CRISTIANOS INCRÉDULOS – PARTE 2

CRISTIANOS INCRÉDULOS – PARTE 2

I. INTRODUCCIÓN

La bendición de Dios es un asunto que cobra mucha importancia, en aquellas personas que han luchado sin lograr alcanzar ciertos objetivos en la vida, o que enfrentan una situación angustiosa, un desastre, un problema muy serio, y reconociendo su incapacidad y la incapacidad de otras personas para ayudarles, piensan que la última opción es que Dios les pueda ayudar.

Esto por supuesto es un mal comienzo, en primer lugar porque Dios no debe ser la última opción si no la primera. Y en segundo lugar, porque aquellas cosas en las que buscan que Dios les ayude, no son verdaderamente importantes, comparadas con lo que Dios tiene reservado para los seres humanos.

Hay un texto en la escritura que nos da una idea de la diferencia tan grande que hay, entre lo que buscamos que Dios nos dé, y lo que Dios desea darnos. Dice así:

Efesios 3:19 Es mi deseo que experimenten el amor de Cristo, aun cuando es demasiado grande para comprenderlo todo. Entonces serán completos con toda la plenitud de la vida y el poder que proviene de Dios.

Los hombres que se acercan a Dios acostumbran pedir por circunstancias puntuales, por dinero, por salud, por solución de conflictos, por lograr ciertos sueños. Y ni siquiera les pasa por la mente pedir poder experimentar el amor de Dios en sus vidas, un amor tan grande que es difícil de comprender, pero que cuando se experimenta, nos permite vivir la vida con una plenitud y un poder que no logramos imaginar.

El rey David experimentando algo del amor de Dios decía:

Salmo 84:10 Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos. Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios, que habitar en las moradas de maldad.

Si entendemos que la maldad es el mecanismo a través del cual los hombres buscan llenar sus vidas, y que la base de la maldad es vivir ignorando a Dios, entonces podemos entender porque David decía, que prefería un solo día en la presencia de Dios experimentando su amor, que en el mundo buscando saciar su vida. Por esta razón tenía un propósito claro que manifiesta en el salmo…

Salmo 63:1–3 Dios, Dios mío eres tú; De madrugada te buscaré; Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, En tierra seca y árida donde no hay aguas, 2Para ver tu poder y tu gloria, Así como te he mirado en el santuario. 3Porque mejor es tu misericordia que la vida; Mis labios te alabarán.

Cuando David se hizo este propósito estaba en el desierto en una situación muy muy complicada, sin embargo su petición era para poder estar experimentando el amor de Dios, porque… Mejor es recibir la misericordia de Dios que la vida misma.

Si volvemos a la carta de Efecios donde el apóstol manifiesta, que su mayor deseo es que experimentemos el amor de Dios, que ademas es algo que podemos experimentar independiente de la situación que estemos viviendo, vemos que continúa diciendo:

Efesios 3:20 Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros…

Qué Dios tiene el poder suficiente para resolver cualquier asunto, de una mejor manera de lo que nosotros logramos pedirle, o aún de lo que logramos imaginar… Pensemos por un momento en esto.

Cuando uno entiende esta verdad, también entiende que es un error hacer peticiones fijas a Dios. Es decir; yo quiero esto o esto. Porque esas peticiones fijas si Dios las contesta al pie de la letra, con toda seguridad van a hacer que perdamos esa mejor respuesta que Dios tiene para nosotros, por lo tanto, lo más sabio después de hacer una petición es concluirla diciendo… “Si es tu voluntad”.

Pero buscar a Dios para obtener ciertas bendiciones es sólo el primer paso, pues después de creer que sólo Dios puede ayudarles, el segundo dilema para estas personas es; ¿Cómo lograr que Dios bendiga sus vidas? Y digo dilema. Porque son muchísimas las fórmulas ofrecidas en el mundo para que las personas puedan obtener la bendición de Dios.

Sin embargo el común denominador de todas estas fórmulas, es que el creyente debe cumplir con ciertos requisitos para como consecuencia de ello recibir la bendición de Dios.

Y por supuesto encontramos una gran variedad de requisitos: Hacer romerías, hacer sacrificios, hacer promesas, ofrendas, etc… Algunos requisitos supremamente difíciles de cumplir… Y desafortunadamente no falta quien haya convertido la bendición de Dios en un negocio, donde el creyente da dinero para que Dios responda a sus peticiones, llegando a decir por ejemplo, que dependiendo la gravedad de la enfermedad es la cantidad de dinero necesaria, es decir han colocando tarifas al milagro deseado.

Como también podemos encontrar a otros que enseñan, que lo único necesario es creer y pronunciar las palabras adecuadas, y gracias a esa declaración positiva entonces Dios responderá.

Sin embargo la semana pasada revisando las escrituras, vimos cómo Dios después de darle al pueblo el pacto de la ley o viejo pacto, para que a través de la obediencia obtuvieran la bendición… Al no funcionar, que era lo que Dios sabía que iba a pasar, Dios instituyó a través de Jesucristo con su muerte y resurrección el Nuevo Pacto, como el método de bendición para los seres humanos.

Este Nuevo Pacto como su nombre lo indica hace referencia a un nuevo tratado completamente diferente al viejo pacto, donde como ya vimos el método básico a través del cual se obtenía la bendición de Dios, era la obediencia a los mandamientos de la ley de Dios.

Por diferentes razones les he leído más de una ves el siguiente pasaje, que contiene una parte de las promesas del pacto de la ley o viejo pacto. Dice así:

Deuteronomio 28:7 al 8 Jehová derrotará a tus enemigos que se levantaren contra ti; por un camino saldrán contra ti, y por siete caminos huirán de delante de ti. 8Jehová te enviará su bendición sobre tus graneros, y sobre todo aquello en que pusieres tu mano; y te bendecirá en la tierra que Jehová tu Dios te da….

¿Quién no quiere que todo lo que se oponga a sus deseos y a sus planes sea derrotado y huya. Y que además sobre todo lo que pongamos nuestra mano, sobre todo negocio, o sobre todo proyecto venga una gran bendición de abundancia?

El problema es que en muchas iglesias llamadas cristianas, se ha enseñado que esta promesa es para los creyentes en la actualidad, que deben creerla y reclamarla para que se haga realidad… Sin embargo no sólo no entienden que esta promesa ya no está vigente, sino que además está acompañada de otra promesa que dice:

Deuteronomio 28:15… Pero acontecerá, si no oyeres la voz de Jehová tu Dios, para procurar cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te intimo hoy, que vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te alcanzarán. 16Maldito serás tú en la ciudad, y maldito en el campo. 17Maldita tu canasta, y tu artesa de amasar. 18Maldito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, la cría de tus vacas, y los rebaños de tus ovejas. 19Maldito serás en tu entrar, y maldito en tu salir. 20Y Jehová enviará contra ti la maldición, quebranto y asombro en todo cuanto pusieres mano e hicieres, hasta que seas destruido, y perezcas pronto a causa de la maldad de tus obras por las cuales me habrás dejado.

Si alguien cree que la promesa de protección, multiplicación y prosperidad sobre todo lo que coloque su mano está vigente en este momento, también tiene que aceptar que la promesa de las maldiciones también está vigente. (Están en el mismo capítulo)

Y la pregunta que hago a quienes creen que estas promesas están vigentes es: ¿Le gustaría que su vida y su futuro dependieran de su obediencia a los 613 mandamientos de la ley de Dios, y que al no cumplirlos le tocará recibir todas esas maldiciones?

A no ser que la persona este loca la respuesta indudablemente es no. De hecho, esa es la razón por la cual el pacto fue cambiado por un Nuevo Pacto, porque a causa de la desobediencia de los hombres, éstos se hicieron merecedores de todas estas maldiciones.

La pregunta clave para aclarar este asunto que se que puede ser confuso para algunos es: Si la obediencia a los mandamientos de Dios ha sido abolida por Dios como método para obtener la bendición; ¿Entonces cómo se obtiene la bendición de Dios?

Y la respuesta es que la bendición para el hombre a través del Nuevo Pacto, comienza con la elección que Dios hace del hombre… Es decir; no es precisamente el hombre escogiendo a Dios para recibir su bendición, sino que es Dios por su gran amor escogiendo al hombre para bendecirlo. Las palabras de Jesús respecto de esto fueron:

Juan 6:44 Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero.

Sólo el mismo Dios puede acercarnos a Jesús, porque sólo el mismo Dios o el Espíritu Santo puede mostrarnos la divinidad de Jesús… Y cuando aceptamos esta revelación, tenemos la promesa de que seremos resucitados en el día postrero. El apóstol Pablo hablando del mismo tema dice:

Efesios 1:3–5 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, 4según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, 5en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad,

En primer lugar dice que ya nos bendijo, en pasado esta hablando, con toda bendición espiritual…(Más adelante ampliamos esto)

Y lo segundo que dice, que suena incomprensible para nosotros, por qué acostumbramos escoger a quién queremos ayudar, y cuando lo hacemos buscamos ciertas buenas cualidades que merezcan que la persona reciba nuestra ayuda…

Sin embargo Dios ha hecho una elección que no está basada en las buenas cualidades, ni en las buenas acciones que los hombres hayan realizado, puesto que fuimos escogidos antes de ser creados…. insisto en que esto nos parece difícil de entender.

Más aún; cuando dice que la razón de escogernos es el puro afecto de su voluntad, su amor por nosotros… Y cuando vemos hasta dónde puede llegar la corrupción y la maldad del ser humano, de nosotros, pues todavía se vuelve más complicado entender que Dios nos haya escogido sin haber en nosotros ningún mérito.

Y si no es por las cualidades o el buen comportamiento que Dios escoge a los hombres para bendecirlos… Debe quedarnos claro, que el hombre no se puede ganar la bendición de Dios, si Dios no lo escoge para bendecirlo.

Esto puede sonar algo arbitrario, por qué estamos acostumbrados a pensar que lo justo es que si un hombre hace lo que tiene que hacer, si un hombre cumple con Dios, lo justo es que Dios le bendiga.

Eso es cierto, Dios es infinitamente justo, de tal manera que si un hombre merece su bendición ciertamente la obtendrá. El problema es que ninguno logra portarse de tal manera que merezca la bendición de Dios.

Cuando a los nuevos creyentes comenzaron a creerse más buenos que los judíos, que habían menospreciado a Jesucristo y lo habían crucificado por su incredulidad, el apóstol Pablo les escribió lo siguiente:

Romanos 3:9–12 ¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado. 10Como está escrito: No hay justo, ni aun uno11No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios. 12Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.

Por esta razón, porque no hay ni siquiera uno justo, es que no nos sirve de nada que Dios en su justicia esté dispuesto a dar su bendición a quien la merezca… Porque nadie es capaz de cumplir el requisito para obtenerla.

En el pasaje que habla de las maldiciones dice que la causa por la cual se reciben las maldiciones es por no obedecer todos los mandamientos de Dios… Y el apóstol Santiago nos explica la razón de qué esto sea de esta manera cuando escribe:

Santiago 2:10 Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos.

Dios perfecto en justicia y en santidad sólo acepta perfección absoluta… Cumplir con el 99,9 de los mandamientos no es suficiente, y por esta razón es imposible que alguien a través de la obediencia pueda obtener la bendición de Dios.

Pero el hombre completamente engañado por un concepto mundano del bien y del mal, ha llegado aún a creerse justo y merecedor de la bendición de Dios, de tal manera que cuando no la obtiene se atreve a juzgar y aún a maldecir a Dios… Ignorando por completo que aunque la justicia de los hombres diga que somos buenos, la justicia de Dios dice que somos tremendamente pecadores, razón por la cual sólo merecemos la condenación eterna.

Es por esto que si la obediencia a los mandatos de Dios fuera la única forma de obtener su bendición, todos estaríamos desahuciados. Pero como vimos la semana pasada, es gracias al amor de Dios y a su elección, que Dios ha decidido bendecir al pueblo de Israel, aunque su comportamiento no lo merezca, y luego a nosotros.

Cuando reviso todo esto en la escritura, me queda muy claro, que Dios quiere que el hombre tenga muy claro: Que el hombre no merece la bendición de Dios, pero que Dios por pura gracia en su misericordia ha decidido bendecirlo.

Entender esta verdad y creerla es supremamente importante para nuestra vida. Por qué el solo hecho de creerla, nos permite tener una mejor actitud ante la vida, que trae beneficios muy importantes. Por ejemplo:

Muchos hombres se angustian de sólo pensar cómo obtener las cosas necesarias para el futuro… Y si pensamos en la eternidad la angustia es todavía más grande, porque no saben qué es lo que tienen que hacer para obtener y vivir una buena eternidad…

Pero cuando entendemos que seremos bendecidos porque Dios lo ha decidido y que no depende de nuestro esfuerzo o de nuestra capacidad… Entonces la angustia, el estrés y la preocupación desaparecen, y comenzamos a experimentar paz. Una paz que sobrepasa todo entendimiento.

Puesto no se trata de hacer las cosas mal para recibir la bendición, qué fue lo que algunos entendieron cuando Pablo enseñó esta verdad… (hagamos males para que vengan bienes) Pero si se trata de hacer las cosas de la mejor manera posible, y no importa si nos falta mucha capacidad o si las cosas están muy en contra, de todos modos Dios asegura que seremos bendecidos con todo lo necesario para vivir.

Sólo tenemos que hacer lo poco que podemos hacer… Dios se encargará del resto.

Otra muy grande bendición es que cuando entendemos que no merecemos absolutamente nada y que a pesar de eso Dios nos da las cosas necesarias para vivir… comenzamos a sentir un gran agradecimiento hacia Dios que nos da todo sin merecerlo.

Y esa actitud de agradecimiento hace que desaparezcan las quejas, el aburrimiento, la mala actitud, y nuestra vida se llenará de ese gozo permanente, y en las situaciones más difíciles experimentaremos como dice su palabra, sumo gozo.

Los que no entienden esta verdad, qué creen que merecen más de lo que tienen por causa de su comportamiento, o por la locura de creerse superiores a los demás, cuando sus deseos no son cumplidos comienzan a quejarse, llegando a maldecir, lo cual hará sus vidas miserables sin importar la cantidad de cosas que puedan poseer.

Más de una vez le he propuesto a algunos que vienen a quejarse… Cambiemos. Yo te doy lo que tengo tú me das lo que tienes, porque tú teniendo mucho más no eres feliz, y yo soy feliz teniendo mucho menos.

Otra gran bendición de entender que Dios nos bendice por elección, es que quita de nuestra vida todo orgullo, soberbia, prepotencia o competencia, pues sabemos que sí tenemos más que otros, en realidad ha sido gracias a la bondad de Dios y no a nuestras capacidades.

Éstas actitudes de soberbia, orgullo, altivez o prepotencia son un enemigo muy grave de las buenas relaciones con el prójimo. Es igual a decir que la persona orgullosa y soberbia es una mala persona, por esta razón bajo el viejo pacto, había varios mandatos como los siguientes:

Deuteronomio 17:12 Y el hombre que procediere con soberbia, no obedeciendo al sacerdote que está para ministrar allí delante de Jehová tu Dios, o al juez, el tal morirá; y quitarás el mal de en medio de Israel.

La muerte era el castigo para los soberbios… Además no sólo se trataba de ofender a los demás con la soberbia, pues la escritura también dice:

Números 15:30 Mas la persona que hiciere algo con soberbia, así el natural como el extranjero, ultraja a Jehová; esa persona será cortada de en medio de su pueblo.

Ultrajar a una mujer es algo que suena horrible… Y Dios usa esa palabra para mostrar cuánto le ofende a él que una persona actúe con soberbia… Una soberbia apoyada en las cosas que Dios le ha dado lo cual es completamente absurdo, pues lo que debería haber es agradecimiento.

Por supuesto no estamos bajo la ley y no hay que matar a los soberbios, sin embargo podemos leer lo que Dios hace a su debido tiempo con los que son soberbios. Dice así:

Jeremías 49:16 Tu arrogancia te engañó, y la soberbia de tu corazón. Tú que habitas en cavernas de peñas, que tienes la altura del monte, aunque alces como águila tu nido, de allí te haré descender, dice Jehová.

Dios a su tiempo los hará descender para darles la oportunidad de poderlos bendecir…

Otra bendición de entender que Dios nos bendice por que nos ama, es que nos volveremos generosos con aquellos que tienen menos que nosotros. No tomaremos la actitud de algunos que dicen; “es que yo como trabajo merezco y el como no trabaja no merece”… Sino que seremos generosos, por supuesto teniendo cuidado de no estar patrocinando el pecado de la pereza o de la codicia de algunos.

Preguntémonos: Nos preocupamos por el futuro. Acaso no hay un agradecimiento continuo por todo lo que nos sucede. Hay orgullo, prepotencia, altivez. No somos generosos con los demás… Si sufrimos de estos males, es porque no hemos entendido la gracia de Dios.

Esta verdad es una verdad incuestionable en las escrituras, por eso cuando revisamos las promesas que Dios, ya ha comenzado cumplir con el pueblo de Israel, vemos que Dios concluye diciéndoles:

Ezequiel 36:32 No lo hago por vosotros, dice Jehová el Señor, sabedlo bien; avergonzaos y cubríos de confusión por vuestras iniquidades, casa de Israel.

La razón por la cual Dios está bendiciendo y terminará de bendecir al pueblo de Israel, no tiene que ver con sus buenas cualidades o comportamiento, sino con la elección que Dios ha querido hacer de ellos para bendecirlos. El pueblo de Israel será bendecido por qué a Dios le agradó hacerlo de esa manera.

Y de igual forma al revisar las escrituras, cuando buscamos la razón por la cual nosotros los que ahora somos hijos de Dios hemos sido bendecidos por Dios, encontramos que ella dice:

Efesios 2:8 al 10 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9no por obras, para que nadie se gloríe. 10Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.

Hemos sido salvados por la elección de Dios, y aunque depositamos nuestra fe en Jesucristo como nuestro Señor y nuestro Salvador, ya aclaramos que haber depositado nuestra fe en Jesucristo no tiene ningún mérito. (Eso sería como si alguien que respira nos dijera; felicíteme porque estoy respirando.)

Vuelvo a hacer la pregunta; ¿Por qué no es posible a través de la obediencia obtener la bendición de Dios? Esta pregunta tiene varias respuestas, por ejemplo:

Porque no es posible que el hombre le obedezca a Dios en absolutamente todo, con esa obediencia perfecta, que incluye no sólo la acción correcta, si no la actitud correcta. Hacer lo que Dios nos pide de mala gana o sin fe es igual a desobedecer a Dios.

Porque Dios ha cambiado el viejo pacto por el Nuevo Pacto, donde la bendición se obtiene a través de la fe y no a través de la obediencia. Quién busque la bendición a través de la obediencia está menospreciando a Jesucristo y el pacto instituido por él.

Y, ojo con este punto. Porque nosotros los cristianos no podemos ser más bendecidos.

Decía la semana pasada que si una persona que está casada viene a preguntarme que cómo hace para casarse, uno pensaría que está mal de la cabeza… Y algo similar le pasa a los cristianos cuando están esperando la bendición de Dios… Porque según la escritura ya fuimos bendecidos.

Cuando digo que los cristianos no pueden ser más bendecidos, esto puede sonar bastante extraño para todas aquellas personas cristianas, que están esperando la bendición de Dios para ciertas áreas o aspectos de su vida.

De hecho a veces encontramos a pastores dando mensajes diciendo; “Ya va a llegar la bendición de Dios, ya va a llegar el año de la bendición de Dios”…

Y entonces decirle a ciertos cristianos que no pueden ser más bendecidos, implicaría para ellos que tiene que quedarse “así de mal como están” porque Dios no puede hacer más por ellos.

Esto es posiblemente lo que entendieron algunos, cuando habiendo sido robados por los ricos clamaron a Dios, y Dios a través de su apóstol les contesto, y lo primero que les dijo fue:

Santiago 5:7 Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor.

Imagínese que usted se encuentra en una situación muy angustiante y le clama a Dios, y Dios le dice: Espere que yo regrese a la tierra… Esa respuesta para muchos sería igual a cero respuesta. El Señor dijo vengo en breve y van 2.000 años y nada que llega, y yo que tengo este problema urgente me dice que me espere a que El regrese…

De hecho estos hombres que estaban siendo explotados por los ricos y clamaron a Dios… El Señor no regresó a arreglarles el problema, pero el Señor sí se los llevó a su presencia, lo cual solucionó todo asunto.

¿Pero por qué Dios les da esa clase de respuesta? Sigamos leyendo:

Santiago 5:7 al 8 Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía. 8Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se acerca.

Aunque ellos creían que el problema era una situación social desventajosa, por la respuesta vemos que si tenían un problema, pero no era el que ellos pensaban, sino que les faltaba tener paciencia y afirmar su corazón, es decir; tomar la determinación de creer más en el Señor y en sus promesas…

Por qué no hay duda que el Señor regresara o nosotros iremos a él antes de que regrese, lo cual es igual, y ese será el momento de recibir la herencia inconmovible, inmarcesible, e inmarchitable reservada en los cielos para nosotros. Y continúa diciendo:,

Santiago 5:9.11. Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis condenados; he aquí, el juez está delante de la puerta. 10Hermanos míos, tomad como ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor. 11He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo.

No debían quejarse. La situación provista por Dios era la necesaria para que ellos tomaran decisiones más serias y firmes respecto del Señor… Y el final de la historia es que a pesar de la situación que están viviendo, el final de ellos sería espectacular porque el Señor es misericordioso y compasivo.

La pregunta es: ¿Si fuéramos nosotros los que estuviéramos en esa situación quedaríamos satisfechos con la respuesta?

Y la respuesta es que estar satisfechos o no con la respuesta, va a depender de qué cosas consideremos valiosas…

Si nos centramos en el aspecto material, podríamos decir que el clamor de estos hombres no fue atendido, peor aún; pareciera que Dios le está dando permiso a los ricos de que los sigan tratando igual, al menos hasta que el Señor regrese. Por lo tanto para aquellos que consideran la parte material muy importante, concluirán que esta gente no fue bendecida por Dios.

Pero si usted cree que el aspecto espiritual es el más valioso, ya que este afecta nuestro carácter, notara que la falta de respuesta respecto de lo material, está dando muchas oportunidades para que la parte espiritual y emocional se desarrolle, permitiéndoles disfrutar de la bendición de Dios.

Y por eso el apóstol les pide paciencia, afirmar el corazón como quien dice; siga creyendo en Dios, que no se quejen lo cual dañaría su relación con Dios, que tomen el ejemplo de aflicción de los profetas, que son bienaventurados los que sufren, y que el final de todo esto será espectacular para aquellos que han sufrido por el aspecto material, pero que han sido bendecidos en la parte espiritual.

En otras palabras quiere decir que ellos claman pidiendo cierta bendición de Dios, y Dios no hace nada porque arreglar esa situación como ellos lo desean, va a impedir que ellos crezcan espiritualmente, para poder disfrutar de la bendición que ya tienen de parte de Dios.

La pregunta es: ¿Cuántos de ustedes están clamando por qué Dios los bendiga cambiando ciertas situaciones, y Dios no hace nada porque ya están bendecidos con esa situación?

Eso es lo mismo a decir que si Dios contestara su oración le estaría quitando bendición.

Pero; ¿Si logramos entenderlo? Y ¿Entendiéndolo lo creemos? O ¿Vamos a seguir insistiendo con nuestras peticiónes? O ¿Vamos a seguir haciendo oraciones al revés?

Por otro lado cuando digo que los cristianos no podemos ser mas bendecidos, lo hago porque leo que la escritura dice que ya estamos bendecidos de una manera tan espectacular, que prácticamente Dios no nos puede ya dar más.

Pero el problema es que no somos conscientes de esa bendición que ya hemos recibido. Por ignorantes e incrédulos de lo que dice la palabra de Dios.

Pero para poder ver la realidad de la bendición de Dios hay que cambiar la escala de valores por la cual los seres humanos nos regimos. De esto ya hemos hablado muchas veces, para recordarles de que se trata déjeme hacerles 2 preguntas.

No hay duda que tener a Jesucristo en nuestra vida, es decir; no hay duda que tener el Espíritu Santo en nosotros es la más grande bendición que podamos recibir… Pero fuera de eso; ¿que otra cosa ya hemos recibido que es inmensamente valiosa, y que no hubiéramos podido pagarla o conseguirla de ninguna otra manera?

Salmos 49:5 al 9 ¿Por qué he de temer en los días de adversidad, Cuando la iniquidad de mis opresores me rodeare? 6 Los que confían en sus bienes, y de la muchedumbre de sus riquezas se jactan, 7 ninguno de ellos podrá en manera alguna redimir al hermano, ni dar a Dios su rescate 8porque la redención de su vida es de gran precio, y no se logrará jamás), 9 Para que viva en adelante para siempre, y nunca vea corrupción.

Otro lado de la moneda…

Salmos 49: 13 al 15 Este su camino es locura; Con todo, sus descendientes se complacen en el dicho de ellos. 14 Como a rebaños que son conducidos al Seol, La muerte los pastoreará, Y los rectos se enseñorearán de ellos por la mañana; Se consumirá su buen parecer, y el Seol será su morada. 15 Pero Dios redimirá mi vida del poder del Seol, Porque él me tomará consigo.

¿Cuántos ya entendieron de que está hablando el salmista?

El salmista está argumentando algo que los que no creen en Dios, los que no creen en la eternidad les parece la cosa más absurda de esta vida. Él está diciendo que hay quienes por ricos que sean se van a perder eternamente, mientras que él tiene asegurada su salvación.

Y por cuanto tiene certeza de su salvación es que le recomienda a los demás, que aunque estén viviendo en una situación económica difícil, no se preocupen, porque la verdad es que ellos, los oprimidos, están muchísimo mejor que sus opresores, a quienes; “la muerte los pastoreara y los llevará al infierno” mientras que el, y los que acepten al Señor, serán tomados por Dios para estar por siempre en su presencia.

Ante estos argumentos la pregunta que tú te tienes que hacer es: ¿Si no tuvieras la salvación cuando estarías dispuesto a pagar por obtenerla?

Sin embargo mi recomendación antes de contestar la pregunta es; infórmese adecuadamente de que es el infierno, y de cómo serán atormentados por toda la eternidad quienes lleguen a ese lugar.

Porque si usted no tiene claridad acerca de cómo es el infierno, puede llegar a pensar que lo que han hecho muchos en el mundo, que han sido capaces de vender su alma a Satanás para obtener bendición económica no es grave. ¿Pero saben ellos cuál ha sido el real costo de tan ínfimo beneficio por tan corto plazo?

Hasta donde logro entender, según las escrituras, él infierno será muchísimo peor que la gran tribulación, y en la gran tribulación los hombres estarán tan desesperados por causa del sufrimiento que buscarán la muerte para no sufrir más, por eso, parte del castigo de Dios en la gran tribulación será quitar la muerte durante algunos meses, para que no puedan escapar al castigo de Dios.

Apocalipsis 9:5–6 Y les fue dado, no que los matasen, sino que los atormentasen cinco meses; y su tormento era como tormento de escorpión cuando hiere al hombre. 6Y en aquellos días los hombres buscarán la muerte, pero no la hallarán; y ansiarán morir, pero la muerte huirá de ellos.

El infierno será peor, muchísimo, muchísimo peor y no como en la tribulación por tres años y medio, sino toda una eternidad, sufriendo y sufriendo cada día mas sin ningún tipo de esperanza, y sin ninguna opción a evadir el castigo.

(De vez en cuando aparece el discípulo que se quiere suicidar por lo difícil de su situación y yo siempre les digo que cuando se suiciden llegarán al infierno y experimentaran muchísimo más angustia que la que están experimentando en la tierra, y que además, del infierno no se pueden liberar. Por lo tanto el suicidio para evitar el sufrimiento sólo logrará multiplicarlo cientos o miles de veces y por toda la eternidad.)

Por eso sólo después de lograr entender lo que significa el infierno, es que deberíamos comenzar a pensar en; ¿Cuánto estaría dispuesto a pagar para no pasar la eternidad en el infierno?

Pero no debemos hacernos todavía la pregunta de cuánto estamos dispuestos a pagar, porque conocer la realidad del infierno es sólo la mitad de la información que debemos tener para responder la pregunta.

También debemos averiguar lo que significa vivir por una eternidad en la presencia de Dios. Cuánta paz, cuánto gozo, cuán maravilloso será vivir sirviéndole por la eternidad viviendo en la Jerusalén celestial, el cuerpo glorificado que recibiremos, la capacidad de trasladarnos de un sitio a otro, etc.

Y entonces conociendo bien lo que significa el infierno, y conociendo bien lo que significara vivir en la presencia de Dios, ahí si contestar la pregunta.

¿Cuánto serías capaz de pagar para no pasar la eternidad en el infierno si no en la presencia de Dios? La respuesta para todo aquel que lo entienda aunque sea a medias es: Absolutamente todo.

Si es necesario pagar con la vida, estoy dispuesto a pagar. De hecho esa será la realidad para los que se queden en la gran tribulación, a la gran mayoría le tocará pagar con su vida. Y posiblemente a aceptar torturas o la muerte de los familiares, por negarse a recibir la marca de la bestia para poder así obtener la salvación.

Pero para nosotros que somos cristianos, que hemos nacido de nuevo, con Cristo en nuestro corazón ya no tenemos qué pagar nada, porque Cristo murió para perdonar nuestros pecados y darnos entrada a la presencia de Dios por la eternidad. La escritura dice:

Hebreos 10:19 al 21 Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, 20por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, 21y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, 22acerquémonos…..

El templo tenía un velo que hacía la división entre el lugar santo y el lugar santísimo que es la presencia de Dios… Y cuando Cristo murió en la cruz el velo se rasgó, dando a entender que a través de Cristo hay entrada a la presencia de Dios…

En otro pasaje también dice:

Hebreos 4:15 al 16 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. 16Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

Esto nos lleva a la segunda pregunta para entender lo equivocado de nuestra escala de valores.

Según la escritura los que ya somos cristianos hemos recibido la presencia de Dios en nuestra vida. Jesucristo está viviendo en nuestro corazón, y entonces la pregunta es;

¿Si Dios mismo ya está viviendo en mi corazón, habrá algo que sea realmente valioso que nos haga falta a nosotros?

Cuando comparamos a Dios los ejemplos nunca son validos, nunca se acercan a la realidad, sin embargo imagínese que usted tuviera absolutamente de todo. Millones y millones, propiedades, autos, aviones, barcos, islas, un terreno en la luna, sirvientes, etc. Y un día se sienta a almorzar y no hay servilletas.

¿Pensaría usted que su vida es miserable porque ese día le falto una servilleta? ¿Dejaría usted que la falta de una servilleta hiciera de su vida un infierno? ¿Consideraría que todo lo que tienen no vale nada porque no tiene la servilleta? (Si no hay servilleta y tengo toda esa gran cantidad de cosas que mencioné, me limpio con el mantel, o con la camisa o con el asiento, etc.)

Aunque digo que los ejemplos no valen, porque no hay absolutamente nada con lo cual podamos comparar a Dios. ¿Si usted tiene a Cristo en su vida que es más valioso que todas las cosas del universo, que le puede hacer falta que haga que la presencia de Cristo no sea valiosa en su vida? ¿Si usted tiene a Cristo en su vida que podría hacerle poner triste?

La respuesta tiene que ser nada. A no ser que no apreciemos la presencia de Cristo en nuestra vida.

Pero acaso: ¿Es eso es precisamente lo que está pasando en nuestra vida, y por eso pensamos que necesitamos la bendición de Dios?

Cuando un cristiano anda buscando la bendición de Dios es porque no entiende que ya la ha recibido. No entiende el valor de Jesucristo en su vida. No entiende la salvación recibida.

Conozco a cristianos y a pastores que se la pasan predicando que ya va a llegar la bendición, que debes esperar el momento en que Dios te mandara un rico a la iglesia, y entonces se pegan al gobierno, y entonces se pegan a unos a otros para obtener lo que ellos llaman la bendición de Dios… Menospreciando por completo la presencia de Dios en su vida, la salvación obtenida y el Nuevo Pacto.

Pero: ¿Qué es lo que realmente le falta a todos estos que no se sienten bendecidos por Dios? La respuesta es fe en el Señor y sus promesas. Eso es lo que realmente les falta y no nada más.

Eso quiere decir que una cosa es recibir la bendición de Dios, y otra cosa es disfrutarla…

Y con esto quiero decir que hay muchos que ya han sido bendecidos por Dios pero no han aprendido a disfrutar de la bendición de Dios. Miremos el siguiente pasaje:

Juan 3:16 al 18 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. 17Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. 18El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.

El mundo como consecuencia del pecado del hombre está en condenación, eso quiere decir que inevitablemente será completamente destruido, la escritura dice:

2 Pedro 3:10 Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas.

Y lo que Dios ha hecho, es que nos ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que crea en él se convierta un hijo de Dios, y cuando el mundo sea destruido y que los que no creen en Dios hayan sido mandados al infierno, nosotros seguiremos viviendo por la eternidad en la presencia de Dios.

El hecho de que Dios haya mandado a su hijo al mundo es la mayor bendición que el mundo puede recibir. Dios ya lo mandó el mundo ya fue bendecido. Pero… Sólo aquel que cree, va a disfrutar de la bendición de que Dios ha dado al mundo, al enviar a su hijo.

Digámoslo de esta manera. Dios Padre nos ha entregado a su hijo como una herencia, para que nosotros disfrutemos de su presencia con todo lo que esto implica, que afectará nuestra existencia en la tierra en este tiempo y por toda la eternidad. Y por esto el autor en la carta a los hebreos escribe:

Hebreos 6:11 al 12 Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para plena certeza de la esperanza, 12a fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas.

La bendición ha sido dada, la promesa ha sido hecha; ¿Qué se requiere para disfrutarla? Confiar. Depositar nuestra fe en la promesa.

La bendición de Dios ya la hemos recibido, pero la bendición de Dios solo la podemos disfrutar por fe.

Ahora déjeme mencionar algunas de las promesas que tenemos, que por supuesto son parte de la bendición de Dios para nosotros, y que ya nos fueron dadas…

No pereceremos jamás, nadie absolutamente nos podrá arrebatar de la mano de Dios, nuestro salvación eterna está asegurada.

La seguridad de que absolutamente nada nos podrá separar del amor de Dios… No importa lo que pase jamás Dios dejará de amarnos.

Seguridad de que Dios atenderá absolutamente todas nuestras necesidades legítimas… Lo que realmente necesitemos, sin ninguna duda lo recibiremos porque Dios ha prometido hacerlo.

La seguridad respecto de que Dios se realizará la obra en nosotros cambiando nuestro corazón y nuestra vida… Dios hará todo lo que sea posible para cambiar nuestra forma de ser nuestro corazón.

La seguridad de que toda situación llamémosla buena o mala será de bendición… Jamas tenemos que afanarnos o preocuparnos por nada, porque todo lo que suceda que está controlado por Dios está diseñado para que disfrutemos de su bendición.

La seguridad de que Dios no nos permitirá que nosotros sus hijos practiquemos el pecado. Ya no somos esclavos del pecado, el pecado no nos puede destruir porque Dios no nos dejará practicarlo.

La seguridad de que jamás seremos tentados más allá de lo que podamos resistir y que siempre Dios nos dará la salida para tener victoria frente a la tentación. Es decir; el éxito de nuestra vida espiritual está asegurado cuando confiamos en él.

La seguridad de que Satanás no podrá afectar nuestra vida llevándonos a pecar pues estamos siendo guardados por Dios y el maligno no nos puede tocar. Victoria sobre Satanás.

La seguridad respecto de que todas nuestras oraciones que estén bien hechas, es decir en las que pidamos cosas que verdaderamente nos beneficien, serán contestadas afirmativamente por Dios.

La seguridad de que Dios siempre, si estamos dispuestos, dará dirección a nuestra vida para que sepamos que, cómo, y cuándo hacer.

Estas son algunas de las promesas, acaso no son suficientes para entender que ya hemos sido bendecidos por Dios de una manera tal que darnos más es imposible.

Estas promesas son incondicionales es decir son ciertas así usted no las crea. Ya son suyas. ¿Qué más le puedes pedir a Dios que sea verdaderamente valioso?

Cuándo Jesus resucitó, dos de sus discípulos caminaban rumbo a la ciudad de Emaús y Jesús se juntó a ellos, pero ellos no lo reconocieron, y comenzaron a hablar de las cosas tan tristes que habían ocurrido, de cómo Jesús había sido asesinado y de cómo habían dicho que había resucitado pero ellos no lo habían visto, y su vida era un continuo lamento….

La pregunta es: Acaso nos está pasando lo que a aquellos discípulos pasaba, que estaban hablando con tristeza de la victoria de Dios, teniendo a Jesús resucitado caminando a su lado.

¿Acaso Jesús no camina a tu lado? ¿Qué entonces que está pasando con tu vida que no te sientes bendecido?

Las palabras de Jesús para estos hombres incrédulos que no estaban disfrutando de la victoria de Dios fueron:

Lucas 24:25 al 27 Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! 26¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria? 27Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían.

Si nosotros creyéramos en las promesas del Nuevo Pacto (revísenlas por su propio beneficio) no estaríamos pensando en que necesitamos ser bendecidos por Dios. Si creyéramos las promesas del nuevo pacto estaríamos disfrutando de la bendición de Dios. La Escritura dice::

Colosenses 2:8 al 9 Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo. 9Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, 10y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad.

Mis queridos Hermanos, la bendición de Dios la obtuvimos cuando creímos en Jesucristo como nuestro Señor y Salvador. Pero la bendición de Dios la disfrutamos cuando creemos lo que su palabra dice…. Si no la estamos disfrutando es porque no hemos decidido confiar en Dios como debiéramos… Y en lugar de hacerlo andamos pensando que nos faltan muchas cosas, cuando lo que nos falta es fe. La decisión de creer en él por encima de lo que el mundo diga.

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