocen su terrible pecado de no haber reconocido a Jesucristo como Dios, se arrepienten de no haber vivido bajo su dirección, le piden perdón de todo corazón, y deciden depositar su fe en Dios y su palabra.

Cuando está fe es genuina, es decir cuándo es una fe que los lleva a obedecer lo que Dios dice en su palabra, es porque se ha producido en ellas el nuevo nacimiento, y al ser hijos de Dios, Dios mismo vive con ellos.

Ya leímos el pasaje donde el apóstol Pablo describe la condición de los seres humanos en los que no se a operado el nacimiento espiritual, y podemos ver que él se incluye entre aquellos hombres, pues dice:

Efesios 2:3 entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.

Quiero que miremos con mucha claridad esto, para no engañarnos a nosotros mismos, porque cuando el apóstol Pablo se incluye dentro de aquellos hombres gobernados por Satanás, él cuenta que vivía una vida perfecta aún en su relación con Dios, tan perfecta que se consideraba irreprensible. En otras palabras él era un hombre muy muy bueno según su propia opinión, y también según la opinión del mundo.

Y seguramente pensaba que Dios estaría feliz con él, y creía ser tan bueno que creía tener autoridad de estar asesinando a aquellos que creían en Jesucristo… Y a pesar de esto se consideraba prácticamente un santo. Y por esto el escribe:

Filipenses 3:4 al 6 Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más: 5circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; 6en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible.

Y ojo con esto, todo esto bueno que él dice que era, aún su creencia en Dios que lo llevó a ser muy religioso, reconoce que lo vivió mientras era un hijo de Satanás.

Y entonces la pregunta que nos debemos hacer es: ¿Pero cómo puede una persona que cree en Dios ser hijo del diablo? Pues esto no debe sonarnos extraño pues el apóstol Pablo con su testimonio está confirmando esto que también la escritura dice:

Santiago 2:19 Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan.

Hay muchos hombres que creen en Dios cómo lo hacen también los demonios, la diferencia es que los demonios conscientes de su desobediencia tiemblan ante su presencia, mientras que muchos hombres que dicen creer en Dios, creen que el asunto está muy bien a pesar de estar viviendo en continua desobediencia a su palabra.

Pero ellos no lo reconocen de esta manera, pues según ellos su creencia en Dios los lleva a vivir su relación con Dios de la manera en que ellos creen que debe ser, es decir, la religión es a su manera, y no les interesa lo que Dios diga.

Pero Pablo no fue el único, también podemos ver a Nicodemo, otro muy buen hombre, que no había nacido de nuevo, no había pasado de hijo del diablo a hijo de Dios, por lo tanto si moría en esa condición, a pesar de lo bueno que era terminaría irremediablemente en el infierno, y por eso cuando de noche fue a buscar a Jesús, el Señor le dijo:

Juan 3:3 Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.

Hay quienes creen que la estrategia de Satanás es solo corromper a la gente, volverla bien mala y bien perversa para así poderla llevar al infierno…

Pero resulta que es mucho más efectivo cuando Satanás lleva a la gente a creer en Dios, pero sin creer en su palabra, es decir sin creer en Jesucristo, de tal manera que los hombres se dedican a ser buenos a su manera, lo cual los hace sentirse confiados respecto de su futuro eterno, sin saber que si no nacen de nuevo, por buenos que sean, se condenarán.

Esto por supuesto es un tremendo engaño y muchos mueren de esa forma, afortunadamente para el apóstol Pablo, para Nicodemo y para muchos otros que se han encontrado con Jesucristo, han sido capaces de desechar todo lo buenos que creían ser, y han decidido confiar y rendir su vida a Jesucristo. Es decir han podido entender qué no eran lo que ellos creían que eran, y eso les permitió cambiar.

En el caso de Pablo cuando se encontró con Dios, en un instante desechando absolutamente todo lo bueno que creía que era, y todo lo bueno que creía qué hacía, simplemente dijo: “Señor que quieres que yo haga”

Y esa fe en el Señor Jesús manifestada en un deseo genuino de hacer su voluntad, es evidencia de que Dios produjo en el el nacimiento espiritual, qué hizo que dejara de ser un hijo del diablo para convertirse en un verdadero hijo de Dios.

Habiendo explicado todo esto vuelvo y preguntó: ¿Quién es usted? ¿Ya dejó de ser lo que era y ahora es un hijo de Dios?

Y si la respuesta es que ya eres un hijo de Dios, la siguiente pregunta es: ¿Qué más eres? Y nuevamente la respuesta no eso es lo que la gente cree, o aún lo que tú crees, si no lo que Dios dice en su palabra.

Por supuesto hay muchas descripciones muy importantes de lo que somos como verdaderos hijos de Dios… Quiero que miremos una de esas que hace el apóstol Pedro.

Esta descripción el apóstol la hace, después de motivar a los cristianos a creer en la palabra de Dios para crecer espiritualmente, por supuesto primero hay que conocerla, y para conocerla hay que considerarla preciosa, y no como aquellos que por no considerarla preciosa la desecharon, por lo cual están destinados a la desobediencia con todo lo que esto implica. Después de decir todo esto él apóstol dice que los hijos de Dios también somos:

1 Pedro 2:9, 10 Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios…. 10vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.

Si comenzamos revisando el verso diez, reafirmaremos que la clave está en lo que ahora somos que antes no éramos. Ahora somos pueblo de Dios, antes como hijos del diablo no podíamos ser pueblo de Dios. Algunos creen que la creación los hace hijos de Dios, este texto y otros mas muestran que no.

El pasaje también dice que ahora hemos alcanzado misericordia, lo cual implica que como hijos de Dios ya tenemos la salvación asegurada, y no como antes que estábamos destinados a condenación.

Y si miramos el verso nueve, el apóstol menciona cuatro aspectos que son complementarios. Y lo primero que menciona es que somos de un linaje escogido.

La escritura enseña que Dios no hace acepción de personas, y además enseña que si en la iglesia hacemos acepción de personas y tratamos a unos de manera diferente que a otros, nos estamos convirtiendo en jueces y estamos quebrantando la ley.

Esto pareciera contradictorio con aquello de que Dios ha escogido un linaje, pero no lo es, porque ya vimos que la elección que Dios hace depende de la elección que él hombre hace.

Sabemos por la escritura que, para dejar de ser hijos del diablo no tenemos necesidad de buscar a Dios, porque Dios es quien nos busca, y nos llama, y el elige a aquellos que se arrepienten y deciden confiar en Dios, en los cuales produce el nacimiento espiritual.

Pero también sabemos que aunque muchos han sido llamados, nos cuentan las escrituras que son pocos los escogidos por Dios, y además:

Mateo 20:16 Así, los primeros serán postreros, y los postreros, primeros; porque muchos son llamados, mas pocos escogidos.

Esto muestra que través de los tiempos Dios ha hecho un proceso de selección escogiendo solamente a aquellos que confían en él. Pero aquí nuevamente vemos el conflicto que se produce cuando creemos ser lo que no somos.

Por ejemplo el pueblo de Israel estaba convencido que estaba muy bien en su relación con Dios, pero estaban tan equivocados que fueron los primeros en rechazarlo en la persona de Jesús, y como consecuencia Dios ha dado prioridad a nosotros los gentiles. (Aunque sabemos que por causa de un pacto Dios no desechara para siempre al pueblo de Israel)

Recuerdo que hace años le insistía a la gente que creyera que era de linaje escogido, y les insistía a pesar de su mal comportamiento, porque eso me había sido enseñado. “No importa que ande como diablo, tú eres un hijo de Dios porque tu oraste y recibiste a Cristo.

Pero al pasar los años he comprendido que eso fue un error y bastante serio, porque quién debe decirle eso a cada persona es Dios. Por eso ahora sé que resulta más saludable, que de vez en cuando cuestione el cristianismo de algunos, (así como hoy) no sea que pensando que son, no sean, y se pierdan, mientras que si logran reconocer que no son, todavía tienen opción de ser parte del linaje escogido.

Y si la pregunta es: ¿Cómo le dice o le confirma Dios a una persona que ha sido escogida? La escritura dice:

Romanos 8:16 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.

Pero esa confirmación interior del Espíritu de Dios a nuestro espíritu, tiene relación con una comunicación exterior que Dios ha hecho a través de su palabra.

Eso quiere decir que las escrituras nos describen y nos dan ciertas características y comportamiento, que nos pueden mostrar si somos o no un verdadero hijo de Dios. Y cuando vamos a las escrituras y estudiamos esto, entonces el Espíritu Santo nos confirma que si somos linaje escogido, pero claro cuando estamos viviendo de acuerdo a esa descripción.

Lo contrario es que al estudiar las características del comportamiento de un hijo de Dios, y al ver que nuestra vida no se ajusta a ellas, necio sería de nuestra parte insistir en creer ser hijos de Dios, cuando la escritura nos muestra que en realidad nos estamos comportando como un hijo del diablo.

Y a esto me refería al comienzo cuando dije que es más fácil que digamos lo que creemos que somos, a que digamos lo que verdaderamente somos.

Eso quiere decir que lo normal es que si uno le pregunta a alguien: ¿Porque sabes que eres un hijo de Dios? El pueda darte una serie de razones bíblicas por las cuales piensa que es, lo que es.

A través de las escrituras podemos encontrar esas características o esa descripción de lo que es un verdadero hijo de Dios, pero de manera especial las encontramos en la primera carta de Juan, donde después de explicar lo que un verdadero cristiano debe ser, casi al final dice:

1 Juan 5:13 Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.

Recuerdo una época en que cada vez que pasaba por esa carta tenía serias dudas acerca de si era o no un hijo de Dios: ¿Por qué? Porque mi vida no se ajustaba a la descripción que yo entendía que la carta hacía de un auténtico creyente.

Gracias a Dios ahora las cosas han cambiado, y la comprensión de lo que es un auténtico cristiano también ha cambiado.

Gracias también a lo que he entendido en esta carta, me ha sido fácil confrontar aquellas falsas concepciones de lo que es un verdadero cristiano, que es igual a decir, que muchos por no estudiar con responsabilidad y profundidad las escrituras andan pensando que son lo que no son.

Con todo esto quiero mostrar la importancia de tener un estudio profundo e inteligente de las escrituras, por supuesto guiado por el Espíritu Santo para que usted confirme que es lo que cree que es, y no vaya a tener sorpresas no sólo desagradables, sino terriblemente espantosas en la puerta del cielo, porque allí ya no hay nada que hacer.

La próxima semana continuamos con la descripción que la escritura hace de quiénes somos nosotros los auténticos hijos de Dios… Por ahora pidámosle al Señor que podamos revisar con la ayuda de su Santo Espíritu quienes realmente somos…

Para agradecerle si ya somos auténticos hijos de Dios, o para arrepentirnos de manera genuina de tal manera que recibiendo en la misericordia de Dios, dejemos de ser hijos de Satanás para convertirnos en verdaderos hijos de Dios.

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