EL PRECIOSO CRISTIANISMO
– PARTE 2 –
AFIRMANDO LA FE
I. INTRODUCCIÓN
Al estudiar la segunda carta del apóstol Pedro, hemos podido ver como el apóstol describe el cristianismo como algo precioso para el hombre, y también como Dios a través de su Santo Espíritu nos ha dado todas las herramientas necesarias para poder vivir ese cristianismo victorioso.
Es decir; no sólo Dios ha hecho que estemos en paz con el no debiéndole absolutamente nada, también ha hecho una transformación en nuestro ser, al liberarnos de malas influencias y colocar su Santo Espíritu, y además nos ha dado preciosísimas promesas para qué con todo esto podamos tener la certeza de que podemos vivir una maravillosa relación con Dios donde nuestro conocimiento de él aumentará cada día más.
Pero Dios no obliga a nadie a salvarse. Si así fuera toda la humanidad sería salva sin importar si ellos lo quisieran o no. Y esto quiere decir que el hombre tiene que hacer su parte, Y la parte que corresponde al hombre es la de creer en lo que Dios le dice y cuando esto sucede, cuando de verdad le creemos a Dios entonces seguimos sus instrucciones.
Es por esto que en esta carta el apóstol escribiendo a los que ya comenzaron su cristianismo, es decir a nosotros, no dice que es lo que debemos hacer si realmente hemos confiado en Dios.
Advirtiendo que quien no haga estas cosas, está ciego y a olvidado el perdón ofrecido por Dios, lo cual le llevará a perderse la oportunidad de conocer y disfrutar a su creador. Es por esto que nos dice:
2 Pedro 1:5 al 7 Por eso, mi consejo es que pongan todo su empeño en: Afirmar su confianza en Dios, esforzarse por hacer el bien, procurar conocer mejor a Dios, 6 y dominar sus malos deseos. Además, deben ser pacientes, entregar su vida a Dios, 7 estimar a sus hermanos en Cristo y sobre todo, amar a todos por igual.
Ya vimos lo que significa poner todo el empeño para vivir el cristianismo, y ese esfuerzo debe ser usado para afirmar nuestra confianza en Dios. Y a afirmar nuestra confianza en Dios es buscar que nuestra confianza en él sea cada vez más grande, más fuerte, más cierta.
La gran mayoría cuándo piensa en afirmar su fe en Dios, recurre a las respuestas que Dios le ha dado, y siendo conscientes de la fidelidad de Dios, entonces se dicen asi mismos: Dios no me ha fallado, Dios no me fallara.”
El problema es que esto no funciona siempre por varias razones. La primera porque aunque Dios a sido misericordioso con todos los hombres, y les ha provisto las cosas necesarias para vivir, los hombres no reconocen el haber recibido el favor de Dios.
Y por esto lugar lugar de aumentar su confianza en Dios, aumentan su confianza en sí mismos pensando que ellos u otras personas son las que los han favorecido.
Es por esto que podemos ver que hay personas a las cuales Dios de manera milagrosa les ha salvado la vida más de una vez, ha salvado su situación financiera más de una vez, ha salvado su salud más de una vez, ha salvado su familia y matrimonio más de una vez, y sin embargo no sólo no confían en Dios como debieran, sino que su fe disminuye.
¿Por qué? Unos porque no creen que haya sido Dios quien los haya ayudado. Otros porque aunque reconocen que ha sido Dios no creen que Dios les haya dado lo suficiente, y piensan que ha sido injusto, o que no los ha protegido lo suficiente, etc. Por lo cual para ellos al no ser digno de confianza no hay razón para empeñarse en confiar más en él.
Hay una verdad que me parece muy importante tenerla en cuenta en nuestra relación con Dios, y es: Una falsa esperanza en Dios, con el tiempo mata la fe”
Cuando las personas esperan de Dios lo que Dios no ha prometido, al pasar el tiempo si no descubren lo equivocados que están, entonces concluirán que Dios no es confiable. Eso pasa con el tiempo a todos los que confían en Dios, pero su confianza está basada en malas interpretaciones de la escritura, es decir en malas doctrinas)
Por esto más adelante en esta misma carta el apóstol habla de las malas doctrinas, que han llevado a la gente a pensar que Cristo nunca volverá.
Pensar que Cristo no volvera por nosotros, siendo esa una de las columnas de nuestra fe, hará que los cristianos dejen de colocar su empeño en vivir el cristianismo como Dios lo desea.
Y este dejar de creer en las verdades de Dios, puede comenzar con algo tan sencillo como cuando una persona sigue a Dios por años convencido que Dios le va a dar millones y millones, Y al pasar el tiempo cuando Dios no cumpla con lo que el espera entonces su fe morirá.
Y puede pasar con cualquier cosa que el hombre espere que Dios haga, porque cree que es lo que Dios ha prometido.
He encontrado a algunos que su fe en Dios a desaparecido porque Dios no ha arreglado su matrimonio, o no ha sanado a alguna de las personas que ama, o no le ha permitido cumplir alguno de sus sueños que para el resulta muy importante.
Pero también puede ocurrir que a aquellos a los cuales Dios le responde afirmativamente a sus peticiones… Con el tiempo cuando llegue el momento en que pidan cosas que Dios sabe que no les convienen, razón por la cual Dios no contestara afirmativamente sus peticiones, entonces en ese momento, al no recibir respuesta su fe irá disminuyendo.
Y por estas razones, por causa de los pensamientos y comportamiento de los hombres, es que buscar a firmar la fe con base en las respuesta de Dios, es algo que la mayoría de las veces no funciona bien.
No sé si se han dado cuenta, que cuando nuestros hijos nos piden algún permiso y les decimos que sí, ellos jamás preguntan: ¿Por qué me estás dando el permiso? Pero si nuestra respuesta es no, allí si con toda prontitud nos preguntan: ¿Porqué?
Lo que a veces no entienden nuestros hijos, y lo que casi siempre la gente no entiende con Dios, es que cuando Dios dice si a nuestra petición, es porque es lo que más nos conviene. Y cuando Dios dice no a nuestra petición, también es porque es lo que más nos conviene.
Y es por eso, que es un error y bien grande, tomar las respuestas positivas como una razón para hacer crecer nuestra fe, y las respuestas negativas como una razón para que disminuya nuestra fe.
Sin embargo es lo más común, pero insisto, es muy, pero muy equivocado.
Porque si usted ora por un familiar que está enfermo y éste se sana… “Que lindo que es Dios” Pero si no se sana… ¿Que pensara entonces?
Cuando escucho testimonios de alguien que dice; “Que bueno que es el Señor sanó a mi hijo”. Creo que es un testimonio horrible, que puede ser usado por Satanás de manera muy efectiva, porque da a entender que si Dios no lo hubiera sanado, entonces Dios habría actuado con maldad.
Y aunque esa no sea la intención de quién cuenta el testimonio de esa manera, eso es lo que hay en el corazón, y es lo que se está comunicando.
Es más: ¿Cómo se sentirá aquella otra persona que también tenía su hijo enfermo, y oro también a Dios, pero su hijo murió?
Y por causa de evaluar el comportamiento de Dios bajo nuestro concepto del bien y del mal, es que algunos piensan que Dios ama a unos más que a otros, porque a unos les ha dado más que a otros. Y eso también es completamente equivocado, porque la escritura dice que Dios no hace acepción de personas.
Y no faltan también aquellos, a los que Dios les arregla ciertos asuntos muy complicados, pero cuando entienden que deben obedecer al Dios que ha mostrado su favor hacia ellos, para no obedecer, son capaces de robarle la gloria a Dios, y entonces no reconocen que fue la ayuda de Dios lo que los salvó, sino su propia capacidad o la ayuda de otros hombres.
Al ver todo esto lo que debemos entender, es que así la vida de una persona abunde en milagros hechos por Dios, eso no garantiza que su confianza en Dios mejorará.
Ejemplo muy claro de esto lo podemos ver en el pueblo de Israel, el cual vio los poderosos milagros hechos en Egipto a través de los cuales Dios los librero. Y después en el desierto durante 40 años Dios estuvo protegiéndoles y dándoles lo necesario de forma milagrosa para que pudieran sobrevivir como pueblo.
Pero todos los mayores de 20 años del pueblo de Israel que vieron esos milagros, no entraron a la tierra prometida por causa de su incredulidad. Salvo algunas pocas excepciones.
Y aún aquellos que por ser menores de 20 años tuvieron la gracia de entrar a la tierra prometida, también a pesar de ser testigos de muchísimos milagros, de la provisión de Dios, de la protección de Dios contra sus enemigos, de todos modos por su incredulidad se revelaban continuamente contra Dios. Y por esto en cierta ocasión Dios a través del profeta Jeremías les dice:
Jeremías 2.5–6 Así dijo Jehová: ¿Qué maldad hallaron en mí vuestros padres, que se alejaron de mí, y se fueron tras la vanidad y se hicieron vanos? 6Y no dijeron: ¿Dónde está Jehová, que nos hizo subir de la tierra de Egipto, que nos condujo por el desierto, por una tierra desierta y despoblada, por tierra seca y de sombra de muerte, por una tierra por la cual no pasó varón, ni allí habitó hombre?
El pueblo en lugar de ver el amor de Dios a través de todo ese cuidado, decidieron pensar que había maldad en Dios, y eso a pesar de haber vivido con el favor de Dios, en una situación en la cual era imposible sobrevivir.
Parece absurdo pero la realidad es; que las respuestas de Dios aún milagrosas, no aseguran que quienes las reciben aumenten su confianza en Dios.
Y esta misma mala actitud de no creer, de no afirmar su confianza en Dios, aún recibiendo su favor de forma milagrosa, fue algo que siguieron haciendo aún cuando Jesús, El Hijo de Dios los visito.
Esta incredulidad por supuesto que trae juicio sobre los hombres, por esto el Señor les dijo:
Mateo 11:21 ¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en vosotras, tiempo ha que se hubieran arrepentido en cilicio y en ceniza.
En estas ciudades se habían hecho muchos más milagros que en otras, y aun así no se habían arrepentido.
Y entonces la pregunta importante es: ¿Qué es lo que determina que los hombres crean o no, en el favor de Dios demostrado a través de tantos testimonios y milagros?
Si miramos el comportamiento de los hombres en el mundo, podemos ver que la gente toma la determinación de creer en muchísimas cosas, sin ninguna prueba. Y no sólo sin ninguna prueba, porque también vemos a los hombres insistir en confiar en algo, cuando las pruebas o las evidencias muestran que no es confiable hacerlo.
Por esto vuelvo a preguntar: ¿Qué es lo que determina que la gente crea una cosa o crea otra? La respuesta es: Los deseos, los sueños, los gustos que hay en el corazón de las personas.
Es decir; la gente decide cree en aquellas cosas que le prometen, facilitan o le ayudan a cumplir sus deseos.
Esto es evidente, cuando a pesar de los increíbles milagros hechos por Jesús, y de su inigualable sabiduría, de todos modos los religiosos se negaban a creer en él. ¿Por qué? Por qué hacerlo implicaba cambiar por completo su forma de vivir, y dejar de ver la religión como un negocio en el cual estaban muy a gusto. Y como no deseaban cambiar, por eso no creían. Y por esto Jesús les dice:
Juan 8:43, 45 al 47 ¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra. 44Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer…. 45Y a mí, porque digo la verdad, no me creéis. 46¿Quién de vosotros me redarguye de pecado? Pues si digo la verdad, ¿por qué vosotros no me creéis? 47El que es de Dios, las palabras de Dios oye; por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios.
Todos aquellos que tengan esa misma paternidad, y qué insistan en vivir de acuerdo a los deseos que esa paternidad les ha inculcado, tendrán dificultad para entender y creer en las palabras de Jesús.
La escritura dice que Satanás es el padre de la mentira, y sin embargo los hombres le creen a él, mientras que Jesús, que si está diciendo la verdad, a él no le creen.
Además podemos ver que Jesús los desafía a que demuestren dónde está el error en sus palabras, o en su comportamiento… Y aunque ellos no encuentran nada, de todos modos no le quieren creer.
Y por esto termina diciéndoles que es necesario ser de Dios, para poder escuchar el mensaje de Dios y creerlo, y que ellos no lo son.
Hay otra situación que también nos muestra cual es el verdadero problema, que es lo que impide afirmar la fe.
Jesús hace el milagro de la multiplicación de los panes y los panes. Y esto hace que un grupo de ellos busque a Jesús hasta que lo encuentran. Cuando lo encuentran Jesús les dice que lo están buscando por razones equivocadas, porque ellos lo estaban buscando porque querían más pan, es decir más respuestas de acuerdo a sus deseos, cuando la verdadera razón es que debían buscarlo para vivir de acuerdo a los deseos de Dios. Es decir obedeciéndole.
Al ser confrontados y entender su equivocación…
Juan 6.28–30 Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? 29Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado. 30Le dijeron entonces: ¿Qué señal, pues, haces tú, para que veamos, y te creamos? ¿Qué obra haces?
Creyeron en él y le siguieron esperando recibir lo que ellos querían… Pero cuando Jesús les dice que deben creer en él para hacer su voluntad, entonces en ese momento ellos piden pruebas para poder depositar su confianza en él.
Cuando es para recibir lo que yo quiero, creo. Cuando es para hacer la voluntad de Dios, no creo. Y peor aún me disculpo diciendo que no tengo pruebas suficientes para creer en el.
¿Qué están pidiendo como condición para creer en él? Pues un milagro. Y eso que acababan de ver un milagro, el la multiplicación de los panes y los peces. ¿Por qué ese no era suficiente, porque pedían otro?
Porque insisto; ésa es la estrategia que usa la gente, para tener una disculpa y no creer en lo que Dios dice. Y así Dios haga un milagro, si no quieren hacer su voluntad de todos modos no creerán.
No hay duda que esto es algo absurdo, y sobre todo deshonesto e inmoral, porque cuando el mundo nos dice algo que si nos gusta, no pedimos pruebas de la realidad de eso, sino que simplemente lo creemos. Pero cuando se trata de Dios y no estamos dispuestos, allí si queremos pruebas de que él es digno de confianza.
Este pésimo y absurdo comportamiento no es sólo de los que llamamos incrédulos o de los que comienzan su vida cristiana, también pueden caer en ello personas muy maduras en la fe.
Ejemplo de esto vemos en la vida de Tomás, uno de los doce, al cual sus hermanos en la fe le comunicaron, que así como había Jesús prometido, había resucitado, y se había presentado ante ellos. La respuesta de Tomas ante ese mensaje fue:
Juan 20.25 Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. El les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré.
Tomas están manifestando que no tomará la decisión de querer hasta no tener pruebas.
Como esa decisión de creer o no creer depende de los deseos que tenemos, y de la obstinación en cumplirlos… No se cuál fue la razón que le llevó a decidir no creer lo que Jesús había dicho, aunque sus hermanos en la fe le estaban dando testimonio de que había sucedido.
Tal vez el miedo a la persecución, o a lo mejor después de la muerte de Jesús hizo planes completamente diferentes… Es decir pudo haber sido cualquier cosa que le llevo a no desear hacer la voluntad de Dios. La historia continua, la escritura nos cuenta:
Juan 20:26 al 27 Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. 27Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.
Cuando el señor Jesús le dice no seas incrédulo sino creyente está apelando a la voluntad de Tomás, él debe tomar la decisión de creer.
Y Tomás ha debido creer en lo que le decían, porqué era de acuerdo a lo mismo que Jesús había comunicado que sucedería.
Por esto el pedir pruebas para tomar la decisión de creer, era completamente equivocado. Y por eso se ganó la reprensión del Señor.
Esto nos enseña y no hay duda, que aquel que quiere pruebas o que quiere ver testimonios para creer en Dios, está completamente equivocado.
Esta equivocación es evidente si revisamos y reconocemos, como ya he dicho, que aparte de Dios hemos creído en muchísimas cosas que el mundo nos ha dicho, sin tener la más mínima prueba. Y peor aún; seguimos creyendo en muchas cosas que el mundo nos dice, a pesar de haber sido engañados muchas veces.
Según todo esto: ¿Qué es lo que debemos entender con mucha claridad para poder obedecer al mandato de afirmar nuestra fe?
Que confiar o no confiar en Dios o en cualquier cosa, no tiene que ver con las pruebas, las evidencias o los testimonios, sino con la voluntad.
Déjeme insistir: Para confiar en Dios no necesitamos que el haga milagros, ni que nos den testimonios, lo que necesitamos es decidir confiar en Dios.
Y esto que voy a decir también es muy importante:
Sólo la decisión de confiar en Dios, puede hacer que todo lo que suceda, nos ayude a seguir confiando cada vez más en Dios. (Repetir varias veces)
Me explico: Cuando sucede algo que nos parece bueno, es fácil decir; Dios mío muchas gracias… La pregunta importante es: ¿Damos gracias porque nos parece bueno o porque confiamos en Dios?
Ahora; esto puede parecer lo mismo, pero la diferencia es enorme. Si la respuesta es que damos gracias porque nos parece bueno, estamos graves. Porque entonces cuando suceda algo que no nos parezca bueno, ¿Qué entonces vamos a hacer?
Algunos me han dicho: Pues de todos modos aunque nos parece malo vamos a dar gracias por fe.
Y entonces terminan dando gracias sin sentirse agradecidos, porque lo que ha sucedido no les parece bueno. La pregunta es: ¿Es eso confiar en Dios? Por supuesto que no. Eso es obedecer algo que no está bien, lo cual hará que la fe disminuya aún más.
Alguna vez conocí a una pastora que decía: Señor te doy gracias por esto tan horrible que me está sucediendo. Te doy gracias porque esto que está sucediendo está destruyendo mi vida, mi futuro, mi familia…
Un poco más y seguramente terminaba diciéndo; te doy gracias porque eres injusto, perverso, malo, falto de misericordia… Y obviamente hacer eso destruye la poca fe que alguien pueda tener en Dios.
Dios en ningún momento nos está pidiendo que demos gracias porque lo que está sucediendo esta destruyendo nuestra vida. Eso sí sería algo absurdo y muy malo. Lo que el pide es:
1 Tesalonicenses 5.18 Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.
Usted puede pensar que estoy equivocado porque allí dice que hay que dar gracias en todo.
Sin embargo la explicación es muy sencilla. Porque la escritura dice que los que confían en Dios, qué son los que quieren hacer su voluntad, para ellos, absolutamente todas las cosas que les suceden les ayudan a bien, conforme al propósito que Dios tiene para ellos.
Eso quiere decir qué, a los que han tomado la decisión de confiar en Dios, para ellos absolutamente todo lo que les sucede trae bendición a sus vidas, y es por eso que hay que dar gracias en todo.
En otras palabras quiere decir; que cuando tomamos la decisión de confiar en las promesas de Dios, entonces no importa lo que suceda, porque esa confianza en Dios, nos permitirá creer que todo lo que sucede, agradable o desagradable, de todos modos es hecho por Dios para bendecir nuestra vida, y entonces pase lo que pase seguiremos confiando cada vez más en él, y es por eso que le debemos agradecer por todo.
Si la persona por la que oramos se sano, amen! Y si se murió, amén! Porque nuestra confianza en Dios nos permitirá entender, que todo lo que Dios hace es perfecto, y ayuda a mejorar nuestro conocimiento de Dios, lo cual es la mayor bendición que podemos recibir.
Entonces volvemos a lo mismo, no son las situaciones, los testimonios o los milagros los que nos llevan a creer en Dios. Lo que nos lleva a creer cada vez más en Dios afirmando nuestra fe, es la decisión de creer en él.
La siguiente pregunta muy, pero muy importante es: Qué es en lo que debo decidir creer de Dios? Y lo que el apóstol en esta carta nos dice es:
2 Pedro 1.16 Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad.
Es apenas obvio que no debemos tomar la determinación de creer en fábulas artificiosas, sino solamente en la verdad… Porque no hay duda que hay muchísimas imágenes completamente absurdas acerca de Jesús, y muchos han tomado la determinación de creer en ellas.
Y por esa razón están esperando de Dios cosas que Dios no ha prometido, lo cual con el tiempo destruirá su poca fe. Contrario a esto, un poco más adelante dice el apóstol:
2 Pedro 1.19–20 Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; 20entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada,
Aquí el apóstol se está refiriendo a las escrituras, aclarando que las escrituras no son de interpretación privada, es decir que las escrituras no las puede interpretar cada persona como a él le parezca, pues las escrituras deben interpretarse de acuerdo a lo que la misma escritura enseña, para poder así entender el verdadero mensaje de Dios.
Y entonces; entendiendo la verdad de Dios, allí sobre esa verdad es que debemos tomar la determinación de afirmar nuestra fe.
La siguiente pregunta es: ¿Como poder saber cuáles la verdad de Dios transmitida a través de su palabra?
Esta pregunta también es muy importante, porque escuchamos muchas interpretaciones diferentes de la palabra, y todos dicen que es la interpretación correcta.
Sin embargo como leímos la semana pasada, Dios nos ha dado todas las herramientas necesarias para vivir la vida cristiana, y eso incluye la capacidad de poder entender, cuál es la verdad revelada en su palabra.
Este privilegio de poder entender la verdad no es para todos. Pues la escritura nos enseña:
1 Corintios 2.9–10 Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. 10Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.
La auténtica vida cristiana la gente del mundo no la puede entender, ni siquiera la puede imaginar. De tal manera que cuando la gente rechaza el cristianismo no tienen ni idea lo que están rechazando.
Porque sólo Dios, a través de su Espíritu, puede llevarnos a entender la verdad contenida en las escrituras.
Insisto: Hay gente muy estudiada, muy dedicada, qué se ha puesto a aprender los idiomas originales en que fue escrita la escritura, pero no logran entender la verdad, porque sólo el Espíritu de Dios la puede revelar. Un poco más adelante la escritura dice:
1 Corintios 2.12 Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido,
Solo nosotros los que tenemos el Espíritu de Dios, los que hemos nacido de nuevo tenemos el privilegio de entender lo que Dios comunica en su palabra.
Y lo que tenemos que hacer en el momento en el que Dios nos comunica su verdad, es tomar la decisión de creer en ella.
Al principio cuesta trabajo tomar la decisión de creer esas primeras verdades que Dios nos revela, porque no cuadran para nada con nuestra manera de pensar que obtuvimos del mundo. Pero en la medida en que vamos creyendo más y más verdades, vemos como de manera maravillosa esas verdades encajan a la perfección, dándonos una imagen real de Dios y del cristianismo.
Esa determinación de creer firmemente en cada verdad que Dios nos revela en su palabra, debe ser algo continuo, y debemos cuidarnos muchísimo, de no seleccionar a nuestro gusto cuales verdades creer. La escritura nos advierte acerca de esto cuando dice:
Hebreos 3.14–15 Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio, 15entre tanto que se dice: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación.
Aquí dice que para participar de Cristo, y de toda la bendición que tiene para nosotros, debemos retener de manera firme, hasta el fin de nuestras vidas la confianza que tenemos en Dios.
Y no hay duda que esa advertencia da a entender, que podemos ir perdiendo poco a poco nuestra fe. Y eso ocurre cuando al escuchar ciertas verdades de Dios, escogemos cuáles creer y cuales no.
No hay duda que hay muchos cristianos que caen en ese grave error, pues aunque oyen aún de manera continua que están haciendo mal, siguen haciendo mal, y lo hacen porque no están creyendo. Y no están creyendo porque no quieren cambiar. Y eso hará que su fe no sólo no crezca sino que vaya de para atrás…
Entonces terminan lo más seguro, retirándose de la iglesia y viviendo un cristianismo a su manera, porque para ellos seguir asistiendo a una iglesia donde le siguen diciendo la verdad resulta muy incómodo. Otros logran encontrar una iglesia que les predica las necedades que ellos quieren vivir…
Y la evidencia de que estan perdiendo cada vez más su fe, es que soportan estár en una iglesia que predica cosas buenas y cosas malas, como si eso fuera aceptable, lo cual es un grave error.
Es por eso que también el pasaje hace la siguiente advertencia: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones…
Por supuesto el Espíritu Santo no sólo nos habla a través de la lectura o estudio de la escritura, también cuando escuchamos un sermón, o cuando un hermano en la fe nos habla, y aún a través de las circunstancias.
Sin embargo como leímos “la palabra profética más segura” Es decir la escritura debe ser la que evalúe los sermones, los testimonios y las situaciones, de tal manera que todo lo que entendamos tiene que estar de acuerdo a la escritura, al Nuevo Pacto.
Y sobre eso, que esté de acuerdo a la escritura y al Nuevo Pacto, sobre eso debemos tomar la determinación de afirmar nuestra fe.
Y si nos preguntamos: ¿Pero acaso Dios no hace milagros y nos da respuestas para que los hombres lleguen a creer?
Y la respuesta es sí, claro que lo hace, pero no es la forma más adecuada de afirmar nuestra confianza en Dios, y es por eso que al seguir leyendo lo que pasó con Tomás que recibió pruebas:
Juan 20:28 al 29 Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! 29Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.
Al que creyó por haber visto no le dijo que era bienaventurado, pero a los que sin ver han creído por qué tomaron la decisión de creer lo que el Señor ha dicho, que iba a resucitar, a ellos sí les dijo que eran bienaventurados.
Insisto: Para creer en Dios, para afirmar nuestra fe en Dios, lo que necesitamos es tomar la decisión de creerle. No necesitamos pruebas, ni evidencias, lo que necesitamos es decir si, a la revelación que el Espíritu Santo hace a nuestro corazón.
Los milagros que hicieron que las multitudes siguieran a Jesús… No evitaron que luego esas multitudes pidieran que Jesús fuera crucificado, mientras dejaban libre a barrabás.
Aún ante los milagros que los fariseos no pudieron negar… Terminaron diciendo que eran hechos por el poder de Satanás.
Porque los milagros que pueden animar a unos, también pueden desanimar a otros, por eso, el método realmente efectivo, es tomar la decisión de creer, en lo que el Espíritu Santo nos comunica acerca de Dios, sus planes y sus promesas.
Un claro ejemplo de qué nuestra fe no depende de las circunstancias que vivimos, lo vemos en el profeta Habacuc el cual declara:
Habacuc 3.17–19 Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y no haya vacas en los corrales; 18Con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación. 19 Jehová el Señor es mi fortaleza, el cual hace mis pies como de ciervas, y en mis alturas me hace andar.
Notemos que está diciendo todo lo contrario de lo que la mayoría piensa. Este hombre ha decidido confiar en Dios, alegrarse por la obra que Dios está haciendo en su vida, y por eso, independiente de que alrededor todo esté terriblemente mal según los parámetros del mundo, el sabe que con pies como de ciervas cada vez está más alto, es decir más cerca a los propósitos de Dios.
Y esto que este hombre aprendió viviendo bajo el viejo pacto, es lo que nos dice con claridad la escritura bajo el Nuevo Pacto:
2 Corintios 5:7 (porque por fe andamos, no por vista);
Eso quiere decir que: No debo dejar qué las cosas que veo, me hagan dudar de las cosas que Dios me ha dicho. (Repetir varias veces)
Y tampoco: La falta de pruebas no me debe hacer dudar de las cosas que Dios me ha dicho.
Si miramos la descripción que la escritura hace de la fe, podemos ver que estas dos frases son 100% bíblicas. Pues la escritura dice:
Hebreos 11.1 Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.
No nos enseña que la fe es el resultado de ver como Dios de manera continua da respuesta afirmativa a nuestras peticiones. Todo lo contrario, dice que la fe nos lleva a estar seguros de lo que Dios nos ha dicho, sin la necesidad de ver lo prometido.
De hecho, si estamos viendo lo prometido, entonces ya no necesitamos fe.
Y creo que esta enseñanza de cómo debemos afirmar nuestra fe, es la explicación a porque a pesar de ver de manera continua que Dios es fiel con nosotros, por las respuestas que nos da, de todos modos todavía nos atrevemos a desconfiar de el.
Aun a veces las personas más incrédulas que conozco, son las que de manera continua reciben más testimonios de la ayuda, la misericordia y el favor de Dios… Pero todavía siguen desconfiando.
Y por esto la solución a nuestra falta de fe, esta solo en tomar la decisión de confiar en él. ¿Por qué? Porque él es Dios el único digno de confianza.
Y lo que debemos entender cuando el Señor nos dice que debemos afirmar nuestra fe, es que cada vez qué veamos que nuestra fe nos falla… Y no hay duda que nos falla cada vez que cometemos algún pecado. Debemos pedir perdón a Dios por nuestra incredulidad, y tomar la decisión de no desconfiar más sino de creer cada vez más en él.
Esto incluye pecados que comentemos con tanta regularidad qué olvidamos que son pecado, como por ejemplo el afán, el aburrimiento, el miedo, la falta de propósito, la falta de paz…
En esos momentos frente a esos pecados debemos recordar las promesas que él nos da, y tomar la decisión de confiar en ellas. Y esto lo debemos hacer cuantas veces dudemos, hasta que llegue el momento en que NO dudemos lo que Dios nos ha prometido. (Esa es la verdadera guerra espiritual contra los pensamientos de Satanás que niegan las promesas de Dios)
Así es de que lo primero que tenemos que hacer con toda diligencia o con todo empeño, para vivir una vida cristiana victoriosa, es: Decidir confiar cada vez más en Dios.
Pero como dice la carta; no en fábulas, no en cuentos, sino en el Dios que describe la escritura. Un Dios de amor, de justicia, soberano, lleno de misericordia, que tiene un plan maravilloso para cada uno de nosotros, y que nos ha dado el poder y todas las herramientas necesarias, y todas las promesas necesarias, para que podamos crecer cada vez más en el conocimiento de él.
El segundo elemento que aparece en la lista de es:
B. ESFORZARSE POR HACER EL BIEN….
2 Pedro 1:5 Por eso, mi consejo es que pongan todo su empeño en: Afirmar su confianza en Dios, esforzarse por hacer el bien…
Esto lo veremos la próxima semana… pero podemos comenzar a aplicar esto que dice, y esforzarnos en hacer muy bien la tarea de afirmar nuestra fe.
Oremos… Amado padre haznos diligentes en estudiar tu palabra… Ella es la base de nuestra fe y solo tomando la decisión de creer en ella, podemos vivir un cristianismo victorioso… Gracias por tu Santo Espíritu. Y por favor muéstranos cuando no estemos dispuestos porque eso impedirá recibir la revelación que necesitamos de tu palabra…
Gracias por tu perdón, gracias por tu paciencia, gracias por tu misericordia, gracias por tu protección y tu provisión… Pero sobre todo gracias porque podemos decidir confiar en ti, para que todas las cosas que tu hagas en nuestra vida nos permitan recibir bendición sobre bendición…