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EL ORDEN CORRECTO – PARTE 1

I. INTRODUCCIÓN

El Señor Jesús sanó a un ciego, y entonces los fariseos comenzaron a interrogar primero a los padres del que había sido ciego y luego al ciego porque ellos habían determinado que cualquiera que confesara que Jesús era el mesías sería expulsado de la sinagoga.

Cuando interrogaron al que había ciego había sido ciego los fariseos dijeron que Jesús era un pecador, y el que había sido ciego contestó que no sabía si era pecador o no, pero que lo había sanado y que además él creía que Dios no escuchaba a los pecadores pero que si alguien era temeroso de Dios pues Dios lo escuchaba. El resultado de esta confrontación fue que echaron al joven que fue sanado de la sinagoga.

Después de esto el Señor Jesús se le acerca al que había sanado y le pregunta que si cree en el hijo de Dios, el joven dice que quien es el hijo de Dios para creer en él, Jesús le dice que es él, y el joven dijo: Creo, Señor y le adoró.

Luego los fariseos comenzaron a discutir con Jesús y él les dijo:

Juan 10:1–3 De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ése es ladrón y salteador. 2Mas el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es. 3A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca.

Jesús continúa hablando de este tema pero al final dice la escritura:

Juan 10:6 Esta alegoría les dijo Jesús; pero ellos no entendieron qué era lo que les decía.

Entonces Jesús continuó diciendo:

Juan 10:7–13 Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas. 8Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y salteadores; pero no los oyeron las ovejas. 9Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos. 10El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. 11Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. 12Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa. 13Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas.

En un tema que compartí hace poco tiempo explicaba que este texto ha sido malinterpretado diciendo que el ladrón es Satanás, cuando en realidad Jesús se está refiriendo a los malos pastores que están hurtando, matando y destruyendo las ovejas, y esto es muy claro cuando Jesús dice que cuando viene el lobo qué representa a Satanás el cual que arrebata y dispersa a las ovejas, entonces estos malos pastores huyen porque no les importan las ovejas.

Pasa el tiempo y el apóstol Pablo que en carne propia experimentó los ataques de estos malos pastores, que perseguían a los que el evangelizaba y edificaba para enseñarles malas doctrinas y poder así arrebatarlos y dispersarlos, razón por la cual el apóstol escribió lo siguiente:

2 Corintios 11:13 Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo.

Dónde nos aclara que estos malos pastores aparentan ser cristianos, pues dicen que son apóstoles de Cristo, pero el apóstol dice que no son verdaderos apóstoles de Cristo y que además son fraudulentos, es decir que no son honestos en las cosas que hacen ni en las que predican.

Este asunto es tan serio y es tan importante tenerlo claro, que luego el apóstol vuelve e insiste en la carta a los Filipenses y les dice:

Filipenses 3:1–2 Por lo demás, hermanos, gozaos en el Señor. A mí no me es molesto el escribiros las mismas cosas, y para vosotros es seguro. 2Guardaos de los perros, guardaos de los malos obreros, guardaos de los mutiladores del cuerpo.

Insistiendo en que hay falsos cristianos cuyo mal corazón los lleva a mutilar el cuerpo de Cristo, y que obviamente tenemos que guardarnos de este tipo de personas que logran dividir las iglesias y sacar a la gente de ellas.

El resultado en la actualidad es que podemos encontrar las malas doctrinas de los mormones, de los testigos de Jehová, de los católicos y tristemente también entre los evangélicos hay una gran mayoría que tiene doctrinas completamente torcidas lo que hace que haya muchos cristianos falsos.

Y aunque no sean nuevos también últimamente han crecido los llamados judíos mesiánicos que con el nombre dan entender que creen en el mesías, pero que insisten en vivir de acuerdo a ciertos parámetros del viejo pacto, razón por la que guardan ciertos rituales y celebran ciertas fiestas que según la escritura fueron dadas como sombras, para mostrarnos al que había venir, al Señor Jesús, el problema es que ya vino y ellos se quedaron con las fiestas y algunas promesas del viejo pacto que ya fue abolido.

Yo he entendido que no tengo que ponerme a pelear contra ellos, porque el mismo Dios dice que él envía un poder engañoso para respaldar las malas doctrinas, para que los que no tienen un buen corazón y no quieren escuchar realmente a Dios, escuchen estas mentiras y se confirme así su condenación, mientras que los que están verdaderamente dispuestos tendrán discernimiento para descubrir el engaño, y poder así permanecer en la verdad. El Señor Jesús lo dijo muy claro:

Juan 10:5 Mas al extraño no seguirán, sino huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.

Juan 10:8 Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y salteadores; pero no los oyeron las ovejas.

Sin embargo debemos tener muy claro que hay malas enseñanzas, qué aún los auténticos cristianos producto de nuestra inmadurez y de los deseos de nuestra carne podemos haber tomado como ciertas, y por eso el apóstol insiste en decir que nos guardemos de estos personajes, y por supuesto se refiere a sus enseñanzas.

Es por esto que podemos encontrar muchos que dicen ser cristianos; si lo son o no en realidad Dios lo sabe. Que creen que el cristianismo es una religión con un código de ética o de moral y con una serie de reglas para seguir al pie de la letra, para obtener así una buena vida, pero de acuerdo a lo que el mundo enseña que es una buena vida.

Pero los que piensan así con el tiempo comienzan a descubrir que aunque están obedeciendo aquellas reglas éticas y morales, el resultado no es siempre una buena vida de acuerdo a los valores del mundo, sino que enfrentan situaciones muy difíciles, enfermedades, quiebras financieras, conflictos, muerte prematura de seres queridos y muchas cosas más.

Y entonces esta clase de cristianos entra en crisis, pues para seguir confiando en Dios les toca cerrar los ojos ante una cantidad de sucesos que no logran explicar de acuerdo al concepto del cristianismo en que creen… Y al no poder explicar por qué les pasan cosas qué consideran malas cuando ellos son obedientes, poco a poco terminan pensando que les están sucediendo cosas injustas.

Y al decir esto no me estoy refiriendo a las cosas difíciles que les pasan a los que son desobedientes a Dios, por qué cuando les suceden algunos logran reconocer que por ser desobedientes es que le están pasando esas cosas. No, a lo que me refiero es que le están pasando esas cosas malas a los que son obedientes. Y esto como ya mencioné los lleva a pensar que la vida, o que Dios no está siendo justo con ellos.

Sin embargo a través del escritor del libro de Eclesiastés, de una manera muy objetiva y muy clara Dios nos explica que la vida no es como éstos cristianos están pensando, que creen que simplemente hay que portarse bien para que todo salga bien, y puedan tener así una muy buena vida de acuerdo a lo que el mundo dice que es una buena vida.

Una vida sin problemas, sin conflictos, sin enemigos, con buena salud, con un buen trabajo que permita tener libertad financiera, con un buen cónyuge y unos buenos hijos, en una buena tierra, etc.

Y para explicar que esto no es cierto, que no se trata de portarse bien para tener una buena vida, el escritor comienza hablando de un suceso que es horrible y que le sucede a todo el mundo. Él dice:

Eclesiastés 9:2 al 3 Todo acontece de la misma manera a todos; un mismo suceso ocurre al justo y al impío; al bueno, al limpio y al no limpio; al que sacrifica, y al que no sacrifica; como al bueno, así al que peca; al que jura, como al que teme el juramento. 3Este mal hay entre todo lo que se hace debajo del sol, que un mismo suceso acontece a todos, y también que el corazón de los hijos de los hombres está lleno de mal y de insensatez en su corazón durante su vida; y después de esto se van a los muertos.

La conclusión es que no importa como viva una persona, no importa si es justa o injusta, o si es limpia o impura de acuerdo a los rituales y normas que tenían los judíos, o si cumplía con los sacrificios por sus pecados o no cumplía, y que tampoco importaba cuán inteligente o bruta, sabia o insensata fuera, ni importaba cuántas cosas hiciera, ni cuánto dinero pudiera tener, ni lo importante que pudiera ser, o si era amado u odiado, al momento de la muerte, todos, absolutamente todos somos iguales.

Ahora usted puede pensar que este hombre está diciendo que el agua moja, porque obviamente todos nos tenemos que morir, pero al pensar de esta manera estamos ignorando que cuando Dios creó al hombre y lo puso en el paraíso, el hombre tenía la posibilidad de vivir más o menos mil años, y si comía del árbol de la vida viviría eternamente… Lo cual quiere decir que la muerte física es una consecuencia del pecado, y lo que este hombre está diciendo es que no importa lo buena que sea una persona también se va a morir lo cual no se ve muy justo.

Y aún cuando aceptamos que todos tenemos que morir, lo que muchos ven injusto es que haya personas muy buenas que se mueran jóvenes, y personas muy malas que duran cien años haciendo maldad.

Pero más difícil de aceptar resulta, que aunque el escritor hace énfasis en el evento final que es la muerte, a lo largo del libro también menciona que las mismas cosas le suceden a los hombres sin importar sus buenas cualidades y sin importar si se portan bien o si se portan mal, y que además les suceden sin ningún tipo de aviso. Lo dice así:

Eclesiastés 9:11–12 Me volví y vi debajo del sol, que ni es de los ligeros la carrera, ni la guerra de los fuertes, ni aun de los sabios el pan, ni de los prudentes las riquezas, ni de los elocuentes el favor; sino que tiempo y ocasión acontecen a todos.12Porque el hombre tampoco conoce su tiempo; como los peces que son presos en la mala red, y como las aves que se enredan en lazo, así son enlazados los hijos de los hombres en el tiempo malo, cuando cae de repente sobre ellos.

No importa los veloces que puedan ser, o la fortaleza que puedan tener, o si son sabios, prudentes, ricos o elocuentes, en cualquier momento a cualquiera de ellos sin importar como se están portando les llega el tiempo malo.

Y cuando estas cosas le suceden a los que tienen esta mala visión del cristianismo, no logran entender qué es lo que Dios está haciendo y entran en crisis, y si logran mantenerse entonces comienzan a vivir un cristianismo mediocre, porque se dan cuenta que aún portándose bien las cosas no siempre les salen bien, entonces prefieren tomar el camino corto de recurrir al pecado para obtener lo que desean.

Si Dios no me da marido me busco con quien fornicar, si Dios no me da riquezas me busco cómo tenerlas como sea, si la gente no me aprecia por lo que soy entonces aparento ser lo que no soy… Y aún si mi comportamiento no es correcto entonces me vuelvo hipócrita y mentiroso para parecer buen cristiano…. Y muchas cosas más.

Éste es un problema muy común pues muchos cristianos han malinterpretado el cristianismo, llegando a concluir que cuando uno es cristiano no le pasa nada malo. O que la bendición del cristianismo implica que siempre debo prosperar, que cada vez debo tener un mejor carro, una mejor casa, un mejor empleo, etc.

Y digo que es un problema muy serio porque aunque a muchos Dios les mejore su forma de vida en el mundo, ese no es el verdadero objetivo, eso es solo una herramienta para lograr cosas espirituales que son mucho más valiosas para esta vida y la eternidad.

Ahora este asunto de que no a todo el mundo le va a ir bien es muy claro en las palabras de Jesús cuando dijo:

Juan 16:1 al 2 Estas cosas os he hablado, para que no tengáis tropiezo. 2Os expulsarán de las sinagogas; y aun viene la hora cuando cualquiera que os mate, pensará que rinde servicio a Dios

Y si usted revisa el contexto en el cual Jesús dijo estas palabras, lo hizo refiriéndose a las consecuencias que podrían sobrevenir para aquellos que siguieran obedientemente su palabra.

Y precisamente para que no tengamos problemas en nuestra relación con Dios, es decir tropiezo, es que nos informa que algunas de las consecuencias de ser obedientes a Dios es ser rechazados, ser expulsados, y a algunos van a tratar de matarlos por causa de su buen cristianismo.

Y entonces yo pregunto: ¿A ustedes les parece bueno y justo ser rechazados, ser maltratados, ser expulsados por hacerle caso a nuestro buen Dios? Por supuesto que no, hacer esas cosas es malo. Si usted hiciera esas cosas a los demás usted sería un pésimo cristiano, por lo tanto cuando los hombres nos hacen esas cosas nos están tratando con injusticia y con maldad.

Siendo tan claras las palabras de Jesucristo: ¿De dónde sale la idea de que si estamos con Dios no nos va a pasar nada malo?

Pues esta mala doctrina sale de ignorar el Nuevo Pacto que fue sellado con la sangre de Jesucristo en la cruz, y esta ignorancia acerca del nuevo pacto que es en realidad ignorar las palabras de Jesús, los lleva a pensar que si se portan bien no les va a pasar nada malo, y peor aún creen estar en la verdad, porque se han apropiado de una serie de promesas que no nos corresponden pues son promesas del viejo pacto, como por ejemplo:

Josué 1:5 al 7 Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé. 6Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos. 7Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas.

Esta promesa dada a Josué indudablemente se cumplió en su vida, se cumplió porque Dios le dijo a Josué que eso iba a pasar, se cumplió porque Dios le dio esta promesa para respaldarlo en conquistar y repartir la tierra que Dios le había dado al pueblo de Israel como heredad; efectivamente la tierra fue conquistada, la tierra fue repartida y luego Josué se murió.

El problema es que los cristianos en su deseo de que les vaya bien en todas las cosas, cogen esta promesa como sí Dios les hubiera hablado a ellos, y tratan de aplicarla a los diferentes planes que tienen en su vida.

¿Pero se cumple esta promesa al pie de la letra en la vida de todos los cristianos obedientes? Es decir: ¿A los cristianos obedientes no les pasa nada malo, no se enferman, no los echan del trabajo, no tienen crisis económicas, no tienen problemas con los hijos o la esposa, o con el estudio?

Por supuesto que a los cristianos obedientes y desobedientes les pasan este tipo de cosas, que consideramos malas o injustas cuando las vemos de manera muy humana, sin tener en cuenta las promesas y los planes de Dios.

Pero a pesar de esta realidad llevo muchos años viendo a esta clase de cristianos, que creen que hay que portarse bien para que les vaya bien, forzando de manera absurda su fe, para hablar sólo de los eventos en que les ha ido bien, y poder decir: “Dios muchas gracias por tu bendición”

Por supuesto que está bien dar gracias a Dios por todo y en todo, y no debemos dejar de sentirnos agradecidos por lo que él hace. El problema es que estos cristianos dan gracias a Dios por su prosperidad, como si la gente que no fuera cristiana no prosperara, o como si los incrédulos vivieran arruinados y enfermos todo el tiempo, o todas sus familias se desbarataran.

Es decir esta clase de cristianos ignoran que aquellas cosas por las cuales dan gracias a Dios, también las reciben, y de manera mucho más abundante muchos hombres que no sólo no le dan gracias a Dios, sino que maldicen su nombre.

La gran mayoría de los hombres mas ricos del planeta no sólo no son cristianos, sino que muchos de ellos son Satánistas, son hombres de una perversión increíble para los cuáles la vida humana no vale nada. Y esto sólo debería ser suficiente para entender que las riquezas, la prosperidad o la buena vida según el mundo, no es la bendición ofrecida del cristianismo.

Pero insisto; está bien que demos gracias a Dios por todo lo que recibimos, lo que no está bien es que ignoremos que Dios hace llover sobre justos e injustos.

Ahora; si una persona piensa que por portarse bien recibe buenas cosas, y ve que otra portándose mal, recibe más buenas cosas: ¿Qué tan buena o justa vera esta persona a Dios?

Pues esta clase de cristianos pareciera que no piensa en eso y no ven nada de eso, y esa misma ceguera es la que aplican a su vida cuando les pasan cosas malas.

Para ellos es muy fácil darle gracias a Dios por todas las cosas buenas que reciben, pero las cosas malas las ignoran, y si no las pueden ignorar, cómo piensan que Dios no puede dar cosas malas, automáticamente culpan al diablo por aquellas cosas.

Pero a pesar de usar estos argumentos para tratar de ver a Dios bueno, para poder seguir confiando en él a pesar de que las cosas no salen bien, de todos modos llega el momento, en que la pregunta que inevitablemente surge es: ¿De qué sirve portarme bien, si de todos modos me va mal y peor aún, a los que se portan mal les va bien?

Y cuando alguien se hace esa pregunta lo que en realidad está asegurando, o al menos le está dando vueltas en la cabeza, es que Dios es injusto. Y entonces yo pregunto: ¿Se puede confiar en un Dios injusto; se puede confiar en un padre injusto; se puede confiar en un jefe injusto? Pues no.

Esta mala interpretación de lo que es el cristianismo: “Si me porto bien me va bien” (insisto; refiriéndose a las cosas normales de la vida, familia, salud, trabajo) Nos muestra la escritura que es algo muy viejo, y también nos muestra como esta mala interpretación del cristianismo, ha llevado a hombres de Dios, aún a profetas reconocidos, a pensar que Dios es injusto. Uno muy conocido; el profeta Jeremías el cual declaró:

Jeremías 15:17 No me senté en compañía de burladores, ni me engreí a causa de tu profecía; me senté solo, porque me llenaste de indignación.

Comencé mi vida cristiana por causa de una niña cristiana que luego se portó mal, y como la instrucción era darle gracias a Dios, en esa época yo pensaba que uno daba gracias para que el asunto se arreglara; un día me descubrí de rodillas dándole gracias a Dios, con indignación… ¿Por qué con indignación? Porque llevaba meses dándole gracias y nada se arreglaba. (Gracias a Dios no se arregló.)

Cuando el Señor me hizo consciente de mi indignación inmediatamente le pedí perdón, pero lo que vemos en el profeta es que, aún siendo consciente de su indignación se atreve a reclamarle a Dios, y los reclamos siempre vienen porque pensamos que no nos están tratando de manera justa.

Ahora; ¿cuántos de ustedes han llegado a estar indignados con Dios? Bajemos un poquito; ¿cuántos han llegado a estar no furiosos sino frustrados, desilusionados, aburridos, sin metas en la vida o deprimidos por las cosas que Dios hace que sucedan a su alrededor, que son opuestas a lo que usted esperaba, o aun creía merecer?

Es decir cuantos de ustedes al momento de situaciones complicadas, se olvidan por completo de lo que Dios les ha enseñado que deben recordar para corregir su mala actitud, pero se acuerdan de lo que Dios dice para clavarle la puñalada al otro, y terminan portándose de manera que no agrada a Dios ni a los hombres.

Antes de contestar déjeme aclararle que cuando usted se ha puesto furioso, o desilusionado con la gente, porque han hecho cosas que a usted le han parecido horribles y que le han afectado mucho, o porque son ellos los que han impedido que las cosas sucedan como usted las desea…

Eso es exactamente igual a estar furioso o desilusionado con Dios. ¿Por qué? Pues el mismo profeta jeremías después de entender su error escribió aclarando este asunto. Lo voy a leer en tres versiones diferentes:

Lamentaciones 3:37-39 ¿Quién será aquel que diga que sucedió algo que el Señor no mandó? 38¿De la boca del Altísimo no sale lo malo y lo bueno? 39¿Por qué se lamenta el hombre viviente? Laméntese el hombre en su pecado.

Lamentaciones 3:37–39 ¿Quién puede ordenar que algo suceda sin permiso del Señor? 38 ¿No envía el Altísimo tanto calamidad como bien? 39 Entonces, ¿por qué nosotros, simples humanos, habríamos de quejarnos cuando somos castigados por nuestros pecados?

Lamentaciones 3:37–39 ¿Quién dice algo y sucede si mi Dios no lo ha ordenado? 38 ¿No salen males y bienes de la boca del Altísimo? 39 ¿Por qué alguno se lamenta, si vive aunque haya pecado?

Lo primero que afirma es que absolutamente todo lo que sucede a nuestro alrededor: Ha sido mandado por Dios, con permiso del Señor y ordenado por el Altísimo.

Eso quiere decir que si un cristiano consiguió un buen trabajo y dice el Señor me dio un buen trabajo, cuando lo echen tiene que decir el Señor me quitó el trabajo. Si se sana de una terrible enfermedad debe decir el Señor me sanó, y sí se enferma de una terrible enfermedad debe decir el Señor me enfermo. Si hace un buen negocio debe decir el Señor me dio un buen negocio, y si le va mal y lo demandan y lo embargan debe decir el Señor hizo todo eso.

Y por si alguien como ocurre en esta época, quiere negar esto diciendo que las cosas buenas proceden de Dios y las malas proceden del diablo, razón por la cual se han inventado una tal guerra espiritual para contrarrestar todas las cosas que el diablo hace, según ellos sin que Dios se lo haya mandado; entonces el profeta aclara que tanto lo que llamamos bueno (que no todo es bueno) como lo que llamamos malo (que no todo es malo) todo procede de la boca de Dios.

Pues en la escritura es supremamente claro que aún lo que el diablo hace, lo tiene que hacer con el permiso de Dios, que es lo mismo que si Dios lo hubiera ordenado.

Pero si miramos estas tres diferentes traducciones podemos entender que en primer lugar Dios permite, manda u ordena esas cosas para tratar el pecado que hay en nosotros.

Es decir esas circunstancias que llamamos malas nos confrontan con nuestra maldad y nuestras malas actitudes, y son la oportunidad de creyéndole a Dios hacer lo correcto para cambiar nuestro corazón.

Siendo esto verdad, entonces también debemos entender que no hay razón para quejarnos por esas circunstancias terribles que nos afectan, porque nosotros somos los qué motivamos a Dios para ordenar qué esas cosas sucedan, y por supuesto que lo hace para bendecir nuestra vida sacando la maldad de nuestro corazón.

Pero hay que tener mucho cuidado, porque si frente a esas circunstancias en lugar de hacer lo correcto damos rienda suelta a nuestro pecado, entonces nuestro corazón se va enfermar todavía más, lo cual hará necesario que más adelante el trato sea mucho más fuerte para lograr salvarnos de nuestra maldad.

Y lo tercero que da a entender el pasaje, es que así nos pasaran las cosas más terribles debemos estar muy agradecidos, porque por nuestra maldad nosotros deberíamos estar muertos y en el infierno, en lugar de estar recibiendo a la misericordia de Dios a través de estas situaciones difíciles para bendecir nuestra vida.

Esto me acuerda de un pastor que lo llamó su pastor y lo regañó por algo que él no había cometido, y él no dijo nada. Otros que sabían que él no había sido culpable le dijeron que porque no se había defendido… Y él contestó. Ciertamente me está regañando por algo que yo no hice, pero es que muchas veces no me ha regañado por cosas malas que si hice.

Es decir: Hay muchas malas actitudes en nuestro corazón que deben ser corregidas, pero Dios simplemente está tomando una, y luego otra, para a travez de esas circunstancias difíciles cambiar nuestro corazón.

Y por eso por difíciles que nos parezcan las situaciones debemos agradecer que no estamos siendo castigados, porque el justo castigo sería el infierno, y en lugar de eso, gracias a su paciencia y su misericordia él va poco a poco tratando de hacer la obra.

Y digo tratando no porque él no tenga el poder o la sabiduría para hacerlo, sino porque todavía conservamos nuestra libertad, y cuando no colaboramos con Dios, como ya mencioné, esas circunstancias difíciles en lugar de bendecirnos dañan más nuestro corazón.

Cuándo no creemos en su soberanía, cuando no creemos en su sabiduría, y cuando no tenemos la actitud de cambiar nuestros pecados, entonces no sólo nos vamos a lamentar por la situación, sino que actuaremos con injusticia y con maldad. Pero el que está vivo, el que cree que Dios está haciendo lo correcto a través de estas circunstancias difíciles, pues va a aprovechar ese trato por duro que sea y lo convertirá en bendición para su vida.

Si usted es de los que con facilidad le da gracias a Dios por las cosas buenas pero por las malas no puede ser agradecido… Esta grave, tiene una mala doctrina, está pensando mal de Dios, está ignorando el poder de Dios, y si no renueva su mente y se dispone de corazón entonces no podrá aprovechar esas situaciones difíciles para crecer espiritualmente.

Y entonces debemos preguntarnos: ¿Estamos enfrentando la vida cómo vivos llenos del poder de Dios, o cómo muertos en medio de nuestros pecados con la intención de mantenernos en esos pecados?

Qué es igual a decir: ¿Estamos enfrentando la vida como nacidos de nuevo bajo el Nuevo Pacto y sus promesas, o como muertos espirituales bajo el viejo pacto y las promesas del viejo pacto?

¿Cuál fue la respuesta del Señor al profeta que indignado se le quejaba?

Jeremías 15:19 Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos.

Cuando el Señor le dice que ellos se deben convertir a él y no que él, el profeta se debe convertir a ellos, estaba mostrando de qué aunque este hombre estaba sirviendo al Señor estaba esperando que le fuera respecto de los asuntos materiales tan bien como le va a la gente del mundo, y lo que el Señor le dice es que es al contrario, que esa gente se debe convertir al Señor.

Según esto podemos decir que si alguno de nosotros está viviendo la vida cristiana portándose bien, (ojo con lo que estoy diciendo) para que le vaya bien respecto de las cosas de este mundo, está equivocado y debe convertirse.

Si no reconoce su pecado y no se convierte seguirá pensando que no es feliz por las cosas que le suceden, y eso es exactamente igual a culpar a Dios por su infelicidad, y aunque diga que confía en Dios se está engañando, por qué no puede asumir las circunstancias difíciles para que produzcan bendición en su vida. Además esto lo llevará a pensar que Dios es injusto, porque cómo es que usted siendo tan bueno le pasan esas cosas.

La mayoría de la gente del mundo no confía en Dios porque lo ven injusto, y lo ven injusto porque no entienden qué lo que El quiere es salvarlos de la condenación eterna y librar sus vidas de pecado…

Y una de las razones por las cuales no entienden, es porque creen que la felicidad depende de que las cosas del mundo funcionen bien, y no entienden que lo único que nos hace sufrir es el pecado, no el de los demás sino nuestro propio pecado.

Por esto hay muchos cristianos que su relación con Dios es mediocre, y por lo tanto prefieren de manera continua estar desobedeciendo a Dios para poder disfrutar de la vida, y hacer las cosas que les parecen agradables, mientras que huyen de los tratos de Dios provistos a través de las situaciones difíciles.

Pero está mal la doctrina tiene otra pata como podríamos decir, y ha dado origen a una malinterpretación de la fe. La fe según la escritura, la fe real en Dios tiene que estar basada en la palabra de Dios, en lo que Dios me ha dicho. La escritura dice:

Romanos 10:17 Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.

Repito: con la auténtica fe en Jesucristo es aquella confianza que está depositada en la palabra de Dios, en los planes que Dios nos ha revelado en los principios bajo los cuales hemos de vivir, y algunas veces de manera particular en lo que Dios nos ha dicho.

El problema de estos cristianos es que todo el énfasis está en las cosas que ellos quieren recibir, al punto de qué terminan creyendo que Dios les ha dado promesas acerca de lo que les va a dar si tienen verdadera fe.

Pero no entienden que la verdadera fe está ahí sin creer lo que Dios ha dicho, es por eso que Jesús dijo:

Mateo 23:1 al 3 Entonces habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo: 2En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos. 3Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen.

Las palabras de Jesús nos dan a entender que muchas de las enseñanzas de estos escribas y fariseos eran correctas, y por eso es que el Señor dice que hay que obedecerlas, pero que no hay que hacer lo que ellos hacen. El apóstol Santiago hace referencia a este mismo problema cuando dice:

Santiago 1:22 Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.

Pero en lugar de creer en esto que Dios ha dicho con claridad, ellos ignorando su palabra, desobedeciendo su palabra, se aferran a su fe para recibir lo que ellos desean, aunque la escritura dice que ese no es el propósito de la vida cristiana.


El problema es que en la idolatría por las cosas del mundo la gente comienza a creer que Dios le ha dicho que le va a dar cosas que Dios no ha dicho que le va a dar… Es decir estos cristianos cambian el método de la obediencia por el método de la fe para conseguir lo mismo…

Creen que si colocan harta fe entonces lograrán vivir una buena vida de acuerdo a los parámetros del mundo. Una vida sin problemas, sin circunstancias difíciles, es decir sin un verdadero crecimiento espiritual, que es consecuencia de qué no hay obediencia, por qué es la obediencia por causa de la fe la que medio de las pruebas produce el crecimiento.

Nos afanéis por nada dice el Señor y luego ordena circunstancias difíciles para nosotros para que en medio de ellas de obedezcamos, es decir no nos afanemos y entonces eso va a producir el crecimiento espiritual. O nos dice que debemos perdonar de todo corazón y luego ordena circunstancias en las cuales nos sentimos agredidos y el espera que en medio de esas circunstancias perdonemos de todo corazón y eso es lo que nos da el crecimiento espiritual.

Por eso está clase de cristiano que cree que la fe es la herramienta para conseguir todas las cosas de esta vida, cosas como sustento, abrigo, techo, esposa, trabajo, hijos, etc. Esta clase de cristianos también tiene que arrepentirse y convertirse.

Es tan engañosa esta clase de cristianismo, que ha dado origen a una serie de doctrinas todavía peores, doctrinas que enseñan que si tú declaras con fe, todo lo que declares será hecho, doctrinas que hablan de quitar maldiciones generacionales para ser bendecido, doctrinas que hablan de pactos y siembras para obtener la bendición material.

Todos estos tienen que arrepentirse y convertirse. ¿Por qué? Porque en su obsesión de que en todas las cosas les tiene que ir bien, y ese no es el objetivo de la vida cristiana. Se han inventado doctrinas que ofenden al Señor.

Pregunto: ¿Suena esto muy, muy duro para usted? Es más: ¿No está muy convencido de que esa sea la enseñanza de la escritura?

Déjeme recordarles a los que ya han oído, o repetirles a los que no están pendientes de las enseñanzas en la iglesia. Lo que el Señor coloca como condición para seguirle:

Lucas 14:25 al 27 Grandes multitudes iban con él; y volviéndose, les dijo: 26Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo. 27Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.

Respecto de las cosas de este mundo que se supone que es lo que los hombres más aman; ¿Qué es lo que Jesús está diciendo que debemos hacer con esas cosas?

La respuesta indudablemente es: Qué qué si es necesario olvidarse de todas esas cosas para poder hacer la voluntad de Dios, eso es lo que tenemos que hacer.

Y lo que tenemos que hacer es convertirnos en discípulos que tienen discípulos y entonces la pregunta es: ¿Es eso lo que estamos haciendo? ¿Cuántos discípulos tenemos? Y si no tenemos discípulos: ¿A cuántos les estamos compartiendo para que Dios nos dé el privilegio de tener discípulos? O si todavía no tenemos discípulos porque consideramos que llevamos muy poco tiempo… ¿Para cuándo tenemos planeado tenerlos?

Ahora; si alguno de nosotros no está pensando en tener discípulos… Entonces este pasaje no es para el, y por supuesto el pensara que no tiene necesidad de renunciar a nada. Más aún, a la final a el Cristo tampoco le debe servir para nada, porque si no está pensando en tener discípulos está pensando no sólo en no renunciar sino en obtener muchísimas cosas más… Y para eso no es necesario ser cristiano, porque las cosas materiales Dios se las da a los buenos y a los malos.

Pero si alguno quiere seguirlo a él para convertirse en discípulo y hacer discípulos, es bueno que tengan claro:

El Señor Jesús tuvo discípulos: ¿Y qué es lo que recibió Jesús, respecto de las cosas de este mundo por su disposición a hacer la voluntad de Dios? Nacer en un pesebre, vivir humildemente y terminar en la cruz.

¿Qué es lo que recibieron respecto de las cosas de este mundo los doce discípulos de Jesús que sabemos que hicieron discípulos? No hay evidencia de que ninguno se haya hecho rico, si hay evidencia de que algunos se empobrecieron y la historia dice que todos murieron como mártires.

¿Qué es lo que recibieron los cristianos de la primera iglesia respecto de las cosas de este mundo? Dice que durante un tiempo no había necesidad entre ellos pues aprendieron a compartir, y también dice que tuvieron que soportar persecución y muerte.

Y si nos preguntamos; ¿para todos los cristianos tiene que ser así? La respuesta es no.

Dios puede tomar a los cristianos que él quiera y hacerlos inmensamente ricos, y siendo inmensamente ricos estos cristianos deben administrar sus riquezas de acuerdo a la voluntad de Dios. O Dios puede tomar a otros y mantenerlos como pobres, dejar que los persigan y que muchos de ellos terminen como mártires.

(Las noticias hace diez años decían que habían cien millones de cristianos perseguidos en el mundo… el 4 de julio de 2022 se dijo qué son 360 millones. El año 2020 murieron 4.761 el año 2021 subió a 5.898… del año 2022 no hay datos, no porque no ocurra, sino porque no quieren informar

Y si nos preguntamos; ¿de qué depende, que a unos Dios los mantenga con lo suficiente para vivir (sustento y abrigo) y a otros los prospere de manera enorme con las cosas de este mundo? La respuesta es:

1. Depende de un plan que Dios tiene para cada persona. Por ejemplo del apóstol Pablo el Señor dijo:

Hechos de los Apóstoles 9:15 El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; 16porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre.

2. Depende del tratamiento que cada persona necesite, para sanar su alma de conflictos, traumas, idolatría y pecado. El profeta Jeremías que a veces se quejaba llego a entender…

Jeremías 10:19 Ay de mí, por mi quebrantamiento! mi llaga es muy dolorosa. Pero dije: Ciertamente enfermedad mía es esta, y debo sufrirla.

3. Y depende de la respuesta que cada uno de, ante el tratamiento que Dios le esté dando. El Señor le decía a su pueblo…

Isaías 1:5 al 6 ¿Por qué querréis ser castigados aún? ¿Todavía os rebelaréis? Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente. 6Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite.

Y si nos preguntamos: ¿por qué esa rebeldía, porque esa enfermedad, porque ese corazón adolorido, porque a pesar de ser creyentes no ha habido sanidad en sus corazones? La respuesta es por no colocar a Dios en primer lugar… La próxima semana veamos este asunto.

¿Sabías qué?

La iglesia es una entidad sin ánimo de lucro, por esta razón para funcionar dependemos primeramente de Dios, y de las ofrendas, donaciones o contribuciones que sus miembros, amigos o simpatizantes quieran hacer, lo cual, si Dios lo coloca en tu corazón puedes hacer a través de las siguientes opciones.

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