UNA VISIÓN CORRECTA – PARTE 3

UNA VISIÓN CORRECTA – PARTE 3

I. INTRODUCCIÓN

Hay algo que los estudiosos de las escrituras han llamado los tipos o los anti tipos. Al decir esto se refieren a personajes o a situaciones que en pequeño, representan a personas o situaciones mucho más importantes. Creo que el término bíblicos sería “sombras”, ya que la escritura dice que los rituales y las ceremonias, son sombras de la realidad que es Cristo.

Por ejemplo; el rey Saúl fue elegido, no precisamente por Dios sino por el pueblo, que consideró que era el mejor candidato para gobernarlos, después de rechazar el gobierno del profeta.

El problema es que su gran capacidad lo llevó a rebelarse contra Dios, y por esto fue desechado por Dios. Saúl es un tipo de Satanás quien nos cuenta la escritura que a causa de sus grandes cualidades, se lleno de orgullo y se rebeló contra Dios.

Otro ejemplo son los sacrificios de los corderos que tenían que hacerse para acercarse a Dios. Estos corderos son un tipo de Jesucristo, quien es el cordero de Dios, que al morir nos permite acercarnos a Dios.

Otro tipo de la vida cristiana es la esclavitud del pueblo de Israel en Egipto, su liberación, su camino por el desierto con destino a la tierra prometida, son una muestra de la esclavitud de los hombres en el mundo bajo el poder de Satanás, la liberación del pueblo de una forma milagrosa representa el milagro del nacimiento espiritual que nos otorga la salvación, y la tierra prometida para el pueblo de Israel, representa para nosotros el destino eterno que nos espera con Dios, para gobernar en el milenio y vivir eternamente en la Jerusalén celestial.

Y es por esta razón, que estudiar todas estas historias, cuando hay un genuino deseo de hacer la voluntad de Dios, son muchas las enseñanzas que podemos obtener para vivir la auténtica vida cristiana, haciendo a la perfecta voluntad de Dios.

Una enseñanza muy importante que podemos sacar de la travesía del pueblo en el desierto, con todas las cosas que les sucedieron, es la siguiente. El Señor les dijo:

Deuteronomio 8.1 Cuidaréis de poner por obra todo mandamiento que yo os ordeno hoy, para que viváis, y seáis multiplicados, y entréis y poseáis la tierra que Jehová prometió con juramento a vuestros padres.

Aunque no se nombra la fe, es indudable que la obediencia a los mandamientos de Dios; ese deseo genuino de obedecerle es el resultado de confiar en él. Por lo tanto, podemos decir que la fe era lo que les permitiría vivir, ser multiplicados, y entrar a poseer la tierra prometida.

Bajo el Nuevo Pacto el mensaje es todavía más claro pues dice:

Efesios 2.8–9 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9no por obras, para que nadie se gloríe.

Nuestra confianza en Dios, que es lo único que nos puede llevar a ser obedientes, hace que Dios nos dé el inmerecido regalo de la salvación. Aclarando que no es nuestro comportamiento el que nos lleva obtener la salvación, sino la confianza en el, pero ojo; esta confianza se evidencia por la obediencia.

A un señor que no tenía nada le preguntaron que si él tuviera dos fincas sería capaz de regalar una. Y el dijo que si. Y le preguntaron que si tuviera dos reses, que si sería capaz de regalar una, y dijo que si… Pero cuando le preguntaron que si tuviera dos gallinas sería capaz de regalar una… Dijo que no. La razón por la cual dijo que no, es que si tenía dos gallinas.

Una cosa es que nosotros digamos que creemos en Dios, que ya aceptamos a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador y que por lo tanto estamos dispuestos a obedecerle… Y otra muy diferente, es que al momento de la verdad lo hagamos.

El novio le dice a la novia que se encontró a una novia del pasado y que estuvieron hablando y ella quiere ir al paseo a la playa con ellos… Y le pregunta a su novia que si habría algún problema. Y ella, la novia, dice que no hay ningún problema que puede acompañarlos…. Pero cuando llega la ex novia, la novia ve que es una mujer despampanante, y le dan unos celos terribles…

Una cosa es lo que decimos que vamos a hacer, y a veces otra muy diferente es la realidad. Igual nos pasa con Dios.

Sabemos que la clave para disfrutar del espectacular amor de Dios, es la fe. Pero: ¿Como saber cuánta fe tenemos? Que es similar a preguntar: ¿Cómo sabemos qué vamos a obedecer, como se dice en los matrimonios, en las buenas y en las malas? No lo sabemos.

Y por eso el Señor después de decirle al pueblo en el desierto, que la clave está en la obediencia para entrar a la tierra prometida, también les dice:

Deuteronomio 8.2–3 Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos. 3Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre.

Eso exactamente estamos viviendo en este tiempo los hijos de Dios. Hay una epidemia, nos enfrentamos a diferentes y difíciles situaciones, y entonces podemos pensar en solucionar algunos de estos problemas de la misma manera que lo hace la gente del mundo…

…y por esta razón es muy posible que muchos cristianos desobedezcan a Dios, perdiendo de vista que el objetivo de esta pandemia, es que él quiere enseñarnos que nuestra vida en realidad depende de El.

Eso que vivió el pueblo de Israel, y que no le aprovechó por no tener fe, es lo que Dios quiere evitar que nos pase a nosotros, por esto bajo el Nuevo Pacto nos dice lo mismo de la siguiente manera:

1 Pedro 1.6–8 En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, 7para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, 8a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso;

Viene diciendo que hemos recibido una salvación tan grande que por eso estamos tan contentos, pero que ahora si es necesario tenemos que ser probados.

Déjeme insistir; no hay duda que en este tiempo estamos siendo probados a través de esta epidemia. Y es en estos momentos donde va ser más valiosa la fe y la obediencia. No sólo la obediencia a las cosas que hay que hacer. Como por ejemplo a pesar de la crisis económica ser fiel con Dios, con los hermanos, y generosos con los pobres….

Pero además de nuestra obediencia a los mandatos de Dios hay algo todavía más importante, y es una de las grandes diferencias con los mandatos del viejo pacto… Debemos ser obedientes también en lo que sentimos.

A eso se refería el Señor Jesús cuando dijo:

Mateo 5.21–22 Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio. 22Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego.

El objetivo no es simplemente no matar. El objetivo es no enojarse. El objetivo para nosotros en este tiempo no es solo cumplir con la voluntad de Dios en las cosas que tenemos que hacer… El objetivo es, (no menciono los textos bíblicos porque creo que todos los cristianos los conocen) pero lo que ellos se nos ordena es:

No afanarnos por nada, lo cual implica que no puede haber aburrimiento o quejas en nuestro corazón. Estar siempre gozosos, hablar con Dios todo el tiempo, y dar gracias en todo y por todo… (Para) No contristar ni mucho menos apagar al Espíritu de Dios en nuestra vida.

Porque si nos quedamos en casa encerrados, escuchando los mensajes de la iglesia, estudiando las escrituras, y aun orando… Pero andamos asustados por las noticias… La pregunta es: ¿Dónde está nuestra fe? Que es similar a decir: ¿Dónde está nuestro majestuoso y poderoso Dios que nos ama?

Aprendí hace muchos años que cuando sucede algo y me preocupa. Eso que sucedió es exactamente lo que necesito para descubrir mi falta de fe, y eso mismo, es lo que necesito para que mi fe crezca.

Por esta razón lo primero que hago en esas situaciones, es darle gracias a Dios por eso; luego le pido perdón por mi falta de fe: y luego comienzo a revisar cuáles son los mandatos y las promesas que no estoy creyendo, razón por la cual me preocupo.

Eso fue lo que comenzamos a hacer la semana pasada, estuvimos revisando algunas verdades supremamente importantes que necesitamos creer de todo corazón, para que la paz de Dios gobierne en nuestros corazones.

La más importante de todas de la cual hable, es que debemos tener la certeza de haber recibido la salvación, de ser auténticos hijos de Dios, de haber nacido de nuevo. Porque no hay nada tan importante como la eternidad…

Debemos poner mucho cuidado en esto no sea que ocurra que seamos cisaña para ser quemada, en lugar de ser trigo para ser guardado en el granero de Dios.

Después de estar seguros de haber recibido la salvación, y con ella el Espíritu Santo que habita nuestra vida, el siguiente paso es crecer en salvación.

La escritura nos aclara:

Romanos 1.17 Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.

Esto quiere decir que la salvación la recibimos por fe, pero el resto de la vida cristiana también se vive por fe, por eso concluye que el justo, es que hace lo justo delante de Dios es aquel que vive por fe.

En el estudio anterior vimos unas verdades muy importantes que debemos creer… Pero como estoy seguro, sin pretender ofender a nadie, que no creemos al 100% lo que estuvimos estudiando, voy a repasar estas verdades, y a profundizar mucho más en ellas, donde el objetivo no es sólo entender, si no rogarle a Dios que nos ayude a dejar nuestra incredulidad para poder creer en su palabra.

La primera verdad de la que hablé, también la podemos encontrar en una conversación entre Jesús y un hombre, que teniendo la oportunidad de acercarse a El, al mismísimo Dios, a pedirle algo realmente valioso o importante, como por ejemplo su salvación eterna. A este hombre solo se le ocurrió pedirle dinero. La escritura nos cuenta:

Lucas 12.13–14 Le dijo uno de la multitud: Maestro, di a mi hermano que parta conmigo la herencia. 14Mas él le dijo: Hombre, ¿quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor?

Aunque a algunos les pueda parecer muy extraño, lo primero que el Señor Jesús dice, es que ese no es su oficio, que el no vino a arreglar los problemas económicos de la gente. El a lo que vino es a salvarnos de la condenación eterna, para que podamos tener una maravillosa eternidad en su presencia. Asunto que este hombre ignoraba por completo.

Lo segundo que le dice, no sólo a él sino a todos los que allí estaban es:

Lucas 12.15 Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.

Y como la vida de los hombres, no depende de la abundancia de las cosas que posee, es por eso que no hay cabida para la avaricia.

Y todo el que sea avaro o codicioso, es porque no ha entendido de que se trata la vida que Dios le ha regalado. Pero cuando un hombre entiende esta verdad, automáticamente será liberado de toda codicia o avaricia… La escritura es muy clara al decir:

1 Timoteo 6.9–10 Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; 10porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.

Hace tiempo me parecía difícil creer esta verdad, pero es tan sencillo como esto: Si no hubiese avaricia en el mundo, entonces no había ningún pobre, ni ningún necesitado, porque la provisión de Dios alcanza para todo el mundo. La pobreza, la miseria, y toda la maldad que viene con ella es sólo el resultado de la avaricia y la codicia de otros. Además esa avaricia es la que está acabando con los recursos del planeta.

Por ejemplo; los que siempre han ganado mas dinero son los bancos… Ahora en Colombia producto de la crisis están cogiendo el fondo de las pensiones para ayudar a los bancos… Es increíble la codicia y la corrupción de los ricos que gobiernan para proteger las ganancias de los más ricos.

Pero no sólo la codicia hace sufrir a los hombres, sino que esta produce algo mucho más grave, y es que; no permite que la gente pueda tener una buena relación con Dios.

La codicia hace que se extravíen de la fe, porque la persona codiciosa es la que está convencida que su vida depende de la cantidad de los bienes que posea, y por eso quiere tener siempre más y más.

Toda esta maldad desaparecería al entender qué la vida no depende de la cantidad de posesiones que se tengan. Si una persona se convence que tener muchas cosas no lo harán feliz, dejaría de buscarlas.

Una segunda verdad muy importante que debemos añadir a esto, es la promesa que el Señor Jesús nos ha hecho que dice:

Lucas 12.30–31 Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo; pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas. 31Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas.

Eso quiere decir que si nosotros vivimos haciendo la voluntad de Dios, podemos tener la absoluta certeza de que Dios nos dará las cosas que necesitamos… Aún en momentos de crisis, aunque Dios tenga que hacer milagros, Dios cumplirá.

En el desierto hizo llover comida y saco agua de las rocas. ¿Será difícil para Dios darte tu sustento en este tiempo? Por supuesto que no.

Esto quiere decir; qué ningún auténtico creyente, que este haciendo la voluntad de Dios se debe preocupar por su sostenimiento en estos momentos de crisis, porque el Dios todo poderoso creador de los cielos y la tierra dijo, que nos va a dar lo que necesitemos.(Ojo: Lo que necesitemos, no lo que nosotros deseamos, sino lo que realmente necesitamos.)

Así es de que no debemos afanarnos por nuestro sustento, ni aún en esta época que estamos viviendo… Pero si debemos poner cuidado en obedecer, porque esa es la condición de la promesa. (A veces a pesar de la desobediencia Dios es generoso, pero no es bueno tentar al Señor)

La tercera verdad que vimos íntimamente relacionada con esta, y con todas las promesas de Dios, es su absoluta soberanía sobre las cosas que pasan a nuestro alrededor.

Veámoslo de esta forma: Sí Dios no fuera absolutamente soberano entonces no podría cumplir ninguna de sus promesas, por que: ¿Cómo cumplir sus promesas si no tiene el control? Esto es igual a decir que un cristiano que no cree en la absoluta soberanía de Dios, tampoco podrá creer que Dios cumplirá lo que le ha prometido.

Cuando hablo de este tema me gusta mucho mostrar el mensaje de Dios a través del profeta Isaías, donde menciona a los dioses a los que los hombres acostumbran acudir para pedir su favor, y los compara con el Dios todopoderoso. Diciéndoles:

Isaías 40.21–25 ¿No sabéis? ¿No habéis oído? ¿Nunca os lo han dicho desde el principio? ¿No habéis sido enseñados desde que la tierra se fundó? 22El está sentado sobre el círculo de la tierra, cuyos moradores son como langostas; él extiende los cielos como una cortina, los despliega como una tienda para morar. 23El convierte en nada a los poderosos, y a los que gobiernan la tierra hace como cosa vana. 24Como si nunca hubieran sido plantados, como si nunca hubieran sido sembrados, como si nunca su tronco hubiera tenido raíz en la tierra; tan pronto como sopla en ellos se secan, y el torbellino los lleva como hojarasca. 25¿A qué, pues, me haréis semejante o me compararéis? dice el Santo.

Si tan sólo creyéramos una pequeña parte del inmenso poder de Dios, estaríamos tranquilos.

El rey David entendiendo la soberanía de Dios, cuando el pueblo fue muy generoso dando ofrendas para la construcción del templo declaró:

1º Crónicas 29.11–14 Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos. 12Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano está la fuerza y el poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos. 13Ahora pues, Dios nuestro, nosotros alabamos y loamos tu glorioso nombre. 14Porque ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que pudiésemos ofrecer voluntariamente cosas semejantes? Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos.

“Pues todo es tuyo y de lo recibido de tu mano te damos”

Por supuesto esta soberanía no sólo se refiere a las cosas que están a nuestro alrededor, pues también incluye las cosas que pasan en nuestro cuerpo, es decir; nuestra salud. Y tiene control aún desde que estamos en el vientre… Por esto también David declaraba:

Salmo 139.16–17 Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas. 17¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos!¡Cuán grande es la suma de ellos!

Son muchos los testimonios donde los médicos dicen que no hay nada más que hacer que el paciente inevitablemente morirá, y no muere. O en los que dicen que está muy bien, que se va recuperar, y no se recupera. ¿Por qué? Muy sencillo: Porque Dios tiene el control.

Es más, Dios tiene el control de cosas que aún los cristianos no quieren aceptar que él controla.

Por ejemplo cuando nace alguna persona con alguna deficiencia física, y los cristianos preguntan porque este niño nació con esta, “desventaja”, según ellos. La respuesta que muchos pastores dan es: Que Dios no es responsable por esta situación, sino que es consecuencia del pecado de los hombres.

Pero contrario a lo que ellos dicen, Dios se hace responsable aún de ese tipo de situaciones. Y por eso cuando Moises se quejaba de su falta de habilidad para hablar, pensando que era una disculpa válida para no hacerle caso, el Señor le dice en forma de pregunta, que él ha hecho esas cosas.

Éxodo 4.10–11 Entonces dijo Moisés a Jehová: ¡Ay, Señor! nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua. 11Y Jehová le respondió: ¿Quién dio la boca al hombre? ¿o quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová?

Notemos que Dios no tiene problema en responsabilizarse de la condición de aquellas personas… ¿Por qué? Porque la vida del hombre no depende de la abundancia de los bienes que posea!

He conocido ciegos y mancos viviendo mucho más felices que otros que están completos. También se de cuadrapléjicos, o como es el caso de aquel que no tiene brazos ni piernas y que vive feliz gracias a que tiene una buena visión de lo que es el cristianismo.

El problema es; que esto no les entra en la cabeza a aquellos que no conocen o no creen, lo que Dios dice: Qué la vida del hombre no depende de los bienes que posea. Ellos al no creer esta verdad piensan que Dios ha hecho algo malo con estas personas, y les parece injusto.

Ellos dicen que una persona muda, o sorda, o ciega, o paralítica, no puede hacer las cosas que los demás hombres hacen… Y en eso tienen razón. Pero en lo que no tienen razón, es que cualquier persona independiente de las circunstancias, independiente de la condición de su cuerpo, y aun independiente del lugar donde viva, puede hacer siempre la perfecta voluntad de Dios, y esa es la verdadera vida porque para eso es que fuimos creados.

Así es de que, si creemos en su soberanía debemos descansar en que Dios tiene el control y no los hombres, ni los animales, ni los virus, es Dios quién tiene el control!

La cuarta verdad súper importante que vimos es: Que Dios usa su soberanía para amarnos…

Y es por eso que todas las circunstancias a nuestro alrededor siempre, absolutamente siempre PUEDEN traer bendición a nuestra vida.

Y allí es donde está el problema de muchos cristianos, que se saben de memoria esta promesa, pero a la hora de la verdad una gran mayoría no la creen. La promesa dice:

Romanos 8.28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.

Ojo. El apóstol no está diciendo que hay que creer que eso sucederá para que suceda, el apóstol lo que está diciendo es: “Sabemos… que sucede así”. Es decir:

Sabemos que Dios siempre ordena todas las cosas, y por eso siempre nos sucede lo que nosotros necesitamos para ser bendecidos. Ese es el propósito de su soberanía para con nosotros, eso no tiene condición, nadie puede huir de lo que Dios hace para bendecirlo.

Déjeme insistir por si no han entendido bien: No importa cómo usted se porte, no importa cuántos pecados cometa, de todos modos siempre, óigalo bien, siempre recibirá de Dios, lo que usted necesita para ser bendecido.

Eso quiere decir que Dios en su absoluta soberanía: Si necesita animarte te dará cosas para animarte, si necesita reprenderte te dará cosas para reprenderte, si necesita consolarte te dará cosas para consolarte, si necesita probarte, si necesita humillarte, si necesitas dirección; cualquier cosa que tú necesites para crecer espiritualmente, el te la dará sin falta.

Pero ojo, aunque Dios siempre hace lo que necesitamos para ser bendecidos, no siempre disfrutamos de la bendición que viene a través de la situación, porque para disfrutar de ella necesitamos confiar en El…

Por eso dije que “pueden” traer bendición, pero no porque Dios no pueda organizar una situación que no nos bendiga, sino porque el asimilar y disfrutar esa bendición depende de nuestra confianza y obediencia a él.

Y allí es donde precisamente está al problema, porque aunque es de las promesas más espectaculares y más conocidas, es la menos creída.

O acaso es verdad qué cada cosa que nos sucede nos llena de alegría. No verdad. Todavía hay muchas cosas que suceden que nos hacen perder la paz y el gozo, y peor, aún cuando tratamos de recuperar la paz y el gozo oramos al revés, pidiendo lo que no debemos pedir…

Y entonces sí tenemos miedo a la enfermedad pedimos no enfermarnos, si tenemos miedo a la pobreza pedimos dinero, si tenemos miedo a la soledad pedimos marido… Y así nos la podemos pasar mucho tiempo, en lugar de pedirle a Dios que quite esa incredulidad tan grande, respecto de lo que él nos ha prometido, y nos permita confiar para no sentir ningún temor.

Otra de las evidencias de que no creemos en esta promesa, es que todavía los cristianos usamos frases como: ”Te tengo una mala noticia, o me dieron una mala noticia” Pero si creyéramos en la veracidad de la promesa, jamás veríamos malas noticias, solo veríamos buenas oportunidades de aprender a confiar cada vez más en Dios.

Y perdonen si estoy repitiendo mucho esto, pero la razón más común por la cual perdemos la buena visión, es nuevamente por causa de la codicia, producto de no entender que la vida no depende de los bienes que poseamos.

Esta codicia hace que se nos olvide el verdadero propósito de la vida. La promesa dice que todas las cosas ayudan, pero para que se cumpla el propósito que Dios tiene para con nosotros sus hijos. Y para que no haya duda acerca del propósito, dice:

Romanos 8.29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.

Y es eso lo que cada rato perdemos de vista, que cada situación está programada para que seamos cada vez más como Jesús… Pero en lugar de creer en lo dicho por Dios, comenzamos a pensar en cuanto vamos a perder o cuánto vamos a ganar… Perdiendo por completo de vista, que lo importante es quienes somos, no que poseemos. (Aunque la mona se vista de seda mona se queda.)

No es posible vivir una vida sobrenatural pensando igual que el mundo piensa. Porque en el mundo si están convencidos que las personas son tan valiosas como los bienes que posean… Por esto el orgullo y la prepotencia tonta de muchos, y por eso también muchos se suicidan al perderlo todo.

Pero la verdad es que Jesús no tenía ni dónde recostar su cabeza… Y era el hijo de Dios. Mientras que hoy hay muchísimos en el mundo que tienen muchísimo, y escasamente llegar a ser solo hijos del diablo.

Pero Pablo con la visión correcta, en medio de situaciones humanamente muy difíciles se gozaba porque:

2 Corintios 4.17–18 Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; 18no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.

Sólo siendo conscientes de la importancia de la salvación de nuestra alma, y teniendo certeza de que Dios en su soberanía hará lo perfecto, sólo así podemos recibir estas situaciones no sólo con tranquilidad, sino aún con gozo y mucho gozo…

La quinta verdad es una responsabilidad nuestra, que debemos cumplir con la ayuda del Espíritu Santo, y es que frente a la soberanía Dios, debemos entender qué es lo que El quiere enseñarnos, o que quiere que hagamos en medio de esa situación.

Este paso es crucial, porque si la promesa dice: Qué todas las cosas ayudan a bien a los que aman al Señor. No hay duda que a quien no ama al Señor, estas cosas no sólo no le ayudan a bien, sino que le hacen mucho mal.

Por ejemplo: ¿Creen ustedes que los que están aprovechando esta crisis para acaparar y vender a precios exorbitantes, sean gente que ama al Señor? Por supuesto que no. Pero ellos por causa de su mala visión creen que están consiguiendo cosas buenas para su vida, cuando en realidad dice la escritura:

Santiago 5.1–3 ¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán. 2Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla. 3Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días postreros.

Donde el problema no es ser ricos, sino la forma como obtienen el dinero y la forma como lo usan. Y por eso están, como dice Pablo en Romanos, atesorando ira para el día de la ira. ¿Por qué? Porque en medio de la situación en que viven, no tienen ni idea, ni les interesa saber cuál es la voluntad de Dios?

Sólo obtenemos la bendición cuando frente a las diferentes circunstancias hacemos la voluntad de Dios.

Y para hacer la voluntad de Dios no sólo debemos conocer lo que Dios nos dice en su palabra, también es necesario que aprendamos a evaluar correctamente la situación, para entender lo que Dios nos quiere comunicar.

Hace muchos muchos años en una iglesia, había un cristiano que llegó a la conclusión de que él no tenía mucho tiempo para las cosas de Dios, porque había otras muchas cosas que quería hacer en su vida y estas requerían de mucho tiempo… Por esta razón tomo distancia de la iglesia para dedicarse a sus asuntos, pero al poco tiempo le sobrevino una situación muy delicada, de extorsión, posible secuestro, y producto del temor se encerró en su casa con su familia, ni asomaban la nariz a las ventanas, por supuesto no volvió al trabajo y duro en esta situación creo que casi un mes…
Enterándome de la situación pensaba: Según él no tenía tiempo para colaborar con las cosas de Dios que se hacían en la iglesia, porque tenía que estar dedicado a sus asuntos… Y viene esta situación y le obliga a abandonar absolutamente todos sus asuntos.
Para mí era una clara lección de que no era que no tuviera tiempo, sino que no veía las cosas de Dios como una prioridad en su vida, en otras palabras, estaba huyendo a la responsabilidad que Dios colocaba sobre el… Pero llega esta situación y le muestra que cuando toca, cuando hay la motivación correcta si se puede dejar absolutamente todo. (Es similar a lo que muchos están viviendo actualmente)
Al final de forma milagrosa se soluciona el asunto, se descubre que eran sus propios empleados haciendo la maldad, y todo se normaliza. Entonces le pregunto a esta persona: ¿Cuál fue la lección que Dios te quiso dar? Y la respuesta fue: Poner más cuidado para que no me engañen. Pasado un poco de tiempo encontró una disculpa y se fue con toda su familia de la iglesia…

La pregunta es: ¿Creen que estaba evaluando correctamente las lecciones que Dios le quería dar a través de las cosas que le sucedían?

La pregunta para nosotros es: ¿Estamos evaluando correctamente nuestras vidas, aprovechando esta situación del coronavirus? Porque si no evaluamos bien, tampoco haremos la voluntad de Dios, y nos perderemos la bendición.

La sexta verdad es, que para poder evaluar bien, tenemos que hacerlo de acuerdo a los parámetros que Dios nos da en su palabra, y respecto de esto quiero aclarar, que cuando busquemos interpretar la soberanía de Dios, lo hagamos de acuerdo a la palabra que nos corresponde, es decir de acuerdo al Nuevo Pacto.

Por ejemplo: Cuando miramos la situación que narra el libro de Hageo, Dios les dice que ellos viven en completa escases porque Dios sopla sobre ellos. Y sopla sobre ellos porque no están sacando tiempo ni recursos para hacer su obra.

Sin embargo resulta absurdo que Dios tenga la necesidad de anunciarles la razón de su pobreza, porque cuando revisamos las promesas del viejo pacto el asunto era muy, pero muy sencillo de entender.

¿Por qué? Porque bajo la ley del viejo pacto dice que si obedecían a Dios, el resultado sería bendición material:

Deuteronomio 28.2–6 Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios. 3Bendito serás tú en la ciudad, y bendito tú en el campo. 4Bendito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, el fruto de tus bestias, la cría de tus vacas y los rebaños de tus ovejas. 5Benditas serán tu canasta y tu artesa de amasar. 6Bendito serás en tu entrar, y bendito en tu salir.

El pasaje continúa hablando de las bendiciones materiales que Dios les daría si hacían caso, y además prometía defenderlos de todos sus enemigos, de enfermedades, de plagas, etc. De tal manera que llegarían a ser la nación más próspera e importante sobre la tierra.

Pero si no hacían caso a la voz de Dios, los resultados serían completamente diferentes y opuestos a la prosperidad, pues dice:

Deuteronomio 28.15–18 Pero acontecerá, si no oyeres la voz de Jehová tu Dios, para procurar cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te intimo hoy, que vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te alcanzarán. 16Maldito serás tú en la ciudad, y maldito en el campo. 17Maldita tu canasta, y tu artesa de amasar. 18Maldito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, la cría de tus vacas, y los rebaños de tus ovejas.

El pasaje también continúa hablando de una serie de maldiciones materiales, terribles y espantosas que vendrían como consecuencia de no hacer caso a Dios. (Estas maldiciones las ha recibido el pueblo de Israel por su incredulidad)

Siendo esto así de simple; Si me porto bien me va bien materialmente; y si me porto mal me va mal materialmente.

Por eso creo que cuando el pueblo estaba en una crisis económica tan difícil, les debería ser muy fácil deducir que se estaban portando mal con Dios. Y si no lo entendían, creo que la única explicación es que no confiaban en lo que Dios había dicho, no confiaban en la palabra de Dios y sus promesas para ese tiempo.

La pregunta es: ¿Podemos nosotros interpretar las situaciones a nuestro alrededor, de la misma manera lo que lo hacía el pueblo de Israel en ese tiempo bajo la ley de Moisés? La respuesta es no.

Estamos bajo otro pacto, el Nuevo Pacto, y las reglas han cambiado, y han cambiado tanto que si pensamos que por hacer la voluntad de Dios nos vamos a hacer ricos, o nunca nos vamos a enfermar, o nunca tendremos enemigos amenazándonos, entonces vamos a quedar muy confundidos por los resultados. Cuando el Señor Jesús dijo:

Mateo 5.17–18 No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. 18Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido.

Se refería en parte a que tenía que cumplir la ley y toda las profecías al pie de la letra para poder calificar como nuestro salvador… Y también se refería a todas aquellas profecías que hay acerca del final de los tiempos, las cuales se cumplirán al pie de la letra sin faltar ni una jota ni una tilde de ellas.

Ahora; si nuestro Señor Jesús vivió de manera perfecta sin cometer ningún pecado: ¿Bajo los parámetros de la ley de Moises que debería recibir por haber vivido sin pecado? Pues debería ser prosperado materialmente y protegido por Dios de tal manera que llegara producto de su riqueza y poderío a gobernar el mundo.

¿Pero qué fue lo que realmente recibió? Una cruz. ¿Le falló Dios? No. El ofrecimiento para Jesús no era que producto de la bendición llegara a gobernar la tierra en ese tiempo, pues el ofrecimiento era muchísimo mayor.

La misma situación vivieron los discípulos de Jesús que fueron obedientes a la voluntad de Dios, de tal manera que:

Mateo 19:27 Entonces respondiendo Pedro, le dijo: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos?

Si dejaron todo por obedecer al Señor: Qué han debido recibir ellos: ¿Riqueza, gloria y honra aquí en la tierra en este tiempo? ¿Pero fue eso lo que recibieron? No. Las reglas cambiaron, y por eso recibieron persecución y muerte en ese tiempo…. Pero junto con la promesa:

Mateo 19:28 Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.

Estos dos ejemplos son muy claros para mostrar que los parámetros para evaluar las situaciones, y lo que Dios quiere que hagamos, no debe ser bajo las promesas del viejo pacto, sino sobre las promesas del Nuevo Pacto.

Tengan mucho cuidado con esto; es un engaño pensar que porque le está yendo bien económicamente es que está bien con Dios; o porque tiene buena salud esta bien con Dios, y qué los que se enferman o les va mal es por su pecado.

Por pensar así, por desechar el Nuevo Pacto y la evaluación que debemos hacer teniéndolo en cuenta, es que se ha levantado en este tiempo una iglesia que a boca llena dice:

Apocalipsis 3:17 Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad;

Pero la descripción que Dios hace de este montón de “cristianos prósperos, ungidos, poderosos y victoriosos” que podemos llamarlos cristianos profesantes, (diferente de verdaderos) es la siguiente:

Apocalipsis 3:17 al 18 y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. 18Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas…

Ellos dicen estar bien con Dios porque evalúan sus vidas de acuerdo a los resultados materiales, pero Dios dice que son unos pobres, miserables, ciegos y desnudos, porque Dios los evalúa de acuerdo a su palabra.

El oro refinado tiene relación con el conocimiento de Dios y estos no tienen nada. Las vestiduras blancas con el perdón y la limpieza y éstos tampoco tienen nada de esto, y ser ciegos tiene que ver con una completa ignorancia de las cosas que realmente son valiosas, y todo esto les ocurre por no evaluar sus vidas de acuerdo a la palabra de Dios que nos corresponde.

Contrario a esta clase de cristianos el apóstol Pablo nos da un parámetro muy claro y fácil de aplicar. El dice:

2 Corintios 4:18 no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.

Las cosas que no se ven que son verdaderamente valiosas comienzan con la fe, el conocimiento de Dios, el conocimiento de la maldad y la incapacidad del hombre, el conocimiento de lo que vamos a recibir, pero sobre todo la manifestación del amor de Dios y el fruto del Espíritu Santo en nuestras vidas.

Lo importante es que estas cosas vayan creciendo en nuestra vida, y crecerán en la medida en que confiemos en sus promesas, en lo bueno de sus mandatos y seamos obedientes, independiente de si por obedecer a Dios, nos va bien o mal de acuerdo a los parámetros del mundo.

Es decir; la evaluación verdaderamente sabia y sencilla que debemos hacer de nuestra vida es:

¿Esta situación provista por Dios y la dirección que yo he tomado, me ayuda a ser más como Jesucristo?

Es decir; si recordamos lo que dije al comienzo, producto esta situación que estamos viviendo, producto de esta pandemia y esta situación económica que se está tornando difícil… Estamos aprendiendo a:

No quejarnos por nada, no afanarnos por nada, estar siempre gozosos, hablamos con Dios todo el tiempo y le escuchamos, y por esto damos gracias en todo… Porque si no estamos mejorando en estas cosas, entonces vamos de para atrás.

Para continuar hay algunas cosas muy importantes que aclarar la primera de ellas es:

¿QUÉ ES SOBERANÍA DE DIOS Y QUE NO LO ES?

La aclaración que voy a hacer, es algo muy pero muy superficial, pues entender todo este asunto es algo supremamente complicado… Tan complicado que creo que ni el apóstol Pablo logro entender.

La escritura de principio a fin manifiesta la absoluta soberanía de Dios; pero también la escritura de principio a fin manifiesta la libertad y la responsabilidad que el hombre tiene por sus decisiones.

Lo que es muy difícil entender de esto es: ¿Como al mismo tiempo funciona la soberanía de Dios, es decir su absoluto control sobre todas las cosas, y al mismo tiempo la libertad del hombre?

Es decir si Dios por ejemplo necesita que tú seas humillado por tu orgullo, y usa a otra persona para humillarte: ¿Como hace Dios para hacer que otra persona te humille, sin obligar a esta persona a que te humille. Es decir respetando la libertad que ella tiene para tomar decisiones?

Cuando llego a estos dilemas me acuerdo que Señor le dijo al pueblo que las cosas secretas pertenecen a El, pero las reveladas que podemos entender son para nosotros para que hagamos caso.

No tengo ni idea como Dios al mismo tiempo es soberano sobre los hombres, sin dejar de respetar la libertad que nos ha dado. Pero lo que sí es supremamente claro y tenemos que aceptarlo porque Dios así lo declara en su palabra, es que el es soberano, y el hombre es libre para decidir lo que piensa y lo que hace.

Aceptar esta verdad quiere decir que no podemos irnos a ninguno de los dos siguientes extremos:

Es un error pensar que Dios es tan soberano que elimina la responsabilidad que el hombre tiene por sus decisiones.

Pero también es un error pensar que el hombre es tan libre de hacer lo que quiera, que elimina la responsabilidad que Dios tiene, de lo que sucede alrededor de cada hombre.

La séptima verdad que debemos entender, es que el cristiano debe ver esto con equilibrio. El cristiano debe aceptar la absoluta soberanía de Dios, pero no puede incluirse por completo dentro de esta soberanía. ¿Por qué digo por completo? El siguiente texto nos permite entender:

Lucas 12:25 al 26 ¿Y quién de vosotros podrá con afanarse añadir a su estatura un codo?26Pues si no podéis ni aun lo que es menos, ¿por qué os afanáis por lo demás?

De aquí podemos deducir que cuando decimos que Dios es soberano, nos referimos al absoluto control que Dios tiene alrededor de nosotros, y al control que Dios tiene de nuestro cuerpo.

Pero la soberanía de Dios no incluye nuestros pensamientos. En este caso, el afán de la persona por su cuerpo, es algo que no está bajo el control de Dios, sino de la persona misma.

Y esto confirma lo que he venido diciendo, que Dios es responsable de lo que él hace a nuestro alrededor, pero nosotros debemos responder por lo que pensamos y hacemos.

Hago esta aclaración, porque algunos toman decisiones equivocadas, y cuando son exhortados, o cuando entienden que hicieron algo malo, dicen: “Si Dios lo permitió amén” Queriendo dar a entender que eso quedó bajo la soberanía de Dios, y que por lo tanto tienen la aprobación de Dios como si él lo hubiera ordenado, pero esto no es cierto.

Lo que hay que aplicar a nuestras decisiones no es la soberanía de Dios, si no la responsabilidad del hombre frente a sus decisiones, y estas decisiones, por supuesto que son el resultado de lo que decidimos creer, de todo lo que pensamos.

Aclaro: Uno no puede evitar que un pájaro vuele sobre su cabeza… Pero sí que construya un nido sobre ella.

A veces vemos ciertas cosas, oímos ciertas noticias, escuchamos ciertos comentarios o consejos, y no podemos evitar los pensamientos que nos vienen con esas comunicaciones. Esos son los pájaros que vuelan sobre nuestra cabeza, sobre los cuales no tenemos responsabilidad.

Pero nosotros si somos responsables, de seleccionar de todos esos pensamientos que vienen, cuáles son los correctos que debemos creer y cuáles siendo incorrectos debemos desechar.

Eso en otras palabras se llama guerra espiritual contra Satanás. Algunos piensan que la guerra espiritual es reprender al diablo para que no toque mi salud, para que no me del coronavirus, para que me llegue mucha plata y el diablo no me la quite, no no no no.

Dios es soberano, nos dará las cosas que necesitamos, debemos ocuparnos en creerle y obedecerle, y asunto concluido.

La verdadera guerra espiritual comienza con la correcta selección de los pensamientos preciosos de los viles, de tal manera que podamos desechar los viles, y quedarnos con los preciosos y creelos.

De esa buena guerra espiritual va a depender que: No nos quejemos por nada, no afanarnos por nada, estar siempre gozosos, hablar con Dios todo el tiempo, escucharle, y terminar dándole gracias por todo de todo corazón.

No hacer eso de la manera correcta, aunque estemos haciendo la voluntad de Dios, nos hará vivir en derrota…

Un claro ejemplo de esa derrota lo podemos ver en el profeta Jeremías, que aunque le hacía caso a Dios, y aún por hacerle caso recibía castigos de los hombres por causa de su obediencia, de todos modos él se sentía supremamente mal, al punto que llegó a acusar a Dios, de que no estaba respondiendo como debiera.

La respuesta del Señor fue::

Jeremías 15.19 Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos.

Hemos visto ocho verdades muy importantes. Es nuestra obligación repasarlas, estudiarlas, memorizarlas evaluar nuestra vida a la luz de estas verdades, y hacer guerra espiritual contra Satanás, tomando la decisión de creer en lo que Dios nos ha dicho.

Y entonces la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento guardará nuestros corazones en Cristo Jesús.

Hay otra cosa muy importante respecto de la soberanía de Dios, que tiene que ver con que hay dos clases de soberanía, o dos razones por las cuales Dios hace lo que hace, y también hay una forma como podemos cambiar lo que Dios ha determinado, lo cual es muy, muy importante… Pero lo veremos la próxima semana…

Por favor, insisto; repasen todo lo que hemos visto, evalúen, desechen las mentiras del diablo, y disfruten del amor de Dios aún en ésta época.

 

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