PROPÓSITOS PARA UN NUEVO AÑO – PARTE 3

PROPÓSITOS PARA UN NUEVO AÑO – PARTE 3

Hay una declaración y una promesa dada por Dios en un salmo que dice:
Salmo 37:23–25 Por Jehová son ordenados los pasos del hombre, y él aprueba su camino. 24Cuando el hombre cayere, no quedará postrado, porque Jehová sostiene su mano.25 Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan.
Cuando leemos estos pasajes del viejo pacto debemos tener mucho cuidado, porque sabemos que para una correcta interpretación de la escritura tenemos que tener muy clara la diferencia entre el viejo pacto y el Nuevo Pacto, por qué tanto muchos mandatos como muchas de las promesas que tenía el viejo pacto, promesas de prosperidad, de victoria, de protección, son promesas que quedaron atrás, es decir ya no están vigentes en este tiempo.

Hay muchos pasajes bíblicos que muestran esta verdad, pero hoy sólo quiero leer un texto que está en el libro de Hebreos, el cual hablando de este Nuevo Pacto instaurado por Jesús dice lo siguiente:
Hebreos 8:6–7 Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto,
establecido sobre mejores promesas. 7Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo.
Ahora, el defecto de este viejo pacto no estaba en las condiciones del pacto, sino en la incapacidad del hombre para cumplir los requisitos y recibir los beneficios, por esta razón Dios en su misericordia a través de Jesús pone a funcionar este Nuevo Pacto, que como dice el pasaje tiene mejores promesas.

Estas mejores promesas se refiere a que el Nuevo Pacto se enfoca en proteger y bendecir nuestra vida espiritual, porque de nuestra vida espiritual depende no sólo la forma como vivimos y disfrutamos del presente, sino también nuestra eternidad en la presencia de Dios.
Sin embargo no quiere esto decir que nada del viejo pacto esté vigente, porque la verdad es que los principios, no las promesas ni muchos de los mandatos, pero los principios enseñados a travez del viejo pacto siguen vigentes… Principios como: La justicia, la integridad, la disciplina, la generosidad, el respeto a los padres, la dependencia de Dios y muchos otros principios son exactamente iguales en el viejo y en el Nuevo Pacto.

Es decir; estamos obligados y más que obligados lo que estamos es necesitados de vivir de acuerdo a estos buenos principios dados por Dios. Vuelvo a leer:
Salmo 37:23–25 Por Jehová son ordenados los pasos del hombre, y él aprueba su camino. 24Cuando el hombre cayere, no quedará postrado, porque Jehová sostiene su mano.25 Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan.
Este salmo habla de uno de los principios más importantes para nuestra vida, que es que; debemos vivir dependiendo de Dios, esperando de Él, y recibiendo su dirección, y por eso dice que el Señor es el que ordena los pasos del hombre. Y cuando a nosotros se nos ocurra algo, él debe aprobar nuestro caminar.
Ahora; no hay duda que si no planeamos vivir nuestra vida de acuerdo a los deseos de Dios, nuestra vida no va a ser lo mismo que si planeamos nuestra vida de acuerdo a sus deseos, pues no es lo mismo vivir en oposición al Dios todo poderoso que vivir gozando de su respaldo y su favor.
Esto debería ser muy sencillo de entender, pues en las familias vemos lo mismo. Es decir; no es lo mismo cuando un hijo vive de acuerdo a los deseos de su padre que cuando vive oponiéndose a todo lo que su padre desea… El trato que recibe el que obedece es bastante diferente del que recibe el que desobedece.

Y por eso, por el respaldo que Dios da, dice que cuando el hombre cayere no quedará postrado porque Dios lo va a sostener, y obviamente se refiere a aquel hombre que está viviendo de acuerdo al camino que Dios le ha mostrado.
Y luego el salmista añade su testimonio al decir que no ha visto que los justos, los que andan en la voluntad de Dios tengan problemas para su sustento, y que la descendencia de los justos también es bendecida con la provisión necesaria.
Para saber si una promesa del viejo pacto está vigente hay que revisar si en el Nuevo Pacto sigue vigente, y en este caso Jesús nos confirma que está promesa sigue vigente, pues él dijo:
Lucas 12:29–31 Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud. 30Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo; pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas. 31Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas.

Por lo tanto no hay duda qué debemos vivir siguiendo la dirección de Dios, lo cuál dicho en otras palabras es igual a buscar el reino de Dios, y el resultado será que todo lo que necesitamos para nuestro sustento nos será añadido.
Por supuesto para poder disfrutar de esta promesa es necesario que primero tengamos claro, cuál es el objetivo que Dios tiene para nuestra vida, de tal manera que entendiendo este objetivo hagamos los planes necesarios para poderlo alcanzar.

Pero para determinar ese objetivo con más claridad, es importante tener en cuenta que cuando Jesús dice que todas estas cosas serán añadidas, refiriéndose a las cosas materiales, está colocando en último lugar este tipo de cosas, y en primer lugar vivir haciendo la voluntad de Dios.
Algo así como que si usted compra un carro último modelo le añadimos los tapetes, o si compra este ganado le regalamos un bulto de comida… Y la razón por la cual las cosas materiales no son lo más importante, es porque como Jesús enseñó, la vida del hombre, su gozo, su paz, y el poder vivir haciendo lo correcto, no depende de la cantidad de dinero o de riquezas que poseamos.
Tan justo, tan íntegro, tan misericordioso, tan bondadoso, tan amoroso, tan diligente, puede ser un pobre como lo puede ser un rico. Y aún debemos tener en cuenta que los ricos tienen cierta desventaja, pues fácilmente cometen el pecado de depender de las riquezas y esto hace qué su salvación sea más difícil de obtener que lo que le cuesta a los pobres.

Esta enseñanza la dio Jesús precisamente cuando un hombre se acercó a pedirle que le ayudara a recuperar un dinero que su hermano no le quería dar… Y en respuesta las palabras de Jesús fueron:

Lucas 12:15 Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.
Por qué la verdad es que la vida de los hombres depende de lo que cada uno tiene en su corazón. Pero eso no quiere decir que debemos descuidar la administración de los bienes materiales, porque la buena administración de estos bienes también muestra lo que hay en nuestro corazón.

El corazón, nuestras creencias, la forma en que pensamos es lo que determina cómo reaccionamos ante las situaciones a nuestro alrededor, y por eso podemos encontrar que algunos en cierta situación andan felices, y otros en la misma situación se sienten los más desgraciados del planeta.
Acostumbro a decirle a los que se quejan… ¿Sabes tu cuántas personas viven con menos cosas, con menos privilegios de los que tú tienes y andan felices? Es decir: ¿Si tú estás afligido aún con lo qué tienes, quiere decir eso que todos los que tienen menos que tú están condenados a vivir en desgracia? Por supuesto que no, hay pobres muy felices y ricos muy desgraciados.
Sin embargo he visto a través de los años cuánto trabajo nos cuesta aceptar esta verdad, y por eso cada vez que hay pérdidas materiales o pérdidas de privilegios entramos en conflicto con Dios y con los hombres, y no queremos entender o aceptar que la clave está en nuestro corazón.
Pero por esto, por la importancia que tiene el corazón es que en la escritura aun bajo el viejo pacto, podemos leer un mandato que sigue vigente hasta el día de hoy, que dice:
Proverbios 4:23 Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida.
Según esto la propiedad más valiosa que tenemos los hombres es el corazón, y por eso debemos cuidar muchísimo lo que metemos allí. Creo que a muchos les ha pasado que por dejar que ciertos pensamientos respecto de ciertas personas entren en su corazón, han terminado haciendo cosas terribles delante de Dios.
De la misma forma cuando dejamos que Satanás meta cosas que no deben estar en nuestro corazón, reaccionamos de forma terrible frente al amor de Dios, perdiéndonos muchísimas bendiciones, y es por esto que debemos cuidar nuestro corazón como lo más importante que tenemos.
El Señor Jesús confirma la importancia este mandato del viejo pacto cuando dice:
Lucas 6:45 El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.

Pero como no conocimos del Señor desde niños, o aún conociendo por nuestra incredulidad hemos dejado que se metan en el corazón cosas que lo han enfermado, lo cual se evidencia en tener un mal carácter, no hay duda que la voluntad de Dios es sanar nuestro corazón.
Por lo tanto cada uno de nosotros debe planear y orar para disponerse a que Dios transforme nuestro corazón y por lo tanto nuestro carácter.
Para lograr esto tenemos por un lado los mandatos de Dios, los principios a los cuales debemos sujetarnos, y por otro lado tenemos la ayuda de Dios que llega a través de las circunstancias que él provee, para confrontarnos con lo que hay en nuestro corazón, para que a través de nuestra obediencia al Señor nuestro corazón sea sanado… Y no hay duda que estos tratos pueden repetirse

una y otra vez hasta que Dios logre el objetivo deseado.
Pero a veces también entramos en conflicto porque recibimos tratos que pensamos que ya no necesitamos, porque pensamos que ya aprendimos la lección, que ya alcanzamos el objetivo…
Algunos pueden pensar que ya aprendieron a confiar en la provisión de Dios y por eso no hay necesidad de recibir tratos en su área económica. Otros pueden pensar que ya aprendieron a ser íntegros en cada situación y por eso no necesitan ciertos conflictos… Pero para no caer en este engaño de pensar que estamos recibiendo tratos que no necesitamos, lo que debemos es evaluar nuestro comportamiento a la luz del siguiente pasaje, y mientras lo leo pensemos en cuantos de estos pecados todavía caemos…
Gálatas 5:19–21 Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia,
lascivia, 20idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, 21envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de
Dios….
Éstos pecados mencionados son la evidencia de un mal corazón, de un mal carácter, no podemos por lo tanto decir que cometemos estos pecados pero que tenemos un lindo corazón. Y por supuesto estos pecados son los que justifican que recibamos esos tratamientos precisamente para cambiar nuestro corazón.
El pasaje continúa diciendo cuál es el verdadero resultado cuando Dios ha transformado nuestro corazón. dice así:
Gálatas 5:22–23 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
Y si no son estas características las que se manifiestan, no de manera puntual sino de manera continua en nuestra vida, entonces quiere decir que todavía nuestro corazón, nuestro carácter no ha sido completamente transformado, y por lo tanto necesitamos seguir insistiendo, es decir manteniendo la decisión de obedecer a Dios mientras aceptamos los tratos que él nos da para que el milagro se realice.
Y por supuesto para lograr este objetivo debemos también, como vimos la semana pasada, planear aprovechar bien las herramientas que Dios nos ha dado; la iglesia, su palabra, los hermanos en la fe. Porque no es posible que nuestro carácter, o nuestro corazón sea transformado si no estamos pegados de la palabra de Dios.
Pero no sólo la palabra de Dios nos libra de ser esclavos de nuestros pecados, también nos ayuda a ser libres de los pecados de otros. Es decir; hay relaciones de pareja enfermas, donde se maltratan y dónde soportan cosas que no deben soportar, hasta que conociendo la palabra de Dios entienden que no tienen porque soportar esas situaciones.
La semana pasada comenzamos a ver cinco cosas que Dios nos ha ordenado a hacer, que no sólo transformarán nuestro carácter sino que traerán tremenda bendición a nuestra vida, porque son cosas que Dios premiará de acuerdo a los logros alcanzados.

Éstas cosas son: Dominar el viejo hombre, resistir las pruebas, ganar almas para Cristo, pastorear las almas ganadas, y anhelar la venida del Señor.
Comencemos con la primera. Dios nos ofrece una: CORONA INCORRUPTIBLE DE GLORIA PARA EL QUE DOMINE EL VIEJO HOMBRE… El apóstol Pablo escribió:
1 Corintios 9:24 al 25 ¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. 25Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible.
Es importante saber que la iglesia a la cual fue dirigida esta carta, era una iglesia que abundaba en dones espirituales, pero también abundaba en pecados. Y que el error de ellos era pensar que como habían dones espirituales y por lo tanto también milagros, eso era para ellos una señal de ser una iglesia espiritual, de ser una Iglesia que andaba en la voluntad de Dios pero no era cierto, y la cantidad de regaños y recomendaciones que el apóstol les da confirma esto.
Por la carta sabemos que entre los pecados que cometían estaba el pecado de la gula, pues caían en exceso de comida y bebida aún celebrando la cena del Señor. Y peor aún andaba en fornicación y adulterio, y sin embargo se creían muy espirituales. Otro de sus pecados es que faltaban al amor…
En conclusión lo que vemos allí, es que eran cristianos carnales… Y por esto el apóstol les escribe:
1 Corintios 3:1–3 De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a
carnales, como a niños en Cristo. 2Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni
sois capaces todavía, 3porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?
No hay duda que todos comenzamos la vida cristiana como niños en Cristo, sin embargo a través de recibir el alimento espiritual debemos crecer y dejar de portarnos como se portan los hombres, para comenzar a portarnos como hijos de Dios.
Pero esa no era la situación de esta iglesia, pues después de llevar un buen tiempo todavía seguían portándose como hombres, es decir su carne todavía controlaba su forma de actuar, y por eso aunque habían recibido dones espirituales su comportamiento dejaba mucho qué desear.
No hay duda que hay muchos cristianos en esta situación, y parte del engaño es qué creen que deben vivir de acuerdo a lo que sienten, en lugar de vivir de acuerdo a lo que saben o de acuerdo a lo que deben creer.
La palabra del Señor enseña que todo lo podemos en Cristo pues él nos fortalece, dando a entender qué tenemos la capacidad de sobrellevar de buena manera las situaciones difíciles, independiente de lo que estemos sintiendo… El carnal en lugar de tener en cuenta lo que dice la palabra de Dios, da muchísima más importancia a lo que siente, y actúa de acuerdo lo que siente, es decir controlado por su carne.
Y lo peor de todo es que cree que esto está bien. Cuando lo exhortan fácilmente responde; “es que usted no sabe lo que yo estoy sintiendo” y cosas por el estilo, como si eso fuera lo importante y no lo que Dios ha dicho en su palabra.
Esto es igual a decir que les falta dominio propio, y obviamente les falta dominio propio porque no

quieren dejarse dirigir por la palabra, es decir por el Espíritu Santo, pues él nos da la capacidad de tener este dominio propio. Su palabra dice:
2 Timoteo 1:7 Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.
El apóstol para motivarlos corregir esta falta de dominio sobre el viejo hombre toma el ejemplo del atleta, y creo que la mayoría sabemos que los atletas si quieren alcanzar el éxito deben abstenerse de muchas cosas, que podríamos catalogar como normales y aun buenas, pero de las cuales deben abstenerse porque no contribuyen para su exigente preparación física.
¿Será un delito que un atleta se alimente mal, o que trasnoche, o que no haga ejercicio? No. Pero si esa es su forma de vida, como atleta no tendrá éxito.
De la misma forma los cristianos podemos hacer muchas cosas que no catalogamos como pecado, pero cuántas de esas cosas, no nos ayudan a crecer en salvación y hacer mejor la voluntad de Dios. Su palabra dice:
1 Corintios 10.23 Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica.
A usted le fascina el deporte, le fascina viajar, le fascina ver películas, le gusta dormir tarde o acostarse temprano, le fascina comer, y cuando está cansado no hace nada, etc. ¿Pero cuántas veces por hacer en exceso esas cosas a las que tiene derecho y no son pecado, deja de hacer cosas mejores?
El escritor de la carta a los hebreos hablando este mismo tema dice:
Hebreos 12.1–2 Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la
carrera que tenemos por delante, 2puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
Es obvio que el pecado, cualquier pecado será un estorbo para hacer la voluntad de Dios, pero notemos que también menciona: “Despojémonos de todo peso” Y no hay duda que ese peso del cual debemos despojarnos no es algo pecaminoso, pero si es algo que estorba la carrera que tenemos por delante.
(Imagine usted a una atleta mujer corredora de 100 m que entra a la pista con un abrigo de pieles, una falda estrecha hasta el piso y unos tacones altos… Pues aunque nada de eso es ilegal de seguro no ganara)
Y para que entendamos mejor el asunto el apóstol nos coloca el ejemplo de Jesús, quien por su vida santa y perfecta tenía todo el derecho de vivir como quisiera… ¿Si Salomón pudo gozar de hacer todo lo que le dio la gana siendo un pecador, cuánto derecho tendría Jesucristo a vivir una vida a su antojo?
Podía haberse casado, podía haber tenido muchos hijos, muchísima riquezas, muchísimos sirvientes, podría haber vivido hasta los 100 años y muchas cosas más, pero así mismo se negó con gozo de todas estas cosas y peor aún aceptó la cruz y el oprobio, por lograr el objetivo por el cual

había venido: Proveer salvación.
Ahora, usted puede seguir con ese peso, y puede seguir haciendo cosas que ocupen su tiempo y energía hasta que lo dejen agotado, y en el poco tiempo y energía que le queden, dedicarse a cultivar su vida espiritual… Eso no se vería como pecado…
Pero con toda seguridad no va a recibir el mismo premio que aquel que se abstiene de hacer esas cosas, por hacer cosas mejores. Por eso el apóstol Pablo teniendo claro el objetivo que quería alcanzar continúa diciendo:
1 Corintios 9:26 al 27 Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera
peleo, no como quien golpea el aire, 27sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado.
El no corre sin una dirección, el no pelea sin saber para que, porque sería como darle puños al aire, el tiene claro el objetivo y es que su cuerpo le obedezca, no que el sea esclavo de su cuerpo, su carne o pasiones, pues eso le impediría hacer la voluntad de Dios y obtener la corona.
Además habla de que si ya está haciendo algo, quiere seguir haciendo más porque no quiere quedarse atrás, no quiere ser reemplazado y que otro tome su lugar.
Piense en el atleta, él no corre hasta estar cansado, él cada vez va más allá para aumentar su resistencia. Y tomando este ejemplo el apóstol nos habla de mantener control sobre el cuerpo, de tal manera que el cuerpo sea el vehículo o instrumento para hacer la voluntad de Dios, y no que seamos esclavos de nuestro cuerpo.
En estos últimos años he estado montando en bicicleta, he mejorado mi resistencia comparado con cuando comencé, y la razón por la cual he mejorado es que cuando estoy cansado no me detengo, sigo, y si me duelen las piernas tampoco me detengo, sigo.
Es cuestión de estar convencido de que a pesar del cansancio y del dolor de todos modos puedo llegar y mejorar… Y por esto sigo. Pero cuantos cuando se sienten cansados se detienen, cuántos cuando le duelen las piernas renuncian… ¿Progresarán? Por supuesto que no. Por esto debemos preguntarnos:
¿Vivimos para complacer nuestro cuerpo… o vivimos para hacer la voluntad de Dios usando el cuerpo?
¿Tenemos el dominio propio suficiente para decir no, a aquellas cosas que afectan nuestra salud o imagen?
¿Cuántos tienen problemas de salud por no poder controlarse respecto de la comida, o por no hacer ejercicio?
¿Cuántos tienen problemas de aceptación o problemas en la relaciones personales también por falta de control?
Lo grave de este asunto que a veces ignoramos voluntariamente, es que la falta de control respecto de la comida, y esa complacencia hacia el cuerpo que no nos deja esforzarnos, ni nos motiva a hacer ejercicio, trae como consecuencia inevitable que cada vez esté más deteriorado nuestro cuerpo.
Este deterioro, esta pérdida de capacidad no es muy visible en la juventud pero se hace evidente y

muy incómoda en la vejez. (Hay una propaganda en la que muestran unas ruedas, las ruedas de una bicicleta y las rueda de una silla de ruedas…)
Y no hay duda que entre más deteriorado y más esclavos seamos de nuestro cuerpo, nuestro cuerpo nos exigirá cada vez más, porque el cuerpo como la carne nunca se sacia. Confirmando está verdad la escritura dice:
Proverbios 24:10 Si fueres flojo en el día de trabajo, Tu fuerza será reducida.
Entre mas perezosa es una persona al trabajar, cada vez tendrá más pereza para trabajar.
Entre más coma una persona o coma lo que no debe, cada vez tendrá más ganas de comer más y de lo que no debe.
Entre más sobre peso tenga una persona cada vez le costará más trabajo tener un peso saludable. Entre más duerma una persona, cada vez tendrá más ganas de dormir más de la cuenta.
Y llegará el momento en que terminaremos viendo las graves consecuencias de la falta de dominio propio, y por eso podemos leer que la escritura dice:
Proverbios 6.9–11 Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño? 10Un poco de sueño, un poco de dormitar, Y cruzar por un poco las manos para reposo; 11Así vendrá tu necesidad como caminante, Y tu pobreza como hombre armado.
¿Se imagina usted a la pobreza viniendo como un hombre armado… Como la podrá detener?
Sin embargo el asunto no para allí, el problema es que cuando una persona se dedica a complacer su cuerpo, en realidad también está complaciendo su carne, el viejo hombre, y cuando esto sucede fácilmente puede pasar que comience a cometer pecados para seguir complaciendo más y más su carne. Por ejemplo:
Proverbios 2.16–19 Serás librado de la mujer extraña, De la ajena que halaga con sus palabras, 17La cual abandona al compañero de su juventud, Y se olvida del pacto de su Dios. 18Por lo cual su casa está inclinada a la muerte, Y sus veredas hacia los muertos; 19Todos los que a ella se lleguen, no volverán, Ni seguirán otra vez los senderos de la vida.
Si miramos el contexto notaremos que lo único que puede librar a los hombres y mujeres de buscar complacer el cuerpo y a la carne a través de los pecados sexuales, es la sabiduría que sólo Dios puede dar… Y el problema es que los hombres no pueden obtener la sabiduría que Dios da, porque no dedican tiempo para hacerlo, porque están complaciendo su cuerpo y su carne…
Preguntese, haga una evaluación sincera… ¿Cuántas veces deja de venir a la reuniones en la iglesia por complacer su carne? Y no estoy diciendo que sea pecado ir a una fiesta, o a una reunión pero… Por que si hay cristianos que con sabiduría planean estas cosas y van después de la reunión…
Pero hay otros a los cuales el alimento espiritual les parece tan poca cosa que no tiene ningún problema en faltar de manera continua… El problema es que el resultado final de esta triste realidad puede ser el siguiente:

Proverbios 1.24–28 Por cuanto llamé, y no quisisteis oír, Extendí mi mano, y no hubo quien atendiese, 25Sino que desechasteis todo consejo mío Y mi reprensión no quisisteis, 26También yo me reiré en vuestra calamidad, Y me burlaré cuando os viniere lo que teméis; 27Cuando viniere como una destrucción lo que teméis, Y vuestra calamidad llegare como un torbellino; Cuando sobre vosotros viniere tribulación y angustia. 28Entonces me llamarán, y no responderé;
Esto puede parecer una amenaza, seguramente algunos dirán que lo es, pero la verdad, o la verdadera razón por la cual ocurre esto, si tomamos el ejemplo del atleta, es como si Dios nos mandara a correr todos los días para mejorar nuestro estado físico, porque Dios sabe que más adelante habrá una situación de peligro, de la cual nos podemos librar fácilmente si corremos.
Pero resulta que no hacemos caso, no nos ejercitamos, y cuando llega esta situación de peligro por la falta de entrenamiento, por la flojera, cuando vamos a salir corriendo nos tropezamos, nos caemos y obviamente esto no nos ayuda a librarnos de la tragedia.
La verdad lo he visto muchas veces, si no ejercitamos nuestra fe a través de los tratos diarios que Dios nos da, si no ejercemos el dominio propio para hacer lo correcto haciendo que nuestra fe crezca, cuando llegue un problema más grande, no podemos sacar fe instantánea, y entonces fracasaremos, perderemos la paz, el gozo y terminaremos abriendo la puerta a otros pecados. La escritura dice:
1 Timoteo 4:7–8 Desecha las fábulas profanas y de viejas. Ejercítate para la piedad; 8porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera.
Alguna vez uno de mis hijos se perdió con otra persona de la iglesia, y en ese momento gracias a Dios pude descansar en que Dios tenía el control, en que todas las cosas ayudan a bien, en que podía descansar frente a esa situación gracias a las promesas de Dios.
Pero la otra persona, la madre del muchacho estaba conmigo gritando y llorando y lamentándose desesperada… Y aunque yo le decía; “tranquila Dios tiene el control, Dios sabe lo que está haciendo, no te preocupes”. Esas palabras no hacía ningún eco en su corazón, porque esta persona era una persona necia, deshonesta, rebelde, es decir no estaba acostumbrada ni a obedecer, mucho menos a creerle al Señor, y por eso en momentos de angustia no tenía la fe necesaria para poder descansar en Dios.
Esta es también la razón por lo cual las quejas son un pecado muy grave, pues cada queja que proferimos aún en situaciones pequeñas, es una negación a aceptar el trato que Dios nos da para bendecir nuestra vida, cada queja empequeñece nuestra fe, mientras que el dar gracias de corazón hace que nuestra fe aumente.
La lengua… Hay otro pecado de la carne que es muy común y que no parece tan destructivo como algunos que he mencionado, sin embargo no tener control en este asunto abre puertas a otros muchos pecados. Dice la escritura:
Santiago 3:2 Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo.
Piensen en la importancia de este asunto: Quién controla su lengua puede controlar todo su cuerpo, quién no controla su lengua, tampoco tendrá control sobre su cuerpo por lo tanto vivirá esclavo de

sus pecados.
Las personas maldicientes, las personas que en las discusiones usan groserías, los insultos, el pecado de criticar, el pecado de exagerar, (es que tú siempre o tú nunca,) el pecado de humillar y de hablar mal de los demás para sentirse buenos, el pecado de dar malos informes sobre los demás sin tener información completa, el pecado del chisme, de entrometerse en lo que no le compete, es decir; el delicioso placer de comer prójimo que a muchos fascina sobremanera, o el simple hecho de hablar más de la cuenta… Son cosas que tienen que ser controladas sí queremos recibir la corona incorruptible de gloria. La escritura dice:
Proverbios 10:19 En las muchas palabras no falta pecado; Mas el que refrena sus labios es prudente.
¿Por qué? Porque la lengua en el viejo hombre es todo un mundo de maldad. La escritura dice:
Santiago 3:6 Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno.
A usted no le parece terriblemente espantoso que la escritura enseñe, que la lengua del hombre carnal, la lengua de aquel que no es capaz de controlarla, aunque parece estar conectada con el cerebro, en realidad está conectada con el infierno… Es como si dijera que una lengua sin control es el vocero del diablo.
Además, si el que controla la lengua puede controlar todo el cuerpo, quien no controla la lengua evidentemente estará expuesto a no controlar otras muchas cosas, que al pasar el tiempo lo llevaran a ser esclavo del pecado.
¿CÓMO DIOS NOS ENTRENA PARA CONTROLAR EL VIEJO HOMBRE?
En cierta ocasión supremamente importante el Señor Jesús dijo a sus discípulos, que no fueron capaces de mantenerse despiertos:
Mateo 26.40–41 Vino luego a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora? 41Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.
Y cuando dice que la carne es débil se refiere a que no hay la fortaleza necesaria para doblegar la carne y llevarla a hacer la voluntad de Dios.
El ayuno es una de las herramientas que Dios nos da para doblegar la carne y llevarla a hacer la voluntad de Dios.
Pero también a través de las enfermedades, de los dolores que padecemos, o de las limitaciones físicas Dios puede entrenarnos para qué tomemos control sobre el viejo hombre.
Es decir; si voluntariamente no vamos tomando control sobre viejo hombre, Dios nos colocara en situaciones críticas para obligarnos a tomar el control.
Entonces usted se enferma y comienza experimentar un fuerte dolor, y ante esta circunstancia usted puede dar rienda suelta a sus quejas, a su depresión, a su aburrimiento y hacer toda una campaña

de oración y declaraciones positivas para salir de la enfermedad… O puede pedirle a Dios que a pesar del dolor y las limitaciones le permita pasar con gozo esa circunstancia.
La verdad de estas palabras que estoy diciendo está soportada en el siguiente pasaje:
Proverbios 18.14 El ánimo del hombre soportará su enfermedad; Mas ¿quién soportará al ánimo angustiado?
Este texto en realidad está hablando de dos clases de enfermedad diferentes: La enfermedad física y la enfermedad espiritual. Y la enfermedad espiritual es muchísimo peor, pues puede hacer que aún teniendo perfecta salud, la angustia arruine su vida y su relación con los demás…
Pero cuando se tiene claro que no vivimos para complacer la carne sino al Señor, entonces Dios nos fortalecerá para pasar cualquier situación con un profundo y contigo gozo. Ademas también dice su palabra:
Salmo 41.3 Jehová lo sustentará sobre el lecho del dolor; Mullirás toda su cama en su enfermedad.
Pero también parte del entrenamiento para controlar el viejo hombre viene a través de cosas placenteras…
Hay quienes toman la decisión de ayunar y luego al ver el almuerzo… “Yo no sabía que iba a preparar eso hoy, me toca ayunar mañana”.
Hay quienes aún por recomendación médica deben bajar de peso y hacer ejercicio, pero por complacer su cuerpo y su carne, dejan pasar el tiempo hasta que la situación se vuelve peor, y por supuesto más trabajo les costará hacer lo correcto.
El apóstol Pablo experimentado en ser tratado con escasees, hambre, frío, sueño, o con abundancia en todas las cosas escribe:
Filipenses 4.12–13 Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para
padecer necesidad. 13Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
Éste todo lo puedo en Cristo que me fortalece no se refiere a alcanzar objetivos y ser millonario o tener una iglesia gigante, como algunos lo malinterpretan, sino a mantenerse gozoso y con paz haciendo la voluntad de Dios, no dejando que nuestra carne por los faltantes o por la abundancia nos desvíen.
Porque dominar el viejo hombre y los apetitos de la carne para hacer solo la voluntad de Dios, mostrara un hombre incorruptible, una persona que no se desviara por causa del placer o del dolor… Y esa característica es supremamente valiosa no sólo en el mundo sino más aún en el reino de Dios.
O:¿Cómo cree usted que los discípulos siguieron trabajando en el ministerio sabiendo que podían ser muertos, y como al momento de ser torturados no renunciaron al Señor ?
Solo porque llegaron a dominar el viejo hombre con sus apetitos… De allí el nombre de la corona incorruptible de gloria.

Éste proceso de dominar el viejo hombre puede comenzar con algo muy sencillo que voy a mencionar, que ya lo hemos enseñado en la iglesia, pero es posible que falte repetirlo. La escritura dice:
Santiago 5:12 Pero sobre todo, hermanos míos, no juréis, ni por el cielo, ni por la tierra, ni por ningún otro juramento; sino que vuestro sí sea sí, y vuestro no sea no, para que no caigáis en condenación.
Si Dios es fiel a su palabra y la cumple, es apenas sensato que los hijos de Dios seamos fieles a nuestra palabra y cumplamos con nuestros compromisos… Así llueva, así no haya dormido bien, así se presente una situación más agradable, de todos modos debemos mantenernos firmes en nuestros compromisos, pues es una forma de controlar nuestra carne para hacer la voluntad de Dios.
A algunos esto les parece muy difícil pero el verdadero problema está en que no han sabido controlar la lengua, y terminan haciendo compromisos que no saben si podrán cumplir.
Por todo esto para dominar nuestra carne debemos con la ayuda del Espíritu Santo revisar nuestra vida, y entendiendo en qué área somos débiles, estar pendientes porque Dios mismo nos pondrá en situaciones para que en medio de ellas tomemos la decisión de doblegar nuestra carne y hacer la voluntad de Dios, para así ir sanando cada vez más nuestro corazón y poder disfrutar de toda la bendición que Dios tiene para nosotros
Y para que todo esto sea una realidad en nuestra vida, no hay duda que debemos tomar la misma decisión que tomó el apóstol Pablo, el cual dijo:
1 Corintios 9:26 al 27 Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera
peleo, no como quien golpea el aire, 27sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado.

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