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¿QUIENES SOMOS REALMENTE? – PARTE 2

I. INTRODUCCIÓN

Estuvimos viendo que la pregunta más importante que todos los seres humanos nos debemos hacer para saber quién realmente somos, es si ya ocurrió en nosotros la transformación que nos convierte en hijos de Dios. El apóstol Pablo menciona esta radical transformación al decir:

2 Corintios 5:17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

Y es tan radical esa transformación que comienza diciendo que somos unas nuevas criaturas, es decir; qué además de nuestro cuerpo que más adelante será transformado para vivir eternamente, desde el momento de nuestro nuevo nacimiento fuimos libres de esa conexión e influencia que teníamos con la muerte, y eso dio inicio a nuestra comunión con el Espíritu de Dios, qué es lo que nos permite vivir de una manera completamente diferente.

Y cuando dice que las cosas viejas pasaron, está hablando de un absoluto y completo perdón de todos y cada uno de nuestros pecados, y aún de los que cometamos en el futuro, lo cual asegura no sólo nuestra salvación, sino un trato de continuo cuidado lleno de amor de parte de Dios.

Es por eso que también dice que todas las cosas son hechas nuevas, porque es como si nuestra vida comenzara a partir del nacimiento espiritual, lo cual también quiere decir que al final de nuestra vida sólo seremos juzgados por lo que hagamos después de haber nacido espiritualmente.

Que es igual a decir que no se tendrá en cuenta absolutamente nada del pasado, ni lo que hicimos mal, ni lo que creímos que hicimos bien que también fue malo, pues sólo se tendrá en cuenta lo que hagamos bien, es decir en obediencia por fe, después de haber nacido de nuevo, porque aún lo que hagamos mal por desobediencia o por falta de fe, después de haber nacido de nuevo será perdonado y olvidado.

Al convertirnos en hijos de Dios aseguramos nuestra salvación, y comenzamos una nueva vida con Dios, en la cual gracias a sus promesas, a su dirección y a su poder, podemos tener la certeza de poder vivir ese plan que Dios ideó para nosotros, que según la escritura fue diseñado por Dios aún antes de crearnos. Dice así:

Efesios 1:4 según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él…

Esta declaración qué hace el apóstol Pablo acerca de esta nueva vida qué tiene como objetivo la santidad, tiene íntima relación con las palabras de Jesús a Nicodemo, un hombre humanamente muy bueno, un religioso y maestro de Israel, al cual cuando busco al Señor, el Señor le dijo:

Juan 3:3 Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.

Lo cual nos muestra lo indispensable del Nuevo Nacimiento para poder participar del reino de Dios. Pero también hay que tener cuidado porque como ocurre con muchas cosas en el mundo, puede haber falsificaciones respecto de este nacimiento y de la santidad.

Es decir; hay personas que pueden portarse tan bien que nos pueden parecer santos, como vimos que ocurría con el apóstol Pablo, y como ocurría con este hombre Nicodemo, que siendo personas muy buenas, honorables y muy religiosas… Sin embargo no se había operado en ellos el nacimiento espiritual que los convierte en hijos de Dios, lo cual, es supremamente peligroso pues quien cree ser bueno y justo, también creerá que tiene la salvación asegurada y ya vimos que no es cierto.

Y otro que es muy grave es que además de no ser salvos, tampoco sabían qué es lo que se debía hacer para poder nacer espiritualmente.Y por eso leemos:

Juan 3:9 Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto?

Y esto mismo ocurre actualmente en el mundo, pues que al igual que Nicodemo, en muchas iglesias llamadas cristianas no tienen ni idea, ni de la necesidad de este nuevo nacimiento, ni de qué debe hacerse para que ocurra.

A veces he compartido en grupos de estudio de otras iglesias, y para mi asombro he visto que no tienen ni idea de lo que es una sana doctrina, ni de la importancia de Nuevo Pacto, ni del nuevo nacimiento. Cuando he compartido estas enseñanzas algunos asistentes me preguntan que de dónde estoy sacando yo eso… En estas iglesias a lo mejor llegue el tiempo en que el Señor les pregunte lo mismo que a Nicodemo.

Juan 3:10–11 Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto? 11De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio.

Y de acuerdo a las palabras del Señor Jesús, esa información ya debería ser conocida por Nicodemo, pues Jesús da como razón de su ignorancia que no estaban recibiendo su testimonio.

Y en este tiempo, ese mismo pecado de no recibir el testimonio de Dios es consecuencia de qué los hombres, entre ellos muchos llamados cristianos, no estudian las escrituras. Y ciertamente he conocido pastores que se la pasan leyendo libros cristianos, y predican lo que estos dicen, o predican lo que predican otros pastores, que ellos creen que harán crecer enormemente su iglesia, pero no revisan verdaderamente la escritura con la seriedad que deberían hacerlo, para como dice Pablo, predicar “todo el consejo de Dios.” Y creo que por eso es que hay tantas iglesias con la misma mala doctrina.

Ahora; esta conversión de hijo del diablo a hijo de Dios, tiene como base central la respuesta a otra pregunta que es la más importante que todo ser humano debe responder antes que termine su vida. La pregunta es: ¿Quién es Jesucristo?

De la respuesta a esta pregunta depende el destino que cada hombre tendrá en la eternidad, y es por esta razón, que en la medida en que Jesús daba testimonio del Padre, a través de una vida espectacular, no sólo con palabras sino con muchos milagrosos, él preguntaba a sus discípulos que: ¿Quién creían que era él?

Mateo 16:13 Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?

Ellos contestan que unos dicen que Juan el bautista, otros Elías, otros Jeremías o alguno de los profetas. Y la gente llegaba a esta conclusión, porque Jesús hizo muchos más milagros que los profetas, e igualmente habló al pueblo enseñando y exhortando como lo hicieron los profetas y Juan el Bautista.

Después de esta respuesta, el Señor Jesús repite la pregunta ya de manera más directa a sus discípulos:

Mateo 16:15 al 16 El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?16Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.

Y la pregunta que nos debemos hacer es: ¿Porque Pedro pudo responder acertadamente mientras que muchos otros no pudieron hacerlo?

Él respondió de manera acertada gracias a dos razones, la primera no en orden de importancia son la gran cantidad de profecías que se hicieron acerca de Jesucristo, que se estaban cumpliendo en esa época. Una de ellas hablando del nacimiento de Jesús dice:

Mateo 1.22-23 Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo:23 He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros.

Estas profecías eran conocidas por la mayoría del pueblo judío, por esto esperaban con ansias la venida del mesías, de el Salvador, y por esto podemos ver que los que llegaron a ser sus discípulos lo esperaban. La escritura nos cuenta:

Juan 1:40 al 41 Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan, y habían seguido a Jesús. 41Este halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que traducido es, el Cristo).

Hasta en el diálogo de Jesús con la samaritana, qué según los judíos los samaritanos eran judíos contaminados con otros pueblos, podemos ver que también el asunto de la venida del mesías era de conocimiento popular, cuando Jesús le dijo:

Juan 4:24 al 26 Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren. 25Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas. 26Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo

Ya con mucho más claridad después de la muerte y la resurrección de Jesús, la predicación de los discípulos se centraba en el hecho de que era necesario reconocer a Jesús como el Dios todopoderoso, para recibir el perdón de pecados. Las palabras de Pedro a los gentiles fueron:

Hechos de los Apóstoles 10:43 De éste dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre.

Sin embargo todas estas profecías cumplidas al pie de la letra, y toda esta vida llena de milagros espectaculares, no serviría de nada si no hay un corazón dispuesto a hacer la voluntad de Dios.

Y esa es la segunda condición que cumplieron los discípulos, entre ellos Pedro, por eso podemos leer:

Mateo 16:16 al 17 Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. 17Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.

Cuando Pedro le reconoce como el hijo de Dios, Jesús le dice que fue su Padre quien le mostró que Jesús era el Cristo.

Y le aclara que él no llegó a esa conclusión por medios naturales, ni por el esfuerzo en su carne, lo cual incluye que ni siquiera fue por lo que Jesús le dijo, ni por lo que vio en Jesús, de hecho muchísimas otras personas pudieron ver y oír lo mismo que Pedro, y no lograron reconocer lo que Pedro sí.

Lo contrario a este genuino deseo de hacer la voluntad de Dios, es la actitud de condenación que hay en muchos, y que la escritura explica de la siguiente manera:

Juan 3:19 Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas…

Aunque todos los seres humanos nacemos hijos del diablo, este pasaje nos aclara algo muy importante, y es que la condenación no viene por ser hijos del diablo.

Si fuera de esa manera no tardaríamos en decir que Dios es injusto, porque nosotros no decidimos ser hijos del diablo. Y además, si la condenación se recibiera por ser hijos del diablo, entonces absolutamente todos los hombres estaríamos condenados porque todos nacimos siendo hijos del diablo.

La verdad es que la condenación la reciben los hombres por rechazar la oportunidad de salvación, que en este pasaje se explica cómo que la luz vino, y los hombres rechazaron esa luz.

¿Y qué por qué rechazan la luz? Porque los hombres aman las tinieblas, y como el amor es una decisión de la voluntad, es igual a decir que porque los hombres decidieron seguir viviendo en tinieblas, y además no quieren que la luz muestre lo que en realidad son. Por eso continúa diciendo:

Juan 3:20 Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas.

El amor a las tinieblas; les gusta mentir, también su avaricia, su injusticia, su orgullo, su prepotencia, sus aberraciones sexuales, maltratar a la gente, ser infieles… Y aunque no les gustara cometer estos pecados, porque puede ocurrir, de todos modos los cometen, porque éstos pecados son las herramientas que los hombres usan para hacer su voluntad y no la de Dios.

Si tenemos en cuenta que la vida cristiana es un continuo arrepentimiento acerca de muchas cosas que no estamos haciendo bien, es posible que en usted como cristiano haya aspectos en su vida, en los que usted todavía ama vivir en tinieblas, y no quiere ser reprendido, por qué no quiere cambiar, y entonces rechaza el mensaje que recibe de Dios.

Podemos decir entonces, que aquel que no recibe la salvación es porque no quiere ser salvado, no le importa la salvación, no le importa o no cree en su condenación, quiere seguir viviendo igual.

Esta misma verdad tenemos que aplicarla a nuestra vida en aquellas áreas que están mal. Es decir si nosotros como hijos de Dios no somos buenos esposos, es porque no queremos, si usted como hija de Dios no es buena esposa que no se sujeta, es porque no quiere ser una buena esposa, si como padres no somos buenos padres, es porque no queremos ser buenos padres, si como hijos no somos buenos hijos es porque no queremos ser buenos hijos. Y esto mismo hace que no queramos ser reprendidos porque no queremos cambiar.

Esto es importantísimo reconocerlo, porque muchos que no quieren cambiar se engañan así mismos diciendo que no pueden cambiar, pero si esto fuera cierto, entonces Dios estaría mintiendo, lo cual por supuesto que no es cierto.

Y es en situaciones como estas que llegamos a dudar si la persona es o no un verdadero hijo de Dios. Pero no por el pecado que comete, sino por la actitud de no querer dejar el pecado. La escritura continúa:

Juan 3:21 Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.

Pero el que reconociendo su mal proceder quiere cambiar, se acerca a la luz. Y el que se acerca a la luz, porque está haciendo la voluntad de Dios en lo poco que conoce, y quiere seguir viviendo de esa manera, recibirá de parte de Dios más revelación para seguir viviendo en la voluntad de Dios.

Así es de que a la pregunta de: ¿Quién es usted? Todo esto depende solo de contestar acertadamente la pregunta que Jesús hace acerca de él. ¿Lo reconoces como el hijo de Dios, Dios mismo, el Señor, el Salvador, el Todo Poderoso? O crees que Jesús mintió.

Porque no es posible decir que fue solamente un buen hombre, o un santo o un gran profeta, porque aunque él sí fue todo eso, el dijo con claridad que era algo mucho más que eso, él dijo que era Dios. Pero: ¿Le crees o no?

Pero aquí también hay que tener cuidado, porque muchos lo reconocen como un dios falso . ¿A qué me refiero? A que cuando alguien lo reconoce como el Dios verdadero, junto con este reconocimiento se depocita la confianza en él, en su amor, en su poder, en su justicia y por supuesto en su palabra.

Pero cuando alguien dice que es Dios y no confía en él, obviamente no lo está reconociendo como Dios, porque al no confiar en él no está reconociendo sus atributos, su justicia, su poder, su veracidad, por lo tanto no lo está reconociendo como Dios.

Pero cuando este reconocimiento es genuino, viene acompañado de un deseo genuino de hacer su voluntad, y esto es lo que hace que Dios produzca en esta persona el Nuevo Nacimiento convirtiéndola en un hijo de Dios. En el evangelio de San Juan dice:

Juan 1:12 al 13 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; 13los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.

Aclarando que convertirse en hijo de Dios no es cuestión de ser engendrado de sangre, es decir cómo nacen todo los hombres, ni es algo que en el poder de la carne se pueda lograr, ni siquiera es algo que el hombre con su voluntad pueda obtener, sino que es un regalo de Dios.

Sin embargo quiero insistir en que hay una falsa conversión, es decir hay quienes tienen cierta fe en Jesús pero no se han convertido verdaderamente, un ejemplo de esto lo encontramos en la escritura en el diálogo que Jesús tuvo con un grupo de personas que habían creído en él. Dice así:

Juan 8:31-32 Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; 32y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.

Pero aunque habían creído en Jesús todavía no se habían convertido en hijos de Dios, y por eso Jesús les dice que si permanecen en su palabra, es decir si gracias a su buena disposición están dispuestos a que a través de la palabra, Dios les muestre lo que están haciendo mal, para ir corrigiéndolo en la medida en que Dios lo muestre… Entonces serán verdaderos discípulos del Señor.

Y volvemos a lo mismo. Hacer esto que el Señor les dijo, es decir; permanecer en la palabra es muestra de disposición a hacer su voluntad… No como muchos que no estudian la palabra porque no quieren saber qué están haciendo mal, es decir; tampoco quieren cambiar.

Una pequeña explicación. Cuando hablo de una evidencia inconfundible de hacer la voluntad de Dios, no me estoy refiriendo aquel que dice, “quiero saber cuál es la voluntad de Dios a ver si la hago”… Porque quien con esta actitud pregunta no la hace cuando la entiende.

La evidencia inconfundible está en aquel que dice, “no importa lo que Dios diga yo lo hago”. Y toma esta decisión aún antes de saber qué es lo que Dios dice. Obviamente al final siempre estará confirmando que sea lo que Dios dice, no como muchos que siguen a los hombres engañados por no estudiar la escritura.

Pero en el caso de éstos judíos, ellos aunque habían creído en Jesús, no querían ser discípulos de Jesús y tampoco, gracias a todas las mentiras y justificaciones que el mundo da, tampoco reconocían ser pecadores… Por eso dijeron:

Juan 8:33 Le respondieron: Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres?

El Señor Jesús les sigue dando razones a través de las cuales podrían reconocer lo grave que estaban, pero ellos insisten en estar bien, en no recibir sus palabras, en no ser reprendidos, para poder seguir viviendo como ellos lo deseaban, con tanta obstinación que el Señor les dice:

Juan 8:43 al 44 ¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra.44Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.

¿Duras palabras? Depende; ¿depende de qué? Depende de lo duro que sea el corazón de quién las reciba. En este caso la respuesta de éstos judíos fue:

Juan 8:48 Respondieron entonces los judíos, y le dijeron: ¿No decimos bien nosotros, que tú eres samaritano, y que tienes demonio?

Pero: ¿Si están percibiendo el absurdo comportamiento de estos personajes que habían creído en Jesús?

Es decir: Frente a la clara conformación de Jesús, en lugar de aceptarla como la verdad que es, prefirieron decir que Jesús estaba endemoniado… A pesar de haber creído en él.

Esto suena bien absurdo, pero es similar a cuando un creyente escucha algo que toca algún pecado de los que no quiere dejar, y entonces pues no dice que Jesús es un endemoniado, pero si dice que el pastor está medio endemoniado enseñando eso, o que la escritura se equivoca en eso, y de esta manera insiste en vivir en su pecado.

El Señor Jesús les siguió diciendo cosas que por su incredulidad les era cada vez más difíciles de aceptar, hasta que ellos:

Juan 8:59 Tomaron entonces piedras para arrojárselas; pero Jesús se escondió y salió del templo; y atravesando por en medio de ellos, se fue.

Conclusión: No quieren ser salvados, todos los que se condenan se condenan porque no quieren ser salvados, y todos los cristianos que no cambian es porque no quieren cambiar, o todavía no son verdaderos cristianos.

Pero todo aquel que quiere ser salvado, que responde de manera adecuada la pregunta de quién es Jesús, por la misericordia de Dios es convertido en un hijo de Dios.

Es de suprema importancia entender que si una persona cree ser un hijo de Dios y no es cierto, ese engaño no le permitirá portarse como un verdadero hijo de Dios. Es decir, perdón lo tonto del ejemplo, pero es como si usted cree que es pájaro, creer eso aún de todo corazón no le da la capacidad de volar.

Y si alguien que es hijo del diablo cree ser hijo de Dios, ese falso concepto de sí mismo, lo que va a hacer es que le sea cada vez más difícil salvarse.

Pero cuando ya somos hijos de Dios, pensar que no somos hijos de Dios tampoco nos va ayudar, porque ya siendo hijos de Dios, entre más conscientes seamos de lo que realmente somos en el Señor, más fácil resultara vivir como lo que somos.

Habiendo resuelto esto y teniendo certeza de ser auténticos hijos de Dios, la siguiente pregunta es: ¿Y qué más somos? Y la escritura dice:

1 Pedro 2:9 Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;

Somos de un Linaje escogido de entre toda la humanidad, por haber aceptado la invitación del Señor… Algunos dicen que no hay una invitación, sin embargo el Señor Jesús en apocalipsis 3.20 dice que está en la puerta llamando, y que si alguno oye ese llamado el entrará a su vida, lo cual lo convertirá en hijo de Dios, y por supuesto en linaje escogido.

Pero además también somos Real Sacerdocio para poder ayudar a la gente a conocer de Dios. Nación Santa para dedicarnos sólo a hacer la voluntad de Dios, y Pueblo adquirido por Dios para permanecer con él y que Dios se goce de protegernos, cuidarnos, tratarnos, y darnos todo lo necesario para llegar a ser algo con lo cual su nombre será glorificado.

Todo esto implica un enorme privilegio, el apóstol Juan también hablando de lo que somos escribió:

1 Juan 3:1 Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él.

Él lo plantea como un enorme privilegio, como algo que sólo puede ser producto del gran amor que Dios tiene por nosotros.

Pero el apóstol aclara algo que es muy importante y que muchos por pasarlo por alto andan supremamente enredados, y es que ser hijos de Dios es algo espectacular, algo maravilloso, que el mundo no puede comprender.

Y si el mundo no puede comprender lo maravilloso que es ser hijo de Dios, eso quiere decir que los hijos de Dios, no podemos ni siquiera lucirnos ante el mundo. Por ejemplo:

Parece usted en un lugar público y dígale a la gente, “yo soy un hijo de Dios que he sido perdonado y voy al cielo”… ¿Cuál cree usted que sea la reacción de la gente? ¿Cree usted que lo felicitaran? No. Yo creo que lo van a tratar como un loco, y sin embargo usted está diciendo una de las cosas más preciosas que puede decir, ya es un hijo de Dios.

Y esta es la razón por la cual encontramos que la Biblia, hablando de ciertos personajes que tuvieron una enorme fe en el Señor dice:

Hebreos 11:36 al 38 Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. 37Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados;38de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra.

¿Quiénes fueron los que los insultaron, los que los azotaron, los que los metieron en las cárceles, los que los mataron cortándolos en pedazos o a filo de espada? Pues la gente del mundo que no quiere ser salvada, y que por lo tanto detesta el mensaje de salvación.

Cuando un cristiano logra lucirse ante el mundo no lo hace por las cosas espirituales, sino por las cosas que también tienen valor ante el mundo, que aunque son un regalo de Dios que recibimos no por mérito, son cosas que Dios dice que no valen nada comparadas con el conocimiento de Dios.

Cosas que el apóstol Pablo despreció como estiércol, cuando éstas se interponían en su conocimiento de Dios.

Por supuesto ser mártires no es ese el camino a recorrer que Dios tiene para todos sus hijos en la tierra. Pero si debe quedarnos claro, que todo lo que hemos recibido gracias a la muerte de Jesucristo en la cruz, no es para lucirnos ante el mundo, porque el mundo rechaza lo que proviene de Dios, por la sencilla razón de que se siente agredido y acusado por lo que nosotros somos.

Por esta misma razón tampoco es la voluntad de Dios que usemos lo que él nos ha dado para ser los más exitosos o famosos en el mundo, pues leímos, que todo lo que él ha hecho de nosotros, es “para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”. El apóstol Juan continúa:

1 Juan 3:2 al 3 Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.

Y nos dice que la grandeza de ser hijos de Dios no se ha manifestado aun, pero cuando el Señor Jesús se manifieste, seremos semejantes a él…. Y con esto entiendo que tendremos un cuerpo sobrenatural, y seremos inmortales en medio de miles de millones de mortales. (2.000 millones es el tercio de la tierra que sobrevive a la gran tribulación, mas todos los que vendrán durante 1.000 años que es cuando sucederá el juicio final)

Imagine ser inmortal en medio de millones de mortales, imagínese ser indestructibles, imaginé no poder ser tocado para ser dañado por nadie, imagine no tener necesidad de dormir, comer o de un vehículo de transporte, y además de esto tener un enorme poder y autoridad sobre aquellas cosas que Dios nos delegue hacer en ese tiempo.

Los discípulos de Jesús murieron por predicar esa verdad. ¿Qué haremos nosotros?

Pero la grandeza de ese cuerpo inmortal, y la función para la cual estamos siendo preparados requiere de nosotros como dice el apóstol Juan:

1 Juan 3:3 Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.

No sólo que deseemos hacer la voluntad de Dios, sino que aceptemos ser tratados por él para hacerla cada vez de mejor manera, hasta que lleguemos a hacerla tal como él lo desea. Eso es llegar a ser puro.

Pero también la escritura dice que somos “Real Sacerdocio” La escritura dice:

Hebreos 5:1 Porque todo sumo sacerdote tomado de entre los hombres es constituido a favor de los hombres en lo que a Dios se refiere,

Los sacerdotes tenían como función ayudar a los hombres en su relación con Dios, lo cual implicaba varios asuntos, entre ellos ofrecer sacrificios para perdón de pecados, dar dirección, mostrarse pacientes, etc. Pero todos esos varios sacerdotes han sido reemplazados por el Señor Jesucristo pues la escritura dice:

Hebreos 5:8 al 10 Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; 9y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen; 10y fue declarado por Dios sumo sacerdote según el orden de Melquisedec.

El Señor Jesús nos sólo oro por nosotros y se mostró paciente dándonos las enseñanzas correctas acerca de la vida, sino que él mismo fue a la cruz como el sacrificio para obtener el perdón de pecados para nosotros.

Por lo tanto para ser unos verdaderos sacerdotes del rey de reyes, lo que tiene que suceder es que el hijo de Dios viva en nosotros, y a través de nosotros siga cumpliendo la función de ayudar a los hombres a ponerse en paz con Dios.

Esta función en el primer lugar donde debe cumplirse es en el hogar…. Y si los hijos de un cristiano no caminan como verdaderos cristianos, entonces creo que debería hacerse una revisión a la luz de la palabra del porque. Y tal vez una de las razones sea, que el sacerdote no sea muy Santo.

El apóstol Pedro también dice que somos Nación Santa. Sin embargo el concepto de santidad que el mundo tiene es bastante diferente del concepto que Dios tiene. Una persona Santa a los ojos de Dios, es una persona que vive solo para a hacer la voluntad de Dios.

Muchos no cumplen con la función de sacerdotes, porque tampoco hay santidad en su vida.

En la antigüedad se ordenó que los sacerdotes no tuvieran heredad o propiedades, para que tuvieran tiempo suficiente para dedicarse al sacerdocio. Sin embargo el asunto no se trata de tener o no tener propiedades, pues hay quienes teniéndolas tienen tiempo para cumplir su función de sacerdotes, y otros que no tienen nada, no tienen tiempo, porque sólo tienen tiempo para trabajar pues por la falta de contentamiento, quieren obtenerlo todo.

Y están tan convencidos de la veracidad de sus objetivos, que piensan que no tienen tiempo para cumplir como sacerdotes, en lugar de reconocer que no tienen ganas. Y por último en este corto pasaje dice que somos: Pueblo adquirido por Dios.

Ser propiedad de Dios quiere decir; por un lado de que si no somos nuestros dueños, entonces tampoco podemos vivir de acuerdo a nuestros deseos, sino de acuerdo a los deseos y a la voluntad de aquel que es mi dueño. Si mi dueño es Dios debo vivir como Dios quiere.

También debemos ser conscientes del enorme precio que fue pagado para adquirirnos, que fue:

1 Pedro 1:18 al 19 sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, 19sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación,

Entender esto para que el que entiende la grandeza del amor de Dios, su sabiduría y su poder, es un verdadero descanso. Qué alegría que no tengo que decidir cómo voy a vivir, sino que Dios me guiará a vivir de la mejor manera.

Pero además de este descanso, ser propiedad de Dios también implica otro asunto que es también de muchísima bendición, y es que si yo soy propiedad de Dios, la responsabilidad de mi sostenimiento es de Dios y no mía.

Algunos creen que Dios no está cumpliendo con su responsabilidad, pero la verdad es que quien esto piensa, no está haciendo lo que debe hacer, y esa incredulidad que lo lleva a desobedecer las instrucciones de Dios, desobediencia que puede ser sólo de actitud, puede estar interfiriendo con el sostenimiento que Dios le quiere dar.

Pero además de ser linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios también la escritura dice que nosotros los hijos de Dios somos su iglesia. Y la iglesia si recordamos lo que el Señor le dijo a Pedro cuando le reconoció como Dios:

Mateo 16:18 al 19 Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. 19Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos

Hay varias interpretaciones de lo que es la roca, pero la escritura nos enseña que es por fe que llegamos a formar parte de la iglesia, también nos enseña que la edificación de la iglesia es por fe, que el vivir la vida cristiana de principio a fin es por fe, y que somos protegidos por el poder de Dios mediante la fe, de tal manera que creo que la mejor interpretación, es que la roca es esa declaración que Pedro hace con fe de quien es el Señor.

Eso lo hace parte de la iglesia, y la iglesia, la verdadera iglesia tiene el poder de atar y desatar, de acuerdo a la voluntad de Dios, para tener total victoria sobre las puertas del infierno.

Mientras que la falsa iglesia está haciendo lo mismo que los fariseos en la época de Jesús, no han entrado y no dejan entrar a la gente al reino de los cielos.

Pero nosotros los hijos de Dios, la iglesia verdadera, estamos destinados a la victoria, pero no una pinche victoria aquí en la tierra, haciéndose rico, poderoso o famoso, sino a una victoria contra el infierno y Satanás.

Las llaves del reino a Pedro no significan que está con las llaves en el cielo, pues nosotros como iglesia tenemos la autoridad de Dios y el respaldo de Dios, para permitir la entrada al reino de los cielos o para negarla, a todo aquel que rechace a Jesucristo. (Pedro fue el primero que predicó a los judíos, el primero que predicó a los gentiles, abriendo las puertas de los cielos para que la gente comience a entrar)

Pero también la escritura dice algo más acerca de nosotros, ella dice que somos el cuerpo de Cristo:

1 Corintios 12:27 Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular.

Y así como en el cuerpo está la sangre que es la encargada de mantener todas las células con vida, en nuestro caso dice la escritura:

1 Corintios 12:13 Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.

Es el Espíritu Santo el que nos mantiene unidos al cuerpo, el que nos alimenta, nos sostiene, y nos enseña para que cumplamos con la función del cuerpo de Cristo, que es, que siendo todos diferentes cada uno tiene algo que aportar, cada uno tiene un don o varios dones dados por el Señor, con los cuales debe contribuir para la edificación del cuerpo de Cristo, que es la iglesia. En otra carta el apóstol Pablo lo expresa así:

Efesios 4:11 al 13 Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, 12a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, 13hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;

No sólo debo buscar ser puro, también debo contribuir, trabajar y aportar para la pureza de los demás.

Pero además de eso también dice la escritura, algo que nos hace muy especiales delante de Dios, pues somos La Esposa. Dice así:

Apocalipsis 19:7 al 8 Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. 8Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos.

Si usted fuera infinitamente poderoso, infinitamente rico, infinitamente sabio, es decir si usted fuera Dios: ¿Cómo trataría usted a su esposa que ama?

Ahora: Sabiendo quienes somos; linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, su iglesia, su cuerpo y la esposa, una pregunta muy muy importante es: ¿Para qué? Y la escritura es muy clara al decir:

1 Pedro 2:9b para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;

Si verdaderamente somos hijos de Dios, entonces debemos amar con el mismo amor con que nos ha amado Jesucristo.

Y cómo el amor de Cristo se expresó en entregar su vida para salvarnos, cómo hijos de Dios no podemos dejar de anunciar las virtudes de aquel que nos llamó para que la vida de otros también se salve.

Y la última pregunta es: ¿Qué tanto nos hemos dispuesto para que Dios a través de nosotros salve, edifique, y prepare a otros que sean fieles con este ministerio de la reconciliación?

Y si la verdad es que no nos importa si la gente se salva o no… Tenemos que evaluar si somos verdaderamente hijos de Dios, o si sólo tenemos fe en el Señor para lograr nuestros objetivos.

¿QUÉ PODEMOS ESPERAR DE DIOS?

Si nosotros somos su cuerpo, su iglesia, su nación santa, sus sacerdotes, su linaje escogido, su pueblo adquirido y además su esposa: ¿Cómo podemos esperar ser tratados por Dios?

Las promesas del Nuevo Pacto son una demostración del gran amor de Dios por nosotros y de su trato preferente para que lleguemos a ocupar la posición para la cual nos ha destinado.

En ellas no solamente encontramos todo lo que Dios ya ha hecho para capacitarnos cómo sus hijos. Déjeme recordarles:

Promesas cumplidas que nos habilitan para vivir bajo el Nuevo Pacto. (Determinan lo que somos en Cristo)

La promesa del Espíritu
Nuevo nacimiento
Hijos de Dios
Perdón
Justificación
Redención
Reconciliación
Aceptación total
Corazón nuevo
Cambio de reino
Vida eterna
Comunión con Dios y con los auténticos cristianos
Conocimiento de Dios
Ministros competentes del Nuevo Pacto
Linaje escogido, real sacerdocio, nación Santa, pueblo de Dios
La esposa del cordero, su cuerpo, la iglesia.

Pero además de estas promesas ya cumplidas en cada auténtico hijo de Dios hay otra lista de promesas y cosas que el hará para que sin lugar a dudas tengamos la victoria. Es decir para que podamos vivir en su perfecta voluntad toda nuestra vida. Estas promesas son:

Seguridad de salvación
Seguridad de que Dios contestara nuestras oraciones
Seguridad de que toda situación será para bendición
Seguridad de que nada ni nadie nos podrá separar del amor de Dios
Seguridad respecto de nuestras necesidades espirituales
Seguridad de que Dios no nos dejara practicar el pecado
Seguridad de que siempre podemos salir victoriosos de la tentación
Seguridad de que la influencia de Satanás no nos afectará
Seguridad respecto de la dirección de Dios a nuestra vida
Seguridad de que recibiremos la disciplina de Dios si es necesario
Seguridad de que nuestra fe será probada
Seguridad de que recibiremos la provisión material que nos aproveche
Seguridad de la culminación de la obra a realizar en nosotros
Seguridad respecto de conocer las cosas que habrán de venir

Estas promesas son ciertas en cada hijo de Dios desde el momento de su Nacimiento Espiritual, aunque no las conozca y aunque conociéndolas no crea en ellas. Es decir no hay que hacer nada para obtener estas promesas, pues esas promesas ya son nuestras, ni siquiera hay que orar por ellas y no hay nada que podamos hacer que haga que estas promesas dejen de ser nuestras.

Y al final de todo esto reinaremos con él, viviremos en la Jerusalén celestial y lo más extraordinario de todo es que podemos estar en su compañía.

Cuando uno entiende todo lo que Dios nos ha dado y lo que promete hacer y el final que tendremos con él no hay absolutamente nada que se le ocurra uno pedir que sea mejor que lo ofrecido por Dios.

Tal vez por eso Satanás en su locura quiso ser Dios. Y muchos en la tierra no disfrutarán de todo lo que Dios tiene para ellos porque quieren vivir como si fueran Dios dueños de su propia vida en lugar de reconocer a Jesús como su Señor y su Salvador.

¿Cómo disfrutar de lo que somos delante de Dios? Sólo viviendo para hacer su voluntad….

¿Pero quieres vivir en su voluntad? Pues si quieres, si realmente quieres, entonces puedes gracias a todo lo que Dios te ha dado y gracias a lo que seguirá haciendo por ti.

¿Sabías qué?

La iglesia es una entidad sin ánimo de lucro, por esta razón para funcionar dependemos primeramente de Dios, y de las ofrendas, donaciones o contribuciones que sus miembros, amigos o simpatizantes quieran hacer, lo cual, si Dios lo coloca en tu corazón puedes hacer a través de las siguientes opciones.

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