NO IGNOREMOS SUS MAQUINACIONES – PARTE 1

NO IGNOREMOS SUS MAQUINACIONES – PARTE 1

I. INTRODUCION

Es muy importante entender, lo mencione en un estudio anterior, que la vida cristiana no es simplemente un nuevo código de ética o de moral que debemos aprender y esforzarnos en seguir. No; la vida cristiana aunque parezca eso, no lo es, es muchísimo más que eso, la vida cristiana comienza con un cambio de naturaleza, y es esa naturaleza transformada, la que al desarrollarse produce los cambios en nuestra vida. (No ignoremos sus maquinaciones)

Eso es exactamente lo que de forma resumida dice siguiente versículo:

2 Corintios 5.17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

No hay ni debe haber la más mínima duda que para comenzar a vivir el cristianismo, es indispensable convertirse, en un momento determinado, en una nueva criatura.

Cuando dice que: “De modo que si alguno está en Cristo” está dando a entender que conversión la realiza Dios, no el hombre. Y la realiza en todo aquel que confía en el testimonio que Dios ha dado acerca de Jesucristo, es decir en todo aquel que de todo corazón cree que Jesucristo es Dios.

Esa conversión o transformación dice el texto que es un nuevo comienzo, donde no solo el pasado queda atrás, sino que somos totalmente perdonados por todo, dándonos así la oportunidad de comenzar de nuevo.

Y por supuesto, sin esa transformación y sin ese perdón es imposible vivir la auténtica vida cristiana.

Déjenme darles un Ejemplo: Imaginen cuan complicado puede ser coger un pez, y tratar de convencerlo de que no es un pez sino de que es un gato, para que este pez una vez que esté convencido de que es un gato, se comporte como un gato. ¿Creen ustedes que esto pueda funcionar? ¿Creen que funcionará decirle a ese pez qué ya no es un pez sino que es un gato, y que puede salir del agua para perseguir ratones… funcionará?

Es decir: ¿Si lo convencemos que es un gato, pero sigue siendo un pez, podrá comportarse como un gato? No. Resulta imposible. Tan imposible como tomar un gato, tratar de convencerlo de que es un pez, y mandarlo a sumergirse en la pecera…

Ese es el conflicto que presentan muchos cristianos que no ha nacido de nuevo, y por eso enfrentan una pavorosa dificultad para obedecer a Dios… Es más ni siquiera logran entender los verdaderos motivos por los cuales deben obedecer a Dios, y por viven vidas cristianas como tibios y normalmente al pasar el tiempo se desaniman.

Pero si tomáramos a un pez, y con el poder del Dios todopoderoso lo convirtiéramos en gato, ese gato que antes era un pez, se va a comportar como un gato y le va a resultar muy fácil, porque esa es ahora su nueva naturaleza.

Más aún, si ese gato que antes era un pez, insiste en volver al acuario la va pasar muy mal, porque ya no tiene la capacidad de respirar bajo el agua…

De igual manera, el cristiano verdadero, es decir el que ha nacido de nuevo, no puede seguir portándose de la misma manera, porque su nueva naturaleza le hará sentir muy incómodo.
Esta misma verdad la expresó Jesús de la siguiente manera:
Juan 15.18–19 Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. 19Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece.

Un verdadero cristiano ya no se siente cómodo metido entre el mundo, ya no le llena, más bien siente que el mundo lo aborrece, porque de manera continua percibe los ataques para entorpecer su vida cristiana.

NUEVAS CRIATURAS
Ahora, cuando entendemos que se trata de obtener una nueva naturaleza, y que esa nueva naturaleza al ser cuidada, como vimos la semana pasada, seguirá su curso. Entonces nos es fácil entender que no se trata de buscar un cambio a través del esfuerzo personal… Porque aún si logramos cambiar nuestro comportamiento exterior, nuestra naturaleza seguirá igual, y en ese caso se nos podría
aplicar el dicho que dice: ”Aunque la mona se vista de seda mona se queda” Esta verdad la podemos confirmar en las palabras de Jesús, a un pueblo que pensaba que su comportamiento de acuerdo a la ley era perfecto a los ojos de Dios, pero Jesús les dice que su cambio exterior no es suficiente.

Mateo 5.21–22 Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio. 22Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego.

Y en lo que sigue del pasaje Jesús muestra con claridad que lograr a través del esfuerzo personal cumplir la ley sin cambiar el corazón, no sirve. Es por eso que no hay duda que, la vida cristiana solo puede comenzar cuando Dios produce en una persona el nacimiento espiritual, cambiando así su naturaleza… Ya después de eso, sólo se trata de hacer crecer esa nueva naturaleza. Que es algo que también Dios hace en aquel que le cree.  Además de esto es importante mencionar que para que sea posible este nuevo nacimiento, el mismo Dios con su Espíritu confronta a cada persona, mostrándole la realidad de Jesucristo y de su palabra, de tal manera que al hombre sólo le toca aceptar esta verdad revelada, y cuando lo hace Dios produce ese cambio de naturaleza.
Eso quiere decir que la conversión es algo netamente personal, porque aunque podemos y debemos insistir con el mensaje de salvación para que Dios nos use en esta confrontación, y aunque
debemos orar por las personas para librarlos de la opresión de Satanás que no les deja ver la verdad… Sin embargo al final todo depende de cada uno de ellos.

Y cuando una persona por su confianza en Dios ha sido convertida en nueva criatura, el mismo Espíritu que lo convenció de que Jesucristo es Dios, lo convencerá de la autenticidad de su palabra, y de allí en adelante en la medida en que sea consciente de quién es, y sobre todo, de quien es su Dios, su vida cambiará como resultado de confiar en Dios. La escritura dice de los auténticos cristianos nacidos de nuevo:
1 Juan 3.2 Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.

La clave de nuestra transformación, está en ser conscientes de lo que ahora somos, y de quien es nuestro Dios…. Nos ser conscientes de que ahora somos diferentes, nos puede llevar a vivir como lo
que éramos antes, desperdiciando así la oportunidad de cambiar.  Sin embargo cuando una persona realmente ha nacido de nuevo, comienza a notar que seguir viviendo de la misma manera resulta bastante incómodo e insatisfactorio… (El mundo lo aborrece) Por eso es muy importante que si usted nota, que su vida interior no cambia, o que si resulta un esfuerzo muy grande obedecer a Dios, revise su confianza en Dios, tal vez no ha nacido de nuevo.

¿ENTONCES QUÉ ES?
Y si una persona por no tener suficiente confianza en Jesús no ha nacido de nuevo, es decir si no es un
hijo de Dios: ¿Entonces que es?
La escritura un poco más delante de esta declaración de que somos hijos de Dios, nos cuenta qué es
lo que pasa con aquel que no cambia. Pues dice:
1 Juan 3:8 El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio.
Una cosa es pecar, todos los cristianos lo hacemos, pero cuando eso sucede los cristianos auténticos
pedimos perdón, y continuamos haciendo lo correcto… mientras que el que practica el pecado, es
aquel que insiste en pecar sin la intención de querer dejarlo.
Cuando esto pasa, dice la escritura que esta persona ES (Propiedad?) del diablo. Y como el diablo
peca desde el principio, la persona que ES el diablo también continúa haciéndolo.
Esa es la principal razón por la cual el cristiano que no ha nacido de nuevo, tiene enormes dificultades
para obedecer a Dios… porque todavía está en manos del diablo.
Alguien podía decir: Si él no puede dejar de pecar porque es del diablo entonces no tiene culpa. Bueno
podíamos decir que no tiene culpa porque es verdad que peca obligado por el diablo. Pero también
dice la escritura:
2 Timoteo 2.25–26 que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se
arrepientan para conocer la verdad, 26y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él.
No son culpables porque pecan obligados por el diablo, pero si son culpables porque rechazan la

oportunidad de escapar de esa esclavitud.
Y si nos preguntamos: ¿Qué que impide que la gente crea en Jesucristo como Dios para
liberarse de la esclavitud de Satanás? La única respuesta es; porque les gusta esa esclavitud, les gusta
el pecado en el que viven y no quieren salir de allí…. O por bobos. (Han creído las mentiras del mundo
acerca de Dios y de Jesús)
Pero cuando una persona acepta a Jesucristo como Dios, Dios cambiando su naturaleza soluciona el
problema de la esclavitud. Y eso es precisamente lo que continúa diciendo el pasaje que estamos
revisando:
1 Juan 3:8.9 Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo.
9
Todo aquel que es nacido de
Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de
Dios.
Ahora: ¿Cuál es la evaluación que debemos hacernos si creemos haber nacido de nuevo? ¿Es
decir como saber si realmente ha sucedido? Sencillo, la evaluación esta en el texto que sigue, el cual
dice:
1 Juan 3:10 En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no
ama a su hermano, no es de Dios.
Jesús apareció para deshacer las obras del diablo, cuando Jesús está en la vida de una persona
deshace las obras del diablo… Y esta persona comienza a vivir de forma justa, amando a sus
hermanos.
¿Qué es vivir de forma justa? Para saber que es vivir de forma justa es necesario primero definir que
es justo. Y nuevamente la escritura nos responde:
Isaías 64.6 Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y
caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento.
Éste texto es similar a aquel que dice que no hay en la tierra ni una sola persona justa, por lo cual
debemos entender que vivir justamente no es vivir de acuerdo a la justicia de los hombres, porque
la justicia de los hombres es una porquería a los ojos de Dios.
No me refiero a lo que está pasando con la justicia en Colombia o en Venezuela que a los ojos de los
hombres es una injusticia, el pasaje se refiere a también a la justicia que parece correcta, diciendo que
esta justicia a los ojos de Dios, es como los trapos asquerosos con los cuales se cubrían los leprosos
sus carnes putrefactas.
Pero: ¿Porque esa justicia no califica los ojos de Dios? El pasaje continúa diciendo:
Isaías 64.7 Nadie hay que invoque tu nombre, que se despierte para apoyarse en ti; por lo cual escondiste de
nosotros tu rostro, y nos dejaste marchitar en poder de nuestras maldades.
Porque lo único justo en la vida, es confiar y depender de Dios, para vivir en cada momento y en
cada situación haciendo su voluntad.
Y eso que no puede hacer los que no ha nacido de nuevo, si lo podemos hacer los que hemos nacido

de nuevo, pues ya somos libres del poder de Satanás y podemos vivir haciendo la voluntad
de Dios en cada momento.
Lo otro que dice que hace el que ha nacido de nuevo es amar a los hermanos.
¿Qué es amar a los hermanos? Si nuestras justicias son como trapo de injusticia, entonces no
debemos pretender que nuestro amor, sea un amor verdadero. Lo cual es evidente al ver cuantas
cosas completamente equivocadas se hacen con la disculpa del amor.
Por eso al igual que la palabra nos indica cuál es la definición correcta de la justicia, la definición
correcta del amor según la palabra es la siguiente:
1 Juan 5.2–4 En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y guardamos sus
mandamientos.
3
Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son
gravosos.
4
Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo,
nuestra fe.
O sea que amar a los hermanos es vivir de forma justa, haciendo la voluntad de Dios, lo cual implica
guardar sus mandamientos, y haciendo todo lo posible, para que nuestros prójimos, también vivan
haciendo la voluntad de Dios.
Según esto las preguntas correctas son:
¿Deseamos como lo más importante de nuestra vida vivir haciendo la voluntad de Dios siempre?
¿Deseamos y hacemos lo posible para que aquellas personas que viven a nuestro alrededor conozcan
al Señor y nazcan de nuevo?
Y si nos preguntamos: ¿Por qué algunos llamados cristianos no viven haciendo la voluntad de Dios ni
amado a sus hermanos?
Nuevamente la respuesta es, porque no son hijos de Dios… es decir no está en su naturaleza el
deseo de buscar vivir sólo para hacer la voluntad de Dios, ni el deseo de que otros hagan lo mismo.
DOS CLASES DE PATERNIDAD
Ahora; lo que este pasaje en realidad está manifestando es que hay dos clases de paternidad, que
corresponden a dos naturalezas muy diferentes, y que llevan a las personas a dos
comportamientos muy diferentes.
Vuelvo y repito: Tratar de cambiar el comportamiento de alguien sin cambiar su naturaleza, es algo que
no funciona, porque por bien que le vaya, lograra cambiar la apariencia, las acciones externas, pero no
la maldad que hay en el corazón… Y no lo podrá hacer porque todavía está bajo la influencia del diablo,
contra el cual sin la ayuda de Dios, ningún hombre tiene defensa.
Además sabemos por la escritura que este problema comenzó hace mucho mucho tiempo, y la
escritura nos ha insistido desde el comienzo que este es el problema. Lo dice así:

1 Juan 3.11–13 Porque este es el mensaje que habéis oído desde el principio: Que nos amemos unos a
otros. 12No como Caín, QUE ERA DEL MALIGNO y mató a su hermano. ¿Y por qué causa le mató?
Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas. 13Hermanos míos, no os extrañéis si el mundo
os aborrece.
Desde el principio se está anunciando que; el que no ama a su prójimo es porque es del maligno. Y
no importa lo que los hombres hagan si no dejan de ser del maligno no podrán solucionar este asunto.
Es por eso que las cosas en el mundo jamás mejorarán, los hombres egoístas que son del maligno
seguirán viviendo de acuerdo a sus deseos sin importarles cuánto daño produzcan a su alrededor.
Si vemos nuevamente el pasaje que hemos revisado. ¿Cuántas veces se menciona al diablo?…
1 Juan 3.8–10 El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció
el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. 9
Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado,
porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. 10En esto se manifiestan
los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios.
A Dios se le menciona seis veces, y al diablo cuatro. De hecho en toda la escritura se menciona
muchísimo más a Dios, pero también al Diablo.
El diablo con este nombre en toda la escritura aparece 35 veces, pero si lo buscamos por Satanás
aparece 56 veces…
Satanás significa adversario, diablo significa calumniador, pero habría que buscarlo por los muchos
nombres y títulos con los que es conocido, por ejemplo:
Lucifer, Belcebú, Satan, Demonio, Belial, Abadón, Apolión, Leviatán, Dragón, la serpiente antigua, el
príncipe de este mundo, el tentador, el maligno, el dios de este siglo, el dios de este mundo, el príncipe
del poder del aire, el acusador de los hermanos, el adversario, el homicida, el padre de la mentira, el
maligno, el ángel del abismo, el príncipe de los demonios, la serpiente huidiza, la serpiente tortuosa, la
serpiente veloz, ángel de luz…etc. Es decir Satanás es nombrado de manera amplia en la escritura.
(Algunos creen que cuando uno nombra a Satanás le está rindiendo culto, o le está dado una importancia que no merece.
Es posible que algunos hagan eso. Pero no podemos dejar de mencionar a aquel que la escritura menciona como nuestro
adversario, del cual también nos advierte. Si dejáramos de mencionar al diablo seguramente estaría muy contento porque el
quiere pasar desapercibido mientras hace su obra.)
Lo cierto, y lo que no podemos ignorar por ninguna razón, es que este personaje está íntimamente
ligado con el pecado del hombre, leímos: “El que practica el pecado ES del diablo”
Sin embargo hay la tendencia en el mundo de ignorar la existencia de Satanás, y esto tiene
íntima relación con la tendencia de ignorar el pecado.
(Pero esto es un asunto muy confuso en la mente de la gente, pues lo que ellos hacen, que dicen que no es pecado,
cuando otros se los hacen a ellos, si es pecado. El papá que miente pero se molesta cuando sus hijos le mienten.
Los de creciendo en gracia, conocidos por el 666, que enseñan que la biblia dice que ya no existe el pecado en el mundo,
razón por la cual ellos pueden fornicar, robar, matar, mentir… por que eso ya no es pecado… Nos atacan porque consideran
que es pecado que digamos que existe el pecado.??? El pecado no existe para ellos pero si nosotros lo cometemos si es
pecado???

Pero bueno el engaño esta, en que si no hay pecado en mi vida, entonces no hay nada que yo deba corregir. Lo
cual lleva a la conclusión de que yo no necesito buscar a Dios, mucho menos para que saque el pecado que yo
no tengo.
Pero esto también es muy confuso, porque si la gente no reconoce sus pecados tampoco reconocerá que sufre por sus
pecados. Pero cuando sufre con toda rapidez el hombre dice que sufre por el pecado de los demás… Y en otras palabras lo
que están sucediendo es que cada hombre piensa que es santo y todos los demás a su alrededor son unos miserables
pecadores que lo hacen sufrir.???? Y la solución es que los demás deben cambiar pero el no. Todo eso es una completa
locura.)
Pero bueno, el asunto que quiero recalcar es que los que ignoran el pecado normalmente también
ignoran a Satanás… ¿Por qué como creer que existe el demonio pero que no haya ningún tipo de
influencia?
Si nos preguntamos: ¿Qué tanto cree la gente en Dios?… Y luego: ¿Cuántos de los que creen en Dios
creen en el diablo?
Yo creo que así como es la creencia de la gente en Dios… así también es su creencia en el diablo. Es
decir al final la verdad es que la gente dice creer en Dios, pero la gente no cree en ninguno de los
dos…
Por otro lado, entre los que dicen que creen en Dios, hay muchos de ellos que no creen en el diablo.
El diablo es uno mismo. Dicen unos… otros hablan de, un yo positivo y un yo negativo… otros hablan de
buenas y malas energías… y otros piensan que lo que existe es la buena y mala suerte. Pero: ¿Quién
es el causante de la buena o la mala suerte? No lo sabemos…
Pero esas son las respuestas cuando uno le pregunta a la gente que si cree en el diablo, porque en
términos generales la mayoría de la gente no piensa en este asunto, como tampoco piensan en Dios.
Sin embargo, lo cual insisto es muestra de que la gente cree menos en la existencia del diablo que en la
de Dios, es que cuando creyendo no ser pecadores les va mal, lo normal no es echar la culpa al
diablo, sino a Dios, lo cual confirma que el diablo ha hecho un buen trabajo al convencer a la gente de
que no existe.
(“No le tengas miedo al diablo…. porque no existe ” eran las palabras de unos padres a sus hijos. Sin embargo cuando se
enteró de la existencia del diablo, entró en pánico.)
Es importante para nosotros que conocemos de Cristo y su palabra, que no tengamos dudas acerca de
la existencia del diablo y de su influencia en el mundo, y a veces es nosotros, porque ignorar esta
realidad no nos ay

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