COMO ACERCARNOS A DIOS – PARTE 3

COMO ACERCARNOS A DIOS – PARTE 3

I. INTRODUCCIÓN

Estamos estudiando acerca de cómo debemos acercarnos a Dios. Lo primero que vimos es que es necesario reconocer nuestra total ignorancia, entendiendo que ese conocimiento que ya teníamos acerca de Dios, son precisamente la ignorancia que debemos desechar, para poder comenzar de cero nuestro verdadero conocimiento de Dios.

El apóstol Pablo, quien antes de encontrarse con Jesús conocía las escrituras, entendió que no la había podido interpretar de manera adecuada, y por eso en lugar de estar sirviendo a Dios, perseguía a los cristianos para matarlos… La razón de semejante equivocación, es que el conocimiento que el mundo nos da de la escritura, es equivocado y muy diferente del conocimiento que el Espíritu Santo nos da de ella.

Por eso, por más que creamos saber algo y ser sabios, debemos desechar todo ese conocimiento para comenzar de cero, siendo enseñados por el Espíritu Santo. Eso mismo ordeno el apóstol a la iglesia de Corinto:

1 Corintios 3.18 Nadie se engañe a sí mismo; si alguno entre vosotros se cree sabio en este siglo, hágase ignorante, para que llegue a ser sabio.

La razón de pedirles esto, es como ya mencioné….

1 Corintios 3.19–20 Porque la sabiduría de este mundo es insensatez para con Dios; pues escrito está: El prende a los sabios en la astucia de ellos. 20Y otra vez: El Señor conoce los pensamientos de los sabios, que son vanos.

Porque la forma como los hombres han interpretado a Dios, es decir las religiones de los hombres son insensatez a los ojos de Dios.

OBEDIENCIA

Lo segundo que vimos, es que al comenzar nuestra vida cristiana, debemos comenzar obedeciendo, aún lo poquito que vayamos entendiendo acerca de lo que Dios nos pide hacer.

La razones son varias; en primer lugar la obediencia a las instrucciones de Dios son el resultado y la evidencia de una fe auténtica. Lo cual quiere decir que cuando no hay obediencia, no hay disculpa o argumento que valga, es porque no hay fe. Y sin fe dice la escritura:

Hebreos 11.6 Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.

Cuando no obedecemos lo poquito que entendemos que Dios nos manda hacer, o a dejar de hacer, es porque opuesto a lo que dice este pasaje, no confiamos que hacer la voluntad de Dios traiga beneficio o recompensa para nosotros… Y esta falta de fe hace imposible que podamos agradar a Dios, porque la fe es indispensable para poder obedecerle.

Si hay cosas que entendemos que Dios nos ha pedido hacer o dejar de hacer, y no estamos obedeciendo, eso está siendo un gran obstáculo en nuestra relación con Dios.

Además, como hemos visto en estos estudios, eso es falta de integridad, la cual también es indispensable para poder tener una buena relación con Dios.

El otro problema de quien no obedece lo poquito que conoce, es que no podrá conocer más.

Eso es apenas lógico, para que dar más conocimiento a alguien que lo poco que conoce no lo está obedeciendo. Es mas si una persona no obedece lo que Dios le está diciendo, le conviene que Dios no le pida más cosas, porque sólo haría su pecado más grande.

Es por esta razón que el Señor Jesús nos advertía y nos hacía responsables de lo que oíamos…

Marcos 4.23–25 Si alguno tiene oídos para oír, oiga. 24Les dijo también: Mirad lo que oís; porque con la medida con que medís, os será medido, y aun se os añadirá a vosotros los que oís. 25Porque al que tiene, se le dará; y al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.

Les decía que la expresión: ”Si alguno tiene oídos para oír oiga”. En realidad quiere decir es que si alguno tiene confianza en Dios, oirá con fe el mensaje de Dios y cuando hay fe inevitablemente habrá obediencia.

Pero si oímos el mensaje de Dios y no lo recibimos con fe, entonces seremos responsables de las consecuencias, y una de ellas que nos confirma el pasaje, es que si oímos y no obedecemos no se nos dará más conocimiento, y aún lo poquito que hemos recibido nos será quitado.

Hace un par de semanas le explicaba que una cosa es conocer las escrituras y lo que ellas dicen, y otra supremamente importante y diferente es recibir el conocimiento de Dios. El conocimiento de Dios, no el de la escritura, es el que nos hace obedecer.

A ese conocimiento de Dios es al que me refiero que no podrá obtener aquel que no obedece a Dios. Y en su necedad esta persona podrá seguir recibiendo conocimiento de la escritura, pensando que eso es todo lo que necesita, pero su falta de conocimiento de Dios le llevará a vivir de manera continua desobedeciéndole.

Pero: ¿Una persona que está escuchando y no esta obedeciendo, se da cuenta que le está siendo quitado lo que había recibido? La respuesta es no.

Los mismos argumentos que le llevan a desobedecer a Dios, son los mismos que le dan tranquilidad a pesar de su desobediencia, y que aún lo convencen que sabe mucho de Dios… Pero la escritura es muy clara: Donde no hay obediencia no hay fe; donde no hay fe es imposible agradar a Dios… Por lo tanto terminará agradándose asimismo, pero no al Dios todo poderoso.

CONFIANZA POR ENCIMA DE LA RAZÓN

Un tercer asunto que vimos que tiene íntima relación con el anterior, es que si queremos obedecer a Dios, debe ser suficiente con que entendamos lo que él nos pide hacer, aunque no entendamos la razones por las cuales debemos hacerlo.

Si Dios dice que no debo mentir. No importa que no entendamos porque, tampoco importa todas las razones que tengamos para justificar una mentira. No debemos mentir.

Si Dios dice no fornicar. No importa que no entendamos porque, tampoco importan todas las razones que tengamos para justificar fornicar. No debemos fornicar.

Si Dios dice que no debemos dejar de congregarnos. No importa que no entendamos porque, tampoco importan todas la razones que tengamos para dejar de congregarnos. Debemos congregarnos.

Hay muchos que cometen el grave error, de que como no entienden las buenas razones por las cuales Dios ordena algo, entonces no hacen caso… Es decir; a pesar de haber pasado mucho tiempo se están portando como bebés espirituales… Y si siguen así irán de para atrás.

Lo grave es que este mismo mal comportamiento lo aplican a las situaciones en que Dios los coloca. En lugar de entender que el como soberano esta organizando las cosas de tal manera, para bendecir nuestra vida a través de la obediencia en medio de esas situaciones, al no entender la razón por la cual Dios los colocó en esa situación entonces tampoco obedecen y se pierden toda la bendición.

No importa que no entendamos porque Dios nos tiene metidos en ciertas situaciones aún muy largas… Si hay obediencia porque confiamos en Dios, habrá sanidad. Y cuando haya sanidad la situación cambiará, y sino cambia al haber aprendido la lección habrá gozo a pesar de la situación.

La corrección a este mal comportamiento es muy clara e importante y es: A Dios se le sigue con la fe no con la razón.

Pero cómo vimos, no porque Dios sea un Dios falto de lógica o sensatez, sino por nuestra gran ignorancia. La escritura dice acerca del comportamiento de Dios:

Proverbios 8.8–9 Todas mis palabras son justas; no hay en ellas la menor falsedad. 9 Para el inteligente y entendido,
mis palabras son claras e irreprochables.

Cuando no entendemos no un mandato de Dios, sino la razón por la cual da ese mandato, por ejemplo: Porque sujetarse a la autoridad, porque ser fiel con los diezmos, por qué no amar el mundo, porque debo estudiar su palabra, etc. Cuando no entendemos las buenas razones de los mandatos de Dios, es porque nos falta inteligencia y entendimiento.

Es eso quiere decir; que si no obedecemos porque nos falta inteligencia y entendimiento para comprender el porque Dios ordena algo, entonces la realidad será que nuestro Dios será un dios falto de inteligencia y de entendimiento, porque nuestro Dios seremos nosotros mismos, no el Dios verdadero.

El siguiente pasaje confirma que no podemos seguir a Dios con nuestro entendimiento sino con nuestra fe. Por lo cual debe ser suficiente entender lo que nos pide, aunque no entendamos las razones de porque nos pide hacer, o porque nos coloca en ciertas situaciones…

Isaías 40.28 ¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance.

Eso quiere decir que si de verdad queremos obedecer a Dios, muchas veces tendremos que echar nuestra razón a la caneca para poder obedecer, y esperar si a Dios le place, nos explique las razones de porque nos ordena algo, o porque nos coloca en tal situación.

Si no hacemos eso, entonces Dios no será nuestro Dios sino nuestra razón, que es igual a decir que tenemos una religión privada o personalizada que no agradará a Dios.

LA SOBERANÍA TAMBIÉN ES LA VOZ DE DIOS

Otro asunto muy importante para comenzar y mantener una buena relación con Dios, es que debemos tener muy claro que Dios no solo manifiesta su autoridad a través de su palabra, obviamente bien interpretada y bajo los mandatos y las promesas del Nuevo Pacto… Sino que también Dios nos habla a través de las circunstancias en medio de las cuales nos coloca.

Cuando el Señor cuenta la parábola de aquel hombre a quien le fue perdonada una gran deuda, y luego no quiso perdonar una pequeña deuda, sino que falto de misericordia echo en la cárcel a su prójimo… La parábola continua:

Mateo 18.32–34 Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. 33¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti? 34Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía.

La lección es muy clara. Debemos hacer con los demás lo mismo que Dios hace con nosotros. Esta misma enseñanza, no en parábola sino en el Padre Nuestro es repetida con insistencia cuando dice que si no perdonamos de todo corazón a los demás, Dios nos nos perdonará. Igual concluye esta parábola:

Mateo 18.35 Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas.

Pero no sólo enseña acerca del importancia del perdón, también muestra con claridad, que a cada cosa que nosotros hacemos, Dios responde de acuerdo a lo que sea necesario para enseñarnos a caminar con el.

Esto es supremamente claro en la historia del libro de Jonás, donde por cada acción rebelde de este hombre, Dios traía una circunstancia cada vez más difícil, hasta que logró doblegar su corazón.

Eso quiere decir que Dios no sólo nos habla través de su palabra. Dios habla y a veces nos grita a través de las circunstancias que nos rodean, circunstancias que son consecuencia de las cosas que nosotros pensamos o hacemos, o dejamos de hacer.

Al decir esto es importante mencionar que hay una excepción, pues la escritura también enseña:

Hebreos 12.6-8 Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo. Hebreos 7Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? 8Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos.

Esta respuesta de Dios a lo que hay en el corazón de los hombres es diferente cuando se es un verdadero hijo de Dios, que tiene la salvación, a la respuesta de Dios para aquellos que no son sus hijos, y por esto a veces podemos ver personas que tienen comportamientos muy perversos y sin embargo no parece pasarles nada que les ayude a corregir su mal comportamiento.

Pero a los que somos hijos de Dios con claridad Dios dice que nos disciplina. ¿Y cómo lo hace? Pues a través de las cosas que nos suceden y de las situaciones que nos rodean. Un ejemplo de ello:

Proverbios 16.18 Antes del quebrantamiento es la soberbia, Y antes de la caída la altivez de espíritu.

Por esto es un gran error no revisar y buscar entender el porqué de las cosas que nos suceden.

En el punto anterior dije: Debemos obedecer a Dios así no entendamos las razones del mandato, y asi no entendamos las razones por las cual nos ha colocado en cierta situación.

Pero eso no quiere decir que no debemos preguntar y no debemos buscar entender, porque Dios nos trata de la manera que nos está tratando, por qué no hay duda que a través de esas situaciones algo nos quiere enseñar Dios, y es un error no buscar entender la lección.

Los religiosos de la época de Jesús estaban en un serio conflicto, pues no sabían si Jesús era o no el hijo de Dios. Y por esta razón le pidieron una prueba de que él era realmente el hijo de Dios. La respuesta del Señor fue:

Mateo 16.2–3 Mas él respondiendo, les dijo: Cuando anochece, decís: Buen tiempo; porque el cielo tiene arreboles. 3Y por la mañana: Hoy habrá tempestad; porque tiene arreboles el cielo nublado. ¡Hipócritas! que sabéis distinguir el aspecto del cielo, ¡mas las señales de los tiempos no podéis!

Ellos querían mostrarse como buenos seguidores de Dios, pero Jesús les dice que son unos hipócritas, porque las cosas que estaban sucediendo mostraban una verdad que ellos no querían reconocer.

Todo lo que estaba sucediendo mostraba que Jesús era el hijo de Dios y el gran error de ellos era no interpretar correctamente las cosas que estaban sucediendo, y no lo hacían por qué no querían reconocer la verdad, no porque fuera imposible interpretar las situaciones.

Nada sucede por casualidad. Aunque nosotros hagamos lo correcto y podamos esforzarnos de todos modos los buenos o malos resultados dependen de Dios… Quien no sólo revisa nuestras acciones sino las intenciones de nuestro corazón.

Así es de que, ojo con lo que nos sucede, Dios nos habla a través de estas esas circunstancias, por supuesto es muy importante interpretarlas de manera correcta, a la luz de la palabra de Dios, teniendo en cuenta los verdaderos valores, es decir la salvación y el proceso de salvación de nuestra vida.

Porque la salvación, no sólo el ser perdonados sino ser limpiados de todo pecado es tan importante, que si es necesario Dios acabará con la economía, con la salud, con la familia, y con todo lo que sea útil para que crezcamos en salvación, que insisto, es lo único verdaderamente valioso que podemos hacer en este tiempo.

LA SOBERANÍA DE DIOS

Para esto también es importante entender bien lo que significa que Dios sea soberano.

A algunos que he preguntado me han dicho que cuando se dice que Dios es soberano quiere decir que él puede hacer como a él le dé la gana, porque tiene todo el poder, porque es dueño de todo, porque tiene toda la sabiduría, por eso Dios puede hacer como a él le venga en gana.

Esta descripción puede ser cierta o falsa dependiendo de lo que nosotros entendamos cuando decimos que Dios pueda hacer lo que le dé la gana.

La pregunta es: ¿Qué es lo que le da a Dios la gana de hacer? O en otras palabras ¿Dios pueda hacer cualquier cosa porque es soberano? Y la respuesta es no. El que Dios sea soberano no quiere decir que puede hacer cualquier cosa. Sólo puede hacer lo que le da la gana, pero no cualquier cosa.

¿Por qué? Porque la escritura dice:

Jeremías 9:24 Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová.

Esto es lo que a Dios le da la gana de hacer: Dios actúa con misericordia, con juicio, y con justicia … Porque eso es lo que quiere hacer Dios.

Más claro: Dios jamás actúa con injusticia. Por mas soberano que sea, jamás hace algo indebido, jamás falta a su palabra. En otras palabras lo que quiero decirles es que la soberanía de Dios está enmarcada dentro de tres aspectos fundamentales. El primero de ellos es:

EL CARÁCTER DE DIOS.

Dios jamás actúa en contra de su propio carácter. Por eso podemos tener la absoluta certeza de que por poderoso que sea Dios y por soberano que sea, jamás hará algo para dañar nuestra vida espiritual, jamás actuará haciendo acepción de personas, jamás actuará con injusticia, más aún el ha manifestado que actúa con misericordia.

El segundo condicionante de la soberanía de Dios son:

LOS PLANES Y PROMESAS

Números 23:19 Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?

Jeremías 29:11 Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.

Romanos 8:29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.

Los planes y promesas, los deseos de bien para con nosotros, todas las cosas buenas que ha planeado para nosotros condicionan la soberanía de Dios. Es decir; Dios no harán nada que destruya esos planes de bendición que tiene para con nosotros.

Y el que Dios sea soberano respecto de esto quiere decir, que nadie jamás podrá destruir el plan que Dios diseñó para nosotros.

Esto nos lleva al tercer condicionante de la soberanía de Dios:

LA CONDICIÓN Y EL CONOCIMIENTO QUE ÉL TIENE DEL HOMBRE

Lo que quiero decir que ya mencioné, es que la soberanía de Dios también está condicionada por la respuesta que el hombre hace ante los deseos y mandatos de Dios. Es por eso que encontramos que la escritura dice:

Jeremías 17:10 Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.

Dios en su soberanía va a responder dependiendo de lo que haya en nuestra mente, en nuestro corazón, en nuestros caminos, y en los frutos de esos caminos.

Aquí dice que Dios va a revisar nuestra mente… Y dependiendo de lo que hay allí el actuará alrededor de nosotros.

Pero no sólo Dios revista nuestra mente, sino cuántos de esos pensamientos realmente están en nuestro corazón. Por eso habla de probar el corazón.

Una cosa es que digamos que confiamos en Dios, otra que nos llenemos de angustia ante cualquier situación, demostrando que sólo sabemos que debemos confiar en Dios, pero no ha sido una realidad en nuestro corazón.

Pero no sólo revisa lo que hay en tu corazón, sino que además de eso mira lo que haces. Como lo haces, y aun revisa el resultado de ese actuar, es decir los frutos que cosechas después de haber hecho algo.

Y con toda esta información Dios soberanamente hace lo que le da la gana. Es decir actúa, mueve, detiene, hace los milagros necesarios para que lo que suceda nos lleve de gloria en gloria, para cumplir su plan perfecto y maravilloso diseñado para cada uno de nosotros.

Qué triste que cuando a algunos se le dice que Dios es soberano les da susto, les entra angustia por las cosas que Dios pueda hacer. Cuando alguien tiene estos sentimientos sólo está mostrando que tiene una pésima imagen del amor de Dios… O esta seguro que está haciendo las cosas muy mal y por eso le da temor.

Porque lo correcto es que reconocer que Dios es absolutamente soberano llene de paz nuestro corazón.

¿LIBRE ALBEDRÍO O PLAN PERFECTO DISEÑADO POR DIOS?

Y por último vimos algo acerca de la gran mentira que el mundo y muchos cristianos todavía creen. El famoso libre albedrío que es entendido en el mundo como: “Mi libertad y mis derechos terminan cuando afecto negativamente la libertad y los derechos de los demás”

Y no sólo vimos que es una completa mentira que el mundo prédica pero no aplica, sino que en realidad no existe la libertad de escoger qué hacer con nuestra vida, como si cualquier decisión que tomáramos estuviera bien, porque la realidad, dice la escritura:

Efesios 2.8–10 Pues por la bondad de Dios han recibido ustedes la salvación por medio de la fe. No es esto algo que ustedes mismos hayan conseguido, sino que es un don de Dios. 9No es el resultado de las propias acciones, de modo que nadie puede gloriarse de nada; 10pues es Dios quien nos ha hecho; él nos ha creado en Cristo Jesús para que hagamos buenas obras, siguiendo el camino que él nos había preparado de antemano.

Cuando la escritura dice: “Para que hagamos buenas obras siguiendo el camino que había sido preparado de antemano” Está enseñando que ahora como cristianos no se trata de que hagamos con nuestra vida lo que nosotros queramos hacer, por bueno y espiritual que parezca, porque Dios quien nos creo también ha preparado un camino que por supuesto debemos seguir.

La libertad que sí tenemos, es la de decir sí o no al camino que Dios nos ha preparado. Y no hay duda, que si escogemos otro camino por bueno y espiritual que nos parezca, pues no estaremos viviendo en la voluntad de Dios.

Este asunto puede sonar supremamente complicado y creo que lo es para nuestra mente. Porque si por ejemplo; un joven se pone a fornicar con una mujer incrédula, la embaraza, y por causa del bebé termina casado con ella… O si una mujer es la que fornica con un hombre y luego termina casado con él porque ya fornicó. La pregunta que nos podíamos hacer en estos casos es: ¿Si se casaron con la persona que Dios había planeado que se casaran?

Si decimos que sí, estaríamos diciendo que no importan los pecados que comentamos, no importa que desobedezcamos a Dios, de todos modos recibiremos las cosas que Dios quería que recibiéramos así no hubiéramos pecado.

Y si eso es cierto, pues entonces no importa que usted se case con una mujer y luego la robe y se quede con todo, porque de todos modos estaría recibiendo lo que Dios quería que recibiera… Sin embargo, si la escritura dice:

Santiago 1.20 porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.

Si la ira que un hombre sienta no permitirá que haga la voluntad de Dios… Como poder enseñar que no importa todos los pecados que comentamos, de todos modos recibiremos lo que Dios había planeado que recibiéramos.

Pero ojo, al hablar de esto no siempre me estoy refiriendo a las cosas materiales, porque es posible que Dios haya planeado que alguien por hacer su voluntad se haga rico, y que esta persona no haciendo la voluntad de Dios también se haga rica… Sin embargo la escritura dice:

Proverbios 10.22 La bendición de Jehová es la que enriquece, Y no añade tristeza con ella.

Mostrando que no es lo mismo alcanzar un objetivo siendo obediente a Dios, que alcanzarlo siendo desobediente. Porque, como dice la escritura:

Gálatas 6.8 Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.

En la vida de Jacobo podemos ver esta realidad, pues el siendo un suplantador, un tramposo, un vivo, obtuvo muchísimas riquezas, pero también fue engañado, y cuando quiso reconciliarse con su familia tuvo que ofrecer aquellas riquezas que había conseguido…

El otro lado de la moneda es: Si el plan de Dios para una persona es que haciendo su voluntad no se haga rica, y esta persona a través del pecado consigue muchas riquezas, entonces tendremos que concluir que esa persona tiene lo que Dios no deseó que tuviera, y que lo más seguro es que no está en el lugar en que Dios quería que estuviera, ni con las personas que Dios había planeado…

Es decir esta persona está completamente fuera del plan de Dios…. Y: ¿En tal situación que puede hacer?

Esto mismo puede suceder con la esposa o el esposo que tienen algunos, que no es el que Dios había planeado porque lo que consiguió, lo consiguió a través de la desobediencia y el pecado…

Y nuevamente pregunto: ¿En tal situación que se puede hacer?

Pues lo primero después de reconocer que ha sido de esta manera, es pedir perdón a Dios, pero sólo si estamos dispuestos a de allí en adelante, a consultar absolutamente todo para hacer su voluntad, para vivir el plan que el diseño para nosotros.

Y: ¿Qué hará Dios al ver que hemos pedido perdón de manera genuina queriendo hacer su voluntad?

Obviamente, no hay duda, nos perdonará porque es fiel a su palabra. Sin embargo la pregunta que sigue es: ¿Qué paso con el plan original que Dios tenía para nosotros que ya lo dañamos, porque por causa de nuestros pecados estamos en otro lugar, en otras condiciones, con otras personas?

¿Será que ya no hay remedio, pues las cosas hechas no se pueden deshacer? Y si ya te casaste con la que no era…??? Y: ¿Qué va a pasar con el que Dios tenía para ti si ya te casaste con otro o con otra?

Las preguntas puede ser muchas y tan complicadas que no pretendo responderlas…

Imaginen que una mujer quería servir a Dios de tiempo completo como misionera y luego aparece un hombre incrédulo que la convence, se casa con ella y nunca sirve a Dios… ¿Qué pasa con ella? Y: ¿Qué pasa con todos aquellos que Dios tenía preparados para poner en su camino?…

Insisto; no pretendo responder todas estas preguntas, pero si quiero que nos quede muy claro que el pecado no es algo sencillo, y que trae irremediable pérdida en el plan de Dios para nosotros.

Sin embargo, cuando nos desviamos del camino que Dios tenía para nosotros, la escritura nos enseña lo que Dios en su misericordia hace por nosotros:

Jeremías 18.1–7 Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo: 2Levántate y vete a casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras. 3Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda. 4Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla. 5Entonces vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 6¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel? dice Jehová. He aquí que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel.

Según esto podemos entender que Dios vuelve y nos da una nueva oportunidad, reformulando el plan que tenía para nosotros, el cual podemos comenzar a seguir desde el momento en que pedimos perdón de manera genuina dispuestos a obedecerle.

Por supuesto esto implica que las cosas que se están haciendo mal deben ser corregidas. Es más, uno de los requisitos de pedir perdón genuinamente es responder por el daño causado… En cuanto sea posible. ( Hay daños que no se pueden reparar…)

La escritura también dice:

1 Corintios 7.24 Cada uno, hermanos, en el estado en que fue llamado, así permanezca para con Dios.

Esta situación es similar a la que estoy planteando, podríamos pensar en un hombre que fue llamado por Dios desde muy joven, y solamente veinte años después acepta el llamado… Por lo cual podíamos pensar que Dios tiene que reacomodar el plan original que tenía para el…

El pasaje continua diciendo; que si está casado, que se quede casado, que si está soltero que se quede soltero y de allí en adelante busque hacer la voluntad de Dios.

O sea que no importa cuántas veces nos hayamos salido del camino que el Señor tenía diseñado para nosotros, de todos modos, al pedir perdón de manera genuina estando dispuestos a hacer su voluntad, Dios nos dará una nueva oportunidad.

Pero esto no quiere decir que no importa entonces que nos salgamos de su camino, porque cada vez que nos desviamos inevitablemente perdemos bendición.

Entender esto es importante para no caer en el error de algunos de: Voy a cometer este pecado y luego pido perdón y todo sigue igual. No, ciertamente Dios nos dará oportunidad de continuar haciendo su voluntad, pero las pérdidas ocasionadas por no hacer su voluntad no se pueden recuperar.

Es algo así como si en nuestra necedad nos cortamos una mano. La pregunta es: ¿Dios nos perdona por hacer eso? Por supuesto que sí, pero esa mano, lo más seguro no la vamos a recuperar.

O como si alguno por sus pecados pierde a su cónyuge. ¿Será que Dios lo perdona por haber perdido a su cónyuge? Por supuesto que sí, pero pedir perdón no asegura la que lo recupere, por lo cual lo más seguro es que tendrá que seguir solo.

La siguiente pregunta es: ¿Pero si le toca quedarse solo entonces no podrá hacer la voluntad de Dios?

La respuesta es no, siempre que nos dispongamos no importa la condición en que estemos, no importa los pecados que hayamos cometido, no importa cuánto tiempo hayamos perdido, siempre que nos dispongamos hacer su voluntad el nos respaldará.

Es importante que entendamos y creamos esto, porque a veces pensamos que las situaciones en las que estamos no nos permiten andar espiritual, y pensar de esta manera es grave, porque no sólo estamos justificando nuestro pecado de no andar espirituales, sino que además estamos culpando a Dios de no hacer lo necesario para ayudarnos andar espirituales.

La experiencia del apóstol Pablo fue:

2 Corintios 12.7–8 Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; 8respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí.

Hay Diferentes interpretaciones respecto de que era este aguijón, sin embargo creo que es claro que no era un pecado que cometía porque si fuera un pecado, al pedirle al señor que lo sacara del dios lo hubiera sacado pues qué es lo que ha prometido hacer.

Eso quiere decir que este aguijón era una situación complicada, posiblemente era un problema en los ojos que le impedía leer las escrituras, o dificultaba hacer ministerio, lo cual hacía que el apóstol no anduviera espiritual.

El error el apóstol era pensar que si Dios no cambiaba esa situación no podría andar espiritual.

A veces los cristianos caemos en ese gran error, pensamos que la esposa o el esposo o los hijos o el trabajo son un problema tan serio que no podemos andar espirituales, por lo tanto no podemos hacer la voluntad de Dios, y pensamos que la única solución está en cambiar esa situación.

Y podemos aún de manera muy genuina rogar, ayunar, hacer penitencia para que Dios cambie esa situación, cambié ese marido, cambie esa esposa, cambie esa soledad para los que no tienen cónyuge, cambie esa situación financiera, cambie a su suegra… Sin embargo la respuesta del Señor puede ser:

2 Corintios 12.9 Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.

No. No voy a cambiar esta situación, no es necesario cambiarla para que pueda disfrutar de mi amor, es más esa situación es la que te va a obligar a buscarme de todo corazón para poder descansar en mi…

Es por eso que cuando el apóstol Pablo entendió esto, dijo que se iba gloriar en sus debilidades porque al hacerlo iba a experimentar el poder de Cristo.

2 Corintios 12.10 Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.

Ésas situaciones son las precisas para que al obedecer a Dios no nos llenemos de orgullo sino de agradecimiento, reconociendo que es gracias a él que le podemos seguir.

Así que que bueno que al comenzar este año reconozcamos nuestra ignorancia; dispongámonos a obedecer todas aquellas cosas que entendemos que Dios quiere que hagamos; dejemos nuestra arrogancia y hagamos a un lado esos razonamientos que justifican nuestra desobediencia…

No ignoremos la soberanía de Dios sabiendo que a través de ella Dios nos habla y a veces nos grita…

No olvidemos que él tiene un plan maravilloso para nuestra vida que no debemos desperdiciar más…

Y sobre todo, no nos engañemos mas pensando que las situaciones en que estamos nos impiden hacer su voluntad, porque la situaciones en que Dios nos ha colocado son las más propicias para hacer su voluntad creciendo en el conocimiento de El y disfrutando su amor.

 

 

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