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EL ORDEN CORRECTO – PARTE 2

I. INTRODUCCIÓN

En el estudio anterior vimos que no sólo es necesario una sana doctrina para poder vivir la auténtica vida cristiana, también es necesario e indispensable colocar a Dios en el primer lugar en nuestra vida. Esto es evidente en muchos textos como por ejemplo el que leímos en el estudio anterior, donde el Señor colocó esta condición para poder ser sus discípulos. Lo dijo así, y tengamos en cuenta a qué clase de personas lo estaba diciendo:

Lucas 14:25 al 27 Grandes multitudes iban con él; y volviéndose, les dijo: 26Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo. 27Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.

Lo dijo a las multitudes, por lo tanto no hay duda que es un mensaje para todos, para que los discípulos estuvieran cada vez más firmes, para que los simpatizantes se decidieran a dejar de ser simpatizantes, y para que los curiosos desde el comienzo entiendan que seguir al Señor Jesús implica un compromiso muy serio, que no sería posible si nos renunciaban a todo lo demás.

Este mensaje no se parece a los muchos mensajes que se escuchan en este tiempo, donde el ofrecimiento es: Dios cambiará tu vida, Dios traerá tiempos mejores, Dios te dará prosperidad, Dios cumplirá tus sueños y cosas por el estilo.

Es decir; lejos de ofrecer lo que la gente cree que necesita para ser feliz, lo que está diciendo es que ni la familia, el dinero, la salud, ni aún el deseo de conservar la vida, puede ser un estorbo para hacer la voluntad de Dios.

Y no hay duda de la necesidad de este claro mensaje, porque la mayoría de la gente se acerca al Señor para obtener lo que ellos desea, y no para hacer la voluntad de Dios, porque no creen que hacer la voluntad de Dios sea algo que los haga felices.

Es por eso que es un gran paso, un gran avance en nuestra vida espiritual, cuando logramos entender y creer que el amor al mundo no es lo que nos hará felices, sino el amor a Dios.

Y cuando nuestro amor a Dios sea real, entonces el resultado será que estaremos llenos de amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y templanza… Y si eso es lo que hay en nuestro corazón, entonces no sólo viviremos una vida espectacular en la tierra, sino que luego una eternidad gloriosa en la presencia de Dios.

Déjeme preguntarles: ¿Hay alguno de ustedes a los que no le importa si al morir van al cielo o al infierno? Hay muchos que esta pregunta puede parecerles que no es importante, sin embargo la razón de preguntar es porque el Señor dijo en su palabra:

Apocalipsis 3:15–16 Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! 16Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.

Donde es claro que una vida cristiana mediocre no agrada a Dios, el apóstol Santiago también habla de la mediocridad en nuestra forma de hablar. Dice así:

Santiago 3:10–12 De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. 11¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga?12Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar agua salada y dulce.

Y aunque estos textos pueden ser una fuerte exhortación al cristiano que en su ignorancia está viviendo de manera mediocre, también pueden ser una señal de que la persona no ha nacido de nuevo, y por eso vive esa mediocridad, donde no se decide ni a ser bien malo, ni a ser bien bueno.

Y este pecado de la mediocridad cristiana tiene su origen en no renunciar a la vieja vida, para poder colocar a Dios en primer lugar, lo cual es un engaño porque al final de los tiempos a las buenas o a las malas todos los hombres tendrán que colocar a Dios como lo primero en su vida.

A las buenas cuando creyendo en su amor nos neguemos a nosotros mismos para hacer su voluntad, y a las malas al final de los tiempos cuando venga sobre la tierra el juicio de la gran tribulación, y entonces todos perderán absolutamente todo, y en la imposibilidad de seguir haciendo su voluntad, lo único que les quedará es estar enfrente de Dios para ser castigados por la eternidad.

Es cierto que este colocar a Dios como lo primero en nuestra vida es un asunto crítico y progresivo. Crítico pues comienza con la decisión que tomamos de aceptar la invitación de Dios para relacionarnos con él, y progresivo porque es un proceso en el cual Dios por medio de la fe que depositamos en su palabra nos santifica.

Y ser santificado es que cada vez nuestra mente, nuestros sentimientos y aún nuestro cuerpo sea cada vez más para el servicio exclusivo de Dios, y no para nuestra carne. El apóstol Pablo hablando de esto escribió:

Romanos 6:12–13 No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; 13ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia.

Y cuando esto hacemos, como ya mencioné, no puede haber nada mejor para nosotros, pues no sólo viviremos una poderosa vida cristiana, sino que al llegar a su presencia Dios padre nos honrará, y nos dará el privilegio de seguir sirviéndole en la eternidad.

Es por esto que el apóstol Pablo después de hablar de aquellos que se complacieron en la injusticia, por haber creído en malas doctrinas, doctrinas que confirman su condenación, dice de nosotros:

2 Tesalonicenses 2:13 Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad,

Es un privilegio tan grande que no podemos dejar de dar gracias por haber sido escogidos para salvación, gracias a la confianza que depositamos en la verdad, y que seamos santificados por esa misma fe a través de los tratos que el Espíritu Santo da a nuestra vida.

Por esto la pregunta importante es: ¿Cuántos podemos decir con claridad, sinceridad y certeza que Dios ocupa el primer lugar en nuestra vida? Y para que no sean solo palabras debo preguntar:

¿Tenemos claridad de la enorme diferencia que hay entre vivir con Dios en primer lugar, y cuando Dios no ocupa el primer lugar?

¿Cómo trabaja una persona cuando Dios ocupa el primer lugar en su vida, y como trabaja una persona que otras cosas ocupan el lugar de Dios?

Cuando Dios ocupa el primer lugar no sólo trabajamos para él sino que hacemos todo de manera correcta, cuando Dios no ocupa el primer lugar entonces trabajamos para los hombres, dependemos de los hombres, y hasta les tenemos miedo y hacemos todo lo que sea necesario así sea incorrecto para lograr nuestros objetivos.

En el matrimonio cuando Dios ocupa el primer lugar se cuida a la esposa y a los hijos como Dios dice que deben ser cuidados, sin importar si se lo merecen, sin importar si se portan bien o mal, aún sin importar si hay sentimientos de amor o no. Pero cuando Dios no está en primer lugar, el trato que se le da a la esposa y a los hijos dependerá de cómo sean, o como se porten ellos, o peor aún de cómo le dé la gana tratarlos.

En el discipulado cuando el discípulo coloca a Dios en primer lugar, colabora con la obra del ministerio, ejercita sus dones, se sujeta a las autoridades, da buen testimonio, y entonces da fruto que permanece. Pero cuando no está Dios en primer lugar entonces coloca los ojos en los hombres, para tener disculpas de no hacer la voluntad de Dios, o aún para poder irse de la iglesia, porque por supuesto siempre va a encontrar pecado o faltantes en los feligreses o aún en los pastores.

Es decir; este sólo asunto, de si Dios está primero o no va a definir toda nuestra vida, y por eso es importantísimo que como mínimo, tengamos el deseo de que Dios ocupe el primer lugar.

Este principio es tan antiguo como la relación entre Dios y el hombre, y no ha cambiado en lo absoluto; por esto cuando le preguntaron a Jesús cuál era el primero y más importante de los mandamientos él dijo:

Marcos 12:29 al 30 Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. 30Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento.

No es suficiente amarlo con un pedazo del corazón, ni con sólo una parte del alma o de la mente, hay que amarlo con todo de tal manera que no quede amor para otras cosas, y con todas las fuerzas de tal manera que no quede fuerza para otras cosas.

Sabemos que esa no es nuestra realidad, las circunstancias especialmente las difíciles nos muestran nuestra falta de amor y nuestra falta de confianza en el Señor. Pero gracias a su perdón, a su misericordia y paciencia, sabemos que podemos continuar con Él, teniendo como objetivo que Él llegue a ser el amor de nuestra vida.

No debemos dejar de pedirle por eso, demos insistir y clamar para que él nos enseñe a amarle más que a la esposa, los hijos, al trabajo, a nosotros mismos y a todas las cosas del mundo.

Y si ese no es nuestro objetivo, si ni siquiera nos interesa cumplir con el primero y más importante los mandamientos, pues creo que ni siquiera deberíamos llamarnos cristianos.

Y si nos preguntamos: ¿Porque hay un mandamiento que dice que hay que amar a Dios? Es que acaso: ¿Es difícil amar a Dios?

Creo que la mayoría hemos conocido personas difíciles de amar, personas a las cuales hay que aplicarle mucha paciencia, además de misericordia, sabiduría y más paciencia y mas perdón… Por qué cuando pensamos que ya cambiaron, vuelven y salen con los mismos pecados, con las mismas agresiones, las malas caras, los mismos malos juicios, y entonces toca volver a tener misericordia, paciencia y más misericordia… ¿Hasta cuándo? El Señor dijo 70 veces siete.

Contrario a todo esto, la pregunta es: ¿Habrá algo en Dios que haga que a los hombres se nos dificulte amarlo?

No. Por supuesto que no, en Dios no hay absolutamente nada que haga difícil amarlo, todo lo contrario, todo lo que hay en Dios nos motiva a amarlo. Es decir; quién verdaderamente se acerca al Dios verdadero, y producto de su relación con el llega a conocerlo, entonces le será imposible no amarlo.

Siendo esto cierto: ¿Porque los hombres encontramos tanta dificultad para colocar a Dios en primer lugar? Una prueba de ello es que hasta el cristianismo se ha torcido para colocar a Dios de esclavo, y poder conseguir así las cosas que ocupan el primer lugar en la vida de los hombres.

Y en esto que acabo de decir es dónde precisamente está el peor engaño, pues resulta que lo que nos hace difícil amar a Dios, es la clase de vida que recibimos de nuestros Padres. Cuando una persona ha sido salvada dice la escritura:

1 Pedro 1:18 sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres,

Pero algunos se resisten a dejar esta clase de vida, y aún nosotros los cristianos en ciertas cosas nos resistimos a esos cambios que Dios quiere hacer, y lo hacemos porque tenemos una escala de valores completamente equivocada, y esa escala de valores equivocados nos lleva a unos objetivos equivocados, y entonces la confianza en que esos objetivos nos harán felices, es lo que nos hace difícil amar a Dios.

Recuerdo un video de una anciana que le estaban sacando unos gusanos que tenía entre los brazos y en las piernas, unos gusanos gigantescos que se estaban comiendo su carne, y cuando le estaban sacando los gusanos la viejita lloraba porque según ella le estaban sacando sus hijitos… ¿Qué tal que esta mujer orara y clamara a Dios para que no le sacaran los gusanos?

Pues esa es la misma contradicción que están viviendo muchos creyentes, pues buscan a Dios para que les arregle esa vieja vida, qué es la que precisamente los mantiene lejos de Dios. Y esa es la razón por la cual la escritura, si ningún titubeo dice lo siguiente:

1 Timoteo 6:9 al 10 Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; 10porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.

Es tan grande el engaño que a muchos creyentes les parece mentira que la escritura diga, que él sólo deseo de ser rico destruye su vida espiritual. Pero es palabra de Dios. Y la razón por la cual sucede esto, es porque el amor al mundo es 100% opuesto del amor a Dios, y es la riqueza la que nos permite disfrutar del mundo.

En otras palabras; en estos cristianos no hay una genuina intención de que Dios ocupe el primer lugar, lo cual quiere decir que el primero y más importante de los mandamientos, no les parece adecuado.

Tratemos de ver la gravedad de este asunto, es decir: ¿Qué tan mal puede estar una persona que piensa que el mandamiento más importante de Dios… Esta mal, o que no es importante cumplirlo?


Quienes piensan esto, son los mismos que tiene las prioridades en desorden y los objetivos equivocados, y no logran entender qué: Los mandamientos de Dios no son limitaciones para la vida del hombre.

Siempre que Dios nos manda a hacer algo, la razón por la cual lo hace, jamás es para limitar nuestra vida, o para impedirnos ser felices, mucho menos para destruirnos. Los mandamientos solo tienen la intención de protegernos.

Si un mandamiento dijera; es abominación a Jehová el que se corta los dedos de las manos, el que se saca los ojos y se arranca la lengua; ¿qué pensarías tu de un mandamiento como ese?

Acaso serías capaz de pensar que a Dios le falta algo de inteligencia o de amor y sensatez, y por eso le ha dado la gana de prohibir que nos cortemos los dedos…

Más aún, si alguien dijera; que ese mandamiento le parece terrible porque él hace años está que se saca los ojos; ¿qué pensarías tú del que piensa de esta manera? Que está loco, o es malvado, o esta oprimido por un demonio de auto destrucción.

Cuando Dios dice no robar; no fornicar; no levantar falso testimonio; honrar a padre y madre; perdonar de todo corazón a quienes nos ofenden; o cuando pide colocarlo a él en primer lugar, lo único que está haciendo es colocar normas para proteger nuestra vida.

Por eso cuando una persona lee; no fornicar, y piensa que es un mandamiento que lo limita porque él quiere fornicar, esta persona a los ojos de Dios está grabe.

Lo mismo sucede cuando una persona lee; no robar, no mentir, no levantar falso testimonio, si piensa que son mandamientos que lo limitan porque él quiere hacer esas cosas, esta persona está grave.

Y cuando una persona lee que Dios debe estar en primer lugar y piensa que es un mandamiento que lo limita, porque él quiere colocar en primer lugar el dinero, o la salud, o la familia, esa grabe.

Porque digo estas cosas con tanta certeza? Porque una persona tiene que estar muy mal de la cabeza, si ha llegado a concluir que sabe más que Dios acerca de cómo vivir la vida.

Y si no está mal de la cabeza porque reconoce que el Dios todopoderoso tiene razón; entonces es malvada porque quiere destruir a través de la desobediencia la preciosa vida que Dios le ha dado. Y si no esta loca ni es malvada, entonces está oprimida por Satanás el cual quiere destruir lo que Dios le ha dado.

Los mandamientos de Dios no son una limitación para nuestra vida, sino que son la mas grande protección.

Es tan sencillo, que si nosotros amaramos a Dios sobre todas las cosas… ¿Quién o qué nos podría hacer daño? Absolutamente nada ni nadie, y es precisamente lo que dice el apóstol Pedro, experimentado en persecuciones y quebranto:

1 Pedro 3:13 ¿Y quién es aquel que os podrá hacer daño, si vosotros seguís el bien?

La respuesta es nadie, absolutamente nadie. Cuando tú por creer en el amor y la protección de Dios haces todas las cosas como Dios quiere; dentro de tu matrimonio, en tu trabajo, o en la iglesia; absolutamente nadie te puede hacer daño.

Pueden dañar tu matrimonio; pueden dañar tu economía; pueden dañar tu salud; y hasta tu honra; pero nadie puede dañar esa nueva vida espiritual que Dios te ha dado y que es lo más valioso que posees.… Es más, esos ataques como vimos en el estudio anterior tienen el propósito de hacernos crecer, de mejorar nuestra vida espiritual.

Por supuesto estoy hablando para aquellos que han aceptado el llamado del Señor y han nacido de nuevo.

Este asunto del amor al mundo, de insistir con la vieja vida, de mantener nuestras prioridades en desorden, es un estorbo tan grande en la relación con Dios, que renunciar a todas estas cosas se convierte en requisito indispensable, sí queremos seguir al Señor.

Por qué: ¿Cómo no va a ser necesario renunciar a la vida que recibimos de nuestros Padres, si es precisamente esa clase de vida la que nos hace ver los mandamientos de Dios como una limitación, y a Dios que los ha dado, como malo.

Esa misma clase de vida a la que algunos no quieren renunciar, hace ver el pecado como bueno; también hace ver las maldades de los hombres (ambición, codicia, prepotencia) como cualidades; e igualmente presenta la injusticia como justicia y el egoísmo como amor.

Me mandaron un comunicado que dice que están sacando en Colombia un proyecto de ley para meter a la cárcel, a todo aquel que aconseje a una persona LGTB a cambiar su vida. Creo que se llama “proyecto de ley inconvertibles” y es básicamente contra los creyentes. Y eso a pesar de que el 50% de estas personas se están suicidando, comparado con un tres o cuatro por ciento de personas que se suicidan por otras causas.

Quienes creen que este tipo de leyes o que este tipo de vida es correcto, por supuesto que les es imposible ver bueno a Dios, ver buenos sus mandamientos, y por eso no sólo no lo quieren seguir, lo niegan o aún lo maldicen.

Pero cuando se renuncia a esa clase de vida, dijo el Señor Jesús que el resultado sería:

Mateo 10:39 El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará.

El que cree que encontró una vida maravillosa lejos de Dios en realidad está perdiendo su vida, pero el que renuncia a esa clase de vida encontrará la vida eterna, una vida preciosa que proviene de Dios.

A esa vida es a la que se refiere el apóstol cuando dice que nadie te podrá hacer daño si seguimos el bien. Y precisamente porque esa vida dada por Dios es indestructible, es que continúa diciendo:

1 Pedro 3:14 al 15 Mas también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois. Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis, 15sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros;

El consejo es; no sea cobarde, no se asuste, todo lo contrario, prepárese para defender su fe ante todo aquel que quiera conocer al Dios en quién creemos.

Cuando entendemos todo esto, entendemos con claridad que la vida cristiana o relación con Dios no puede tener como objetivo que nos vaya bien en las cosas de este mundo, y también podemos entender porque el ofrecimiento de Jesús, no es hacernos ricos, poderosos y prósperos respecto de las cosas de este mundo…

Lo que en realidad ofrece es una vida cristiana poderosa, llena de bendición, que transforma nuestra vida y nuestra alma para librarnos del pecado, aunque eso implique persecución, lo cual implicaría que respecto de las cosas de este mundo a lo mejor no nos va super bien, o puede irnos normal, o muy mal. Pero la escritura también dice:

2 Timoteo 2:11 al 12 Palabra fiel es esta: Si somos muertos con él, también viviremos con él;12 Si sufrimos, también reinaremos con él;

Si embargo es necesario hacer una importantísima aclaración, y es que hay gente que le va muy mal, porque se portan muy mal en el mundo y con Dios. Es decir no la están pasando mal por ser fieles a Dios que es lo que verdaderamente trae bendición, para esa nueva vida que hemos recibido. Y por esto el apóstol Pedro, experimentado en quebrantos nos advierte:

1 Pedro 4:15 al 16 Así que, ninguno de vosotros padezca como homicida, o ladrón, o malhechor, o por entremeterse en lo ajeno; 16pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello.

Esto es algo así como el niño que llega del colegio con el ojo morado y cuando los papás le preguntan que qué pasó, el niño contesta que le pegaron… Y cuando los padres preguntan; ¿y por qué te pegaron? El niño contesta; porque yo le pegué primero.

Pero si haciendo lo correcto padecemos como cristianos, hablan mal de nosotros mintiendo, nos rechazan, nos maltratan, nos hacen mala cara, nos tratan sin misericordia, nos envidian, etc. Tenemos que tener muy claro que esos padecimientos, esas injusticias, esa persecución no pueden dañar la vida eterna que hemos recibido, más bien como vimos con claridad en el estudio anterior, la hacen crecer cada vez más, dando como resultado que cada vez seamos más parecidos a Cristo.

Y si nos preguntamos qué va a pasar con aquellas personas de mal corazón que intentan hacernos daño. Debemos descansar en la promesa de Dios que dice:

Romanos 12:19 No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor.

El Señor a su tiempo hará lo justo y necesario. De tal manera que nosotros podamos concentrarnos en lo que debemos hacer, en renunciar a la vieja vida, y si no lo hacemos, entonces nos puede pasar lo que pasó en los días de Noé. La escritura nos cuenta:

Mateo 24:37al 39 Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. 38Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, 39y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre.

Así ocurrió antes del diluvio, y así va a ocurrir antes de que el Señor venga. La gente estará dedicada a una vida normal, y muchos creyentes que no han querido renunciar al mundo se les va a hacer tarde, y entonces estarán allí junto con los incrédulos en su última oportunidad de salvarse, pero esta vez en medio de una situación horrible y espantosa la cual no ha habido jamás.

Es muy importante que entendamos qué renunciar a esa vieja vida, aunque implica que hay ciertas cosas que nunca debemos volver a hacer, también es cierto que hay muchas que debemos seguir haciendo, y en las que debemos seguir haciendo lo que se requiere para renunciar y convertirse en discípulo, es darle un valor, un significado y un propósito diferente a cada cosa que hacemos.

¿Qué quiere decir esto? Que igual que la gente del mundo nosotros también comemos, nosotros también tomamos, nos casamos, nuestros hijos se casan, pero la gran diferencia es que nosotros si entendemos de qué se trata la vida, y por eso colocamos a Dios primero y su palabra interpretada por el Espíritu Santo como la infalible guía de Dios para nuestra vida, y al vivir de acuerdo a su voluntad estaremos renunciando a la vieja vida.

Pero si no renunciamos a la vieja vida y al mismo tiempo insistimos en ser cristianos, además de las malas consecuencias que sobrevendrán a nuestra vida, lo otro que ocurrirá es que seremos presa fácil de los malos pastores.

Qué es igual a decir que por nuestro no arrepentido corazón con facilidad aceptaremos malas doctrinas, y aunque hayamos estado en una buena iglesia al final terminaremos yéndonos para los testigos de Jehová, o para los mormones o para una iglesia que hable de prosperidad o para los judíos mesiánicos, etc.

Eso en el caso de querer insistir con Dios para obtener la prosperidad, porque muchos cuando no les va bien, hasta allí llega su cristianismo, y luego con el tiempo terminado hablando de: “Yo ya pasé por eso, yo ya supere la etapa del cristianismo, etc.”

El Señor Jesús advirtió sobre esta situación, y cuando no entendieron volvió a decirles:

Juan 10:7 al 8 Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas. 8Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y salteadores; pero no los oyeron las ovejas

Aunque ya hablamos de esto en el estudio pasado quiero insistir en algo que es muy, muy importante y es lo que dice al final: Pero las ovejas no los oyeron.

Y entonces debemos preguntarnos: Estos que enseñan que hay que buscar a Dios para ser prósperos en todo sentido, y cuando no les funciona esto les enseñan nuevas fórmulas más agresivas para hacerse ricos, donde el resultado es que los líderes religiosos se enriquecen de manera impresionante, teniendo el descaro de mostrar toda esa prosperidad como señal de su buena relación con Dios… (La escritura dice que se jactan de lo que debería avergonzarles)

La pregunta es, si las verdaderas ovejas de Jesús no los escuchan, entonces: ¿A quiénes están robando y asaltando?

Pues no queda otra, si no están robando a las ovejas entonces están robando a los que no han nacido de nuevo; a los que no gozan de la protección de ser hijos de Dios; a los que no tienen la dirección del Espíritu Santo que les mostraría que ese no es el evangelio… Pero a los auténticos hijos de Dios no los pueden robar porque ellos gracias al Espíritu Santo pueden diferenciar la palabra de Dios de la palabra de los hombres.

El Señor Jesús insiste en declarar:

Juan 10:10 El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.

El apóstol Pablo advertía a su discípulo Timoteo:

1 Timoteo 6:5 disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales.

Pero también puede ocurrir que algunos en estas iglesias, siendo tocados por el Espíritu Santo entiendan que son pecadores y que el evangelio que están escuchando no suena bien, y siendo honestos comiencen a hacer preguntas acerca de las grandes contradicciones que ven en la enseñanza y la práctica, hasta que un día el Señor los saque de ese lugar y los lleve a un lugar donde el Señor les ministrara a través de sus verdaderos discípulos, enseñándole cuál es la verdadera vida cristiana.

Sabemos que Dios nos habla a través de su palabra, por supuesto su palabra bien interpretada lo cual nos lleva a entender que nuestra relación tiene que estar dentro de los parámetros y promesas del Nuevo Pacto.

Eso quiere decir que debemos conocer muy bien el Nuevo Pacto pues todo lo que nos sucede tiene relación con este pacto, y con los objetivos y métodos que Dios usa para cumplir su propósito en nosotros.

Pero también es muy importante entender que Dios habla a través de todas las cosas, y eso en otras palabras quiere decir que Dios habla a través de su soberanía.

Siendo esto cierto, no hay duda, lo vimos en el estudio anterior. Esto quiere decir que cuando ignoramos su soberanía nos perdemos del mensaje que Dios tiene para nosotros, lo cual puede hacer que Dios insista a través de las cosas que nos suceden, para que por fin lo escuchemos.

Por qué no es lo mismo pensar que fulano me hizo algo, a pensar Dios lo organizó para que fulano hiciera eso, porque tiene un mensaje para mí. Por esto reconocer la soberanía nos permite una comunicación más directa con Dios, una comunicación basada en su palabra y en las acciones de Dios a nuestro alrededor.

Pero en lugar de entender esto, los hombres cometen el grave error de pensar que las cosas suceden por su capacidad lo cual no es cierto; otros han hecho la enorme división entre lo que Dios da y el diablo da, ignorando que no sucede absolutamente nada que Dios no haya “ordenado”, Y también hay muchos que no piensan que las situaciones traigan lecciones, y viven la vida sin aprender nada por eso repiten los mismos errores.

Pero si miramos el rey David un hombre conforme al corazón de Dios, una de las cosas que entendía era precisamente esa, y por eso escribió:

Salmo 19:1–4 Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos. 2 Un día emite palabra a otro día, y una noche a otra noche declara sabiduría. 3No hay lenguaje, ni palabras, ni es oída su voz. 4Por toda la tierra salió su voz, y hasta el extremo del mundo sus palabras.

Cada día vivido es un mensaje de Dios, cada noche también, él está hablando por toda la tierra y a todo el mundo llega el mensaje… Pero los hombres no quieren oír, y a veces, nosotros tampoco.

Dos errores…. EL ERRÓNEO CONCEPTO DEL BIEN Y DEL MAL

Creo que hay dos errores que son los más comunes, que nos impiden entender con claridad que es lo que Dios nos está hablando a través de las circunstancias. Esos dos errores tienen una raíz común y es el tremendo amor que sentimos por las cosas del mundo.

Como dije en el estudio anterior, es muy fácil para todos aun para los incrédulos darle gracias a Dios por “las cosas buenas” que les suceden, pero no ocurre lo mismo con las cosas “malas”.

Este problema tiene que ver con una gran ignorancia de lo que realmente es bueno o malo para la nueva vida en Cristo, y es más grave en aquel que acepta que todas las cosas provienen de Dios.

Alguna vez conocí una señora que todo lo malo que recibía, ella asumía que venía del diablo y lo poquito bueno que recibía provenía de Dios. Por lo tanto su imagen de Dios no era tan grave, un poco ausente pero al final bueno.

Sin embargo esa forma de pensar la llevó a vivir en una depresión suicida que a pesar de una gran cantidad de tratamientos, psicólogos, psiquiatras, clínicas de reposo, etc. No logró sanarse hasta que un día la confronté con la soberanía de Dios.

Y para hacerlo le hablé de todas las cosas malas que le habían pasado haciendo énfasis en que Dios había ordenado cada una de esas cosas. Comencé a enumerar sus tragedias y en determinado momento ella comenzó a sonreír… Al ver esa reacción le pregunté: ¿Por qué está sonriendo? Y ella me contestó, porque no tenía ni idea que Dios estaba tan pendiente de ella, Y al entender eso, sintió una tranquilidad que nunca había tenido. Entender eso la sano por completo de su depresión.

El resultado final fue que entendió que Dios estaba con ella todo el tiempo, y aceptar esta soberanía de parte de Dios quitó su depresión, pues entendió que no estaba a merced del diablo, de la gente, o de la suerte, sino que Dios que tenía el control hacía todas esas cosas para bendecirla.

Y se sanó porque tenía un adecuado concepto de lo que era bueno y lo que era malo, y por eso pudo ver esas situaciones como bendición para su vida.

El problema es qué cuando alguien está convencido que Dios tiene absoluto control, pero tiene un errado concepto del bien y del mal, termina convencido que Dios está haciendo algo malo con él, y esto resulta en algo muy grave. Por ejemplo la mujer de Job ante toda la calamidad recibida le dijo a Job:

Job 2:9 Entonces le dijo su mujer: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete.

La pregunta es: ¿Entendía esta mujer que todas las calamidades que le sucedieron provenían de Dios? Sí. Precisamente por eso le pedía a su marido que maldijera a Dios. En otra versión dice:

Job 2:9 Pero su mujer le dijo: —¿Todavía te empeñas en seguir siendo bueno? ¡Maldice a Dios y muérete!

¿Y dónde se origina esta mala actitud en contra de Dios? Pues en el amor a las cosas del mundo, que cuando Dios las quita, la actitud de muchos es olvidarse por completo de Dios pues su pensamiento es: “Dios es malo por eso no me da una buena vida.” Y otros añaden: “No me da buena vida a pesar de lo bueno que soy yo”

En algunos momentos de mi vida esa fue la reacción inmediata a ciertas cosas que me sucedieron, pero en ese tiempo, el poco conocimiento que tenía Dios me hacía pensar: ¿Acaso podré ganarle a Dios? ¿Si Dios decide que yo no consiga un peso más será que podré pasar sobre su poder y burlar lo? Y por supuesto la respuesta era no, por lo cual decidía más bien soportar la situación.

Hoy muchos años después en esa misma situación ya no pienso en el enorme poder de Dios o en que si me opongo a él, él me podría aplastar. Hoy lo que pienso es:

“Sufro por mi pecado, Dios tiene razón en hacer lo que hace, Dios es misericordioso, este trato que recibo por horrible que me parezca es lo que necesito, si rechazo esto estaré rechazando el precioso amor de Dios.” Job le contestó a su mujer:

Job 2:10 Y él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios.

Job aceptó que debía recibir todo lo que provenía de Dios llámese bueno o malo, y que por supuesto debía continuar con su buena relación de adoración.

El problema es que el amor al mundo está tan metido en nuestros corazones, que al pasar el tiempo y al ver que la situación no mejoraba, Job comenzó a cuestionar a Dios, afortunadamente de buena manera, es decir con integridad, y gracias a eso al final recibió la tremenda bendición de conocer más a Dios.

QUEDARSE CON EL MILAGRO E IGNORAR LA SEÑAL

El otro error que distorsiona el mensaje que Dios nos quiere dar a través de las circunstancias, también por causa de nuestro aprecio por las cosas del mundo, es que nos quedamos con los milagros y nos olvidamos del significado de la señal.

Juan 2:11 Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él.

Las señales son las manifestaciones de Dios que muestran la veracidad de su palabra, en este caso en particular las señales mostraban que Jesús era el hijo de Dios. Pero comenzó a ocurrir que la gente en lugar de entender el significado de las señales dieron más importancia al milagro, que a lo que el milagro demostraba acerca de Jesús.

Y entonces buscaron a Jesús pero no porque hubieran entendido quién era él, sino porque querían más pan. Por eso Jesús les dijo:

Juan 6:26 al 27 Respondió Jesús y les dijo: De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis. 27Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece,

Cuando alguien no quiere colocar a Dios en primer lugar porque decide seguir amando el mundo, verá en Jesús un milagrero, al cual debe acercarse para recibir su favor y respaldo para vivir bien en el mundo. Un simple milagrero, no el Señor de su vida.

Y aunque Dios en su misericordia le haga milagros, lo valioso para él serán los beneficios recibidos a través de los milagros; se sano; se enriqueció; consiguió trabajo; consiguió bebé; y aunque le de gracias a Dios por estas cosas, Dios nunca estará en primer lugar a no ser que renuncie a todo lo que Dios le ha dado.

Esta ceguera es voluntaria y tiene que ver con los objetivos que la persona tiene en su vida. Por ejemplo:

Mateo 16:1 al 3 Vinieron los fariseos y los saduceos para tentarle, y le pidieron que les mostrase señal del cielo. 2Mas él respondiendo, les dijo: Cuando anochece, decís: Buen tiempo; porque el cielo tiene arreboles. 3Y por la mañana: Hoy habrá tempestad; porque tiene arreboles el cielo nublado. ¡Hipócritas! que sabéis distinguir el aspecto del cielo, ¡mas las señales de los tiempos no podéis!

Y más adelante cuando no pudieron negar que Jesús tenía poder para hacer milagros, entonces le atribuyeron el poder al respaldo de Satanás. ¿Por qué? Porque los ladrones y los salteadores buscan su propia gloria, buscan ser vistos como buenos, como salvadores…

Ojo con esto, es muy importante que si algo hacemos en la obra de Dios, oremos para que Dios nos libre del orgullo y la altivez, porque no hay duda que eso puede sacarnos del camino correcto.

Pero si tenemos como objetivo aprender a confiar cada vez más en Dios, vamos a poder ver en las circunstancias o en los milagros, la genialidad de Dios para ayudarnos a creer.

Pero si no tenemos como objetivo aprender a confiar en Dios entonces veremos en las circunstancias de la vida el atropello de Dios que no nos deja vivir amando al mundo.

Que es similar a decir que si tenemos como objetivo colocar a Dios en primer lugar para servirle, entonces veremos en las circunstancias como Dios nos prepara para ser unos buenos siervos, pero si nuestro objetivo es seguir conquistando el mundo entonces vamos a comenzar a ver problemas en las cosas que pasan a nuestro alrededor. Recordemos y no olvidemos:

Mateo 24:39 y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre.

¿Sabías qué?

La iglesia es una entidad sin ánimo de lucro, por esta razón para funcionar dependemos primeramente de Dios, y de las ofrendas, donaciones o contribuciones que sus miembros, amigos o simpatizantes quieran hacer, lo cual, si Dios lo coloca en tu corazón puedes hacer a través de las siguientes opciones.

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