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EL PADRE DE LA FÉ – PARTE 1

I. INTRODUCCIÓN

Nada tan importante como la fe. Prácticamente todo lo que hacemos en la vida tiene íntima relación con la fe… Comemos porque tenemos fe en que eso nos alimenta, tomamos los remedios que nos indican por la misma razón, porque tenemos fe en que nos van a sanar. Trabajamos porque tenemos fe en que al final del mes nos van a pagar el sueldo. Colocamos un negocio porque tenemos fe en que va a prosperar. Nos casamos porque tenemos fe en que vamos a vivir felices. Venimos a la iglesia porque tenemos fe en que habrá reunión…

Prácticamente todo en la vida de los seres humanos está relacionado con la fe, y no como piensan muchos que la fe sólo esta destinada a la religión. Esto es completamente falso, la fe es la razón por la cual los hombres hacemos lo que hacemos para seguir viviendo… Aún los evolucionistas que niegan la creación de Dios lo hacen por pura fe en lo que otros dicen.

Por esta razón, porque el ser humano vive gracias a la fe, es que la fe es el único elemento necesario para relacionarse con Dios y asegurar una buena eternidad. Y una buena eternidad, no debe haber duda, qué es aquella que pasaremos en la presencia de Dios y no lejos de su presencia condenados eternamente.

¿Y cómo nos aseguramos de esa buena eternidad? Pues por la fe, la escritura dice:

Efesios 2:8 En efecto, ustedes han sido salvados gratuitamente mediante la fe.

Es increíble ver como las cosas más importantes son las que precisamente los hombres ignoran, por esto la salvación la mayoría de los seres humanos no logran comprender lo valiosa que es.

Tristemente también a veces los cristianos ignoramos su valor, y al hacerlo nos es mucho más difícil aceptar y asimilar los tratos de Dios para bendecirnos para esa eternidad. A veces pienso que si los hombres tuvieran la oportunidad de ver el infierno o estar en la presencia de Dios, entenderían que no hay absolutamente nada más importante en su existencia que obtener la salvación.

A veces escuchamos testimonios respecto de personas que han visto lo uno y lo otro, pero dejando a un lado su veracidad no creo que el camino para apreciar la salvación sea ver esos dos lugares para que así tomemos la decisión, porque entonces no se trataría de una decisión que tomamos porque confiamos en Dios, sino porque hemos visto esos lugares. Y pon esto en la escritura dice:

2 Corintios 5:7 porque por fe andamos, no por vista…

Además si los hombres pudieran ver el cielo o el infierno creo que tampoco ayudaría mucho porque es tal la inconsciencia acerca del pecado que los hombres se creen buenos, y por lo tanto no piensan ser merecedores de la condenación.

Ahora; los que confiando en la palabra de Dios hemos tomado la decisión de creer en Jesucristo como nuestro Señor y Salvador, el texto continúa diciendo y aclara:

Efesios 2:8–10 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9no por obras, para que nadie se gloríe.

Que esta salvación recibida, (que ademas implica una serie de eventos milagrosos imposibles de realizar por el hombre,) no ha sido obtenida por nuestro esfuerzo, ni por nuestras buenas obras, sino que es un regalo que hemos recibido… Por haber depositado nuestra confianza en Dios.

Esta última frase “por haber depositado nuestra confianza en Dios” me parece más exacta que cuando decimos que tuvimos fe en Dios. Y me parece más exacta porque no se trata de qué la fe en Dios aparezca en determinado momento, porque como ya vimos siempre hemos tenido una enorme fe pero depositada en el mundo, en los hombres, en nosotros mismos, hasta en el diablo… Y lo que se requiere para ser salvos es dejar de confiar en todos los demás, para comenzar a confiar en Dios, es decir en Jesucristo como nuestro Señor y Salvador.

Hacer esto es algo crítico y progresivo. Es decir en determinado momento comenzamos a confiar en Dios, pero esa confianza debe ir creciendo cada vez más.

En la escritura encontramos muchos testimonios acerca de este proceso, pero hay uno en especial que es Abraham, y es especial porque es considerado el padre de la fe. Por esto vamos a revisar algunos eventos en la vida de este hombre que nos pueden ayudar, para saber qué hacer y qué no hacer para que nuestra confianza en Dios aumente.

Abraham vivía en Ur de los Caldeos, algunos dicen que era un idólatra y que era sacerdote de cierta religión pagana en ese lugar, mientras que otros dicen que él ya tenía cierto conocimiento de Dios por ser descendiente de Sem, uno de los hijos Noe que fue fiel a Dios. (Sin embargo hay que tener cuidado con esas especulaciones y más bien basarnos en lo que si dice la escritura, sin aumentar y sin quitar.)

Cuando hablamos de depositar nuestra fe en Dios, como lo veremos en el próximo estudio o mensaje, la fe en Dios solo puede ser real cuando se conoce o se recibe la palabra de Dios. La escritura lo dice así:

Romanos 10:16–17 Mas no todos obedecieron al evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? 17Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.

Dice que no todos obedecieron porque no creyeron… Y aclara que sólo puede haber fe cuando escuchamos lo que Dios ha dicho, pues sólo habiendo escuchado lo que Dios dice podemos tomar la decisión de creer o no, en lo que hemos escuchado.

En el caso de Abraham, la primera mención que vemos en la escritura dónde tuvo la oportunidad de poder depositar su fe en Dios, fue cuando Dios lo llamó… Por el discurso qué dio Esteban antes de ser asesinado por los sacerdotes que no querían aceptar la verdad, sabemos cuándo fue:

Hechos de los Apóstoles 7:2-3 Y él dijo: Varones hermanos y padres, oíd: El Dios de la gloria apareció a nuestro padre Abraham, estando en Mesopotamia, antes que morase en Harán, 3y le dijo: Sal de tu tierra y de tu parentela, y ven a la tierra que yo te mostraré.

Dios le dijo que debía salir de su tierra, dejar a su parentela, para ir rumbo a un lugar que Dios le mostraría. Como podemos ver para muchos no es una orden fácil de cumplir… Aunque a otros seguramente que estan muy aburridos en su tierra y con problemas familiares, pues les parecerá fácil, pero lo cierto es que allí tenía este hombre la oportunidad de creerle a Dios y por supuesto de hacerle caso… Pero no es eso es lo que leemos en la escritura que él hizo. Pues lo que ella nos narra dice:

Génesis 11:31 al 32 Y tomó Taré a Abram su hijo, y a Lot hijo de Harán, hijo de su hijo, y a Sarai su nuera, mujer de Abram su hijo, y salió con ellos de Ur de los caldeos, para ir a la tierra de Canaán; y vinieron hasta Harán, y se quedaron allí. 32Y fueron los días de Taré doscientos cinco años; y murió Taré en Harán.

Aunque Dios llamó a Abraham, lo que nos cuenta la escritura es que la decisión de salir de Ur de los Caldeos fue de Tare el padre de Abraham, que también se llevó a su nieto Lot, y a la esposa de Abraham Sarai, y aunque iban hacia Canaán se quedaron en la ciudad de Harán.

No sabemos las razones por las cuales padre de Abraham tomó esta decisión, pero no podemos decir que fue porque Dios lo llamó porque no consta en la escritura. Lo cierto es que va en la dirección en que Dios quiere que Abraham vaya, pero se queda viviendo en la ciudad de Harán.

Eso nos muestra que el no había sido llamado por Dios, es el que se lleva al llamado por Dios, de tal manera que podemos decir que Dios usó las circunstancias para hacer que Abraham saliera de su tierra, que era el primer paso.

El problema es que este primer paso no fue dado por su confianza en Dios… Y por eso cuando su padre muere leemos que la escritura dice:

Génesis 12:1 Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.

Y este “pero” nos confirma que algo no estaba bien. Además los “peros” eran varios; en primer lugar Abraham debía salir de su tierra, y no es Abraham quien sale si no su padre quien lo saca. En segundo lugar debía dejar a su parentela y tampoco fue así. Y en tercer lugar no había llegado a la tierra de Canaán pues se quedó con su familia en Harán.

Y solo cuando su Padre muere (cuando Dios le quita la muleta) este hombre sigue hacia la tierra que Dios le había mostrado, pero obedeciendo sólo en parte porque no se separó de Lot.

Génesis 12:4–5 Y se fue Abram, como Jehová le dijo; y Lot fue con él. Y era Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán. 5Tomó, pues, Abram a Sarai su mujer, y a Lot hijo de su hermano, y todos sus bienes que habían ganado y las personas que habían adquirido en Harán, y salieron para ir a tierra de Canaán; y a tierra de Canaán llegaron.

Este texto también nos confirma que no se quedó en Haran haciendo simplemente una escala, sino que allí trabajaron, obtuvieron más riquezas y compraron personas, etc.

Es importante que entendamos que cuando decidimos confiar en Dios, el aspecto de la provisión para poder vivir es algo supremamente importante, en el cual debemos aprender a confiar en Dios, pues cuando no lo hacemos, como mencioné en otro estudio, es como si estuviéramos prácticamente en manos del diablo, de tal manera que la falta de confianza nos impedirá hacer la voluntad de Dios.

Menciono esto porque es precisamente lo que vemos en la vida de Abraham. Cuando Dios le entrega una tierra para él y su descendencia para siempre, era apenas lógico que Dios le daría la provisión necesaria para habitar allí… El problema es que cuando Abraham fue probado y hubo algo de escasez, abandonó la tierra que Dios le había dado para ir a vivir en Egipto y obtener allí su provisión.

Y esa falta de fe que no le permitió esperar la provisión en la tierra que Dios le había dado, es la misma falta de fe que le llevó a Egipto a hacer cosas bastante equivocadas como podemos leer:

Génesis 12:11–13 Y aconteció que cuando estaba para entrar en Egipto, dijo a Sarai su mujer: He aquí, ahora conozco que eres mujer de hermoso aspecto; 12y cuando te vean los egipcios, dirán: Su mujer es; y me matarán a mí, y a ti te reservarán la vida. 13Ahora, pues, di que eres mi hermana, para que me vaya bien por causa tuya, y viva mi alma por causa de ti.

No sólo no confío en la provisión de Dios, tampoco confío en la protección de Dios y por eso ocultó la verdad respecto de su esposa, y peor aún, quiso usar a su esposa para obtener ganancias… La verdad eso suena bastante feo, el que un hombre quiera usar a su esposa para obtener ganancias no hace de el un buen marido y tampoco de ella una buena mujer.

Pero como sucede cuando desobedecemos a Dios, el asunto inicialmente funcionó, y ciertamente Abraham obtuvo ganancias por causa de su esposa. La escritura nos cuenta:

Génesis 12:14–16 Y aconteció que cuando entró Abram en Egipto, los egipcios vieron que la mujer era hermosa en gran manera. 15También la vieron los príncipes de Faraón, y la alabaron delante de él; y fue llevada la mujer a casa de Faraón. 16E hizo bien a Abram por causa de ella; y él tuvo ovejas, vacas, asnos, siervos, criadas, asnas y camellos.

Debemos tener en cuenta que había diferencias culturales muy grandes, sin embargo insisto en pensar que el que uno preste a su esposa para recibir riquezas a cambio, pues no suena nada bien.

Al ver todo esto no hay duda que el padre de la fe tenía muy poca fe, pero la buena noticia para nosotros es que si Dios cumplió el propósito que tenía con Abraham a pesar de qué al inicio tenía muy poca fe, entonces nosotros podemos tener la esperanza de qué y al igual que con Abraham, Dios cumplira su propósito en nosotros aunque al principio tengamos muy poca fe.

Y precisamente para poder cumplir con el propósito que Dios tenía con Abraham, Dios toma acción para enderezar esto que Abraham había hecho, y la escritura nos cuenta:

Génesis 12:17–20 Mas Jehová hirió a Faraón y a su casa con grandes plagas, por causa de Sarai mujer de Abram. 18Entonces Faraón llamó a Abram, y le dijo: ¿Qué es esto que has hecho conmigo? ¿Por qué no me declaraste que era tu mujer? 19¿Por qué dijiste: Es mi hermana, poniéndome en ocasión de tomarla para mí por mujer? Ahora, pues, he aquí tu mujer; tómala, y vete. 20Entonces Faraón dio orden a su gente acerca de Abram; y le acompañaron, y a su mujer, con todo lo que tenía.

Dios milagrosamente corrige lo que estaba mal por causa de la incredulidad de Abraham, y nuevamente vemos al incrédulo encaminando al padre de la fe que estaba en el lugar que no debía estar, y poniendo en riesgo las promesas que Dios le había hecho, por estar buscando obtener ganancias a través de su esposa.

Regresa este hombre a la tierra prometida o más precisamente lo regresan, y comienza a prosperar de tal manera que tiene problemas con Lot, con el pariente que no había hecho caso en abandonar, pero que ahora por causa de los problemas resultantes por causa del dinero, decide separarse de él:

Génesis 13:8-9 Entonces Abram dijo a Lot: No haya ahora altercado entre nosotros dos, entre mis pastores y los tuyos, porque somos hermanos. 9¿No está toda la tierra delante de ti? Yo te ruego que te apartes de mí. Si fueres a la mano izquierda, yo iré a la derecha; y si tú a la derecha, yo iré a la izquierda.

Pues Lot escoge la mejor tierra, y dice la escritura que puso sus tiendas al lado de la ciudad de Sodoma, luego hay una revuelta entre los reyes de la región y termina Lot secuestrado por estos reyes, y el hombre que no quería problemas, que se había separado de Lot por no pelear con él, le toca ir a enfrentar a estos reyes para rescatarlo. Efectivamente lo rescata y la escritura nos cuenta:

Génesis 15:1 Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abram en visión, diciendo: No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande.

¿Después de cuáles cosas? El capítulo anterior se cuenta cómo Abraham, a pesar de ser descrito como un flemático algo pesimista que no confiaba en la protección de Dios, fue a luchar contra quienes habían tomado cautivo a su pariente Lot, logró liberarlo, luego se encuentra con el Señor en la figura de Melquisedec, el cual lo bendice diciéndole que él es propiedad de Dios y que es Dios quien da la victoria, y entonces Abraham le entrega los diezmos y después de esto Dios le dice: “No temas, yo soy tu escudo, tu galardón será sobremanera grande.”

El no temas, lo más seguro es por causa de aquellos reyes con los cuales luchó y con los que quedó en enemistad, y por eso el Señor le dice que él es quien lo va a proteger, pero no sólo a proteger también le ofrece un galardón sobremanera grande.

Pero a pesar de este ofrecimiento que pensándolo bien implicaba una muy buena vida llena de seguridad y de prosperidad, Abraham no está contento porque piensa que esos ofrecimientos no tienen sentido pues él no tiene un heredero… Este pensamiento nos muestra que para Abraham las riquezas materiales eran supremamente importantes.

Génesis 15:2-3 Y respondió Abram: Señor Jehová, ¿qué me darás, siendo así que ando sin hijo, y el mayordomo de mi casa es ese damasceno Eliezer? 3Dijo también Abram: Mira que no me has dado prole, y he aquí que será mi heredero un esclavo nacido en mi casa.

Y cuando le manifiesta esto al Señor, el Señor le responde:

Génesis 15:4-5 Luego vino a él palabra de Jehová, diciendo: No te heredará éste, sino un hijo tuyo será el que te heredará. 5Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia.

Dios le asegura que no sólo tendrá un heredero sino que tendrá una descendencia incontable. Aunque Dios ya le había dado varias promesas, y aunque Abraham había obedecido aunque fuera a empujones a lo que Dios le había dicho, (Muchas veces obedecemos porque toca, por la presión de los hombres pero no por la confianza en Dios) esta es la primera vez que Dios le dice algo y la escritura nos cuenta que Abraham le creyó. Dice así:

Génesis 15:6 Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia.

Cuándo yo leo esto pienso que Abraham no sabía lo que Dios realmente le estaba dando. Es decir; Abraham iba tras de un objetivo, pero terminó recibiendo algo muchísimo más importante pues cuando dice que al creerle al Señor le fue contado por justicia, lo que está diciendo es que fue perdonado por todos sus pecados y por lo tanto hecho merecedor de la salvación eterna.

Pero insisto que eso no era lo que estaba buscando Abraham, él sólo quería un hijo y una descendencia que mantuviera la propiedad de las riquezas que había recibido de parte de Dios.

Y creo que lo mismo puede pasar con muchos de nosotros, que nos acercamos a Dios esperando de Dios cosas como protección, provisión, familia… Y no somos conscientes que por haber creído en Jesucristo tenemos la salvación eterna asegurada, y estoy seguro que cuando lleguemos a su presencia, nos daremos cuenta que todas aquellas cosas que buscamos y obtuvimos de parte de Dios, no tienen ningún valor comparadas con estar en la presencia de Dios.

El apóstol Pablo habla de este regalo de la justificación por fe de la siguiente manera:

Romanos 4:3-5 Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia. 4Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; 5mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia.

La explicación del apóstol fue que Abraham creyó en aquel que justifica al impío, y por haber creído fue justificado delante de Dios… Pero al igual que vimos al comienzo, aclara que no fue por mérito propio, no por sus obras como si Dios le debiera algo, sino por gracia, totalmente gratis por haber depositado su confianza en Dios.

Y un poco más adelante el apóstol nos explica porque Abraham es llamado el Padre de la fe:

Romanos 4:11 Y recibió la circuncisión como señal, como sello de la justicia de la fe que tuvo estando aún incircunciso; para que fuese padre de todos los creyentes no circuncidados, a fin de que también a ellos la fe les sea contada por justicia…

La circuncisión, que consiste en cortar el prepucio del miembro del hombre, dice el pasaje que es una señal y un sello de la justicia de la fe que recibió a Abraham, pero aclara que esa justicia de la fe la tuvo antes de recibir la circuncisión.

La circuncición también era la primera norma que debía cumplirse de los 613 mandamientos que debían cumplir los judíos religiosos… Y si leemos el contexto lo que veremos es que no importa si la persona no ha sido circuncidada, es decir si no conoce las leyes de Dios, como tampoco importa si está buscando cumplir las leyes, de todos modos la salvación no se obtiene por obras sino por haber depositado su confianza en Dios.

A esto hay que añadir que en la época de Abraham no había un claro conocimiento como lo tenemos hoy acerca de Jesucristo, sin embargo este hombre se salvo porque deposito su fe en un Dios que justifica, aunque cuando Abraham decidió confiar en él no estaba pensando en la salvación, sino en el hijo y en la descendencia que poseería la tierra y las riquezas obtenidas.

BAJO EL NUEVO PACTO

En nuestro caso ya teniendo el conocimiento del evangelio, dice la escritura que somos salvos cuando creemos en Jesucristo como nuestro Señor y nuestro Salvador.

Romanos 10:8 al 9 Esta es la palabra de fe que predicamos: 9que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.

La escritura nos cuenta que cuando Abraham le creyó a Dios y le fue contado justicia, en ese mismo momento Dios lo instruyó para que sacrificara una serie de animales para hacer un pacto, en el cual Dios se comprometía a cumplir lo que había prometido a Abraham: ¿Qué fue? Un lugar, una descendencia, protección y un gran galardón.

Pero lo más maravilloso de todo esto es, que al momento de realizar el pacto Abraham se durmió y sólo Dios pasó en medio de los animales, dando entender que era un pacto que Dios cumpliría y que no exigía ninguna condición de parte de Abraham. Es decir; un pacto incondicional.

Y digo que es maravilloso porque esa misma promesa la hemos recibido nosotros de parte de Jesús, promesa que es explicada de diferentes maneras en la escritura, por ejemplo:

Juan 10:27 al 30 Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, 28y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. 29Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. 30Yo y el Padre uno somos.

Cuando oímos el llamado del Señor y le comenzamos a seguir, y él nos da vida eterna, de allí en adelante asegura que jamás nadie podrá separarnos de él.

Un poco más adelante el apóstol Pablo continúa diciendo:

Romanos 4:16 al 17 Abraham, el cual es padre de todos nosotros 17(como está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes) delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen.

Y el apóstol recalca que Abraham le creyó a Dios, haciendo la aclaración de que Dios da vida a los muertos y llama las cosas que no son como si fuesen.

Ciertamente podemos ver en la escritura que Dios da vida a los muertos, pero no creo que la escritura se esté refiriendo a las resurrecciones que Dios a través de los profetas o que a través de Jesús realizó, como en el caso de Lázaro, pues al pasar el tiempo estos volvieron a morir.

La verdadera resurrección a la cual se refiere el apóstol es la que Jesús mencionó:

Juan 5:25 De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán.

Y tengo certeza de esto porque de las otras resurrecciones no se dice nada en particular, mientras que de este tipo de resurrección se dice que cuando sucede hay fiesta en el cielo.

Eso quiere decir que Abraham creyó en un Dios que tiene solución para la muerte. En primer lugar para la muerte espiritual y como consecuencia para la muerte física… Y más importante aún para la muerte eterna.

Además de esto dice que es un Dios; “que llama las cosas que no son como si fuesen” esta frase en otra versión dice que:

Romanos 4:17 Esta promesa Dios se la hizo a Abraham porque creyó en él, que es el único Dios con poder para resucitar a los muertos y para crear cosas nuevas. ( y crea las cosas que aún no existen.)

Algunos cristianos han tomado esta frase y han comenzado a declarar cosas que no son para que sucedan, (el poder de la palabra hablada) lo cual considero un gravísimo error, porque el que tiene poder para hacer eso es Dios y no los cristianos. Los cristianos lo único que podemos hacer a este respecto es creer en lo que Dios ha declarado y esperarlo, y tener mucho cuidado de no declarar o dar por hecho nada que Dios primero no haya declarado.

Algunos se atreven a decir que Dios les ha dicho que declaren y que por lo tanto se va a cumplir, pero pienso que lo más sabio allí es esperar y ver los resultados para saber si la persona se chiflo o si Dios realmente le prometió.

SU FE EN DIOS SE SOSTUVO CONTRA TODA OPOSICIÓN

En el caso de Abraham lo prometido por Dios era una gran descendencia, eso en términos normales no era una gran promesa pues los hombres en esa época teniendo varias mujeres lo normal era que tuvieran muchos descendientes, pero en el caso de Abraham si era una gran promesa por la experiencia y condición de Abraham. Por eso dice la escritura:

Romanos 4:18 El creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia. 19Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara.

Podemos decir que por la situación particular de Abraham, creer en la promesa de Dios realmente implicaba muchísima fe, porque Dios estaba prometiéndole hacer lo que Abraham después de cien años de intentarlo no había logrado hacer. Tratemos de ponernos en la posición de Abraham, que después de cien años de estar intentando lograr algo sin resultados Dios le prometa que ahora sí va a funcionar.

Y cuando Dios dice que si va a funcionar no está incluyendo elementos nuevos en el asunto, no es como decir que usted no ha podido hacer algo pero ahora le dan una nueva herramienta para que lo pueda hacer, no.

¿Qué quiero decir con esto? Que Abraham estaba tan viejo que se dice que su cuerpo estaba como muerto y a esto hay que añadirle que su mujer hace años ya era estéril, y al juntar todo esto tenemos que reconocer que se requería olvidarse de todo el pasado, olvidarse de toda la experiencia, es decir de fracaso tras fracaso y olvidarse de la condición actual, pues si no pudo tener un hijo cuando joven ahora cuando viejo resultaba absurdo… Por eso era necesario renunciar a todo lo de atrás para poder creer en la promesa de Dios. La escritura continúa diciendo:

Romanos 4:20 al 22 Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, 21plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido; 22por lo cual también su fe le fue contada por justicia.

¿QUÉ DEBEMOS CREER NOSOTROS?

Como pueden ver hay un paralelo entre la vida que Abraham vivió y la vida que nosotros como cristianos debemos vivir o hemos vivido.

Si recordamos lo visto podemos comenzar diciendo que en primer lugar, todos hemos sido jalados de cierta manera por otras personas para que nos acerquemos a Cristo, así como Abraham fue arrastrado por su Padre hacia la tierra prometida. Y al igual que Abraham nuestra fe ha tenido que ir creciendo poco a poco en la medida que nos hemos ido acercando a Dios.

Lo segundo que podemos notar, es que al igual que Abraham debe haber un momento en que nosotros creamos firmemente en Dios.

No estoy hablando de probabilidades sino de una fe en algo que está más allá de nuestras manos, en el caso de Abraham la promesa de un hijo que para otros puede resultar simple, era una cosa difícil de creer, por lo cual se necesitó una fe firme y sin duda de que Dios cumpliría lo prometido. Esa fe le otorgó la salvación.

En el caso nuestro la idea es que comenzamos cómo Abraham acercándonos poco a poco a los grupos de oración, a la escritura, a la iglesia, a la obediencia en algunas cosas, pero debe llegar un momento en que cada uno de nosotros decida creer en Jesucristo como Dios.

No me estoy refiriendo a esa fe que muchos dicen tener en Jesucristo, donde le reconocen como Dios pero no creen que su palabra sea palabra de Dios, y no creen en todo lo que ella dice. Es decir al final no están creyendo que él realmente sea Dios, lo están viendo como una probabilidad y están decidiendo qué cosas le parecen adecuadas hacer y qué cosas no.

A la fe a la que me refiero es aquella que con toda certeza nos permite creer que Jesucristo es Dios, que su palabra es palabra de Dios, y por lo tanto nos lleva a tomar la decisión de vivir el resto de nuestra vida bajo su dirección.

Juan 10:27-28 Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, 28y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.

Cuando esto ocurre en nuestra vida, cuando creemos con esa firme fe con la cual creyó Abraham, al igual que con Abraham Dios hace un pacto con nosotros, pero no respecto de un hijo y una descendencia, sino al igual que con Abraham de perdonarnos absolutamente todos nuestros pecados, darnos vida eterna, y asegurar que pase lo que pase terminaremos en su presencia.

¿Por qué pase lo que pase? Porque al igual que Abraham el Nuevo Pacto es un pacto incondicional donde el encargado de que se cumpla es Dios.

Ahora bien, el objetivo que tenía claro Abraham era un hijo y una descendencia que poseyera la tierra, el objetivo que nosotros tenemos además de lo ya mencionado es como dice la escritura:

Efesios 5:25 al 27 Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, 26para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, 27a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.

Nosotros somos la iglesia, y el objetivo de Dios es tomar a su iglesia, y a cada miembro en particular para santificarlo, que es un proceso que tiene íntima relación con el conocimiento de la palabra, una palabra que va transformando nuestras vidas para que al final Dios, pueda presentarnos a si mismo como personas gloriosas, sin pecado, sin mancha, ni arruga.

Todo este proceso también es entendido que en la escritura como la salvación del alma. Y cuando pensamos en el objetivo tan grande que tiene Dios con nosotros, que es el de llevarnos realmente a la estatura de su hijo Jesucristo…

Efesios 4:12 al 13 a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, 13hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;

Es indiscutible que esto es algo que ningún hombre ha podido lograr. Esta promesa la podemos comparar con la promesa que Dios le hizo a Abraham de un hijo, en el sentido de que es algo que Abraham luchó por años y nunca logró realizar.

Pues al igual que Abraham aunque los hombres le apunten a la perfección y logren ciertos avances, jamás ninguno a podido llegar a la estatura de Jesucristo, y por el esfuerzo personal jamás nadie lo logrará, por lo tanto la única forma de llegar es confiando en que Dios a pesar de nuestra incapacidad cumplirá su propósito en nosotros.

Queridos hermanos ese tiene que ser el objetivo en la vida de cada uno de nosotros. Y tiene que ser nuestro objetivo porque es el objetivo que Dios tiene con nosotros por lo tanto debemos creer firmemente que Dios lo hará y por lo tanto como dice el apóstol debemos colaborar en esa salvación que implica una fe verdadera que nos lleve a obedecer a Dios.

Esto es muy importante sobre todo si tenemos en cuenta que hay muchos cristianos que ya no creen que Dios logre sacar el pecado de su vida, tal vez su comportamiento ha mejorado pero todavía hay temores, amargura, rencores, falta de perdón y otras muchas actitudes completamente equivocadas que deben salir de nuestras vidas, para ser llenos de los frutos del Espíritu Santo.

Y es allí donde al igual que Abraham tenemos que es sostenernos en que Dios cumplirá su propósito en nosotros de llevarnos a la perfección.

¿Qué quiero decir con esto?

Qué Dios, en la medida en que nos fortalezcamos en fe sacará de nuestra vida la preocupación por el dinero… Si no sostenemos creyéndole sacará de nuestra vida la preocupación por la salud… Si nos sostenemos creyéndole sacara de nuestra vida la preocupación por nuestros hijos y todas aquellas cosas que no deben estar en nuestra vida.

Pero no sólo sacara de nuestra vida el afán y la preocupación; la lista de cosas que Dios quiere sacar de nuestra vida es bastante larga, pues Dios en realidad va a revertir todo el proceso y todo el daño que produjo en nuestra vida el vivir sin creerle a él. Por ejemplo:

Romanos 1:28 al 32 Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; 29estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; 30murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, 31necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; 32quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican.

Dios va a hacer que nuestra mente no sea reprobada sino aprobada y podamos entender lo que realmente nos conviene.

Dios va a enseñarnos a vivir de manera justa, va a sacar de nuestra vida los deseos de fornicación, la perversidad, la avaricia, la maldad, la envidia, las rabia contra los demás, las peleas y engaños, las cosas malignas, hará que dejemos de murmurar, quitara nuestra soberbia, nuestra altivez, nuestra desobediencia a los Padres, nos dará un afecto natural puro, nos hará misericordiosos, etc. Etc.

Todo esto que Dios nombra que hará no ha podido ser eliminado de la sociedad, porque no ha podido ser eliminado del hombre, por lo tanto es una empresa tan difícil de creer como le resultó difícil de creer a Abraham que tendría un hijo después de viejo.

Y entonces lo que debemos hacer es: Creer que Dios lo hará porque Dios ha prometido que lo hará.

Si nos mantenemos creyendo también nos mantendremos obedeciendo y Dios hará la obra en nosotros.

¿Dónde estás tú?

Te acercas a la iglesia jalado por otros, vienes por el hombre o la mujer que te gusta, vienes porque así es más fácil mantener a los padres contentos, vienes porque hay ciertas cosas que te parecen interesantes….

No hay duda que con todos nosotros Dios ha usado muchas situaciones y circunstancias y personas para que nos acerquemos a él…

Al igual que Abraham cometemos el error de obedecer a medias…

Ya estamos confiando verdaderamente en la provisión de Dios…

Tenemos problemas con otros por causa del dinero…

Entendemos que hemos obligado a Dios a actuar de cierta manera para proteger nuestra vida espiritual…

O ya superaste esas etapas y vienes porque crees que Jesucristo es Dios y has decidido vivir tu vida con su dirección y su poder….

O ya también pasaste por esa etapa y vienes porque te mantienes creyendo que Dios trasformara tu vida, tu interior, tu alma para llegar a ser como Jesucristo…

¿Sabías qué?

La iglesia es una entidad sin ánimo de lucro, por esta razón para funcionar dependemos primeramente de Dios, y de las ofrendas, donaciones o contribuciones que sus miembros, amigos o simpatizantes quieran hacer, lo cual, si Dios lo coloca en tu corazón puedes hacer a través de las siguientes opciones.

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