EL PRECIOSO CRISTIANISMO – PARTE 1 TODA DILIGENCIA

EL PRECIOSO CRISTIANISMO
– PARTE 1 –
TODA DILIGENCIA

I. INTRODUCCIÓN

 

Hemos estado viendo cuál es la fe que debemos utilizar para acercarnos a Dios, de tal manera que nuestra relación con él sea efectiva y de mucha bendición.

Por esto creo que el siguiente paso para entender la importancia de una buena relación con Dios, es ser conscientes, de que es realmente el cristianismo. Y para esto nos puede ayudar lo que el apóstol Pedro escribe en su segunda carta.

Cuando en la escritura encontramos que se menciona a Dios, ya sea el Padre, el Hijo o el Espíritu Santo, notamos que según el tema que se está tratando, se hace énfasis en alguna o algunas cualidades o atributos de Dios, que son las que más tienen relación con el tema tratado.

Por ejemplo; cuando en la antigüedad se pedía ayuda contra los enemigos, encontramos que en la escritura los profetas al mencionar a Dios, lo hacían haciendo énfasis en el poder de Dios.

Cuando el profeta jeremías estaba oyendo que de todas partes le acusaban, que querían denunciarle, que estaban esperando a ver si claudicaría en su labor de anunciar el mensaje de Dios… Leemos que él dice:

Jeremías 20:11 Mas el Señor está conmigo como poderoso gigante; por tanto, los que me persiguen tropezarán, y no prevalecerán; serán avergonzados en gran manera, porque no prosperarán; tendrán perpetua confusión que jamás será olvidada.

Igualmente cuando se habla de una nueva oportunidad para ser consolado y edificado, el profeta manifiesta el amor de Dios diciendo:

Jeremías 31:3 el Señor se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia.

Es por eso que en esta carta, cuando el apóstol Pedro escribe a todos aquellos que han tenido la oportunidad de conocer el precioso cristianismo. El apóstol resalta que ha sido gracias a la justicia de Jesucristo.

2 Pedro 1:1 Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado, por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa que la nuestra

Ciertamente el auténtico cristianismo es algo precioso para el hombre, y no podemos ignorar en ningún momento, que nuestra buena relación con Dios sólo es posible gracias a la obra de justificación, que realizó Jesucristo en la cruz por nosotros.

El problema que había, era que al no confiar y ser desobedientes ocurrieron en nuestra vida ciertos cambios y daños tan grandes, que nos descalificaron por completo para relacionarnos con Dios. Pero gracias a la perfecta obediencia de Jesucristo que terminó en la Cruz, al pagar allí por todos nuestros pecados, nos ha abierto la puerta para poder relacionarnos adecuadamente con Dios.

Es por esto que como hemos visto, al confiar en él como Nuestro Señor y Salvador podemos comenzar esta Nueva relación, donde el objetivo, como continúa diciendo la carta es:

2 Pedro 1.2 Gracia y paz os sean multiplicadas, en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús.

La gracia, es decir ese favor inmerecido que recibimos de parte de Dios, más la paz que experimentamos de estar en su mano, es algo que debe ir aumentando cada día más, como resultado de conocer cada vez más y mejor a nuestro buen Dios, además de lo que ha hecho por nosotros, y el plan que tiene para nuestro futuro.

Desafortunadamente para nosotros, es muy difícil entender cuál fue el verdadero costo, que tuvo que asumir el Señor Jesucristo para podernos justificar. Y digo desafortunadamente, porque solo entendiendo lo costoso que fue otorgarnos la salvación, podemos entender lo valioso de la salvación recibida.

Seguramente en el discurso de muchos Padres con sus hijos, él argumento ha sido; “hijo mío tú sabes lo costoso que ha sido para mí pagar tus estudios, por lo tanto me parece el colmo la falta de amor y de cariño, al desperdiciar el tiempo y sacar malas notas. Más aún hijo mío; ¿quién es el único o el más beneficiado con los estudios?

Y con este tipo de sermones buscamos que nuestros hijos entiendan el privilegio que tienen al poder estudiar, pero por otro lado, el desperdicio tan grande de no hacerlo bien.

Por supuesto que este ejemplo se queda supremamente corto, pues sí pensamos en el privilegio de vivir el cristianismo, a veces no lo entendemos, porque tampoco logramos entender el costo pagado por Jesús, que es tan alto que es prácticamente imposible imaginarlo.

Tal vez si le hubiésemos conocido personalmente, y hubiese sido nuestro amigo, nuestro líder espiritual y luego lo viéramos morir en la cruz, y luego resucitado; ¿tal vez el impacto de vivir con él todo lo que ha hecho, eso haría que viéramos mejor el verdadero valor de la justificación que nos permite relacionarnos con él, y asimismo apreciaríamos nuestro cristianismo.

Cuando el apóstol Pablo habla de este hecho dice lo siguiente:

Romanos 5.6–7 Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. 7Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno.

Y la pregunta que nos podríamos hacer es: ¿Nosotros estaríamos dispuestos a morir a cambio de una persona que está siendo acusada injustamente…? O ¿estaríamos dispuestos a morir por alguien bueno?

Tal vez alguno pensando en sus hijos o en sus padres diga que si, sin embargo del dicho al hecho hay tanto trecho, que yo más bien preguntaría: ¿Qué es lo más costoso que haz hecho por alguien y para darle que?

Al considerar las respuestas descubrimos que algunos no están dispuestos a dar ni siquiera algo de dinero para ayudar a otro… O no están dispuestos a tener un poco de paciencia y misericordia, con aquel que se está restaurando, o que esta aprendiendo. Y cuando realmente ayudan a otros, normalmente lo hacen porque aprecian muchísimo a esta persona, o están enamorados, o reciben beneficios de esta persona… Sin embargo lo que la escritura continua diciendo es:

Romanos 5.8–9 Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. 9Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira.

Que el Señor Jesucristo estuvo dispuesto a morir siendo nosotros todavía pecadores, es decir siendo todavía enemigos de El. Porque no hay duda que ser pecadores es ser enemigos de Dios, como lo dice el siguiente pasaje…

Colosenses 1.21–22 Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado 22en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él;

Ser pecadores es en realidad ser enemigos de Dios en la manera de pensar y de actuar. Lo cual quiere decir que no sólo pagó un precio muy alto, tanto que no lo podemos imaginar… Sino que además lo pago por sus enemigos.

Por lo tanto, tengo la certeza de que no hay ser humano sobre la tierra, que haya pagado un costo tan alto que logre siquiera acercarse un poco a lo pagado por Jesús, para beneficiar a otro de la manera en que Cristo nos ha beneficiado, al darnos la oportunidad de vivir el cristianismo.

Insisto: No hay nada tan costoso como el sacrificio en la cruz, y no hay nada que beneficie tanto al hombre como el cristianismo, y esto nos ha sido dado a pesar de no merecerlo en lo absoluto.

Pero también hay que tener en cuenta, que no es lo mismo regalarle $10.000 a un multimillonario qué dárselos a un indigente que lleva varios días sin comer.

¿A qué me refiero? A que por nuestra condición de pecadores nos era imposible obtener la salvación, y aunque proveer esta salvación ha tenido un costo altísimo e inimaginable, de todos modos siendo enemigos, nos ha sido otorgada la oportunidad de disfrutar de esta salvación.

Es importante conocer tanto el costo como la incapacidad de conseguir la salvación por nuestros propios medios, no sólo para poner más interés y aprovechar bien lo ofrecido por Dios, sino para entender el desperdicio tan grande para nuestra vida, sí no vivimos un buen cristianismo.

Queridos hermanos debemos entender que el cristianismo no es una moda, no es algo trivial, no es algo pasajero, no es una pequeña parte de nuestra vida, no es tampoco una religión.

El cristianismo es en realidad el método establecido por Dios para que nos podamos relacionar con él, con nuestro creador, con el todo poderoso, con el Dios de toda ciencia y conocimiento, con el Dios de justicia, misericordia y amor.

Y de esta relación personal con el creador va a depender toda nuestra eternidad. Lo cual quiere decir que puede haber ganancias eternas de un valor difícil de imaginar, pero también puede haber pérdidas igualmente de dimensiones eternas. Y todo dependerá de si vivimos un buen o un mal cristianismo.

Déjenme decirlo de otra manera. El cristianismo no es la herramienta para dejar de ser malos, y ser entonces unos buenos padres, o buenos esposos, o buenos hijos, o buenos empresarios, o deportistas. No. La realidad es que fuimos creados para ser cristianos, es decir para relacionarnos con Dios. Y todas aquellas otras cosas que mencioné, el ser padre, esposo, empresario, deportista etc. Son y serán las herramientas usadas por Dios, para que mejoremos nuestra relación con el.

Todas esas cosas no son el objetivo, sino son el medio para vivir un buen cristianismo.

Por eso es que en realidad un error pensar que el cristianismo me hará un buen padre, porque aunque esto es verdad, lo que en realidad Dios quiere, es usar el ser padre para mejorar nuestra relación con el.

Porque a la final lo importante no es si somos buenos padres, sino si somos buenos cristianos. Y eso sólo dependerá de una buena relación con Dios, donde cada vez le conocemos más y cada vez experimentamos más su amor por nosotros.

Es más; si encontramos a alguien que es buen padre pero no se relaciona con Dios de la manera adecuada, entonces se perderá eternamente.

Porque vuelvo e insisto: Fuimos creados para ser cristianos, es decir para relacionarnos de buena manera con Dios y experimentar su amor por nosotros.

II. APRECIANDO EL CRISTIANISMO

Por esto creo que lo primero que debemos tener en mente al comenzar a leer esta carta, es que el privilegio de poder conocer el cristianismo es un privilegio de un valor incalculable; pero el auténtico cristianismo, porque hay bastantes distorsiones o falsos cristianismos.

La pregunta es: ¿Es así como nosotros vemos el cristianismo? ¿Lo estamos viendo como algo precioso? ¿Lo vemos como la razón por la cual fuimos creados, y por lo tanto como lo más importante para nuestra vida?

Porque sí no es así como lo vemos, lo más seguro es que las recomendaciones de esta carta para poco o para nada nos servirán.

Especialmente porque los temas a tratar son temas de difícil aceptación, y mucho más cuando no se entiende con claridad el beneficio que obtendremos de ellos, o el perjuicio tan grande de no aceptarlos.

En esta carta el apóstol habla:

a. De vivir la vida cristiana irreprensible.

b. De que el evangelio anunciado no procede de fábulas sino de la palabra de Dios que debe ser correctamente interpretada.

c. De los falsos maestros que cada vez serán más, y de cómo estos falsos maestros pueden llevar a la gente a tener una clase de cristianismo, que traerá el juicio de Dios sobre ellos.

Esta parte es de especial importancia en estos tiempos, pues hay una tremenda dureza en las iglesias, que les impide aceptar que están predicando un cristianismo distorsionado por causa de las malas doctrinas.

Y lo grave es que los malos testimonios hacen que la gente menosprecie el cristianismo, llegando a pensar que el cristianismo es como muchas religiones, que en realidad no sirve para relacionarse con Dios, sino simplemente para caer en las manos de otras personas que se van a aprovechar.

Yo recuerdo cuando con orgullo decía… ”Soy cristiano” Y cuando comencé a trabajar de tiempo completo en la obra también me sentía muy orgulloso de presentarme como pastor…

No me mal interpreten, por supuesto que delante de Dios considero un privilegio enorme poder servirle, de hecho sé, que soy mucho más valioso que cualquier persona que no es cristiana, por el simple hecho de ser un hijo de Dios… Pero por causa de los malos testimonios ya no es un orgullo presentarse ante el mundo como pastor.

Ya lo que toca decir es que pertenezco a una iglesia de sana doctrina, pero ni aún eso tiene mucho valor porque nadie se presenta diciendo que pertenece a una iglesia de mala doctrina. Es decir todos dicen que tienen buena doctrina.

Pero lo importante es que a pesar de la incredulidad y del pecado de muchos llamados cristianos, y por encima de todos los malos testimonios de cristianos, pastores y demás, el cristianismo sigue siendo algo precioso, y así lo tenemos que ver para no deslizarnos como otros lo han hecho.

El apóstol termina la carta hablando de la venida del Señor, ya que ese evento es el momento del premio. Y también explica que la demora del Señor en venir por nosotros, no es por incumplimiento a su promesa, sino por la paciencia para que otros muchos también se salven.

¿Hay poder para vivir el cristianismo?

Otro asunto muy importante que aclara el apóstol en su carta, tiene que ver con la capacidad o el poder que necesitamos para vivir el auténtico cristianismo.

Esto también es muy importante, porque muchos cuando comienzan a vivir el cristianismo, al ver ciertas exigencias piensan que no van a poder cumplir con ellas. ¿Y entonces de qué sirve algo precioso y de mucho beneficio, sino puedo vivirlo?

Pero este problema no sólo lo tienen los que comienzan, porque también hay muchos cristianos que aunque llevan mucho tiempo, por diferentes razones no han podido experimentar o vivir una vida cristiana agradable delante de Dios.

Y entonces la pregunta es: ¿Porque algunos no pueden vivir un buen cristianismo?

Algunos responden que porque la exigencia muy alta. Otros porque las situaciones son muy difíciles y es imposible portarse como cristiano en medio de esas situaciones. Y otros dicen que por causa de las personas que están a su alrededor, las cuales con su comportamiento hacen imposible que podamos portarnos como verdaderos cristianos.

Esta pregunta se vuelve más importante cuando quien la hace, es una persona que reconoce que es pecadora, que a lo mejor más de una vez ha tratado de cambiar ciertos comportamientos en su vida que reconoce que son destructivos, y que afectan la felicidad de aquellos con quienes vive, y por esto desea un cambio, sin embargo piensa producto de su experiencia, que no tiene la capacidad de vivirlo.

Los cierto y lo triste es que hay muchos que han llegado a esta conclusión, y se han contentado con vivir un mal cristianismo, como si no fuera posible cambiar.

Sin embargo; al continuar leyendo la carta, encontramos la solución a este problema pues el apóstol dice:

2 Pedro 1:3 Dios, por su poder, nos ha concedido todo lo que necesitamos para la vida y la devoción, al hacernos conocer a aquel que nos llamó por su propia grandeza y sus obras maravillosas.

Y podemos ver por lo que dice el apóstol, que la clave para vivir la vida cristiana victoriosa esta en el conocimiento del Señor Jesucristo. Lo cual quiere decir que el asunto ya está resuelto. Pues todas las cosas que pertenecen a una vida piadosa, entendiendo por piadosa una vida cuyo centro es Jesucristo, ya nos han sido dadas por el poder de Dios, en el momento en que conocimos a Jesucristo.

Sabemos que aunque la vida cristiana puede tener su preámbulo, o su introducción, donde poco a a poco aprendemos a confiar más en el Señor, de todos modos la clave para comenzar la vida cristiana está en el nacimiento espiritual.

Y cuando este ocurre, el apóstol nos dice que en ese momento recibimos, no que recibiremos. Sino que hemos recibido todas las cosas que necesitamos para vivir la vida cristiana.

Sin embargo; para poder aprovechar lo que ya hemos recibido, hay dos cosas qué son indispensables que hagamos.

La primera es entender que si Dios nos ha dado todo lo que necesitamos para vivir la vida cristiana, cuando nosotros nos disculpamos diciendo que no la hemos podido vivir por lo difícil de la situación, o por lo difícil de la exigencia, o por causa de las personas que nos rodean, en realidad estamos culpando a Dios de no poder vivir un buen cristianismo.

Si no cambiamos esta forma de pensar, si no reconocemos que los únicos culpables de no poder vivir un buen cristianismo, somos sólo nosotros, entonces no vamos a poder solucionar este asunto.

La pregunta para algunos puede ser: ¿Por qué culpar a los demás o a las situaciones de nuestro fracaso es culpar a Dios?

En primer lugar porque Dios siendo soberano, él tiene el control de todo lo que suceda a nuestro alrededor. Su Palabra dice:

Lamentaciones 3.37–38 Cuando algo se dice, cuando algo pasa,es porque el Señor lo ha ordenado.38Tanto los bienes como los males vienen porque el Altísimo así lo dispone.

En otro pasaje de la escritura nos dice que de Dios no procede nada malo, porque absolutamente todo lo que Dios hace, tiene como objetivo que los hombres nos acerquemos y mejoremos nuestra relación con el.

El problema es, que por las diferentes escalas de valores que tenemos los hombres, a algunas de esas cosas que Dios hace las clasificamos como buenas y otras como malas. Pero la realidad es que todas tienen el mismo propósito de bendecir nuestra vida.

Esto mismo que acabo de decir, Dios en su palabra nos lo comunica dentro de una promesa que dice:

1 Corintios 10.13 No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.

Eso quiere decir que cuando Dios provee todas las diferentes situaciones para bendecir nuestra vida, él tiene el cuidado de que ninguna de ellas, vaya más allá de la capacidad que hemos recibido de parte de Dios para resistirlas, para poder así pasarlas de manera victoriosa.

Pero si a pesar del control y del cuidado que Dios tiene de medir con precisión las diferentes situaciones, para que todos modos obtengamos su bendición, si no la obtenemos, no hay duda que la culpa es sólo nuestra.

Porque lo cierto como hemos leído, es que hemos recibido lo que necesitamos, aún las ganas de vivir la vida cristiana es algo que recibimos de parte de Dios. Su palabra lo dice así:

Filipenses 2:13 porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.

La escritura explica que cuando Dios está en nosotros, cuando hemos nacido espiritualmente, Dios coloca el deseo de conocer más y mas su palabra, de asistir a la iglesia, de vivir la auténtica vida cristiana, dejando los pecados que hemos venido cometiendo.

Y si continuamos leyendo la carta, vemos que dice que junto con el conocimiento y la presencia de Dios en nuestra vida, también hemos recibido una serie de promesas que nos permiten huir de la corrupción del mundo. Dice así:

2 Pedro 1:4 Por medio de estas cosas nos ha dado sus promesas, que son muy grandes y de mucho valor, para que por ellas lleguen ustedes a tener parte en la naturaleza de Dios y escapen de la corrupción que los malos deseos han traído al mundo.

Eso quiere decir que el nacimiento espiritual es fundamental, porque a través de el Dios saca el espíritu de la potestad del aire que está en nuestra vida, y coloca su Espíritu, que es el que nos permite conocer, creer y disfrutar de las promesas, que nos permiten vivir un cristianismo victorioso.

Es por eso que dice que llegamos a tener parte en la naturaleza de Dios. En otra versión este mismo pasaje dice:

2 Pedro 1:4 Además, nos ha dado todas las cosas importantes y valiosas que nos prometió. Por medio de ellas, ustedes podrán ser como Dios y no como la gente pecadora de este mundo, porque los malos deseos de esa gente destruyen a los demás.

Y lo que quiero que notemos, es que al tener naturaleza divina, esa naturaleza divina es la que nos permitirá huir de la corrupción del mundo.

No podemos ignorar que esa transformación en nuestra vida requiere de un tiempo y de un proceso.

Es decir la corrupción de la cual debemos huir no sólo está a nuestro alrededor, también está en nosotros. Y esa corrupción que en la escritura es llamada concupiscencia, es la causante de que frente a ciertas situaciones sintamos nuevamente el deseo de volver a pecar.

Por ejemplo; una persona que es alcohólica al comenzar su vida cristiana lo más seguro es que mantendrá un deseo de querer seguir bebiendo… Y ese deseo será más fuerte, cuando frente a él coloquen una botella de licor. Sin embargo hemos leído que Dios nos ha dado las herramientas necesarias para vencer esa tentación y hacer lo correcto.

No sólo pasa con el trago, también con el chisme, con el orgullo, con la vanidad, con la avaricia y con una gran cantidad de deseos pecaminosos a los que estamos acostumbrados a hacerles caso.

Sin embargo algunos no creyendo en las promesas del Señor insisten en culparlo, diciendo que Dios mismo los está tentando a través de las situaciones, y que por lo tanto cuando caen en pecado la culpa es de Dios.

Recuerdo una amiga que estaba saliendo de la droga y fue a una fiesta donde le ofrecieron cocaína, y cuando ella la vio dijo: “Dios sabe que yo no resisto esta tentación por lo tanto entiendo que Dios me está dando la oportunidad de consumir”

Pero contrario a esto el Espíritu Santo a través del la carta de Santiago nos dice:

Santiago 1:13 al 15 Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; 14sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. 15Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.

Con base en esto podemos decir que el proceso para pecar se origina en los malos deseos que hay en nuestro corazón. Muchos de esos malos deseos no los consideramos malos, de hecho en el mundo luchábamos para poder cumplir con esos deseos. Pero cuando decidimos vivir la vida cristiana y hacer verdaderamente lo correcto, esos deseos aparecen y pueden dependiendo de nosotros, llevarnos a concebir o a no concebir el pecado.(Es una decisión de fe)

Este mismo pasaje nos aclara que tener un mal deseo no es pecado, si es evidencia de que algo está mal en nuestro corazón, pero esos malos deseos no son pecado, hasta que no tomamos la decisión de cometerlos.

Por supuesto lo correcto es tomar la decisión de no cometerlos, y es allí donde lo que Dios nos ha dado resulta útil para combatir el pecado. Pero solo si usamos el recurso que Dios nos ha dado, pues si no lo hacemos inevitablemente caeremos en el pecado.

Es pecado decidir cometer el pecado, y cometer el pecado es peor porque produce muerte, es decir nuestro corazon se va a enfermar mas, y sentiremos mas deseos de pecar.

Reumiendo hasta aqui, lo primero que dije que debemos cambiar, es reconocer que cuando caemos en pecados los únicos culpables somos nosotros y no Dios. Esto es súper importante tenerlo claro y creerlo, porque si no lo tenemos claro seguiremos cayendo inevitablemente en pecado.

LO SEGUNDO QUE DEBEMOS HACER, es lo que continúa diciendo el apóstol Pedro en su carta, y es lo siguiente:

2 Pedro 1:5 vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo…

Cuando dice, vosotros tambien. Esta diciendo que ademas de lo que Dios ha hecho por nosotros, lo cual ya vimos. Nosotros tenemos que hacer nuestra parte, y podemos tener la certeza de que si no hacemos nuestra parte, nuestra vida cristiana no funcionara. Pero: ¿Cual es nuestra parte? Continua diciendo…

2 Pedro 1.5-7 vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; 6al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; 7a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor.

Por ahora quiero que tengamos en cuenta que nos está pidiendo toda o mucha diligencia, en una serie de cosas necesarias para nuestra vida cristiana… Si ponemos diligencia en estas cosas continúa diciendo:

2 Pedro 1:8 Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo

Si recordamos lo primero que leímos en la carta, dice que gracias al conocimiento del Señor Jesucristo hemos recibido lo necesario, y además una serie de promesas que son suficientes para vivir una vida cristiana victoriosa… Pero insisto, es gracias al conocimiento del Señor Jesucristo.

En este pasaje está hablando de que si hacemos lo que nos toca y ponemos diligencia en una serie de asuntos, seguiremos aumentando el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.

Esto es muy importante no perderlo de vista, porque la escritura es muy clara al enseñarnos que es el conocimiento de Dios, de quien es, de sus planes, de sus promesas, lo que nos da el poder de transformar nuestra vida.

Recuerdo que alguna vez me contaron que en cierto pueblo el hijo de un mafioso muy poderoso, entró a una discoteca, y cuando tuvo un problema con alguien delante de todos lo mato. Y nadie hizo nada, porque sabían quien era el padre del fulano. La policía tampoco hizo nada, nadie hizo nada… Y no hay duda que el comportamiento del hijo era consecuencia de saber quién era su padre.

Pues en la vida cristiana ocurre algo similar pero opuesto. Es decir sabiendo quien es nuestro Padre conociendo su grandeza, su poder, su justicia, sus promesas y sobre todo su amor, nos animamos contra viento y marea a hacer su voluntad en todo momento, porque sabemos quién nos respalda.

Es por eso que la escritura dice que nuestra parte es colocar mucha diligencia, en una serie de asuntos que nos van a permitir conocer más a Dios, de tal manera que la transformación de nuestra vida no va a depender de nuestro esfuerzo, sino del conocimiento y la confianza que tengamos en Dios.

Hay un pasaje que es muy ilustrativo respecto de esta verdad, y que me gusta mucho. Y dice lo siguiente:

1 Juan 3.2 Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es

Notemos que dice; “seremos semejantes a él porque le veremos tal como él es”

Los que hemos nacido de nuevo somos hijos de Dios, el mundo no tiene idea de quienes somos, pero el hijo de Dios más pequeño es más grande y mucho más importante que cualquier persona de este mundo, así sea el presidente de la nación más importante, o el hombre más rico del mundo, o el más más sabio o el mas poderoso…

El Señor Jesús dijo que Juan el Bautista era el hombre más importante que había existido en la humanidad… Pero también dijo:

Mateo 11.11 De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él.

Está diciendo exactamente lo mismo que les acabo de decir, el cristiano mas miserable de este mundo, el cristiano con el trabajo más humilde, es mucho más importante que el hombre más poderoso de este mundo que no sea cristiano.

Y por esta grandeza que hay en nosotros gracias a Dios, es que nos pide la escritura que estimemos a los demás como superiores a nosotros mismos, no que los demás sean superiores, sino que siguiendo el ejemplo de Jesús les sirvamos, no sea que se nos suba el orgullo a la cabeza y comencemos a tratarnos mal.

Esto me hace recordar las palabras de David cuando al enfrentarse al filisteo Goliat dijo:

1º Samuel 17.26 Entonces habló David a los que estaban junto a él, diciendo: ¿Qué harán al hombre que venciere a este filisteo, y quitare el oprobio de Israel? Porque ¿quién es este filisteo incircunciso, para que provoque a los escuadrones del Dios viviente?

David tenía la certeza de quién era su Dios. Y aunque el pueblo de Israel no era un pueblo poderoso sino más bien un pueblo pobre, de todos modos David que conocía el respaldo de Dios, lo veía como los escuadrones del Dios viviente.(Recuerdo haber leído varias veces el pasaje pues no entendía lo que decía David)

Es por esto que la escritura dice de nosotros:

Romanos 8.19 Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios.

La creación anhela ver la manifestación poderosa de los hijos de Dios… Pero los hijos de Dios que no colocan diligencia en conocer a Dios, terminan sintiéndose como los más miserables faltos de poder, y de esta falta de poder les hace imposible combatir el pecado.

Y por ésta la pregunta para nosotros es: ¿Estamos siendo muy diligentes para cuidar nuestra vida espiritual? Es decir: ¿Lo más importante para nosotros es buscar el reino de Dios y su justicia… Y lo estamos demostrando con hechos, y con la forma como administramos nuestro tiempo y nuestros recursos?

Y si no estamos haciendo nuestra parte, el apóstol continúa diciendo:

2 Pedro 1.9 Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados.

Si no estamos haciendo nuestra parte, dice que tenemos la vista muy corta, lo más seguro estamos pensando sólo en lo de acá, o solo en gozar cada día lo cual hace que seamos como ciegos, y además hemos olvidado el tremendo regalo de Dios de haber perdonado nuestros pecados.

Y para no perder semejante oportunidad que tenemos de vivir un buen cristianismo continúa diciendo:

2 Pedro 1.10–11 Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. 11Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

Tenemos que con firmeza insistir en cumplir con nuestra parte y el resultado será que no caeremos jamás y además, dice algo así como que seremos recibidos en el cielo por la puerta grande…

Pienso que aquí hay una clara la respuesta para ese cristiano derrotado, que lleva años y años cometiendo los mismos pecados, y que está convencido que ya ni siquiera Dios lo puede cambiar.

Lo cierto es que Dios ya ha hecho todo lo necesario para que nuestra vida sea una vida victoriosa, donde no caigamos más, sino que de manera continua vivamos haciendo la voluntad de Dios.

Pero si no colocamos diligencia de nuestra parte para lo que nos toca hacer y poder así conocer mejor al Señor… El asunto no funcionará.

Porque una cosa es que Dios haga todo lo que necesitamos para que nuestra vida cristiana funcione y otra muy diferente que Dios nos obligue… Dios no nos obligará, es mas su palabra dice:

Salmo 110.3 Tu pueblo se te ofrecerá voluntariamente en el día de tu poder, en la hermosura de la santidad. Desde el seno de la aurora tienes tú el rocío de tu juventud.

Dios ha enviado a su hijo a morir en la cruz para proveer salvación pero no va a obligar a nadie a creer en El… Cada hombre decidirá. Y aunque Dios haga todas las cosas para que los hombres se acerquen a él, los hombres son libres y por esto pueden decidir alejarse de El.

Ahora: ¿Cuales son esas cosas que dice el apóstol en las cuales debemos colocar toda diligencia? En otra versión de la escritura dice así:

2 Pedro 1:5 al 7 Por eso, mi consejo es que pongan todo su empeño en: Afirmar su confianza en Dios, esforzarse por hacer el bien, procurar conocer mejor a Dios, 6 y dominar sus malos deseos. Además, deben ser pacientes, entregar su vida a Dios, 7 estimar a sus hermanos en Cristo y sobre todo, amar a todos por igual.

Lo primero que dice es que debemos comenzar por afirmar nuestra confianza en Dios.

A esa confianza debemos añadirle virtud, que en otras palabras es esforzarnos por hacer cada cosa buena de la mejor manera.

A esa virtud o esfuerzo por hacer cada cosa de la mejor manera, hay que añadirle el conocimiento. Pero se refiere al conocimiento de Dios que es el que nos dice como hacer cada cosa de la mejor manera.

A ese conocimiento de Dios que nos dice lo que debemos hacer en cada momento, debemos añadirle dominio propio, que debe entenderse como dominar los malos deseos para hacer siempre lo correcto. Es igual a decir que no debemos caer en la tentación gracias al dominio propio que Dios nos ha dado.

A ese dominio propio, que de manera especial debemos usar en medio de situaciones difíciles, debemos añadirle paciencia, qué que es lo que necesitamos para que Dios vaya transformando nuestros valores y nuestro corazón.

A esta paciencia hay que añadirle piedad, entendiendo la piedad como un genuino deseo de entregar por completo nuestra vida, lo que somos, lo que hacemos, y lo que tenemos a Dios, para hacer sólo su voluntad.

A la piedad hay que añadirle afecto fraternal, que es en realidad aprender a estimar y a tratar bien a los hermanos en Cristo, de tal manera que no estemos ni menospreciándolos, ni juzgándolos, sino tratándolos con un genuino deseo de ayudarlos.

Y por eso lo último que pide que debemos hacer, es añadirle a todo esto el amor de Dios.

Vuelvo a leer, lo que después de todo lo que Dios ha hecho por nosotros, nosotros debemos hacer:

2 Pedro 1.5–8 vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; 6al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; 7a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. 8Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.

Se mencionan estas ocho virtudes, donde las más importantes son la fe que permite desarrollar las demás virtudes, y el resultado final es que aprendemos a amar con el amor de Dios.

La pregunta es: ¿Crees tú que si la escritura dice que hay que poner diligencia en aplicar estas ocho virtudes… Crees que sin aplicarlas tu vida espiritual mejorará?

¿Si ante un pecado, o fracaso espiritual te haces el examen respecto de estas ocho virtudes, cuántas estabas cumpliendo cuando pecaste? Creo que ninguna. ¿Entonces como decir que la vida cristiana no funciona, sino seguimos sus instrucciones?

La diligencia que coloquemos para cumplir con las cosas que Dios nos pide, será el resultado de apreciar la vida cristiana en su verdadera magnitud, como algo que es precioso.

Conozco personas que cuando quieren algo colocan todo su empeño, toda su diligencia, todos sus recursos para tratar de lograrlo… Pero que cuando se trata de su vida espiritual la descuidan, no hacen lo que tienen que hacer, y luego piensan que Dios no funciona cuando es completamente lo contrario.

Es importante que evaluemos nuestra vida. Hay temores en nuestra vida, hay resentimientos, amarguras, todavía nos preocupamos, todavía nos afanamos. Rara vez experimentamos el gozo, lo normal es estar aburridos o preocupados… Porque pueda que usted sea una muy buena persona, que no engaña a los demás, que no roban ni siquiera a Dios, que no hace daño a los demás, Pero no está experimentando la llenura del Espíritu Santo, y eso es igual a vivir una vida cristiana mediocre….

Y si eso es lo que estamos viviendo entonces nos falta diligencia respecto de la vida cristiana.

En otra versión en lugar de usar la expresión “toda diligencia” el traductor coloca; “pongan todo su empeño”

Pienso que sí revisamos las cosas que más amamos, las que consideramos más importantes para nuestra vida, podemos fácilmente entender a qué se refiere con poner todo el empeño en lograr que la vida espiritual funcione de manera correcta.

Les recomiendo hacer un test para descubrir cómo estamos invirtiendo nuestro tiempo. O uno en el cual evaluemos en que es en lo que más pensamos a lo largo de cada día. O cuáles son las cosas que más nos emocionan o nos duelen cuando las perdemos.

Y si a través de esto descubrimos que la vida cristiana no es lo más importante para nosotros, entonces es necesario revaluar si realmente somos o no, unos auténticos hijos de Dios.

Y si no estamos haciendo estas cosas, vuelvo a leer:

2 Pedro 1.9–11 Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados. 10Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. 11Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

Continuamos…

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