UNA VISIÓN CORRECTA – PARTE 4

UNA VISIÓN CORRECTA – PARTE 4

I. INTRODUCCIÓN

Estoy convencido que este ha sido un buen tiempo para la iglesia del Señor. Ciertamente los ingresos de muchos creyentes al igual que los ingresos de las iglesias han disminuido, pero es indudable que se está compartiendo más el evangelio lo cual es algo muy, muy bueno. Y también es indudable que ha sido un tiempo donde Dios a través de esta pandemia, está probando la fe de nosotros sus hijos, lo cual también es algo que trae y traerá mucha bendición.

Porque tampoco hay duda que nuestra confianza en Dios es indispensable para tener una buena relación con él. Por esto la escritura dice:

Hebreos 11.6 Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.

Pero la confianza no solo es necesaria para relacionarnos con él, también lo es para relacionarnos con todo ser humano. Porque ¿cómo nos sentimos negociando con alguien del cual desconfiamos? O ¿cómo nos sentimos viviendo con alguien del cual desconfiamos? O ¿cómo nos sentimos los padres cuando estamos desconfiando de lo que nuestros hijos hacen o dicen?

No sólo la confianza es importantísima en todas nuestras relaciones, a eso hay que sumarle que la confianza es algo muy delicado, razón por la cual algunos dicen: “Después que hemos perdido la confianza en alguien es muy difícil recuperarla”

Y si es indispensable la fe en nuestra relaciones, ¿como no será importante la confianza que tengamos en Dios, el todo poderoso, del cual depende nuestra existencia y toda nuestra eternidad?

Es por eso que el texto no sólo dice que es necesaria para acercarse a Dios, sino que es imposible agradarle, es decir; es imposible hacer su voluntad si no confiamos en él, o si no tenemos la certeza de que el premia a los que se acercan para hacer su voluntad.

El rey David, un hombre con un deseo genuino de hacer la voluntad de Dios manifestaba:

Salmo 27.13–14 Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes.14Aguarda a Jehová; Esfuérzate, y aliéntese tu corazón; Sí, espera a Jehová.

El asunto debería ser fácil porque en una relación de dos personas, ambas necesitan confiar en el otro. Mientras que en nuestra relación con Dios, Dios no necesita confiar en nosotros, porque él tiene el absoluto conocimiento de todo lo que somos y aún de lo que haremos. Es por esto que solo nosotros somos los que debemos confiar en él.

Y otra razón por la cual debería ser fácil confiar en Dios, es porque como hemos estudiado, la fe no es un elemento exclusivo de las personas religiosas. Ya que absolutamente todos los seres humanos sobre la tierra, vivimos por fe.

Esto es precisamente lo que nos hace diferentes los unos de los otros, porque cada uno a lo largo de su vida ha venido escogiendo qué creer o que no creer… Y esas creencias que determinan nuestra forma de vivir son las que nos hacen diferentes.

Y otra razón por la cual debería ser fácil confiar en Dios, es que a los seres humanos nos sobra la fe. Y por eso somos capaces de creer las cosas más absurdas y ridículas… Le preguntan a alguien que si cree en Dios. Y él dice que no porque no cree en cosas ridículas. Pero cuando le preguntan de dónde salió el universo, contesta; “El universo se creo de la nada” ¿Se imaginan cuanta fe necesita una persona para creer eso tan absurdo?

Sí. Tenemos una fe enorme pero el problema es que no está depositada en Dios. A la pregunta: ¿Donde nace o cómo podemos aprender a confiar en Dios? La escritura nos responde diciéndonos:

Romanos 10.17 Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.

Creo que es muy claro; la fe en Dios sólo puede existir o ser real, después de escuchar lo que Dios nos dice en su palabra.

Porque ¿cómo confiar en el plan de alguien si ni siquiera hemos escuchado cuál es el plan? Imposible. (Y cuando alguien confía en un plan que no conoce, es porque alguien en quien confía se lo recomendó.)

Esta definición que la palabra de Dios nos hace del origen de la fe en Dios, nos aclara algo muy importante, y es que aquellas personas que dicen que tienen fe en Dios, pero no han escuchado la palabra de Dios, su fe no es una fe válida a los ojos de Dios. Porque si no saben quién es Dios, o peor aún no saben lo que quiere, o lo que promete, ¿como pueden decir que confían si no saben nada?

Y más grave aún, es que está “fe fingida o ignorante” es en realidad un estorbo para la auténtica fe. Y por eso cuando hable en el estudio anterior acerca de la guerra espiritual, parte de esa guerra es poder diferenciar esta falsa fe de la auténtica, para que nuestra fe este realmente basada en la palabra de Dios.

“La poca confianza que los hombres tienen en Dios, se destruye cuando esperan que Dios les de cosas que no ha prometido”. Es por esto que muchos al pasar por ciertas iglesias de mala la doctrina, luego deciden no buscar nunca mas a Dios.

Y si nos preguntamos; ¿de dónde salen estos falsos conceptos de Dios? La respuesta es; del mundo. Y como la escritura dice que el mundo entero está bajo el maligno, entonces la verdad es que estos falsos conceptos de Dios ha sido enseñados por Satanás.

Siendo así. ¿Cómo es posible qué pensemos que es bueno para nosotros, creer en lo que el diablo, a través del mundo nos dice acerca de Dios?

Si una persona tiene un gran enemigo que lo quiere destruir como sea, ¿será sensato que nosotros escuchemos lo que esta persona dice la otra? Por supuesto que no.

Y esto es lo que hace el diablo cuando no puede lograr que la gente no crea en Dios. Si la persona insiste en creer, entonces el distorsiona la imagen de Dios para que la gente se aleje de él.

Es por esto que debemos desechar todas aquellas creencias equivocadas que tenemos de Dios, no sólo las que obtuvimos del mundo, o de lo que otros nos dijeron. También de lo que nosotros nos imaginamos… Porque la auténtica fe, la que trae verdadera bendición a nuestra vida, según lo que acabamos de leer, sólo es válida cuando creemos lo que Dios nos ha dicho.

Yo comencé mi vida cristiana en una iglesia y estuve en ella muchísimos años, hasta que producto de no estar de acuerdo con lo que hacían, me sacaron. Y poco tiempo después descubrí que lo que me habían enseñado de Dios aún usando las escrituras, no todo era verdad.

Había mal interpretaciones en las enseñanzas, había promesas que no correspondían, había valores equivocados. Y entonces considere muy importante revisar a la luz de la escritura todo lo que me habían enseñado, porque gracias a Dios entendía, que debía confiar en lo que Dios me había prometido, no en lo que otros decían, ni en lo que yo me imaginaba que Dios había prometido.

Fueron muchas las correcciones que Dios hizo a mis creencias acerca de él. Creer la verdad por supuesto mejoro mi relación con Dios, y luego Dios me mandó a compartir esa enseñanza con otros pastores para corregir sus malas doctrinas.

Durante siete años estuve estudiando la escritura con algunos pastores, y la frase que les repetía continuamente para corregir su fe, era: “Donde dice eso” Porque continuamente decían cosas que no estaban respaldadas por la palabra de Dios, y muchas de las que Dios dice en su palabra, no las conocían mucho menos las iban a creer.

En otra versión este mismo texto dice:

Romanos 10.17 De manera que la fe viene por el oír y el oír por la palabra proclamada acerca del Mesías.

De esta versión me gusta qué aclara lo que sabemos por otros textos, y es que no puede haber una fe auténtica en Dios, si no aceptamos lo que la escritura dice acerca de Jesús. Pues como Jesús es Dios, es imposible que alguien que no lo acepte pueda creer en Dios. Y por esta razón luego la escritura continúa diciendo:

Romanos 10.18–19 Pero pregunto: ¿de verdad el pueblo de Israel oyó el mensaje? Claro que sí. «El mensaje se ha difundido por toda la tierra, y sus palabras, por todo el mundo». 19 Vuelvo a preguntar: ¿entendió realmente el pueblo de Israel? Por supuesto que sí….

Notemos que el problema del pueblo de Israel, los cuales decían ser muy creyentes y muy fervorosos en Dios, es que a pesar de lo religiosos que eran, no aceptaron al igual que muchos hacen hoy, el mensaje que Dios da acerca de Jesús.

El pueblo de Israel y muchos otros pueblos a través de todos los tiempos, no han querido creer que Jesucristo es Dios, o peor aún creen en un Jesús distorsionado por qué no han oído la palabra de Dios. Y por eso la escritura continúa diciendo:

Romanos 10.19–21 Dios dijo: «Despertaré sus celos con un pueblo que ni siquiera es una nación. Provocaré su enojo por medio de gentiles insensatos». 20 Luego Isaías habló audazmente de parte de Dios y dijo: «Me encontraron personas que no me buscaban. Me mostré a los que no preguntaban por mí». 21 Pero, con respecto a Israel, Dios dijo: «Todo el día les abrí mis brazos, pero ellos fueron desobedientes y rebeldes».

Dios ha insistido con Israel tantas veces y de tan diferentes formas, que al final por su incredulidad Dios ha hecho un paréntesis con ellos, y se ha dedicado a nosotros los gentiles insensatos. Pero luego en la gran tribulación volverá a tratar con ellos, a ver si esta vez si creen lo que su palabra dice acerca de Jesús.

Pero este problema de incredulidad, es decir; de tener mucha fe en muchas otras cosas pero no en la palabra de Dios, no es sólo un problema de ellos. Porque aún en el medio cristiano, hay algo muy difundido que no hay duda que es muy dañino. Qué podemos describirlo como; la fe en la fe.

Es decir no es la fe en lo que Dios dice, manda o a prometido. Si no la fe en lo que los creyentes desean que suceda. Y por esto enseñan que si tienes mucha fe en que va a suceder algo, pues eso se va a hacer realidad.

De allí salen muchas religiones como la metafísica, el pensamiento positivo tenaz, el hablar positivo para obtener buenas cosas, etc. Y creyendo estas mentiras muchos cristianos han caído en el pecado de estar visualizando sus sueños cada mañana, declarando y reafirmando que serán una realidad, porque están convencidos que la confianza en qué se van a cumplir hará que Dios les cumpla lo que desean.

En esta época de epidemia seguramente estarán declarando sanidad, o como un pastor muy famoso que ha declarando que el virus murió. Aunque un par de semanas después le pidió a los feligreses enfermos que no fuera al culto.

Ojo con esto: “Creer ciegamente que va a pasar, lo que Dios no nos ha dicho que va pasar, no es verdadera confianza en Dios” En realidad es arrogancia o como lo han definido algunos, presunción.

Pero: ¿cuál es el origen de esta incredulidad disfrazada de fe? Pues todo comenzó cuando el hombre desobedeció el siguiente mandato:

Génesis 2.17 mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.

Este árbol a diferencia de lo que muchos piensan mal interpretando la palabra de Dios, no se trata como escuchaba hace poco, de que Dios tenían escondido el conocimiento para que los hombres no lo obtuvieran, y por eso, no haciendo caso a la envidia de Dios, fue afortunado que Adán y Eva tomaran este conocimiento, que ahora está en poder de toda la humanidad.

Esa es otra mentira del diablo respecto de Dios, la verdad es muy simple y muy importante. Y la podemos entender si revisamos, el por qué, o la razón para no creer, en la siguiente promesa que Dios nos ha dado, que hemos estado estudiando. La promesa dice:

Romanos 8.28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.

Notemos que al mencionar “todas las cosas” que pueden sucedernos, que sabemos que están bajo el control de Dios. En ningún momento la escritura las cataloga como buenas o como malas.

Para los hombres hacer esta clasificación es algo muy importante, lo hacemos todo el tiempo casi de manera inconsciente… Es más, de esta clasificación que hacemos de las cosas en buenas o malas depende que estemos contentos o aburridos… Nuestra nuestra felicidad o nuestra desgracia depende de esta clasificación.

Siendo esto así la pregunta importante es, ¿por qué Dios en esta promesa no clasifica “esas cosas” de esa manera?

Muy sencillo; porque la importancia de esas cosas que suceden, no está en si pensamos que son buenas o son malas, lo verdaderamente importante es lo que estás cosas pueden producir en nosotros los hijos de Dios. Y aún lo que pueden producir en la gente del mundo.

Porque lo que Dios ha dicho y no debemos dudarlo; es que todas las cosas que el organiza que nos sucedan, nos pueden ayudar a mejorar nuestra vida espiritual, qué es igual a decir que pueden aumentar nuestra fe en Dios que es preciosa, pues es esa fe la que nos permite tener una buena vida y una maravillosa eternidad.

Pero desenfocados respecto de lo que éstas cosas pueden producir en nuestra vida, cometemos el error de clasificarlas como el mundo las clasifica, y la consecuencia es que terminamos pensando que Dios nos está dañando nuestra vida…

Y entonces nos resulta muy difícil confiar en un Dios que nos esta haciendo maldades… Y como cuando no hay fe no es posible agradar a Dios, allí desobedecemos y allí nos perdemos la bendición.

¿Qué es entonces lo que nos hace perder la fe y por lo tanto la bendición? Nuestro propio concepto de lo que es bueno y de lo que es malo, que obtuvimos al desobedecer a Dios y comer del árbol de la ciencia del bien y del mal.

Llevo muchísimos años enseñando acerca del peligro de alimentarse de este árbol, del peligro de estar clasificando lo que nos sucede en bueno o malo, y basados en esa clasificación tomar decisiones, ignorando lo que Dios nos ha dicho que debemos hacer.

Dios dice que debemos ser correctos en nuestras finanzas, pero algunos piensan que no es bueno quedarse sin platica y por eso no cumplen sus compromisos con otros. Dios dice que hay que ser fieles en el matrimonio, pero algunos piensan que no es bueno un solo cónyuge y entonces consiguen otro. Dios dice que no hay que mentir pero algunos piensan que no es bueno decir la verdad todo el tiempo y por eso mienten. Dios dice que hay que llegar vírgenes al matrimonio pero algunos piensan que no es bueno esperar tanto y por lo tanto se adelantan… Etc.

Es decir; en la vida de muchos aún cristianos Dios no es el que manda, el que los gobierna es su propio concepto de lo bueno y de lo malo, pues a él le hacen caso aunque toque desobedecer a Dios.

Y es también por esta misma razón, que se convencen de que como Dios es bueno, entonces “les tiene que dar” las buenas cosas que ellos creen necesitar… Y cuando no sucede como ellos piensan, entonces Dios no se está portando bien.

Durante muchos años siempre que me invitaban a predicar a otra iglesia, tratando de enseñar este importante concepto les preguntaba: ¿El dinero es bueno? Y cuando la gente decía que si. Yo les decía que el dinero sirve para fabricar armas, para comprar drogas, para pagar sicarios, para corromper a la gente… Y después de decir eso volvía y preguntaba: ¿El dinero es bueno? Y cuando decían que no era bueno. Yo les decía que el dinero sirve para construir hospitales, para dar de comer a los pobres, para proteger a los ancianos…

Luego les preguntaba que si la inteligencia era buena… Y entonces decían que esa sin duda sí era buena. Y entonces les hablaba de como la gente usa la inteligencia para hacer las maldades más horrorosas. Y luego volvía y preguntaba si la inteligencia era buena. Y cuando decían que no, les hablaba de todas las buenas cosas que la inteligencia a traído al mundo.

Luego pasaba a la pregunta que para muchos es muy importante y era: ¿la salud es buena? Y les mostraba con ejemplos con mucha claridad, que todas esas cosas no son ni buenas ni malas. Sino que la clave está en lo que estas cosas producen en nuestro corazón, pues de acuerdo a lo que produzcan las usaremos de buena o de mala manera.

Es urgente que desechemos ese erróneo concepto del bien y del mal que el mundo predica. Que además se corrompe cada vez más. Por ejemplo, en este tiempo están diciendo que las más grandes aberraciones sexuales son buenas… Y qué los que defienden a la familia tradicional y la práctica normal del sexo en el matrimonio, son homofóbicos, perversos y malos.

Y entonces podemos pensar que no estamos tan mal como los que defienden esas cosas… Pero la verdad, no nos damos cuenta que todavía estamos muy contaminados con esos falsos conceptos de bien y el mal, y por eso de manera continua clasificamos todo lo que nos sucede dentro de esa escala de valores, que va desde espectacular y maravilloso, a terrible y espantoso, pasando por regular.

Y el gran problema como ya mencioné es, que esa continua clasificación qué hacemos de los eventos en buenos y malos, es precisamente lo que nos lleva a no creerle a Dios. Por eso Señor dijo que si comíamos del árbol “ciertamente moriríamos” Tres clases de muerte, la muerte espiritual, la muerte física, y la muerte eterna.

Pero si somos objetivos en este asunto, podemos ver que cosas que creemos que definitivamente son malas, han traído tremenda bendición a ciertos hombres.

La Biblia nos cuenta como Job fue bendecido con el ataque de Satanás. Y no fue cualquier ataque pues le robaron todas sus pertenencias que eran muchísimas, le asesinaron a sus hijos y a sus criados, y lo único que le dejaron fue una mujer que le pedía que maldijera Dios y se muriera…¿Porque? Porque estaba convencida, por su concepto del bien y del mal, que Dios le estaba destruyendo la vida a Job.

Sin embargo este trato trajo una enorme bendición a la vida de Job, y aún a nosotros si creemos lo que Dios dice en su palabra.

Lo mismo podemos ver en la historia de José, quien fue bendecido como consecuencia del desprecio de sus hermanos y de la ingratitud de todos a quienes ayudó.

O el rey Nabucodonosor que fue bendecido como consecuencia de la locura. O el apóstol Pablo como consecuencia de un aguijón en la carne que lo mantenía humilde a pesar de tan gran revelación.

Y lo más importante de todo, la humanidad fue bendecida como consecuencia de la terrible, espantosa y muy dolorosa muerte de Jesucristo en la cruz. “Su muerte es lo que nos ha dado la oportunidad de ser salvos”

La pregunta es; si todas esas cosas son catalogadas definitivamente como malas: ¿Por qué a través de ellas muchos han sido enormemente bendecidos?

Y si seguimos siendo objetivos también podemos encontrar muchos ejemplos bíblicos, de como las cosas que los hombres llamamos buenas, han traído mucha maldición.

El rey Ezequías cuando se le anunció que iba a morir, algo que definitivamente los hombres consideran malo, se le otorgaron 15 años más de vida, algo que los hombres consideran bueno, pero en ese tiempo lo que el rey hizo trabajo desgracia al pueblo de Israel.

Si revisamos la historia del pueblo de Israel la escritura nos cuenta, que cada vez que Dios los prosperaba, cosa que los hombres consideran bueno, ellos se olvidaban de Dios.

Y el ejemplo más contundente creo que es, el del querubín protector, al que su gran hermosura enalteció su corazón, su esplendor corrompió su sabiduría, y su gran riqueza lo llenó de iniquidad. Todas las cosas buenas que recibió según el concepto de los hombres, hicieron de el el ser más perverso del universo, a pesar de haber sido creado perfecto por Dios.

Y la pregunta es, si todas esas cosas son catalogadas como buenas: ¿Por qué trajeron tanta maldición?

La respuesta es muy sencilla, porque lo importante no es cómo las clasifica el mundo, lo importante es que las cosas que nos suceden, que están bajo el control de Dios, están diseñadas para producir bendición a nuestra vida.

Si confiamos en esta preciosa verdad, entonces habrá fe suficiente para en medio de cualquier situación obedecer a Dios, y no perdernos la bendición que Dios nos quiere dar.

Esta realidad nos lleva a una pregunta muy importante. Y es; ¿Como sabemos que esas cosas que deseamos de todo corazón, porque creemos que son buenas para nuestra vida… Como sabemos que de verdad traerán bendición a nuestra vida?

Pero antes de responder estando convencidos que si traerán bendición a nuestra vida, recordemos que Dios dice que no hay nada tan perverso y engañoso como nuestro corazón.

Si creemos lo que Dios dice en su palabra, entonces debemos aceptar que no podemos saber con certeza, si lo que tanto deseamos traerá bendición o maldición a nuestra vida.

Y es por eso que la escritura, en un pasaje donde está hablando de aflicciones, sufrimientos y de situaciones muy difíciles, donde normalmente creemos que tenemos claridad para orar cómo conviene, la escritura nos dice que no sabemos, y por eso Dios nos ayudará haciendo la petición correcta. Dice así:

Romanos 8:26 De igual manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, pues qué hemos de pedir como conviene, NO LO SABEMOS, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.

Aparece un muy buen negocio, usted cree que es un bueno para usted, usted no sabe que la otra persona está planeando quitarle su empresa y por eso pide que el negocio se realice…

Usted se quiere casar, usted cree que es una buena pareja para usted que lo hará o la hará muy feliz, pero usted no sabe lo que va pasar más adelante con esta persona, y por eso usted pide poderse casar…

Pero en esos momentos, Dios en su gran amor rechaza cualquier oración que no sea la correcta, y él mismo se encarga de orar por nosotros haciendo la petición correcta. Por eso dice: “El Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles” ¿Cuántos de ustedes saben que Jesús ora continuamente por cada uno de nosotros?… Así dice la escritura:

Romanos 8.34 ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.

Hebreos 7.25 por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.

Eso es como cuando el papá y del niño llegan a la heladería, y el niño quiere un helado gigantesco… El papá que sabe que no puede con eso y que le hará daño, pide el que realmente le aprovecha, y ese es el niño recibe. Y gozarse o no por lo que recibe, dependerá de su concepto del bien y del mal.

Ahora hay otras muchas cosas que sí sabemos que son buenas para nosotros, porque la escritura dice que son buenas. Por ejemplo: conocimiento de su voluntad, sabiduría e inteligencia espiritual, ser fortalecidos con poder en el hombre interior, conocer el amor de Cristo, ser llenos de toda su plenitud, contentamiento, humildad, mansedumbre, que su nombre sea santificado en nuestra vida, que venga su reino a nosotros, etc.

Porque son cosas que con toda claridad la escritura dice que son buenas para nosotros, y que Dios desea que se hagan realidad en todos nosotros.

Pero respecto de las cosas que los hombres llaman buenas o malas… no sabemos que van a producir.

Por ejemplo: Hay iglesias grandes donde Dios no ha podido entrar, sabiduría humana que ha sido mal empleada, dinero para la obra que ha terminado financiando pecado, milagros que han sido usados para enseñar y respaldar mala doctrina, salud que ha permitido trabajar diligentemente en caminos que no son de Dios, discípulos que han respaldado esos malos caminos y a sus líderes, esposas que han colaborado en hundir al pastor, hijos que ha sido mal testimonio para la iglesia, etc.

¿Cómo salir de todo este gran engaño? Teniendo una imagen correcta de Dios, de su grandeza, de su poder, de su sabiduría, de su gran amor por nosotros. Y teniendo esta imagen correcta de Dios sólo debemos hacernos una sencilla pregunta:

¿Quién sabe qué es lo mejor para cada uno de nosotros? ¿Nosotros los otros hombres, o Dios?

Esto me recuerda lo que algunos padres dicen a sus hijos: ¿Le va a enseñar a tener hijos a su papá?

¿Quién sabe que pasara en nuestro corazón si recibimos mucho o poco dinero?¿Quién sabe que va pasar en nuestro corazón si nos enfermamos o no nos enfermamos?¿Quién sabe que va a pasar en nuestro corazón si muere algún familiar, un hijo o nuestro cónyuge?¿Quién sabe que va pasar en nuestro corazón si nos casamos con quien queremos o no? La escritura dice:

Jeremías 17.10 Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.

Según todo esto: ¿cómo vamos a orar? Muy sencillo; debemos pedir a Dios lo que creemos que es bueno para nosotros, lo que creemos que va traer bendición espiritual (por favor ubíquese)… Pero debemos terminar nuestra oración diciendo de todo corazón. “Padre yo deseo esas cosas con todo mi corazón, pero lo más importante es que no se haga como yo quiero sino como tú quieres”.

Esa frase dicha de todo corazón quiere decir: “Señor yo creo que esto es bueno para mí pero no estoy seguro por eso mejor confío en que se haga como tú lo dispongas”

Si usted termina la oración diciendo estas palabras creyéndolas de verdad… No importa la respuesta de Dios, porque usted por un lado va a entender si pido bien o pidió mal.

¿Cuál es la diferencia entre una persona que hace muchas oraciones y muy pocas le son contestadas, con aquella qué ora muy poco, pero todo se lo contesta Dios? La diferencia está en que uno si está escuchando al Espíritu Santo, que habla conforme a la palabra, mientras que el otro no.

Pero además de que a través de lo que Dios nos conteste entenderemos si pedimos bien o mal, a esto debemos añadir algo que es muy importante, y es que no importa la respuesta que Dios nos dé, nos sentiremos tranquilos porque sabemos que Dios sabe que es lo mejor para nosotros.

Y eso es exactamente lo que dice la promesa, “Sabemos que a los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien”.

Por supuesto es posible que la respuesta de Dios sea que sí se enferme, o que el negocio se caiga, o que la relación se dañe, pero si realmente estamos confiados en que Dios sabe que es lo mejor para nosotros, entonces aceptaremos lo que haya decidido para nosotros.

Y cuando de gracias por la respuesta tenga cuidado de no hacer lo que hacía una pastora, la cual me contó que oraba así: “Señor te doy gracias por esta cosa tan horrible y espantosa que me está sucediendo, te doy gracias porque estás acabando con mi familia, te doy gracias porque me estás enfermando hasta morir, te doy gracias por todo lo malo que me me estás haciendo… etc.

Cuando uno ora de esta manera, no ha abandonado el concepto de bien y del mal del mundo, y entonces termina haciendo una oración llena de incredulidad, que no podrá traer paz, mucho menos gozo a su corazón. Esta clase de oración es una queja disimulada que no trae bendición. Esta clase de oraciones una ofensa es algo que no agrada a Dios.

Cuando la situación es difícil o dolorosa, nuestra oración debe ser como el ejemplo que da de la mujer que está de parto… La escritura dice:

Romanos 8.21–22 porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. 22Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora;

Toda la creación, todas las cosas que están pasando y que pasarán, porque la verdad es que cada vez las cosas en el mundo van a estar cada vez más mal… Pero es como si la creación estuviera dando a luz a los verdaderos hijos de Dios, que están siendo liberados de la corrupción para vivir en la libertad gloriosa en la presencia de Dios.

Puede ser doloroso, puede ser triste todo lo que está pasando en el mundo, pero el resultado final será glorioso para aquellos que creen en el Señor Jesús. Para los que no, para los que será sólo desgracia y condenación eterna… Ellos tomaron su decisión.

El apóstol Pablo uso la misma expresión cuando dijo:

Gálatas 4.19 Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros…

Siente tristeza y dolor al ver a sus discípulos enredados en falsas doctrinas, judaizandose, queriéndose volver judíos… Pero espera que al final Cristo sea formado en ellos. Eso quiere decir que frente a situaciones difíciles o dolorosas es lícito que oremos así:

“Señor me duele lo que está sucediendo, pero sé que esto traerá bendición para mi vida y para algunos que me rodean, y por eso te agradezco y alabo, porque se que nos amas y deseas lo mejor de lo mejor para cada uno de nosotros, en esta vida y en la eternidad”

En otras palabras como hemos estado viendo, podemos descansar plácidamente confiados en la soberanía de Dios, que usa para hacer de nosotros unos hijos de Dios que glorifiquen su nombre.

PERO OJO, MUCHO CUIDADO CON ESTO QUE VOY A ACLARAR.

Algunos cometen el grave error de pensar que como Dios es soberano, no tienen que hacer gran cosa sino simplemente esperar que suceda lo que Dios ha determinado…

A una persona que estaba en condición económica difícil alguien le dijo: Muévase. Y esta persona respondió: “para que si Dios es soberano y él me dará lo que ha determinado darme”.

Esto ya lo expliqué cuando dije, que nos vamos a enfermar si Dios así lo decide, pero eso no quiere decir que no debemos cuidarnos.

Ahora ciertamente a veces Dios hace las cosas sin ninguna intervención nuestra. Por ejemplo, en cierta ocasión que pueblo de Israel temía ser atacado y por esto quería buscar ayuda de Egipto para protegerse. Dios les dijo:

Isaías 30.1–2 ¡Ay de los hijos que se apartan, dice Jehová, para tomar consejo, y no de mí; para cobijarse con cubierta, y no de mi espíritu, añadiendo pecado a pecado! 2Que se apartan para descender a Egipto, y no han preguntado de mi boca; para fortalecerse con la fuerza de Faraón, y poner su esperanza en la sombra de Egipto.

Y por este pecado de no confiar en Dios, de estar buscando ayuda de los paganos para salir de esa situación, Dios les dice:

Isaías 30.3 Pero la fuerza de Faraón se os cambiará en vergüenza, y el amparo en la sombra de Egipto en confusión.

Les asegura que no les va a funcionar… Porque una cosa es buscar ayuda cuando Dios me manda a buscar ayuda, otra muy diferente es buscar ayuda cuando Dios me dice que no la busque.

Y por esto la solución que Dios les dio fue:

Isaías 30.15 Porque así dijo Jehová el Señor, el Santo de Israel: En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza.

¿Qué tenían que hacer ellos? Descansen, reposen, estén en quietud, confiando, porque eso traerá salvación y fortaleza.

He escuchado más de un testimonio donde en oración Dios le dice a algunas personas; no haga nada, no se defienda, yo estoy haciendo algo allí que luego entenderás. Y luego los resultados son favorables.

¿Pero qué pasó? La escritura continúa contándonos:

Isaías 30.16-17 Y no quisisteis, 16sino que dijisteis: No, antes huiremos en caballos; por tanto, vosotros huiréis. Sobre corceles veloces cabalgaremos; por tanto, serán veloces vuestros perseguidores.17Un millar huirá a la amenaza de uno; a la amenaza de cinco huiréis vosotros todos, hasta que quedéis como mástil en la cumbre de un monte, y como bandera sobre una colina.

No confiaron en la respuesta de Dios, les dio temor hacerle caso, es decir quedarse quietos, salieron corriendo, y recibieron las consecuencias de su incredulidad pues Dios les aseguro que les iba a ir muy mal.

Pero Dios no siempre quiere que nos quedemos quietos esperando que él haga, y por esto también su palabra dice:

Efesios 3.20–21 Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, 21a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.

Estuve muchos años en una organización cristiana que abuso de nosotros, que nos engañó… Y cuando veía que se cometían esos abusos en el liderazgo le insistía a los pastores que hablaran, que no se quedarán callados, que expusieran su situación, que insistieran en que les cumplieran lo que les había prometido… (Al final por eso fue que “el súper padre en la fe” me sacó de la organización)

Pero la respuesta de la mayoría era: “Dios hará las cosas de manera más abundante, yo voy a descansar en el Señor y no voy a decir nada”

¿Por qué? Porque les daba miedo que sus superiores no reconocieran su error y los maltrataran más…

Otras veces nos atascamos en la relaciones con los demás, porque nos hacen cosas injustas que nos hieren y las guardamos en el corazón, y no salen por más de que oremos… Y más grave aún, esos resentimientos o amarguras afectan nuestra relación con Dios. Y entonces el consejo bíblico que les doy es; vaya y hable. Porque la escritura dice:

Santiago 5.16 Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.

Y nuevamente la misma respuesta. “Es que no van a reconocer, es que me van a ofender más, es que me van a mirar más feo… Y entonces mejor dejemos que Dios arregle el asunto. Porque Dios es capaz de hacer las cosas mejor de lo que pedimos o entendemos”

Es mas, a veces se quiere mostrar esa respuesta como, “yo confío en Dios por eso no hago nada” Pero si volvemos a leer el pasaje poniendo más atención, dice:

Efesios 3.20–21 Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, 21a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.

Los bancos están dando un plazo de dos meses para ayudar a los que tienen problemas para pagar ciertos créditos… ¿Será que le doy gracias a Dios y ya. O será que me comunico con el banco como ellos me piden que haga a ver si me dan de plazo?

Dios dice que el que no provee para su casa es peor que un incrédulo… Eso quiere decir que Dios a que quiere proveer para su casa, le dará la provisión para que lo pueda hacer… El problema que esa persona no quiere trabajar, o es tacaño y miserable con su familia, y entonces la razón para no cumplir es que no hace lo que debiera hacer, no que Dios no es fiel para proveer.

Dios le dio la provisión del maná al pueblo en el desierto… Pero si no madrugaban no cogían nada… Y antes del día de reposo la orden era coger el doble… Muchos no obedecieron y cuando fueron a recoger ese día no había.

Si Dios quiere hacer que nuestra Iglesia crezca, lo hará porque nosotros oramos o porque dejamos que Dios nos use para compartir su palabra…

Si Dios quiere darte sabiduría, lo hará porque le pides sabiduría sin que tengas necesidad de escudriñar las escrituras…

La respuesta es; haciendo ambas cosas. Orando, y actuando en la dirección en la que dios nos manda hacer.

Porque si sólo actuamos sin confiar en el respaldo de Dios estamos graves. Pero si sólo oramos y no actuamos cuando nos manda actuar, también estamos graves.

Así es de que no debemos dejar de dar gracias a Dios por este tiempo. Para poder hacerlo de corazón debemos ignorar la clasificación que el mundo hace de las cosas en buenas o malas, y más bien pensar en lo que estas cosas están produciendo en nuestro corazón.

Si notamos que nuestra fe, nuestro gozo y nuestra paz mejoran, es porque estamos asimilando bien la situación… Si notamos que vamos para atrás, debemos revisar nuestra confianza en Dios, debemos revisar la imagen que tenemos de Dios, debemos revisar en la palabra qué es lo que no estamos creyendo como debiéramos, que no podemos disfrutar de la bendición de Dios en este tiempo.

Ahora: Hay otra cosa muy importante respecto de la soberanía de Dios, que tiene que ver con que hay dos clases de soberanía, o dos razones por las cuales Dios hace lo que hace, y también hay una forma como podemos cambiar lo que Dios ha determinado, lo cual es muy, muy importante… Pero lo veremos la próxima semana…

Por favor, insisto; repasen todo lo que hemos visto, evalúen, desechen las mentiras del diablo, y disfruten del amor de Dios aún en ésta época.

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