EL CAMINO A LA SANTIDAD – PARTE 4

EL CAMINO A LA SANTIDAD – PARTE 4

NO APAGUÉIS AL ESPÍRITU

I. INTRODUCCIÓN

1 Tesalonicenses 5.16–19 Estad siempre gozosos. 17Orad sin cesar. 18Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. 19No apaguéis al Espíritu.

Queridos hermanos… El Señor todopoderoso, El altísimo, El creador de los cielos y la tierra, nuestro Salvador, nos ordena a nosotros sus hijos, a través de su palabra, que debemos estar siempre, siempre muy felices, y que en todo momento frente a toda circunstancia debemos estar hablando con El, para tener un claro entendimiento de la bendición que nos está dando o nos quiere dar, pues al entender con claridad su bendición podemos agradecerle de todo corazón por todo lo que sucede.

Y para que no fallemos en hacer esto, también nos dice que no debemos apagar al Espíritu… Qué es similar a decirnos que no seamos rebeldes a la revelación y la dirección que Dios está dando a nuestra vida…

Éstas son algunas de las normas, mandatos y principios muy importantes, que debemos cumplir, para que el propósito por el cual hemos sido creados se cumpla en cada uno de nosotros.

La gente del mundo, cree que para cumplir el propósito por el cual existe; debe estudiar, trabajar mucho, ser disciplinados, casarse, tener hijos, escribir un libro, sembrar un árbol…. Sin embargo una persona podría hacer todas estas cosas y mucho más, pero si no habla con Dios, si no aprende a estar siempre gozoso, si no da gracias en todo, el propósito para el cual fue creado no se cumplirá en su vida… A no ser que sea un vaso de deshonra… Su palabra dice:

Romanos 9.22 ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción..

Así de serio es este asunto. Y por no cumplir con estos mandatos hay cristianos en la iglesia, que están tratando de obedecer a Dios en ciertas cosas… Pero las quejas, la falta de una oración hecha con sabiduría, el desagradecimiento o el aburrimiento por el trato que Dios les está dando, hacen que las pocas cosas en las que están obedeciendo a Dios no sirvan para nada, y por eso, pasa el tiempo y cada vez están más aburridas, más amargadas, más fregonas, o más ambiciosos, más tacaños, más mentirosos, más irresponsables, más insaciables…

Seguramente a algunos les puede parecer exagerado lo que estoy diciendo. ¿Por qué cómo es posible que por el hecho de no estar contento y no agradecer a Dios, Dios no pueda cumplir su plan en nuestra vida?

Sin embargo la razón es muy sencilla. Si un cristiano no está contento todo el tiempo, es porque no está entendiendo o no está valorando lo que Dios quiere hacer con el.

Y eso es igual a decir; que un cristiano que no está contento no aprecia la salvación que ha recibido, ni aprecia el plan de santificación que Dios tiene para su vida… Y eso es gravísimo, tanto que la escritura hace una severa advertencia para el que no es diligente y descuida la salvacion. Dice así:

Hebreos 2.3 ¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron…

Y en otra parte dice:

Filipenses 2.12–13 Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, 13porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.

Ese es el verdadero propósito de Dios para los hombres, todas las demás cosas que hagan los hombres por buenas que parezcan no tienen la más mínima importancia comparadas con la importancia de la salvación.

Cuando un cristiano de verdad entiende la importancia de la salvación, no sólo se enfocará en su propia santificación, sino que estará insistiendo en oración por la salvación de su familia. Porque sabe que no importa si son ricos, si son prósperos, si tienen una buena buena familia, si son famosos… No importa lo que su familia pueda conseguir si no obtienen la salvación se perderán eternamente… Y si ese va a ser su final mejor les hubiera sido no haber existido!

Una de las consecuencias de ignorar la salvación, es que los hombres tratan de vivir la vida de la mejor manera, tratando de ser y hacer muchas cosas para ser felices… Pero las circunstancias a su alrededor continuamente los atropellan. Y aunque tratan de protegerse frente a las circunstancias difíciles de la vida, de todos modos no logran evitar cierto tipo de desgracias, y al fracasar en eso terminan pensando que en realidad no han entendido de qué se trata la vida.

Y muchos terminan pensando que la vida es muy, pero muy injusta. En la escritura podemos leer el libro de Eclesiastés escrito por un hombre muy sabio, el cual llegó a esta conclusión, al ver que las mismas cosas le pasan a los buenos y a los malos, a los sabios y a los brutos, a los ricos y a los pobres, y a los creyentes o incrédulos.

Y lo peor de todo dice el, es que después de mucho o poco trabajo, de mucha o poca riqueza, de mucho o poco sufrimiento, de mucha o poca sabiduría, y aun de mucha o poca alegría, el fin de todos es igualito al de cualquier bestia sobre la tierra, pues todos terminan en la tumba.

No hay duda que en mi juventud vivi tan ignorante como muchos respecto del propósito por el cual fuimos creados. Pero gracias a Dios, al reconocer a Jesús como mi Señor y como mi Salvador, en el cristianismo si he podido encontrar una clara definición de: De donde vengo, quien soy, y para donde voy.

Y no solo eso, sino que también he podido entender el porqué le suceden a los hombres las cosas que le suceden a lo largo de sus vidas.

Ahora: Si tú como cristiano no entiendes porque te pasan las cosas que te pasan. Si no entiendes el porqué tienes ese padre, porque esta madre, porque ese marido, porque esos hijos, porque el comportamiento de ellos…

Si no entiendes estas cosas, lo más seguro es que esa ignorancia te está llevando a vivir de manera equivocada, y en lugar de crecer en salvación, lo que va a crecer en tu vida es la confusión en tu relación con Dios.

Y esa confusión es la razón por la cual muchos abandonan el cristianismo. Porque: ¿Para qué insistir en una relación en la cual no sólo no encuentra el sentido de esa relación, sino que además no ve beneficio para su vida?

Ante estás verdades la pregunta es: ¿Donde estamos nosotros, dónde estás tú? La escritura dice:

Proverbios 4.18 Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto.

Y esto quiere decir que comenzamos nuestro cristianismo con muy poca luz, con muy poco entendimiento. Pero cada día esa luz aumenta hasta que vemos la vida y nuestra relación con Dios, con una claridad espectacular. Y entonces la pregunta es: ¿Estamos viendo la perfección del trato que Dios está dando a nuestra vida?

Es decir; cada cosa que Dios nos ordena hacer, y cada cosa que sucede a nuestro alrededor, están sincronizadas de tal manera que vemos el progreso en el plan que Dios tiene para nosotros, y además vemos también como aumenta nuestro conocimiento de él, y por esta razón estamos felices y nos sentimos muy agradecidos con él?…

¿Es eso lo que estamos viviendo? Es decir ¿Estamos en la senda de los justos? Su palabra continúa diciendo:

Proverbios 4.19 El camino de los impíos es como la oscuridad; No saben en qué tropiezan.

O en la medida que pasan los días, cada vez estamos más confundidos; ya no sabemos cómo orar; nos sentimos mal; no sabemos qué hacer para sentirnos bien. El mandato de estar siempre gozosos es como un latigazo pues como estar contentos en medio de tanto problema o tanta desgracia. Como dar gracias en todo cuando las cosas empeoran. Es decir; nos sentimos cómo el profeta Jeremías que en cierta ocasión muy indignado le decía al Señor:

Jeremías 15.18 ¿Por qué fue perpetuo mi dolor, y mi herida desahuciada no admitió curación? ¿Serás para mí como cosa ilusoria, como aguas que no son estables?

Y tengamos en cuenta que este hombre servía a Dios con esmero, con dedicación, con sacrificio. Pero no veía las respuestas que creía necesitar. Y entonces ese Dios real se había vuelto una ilusión, y la seguridad del cuidado de Dios, que le permitía ser fuerte había desaparecido, y ahora se sentía abandonado, casi que traicionado.

Pero culpar a Dios no arregla nada. Y por eso he venido insistiendo, que cuando algo está mal en nuestra vida, debemos tener la absoluta certeza que el culpable no es Dios, ni tampoco los que están a nuestro alrededor, pues aunque nos pareciera que ellos son nuestros enemigos por las cosas que nos hacen o no nos hacen, la realidad es que Dios quería usarlos a ellos para bendecirnos.

Pero al no creerle a Dios, entonces ellos están siendo usados por Satanás, para hacer que nuestros pensamientos y nuestros objetivos sean contrarios a la voluntad de Dios.

Eso quiere decir que las mismas situaciones o personas que Dios quiere usar para bendecirnos, son las mismas situaciones o personas que Satanás quiere usar para maldecirnos.

Y la diferencia entre recibir la bendición de Dios a través de esas situaciones, o la maldición de Satanás a través de esas mismas situaciones, depende solamente de nosotros.

Satanás gana cuando en lugar de creerle a Dios, al momento del conflicto pensamos que el problema es la mamá, la mamá piensa que el problema es la hija, la hija piensa qué problema es la otra hermana, la otra hermana piensa que problemas es el marido, el otro piensa que es el negocio, el otro piensa que es el jefe… Y la otra piensa que es el cansancio o la enfermedad. Es decir una total ignorancia e incredulidad hacia lo que Dios con claridad nos ha prometido.

Y el problema aumenta cuando al no reconocer que la culpa es sólo nuestra, terminamos buscando una solución que no es una verdadera solución.

Pues cuando pensamos que el problema es el marido, la esposa, o los hijos, o que el problema es que estamos cansados o enfermos, entonces también creemos que la solución es no estar cansados, no estár enfermos y que los demás cambien. Pero como ese no es el problema, esa tampoco es la solución.

Esta semana leí algo simpático pero verdadero; alguien decía que la clave para que la esposa no moleste es tratarla como una reina y hacer todo lo que ella quiera… Y entonces no molestará. Y otro decía; falso. Porque la mujer que no molesta es hombre.

Pero ese no es sólo un problema de la mujer. Los hombres también tienen ese mismo mal comportamiento, por la sencilla razón de que la insatisfacción en la vida, es el resultado de ignorar el plan de Dios.

Llevo años viendo, como cuando Dios soluciona lo que las personas piensan que es su problema, en poco tiempo ya tienen otro problema. Y así sucesivamente, hasta que llega el tiempo en que Dios no contesta más “tonterías” Como ocurrió con el profeta Jeremías. Y Dios no contesta, porque ahí no está la solución.

Pero: ¿Cuál es entonces la solución? La verdadera solución está muy clara en las palabras que Dios le dio al profeta jeremías, para que saliera de su mal estado espiritual y emocional. Y fue:

Jeremías 15.19 Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos.

En otra versión dice:

Jeremías 15.19 Entonces el Señor me respondió: “Si regresas a mí, volveré a recibirte y podrás servirme. Si evitas el hablar por hablar y dices solo cosas que valgan la pena, tú serás quien hable de mi parte. Son ellos quienes deben volverse a ti, y no tú quien debe volverse a ellos.

En momentos de crisis o difíciles cuando no los podemos solucionar, llegamos a estar convencidos que necesitamos que Dios haga algo con lo que nos está pasando. Más aún pensamos que es justo que lo haga. Pero la verdad según Dios, es que en momentos así, nosotros somos los que tenemos que hacer algo.

Piensa por un momento… ¿Cuando estás en crisis, piensas que Dios debe hacer algo para solucionarlo, o estás convencido que eres tú, quien tienes que hacer algo para solucionarlo?

El problema aumenta, es decir Satanás vuelve y gana, cuando algunos llegan a convencerse de que ellos tienen que hacer algo, es decir que no deben esperar que Dios cambie la situación, sino que ellos tienen que cambiar esa situación.

Y digo que Satanás gana, porque de nada sirve cambiar la situación, si el verdadero problema persiste.

Es decir Satanás no quiere que la gente entienda que el problema es que están lejos de Dios… El insiste en decirle a la gente que el problema es su madre, su padre, su hijo, su abuela, la plandemia.

Y de esa manera los pone aún a pelear contra estas personas, disque para arreglar el problema, cuando el verdadero problema es que están lejos de Dios, y la solución obviamente es acercarse a Dios.

Entonces algunos cristianos piensan: “Pero si yo estoy con Dios, leo todos los días su palabra, todo el tiempo me la paso clamándole, escucho las predicas, voy a la iglesia o me conecto sin falta, además comparto de Cristo y hasta tengo discípulos…

Y entonces les parece absurdo que Dios o que alguien les diga que deben volver a Dios. Pero eso fue precisamente lo que Dios le dijo a Jeremías, a pesar de que estaba cumpliendo con su ministerio. Es más, el alega que por estar cumpliendo su ministerio debería recibir el respaldo y la respuesta de Dios.

Pero cuando el Señor le dice: “Si regresas a mi volveré a recibirte y podrás servirme!

Lo que le está diciendo, es que aunque él creía que estaba con Dios y creía que le estaba sirviendo a las mil maravillas, no era cierto!

Y si nos preguntamos: ¿Porque si estaba trabajando en el ministerio Dios decía que no estaba sirviéndole, y porque si pensaba que estaba con Dios, Dios decía que no estaba con El?…

Sencillo: No podemos alejarnos de Dios físicamente porque Dios está en todo lugar… Pero si nos alejamos de Dios espiritualmente, cuando pensamos diferente de lo que Dios nos dice que debemos pensar.

Insisto: No pensar igual que Dios piensa nos hace estar lejos de El, y nos hace imposible servirle de verdad! Y por supuesto el propósito de Dios no se cumplirá en nuestra vida.

Porque cuando no pensamos como Dios dice que debemos pensar, estamos pensando como Satanás dice que debemos pensar. Y entonces: ¿Será posible servir a Dios pensando como Satanás?

Eso quiere decir que puedes estar metido en la iglesia, escuchar todas las predicas, y hasta entenderlas, pero al no creerlas, estás lejos de Dios y cerca del diablo. Y por esto lo primero que Dios te dice qué tienes que hacer para restaurar tu vida, es que te acerques a El. Es decir que creas lo que El te ha dicho.

Otro puede preguntar: ¿Pero si yo le creo a Dios, yo creo que el es poderoso, yo creo que él es bueno, yo creo que me ama… Y puede ser cierto. El problema: Es que no es lo único que crees.

Me explico: El problema del profeta Jeremías y de muchos cristianos por lo cual se sienten muy mal, a pesar de estar según ellos haciendo la voluntad de Dios, es que aunque creen muchas cosas de Dios que son verdad, también creen otras muchas cosas que son equivocadas… Es decir también le creen al diablo.

Y es por esta razón que Dios le dice que debía entre sacar. Lo cual significa hacer una selección para descubrir y desechar ésas creencias viles, esas tonterías que está pensando, y poder así quedarse sólo con lo precioso, que son los pensamientos que proceden de Dios.

Ese es un problema muy pero muy común en muchos cristianos, y cuando revolvemos pensamientos que provienen de Dios, con pensamientos que provienen del mundo que han sido enseñado por el diablo, el resultado siempre será, que tomaremos caminos equivocados que a la final nos harán sentirnos mal.

Pero más grave aún, es que culparemos a Dios de nuestra mala situación, cuando la realidad es; que la culpa es sólo nuestra. (Por favor no le eche la culpa al diablo que a usted nadie lo está obligando a creerle al diablo)

Y si la culpa es sólo nuestra, entonces no hay duda, que somos nosotros los que tenemos que solucionar este asunto, por supuesto con la ayuda del Espíritu Santo.

Si no podemos estar siempre gozosos, sí nuestra oración con Dios es confusa y ya no sabemos cómo orar, si no estamos agradecidos con todo lo que nos pasa, si pensamos que el problema son los demás o si pensamos que el problema son las situaciones que vivimos… Es porque tenemos un revuelto de pensamientos de Dios con pensamientos del diablo, y eso no nos deja entender, ni disfrutar del plan de salvación que Dios está tratando de realizar en nuestra vida.

Una evidencia de esa mala forma de pensar, es que al igual que el profeta Jeremías, como resultado de nuestra relación con Dios, esperamos tener muchas de las cosas que tiene la gente del mundo…

Pero no me estoy refiriendo a las cosas básicas que necesitamos para vivir, porque esas cosas Dios nos las ha prometido como consecuencia de hacer su voluntad. Me refiero a que deseamos mucho más de lo que necesitamos para vivir, estando convencidos que si no logramos esas cosas, no lograremos ser felices.

Y como esa es una motivación que procede del diablo, el resultado es que por querer estas cosas que unas veces logramos alcanzar pero otras no… De todos modos sin darnos cuenta terminamos alejándonos todavía más de Dios.

La escritura nos advierte acerca de este pecado, de este gran engaño diciéndonos:

1 Timoteo 6.6–9 Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; 7porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. 8Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. 9Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición;

El contentamiento que debemos tener, es el que nos va a permitir estar cerca de Dios a pesar de que nos de muchísimas cosas, muchísimo dinero. Pero también el contentamiento nos permite estar cerca de Dios así tengamos solo lo básico.

Porque el problema no es, ni tener lo básico ni tener muchísimo. El problema es el deseo de tener mucho más de lo que Dios nos está dando. Y ese deseo nos llevará a alejarnos de Dios, ya sea que consigamos o no consigamos lo que deseamos.

Lo contrario y lo correcto es, que esos deseos deben ser puestos en oración con la frase que dice: “Si es tu voluntad” pero dicha de corazón, para que aceptemos su respuesta.

Ya sea que el quiera hacernos inmensamente ricos para cumplir su plan en nuestra vida, o ya sea que el decída que tengamos sólo lo suficiente, para también cumplir el plan que tiene con nosotros.

Pues lo correcto es que aceptemos su voluntad. Cuando esto hacemos, cuando aceptamos su voluntad como lo mejor para nuestras vidas, estaremos contentos con marido o sin marido, con riqueza o sin riqueza, con salud o sin salud…

Porque todo lo que Dios decida para nosotros, lo hace porque es lo mejor para nosotros, y eso debemos creer. No creer eso, es creerle al diablo, y por eso te sentirás mal, que es sólo el principio porque puedes terminar embarrandola peor.

El profeta no estaba contento con lo que tenía, no estaba contento con su situación, y como la gran mayoría deseaba una serie de cosas para sentirse mejor. Y para mostrarle su equivocación el Señor le dice: Son ellos quienes deben volverse a ti, y no tú quien debe volverse a ellos.

Son ellos los del mundo los que deben conocer a Dios y aprender contentamiento para que Dios pueda cumplir el plan que tiene para ellos… No somos nosotros los que debemos alimentar la codicia y la ambición, porque eso destruirá nuestra relación con Dios…

…Si es que la tenemos. Porque algunos no han podido ni comenzar, pues aunque están en la iglesia, no han aprendido a pensar como deben pensar, y a pesar de estar orando mucho, por causa de su oración equivocada, se mantienen lejos muy lejos de Dios. Es por eso que pasan los años y no cambian. Y si lo hacen, si cambian es para empeorar.

Entonces son esos cristianos que en la iglesia se la pasan ocultando sus pecados, mintiendo y exagerando acerca de lo buenos que son… Porque la realidad es que no han podido mejorar en nada.

Recuerden; trigo y cizaña. Ambos oran, ambos asisten, ambos leen la biblia… Pero el trigo crece en salvación y la cizaña crece en maldad…

Por todo esto la siguiente pregunta es muy importante: ¿Estamos viviendo contentos todo el tiempo? O sólo estamos contentos a ratos dependiendo de lo que pasa. O no estamos contentos en lo absoluto porque estamos esperando que Dios, nos dé las mismas cosas que espera la gente del mundo para poder ser felices?

Es bueno que te preguntes: ¿Si no estás feliz que esperas para poder vivir feliz? ¿Un mejor sueldo, un mejor cónyuge, unos mejores hijos, unos mejores padres, una mejor salud, que se acabe la plandemia, que abran el negocio, el gimnasio y también la iglesia?

Si vamos unos versos atrás del pasaje que les he leído, encontramos que dice:

1 Timoteo 6.1–2 Todos los que están bajo el yugo de esclavitud, tengan a sus amos por dignos de todo honor, para que no sea blasfemado el nombre de Dios y la doctrina. 2Y los que tienen amos creyentes, no los tengan en menos por ser hermanos, sino sírvanles mejor, por cuanto son creyentes y amados los que se benefician de su buen servicio. Esto enseña y exhorta.

No hay duda que está enseñando que si tú eres un esclavo, lo que debes hacer es trabajar respetando a tus amos para dar testimonio del Dios que conoces y de la doctrina que practicas.

Y si tu patrón es creyente, dice que con más razón debes servirle mejor… Y qué esto es lo que debemos enseñar y motivar a que los hermanos en la fe vivan. Y luego continúa diciendo:

1 Timoteo 6.3–5 Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, 4está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, 5disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales.

Y si alguno no enseña acerca de la importancia del contentamiento, es decir si alguno enseña que si eres esclavo tienes que liberarte de la esclavitud, que si pagas arriendo tienes que ser dueño, que si eres empleado tienes que ser jefe… Es decir si te enseñan que no debes estar contento con lo que tienes, sino que tienes que desear y luchar para obtener más, más y mas y cada vez más.

Esa persona que te enseña eso tiene una manera de pensar totalmente inútil, es un ignorante de las cosas de Dios, delira porque es corrupto de entendimiento, y no ha podido conocer la verdad. Y por esta razón cree que el cristianismo tiene como objetivo hacerte rico, próspero, poderoso, importante…

Cuando la verdad, es que lo que Dios quiere hacer en nosotros, es cambiar nuestra manera de pensar para que seamos santos, y disfrutemos del fruto del Espíritu Santo, de tal manera que vivamos gozosos y agradecidos todo el tiempo mientras crecemos más y más en salvación.

Pero si nosotros en lugar de anhelar crecer en salvación, si en lugar de desear ser cada vez más santos estamos esperando que Dios nos dé a manos llenas las cosas del mundo… Debemos entender que aún si Dios nos concediera lo que deseamos, al permanecer lejos de Dios, al poco tiempo otra necesidad crucial nos va a aparecer. Y volveremos a lo mismo, y a lo mismo, y a lo mismo, y a lo mismo… Hasta el día de la muerte. Que a propósito le tendremos mucho temor.

Y se nos pasara la vida sin hacer la voluntad de Dios. Por eso dice el pasaje que esa clase de pensamientos y deseos destruyen la relación con Dios.

Es urgente que creamos, que la falta de gozo no depende de las circunstancias, sino que es consecuencia de una mala manera de pensar.

Porque si no lo entendemos, insistiremos en cambiar las situaciones, cambiar las personas, cambiar todas aquellas cosas que creemos que nos harán felices, y nuestra vida transcurrirá con momentos de alegría cuando logramos las cosas, y momentos de tristeza cuando las perdemos.

Es decir terminaremos viviendo igual que cualquier incrédulo, porque nuestra alegría no dependerá del Señor y del plan que tiene para nosotros, sino de las cosas del mundo.

Entonces pregunto: ¿Quieres desperdiciar tu vida y perderte los tesoros en la eternidad por vivir de esa manera tan simple y tan sin sentido?

Como el borracho que en una sola noche hace de todo para divertirse, para el día siguiente estar sin familia, sin trabajo, sin dinero, sin salud, y en la cárcel… Por unas pocas horas de locura.

O como la joven que le dio por fornicar con el chico bonito, y por unos minutos de placer termina contagiada de sida, o embarazada y el fulano desaparecido… Difícilmente dirá como dicen algunos; “nadie nadie me quita lo gozado” Cuando vea las consecuencias de su simpleza.

O como el muchacho que le dio por andar a toda velocidad y no sólo mato un par de personas, sino que quedo inválido… Será que esos minutos de adrenalina valen la pena lo que le tocará vivir en el futuro?

Por supuesto que no, y estos ejemplos son tontos comparados con lo que realmente perderemos si seguimos viviendo lejos de Dios, pues la escritura dice:

1 Juan 2.16–17 Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. 17Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.

Si queremos dejar de vivir de esa manera, si queremos dejar de vivir ese ascensor emocional, si queremos dejar de sufrir innecesariamente, tenemos que comenzar por creer que el problema, el verdadero problema está en esa gran cantidad de pensamientos equivocados que tenemos en la cabeza.

Y entonces, debemos como dice la escritura cambiar nuestra manera de pensar. Pero para poder hacerlo hay un requisito que antes debemos cumplir. La Escritura dice:

Romanos 12.1 Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional….

¿Por qué es necesaria esta entrega total? Porque cuando realmente deseamos servir a Dios, entonces quedará por fuera el querer servirnos de Dios.

Y esa entrega debe ser crítica, es decir comienza en un momento con una decisión, pero también debe ser progresiva… Porque frente a nuevas situaciones siempre va a aparecer la pregunta: ¿Queremos servirnos de Dios para lograr nuestros propósitos, o queremos servir a Dios?

Y si erróneamente queremos servirnos de Dios, deberíamos preguntarnos: ¿Habrá alguien que pueda servirse de Dios? No lo creo. Pero esta misma pregunta hecha de forma diferente es:

¿Para poder vivir feliz esperas que Dios te de ciertas cosas, o que cambie ciertas situaciones… O lo que quieres para poder vivir feliz, es que Dios cambie tu manera de pensar?

¿Cómo estás viviendo en la actualidad? ¿Estás esperando como respuesta que Dios cambie cierta situación, o estás convencido que si Dios cambia tu manera de pensar recuperarás la alegría?

Déjeme darle uno de sus ejemplos bien exagerados que acostumbro dar: Imagina que hay una persona a la que tú amas con locura por qué te parece que es una persona extraordinaria… Y un día esta persona te abandona, lo cual trae una profunda tristeza en tu corazón, porque te imaginabas un futuro maravilloso al lado de esta persona.

Entonces clamas a Dios para que esta persona regrese. Y Dios, en lugar de hacer que regrese, lo que hace es mostrarte la clase de persona que en realidad es.

Y Dios te muestra que es un asesino, que viola niños los descuartiza y se los come, que además cuando tú no lo veías acostumbraba a comer cosas podridas llenas de gusanos, y que el plan que tenía contigo era robarte absolutamente todo lo que tienes, robar a tus padres, esclavizarlos, para al final asesinarlos a todos para quedarse con sus propiedades, como ya había hecho con otras mujeres… La pregunta es: ¿Después de recibir toda esa información seguirías triste porque esta persona se fue?

Si tú creyeras que esa información es real, lo que harías es darle muchísimas, pero muchísimas gracias a Dios por haberte librado de semejante monstruo. Y no orarías jamás para que regresara, sino para que cada vez este más lejos.

No hay duda que el ejemplo es exagerado. Pero lo que no es exagerado, lo que es una absoluta verdad, es que cada cosa que Dios hace a nuestro alrededor, es sólo para bendecir nuestra vida…

Romanos 8.28–29 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. 29Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.

Por esta razón no importa lo que Dios nos dé, tampoco lo que Dios nos quite o no nos permita tener, porque sin ninguna duda, siempre el propósito de Dios será bendecirnos a través de esa situación…

Creo necesario hacer una importantísima aclaración: Somos bendecidos cuando Dios nos de o nos quite las cosas, y eso quiere decir que son cosas que obtenemos en obediencia, o que perdemos por obedecer a Dios.

Pero esta bendición no la podrán obtener aquellos que consiguen las cosas a través de la desobediencia, de la mentira, de infringir los mandamientos de Dios. Ni tampoco la podrán disfrutar aquellos que pierdan lo que Dios les ha dado por causa de su desobediencia.

Alguna vez un marido se portó mal y su mujer lo abandonó. Y cuando le dije que tenía que recuperarla, me dijo: “Tranquilo pastor usted me ha enseñado que todas las cosas ayudan a bien” Le dije: por supuesto que sí. Pero esta promesa no la puedes aplicar a tu pecado, lo que tienes que aplicar es la promesa que dice que: “El que siembra para su carne de su carne segará corrupción”

Ahora: No estoy diciendo, que como el propósito de Dios es cambiar nuestra manera de pensar para que seamos Santos, entonces Dios no pueda o no cambie situaciones.

Por supuesto que Dios también cambia situaciones, también responde ciertas oraciones; Dios sano a diez leprosos porque ellos se lo pidieron, pero eso no soluciono el problema de nueve de ellos, porque a pesar del milagro ellos no cambiaron su manera de pensar, mientras que uno de ellos si cambio su manera de pensar, y entendió que más importante que la salud que había recibido, era haber conocido a quien lo había sanado, a su Señor, y obtuvo la salvación.

Lo cierto es que cuando Dios responde lo que pedimos o cuando Dios no responde lo que pedimos, su respuesta cualquiera que sea, tiene como propósito que cada vez cambiemos más y más nuestra manera de pensar.

Porque la respuesta a nuestras peticiones materiales son una solución temporal, pero cuando cambiamos la manera de pensar la solución es permanente.

La respuesta a nuestras peticiones materiales es similar a la limosna que damos al pobre. Cambiar nuestra manera de pensar es similar a conseguirle un trabajo al pobre. Bueno es que le des un pescado al pobre, mucho mejor es que le enseñes a pescar.

Algunos que creen haber entendido la importancia de cambiar la manera de pensar, para así poder obedecer a Dios, terminan tratando de hacer cierto negocio con Dios, que muestra que no han entendido. Y entonces le dicen al Señor. Si tú me dieras tal cosa, me vuelvo espiritual, consigo discípulos y hasta soy capaz de diezmar…

Y si Dios llega a responder, ellos se olvidan. Pero como Dios conoce su corazón. Y como a Dios no se le puede chantajear, la mayoría de los que piensan de esa manera no reciben la respuesta que desean.

No estoy exagerando, he hablado con muchos que me dicen exactamente eso: “Si Dios me da este negocio, pastor, ayúdenme a orar que yo voy a dar los diezmos para la iglesia”… Y cuando escucho eso, pues es evidente que me está juzgando mal y piensa que con ese ofrecimiento me voy a clavar en oración por su petición…

Pero la verdad es, que como la gran mayoría de los que lo prometen ese tipo de cosas, no cumplirá, no se volverá mas espiritual, no conseguirá discípulos… Y hasta terminara saliéndose de la iglesia, porque su corazón está en otro lado, y no pueden obedecer a Dios aunque lo prometan, porque la carne no puede obedecer a Dios.

Por lo tanto, si quieres obtener la respuesta que necesitas, no la que tú crees que necesitas, sino la que realmente necesitas, entonces primero tienes que decidir servir a Dios.

Josué 24.15 Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová.

Decidir servir a Dios es en realidad decidir ser Santo. Y cuando no queremos ser santos cuando no queremos servir a Dios de corazón, estaremos sirviendo a los dioses del mundo… Y por esto no renunciar a esos dioses, como no renunciar al pecado, no nos dejará cambiar nuestra manera de pensar.

Es por eso que el alcóholico o el drogadicto, que ha perdido su familia, su trabajo, su salud… No se restauran jamás si no toman la decisión de abandonar lo que los está destruyendo. Y es por eso que aunque los obliguen, aunque los encierren, si no ha tomado esa decisión razonable, volverá a lo mismo.

Y algunos de los que me escuchan, que están engañados sirviendo a los propósitos del diablo… ¿Ya están cansados y quieren probar con Dios? Si de corazón quieren servir a Dios, el siguiente paso es:

Romanos 12.2 No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

Romanos 12.2 No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta.

Algunos pensarán que no están tan equivocados, que no hay pensamientos del diablo en su corazón. Pero para poder conocer la verdad de acuerdo a este texto que acabamos de leer, hay una prueba muy sencilla.

Una mente renovada, una mente sin la mezcla de pensamientos de Dios y pensamientos del diablo, va a poder entender cuál es la voluntad de Dios. Y al entenderla la va a ver buena, agradable y perfecta.

Lo contrario; cuando nuestra manera de pensar no ha sido renovada, es decir cuando tenemos todavía los pensamientos del diablo en la cabeza… La voluntad de Dios nos parecerá mala, desagradable, y una completa estupidez o sea nada de perfección.

Siendo esto así, podemos tomar algunos mandamientos de Dios, y ver cuál es nuestra percepción de ellos, y así poder averiguar qué tan torcida o que tan derecha esta nuestra manera de pensar.¿Listos?

Dios dice: Prohibidas las relaciones sexuales antes o fuera del matrimonio… ¿Cuando tú escuchas ese mandato tú piensas y sientes que es un mandato excelente… O te parece que la prohibición está como exagerada?

Además cuando piensas en cumplir con ese mandato te parece que es algo agradable y muy delicioso por eso tienes en tu cabeza llegar virgen al matrimonio… O no te parece delicioso, sino terrible tener que aguantarte las ganas hasta el matrimonio?

Además al pensar en este mandato, está seguro de que es un mandato que va traer mucha bendición a tu vida… O más bien te parece que si lo obedeces te va a perjudicar?… ¿Cómo te fue en la evaluación?

Igual debemos hacer, con mandatos como no mentir, ser de palabra, cumplir a tiempo los compromisos, ser generoso, ser justo, compartir el evangelio, tener discípulos, sujetarse a la autoridad, obedecer a Dios antes que a las autoridades, ser como hombre responsable de la familia, en lo físico, en lo emocional y en lo espiritual…

¿Todos esos mandatos te parecen buenos, agradables de cumplir, y de mucha bendición para tu vida? O algunos de ellos te parecen terribles, que jartera cumplirlos, además de qué piensas que te perjudican pues no te dejan ser feliz.

Siendo todos los mandatos de Dios lo más maravilloso para nuestra vida, cuando los vemos mal, cuando no nos gustan, cuando no vemos el beneficio de obedecerlos… No hay duda que estamos graves.

Y por supuesto esa es la razón por la cual no estás haciendo caso a Dios… Y ¿esperas vivir feliz desobedeciendo?

La escritura habla muchísimo acerca del dinero, hay muchas parábolas donde el tema es el dinero, y alguna vez escuchaba a un pastor que decía que eso es así, porque el dinero es supremamente importante para la vida del cristiano.

No estoy de acuerdo en lo absoluto, creo que la razón por la cual Dios habla mucho del dinero es porque es el otro señor, el otro amo de las personas, el que los controla, los esclaviza y los corrompe. Y por lo tanto, el amor al dinero como ya leímos, es la razón por la cual muchos no se acercan a Dios.

Siendo esto así: ¿Qué piensas tú acerca del diezmo y la ofrenda donde Dios pide que seas cumplido y generoso?

¿Lo ves como algo bueno para tu vida? Como algo agradable… Es decir que delicia cumplir con Dios?¿Como algo perfecto que ayuda a edificar tu vida hacia la santidad? O cuando piensas en ese mandato definitivamente no quieres obedecer, porqué piensas que los pastores no trabajan, o son son unos ladrones, o su servicio Dios no es importante, y por lo tanto si has de dar algo mejor lo das a los pobres o a alguna entidad benéfica pero no a la iglesia?

Insisto: Cada vez que entiendas un mandato de Dios; revisa si te parece bueno, si el cumplirlo es algo muy agradable, y si crees que los resultados de obedecerlo traerán perfección y santidad a tu vida…

Y si no es eso lo que piensas de los mandatos de Dios, entonces tienes la cabeza dañada con pensamientos del diablo, que no te dejan ver con buenos ojos a Dios, a sus mandatos, ni a las cosas que suceden a tu alrededor de las cuales Dios es responsable.

Porque así como los mandatos de Dios son el reflejo de su autoridad a la cual debemos sujetarnos y obedecer, todas las cosas que suceden a nuestro alrededor también son muestra de la autoridad de Dios, que está usando para tratar nuestra vida, haciéndonos conscientes de nuestros pecados, para que cambiemos la forma de pensar, y disfrutemos de esta salvación tan grande que nos ha regalado.

1 Tesalonicenses 5.16–19 Estad siempre gozosos. 17Orad sin cesar. 18Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. 19No apaguéis al Espíritu.

Y si no te parecen buenos los mandatos de Dios o lo que Dios organiza que pase a tu alrededor para bendecirte.. Es porque estás contristando y aún apagando al Espíritu de Dios.

Apagar el Espíritu de Dios es negarnos a cambiar nuestra manera de pensar, es negarnos a comprender porque nos pasan las cosas que nos pasan, y cuando esto hacemos, cuando apagamos al Espíritu de Dios volvemos a lo mismo, a la confusión, al engaño, a vivir en la mentira, a esperar lo que en realidad no nos hará felices…

Cuando la verdad es que tenemos el privilegio de conocer al Dios absoluto, perfecto, maravilloso, que además nos ama con amor eterno, y si no nos gusta lo que manda o lo que hace, no hay duda que los que tenemos que cambiar somos nosotros…. No apaguemos el Espíritu, no seamos tercos para insistir en nuestros pensamientos equivocados…

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