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HAGA ORACIÓN – PARTE 2

I. INTRODUCCIÓN

Después iniciar nuestra relación con Cristo no hay duda que lo más importante para crecer espiritualmente es la oración. Por algo la escritura dice; “orar sin cesar”. Mostrando la importancia de la oración no sólo para nuestro crecimiento espiritual, sino también para todas aquellas otras peticiones respecto de nuestras necesidades, o de las necesidades de otros tengan.

Insisto en la necesidad de insistir en la oración, porque después del estudio anterior mi esposa me recordó de alguien que le dijo que no oraba, porque yo había enseñado que no era necesario orar por qué de todos modos Dios haría su voluntad.

Pero no e dado esa enseñanza. Lo que he enseñado muchas veces es que siempre que hagamos peticiones a Dios, debemos terminar nuestra oración diciéndole de manera muy sincera; “si es tu voluntad”. Y lo otro que también he enseñado que algunos pueden haber malinterpretado, es que en la oración que es en realidad una conversación con Dios, lo más importante de la oración, es la respuesta que Dios nos da.

Y creo necesario hacer este énfasis porque hay personas que oran muchísimo, derraman su corazón delante de Dios, insisten con sus peticiones, pero no escuchan la respuesta que Dios les da, y esa es una de las razones por las cuales muchos insisten en oraciones que no agradan a Dios.

Por supuesto hay una diferencia muy grande y cuando insistimos en una petición legítima, como por ejemplo cuando oramos por la salvación de alguien. Cuándo tenemos certeza que las peticiones de acuerdo a la voluntad de Dios por supuesto que debemos insistir y no desmayar… Pero cuando Dios ha contestado a cierta petición diciendo que no, y nosotros no escuchamos su respuesta e insistimos con lo mismo, ahí si estamos perdiendo el tiempo, y perdiendo la oportunidad de crecer espiritualmente.

Contrario a esto podemos ver el ejemplo del apóstol Pablo, quien frente a ciertas circunstancias que evidenciaban su debilidad, clamó al Señor para cambiar este asunto, qué es lo que normalmente hacemos la mayoría para poder estar felices.

Sin embargo a pesar de su insistencia la respuesta del Señor fue: No. Y la razón que Dios le dio es que no era necesario cambiar la situación para poder experimentar el poder de Dios, y vivir siempre gozosos o con mucho gozo. Habiendo escuchado la respuesta del Señor el apóstol luego escribió:

2 Corintios 12:8–10 En tres ocasiones distintas, le supliqué al Señor que me la quitara. 9 Cada vez él me dijo: «Mi gracia es todo lo que necesitas; mi poder actúa mejor en la debilidad». Así que ahora me alegra jactarme de mis debilidades, para que el poder de Cristo pueda actuar a través de mí. 10 Es por esto que me deleito en mis debilidades, y en los insultos, en privaciones, persecuciones y dificultades que sufro por Cristo. Pues, cuando soy débil, entonces soy fuerte.

Notemos que desde la primera vez que le pidió al Señor cambiar la situación el Señor le dijo que no era necesario, y sin embargo el apóstol volvió y oró por segunda vez, y lo hizo por tercera vez, hasta que por fin creyó lo que Dios le decía.

Y al creer en la respuesta de Dios eso le permitió gozarse y estar feliz no sólo frente a sus debilidades, sino cuando experimentaba privaciones, necesidades, insultos y persecuciones…

Creo que es poco lo que podemos insistir acerca de la importancia de escuchar y creer lo que Dios nos dice. En este caso podemos ver como de vivir en aflicción cuando el apóstol creyó en la respuesta de Dios, comenzó a gozarse en medio de situaciones que normalmente nos mantendrían y afligidos, preocupados, sin paz.

Y esta es la enseñanza que di la semana pasada y en la cual quiero insistir hoy, y es que no hay duda qué; cuando nos mantenemos creyéndole a Dios el resultado es un gozo continuo, una alegría completa y duradera…

Pero casi siempre cuando hablo acerca de esto, encuentro que más de uno entra en conflicto, porque al revisar su vida tienen que reconocer que no andan felices todo el tiempo. Y si la orden de Dios es andar feliz todo el tiempo y no lo estamos haciendo, pues es obvio que estamos en pecado.

Pero ante esta enseñanza no falta quien diga que somos humanos y que es normal que sintamos tristeza, y si sentimos tristeza pues también aburrimiento, también desesperanza, también afán, y por no reconocer su pecado terminar diciendo que es falso que Dios nos ha ordenado no afanarnos por nada y estar siempre gozosos… Sin embargo contrario a estos argumentos la escritura dice es:

1 Tesalonicenses 5:16–18 Estad siempre gozosos. 17Orad sin cesar. 18Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.

Debemos estar siempre felices, no debemos romper en ningún momento nuestra comunicación con Dios, porque gracias a ella podemos entender las razones por las cuales debemos sentirnos agradecidos con Dios todo el tiempo.

Pero también es cierto y lo expliqué en el estudio anterior, que cuando estamos siendo disciplinados por Dios por insistir en algún pecado, no experimentaremos el gozo sino la tristeza. Pero lo que no podemos perder de vista es que esta tristeza que experimentamos por causa de la disciplina viene por causa de pecados que no queremos abandonar, (pecados como la amargura, el resentimiento, la envidia, la codicia, el orgullo, la infidelidad, la parcialidad, la incredulidad etc.) por los cuales Dios nos ha tenido que disciplinar. La escritura lo dice así:

Hebreos 12:11 Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.

Pero cuando la disciplina ha surtido el efecto deseado salimos de la tristeza y experimentamos el fruto apacible de justicia, es decir debemos recuperar la felicidad.

Ahora; sí hay una excepción, es decir si hay una razón válida para sentir tristeza, y esta tristeza si es agradable delante de Dios. La escritura nos lo explica así:

2 Corintios 7:10 Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte.

La tristeza según Dios es la tristeza que sentimos cuando el Espíritu Santo, no cuando los demás sino cuando el Espíritu Santo nos muestra que hemos pecado, y el propósito de sentir esa tristeza es que nos arrepintamos y dejemos de cometer esos pecados.

Esta tristeza, al igual que en los casos anteriores, aunque es una tristeza producida por el Espíritu Santo es por causa de nuestro pecado, y lo ideal es que entre más nos duela pecar, pues más rápido nos arrepentiremos para dejar de pecar. Lo grave para algunos es que pecan y no sienten ni tristeza, ni remordimiento, ni nada por el estilo, pues no sólo han contristado si no que han llegado a apagar el Espíritu Santo y eso los hará permanecer en el pecado. Eso en el caso de qué hayan nacido de nuevo y tengan al Espíritu de Dios que asegura su salvación.

Es decir nuevamente la escritura nos confirma que no andar felices todo el tiempo es por causa del pecado que hay en nuestra vida. Algunos pensarán que están tristes pero no han cometido ningún pecado, pero no han entendido que la incredulidad es un pecado que nos lleva a la tristeza, porque esa incredulidad nos impide descansar en lo que Dios ha dicho, en sus promesas, y por eso experimentan tristeza.

Por ejemplo cuando la escritura habla de la salvación, dice que el solo hecho de ser salvos debe mantenernos contentos, por qué no hay duda que no ir al infierno sino al cielo y sin merecerlo, debería mantenernos contentos todo el tiempo. Dice así:

1 Pedro 1:6–7 En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, 7para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo…

Comienza diciendo que el haber recibido la salvación es motivo de alegría… Sin embargo al no apreciar la salvación tampoco vamos a estar felices, y es por esta razón que dice que es necesario que tengamos que ser probados para que nuestra confianza en Dios crezca, lo cual nos llevará a apreciar la salvación y a estar felices todo el tiempo.

Pero cuando la escritura dice que nuestra fe debe crecer lo que también está diciendo es que la incredulidad debe desaparecer porque la incredulidad es pecado. Es decir; nuevamente vemos que la escritura nos dice que la razón de no vivir felices todo el tiempo es el pecado. Y si volvemos al pasaje de Corintios…

2 Corintios 7:10 Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte.

De este texto también podemos entender qué existe la posibilidad de sentir tristeza pero no por causa de nuestro pecado, sino por causa del pecado de los demás. Esto lo confirma el apóstol Pablo cuando dice:

Gálatas 4:19 Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros,

Pero aclaro, no es la tristeza que sentimos porque el pecado de los demás nos hizo algún daño, o nos agredió, o no nos amó, no. La tristeza válida es solamente la tristeza que siento porque mi hermano en la fe, o aquella persona que yo amo está en pecado el cual está destruyendo su vida y felicidad.

Ésa es la única tristeza válida delante de Dios que no es producida por nuestro pecado, sino por el pecado de aquella persona que amamos, porque eso nos va a llevar a orar o a hacer lo que esté de nuestra parte, para ayudar a nuestro hermano a salir del pecado… Y por eso este texto al final aclara: “Pero la tristeza del mundo produce muerte”

¿Y cuál es la tristeza del mundo produce muerte? Pues es la tristeza que sentimos cuando se perdió algo, cuando no pudimos obtener lo que queríamos, cuando nos diagnostican una enfermedad, cuando cualquier cosa del mundo no funcionó como nosotros queríamos… Si sentimos tristeza por esas cosas dice que esa tristeza produce muerte espiritual, porque la razón de sentir esa tristeza es no confiar en las promesas de Dios, promesas como; todas las cosas ayudan a bien, y muchas más.

Con todo esto podemos concluir que para cumplir con este mandato de estar felices todo el tiempo es necesario confiar en Dios y su palabra.

Ahora esto debería ser supremamente sencillo, supremamente fácil, porque es evidente que no hay absolutamente nada en todo el universo más inmutable y digno de confianza que nuestro buen Dios, y por supuesto lo prometido por Dios tiene esa misma inmutabilidad, lo cual asegura que no hay nada más seguro en el universo que el cumplimiento de la palabra de Dios.

Sí tomamos por ejemplo el tema del fin del mundo, un tema que podríamos decir es muy complicado donde por supuesto hay muchísima incredulidad respecto de lo que va a pasar, el Señor Jesús después de enseñar cómo sería dijo:

Mateo 24:35 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.

Es decir los hombres pueden pensar lo que quieran, creer lo que quieran, pero lo cierto es que el fin del mundo será tal y cual lo describió el Señor Jesús, y cuando el mundo se haya acabado las palabras de Dios permanecerán. Es decir vuelvo y repito: No hay nada más seguro en el universo que el cumplimiento de la palabra de Dios.

En otra ocasión hablando del cambio de la ley y los profetas es decir del viejo pacto por el Nuevo Pacto, el Señor Jesús dijo:

Lucas 16:16 al 17 La ley y los profetas eran hasta Juan; desde entonces el reino de Dios es anunciado, y todos se esfuerzan por entrar en él. 17Pero más fácil es que pasen el cielo y la tierra, que se frustre una tilde de la ley.

En este caso el Señor Jesús está diciendo que es más fácil que se acabe cielo y la tierra a que alguien logre entrar al reino de los cielos, saltándose la condición que Dios ha colocado para ser salvos.

Es decir todos aquellos que en el mundo a pesar de su incredulidad y mal comportamiento se atreven a decir; “Dios entiende” o “Dios es chévere” o “Dios es amor y pura misericordia” Y todos aquellos que insisten en vivir de acuerdo al viejo pacto… No tienen ni idea que a pesar de todo lo que piensen o hagan, si no cumplen la condición que Dios ha colocado qué es nacer de nuevo, es más fácil que se acabe el cielo y la tierra, a que ellos logren entrar al reino de los cielos pasando por encima de la palabra de Dios.

Ahora: Esta entrada al reino de los cielos, éste nacer de nuevo, este tener el Espíritu de Dios en nuestra vida es lo que nos permitirá disfrutar de una alegría completa y permanente… Pero si y sólo si nos mantenemos creyéndole a él y por lo tanto haciéndole caso.

Cuándo Dios colocó al hombre en el paraíso le dio instrucciones para que creciera, se multiplicara se enseñoreará de la tierra y por supuesto fuera muy feliz… Pero también le advirtió:

Génesis 2:17 mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.

Éste árbol de la ciencia del bien y del mal representa el conocimiento que el mundo enseña acerca de lo que es bueno y es malo, y es por supuesto algo completamente equivocado… Y la advertencia que Dios hizo es que si el hombre vivía dirigido por el conocimiento del mundo, en lugar de vivir dirigido por Dios, experimentaría muerte que por supuesto acabaría con su felicidad.

Y si primero se acaba el mundo antes de qué la palabra de Dios pierda su validez, esto quiere decir que no importa lo que el hombre haga, mientras siga comiendo del árbol de la ciencia del bien y del mal, el hombre inevitablemente cosechará muerte, y no hay poder en el nombre ni en ningún ser creado para cambiar ese resultado…. Mientras que el hombre siga desconfiando de Dios, ignorando o desobedeciendo sus instrucciones no podrá ser verdaderamente feliz.

¿Si están entendiendo bien? Primero se acaba el cielo y la tierra antes que logremos ser felices desconfiando y como consecuencia desobedeciendo a Dios.

La felicidad que condena… Si esto es cierto, y por supuesto que lo es: ¿Por qué la gente dice ser feliz sin Cristo y porque algunos cristianos están contentos desobedeciendo a Dios? Hay básicamente dos razones, algo mencioné la semana pasada. La primera es:

2 Corintios 4:3 al 4 Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; 4en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.

El apóstol Pablo está explicando que el evangelio está encubierto a los incrédulos porque Satanás cegó su entendimiento, es decir los embruteció y corrompió de tal manera, que no solo los hombres creen que pueden ser felices viviendo de acuerdo a lo que el mundo enseña, sino que también les parece imposible ser felices con Dios.

Porque si ustedes miran el mundo verán que los seres humanos tienen la idea, y algunos dicen tenerla muy clara, que acercarse a Dios es perder la oportunidad de ser felices. Y por eso Dios cada día es más rechazado de todo lugar.

Y esto ha tomado tanto peso en la actualidad, que si una persona expone su creencia en Dios para oponerse al aborto o a la homosexualidad, esa persona será acusada de cometer un delito. ¿Por qué? Por qué según ellos el cristianismo no deja ser felices a los hombres.

Como consecuencia de expulsar o no tener en cuenta a Dios, el hombre adoptó una forma de vida con objetivos y métodos completamente diferentes a los diseñados por Dios, para buscar ser “felices”. La escritura nos cuenta todas esas barbaridades que los hombres nos inventamos y dice:

Romanos 1:28 al 31 Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; 29estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; 30murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, 31necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia;

Todas estos pecados que nombra la escritura y otros todavía más terribles, son algunas de las cosas que hacemos cuando Dios no nos da lo que queremos, y nosotros insistimos en obtener esto que deseamos así sea necesario caer en pecado, porque pensamos que eso nos dará felicidad.

La joven que va y vota a su bebé en un caño lo hace para procurarse un futuro mejor y tratar de ser feliz. Dos niños asesinados a golpes, y cualquier otra acción brutal o despiadada tiene como objetivo proporcionar felicidad a quien la practica.

Si un personaje de estos le dice a usted que él es feliz descuartizando niños, o que le fascina ver la cara de terror de la niña que está violando, o algo tan sencillo como ver la cara de tonto de aquel que se burló: ¿Considera usted lícita esa felicidad, cree que las personas tienen derecho a hacer lo que quieran porque eso los hace felices? Verdad que no. La escritura dice:

Proverbios 10:23 El hacer maldad es como una diversión al insensato;

Ahora el asunto es que los cristianos venimos de ese mundo con esas mañas, y por eso aunque somos hijos de Dios, por la falta de la renovación de nuestro entendimiento todavía disfrutamos de cosas que no deberíamos disfrutar:

¿Disfrutas de tu actuar rebelde, sales orgulloso pensando no me deje; disfrutas de humillar a otro porque te pudiste vengar; disfrutas de ganancia deshonesta porque no te importa el daño a otros o lo que Dios piensa; disfrutas de tu incumplimiento por qué menosprecias a los demás; disfrutas de tu falta de misericordia, etc.?

Y cuando disfrutamos de cosas que no deberíamos disfrutar porque nuestra alma está llena de maldad… ¿Podemos llamar a eso felicidad completa y duradera? Es decir: ¿Esa felicidad es evidencia de salvación o de condenación?

La segunda razón por la cual la gente es feliz sin Cristo y vive tranquila, es como dice el versículo anterior, la insensatez del que disfruta la maldad. Esa insensatez tiene relación con la siguiente pregunta que hacía el apóstol Pablo:

Romanos 6:21 ¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte.

La insensatez de los hombres que disfrutan de hacer maldad, no les permite ver que el fin de aquellas cosas es muerte. Es como el corderito o el animalito que está siendo alimentado por un caminito de comida para que llegue al matadero.

Si el fruto de la llamada felicidad que experimentan los hombres cuando no confían en Dios, trae muerte; Quiere decir indudablemente que esa felicidad es temporal. Y ciertamente la escritura dice:

Job 20:5 al 7 Que la alegría de los malos es breve, y el gozo del impío por un momento? 6Aunque subiere su altivez hasta el cielo, y su cabeza tocare en las nubes, 7como su estiércol, perecerá para siempre; Los que le hubieren visto dirán: ¿Qué hay de él?

Pero: ¿Por qué compara la felicidad de aquel que no confía en Dios, con el estiércol? ¿Alguno de ustedes ha visto un poco de estiércol progresar? No. Ciertamente el estiércol no progresa lo cual en este contexto quiere decir: Primero se acaba el cielo y la tierra antes de que logremos experimentar una felicidad completa y duradera desconfiando de Dios.

Al ver todo esto es prudente y sabio que todo aquel que esté viviendo feliz, se pregunte si su felicidad depende de su confianza en Dios. Si la respuesta es sí. Amén, siga por ese camino, siga confiando en Dios, siga siendo feliz y al final será muchísimo más feliz en la presencia de Dios.

Pero sí al evaluar nuestras vidas no estamos viviendo felices, o nuestra felicidad no depende de hacer la voluntad de Dios sino de nuestro amor al mundo… Entonces no hay duda que necesitamos ser probados y a veces hasta disciplinados para que nuestra fe crezca.

Esto resultará más fácil si nos arrepentimos, si pedimos perdón por nuestra incredulidad, si cambiamos nuestra actitud y comenzamos a obedecer a Dios… Pidiéndole que haga este cambio en nuestro corazón para que comencemos a creer y experimentar, que se puede ser feliz, inmensamente feliz haciendo la voluntad de Dios.

Cuántos de ustedes que a veces andan sin propósito y aburridos, podrían estar felices si tuvieran discípulos, podrían estar felices si tuvieran grupos de oración, si predicaran el evangelio, porque hacer esas cosas trae verdadera felicidad… Y si comenzando a obedecer a Dios no disfrutamos de la felicidad, entonces vimos en el estudio anterior que nosotros tenemos que arreglar ese problema, y la escritura nos dice como:

Santiago 5:13 ¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración.

Esa oración en medio de la aflicción por supuesto que tiene el poder de quitar la aflicción, pero sí realmente es una conversación con Dios, no un monólogo donde lo importante para usted es lo que usted piensa, lo que usted dice, lo que usted cree, o lo que usted desea.

Es decir si en la oración primero está usted y no Dios, la oración no va a funcionar, porque lo importante de la oración que quita la aflicción no es todo lo que nosotros decimos desahogándonos, sino lo que Dios dice que está pasando y lo que debemos hacer.

Es decir si aseguramos que primero se acaba el cielo y la tierra antes que pueda ser feliz alguien que desconfía de Dios, también podemos asegurar que para ser verdaderamente felices es absolutamente necesario un deseo genuino de hacer solo la voluntad de Dios.

Porque: Cuando una persona está experimentando aflicción, la verdadera razón de su aflicción es que no quiere hacer la voluntad de Dios. Por ejemplo; si alguien sufre por su amor al mundo, porque las cosas del mundo no salen como él desea: ¿Está persona está haciendo lo que Dios dijo que debería hacer respecto del mundo? Que dijo Dios:

1 Juan 2:15 No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.

Aclare, y lo aclaro nuevamente, cuando Dios nos quiere enseñar a no amar al mundo no está diciendo que no podemos disfrutar de las cosas del mundo (obviamente las que son legítimas) Lo que Dios quiere es que las cosas del mundo no sean la razón de nuestra alegría, no que no podamos disfrutar de ellas.

Y si la verdadera razón por la cual sufrimos aflicciones es porque no queremos hacer la voluntad de Dios, más claro no puede ser que la solución está en desear de todo corazón hacer la voluntad de Dios.

Ahora cuando deseamos hacer la voluntad de Dios uno de los problemas que tenemos es que cuando nos enfrentamos a ciertas situaciones que no nos parecen buenas, comenzamos a afanarnos, a preocuparnos y aún a hacer lo que no debemos para solucionarlas… Pero en lugar de hacer todo eso lo que la escritura nos dice es:

Filipenses 4:6 al 7 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. 7Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

Dios asegura que dará respuesta, por supuesto una respuesta que nos beneficie verdaderamente, es decir que beneficie nuestra vida espiritual de la cual depende nuestra vida física, y al tener esta certeza de la buena respuesta de Dios, podemos experimentar esa paz que sobrepasa todo entendimiento para seguir pensando con cordura de acuerdo a la voluntad de Dios.

Por qué el afán, que es pecado, que es dar rienda suelta a la carne, hace que nuestros pensamientos sean equivocados, qué supongamos lo que no es, que imaginemos lo que va a suceder, que juzguemos mal a los demás… Y producto de todos estos malos pensamientos y malos juicios por supuesto que tomaremos malas decisiones convencidos que son buenas.

Si andamos espirituales; es decir felices confiando en Dios en todo momento, tomaremos buenas decisiones. Pero si dejamos que el afán controle nuestra vida, que es igual a decir que si andamos en la carne inevitablemente tomaremos malas decisiones… Esto lo confirma la escritura cuando dice:

Romanos 8:8 y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.

Recuerdo un compañero pastor que peleaba con su esposa y llegaba furioso a la casa de su pastor a pedirle consejería… A veces lo hacía a las dos o tres de la mañana… Y el pastor que ya más o menos lo conocía se asomaba por la ventana y le preguntaba: ¿Estás espiritual o estás carnal? Y cuando el discípulo qué obviamente estaba muy molesto contestaba que estaba carnal, el pastor le decía; “cuando estés espiritual vuelve”, y le cerraba la ventana. Él me contaba qué se iba furioso pero le tocaba ponerse a orar hasta recuperar la calma… Y ya calmado no necesitabas hablar con su pastor.

Y lo segundo que debemos entender de este pasaje que habla del afán, es que la paz de Dios la debemos experimentar antes de recibir la respuesta…

No como los horribles testimonios que cuentan muchos, que estuvieron orando por una situación angustiados toda la semana, y al final de la semana el asunto se solucionó, y luego vienen y cuentan testimonio de tan lindo el Señor… Si el Señor siempre es lindo, pero la verdadera fe nos permite estar tranquilos antes de que la situación mejore. Si solamente estamos tranquilos cuando la situación mejora ahí no hay nada de fe.

Hay una promesa de la escritura que me parece espectacular y que muestra que tanto estamos confiando en Dios, pues dice:

Isaías 26:3 Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.

Según esto no hay duda que cuando perdemos la paz, cuando hay afán O cualquier otro sentimiento negativo que no nos deja estar contentos es porque hemos dejado de perseverar pensando en Dios, por qué hemos dejado de confiar en Él.

Para que esto no ocurra, hemos leído que Dios si es necesario probará nuestra confianza en él a través de ciertas circunstancias, para que creciendo nuestra fe podamos perseverar pensando y confiando en Dios.

Si miramos el ejemplo del Señor Jesús podemos ver cómo la clave está en confiar en la palabra, en las promesas que Dios nos ha dado, en lo que: ESCRITO ESTÁ. Y por eso cuando cuando Satanás se le presentó al Señor Jesús para tentarlo, la respuesta del Señor fue:

Mateo 4:3 al 4 Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. 4El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

El Señor Jesús para defenderse de los ataques de Satanás se apoya en la palabra que ya estaba escrita, y entonces la pregunta para nosotros es: ¿Cuántas veces vamos donde el Señor a clamar por algo que el Señor hace rato ya contestó en su palabra?

Por ejemplo podemos estar clamando por nuestra situación económica, no porque no tengamos que comer o donde dormir, sino porque el afán o la codicia no nos deja vivir tranquilos… Pero el Señor hace mucho tiempo nos ha dicho en su palabra una cantidad de cosas que si las creyéramos no estaríamos orando de esa manera… Es decir pasamos por alto alto lo que escrito está y eso es igual a no estar escuchando a Dios.

Su palabra dice: Por nada esté afanados; busque el reino de Dios y Èl te dará todo lo que necesitas,; sea hombre de palabra; cumpla con rectitud sus compromisos; deje la idolatría; todas las cosas ayudan a bien, etc.

Es decir hace rato, ESCRITO ESTÁ, lo que tenemos que pensar, lo que tenemos que creer, lo que tenemos que hacer, lo que debemos esperar…. Pero no escuchamos nada. Y peor aún además de bien sordos, bien necios, nos atrevemos a pensar que Dios no nos escucha.

Pero la verdad es que saldremos de la aflicción y recuperaremos la alegría cuando confiando en Dios decidamos creer lo que; ESCRITO ESTÁ.

Luego continúa Satanás con otro ataque y el Señor Jesús vuelve a contestar:

Mateo 4:6 y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti,

Aquí, en otra etapa, en la etapa en que el cristiano ha decidido creer lo que escrito está, en medio de esas circunstancias provistas por Dios para bendecir nuestra vida, aparece Satanás diciendo “escrito está”.

Cuando Satanás dice “escrito está” es decir cuando Satanás está usando la escritura para hablarnos no hay duda que lo hace con el propósito de engañarnos… Aunque sea la escritura lo que usa. ¿Como funciona? Muy sencillo; malinterpreta la escritura para hacernos creer que lo que hacemos es de Dios sin ser cierto.

Frente a esto algunos creen que el problema lo tienen los cristianos nuevos que por no conocer la escritura son engañados por Satanás, o más precisamente por los hijos de Satanás que él usa.

Sin embargo Dios tiene solución para esto, por ejemplo cuando un cierto grupo de personas no le creyeron a Jesús el les dijo:

Juan 8:44–47 Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira. 45Y a mí, porque digo la verdad, no me creéis. 46¿Quién de vosotros me redarguye de pecado? Pues si digo la verdad, ¿por qué vosotros no me creéis? 47El que es de Dios, las palabras de Dios oye; por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios.

Éstos hombres no podían recibir la verdad de parte de Jesús porque no eran hijos de Dios y deseaban hacer la voluntad del diablo… Sin embargo el Señor Jesús termina diciendo:

Juan 8:47 El que es de Dios, las palabras de Dios oye; por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios.

Esto quiere decir que cuando las personas aceptan las malas interpretaciones de la escritura, que por supuesto vienen presentadas como sana doctrina, es porque el corazón del que recibe la mala enseñanza es similar al corazón del que le está enseñando… A veces hasta tienen la misma paternidad, y lo que tienen en común es que no desean hacer la voluntad de Dios, y por eso se auto engañan.

Que hace Jesús ante las palabras de Satanás cuando pretende engañarlo diciéndole; “ESCRITO ESTÁ”

Mateo 4:7 Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios.

Normalmente una mal interpretación de la escritura se corrige con una buena interpretación de otro pasaje o a veces del mismo. Eso hace Jesús y eso también podemos hacer nosotros si deseamos de corazón hacer la voluntad de Dios pero si no aceptaremos la malinterpretación como si fuera la verdad de Dios.

El ataque continúa y Satanás le dice:

Mateo 4:8 al 9 Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, 9y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares.

En su tercer intento Satanás viene a ofrecerle a Cristo lo mismo que él había venido a recuperar, con la diferencia de que Satanás le propone obtener todo esto por el camino fácil, por el camino de la comodidad, de la complacencia, no por el camino de la cruz.

Cuantos cristianos caen en este engaño sin saber que son fieles y obedientes a Satanás. Luego están en aflicción, pues no puede ser de otra manera y se atreven a preguntar: ¿Por qué?

¿Quieres obtener felicidad de tu matrimonio pero no siguiendo el camino de la obediencia sino el camino del mundo?

¿Quieres obtener estabilidad financiera pero no siguiendo el camino de la obediencia sino el camino del mundo?

¿Quieres servir a Dios pero no siguiendo el camino de la obediencia sino el camino del mundo?

Ante ese ofrecimiento Jesús contestó:

Mateo 4:10 Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.

La respuesta del señor nos enseña que es mucho más importante que los resultados es el método para obtenerlos. Si los resultados los obtenemos desobedeciendo a Dios eso no tiene valor en el reino de los cielos pues es más importante hacer la voluntad de Dios aunque los resultados no sean completos.

Y entonces producto de aferrarse a lo que escrito está dice la escritura:

Mateo 4:11 El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían.

Si estamos en aflicción, si no disfrutamos de la vida con verdadera felicidad, lo primero que tenemos que hacer es revisar que tanto estamos conociendo y creyendo lo que escrito está.

El problema es que algunos no han entendido la importancia de la palabra de Dios, no la estudian, no vienen con juicio a la iglesia, no escuchan los temas a través de la red, no sacan tiempo para los cursos bíblicos, como si la palabra de Dios no fuera importante, y resulta que es supremamente importante para vivir haciendo la voluntad de Dios y por lo mismo vivir felices todo el tiempo.

Déjenme terminar con algo que está escrito y que algunos no han escuchado y por eso no son felices:

Mateo 28:18 al 20 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. 19Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.

Esto es para todos nosotros, y cada uno puede hacer de acuerdo a sus dones, talentos, habilidades y oportunidades… Podemos comenzar orando por las personas, luego invitando, insistiendo que vengan a la iglesia, luego reuniéndonos con ellos para aclarar sus dudas, discípulandolos, luego formando grupos de oración, y cuando estas cosas se hacen con la actitud correcta no sólo hay mucho gozo en nuestra vida, sino que creceremos cada día más, nuestra fe crecerá cada día más y cada vez seremos más fuertes frente a todos los ataques del mundo…

¿Sabías qué?

La iglesia es una entidad sin ánimo de lucro, por esta razón para funcionar dependemos primeramente de Dios, y de las ofrendas, donaciones o contribuciones que sus miembros, amigos o simpatizantes quieran hacer, lo cual, si Dios lo coloca en tu corazón puedes hacer a través de las siguientes opciones.

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