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LA VERDAD OS HARÁ LIBRES – PARTE 2
LA VERDADERA BENDICIÓN

I. INTRODUCCIÓN

Filipenses 3:1–3 Por lo demás, hermanos, gozaos en el Señor. A mí no me es molesto el escribiros las mismas cosas, y para vosotros es seguro. 2Guardaos de los perros, guardaos de los malos obreros, guardaos de los mutiladores del cuerpo. 3Porque nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne.

El apóstol viene hablando de un fiel discípulo que le sirvió como un hijo a un padre, luego dice que debemos gozarnos en el Señor, que es similar a decir que nuestro gozo no debe depender de las circunstancias, y luego repite una advertencia que obviamente ya había hecho, y es que nos cuidáramos de los perros, malos obreros y mutiladores del cuerpo…

Cuándo insiste en advertirnos acerca de estos personajes, es porque son personas que se presentan como cristianas, como siervos del Señor, pero que por causa de sus malas doctrinas pueden hacer mucho daño a la iglesia, especialmente a los cristianos que están comenzando.

Unos versos más adelante después de hablar de las motivaciones correctas para vivir el cristianismo, vuelve a hablar de estos personajes que son enemigos del cristianismo, que aunque se presenten como cristianos y aunque crean serlo, obviamente se van a condenar, y describe las motivaciones de ellos de la siguiente manera:

Filipenses 3:18 Porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo; 19el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal.

Vuelve e insiste que ha advertido muchas veces acerca de esta clase de cristianos, obviamente por lo peligrosos que son, pues son personas para las cuales lo más importante es satisfacer sus deseos, y cuando lo logran se jactan de ello, cuando en realidad deberían avergonzarse… Y termina concluyendo que son personas que sólo piensan en las cosas de este mundo.

Éste pasaje tienen relación con lo que vimos en el estudio anterior, donde les mostraba lo peligroso y lo dañino de las malas conversaciones que corrompen la sana doctrina, pues quienes hablan de esta forma aunque crean que están muy bendecidos, la realidad es bastante diferente, porqué como muestra este pasaje son personas que sólo piensan en lo terrenal. El ejemplo que les di fue el siguiente:

¿Y cómo te ha ido? Le preguntan a un cristiano y él responde: “Muy bendecido, me está yendo de maravilla, imagínate que el Señor es tan lindo que me aumentaron el sueldo en el trabajo”.

¿Y cómo le va a tus hijos? “También muy bendecidos, imagínate que a mi hija el Señor le dio un maridazo, y a mi hijo el Señor le dio la bendición de viajar al exterior a estudiar”.

¿Y tu Señora? “Bueno ahí sí la cosa estuvo un poco complicada, descubrieron que tenía una enfermedad un poco rara, pero le oramos al Señor por este asunto, y gloria a Dios los médicos dieron con el chiste y se sanó.

Notemos que agradece a Dios por estas bendiciones terrenales, porque esta clase de cristianos consideran estas cosas como lo mas importante para sus vidas, y cuando las tienen llegan a considerarse muy buenos cristianos, porque han recibido estas cosas de manera honesta, no como otros muchos que de manera deshonesta las consiguen.

INTRODUCCION

¿Pero además de lo ya dicho, qué más hay de malo en esta clase de conversaciones? Pues varias cosas. En primer lugar para un incrédulo que tiene una muy buena posición económica, unos hijos muy bien casados, una esposa muy saludable… Él fácilmente puede pensar que no necesita de Dios, porque sin Dios ya tiene lo que él necesita.

De hecho he escuchado muchas veces a este tipo de personas que dicen, que los que van a las iglesias son personas débiles por lo tanto fáciles de manipular, fracasadas, que están viviendo en condiciones muy difíciles, y entonces buscan a Dios como quien busca a los bomberos que sólo son necesarios cuando hay un incendio.

Pero como ellos lo tienen todo creen no tener necesidad de Dios, cometiendo el gravísimo error de no reconocer que son pecadores que si no se acercan al Señor Jesucristo y lo reconocen como su Señor y su Salvador, su eternidad la va a pasar en el infierno… Y parte de la causa de este triste destino, es el pésimo testimonio de esta clase de cristianos que creen que la mayor bendición de Dios son las cosas materiales, la familia o la salud.

Una segunda razón de porque ésta es una mala conversación, es que si un incrédulo oye que porque usted se acercó a Dios consiguió dinero, familia, salud… Que son cosas que él necesita, entonces se vea motivado a acercarse a Dios para recibir eso que ese cristiano tiene y que él necesita.

Eso le pasó al Señor Jesucristo cuando multiplicó los panes y los peces y dio de comer a la gente… Ese milagro hizo que cierta gente lo volviera a buscar para recibir más de esas cosas materiales, pero es evidente que esa es una pésima motivación para buscar al Señor, lo cual es muy claro en las palabras que él les dijo:

Juan 6:26–27 Respondió Jesús y les dijo: De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis. 27Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre.

La gente cree que la solución está en buscar a Dios, sin entender que buscar a Dios no es suficiente si lo buscamos con una motivación equivocada, que fue lo que estos hombres hicieron y es lo que hacen aquellos que sólo piensan en lo terrenal.

En este caso el milagro debía mostrarles a ellos que Jesús era el Hijo de Dios, para que a través de el buscaran su salvación… Pero eso no fue algo que a ellos no les interesaba en lo absoluto, sólo querían más pan.

Le mostré a mi mujer una publicación de Facebook donde alguien agradece por la casa, la cama, la familia y la comida… En un día ya tenía 7.000 Lights, fue compartido 2.500 veces, y tiene cientos de comentarios diciendo amén, amén, amén, pero ninguno de ellos mencionó algo espiritual, ninguno mencionó la salvación, todos muy agradecidos por la casita, la camita, la familia y la comida…

Por supuesto que está bien que los hombres agradezcan por las cosas recibidas, porque ciertamente es Dios quien da todas esas cosas a todos los hombres aunque ellos no las pidan. Y es por eso que Jesús dice que nuestro esfuerzo debe ser para conseguir las cosas eternas, que sólo Jesús nos puede dar, porque así lo ha decidido Dios Padre.

Pero por qué la gente busca a Dios para obtener estas cosas… Pues por el pésimo testimonio de los que dicen ser cristianos, que creen que esa es la bendición del cristianismo… Y yo me pregunto:

¿Serán esta clase de creyentes los perros, los mutiladores del cuerpo de Cristo a los cuales se refería el apóstol?

Para empeorar las cosas algunos de estos creyentes creen tener un respaldo bíblico para esto que hacen, porque en la escritura se puede leer que Dios con cuerdas humanas atrajo al pueblo de Israel. El pasaje es el siguiente:

Oseas 11:4 Con cuerdas humanas los atraje, con cuerdas de amor; y fui para ellos como los que alzan el yugo de sobre su cerviz, y puse delante de ellos la comida.

Por su pecado de incredulidad el pueblo estaba esclavo en Egipto, sin embargo Dios en su misericordia los libró a pesar de su incredulidad, y a pesar de su rebeldía los estuvo alimentando, cuidando y protegiendo durante 40 años….

¿Pero cuál fue el resultado? Pues que a pesar de todo ese buen trato el pueblo no pudo entrar a la tierra prometida, porque no se quisieron convertir. Y entonces Dios viendo que cuidándolos no se acercaban a él, tomó la siguiente decisión:

Oseas 11:5–6 No volverá a tierra de Egipto, sino que el asirio mismo será su rey, porque no se quisieron convertir. 6Caerá espada sobre sus ciudades, y consumirá sus aldeas; las consumirá a causa de sus propios consejos.

Pareciera que quienes hablan de que concuerdas humanas Dios atrae a los hombres, no leyeron los versículos que siguen que muestran que no funcionó. Y no funcionó por causa de sus consejos, es decir por causa de sus malas conversaciones no se quisieron convertir.

Pero no es el único lugar donde leemos esto, en el salmo 78 podemos leer como la incredulidad del hombre y su rebeldía llevaba a Dios a tomar esas decisiones. Dice así:

Salmo 78:34–37 Si los hacía morir, entonces buscaban a Dios; Entonces se volvían solícitos en busca suya, 35y se acordaban de que Dios era su refugio, y el Dios Altísimo su redentor. 36Pero le lisonjeaban con su boca, y con su lengua le mentían; 37Pues sus corazones no eran rectos con él, ni estuvieron firmes en su pacto.

Cuando la situación era bien grave, buscaban a Dios, pero no lo hacían de corazón porque su objetivo básico no cambiaba, es decir buscaban a Dios para poder obtener las cosas terrenales, y por eso cuando las obtenían dejaban de ser obedientes a él.

Sin embargo no me atrevería a decir que a absolutamente nadie le funciona que Dios lo trate bien, porque no lo leo en la escritura, pero si conozco personas que Dios cuida, que Dios prospera, que Dios alimenta, y pasan los años y en lugar de acercarse más a Dios lo que hacen es alejarse, y a esto le añaden que siguen preocupados por las cosas materiales, por el sustento, la salud, etc… Y estas malas actitudes al final los llevan a desobedecer mas a Dios.

Y cuando tenemos la oportunidad de exhortarlos por su pecado de incredulidad… Muchos de ellos manifiestan que conocen las promesas, y que saben que no deben afanarse, ni quejarse. Pero eso que saben no impiden que tengan malos sentimientos, y entonces siguen con el afán, la preocupación, las quejas, el aburrimiento, la angustia, la depresión… La razón de qué esto sea así la veremos un poco más adelante….

Pero continuando con lo malo de esta clase de conversaciones donde lo importante son las cosas terrenales, es lo que puede pasar en el corazón de un creyente que lleva poco tiempo en el cristianismo, y resulta qué lo echaron del trabajo porque la empresa hizo un recorte de personal, que tiene una hija que no se ha podido casar, que el hijo fue a pedir la visa y se la negaron, y que su esposa en lugar de sanar sigue muy enferma o aún se murió…

Entonces: ¿Qué debe pensar éste cristiano de él y de su vida, si el otro cristiano da testimonio de que está bendecido por haber recibido estas cosas? Es decir; si el otro cree que está bendecido por haber recibido estas cosas, entonces aquel que no las ha recibido es un mal creyente, miserable, desgraciado, al cual seguramente Dios no ama ni cuida, y si se descuida hasta al infierno lo puede mandar.

Y a ese mal testimonio que puede contaminar la vida espiritual de los niños en la fe, algunos se atreven, ignorando la misericordia de Dios, a enseñar que Dios les da todas esas buenas cosas, todo ese dinero, toda esa salud, toda esa familia, porque son muy buenos y muy espirituales y por lo tanto se lo merecen.

Pero esta clase de doctrina muestra una grandísima ignorancia respecto de las cosas de Dios, porque si eso fuera cierto, entonces quiere decir que los que son pobres, los que se enferman, los que no se logran casar, no reciben todas estas cosas porque son pecadores. Pero contrario a esta mala enseñanza la escritura dice:

Santiago 2:5 Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman?

Que los pobres han sido elegidos por Dios para ser salvados y bendecidos espiritualmente, mientras que la escritura no dice lo mismo de los ricos, sino más bien todo lo contrario, que muchos se van a condenar, no porque sean ricos, sino por la facilidad de confiar en las riquezas lo cual les impide confiar en Dios.

Pero además de estas pésimas enseñanzas y este pésimo testimonio para los incrédulos y para los niños en la fe, está el daño tan grande de quién habla de esta manera, porque cree que haber recibido estas cosas es evidencia de que está en buena relación con Dios, cuando lo que evidencian sus palabras es que está grave respecto del conocimiento de Dios, de los principios, los valores, las promesas y los objetivos del verdadero cristianismo.

Si volvemos a leer el pasaje y con el cual comencé… ¿Cuál debe ser la razón de nuestra felicidad?

Filipenses 3:1 Por lo demás, hermanos, gozaos en el Señor. A mí no me es molesto el escribiros las mismas cosas, y para vosotros es seguro.

Pero es imposible gozarnos en el Señor cuando tenemos una escala de valores completamente equivocada, pues al recibir cosas verdaderamente valiosas no las apreciaremos, y cuando Dios deje de darnos las que consideramos valiosas que en realidad no son valiosas, entonces entraremos en crisis.

Me contaban que un campesino se encontró un entierro posiblemente de algunos indígenas, en el que había una olla llena de un polvo amarillo bastante pesado, y entonces fue al río y lavo la olla porque la quería para hacer un sancocho… Y es lo mismo que le pasa a aquellos que buscan a Dios por las cosas materiales, despreciando lo que es verdaderamente importante

Pero la solución a este grave problema no está solo en el conocimiento de la verdad de Dios, pues esta verdad no cambia nuestra manera de sentir, si no creemos de corazón en lo dicho por el Señor.

Y es por eso que cuando exhortamos a alguien hablándole de las promesas o de cuál es la voluntad de Dios para su vida, aunque esa persona conozca y entienda que lo que Dios dice es lo mejor para su vida, al momento de la verdad, al momento de la prueba no puede gozarse ni con las circunstancias ni con la voluntad de Dios. ¿Por qué? Porque conocer la verdad no es suficiente, hay que creerla de corazón.

Y esto que acabo de decir es la clave para evaluar si le creemos o no le creemos a Dios.

Por qué si ante los mandatos de Dios o ante las circunstancias que Dios nos pone a vivir hay afán, preocupación, angustia, aburrimiento, o desobediencia. Cualquiera de estas manifestaciones es evidencia segura de que no estamos creyéndole. Porque cuando realmente le creemos no sólo le obedecemos sino qué experimentamos gozo y paz.

Por supuesto es cierto que se requiere un proceso para llegar a entender y a creer lo que Dios nos dice, pero no sólo es un proceso, sino que es en realidad una promesa supremamente importante del Nuevo Pacto que dice así:

Jeremías 31:33 Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.

Por otros pasajes sabemos que esta promesa no es sólo para el pueblo de Israel sino para todos los que hemos nacido de nuevo, y lo que nos muestra es que primero debemos entender y luego debemos creer en aquello que hemos entendido.

Lo increíble de esta promesa es que Dios mismo nos hace entender, (Es por revelación) y luego el mismo también escribe en nuestro corazón su verdad, y ya hemos visto que lo hace a través de las diferentes circunstancias donde nos coloca a obedecer. Pero también la escritura dice que es necesario que colaboremos en este proceso para que funcione.

Ahora: ¿Cuál es el origen de esta terrible incredulidad que no nos permite disfrutar del amor de Dios?

La respuesta está en un tema que está en lo que en esta iglesia se enseña como los temas básicos de la escritura, como lo primero que debemos entender con claridad, y creo que el tema es supremamente claro, pero que difícil es que baje al corazón.

El problema comenzó cuando el hombre decidió no creer en las instrucciones que Dios le había dado para vivir, porque decidió creer lo que Satanás le decía. Y Satanás aprovechando la confianza que el hombre depositó en él, lo motivó a comer del árbol de la ciencia del bien y del mal que Dios había dicho que traería la muerte para el hombre.

Génesis 2: 17. Mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.

La muerte a la que el Seńor se refería, es un cambio de paternidad, pues desde ese momento el hombre se convirtió en hijo del diablo. Pues así como la fe en Jesucristo hace que una persona pueda ser convertida en un hijo de Dios, en ese tiempo la confianza en el diablo los convirtió en hijos

del diablo. Este cambio de paternidad trajo una serie de consecuencias de una gravedad inimaginable.

El hombre perdió su comunión con Dios, perdió la dirección que recibía de Dios, y perdió los valores y las prioridades que debía tener en cuenta para dirigir su vida y poder disfrutar de una existencia maravillosa… Y a cambio de todo lo que perdió, recibió de parte de Satanás toda una filosofía de vida diseñada para entretener, y al final llevar al hombre a la condenación eterna.

Decir esto no es en lo absoluto algo exagerado, es exactamente lo que dice la escritura que ha pasado con todos los hombres, y por eso podemos leer que aún todos nosotros estuvimos afectados de esa manera. El apóstol Pablo confirma esta verdad cuando dice:

Efesios 2: 2 al 3. En los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia. Entre ellos vivíamos también todos nosotros en otro tiempo, andando en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos; y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.

Esa nueva paternidad influencia, domina y esclaviza al hombre a una forma de vida totalmente diferente a la diseñada por Dios. Y para poder vivir de esta forma tan absurda, el hombre comenzó a desarrollar ciertas actitudes que le permitían vivir en medio de toda esta maldad.

Actitudes como la altivez, el miedo, la rebeldía, y la mentira y justificación. Que son actitudes que el hombre no necesita cuando está viviendo en la voluntad de Dios, pero que son muy necesarias para vivir con la dirección del diablo.

El resultado final de esta muerte espiritual y toda la perversión que conlleva, es que el hombre se inventó, con la ayuda de Satanás una nueva escala de valores diferente de la de Dios, acerca de lo que es bueno y lo que es malo.

Pero ojo; este nuevo concepto del bien y del mal inventado por el hombre, cambia de manera continua dependiendo de la cultura, la edad, las circunstancias o las personas. Lo cual quiere decir que lo que en un tiempo el hombre considera bueno al pasar el tiempo lo considera malo y al contrario. Esto es evidente lo que estamos viendo en el mundo hoy donde se alaba la maldad y la corrupción y se castiga lo que se hace de manera correcta.

Y creo que el problema más serio respecto de este concepto del bien y del mal, es que el hombre en su ignorancia se ha atrevido a asegurar que cosas que son amorales, es decir que no son ni buenas ni malas, el hombre se ha atrevido a asegurar que algunas siempre son buenas y que hay otras que siempre son malas, lo cual no sólo es una mentira sino un engaño muy poderoso.

Y entonces los hombres creen ciegamente que cosas como; el dinero, la inteligencia, la salud, el poder, la belleza, el sexo, la comida, la diversión, los amigos, etc. Todas son buenas y traen felicidad.

Y qué cosas como; la pobreza, la falta de inteligencia, la enfermedad, la falta de poder, el hambre, la fealdad, la soledad, el sufrimiento, etc. Todas son malas y traen desgracia para la vida.

Pero la verdad a la luz de la palabra de Dios, es que estas cosas no son malas, ni buenas, no pueden serlo, pues no tienen vida propia.

A todas estas cosas se les podrá dar buen o mal uso, dependiendo de qué clase de persona sea el que las posea, y obviamente cada uno cosechará las consecuencias del buen o mal uso que haga de estas cosas.

Sin embargo el hombre ciego a esta realidad insiste en catalogarlas como absolutamente buenas o como absolutamente malas, y creyendo que esto es cierto, enfoca su vida en buscar las cosas que le parecen buenas y en alejar de su vida las que le parecen malas.

Y es tanta la fe en estos conceptos y tanta la ceguera del hombre, que aunque haya visto personas a las que el dinero, o la inteligencia, o el poder, o la belleza, o la fortaleza física han dañado sus vidas. De todos modos el hombre insiste en poseerlas, creyendo que el sí podrá manejar bien estas cosas, para dar a su vida una existencia y un final feliz.

Y si consigue algunas de estas cosas que él cree que lo harán feliz, y no es feliz, entonces él piensa que lo que necesita es tener más de lo mismo, dando origen a la codicia que los lleva a desear cada vez tener más y más, pensando que la cantidad para la diferencia.

La avaricia es el resultado para todo aquel que cree que las cosas del mundo lo pueden hacer feliz, pero contrario a lo que piensa el hombre, el Señor Jesús advirtió:

Lucas 12:15. Y les dijo: -Mirad, guardaos de toda avaricia, porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.

Sin embargo los hombres en su necedad y embrutecimiento llegan aun a buscar a Dios para que les de estas cosas, aunque Jesús advirtió que esa no era la razón para buscarlo.

Y si nos preguntamos: ¿Por qué aún los cristianos buscan al Señor para que les de las cosas de este mundo, a pesar de que Jesús advirtió que esa no era la razón para buscarlo?

Y la respuesta es; que la confianza en lo que Satanás le ha enseñado al mundo es tan grande, que el hombre se atreve no sólo a llevarle la contraria a Dios, sino también a juzgar a Dios con esa absurda y ridícula escala de valores.

Y es por eso que cuando el hombre se encuentra con dificultades en la vida, en lugar de reconocer que nunca ha buscado a Dios para saber cuál es su voluntad, y que ha vivido como si Dios no existiera y que por eso la está pasando mal…

En lugar de reconocer esta realidad el hombre dice… “Yo creo que Dios debería… Si Dios no hubiera permitido esto o aquello las cosas serían mejor… Por qué Dios no hace algo… Por qué Dios permite tanta maldad y tanta injusticia, Etc.”

En conclusión; el concepto del bien y el mal que el hombre adoptó con la dirección de Satanás, es el que ha dirigido y dirige a toda la tierra.

Si la voz de Dios y su palabra representa toda la buena doctrina que nos permite entender cuál es su voluntad, éste concepto del bien y del mal en el que el hombre cree, representa toda la mala doctrina usada por los hombres para satisfacer sus deseos.

Es por esta razón que para poder vivir en la voluntad de Dios, y para poder gozarnos y experimentar esa paz que sobrepasa todo entendimiento, es indispensable que cambiemos por completo nuestra manera de pensar, nuestros valores, nuestros métodos y nuestros objetivos. Porque nuestra mala manera de pensar es lo que nos hace enemigos de Dios. La escritura lo dice muy claro.

Colosenses 1: 21. Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado.

Nuestra enemistad con Dios se origina en nuestra mala manera de pensar, y el problema es que aún habiendo nacido de nuevo a veces todavía conservamos mucho de esa mala manera de pensar, de esos malos conceptos que dirigían nuestra vida, y por eso leemos qué Dios nos ordena:

Romanos 12:2. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

Es indispensable desechar todo ese conocimiento del bien y del mal enseñado por el mundo y remplazarlo por la palabra de Dios, por una sana doctrina, porque mientras conservemos la misma mala manera de pensar, seguiremos experimentando la muerte que Dios dijo que experimentaríamos lo cual no nos permitira disfrutar del amor de Dios.

No hay duda que para que esto pueda ocurrir es necesario que el Espíritu Santo hable a nuestra vida, y que lo escuchemos, porque estamos tan convencidos de qué lo que pensamos es tan correcto, que con esa absurda manera de pensar nos atrevemos a evaluar con una mente corrompida la palabra de Dios.

Esto es igual a decir que la palabra de Dios está siendo juzgada con los principios y objetivos de Satanás, y al hacer esto no hay duda que los hombres terminan concluyendo que los mandatos de Dios no son buenos, razón por la cual no hay que obedecerlos.

Esto es tan real, que muchos cristianos no obedecen lo que entienden que Dios les dice que deben hacer según la escritura, porque no entienden las buenas razones por las cuales deben obedecer, es decir, necesitan que su conocimiento del bien y del mal qué está torcido, apruebe que lo que dice la escritura es “bueno” para tomar la decisión de hacerlo.

Y al hacer esto como su concepto del bien y del mal está completamente equivocado, la conclusión a la que llegara es que obedecer a Dios no es bueno… Y es por eso que para poder salir de este terrible engaño el apóstol nos dice:

1 Pedro 2:1 al 2 Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones, 2desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación…

Cuando no se siguen al pie de la letra estas instrucciones, entonces el hombre con su conocimiento del bien y del mal comienza a seleccionar de la biblia lo que le parece bueno o malo… Según él para desechar lo malo… Pero esto es lo que hace que al pasar los años su vida cristiana no progrese, y entonces continuará afanandosé, entristeciéndose, preocupándose y quejándose, porque en su corazón las cosas del mundo tienen más importancia que los planes de Dios.

Al hacer esto uno de los muchos malos resultados es que si antes engañados por Satanás luchábamos solos por conquistar el mundo, ahora pensamos que tenemos un poderoso esclavo que es Dios, el cual nos va a ayudar a conseguir todo lo que según nuestro propio concepto del bien y el mal dice que necesitamos. ¿Será eso el Cristianismo? …. No, no puede serlo, pero muchos no lo han querido entender.

Este gravísimo error hace que el hombre no haga énfasis en las cosas que Dios desea, como un cambio interior para buscar santidad, misericordia, amor, justicia, sino que el hombre en su ignorancia insiste en obtener lo que él desea, con un marcado énfasis en cambiar el exterior, buscando prosperidad material, poder, posición, la destrucción de los enemigos, es decir; que la gente a nuestro alrededor cambie para que nosotros podamos ser felices, etc.

Pero si hacemos una honesta y sabia evaluación de esta manera de pensar podemos ver que el hombre está completamente equivocado. Por ejemplo:

La gente normalmente piensa; “fulano se ganó la lotería y como ha mejorado su vida” o “sutano se hizo pobre y que vida tan espantosa tiene”… Haciendo la relación de que lo llamado bueno, trae cosas buenas, y lo llamado malo, trae cosas malas.

Sin embargo la vida y las escrituras nos muestran el otro lado de la moneda, que es exactamente igual de valido que el anterior, pero que no se tiene en cuenta de la misma manera. Es decir hay ceguera voluntaria y una tremenda obstinación que les lleva a ver la vida y sus valores, desde sólo un punto de vista.

Lo que les voy a leer muestra esa otra realidad que los hombres se niegan a ver…

Respecto de lo que los hombres llaman malo, la Biblia nos cuenta como Job fue bendecido como consecuencia de: el ataque de Satanás, el robo de todas sus pertenencias, el asesinato de sus criados hijos e hijas, una enfermedad espantosa y una mujer que pedía que maldijera Dios y se muriera. José fue bendecido como consecuencia del desprecio de sus hermanos y de la ingratitud de todos a quienes ayudó. Nabucodonosor fue bendecido como consecuencia de la locura. El apóstol Pablo como consecuencia de un aguijón en la carne que lo mantenía humilde a pesar de tan gran revelación. Y lo más importante de todo, la humanidad fue bendecida como consecuencia de la muerte de Jesucristo en la cruz.

Como todas estas cosas trajeron bendición, la deducción lógica es que: el ataque de Satanás, el robo, el asesinato, las enfermedades, los enemigos, el desprecio, la ingratitud, la locura, los aguijones en la carne, la muerte en la Cruz, etc. Son Indiscutiblemente todas cosas buenas porque trajeron bendición.

Son tan buenas que si Job hubiese reprendido a Satanás y este no hubiese tocado ninguna de sus pertenencias, se hubiese perdido la bendición que el trato de Dios trajo a su vida.

¿Escuchó Dios padre la oración de Jesús, cuando le pidió que si fuese posible le evitara pasar por la cruz?… Si la respuesta de Dios Padre hubiese sido afirmativa, nuestro destino inevitable ahora sería el infierno. Gracias a Dios Padre por la respuesta a su hijo Jesús, que en obediencia por amor aceptó la cruz.

Según esto, si oramos a Dios para que no nos pase ninguna de estas cosas, que han traído tanto bien (aunque las consideramos malas), y son las que precisamente necesitamos para ser bendecidos… ¿Escuchará Dios nuestra oración?

Respecto de lo que los hombres llaman bueno, podemos encontrar en la vida y en las escrituras cómo estas cosas que los hombres llaman buenas han traído maldición a la vida de las personas.

¿No fue acaso malo que el rey Ezequías pidiese y recibiese la prolongación de sus días? No nos cuenta la escritura, que cada vez que Dios prosperaba al pueblo de Israel este se olvidaba de Dios.

No nos cuenta la escritura, que Salomón con toda la bendición de Dios terminó adorando dioses paganos.

No nos cuenta la escritura, que la hermosura enalteció el corazón del querubín protector, que su esplendor corrompió su sabiduría, que su riqueza lo llenó de iniquidad… A pesar de haber sido creado perfecto.

Como estas cosas que el mundo llama buenas, han sido capaces de pervertir a los hombres, incluyendo a un ser creado perfecto y convertirlo en Satanás, entonces podemos concluir que… Una larga vida, riquezas, honra, bienestar, poder, esplendor, hermosura, etc. Son indiscutiblemente todas cosas malas que producen maldición.

De acuerdo a esta perspectiva planteada con base en hechos y resultados innegables, pues están en la escritura, respecto de las cosas que son catalogadas como buenas o como malas. ¿Será entonces que debemos tomar la decisión de orar para que nos sucedan todas estas cosas que consideramos malas, para que nuestra vida sea bendecida? Y por supuesto dejar de pedir por todas aquellas que consideramos buenas para no caer en maldición. ¿Será esto cierto?

Analizando estas cosas reales desde el punto de vista que el hombre se niega a ver, se hace evidente que hay una lista casi interminable de cosas que han sido clasificadas como buenas o malas para el hombre, y que son completamente amorales, en el sentido de que pueden producir mucho bien, como producir mucho mal.

Es por eso, que es un error gravísimo rotular estas cosas como malas o como buenas. Y ese error es el que impide que los cristianos aún haciendo la voluntad de Dios puedan disfrutar del gozo y la paz prometida.

Ejemplo de esto tenemos al profeta Jeremías, que a pesar de servir a Dios se encontraba en una situación según el supremamente difícil, pues según el, Dios no respondía a sus necesidades, y estando tan convencido de eso se atrevió a quejarse con el Señor, y la respuesta que recibió fue la siguiente:

Jeremías 15:19 por tanto, así dijo Jehová: «Si te conviertes, yo te restauraré y estarás delante de mí; y si separas lo precioso de lo vil, serás como mi boca. ¡Conviértanse ellos a ti, más tú no te conviertas a ellos!

Lo que hacía que el profeta estuviera tan mal, era que en su mente mantenía ese concepto equivocado enseñado por el mundo de lo que es bueno y de lo que es malo.

Cuando eso sucede, el resultado es que nos convencemos que necesitamos ciertas cosas, como por ejemplo una mujer piensa que si no se casa no podrá ser feliz, otra piensa que si se casa será infeliz, otra que si no logra tener hijos va a ser infeliz, mientras que otra cree que los hijos la harán infeliz, otro piensa que necesita mucho dinero, otro piensa que el dinero en gran cantidad lo hará infeliz y cada uno insiste en obtener lo que piensa que lo hará feliz, no teniendo en cuenta ni teniendo la buena actitud de aceptar lo que Dios ha planeado para su vida.

Ante esta pelea infructuosa contra Dios la pregunta que nos debemos hacer es: ¿Quién sabe realmente lo que necesitamos para ser felices… Dios o nosotros? Y si alguno cree que sabe más que Dios no tiene ni idea de lo ciego y embrutecido que está.

Y entonces cuando Dios no le da a los cristianos los que los cristianos creen que necesitan, estando equivocados… El cristiano por sus creencias equivocadas experimenta el afán, la ansiedad, la

tristeza, la desolación, la depresión, el aburrimiento, y todo esto es producto de una mente contaminada por Satanás.

Las palabras de Dios evidencian este pecado y es por eso que le dice a Jeremías que; “si separas lo precioso de lo vil ” se daría cuenta que Dios lo está tratando de manera perfecta de acuerdo a lo que él necesita, pero que es su errónea manera de pensar la que hace que se sienta muy mal.

En otras palabras la solución a tan grave situación espiritual no era que Dios cambiara la forma de tratar al profeta, la solución dependía de que Jeremías revisara su manera de pensar, sus creencias y separara lo precioso (que se origina en Dios) de lo vil,(que se origina en lo enseñado al mundo por Satanás)

Si estás entendiendo lo que Dios nos enseña en su palabra, entonces habrás entendido que si en este momento no eres feliz, si no disfrutas de ese gozo que sólo Dios nos puede dar y de esa paz que sobrepasa todo entendimiento… El problema no está en las circunstancias que te rodean sino en una absurda y corrompida manera de pensar en la cual crees, y como Dios no te está dando eso que tú crees que es bueno, por eso te sientes mal.

Y ese problema se agrava cuando al no recibir de Dios lo que tú crees necesitar para ser feliz, comienzas a desobedecer a Dios para conseguirlo… Lo cual hace que esa creencia equivocada que te está haciendo sufrir coja más fuerza en tu corazón, y te haga cada vez más obstinado y más rebelde contra Dios, para conseguir lo que tú crees que necesitas para ser feliz.

Por eso, en lugar de seguirle creyendo a Satanás debemos creer en la hermosa promesa de Dios que dice:

Romanos 8:28Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.

Es muy claro que cuando dice que las cosas nos ayudan a bien se refiere a nuestro crecimiento espiritual, a nuestro mayor conocimiento de Dios, al aumento de nuestra fe, de nuestra sabiduría, y por lo tanto a poder experimentar el gozo y la paz que sólo Dios nos puede dar, que es la pequeña recompensa en la tierra, porque luego están las coronas y los galardones que recibiremos en la eternidad.

Esta promesa no dice que todas las cosas nos ayudan a realizar nuestro planes pues puede ocurrir todo lo contrario, que las cosas que suceden a nuestro alrededor destruyan nuestros planes, para que se realice el plan de Dios que es muchísimo mejor.

Pero sí nos aferramos a nuestro plan por confiar en que nosotros sabemos más que Dios, sufriremos. Pero si confiamos en Dios entonces aceptaremos con gozo los cambios que él traiga a nuestra vida, porque no hay duda que el plan que él tiene para nosotros es mejor que el que Satanás ha metido en nuestra cabeza.

Lo otro que es muy importante en esta promesa, es que todas las cosas que suceden nos ayudan a bien si y sólo si estamos dispuestos a hacer la voluntad de Dios.

Cuando no estamos dispuestos a hacer la voluntad de Dios todas las cosas nos ayudan a mal, todas las cosas destruyen el plan que Dios tiene para nosotros, es posible que logremos que nuestro plan personal mejore, pero el hecho de qué nuestro plan personal mejore lo que va a traer al final es ruina para nuestra vida, tristeza, angustia, y pérdida de recompensa en el cielo.

En otras palabras todas esas cosas que llamamos buenas o malas en realidad no lo son, por qué nuestra buena o mala actitud frente a la voluntad de Dios, es lo que hace que las cosas se conviertan en malas o se conviertan y buenas para nuestra vida… Es decir de nuestra confianza en Dios depende que disfrutemos de todo lo que Dios tiene para nosotros.

Si no estamos viviendo de esta manera entonces debemos apropiarnos de las palabras del señor a Jeremías y debemos convertirnos al Señor. (Continuamos la próxima semana)

¿Sabías qué?

La iglesia es una entidad sin ánimo de lucro, por esta razón para funcionar dependemos primeramente de Dios, y de las ofrendas, donaciones o contribuciones que sus miembros, amigos o simpatizantes quieran hacer, lo cual, si Dios lo coloca en tu corazón puedes hacer a través de las siguientes opciones.

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