SI OYEREIS HOY SU VOZ – PARTE 1
I. INTRODUCCIÓN
Cuándo vamos a leer o a estudiar la escritura hay que tener en cuenta que lo que estamos leyendo quien lo dijo, cuando lo dijo, a quien se lo dijo, porque se lo dijo… Porque no podemos tomar cualquier fragmento de la escritura y decir que esa es la verdad, cuando no hemos revisado el contexto, que implica también saber bajo qué pacto fue que se dijo lo que se dijo, y también entender cuál es el propósito del libro que estamos leyendo.
Antes de entender esto, y antes de ser cristiano leía el libro de Eclesiastés y tomaba por ciertas las cosas que allí dice sin tener en cuenta que es el testimonio de un hombre que describe lo que es la vida cuando creemos en Dios pero no le conocemos, y tampoco conocemos sus planes ni la forma como trabaja…
Esto es casi como decir que el libro fue escrito por un incrédulo que cree en Dios. Por qué una cosa es creer en Dios y otra muy diferente creerle a Dios, y como este hombre no le creía a Dios al hacer el análisis respecto de la vida dice cosas que son completamente equivocadas a los ojos de Dios. Por ejemplo:
Eclesiastés 1:14–15 Miré todas las obras que se hacen debajo del sol; y he aquí, todo ello es vanidad y aflicción de espíritu. 15Lo torcido no se puede enderezar, y lo incompleto no puede contarse.
Llega a la conclusión que la vida es inútil, muy sufrida, y que las cosas que están torcidas no se pueden arreglar. Y esto es igual a decir que los hombres están condenados a sufrir sin remedio y peor aún, por cosas que no tienen verdadero valor.
Sin embargo esta conclusión es equivocada, porque cuando vamos a la escritura vemos que Dios tiene un plan para la humanidad, y este plan según Dios se está cumpliendo a la perfección… Las profecías cumplidas muestran que el plan de Dios se está cumpliendo y por lo tanto podemos tener la certeza de qué hasta el final el plan se cumplirá.
Por esta razón decir que lo torcido no puede enderezarse aunque sea verdad desde el punto de vista de los hombres, desde el punto de vista de Dios no necesita ser enderezado porque todo va ocurriendo según su plan. Por ejemplo; si pensamos en la maldad que hay en el mundo, en la escritura respecto de esto podemos leer:
Romanos 9:22–23 ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción, 23y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria,
Sabemos que Dios no obliga a nadie a creer en él, pero estos que no crean en él no hay duda que serán condenados, sin embargo dice que Dios con paciencia los soporta y la razón de hacerlo es que está usando la maldad de unos para mostrar las riquezas de su gloria, es decir la transformación que él está operando en los auténticos hijos de Dios, transformación qué es efectuada en parte por la maldad de la gente que está a nuestro alrededor.
Un concepto tan sencillo como; como aprender a perdonar si no nos ofenden, como ser generosos si no hay pobres, como tener paciencia si no hay gente que nos impacienta, cómo defender la verdad si no hay gente que la ataca, etc.
Ahora el punto crucial de los argumentos de este hombre está centrado en algo que los hombres que no conocen a Dios consideran terriblemente espantoso. La muerte, algo de lo cual ningún ser humano se podrá escapar. El escritor lo habla de la siguiente manera:
Eclesiastés 3:19 al 20 Porque lo que sucede a los hijos de los hombres, y lo que sucede a las bestias, un mismo suceso es: como mueren los unos, así mueren los otros, y una misma respiración tienen todos; ni tiene más el hombre que la bestia; porque todo es vanidad. 20Todo va a un mismo lugar; todo es hecho del polvo, y todo volverá al mismo polvo.
Según el escritor es igual si se muere es un hombre que si se muere un perro. Todos son hechos de polvo y todos al polvo volverán. Y es obvio que al decir estas palabras está ignorando por completo que los seres humanos somos eternos, es decir que al morir nuestro cuerpo físico nuestra alma y nuestro espíritu siguen existiendo.
Y esto que seguramente mucha gente cree, es gravísimo, porque ignorar la eternidad corrompe por completo al hombre y por eso el escritor continúa diciendo:
Eclesiastés 9:2 al 3 Todo acontece de la misma manera a todos; un mismo suceso ocurre al justo y al impío; al bueno, al limpio y al no limpio; al que sacrifica, y al que no sacrifica; como al bueno, así al que peca; al que jura, como al que teme el juramento. 3Este mal hay entre todo lo que se hace debajo del sol, que un mismo suceso acontece a todos, y también que el corazón de los hijos de los hombres está lleno de mal y de insensatez en su corazón durante su vida; y después de esto se van a los muertos
No creer en la eternidad es igual a pensar que la muerte es el fin de todo, cuando en realidad es el comienzo de todo, pero al ver la muerte como algo malo, esto hace que los hombres se perviertan, aún aquellos que comienzan a portarse bien en la vida y luego le suceden cosas trágicas, terminan volviéndose malos, porque al no creer en la eternidad, no creen que valga la pena hacer lo correcto, mucho menos si por hacer lo correcto tienen que sufrir de alguna manera.
Sin embargo cuando este hombre demuestra a través de todos sus argumentos que la vida es sufrida e inútil, el propósito de hacer esto es mostrar que el hombre necesita de Dios para poder hallar el verdadero sentido de la vida, y por eso concluye su libro diciendo:
Eclesiastés 12:13-14 El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. 14Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala.
Notemos que cuando dice que Dios juzgará todas nuestras obras, este hombre está aceptando que hay una eternidad, que hay un después de esta vida que va a comenzar con el juicio que Dios haga de las obras que hicimos o dejamos de hacer, mientras estabamos vivos.
Pero no quiere decir esto que la salvación es por obras, la salvación la obtenemos gracias a la fe depositada en Jesús, que hace que el produzca en nosotros el Nuevo Nacimiento que nos salva. Pero de allí en adelante las obras definirán nuestra recompensa en la eternidad, es por eso que Dios juzgará cada una de nuestras obras.
Sin embargo esas buenas obras no son buenas obras si no son hechas con el carácter apropiado. La verdadera obediencia incluye una acción correcta con una actitud correcta. La acción es lo más fácil y pues podemos actuar ya, pero obtener el carácter apropiado para hacer estas buenas obras requiere tiempo.
Y por eso por la importancia que tiene el “tiempo” en nuestra vida, este hombre también nos habla del tiempo diciendo lo siguiente:
Eclesiastés 3:1 al 3 Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. 2Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; 3tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar; 4tiempo de llorar, y tiempo de reír;….
Y puede parecernos muy lógico y muy normal lo que dice respecto del tiempo, pero hay algo supremamente importante que este hombre no nombra. El dice, “todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora” refiriéndose a los deseos que los hombres puedan tener de hacer muchas cosas, sin embargo no nombra para nada la importancia de hacer la voluntad de Dios. Y precisamente por no hacer la voluntad de Dios es que termina concluyendo:
Eclesiastés 3:9 ¿Qué provecho tiene el que trabaja, de aquello en que se afana?
Cuando no se vive pensando en la eternidad ese siempre será el resultado de vivir haciendo nuestra voluntad. Pero no sólo no habrá provecho en hacer nuestra voluntad sino que habrá una enorme pérdida, que sólo descubriremos cuando seamos juzgados y por supuesto puede ser ya demasiado tarde.
A la pregunta: ¿Qué se requiere para hacer la voluntad de Dios? La respuesta es tiempo. ¿Pero qué pasa si no administramos bien el tiempo que tenemos? Pues no podremos hacer la voluntad De Dios.
Y ese es el problema que algunos tienen con la administración de su tiempo, y por eso a veces hablando con algunos creyentes uno nota que no tienen tiempo para ciertas cosas que Dios nos pide hacer que son básicas e indispensables, como por ejemplo; asistir a la iglesia, y no me refiero a ver la reunión por internet, ésa opción es para los que no pueden venir, no para los que por su comodidad no quieren administrar su tiempo de tal manera que puedan venir.
Es decir jamás podemos decir que no tenemos tiempo para cosas como estudiar las escrituras, compartir de Cristo, tener discípulos que es similar a enseñar a otros lo que conocemos de Dios… Si decimos que no tenemos tiempo nos estamos engañando, porque la realidad es que estamos administrando mal el tiempo, pues para hacer la voluntad de Dios siempre Dios nos dará el tiempo necesario, pero el problema es que lo usamos en otras cosas que no traerán provecho a nuestra eternidad.
Resumiendo; hay varias cosas que podría decir hasta aquí que son de suprema importancia respecto del tiempo.
La primera es que la inminencia de la muerte hace que el tiempo se vuelva algo precioso en gran manera. Cada segundo, cada minuto, cada hora, cada día, es un día menos que tenemos de vida, porque el tiempo bien o mal invertido es algo que es imposible recuperarlo. Pregunto: ¿Cuántos vivimos conscientes de esta realidad día a día?
Además de lo inexorable del paso del tiempo, a esto hay que añadirle algo que hace que el tiempo sea todavía más valioso, y es el hecho de que nadie sabe cuánto tiempo le queda.
Y esta verdad es para todo hombre inteligente que no conoce a Dios una completa desgracia, y si ésta verdad no afecta la vida de una persona inteligente, es porque vive como un animal. El autor del libro escribe:
Eclesiastés 8:6 al 8 porque el mal del hombre es grande sobre él; 7pues no sabe lo que ha de ser; y el cuándo haya de ser, ¿quién se lo enseñará? 8No hay hombre que tenga potestad sobre el espíritu para retener el espíritu, ni potestad sobre el día de la muerte; y no valen armas en tal guerra, ni la impiedad librará al que la posee.
Para los incrédulos qué no viven como animalitos, es un mal terrible no saber cuándo se van a morir, pues la muerte, que podía llegar en cualquier momento destruye cualquier plan que el hombre quiera realizar. Y si a esto le añadimos la incapacidad de defenderse de la muerte, entonces debemos concluir que el tiempo que tenemos, que no sabemos cuánto es, es supremamente valioso.
No es lo mismo decidir qué voy hacer en la hora siguiente pensando que voy a vivir 50 años más, a tomar la decisión de que voy hacer en la hora siguiente, cuando tengo la certeza de qué solo me quedan seis horas de vida.
Qué harian ustedes si les dijeran que tienen sólo una semana de vida… O un sólo día… O sólo seis horas… ¿Qué harían? Seguramente los planes de los que no creen en la eternidad serian muy diferentes de los que sí creen en ella.
Déjenme darles un ejemplo real:
Lucas 23:39 al 40 Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros. 40Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación?
El final de la historia de estos dos hombres, que cada uno tenía como mucho de seis a doce horas de vida fue completamente diferente. Uno que pensó en su eternidad está en el paraíso con el Señor, y el otro que quiso alargar su vida sobre la tierra, está en el infierno y allí se quedará por toda la eternidad.
Sin embargo el que está en el infierno podría estar en el paraíso si hubiera administrado bien las últimas horas que le quedaban… Y entonces la pregunta es: ¿Será importante lo que hagamos con el tiempo de que disponemos? Por supuesto que sí.
Por eso, como nadie sabe cuánto tiempo le queda aquel dicho popular que dice: “No dejes para mañana lo puedes hacer hoy” se vuelve una verdad muy importante para nuestra vida.
Son muchísimas las personas que mucho antes de saber que su muerte se acerca, dicen frases como: “Si yo hubiera hecho” “Si hubiera aprovechado la oportunidad” “Si hubiera tomado la decisión correcta” “Si me hubiera casado o si no me hubiera casado”.
Y estos ejemplos son respecto de cosas que no son verdaderamente importantes, sin embargo con el tiempo reconocieron no haber administrado bien el tiempo por tomar malas decisiones. Por qué tomar malas decisiones es en realidad una mala administración del tiempo. Otro ejemplo real:
2 Samuel 12:10 al 12 Por lo cual ahora no se apartará jamás de tu casa la espada, por cuanto me menospreciaste, y tomaste la mujer de Urías heteo para que fuese tu mujer…. 11Así ha dicho Jehová: He aquí yo haré levantar el mal sobre ti de tu misma casa, y tomaré tus mujeres delante de tus ojos, y las daré a tu prójimo, el cual yacerá con tus mujeres a la vista del sol. 12Porque tú lo hiciste en secreto; mas yo haré esto delante de todo Israel y a pleno sol.
Esto hizo Dios con DAVID por haber tomado una mala decisión. Claro, después de qué hacemos lo que no debemos ya no hay como echarse para atrás porque el tiempo no lo permite.
Y por esto además de que su hijo tomaría todas sus mujeres y tendría relaciones con ellas a la vista de todo Israel, el hijo que David tendría moriría. Pregunto: ¿Se habrá lamentado este hombre por su mala decisión? Yo estoy seguro que si, más aún cuando las palabras del Señor a través del profeta fueron:
2 Samuel 12:7 Yo te ungí por rey sobre Israel, y te libré de la mano de Saúl, 8y te di la casa de tu señor, y las mujeres de tu señor en tu seno; además te di la casa de Israel y de Judá; y si esto fuera poco, te habría añadido mucho más.
Si quería más sólo tenía que pedirlo. Pero en lugar de pedir y esperar las cosas de parte del Señor, tomó malas decisiones, fue en contra de la voluntad de Dios y termino trayendo desgracia para él y su familia.
Así como él hay muchos que por no haber tomado buenas decisiones hoy se lamentan profundamente, porque pudieron haber hecho lo bueno y no lo hicieron, y aunque ya no vale la pena llorar sobre la leche derramada, es necesario aprender de los errores y entender lo importante que es utilizar bien el tiempo que nos queda.
El segundo asunto es precisamente éste; que como no sabemos cuánto tiempo nos queda, y como no podemos echar para atrás la malas decisiones que hemos tomado, debemos entender que el tiempo se vuelve precioso en gran manera pero para tomar buenas decisiones. Si no lo hacemos entonces la pérdida será enorme.
El Señor Jesús enseñó en una parábola las palabras que Dios dirá aquel que se dedicó a hacer riquezas en este mundo, pero se le olvidó hacer la voluntad de Dios… Dice así:
Lucas 12:20-21 Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? 21Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios.
El tercer asunto a considerar respecto de la importancia del tiempo es, que todo tiene su tiempo.
No me estoy refiriendo a que hay tiempo para todo, porque no hay tiempo para todo, pues hay cosas a las que no debemos dedicarle tiempo porque lo estaríamos desperdiciando. Cuando digo que todo tiene su tiempo me refiero, a lo que ya mencioné y es que todos tenemos tiempo para hacer la voluntad de Dios. El escritor del libro de Eclesiastés dijo:
Eclesiastés 3: 11 Todo lo hizo hermoso en su tiempo;
Cuando hacemos lo que debemos hacer, en el tiempo en que lo debemos hacer, estamos haciendo lo correcto y cosecharemos la bendición de haber administrado bien el tiempo.
Contrario a esto he visto muchas veces que cuando las cosas ya están graves, entonces decidimos dedicarle tiempo a aquellas cosas que descuidamos, y si logramos arreglarlas, lo más seguro es que tendremos que dedicar mucho más tiempo del que hubiéramos dedicado, si lo hubiéramos hecho a tiempo, además; a veces ya es muy tarde y por más tiempo que dediquemos a cierto asunto no lo podemos arreglar.
No trató bien a su esposo o a su esposa y cuando la pierde decide tratarla bien; no sé tomó el tiempo de edificar, corregir y amar a sus hijos y cuando están bien torcidos decide dedicarles tiempo; No sacó tiempo para cuidar de su salud y cuando está grave decide dejar de comer porquerías y meterse a un gimnasio; No edifico adecuadamente su vida cristiana y cuando ve que Dios lo metió en la trituradora por necio, entonces trata de edificar a toda velocidad, como si fuera posible. Etc.
Todo esto nos debe llevar a concluir que: EL TIEMPO PARA UNA BUENA RELACIÓN CON DIOS se convierte en el tiempo más importante. Pero: ¿Es esa la realidad en nuestra vida? ¿El tiempo que le dedicamos a alimentar y edificar nuestra relación con Dios es el tiempo más importante en nuestra vida?
Pero no solo me estoy refiriendo a la cantidad de tiempo que usted dedica a su relación con Dios, pues algunos pensando que se trata solo de eso, están viviendo de forma completamente desacertada, aunque según ellos le están dedicando tiempo a las cosas de Dios.
Es decir; hacen devocional, estudian la Biblia, sacan tiempo para ir a la iglesia, hacen los cursos bíblicos, y en el tiempo que no hacen estas cosas se dedican a pecar; se preocupan, se afanan, se estresan de manera continua por diferentes asuntos de la vida, es decir; viven pecando todo el tiempo aunque sacaron tiempo para Dios.
No. No se trata de hacer un horario para dedicarle tiempo a las cosas de Dios, y otro tiempo al pecado. De lunes a jueves para el Señor y de viernes a domingo para el Diablo.
Tampoco se trata de estar metido en la iglesia todo el tiempo de lo que se trata realmente es:
Colosenses 3:23 al 24 Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; 24sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís
¿Según estos versículos cuánto tiempo debo dedicarle a Dios? Absolutamente todo.
Y entonces podríamos comenzar a mencionar una serie de versículos que nos servirían para evaluar la forma cómo estamos utilizando el tiempo, por ejemplo:
Proverbios 6:9 al 11 Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño? 10Un poco de sueño, un poco de dormitar, y cruzar por un poco las manos para reposo; 11Así vendrá tu necesidad como caminante, y tu pobreza como hombre armado.
El problema es que encontramos que hay perezosos para ciertos asuntos pero supremamente diligentes para otros, y entonces el asunto no se trata de ser solamente diligente sino como mencione antes, diligentes para lo que en verdad aprovecha. Por eso también la escritura dice:
Romanos 12:11 En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor;
Fervientes en espíritu: ¿Qué significa? ¿Cómo lo entienden? Se referirá acaso a esa persona hiperactiva que todo el tiempo está insistiendo con lo que se debe hacer, que colabora en todo, que vive acelerada, que vive empujando, motivando, exhortando, etc.
Porque fervientes en espíritu no creo que se refiera a aquellas personas que por su falta de compromiso no colaboran, se hacen los locos, o son tan lentos que dan ganas de darles cuerda, de echarles gasolina, cambiarles las pilas, o prenderles el motor, empujándolos, motivándolos, para que se muevan… ¿O sí?
SI OYEREIS HOY SU VOZ…
Pero aún más allá de cuanta diligencia y cuanto fervor haya en nuestras vidas para hacer la voluntad de Dios, estoy seguro que la norma precisa, la medida perfecta, el resumen de lo que debemos hacer con el tiempo lo podemos encontrar en la siguiente declaración o advertencia hecha por el Señor:
Hebreos 3:7-8 Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz, 8No endurezcáis vuestros corazones…,
Esa es la medida perfecta para administrar bien nuestro tiempo: Necesitamos oír la voz de Dios, y cuando oigamos la voz de Dios, no debemos endurecer nuestro corazón.
¿HA OÍDO USTED LA VOZ DE DIOS? Creo, que gracias a Dios, por lo que Dios mismo nos ha enseñado acerca de su palabra, la mayoría tienen claridad acerca de qué es lo que deben hacer en su vida.
Eso no ocurre en todas partes, hay sitios donde la gente en nombre de Dios se les está enredando cada vez más, de tal manera que lo que creen que Dios quiere que ellos hagan, no se parece en nada a lo que realmente Dios desea para ellos. Pero a nosotros no nos pasa igual.
Nosotros tenemos claridad acerca de lo que debemos hacer, a qué cosas dedicarle tiempo, de cómo enfocar nuestra vida, porque Dios ya nos ha hablado de eso muchas veces.
Si yo le pregunto a usted: ¿Ha oído usted la voz de Dios? La respuesta debe ser sí. Sí han oído la voz de Dios porque en este lugar Dios ha hablado con claridad.
Por lo tanto la siguiente pregunta es: ¿Qué ha hecho usted con lo que ha oído? ¿Qué ha hecho usted con lo que Dios le ha dicho que usted debe hacer?
¿ACASO HA ENDURECIDO SU CORAZÓN?… algunos pueden pensar que no. Que ciertamente no han hecho caso pero que tampoco han endurecido su corazón… Pero se equivocan porque oír la voz de Dios siempre produce en el hombre una de dos cosas. O le lleva a obedecer, o le endurece el corazón. Su palabra dice:
Isaías 55:11 así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.
El pasaje de Hebreos continúa mostrándonos uno de esos resultados:
Hebreos 3:7-11 Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz, 8No endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto, 9Donde me tentaron vuestros padres; me probaron, Y vieron mis obras cuarenta años. 10A causa de lo cual me disgusté contra esa generación, Y dije: Siempre andan vagando en su corazón, Y no han conocido mis caminos. 11Por tanto, juré en mi ira: No entrarán en mi reposo.
La palabra de Dios puede endurecer el corazón. Eso quiere decir que todo lo que aquí se habla entre más claro sea, más puede endurecer su corazón, si usted no ha tomado la decisión de vivir para Dios.
Déjeme insistir con esto; entre más claro nos hable Dios, entre más contundente sea la palabra de Dios, entre más escuchémos la verdad, si no hacemos caso más puede endurecerse nuestro corazón. Y no creo equivocarme que aquí hay algunos que entre más han escuchado más duro se ha puesto su corazón.
Como quien dice: Venir aquí puede ser de mucha bendición para su vida, o puede ser muy peligroso, depende de que hagamos con lo que oímos.
Este pasaje no sólo nos advierte que al oír la voz de Dios no debemos endurecer el corazón, también nos da un ejemplo, pues habla de la provocación en el día de la tentación en el desierto: ¿Cuántos tienen claro que fue lo que pasó en ese lugar? Veámoslo:
El pueblo había salido de la esclavitud en Egipto, una esclavitud espantosa que estaba acabando con sus vidas, con sus familias, con sus esperanzas, con todo.
Sin embargo si echamos tiempo atrás veremos que cuando llegaron a Egipto llegaron con todas las esperanzas de encontrar allí lo necesario para vivir. Ellos estaban convencidos que en Egipto encontrarían solución a sus problemas de sobrevivencia lo cual incluía su sustento.
Y sí vamos un poco más hacia atrás en la historia, encontramos que Dios les había dado un lugar para que como pueblo vivieran allí por siempre. Eso quiere decir, no hay duda, que Dios tenía provisto darles el sustento necesario para vivir en esta tierra.
Pero vinieron dificultades, es decir pruebas, y en lugar de seguir confiando y esperando en el Señor, comenzaron a pensar en Egipto como la solución a sus problemas.
Dios les habló con claridad acerca de su error… Y no sólo en esa época sino en otras épocas respecto de otros pueblos también les advirtió que debían confiar en que Dios era su sustento:
Jeremías 2:36 al 37 ¿Para qué discurres tanto, cambiando tus caminos? También serás avergonzada de Egipto, como fuiste avergonzada de Asiria. 37También de allí saldrás con tus manos sobre tu cabeza, porque Jehová desechó a aquellos en quienes tú confiabas, y no prosperarás por ellos.
¿Por qué Dios toma acciones tan fuertes contra aquellos que no confían en que él es su proveedor? Porque es algo de lo cual Dios viene hablando a través de este toda la historia de la humanidad, Jesús dijo:
Mateo 6:25 Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?
Podemos deducir que cuando el hombre se afana por las cosas materiales es porque no ha entendido que la vida es mucho más que eso. Y por eso, más adelante Jesús dice algo que es todavía más grave, y es que cuando nos afánanos por esas cosas estamos haciendo exactamente lo mismo que hacen los que no conocen a Dios:
Mateo 6:31 al 32 No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? 32Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas
Pues bien, producto de no creer en la promesa de Dios de sostener al pueblo, el pueblo término en Egipto, pues le resultó más fácil confiar en que Egipto daría lo necesario para vivir, que confiar en que Dios en un peladero les iba a dar lo necesario para vivir.
Hasta aquí podemos ver dos errores gravísimos que están encadenados en el corazón de los hombres. El primero es pensar que la vida depende de las cosas que poseamos, y el segundo como consecuencia del primero es desobedecer a Dios para obtener el sustento.
Pregunto: ¿Podemos desobedecer a Dios para conseguir nuestro sustento? Por supuesto que sí. Pero: ¿Qué hará Dios con nosotros cuando hagamos eso? Pues quién sabe. Depende de lo que cada uno de nosotros realmente necesite.
Eso vemos qué pasó con el pueblo en lo referente a Egipto. Tanto insistieron que al final Dios les dio permiso de ir a Egipto, pero les dio ese permiso por la misma razón que Moisés permitió dar carta de divorcio.
Mateo 19:7 al 9 Le dijeron: ¿Por qué, pues, mandó Moisés dar carta de divorcio, y repudiarla? 8El les dijo: Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; mas al principio no fue así. 9Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera.
La dureza de corazón tiene íntima relación con la incredulidad, es importantísimo no olvidar que cuando Dios nos permite tomar otro camino a causa de nuestra incredulidad, ese camino no es bueno.
¿Y porque nosotros vamos a insistir en tomar un camino no bueno? Porque nuestra incredulidad nos hace ver el camino de Dios difícil y el otro camino esa misma incredulidad nos lo hace ver como bueno. Por eso el pueblo termina en Egipto.
Pero como el camino no era bueno, pasó el tiempo necesario para qué el pueblo entendiera que se habían equivocado y la escritura nos cuenta:
Éxodo 3:7 al 8 Dijo luego Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus angustias, 8y he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierra que fluye leche y miel…..
Dios los libera de una manera milagrosa demostrando su poder sobre los dioses de los egipcios, y culminando la liberación con la muerte de sus perseguidores al abrir el mar para que el pueblo se escapara y cerrándolo para acabar con sus enemigos.
Y sí Dios los libera por supuesto que Dios les va a sostener, pero llegando a cierto lugar nos cuenta la escritura:
Éxodo 17:2-3 Y altercó el pueblo con Moisés, y dijeron: Danos agua para que bebamos. Y Moisés les dijo: ¿Por qué altercáis conmigo? ¿Por qué tentáis a Jehová? 3Así que el pueblo tuvo allí sed, y murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros ganados?
¿Qué pasó? Desconfiaron de la provisión de Dios, y en la dureza de su corazón llegaron a pensar que estaban mejor en Egipto… El asunto es que para llegar a pensar y ver así estas cosas es porque hay una cantidad de barbaridades en el corazón, negando el amor, el poder, la bondad, la misericordia de Dios. Por eso esta acción de desconfiar en la provisión de Dios es tomada como, dudar de la presencia de Dios.
Éxodo 17:7 Y llamó el nombre de aquel lugar Masah y Meriba, por la rencilla de los hijos de Israel, y porque tentaron a Jehová, diciendo: ¿Está, pues, Jehová entre nosotros, o no?
El asunto es: ¿Cuántas veces tendrá Dios que hablar con claridad acerca de que Él es nuestro proveedor, hasta que de verdad le creamos?
Por no creerlo el pueblo de Israel pasó 450 años esclavo en Egipto. ¿Se imagina semejante cantidad de tiempo perdido? Luego en el desierto habiendo Dios dicho que El es su proveedor, vuelven y lo niegan. ¿Qué terminó haciendo al final Dios con ellos? La escritura nos cuenta:
Hebreos 3:10 al 11 A causa de lo cual me disgusté contra esa generación, Y dije: Siempre andan vagando en su corazón, Y no han conocido mis caminos. 11Por tanto, juré en mi ira: No entrarán en mi reposo.
El tema de hoy no es precisamente el asunto económico, el tema de hoy es: ¿Que estamos haciendo con lo que Dios nos está diciendo? Cuando el Señor nos dice en su palabra:
Mateo 6:33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
¿Le estamos creyendo y estamos dando prioridad a nuestra relación con Dios y a lo que Dios nos pide hacer en su obra, o estamos endureciendo nuestro corazón?
Si le estamos creyendo a Dios entonces administraremos bien el tiempo que nos queda… Que no sabemos cuánto es.
Si le estamos creyendo a Dios no trabajaremos más de la cuenta como un estilo normal de vida, sino que sacaremos tiempo para la familia, para la iglesia y para el ministerio.
Si le estamos creyendo a Dios por supuesto no haremos trabajos deshonestos y en los trabajos honestos cobraremos lo justo o pagaremos lo justo.
Si le creemos a Dios no nos dejaremos explotar, no nos dejaremos humillar, no nos dejaremos insultar en el trabajo, porque entenderemos que quien nos provee es Dios, y que puede hacerlo dónde y como él quiera.
Si le creemos a Dios entonces:
Mateo 22:21 Y les dijo: Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.
Obedeceremos estos sencillos mandatos. Por supuesto hay otros más que podríamos considerar, que desobedecerlos es síntoma inequívoco de esclavitud.
Déjeme repetir: Si no administra bien su tiempo, si trabaja más de la cuenta, si trabaja de manera deshonesta, si se deja explotar, humillar o insultar, sino paga sus cuentas, y si no es fiel con Dios financieramente es porque usted es un esclavo.
La pregunta es: ¿Cuántas veces Dios le ha hablado al respecto? Entiende que Dios le está hablando hoy otra vez de lo mismo…
Las señales externas de la esclavitud es no hacer caso a Dios. Las señales internas de la esclavitud son: Los que están graves sufrirán de ambición o codicia. Luego estarán los que viven insatisfechos, luego los que viven preocupados, luego los que viven con miedo respecto de si les alcanzará o no lo que ganan para cumplir con sus obligaciones, los tacaños o poco generosos. Las señales de libertad son además de la obediencia a los mandatos de Dios:
Filipenses 4:6 al 7 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. 7Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
Si no aprendemos esta sencilla pero básica lección acerca de la provisión de Dios, entonces no seremos capaces de administrar nuestro tiempo de acuerdo a la voluntad de Dios, y entonces el precioso tiempo que nos queda, que no sabemos cuánto es, lo estaremos desperdiciando.
El tema en la provisión de Dios es un tema tan importante que el Señor Jesús dijo; que no se podía servir a dos Señores. Pero no es el único tema en el cual debemos oír la voz de Dios.
Está el tema de la familia: ¿En su familia cada uno ocupa su lugar y cumple con sus funciones?
Está el tema del ministerio: ¿Estás haciendo lo que Dios te mandó hacer desarrollando los dones y talentos que Dios te dio?
Está el tema de tu vida personal: El cuidado de tu cuerpo, el asunto sexual, las responsabilidades como el estudio, el trabajo, etc. Y la última pregunta es: ¿Cuándo? ¿Cuándo vamos a hacer lo que Dios nos ha dicho que hagamos? ¿Cuántas veces Dios tiene que repetirnos lo mismo? ¿Qué dice la escritura respecto de esto?
Hebreos 3:12 al 15 Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; 13antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado. 14Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio, 15entre tanto que se dice: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones…