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CRISTIANOS INCRÉDULOS – PARTE 5

I. INTRODUCCIÓN

Cuántos de ustedes se han preguntado: ¿Podemos confiar en la absoluta veracidad de las escrituras? 

Para mí una de las evidencias más poderosa de la veracidad de la palabra de Dios, son las profecías cumplidas. Por qué anunciar cientos de eventos que van a suceder con una anterioridad de 400, 800 o miles de años, y que todos estos se cumplan al pie de la letra, muestra que las escrituras aunque han sido escritas por los hombres, no hay duda que su inspiración a provenido de un Dios todo poderoso, que tiene un control absoluto de todo lo que sucede y sucederá en el mundo. 

También las cerca de 170 profecías profecías cumplidas al pie de la letra acerca de Jesús, son la evidencia más poderosa de que Jesús es el hijo de Dios, Dios mismo encarnado. Y tener esto claro es muy importante, porque también las profecías dicen con claridad, que quien no ponga atención a las palabras de Jesus, a Dios tendrá que dar cuenta.

Las profecías también anuncian el final del mundo como lo conocemos, y no será por causa de plagas o por el cambio climático, pues aunque estas cosas pueden ser llamadas el principio de los dolores, lo que realmente dará fin a la humanidad como la conocemos, es una guerra, que tiene como origen imponer sus creencias religiosas sobre el resto de la humanidad, dónde el objetivo principal será acabar con el cristianismo.

Pero: ¿Quién hay detrás de esta motivación para acabar con el cristianismo, y por qué es tan importante para el buscar este objetivo? 

La respuesta a esto también está en las profecías, y una de ellas dada por el profeta Daniel, y respaldada por otros profetas y aún por el mismo Jesús, dice:

Daniel 12:2–3 Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua. 3Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad.

Todo el asunto se puede resumir en salvación o condenación eterna. No hay absolutamente nada más importante para todos los seres humanos que definir el destino de su eternidad. Por esto mismo para Satanás no hay nada más importante que impedir que los hombres obtengan la salvación, para así poderlos condenar.

Además no podemos dudar que Satanás ha hecho un trabajo excelente, pues la mayoría de las personas en el mundo ignoran que son personas que vivirán eternamente, y por lo tanto no se preocupan por cuál será su destino, por la sencilla razón de que no cree que haya un destino eterno. 

Por esto la gran importancia de las escrituras, donde podemos encontrar el mensaje de salvación claramente revelado. Es también por esta razón que Dios ha protegido su palabra, la cual han llegado hasta nuestro tiempo conservando la fidelidad con que Dios ha hablado. 

Quién estudia el origen de la biblia, y como ha sido transmitida hasta nuestra época, podrá comprobar que no hay libro en toda la humanidad, que tenga un respaldo de su veracidad tan grande como lo tiene la escritura.

La escritura misma dice que toda ella es palabra de Dios, lo cual significa que todo lo que ella dice es la absoluta verdad. Sin embargo es importantísimo que entendamos los tiempos y las sazones, es decir los diferentes tratos que Dios ha tenido con la humanidad a través del tiempo, para poder entender qué es lo que está vigente de la escritura para nosotros en este tiempo, de tal manera que nuestra relación con Dios asegure nuestra salvación eterna. 

Ademas hay que entender que en la escritura hay diferentes clases de libros. Hay libros históricos, hay libros doctrinales, libros poéticos, y hay un libro que tiene cierta característica especial, pues es un libro escrito desde la posición de una persona que cree en la existencia de Dios, pero que no le conoce.

Por esta razón, por ser un libro escrito desde esta perspectiva, podemos decir que está lleno de una enorme sabiduría y una lógica que no se puede rebatir… Sin embargo cuando se mira la vida partiendo del conocimiento de Dios, se puede entender que este libro dice cosas muy equivocadas.

Y la razón por la cual aunque este libro dice cosas equivocadas de todos modos está en la escritura, es porque es un testimonio de una persona que cree en Dios, que no le conoce, que muestra que la vida es la cosa más absurda y por eso al final del libro dice:

Eclesiastés 12:1 Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento;

Y concluye diciendo:

Eclesiastés 12:13–14 El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. 14Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala.

Porque creer en Dios no es suficiente para relacionarse adecuadamente con él, es necesario conocerle para poder entender sus deseos, y por supuesto el plan que tiene para cada uno de nosotros…. Y la razón más poderosa que menciona el autor, es que al final todos tendremos que dar cuenta a Dios de lo que hicimos con nuestra vida, y ya mencioné que eso define nuestra eternidad.

Podemos decir que este es un libro que todo aquel que crea en Dios pero que no le conoce, debería leer, para entender la urgente necesidad de conocer verdaderamente a Dios. 

En este libro como ya mencioné, podemos encontrar los pensamientos de los que creen en Dios pero que no le conocen, y por no conocerle es que piensan cosas completamente equivocadas, como la siguiente: 

Eclesiastés 2:17 Aborrecí, por tanto, la vida, porque la obra que se hace debajo del sol me era fastidiosa; por cuanto todo es vanidad y aflicción de espíritu.

Una de las razones más poderosas que da al escritor del libro para decir esto, es que al final todos nos vamos a morir, y entonces no importará como hayamos vivido ni cuánto hayamos logrado, porque seremos puestos en el olvido, y todo lo que logramos caerá en manos de otro que lo más seguro es que lo va a desperdiciar… es un decir que la vida es vana es decir inútil y que además trae continuas tristezas.

Sin embargo la verdad es que la vida es una bendición de Dios, que nos ha sido dada para conocerle, para poder ser salvos, para crecer en santidad, y luego llegar a vivir y gobernar en el milenio y en la Jerusalén celestial, disfrutando de la presencia de Dios de una forma que es difícil imaginar… Y como podrán notar para poder pensar de esta manera hay que aceptar la realidad de la eternidad del hombre.

Así como esta declaración de que la vida es una desgracia, lo cual contradice la verdad revelada por Dios en su palabra, hay muchas otras que son completamente equivocadas, y que llevan a los hombres a vivir de manera que no agrada a Dios. Por ejemplo esta otra:

Eclesiastés 7:15–17 Todo esto he visto en los días de mi vanidad. Justo hay que perece por su justicia, y hay impío que por su maldad alarga sus días. 16No seas demasiado justo, ni seas sabio con exceso; ¿por qué habrás de destruirte? 17No hagas mucho mal, ni seas insensato; ¿por qué habrás de morir antes de tu tiempo?

Comienza declarando que no hay justicia en la tierra. Nuevamente se equivoca porque aunque no hay justicia en el comportamiento de los hombres, si hay una justicia perfecta en las manos de Dios…  Pero los hombres al no creer en la justicia de Dios, consideran qué no es bueno ser muy justos ni ser muy sabios en el comportamiento, porque piensan que la injusticia de los hombres los va a destruir. Por eso piensan que es bueno hacer algo de mal, para poder sobrevivir en la tierra… 

Lo cierto es que hay mucha gente que vive aplicando este consejo, es decir; buscan hacer las cosas bien pero no todo el tiempo, porque consideran que en ciertos momentos es necesario hacer algo incorrecto, injusto o malo para poder lograr ciertos objetivos. Pero si comparamos esta manera de vivir con las palabras de Jesús cuando dijo: 

Mateo 5:43–6:1 Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. 44Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persigue; 45para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. 46Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? 47Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? 48Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto. 

Lejos de buscar hacer mal a aquellos que pueden atentar o ser un estorbo para lograr nuestros objetivos, dice que los debemos amar, de la misma manera que Dios nos ha amado, o sea incondicionalmente, pues la exigencia de parte de Dios no es vivir una vida mediocre, sino como concluye Jesús; hay que ser perfectos como Dios que está en los cielos es perfecto.

Por supuesto no podemos ignorar que para poder vivir de esta manera que nos pide Jesús, sólo es posible conociendo a Dios, conociendo su amor, conociendo su poder, su respaldo, conociendo sus planes, sus promesas, y el fin glorioso que nos espera…  Y todo este conocimiento es lo que hace la gran diferencia en la forma de vivir entre aquel que cree en Dios pero no le conoce, y aquel que realmente le conoce. 

Permítame insistir en la diferencia entre una religión o una persona religiosa, y una persona que tiene una relación personal con Dios, que le ha permitido conocerle. En la escritura podemos leer: 

Tito 1:16 Profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo abominables y rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra.

Ese es el resultado de seguir una religión, en la cual los participantes hacen muchas cosas que creen que Dios pide, pero están completamente equivocados. Algo diferente dice de los verdaderos creyentes:

1 Juan 4:7–8 Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. 8El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.

Por supuesto no está hablando del amor que los hombres damos, sino de amar como Dios ama, que es algo que sólo pueda hacer aquel que realmente conoce a Dios.

Pero además de estos dos grupos de personas, los que conocen a Dios, y los que solo creen en Dios, también podemos encontrar en el mundo otro grupo, que son los qué no creen en Dios, en los cuales su comportamiento puede llegar a ser de extrema maldad, con tal de lograr sus objetivos.

Violadores, sicarios, ladrones que por un teléfono son capaces de asesinar un joven, políticos que son capaces de robarse los desayunos de los niños desamparados, secuestradores, traficantes de personas para trabajos forzados, para convertirlos en asesinos en las guerrillas, o para prostituirlos haciéndolos trabajar como esclavos sexuales para obtener dinero, políticos que venden los países permitiendo que los millonarios del mundo hagan más dinero, a costa de la salud y la vida de los demás… El negocio de las gaseosas, el negocio del azúcar, que está haciendo que los niños sufran las enfermedades que antes sólo los viejos sufrían… Y todo esto y muchas cosas más gracias a la maldad de los hombres que no creen en Dios.

Aunque todos somos pecadores, podemos decir que los más malos son los que no creen en Dios, luego le siguen los que creen en Dios pero no le conocen. Por qué cuando se reconoce que Dios existe, aunque no se le conozca, aunque no se tenga una relación adecuada con él, este creer que Dios existe es un freno muy grande para la maldad de los hombres.

Hay muchas personas que por el solo hecho de creer en Dios, piensan que jamás deben matar a otra persona… Mientras que hay otros que al no creer en Dios, son capaces de asesinar casi que por diversión. El Che Guevara le confesó a su padre, que le gustaba asesinar personas, que sentía gusto en hacerlo. Además decía que el odio debe ser la motivación de todo guerrero revolucionario.

No crean que estoy hablando de política, pero escuchaba a un hombre muy versado que dice que el comunismo es 1.000 veces peor que el nazismo, y sabemos lo que hicieron los nazis. Pero muchos ignoran que el comunismo que tiene un origen satánico, ha asesinado a mas de 100 millones de personas, y la razón más poderosa es que ellos niegan la existencia de Dios.

Por lo tanto no hay duda, por lo que dice la escritura y por lo que vemos en la historia, que el reconocimiento de que hay un Dios o el conocimiento de Dios aún de manera precaria, si afecta el comportamiento de los hombres, afecta sus decisiones, pues coloca una barrera moral que impide que los seres humanos se desboquen con avidez a practicar la maldad, que según algunos malos ejemplos, podría llegar a ser de proporciones asombrosas.  

Y es por esto que el apóstol Pablo exhortando a los cristianos a un cambio radical, tomaba el ejemplo de los incrédulos, diciendo:

Efesios 4:17 al 19 Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, 18teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón; 19los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza.

El apóstol describe a las personas que por su falta de conocimiento de Dios, se guían por su mente, pero por una mente entenebrecida que les ha llevado a practicar el pecado de manera continua, hasta el punto de perder todas sensibilidad, y al perder esta sensibilidad moral se han dedicado con un hambre terrible a cometer toda clase de impurezas. 

Por supuesto su falta de conocimiento de Dios no es por falta de información, sino por la dureza de su corazón. Un corazón que cada vez es más duro, que ha entrado en un proceso de cauterización de la conciencia, es decir de una negación cada vez más profunda de todo lo bueno, lo cual les permite desbocarse o darle rienda suelta a toda su maldad.

Hay mucho que aprender acerca de este pasaje, pero quiero que nos enfoquemos en que el apóstol nos dice a nosotros los cristianos, que no debemos vivir como los incrédulos, los cuales viven guiados por una mente que esta embrutecida. Por qué eso es lo que realmente significa tener el entendimiento entenebrecido…

A la pregunta: ¿Por qué la mente de estos hombres está embrutecida? Como siempre, la escritura nos da la respuesta. En la carta a los romanos explicando la culpabilidad de todos los hombres el apóstol Pablo escribió:

Romanos 1:28 al 29  Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; 29estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; 

Cuándo una persona niega la existencia de Dios ya es evidencia de qué está embrutecido. Y una mente embrutecida, entenebrecida o reprobada, es la que le hace pensar a las personas que pecar está bien, que es necesario, que trae buenas cosas, y por eso no ven ningún problema en practicar cualquier tipo de pecados… Para lograr sus objetivos.

Al pensar de esta manera están ignorando dos cosas supremamente importantes. La primera es que el pecado les hace daño. Es como si una persona estuviera convencida que dañar su cuerpo, que tomar cosas tóxicas, herirse, cortarse algunos dedos, o quemarse algunas partes del cuerpo es algo bueno, y por eso lo hace feliz, porque cree que está haciendo bien.

La realidad es que absolutamente todo pecado daña y pervierte nuestra humanidad, nos hace perder tesoros en el cielo, nos aleja cada vez más de Dios, pero el hombre embrutecido cree que todo va muy bien.

Lo segundo que ignora el que tiene una mente embrutecida, es que un día estará delante de Dios y tendrá que dar cuenta de todo lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo… Pero como esta clase de hombres ignora que hay una vida después de esta vida, pues ignoran también la condenación eterna.

Según todo esto podemos decir que hay tres clases de personas en la tierra. Los que niegan la existencia de Dios, los que creen en Dios pero no le conocen, y los que creen en Dios y que han comenzado a conocerle.

De estas tres clases de personas nos habla el apóstol Pablo en su carta a los Corintios. Dice así:

1 Corintios 2:14–3:3 Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. 15En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. 16Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo. 1De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. 2Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía, 3porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres? 

En primer lugar nos habla de un hombre natural, otra versión dice; “el hombre que se quedó en lo humano”, refiriéndose a aquel que no sabe nada de Dios. Luego menciona al hombre espiritual que es aquel que piensa como Dios dice que debe pensar. Y en tercer lugar nos habla del hombre carnal, que es el creyente que en algunos aspectos piensa como Dios dice que debe pensar, pero en otros todavía sigue pensando con una mente embrutecida que ignora a Dios.

Y es por esto que este hombre carnal, aunque es un hijo de Dios, al tener esa clase de pensamientos tiene también esa clase de comportamiento… Celos, contiendas, disensiones…

Cuando en la iglesia alguien me pregunta cuál es la voluntad de Dios respecto de algún asunto. Yo los animo a que piense y haga lo que en su conciencia creen qué es lo correcto. Esto puede sonar extraño para algunos, porque son conscientes de que hay conciencias muy corrompidas. Sin embargo Dios nos pide que actuemos de acuerdo a nuestra conciencia, porque es imposible desligarse de ella.

El asunto es que las conciencias de los hombres están afectadas por su conocimiento, por sus valores, por las experiencias, y en algunos casos es evidente una influencia maligna que lleva a las personas a ser esclavas del mal. 

La diferencia de la conciencia del incrédulo con el cristiano auténtico, es que en primer lugar el cristiano ha sido liberado de una esclavitud espiritual satánica, y ha recibido el Espíritu Santo, que le permite obtener el conocimiento de la verdad… Y este conocimiento de la verdad afecta su conciencia, y por lo tanto también su comportamiento.  

La escritura hablando de la sabiduría de Dios, una sabiduría que el mundo no conoce y que estaba oculta para ser revelada en este tiempo para los hijos de Dios, dice:

1 Corintios 2:10  Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. 

 

Y es este conocimiento que Dios nos ha dado, el que hace la diferencia en el comportamiento entre el incrédulo y el creyente, y también entre el creyente espiritual y el creyente carnal. 

Es por esto que cuando alguien me pregunta acerca de la voluntad de Dios, si él no tiene conocimiento de algunas cosas, yo le digo; Dios dice esto o aquello, por esto y por aquello. Y con ese conocimiento impartido la persona debe hacer una evaluación de la situación, dónde lo importante es ver la situación como Dios la ve, y buscar entender los objetivos que Dios tiene a través de esa  situación… Para así poder tomar la decisión que en su conciencia le parezca correcta. Decisión que obviamente debe ayudar a que Dios cumpla sus objetivos.

Estas reuniones en la iglesia donde impartimos este conocimiento de las cosas de Dios, tiene como objetivo transformar nuestras vidas, y lo hará en la medida en que entendamos y creamos que esa información viene realmente de Dios.

Lo opuesto a vivir de esta manera, es tomar decisiones sin tener en cuenta a Dios. Pero cuando esto hacemos, leímos que la escritura dice que nos estamos guiando por una mente embrutecida, y por lo tanto las decisiones que tomemos van a ser completamente equivocadas.

Déjeme darles un ejemplo de lo que es tomar una decisión sin tener en cuenta a Dios. La escritura dice:

Filipenses 4:4–7 Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! 5Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. 6Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. 7Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

Siempre debo estar contento por causa del Señor, de la salvación, de todo lo que tiene para nosotros, de su protección, etc.

Si esto hacemos entonces seremos gentiles con toda la gente. Cuando una persona no es gentil con los demás ya de hecho no está teniendo en cuenta todo lo que ha recibido de parte de Dios.

Luego dices que el Señor está cerca, y es que en cualquier momento podemos ir o el venir por nosotros, lo cual debe mantenernos motivados creyéndoles y esperándole.

La razones no debemos afanarnos por nada porque sabemos que podemos pedirle a Dios y el solucionará las cosas mejor de lo que nosotros pedimos… Y por esta razón vamos a experimentar la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento.

Ésa paz dice el texto que guardará nuestro corazón y nuestros pensamientos en Cristo Jesús.

Cuando una persona no se está gozando en el Señor, cuando no es gentil con los demás, cuando no está consciente de qué el Señor llega en cualquier momento, cuando está afanado por las cosas y no tiene paz en su corazón… Es porque está pensando de manera embrutecida, no está teniendo en cuenta a Dios…. … Por lo tanto sus pensamientos y sus decisiones van a ser equivocadas, y el tiempo mostrará los resultados dañinos para nuestra vida y para el plan que Dios tiene para nosotros. 

Pero cuando a la paz de Dios gobierna nuestros corazones, entonces tendremos en cuenta sus principios, sus promesas y el conocimiento que tenemos de él, y tomaremos las decisiones correctas.

En el estudio anterior leímos el siguiente texto, que tiene relación con lo que estoy hablando:

Apocalipsis 3:14 al 16  He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto: 15Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! 16Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. 17Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. 

Uniendo este asunto del tibio con él de la mente embrutecida, podemos decir que una persona tibia es aquella que a ratos toma decisiones dirigidas por Dios, y luego toma decisiones en las que Dios no participa.

En el caso particular de este pasaje sabemos que estas personas buscan a Dios, pues están en la iglesia a la cual Dios le está dando este mensaje. Por supuesto es bueno que busquen a Dios, Dios desea ser buscado por ellos, pero el problema de estos es qué lo buscan para obtener cosas que no son importantes, menospreciando las importantes, lo cual resulta en un gravísimo error.

Buscar a Dios es una decisión espiritual, buscarlo para lo que no aprovecha es una decisión tomada con una mente embrutecida.

Esa es la vida del tibio. Toma una decisión guiado por Dios y comienza a caminar en esa dirección, pero luego las circunstancias cambian, y cuando cree que no son a su favor, en lugar de permanecer firme, sin tener en cuenta a Dios toma una nueva decisión embrutecida, lo cual lo lleva a dejar de hacer la voluntad de Dios, pero y aquí esta lo grabe, pensando que ha tomado una buena decisión.

El resultado de vivir de esta manera, es que se pierde de la bendición de Dios, pero sin darse cuenta, por esto es que Dios dice que el tibio, no sabe qué está haciendo mal, ni sabe lo inmensamente  desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo que es. 

Pongamos atención a esto porque es supremamente importante… Leímos qué el Señor dice que el tibio piensa que es rico y que no tiene necesidad de nada, y no es consciente de su inmensa pobreza espiritual, porque está contento con la bendición Animal,  (Que es la bendición que Dios da a todos los hombres buenos o malos, y también a los animales) Y por esta causa ignora la grandeza de la bendición espiritual que se está perdiendo.

Déjeme insistir que el tibio, piensa que el asunto con Dios está muy bien. Por varias razones:

En primer lugar por qué ellos como todos los seres humanos viven de acuerdo a su conciencia, sin darse cuenta que su conciencia está apenas comenzando a renovarse, y por esta razón aunque algunas decisiones las toman dirigidos por Dios, la gran mayoría las toman dirigidas por una mente embrutecida, y a ellos les parece que todo es igual. (No sabe qué tan torcida está su conciencia y simplemente le hace caso.)

En segundo lugar porque la mayoría de las veces obtienen lo que buscan. Algo así como que le oran a Dios para realizar un negocio, y luego en medio del negocio dicen un poco de mentiras para concretar el negocio, y al final lo logran. ¿Qué piensan ellos? Que el asunto va muy bien. 

Sin embargo a veces Dios mete la mano y no deja que las cosas les funcionen, para llevarlos a que revisen su vida.  Algunos recapacitan, otros no, volviéndose más tercos y duros de corazón.

En tercer lugar, algo que me parece muy destructivo, es que no saben lo que se están perdiendo.

Si recuerdan aquel rico de la parábola que estaba en el infierno clamando por una gota de agua, mientras estuvo viviendo y disfrutando de la vida sin tener en cuenta ni a Moisés ni a los profetas, es decir sin tener en cuenta a Dios: ¿Sabía el lo que se iba a perder o sabía lo que iba a recibir por no tener en cuenta a Dios? Por supuesto que no. Si lo hubiese sabido hubiera vivido diferente. 

Igual que este, todos los que mueren y van para el infierno por no tener en cuenta a Dios mientras viven, no tenían ni idea de salvación qué se estaban perdiendo, ni tampoco del castigo que ahora están recibiendo.

Déjeme contarles una historia imaginaria para que entiendan cómo funciona la mente del tibio. Quiero que pensemos, en lo que pensaría el apóstol Pedro, si no hubiese hecho caso al Señor, cuando le ordenó echar las redes para pescar. 

La escritura nos cuenta que Pedro había estado pescando toda la noche sin coger nada, y en ese momento estaba lavando las redes, pero Jesús subiéndose a la barca de Pedro, le pidió que la alejara un poco de la orilla y comenzó a enseñar a la multitud, y cuando termino…

Lucas 5:4 al 6  Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar. 5Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red.

Me explicaba un discípulo en Ecuador que cuando hay luna llena, la luz de la luna penetra en el mar y permite que los peces puedan a hundirse a una grandísima profundidad para buscar alimentos, tanto se sumergen los peces que aunque los detectan con el sonar, la red no logran llegar a esa profundidad.

Si eso ocurre con la luna llena, se imagina usted pescar a plena luz del sol. Por esto lo que Jesús le estaba pidiendo a Pedro estaba fuera de todo sentido común, era una locura. Por eso mismo Pedro le menciona que aún trabajando toda la noche, siendo ése el mejor momento para hacerlo, no había logrado pescar nada. 

Si Pedro basándose en su conocimiento y experiencia como pescador, hubiera tomado la decisión de no hacer caso a las palabras de Jesús, hubiera según él, tomado una sabia decisión. Pero según lo que nos enseñan las escrituras, al no tener en cuenta las palabras de Jesús estaría tomando una decisión embrutecida.

¿Pero qué hizo la diferencia? Pues aunque en su lógica Pedro pensaba que no era lo acertado, decidió confiar en la palabra de Jesús, y por eso dijo: “Más en tu palabra echaré la Red” Es decir;  la decisión de confiar en Jesús le llevo a obedecerle aún en contra de toda lógica. ¿Cuál fue el resultado?

Lucas 5:6  Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía…

Preguntémonos nuevamente: ¿Qué hubiera pasado si Pedro en lugar de tomar una decisión donde su confianza en Jesús le llevaba a obedecer, hubiere tomado una decisión sin tener en cuenta las palabras de Jesús, y se hubiera guiado por su lógica, por su experiencia, por la ciencia?

Pues Pedro no habría echado la red, y habría llegado feliz a su casa, y le hubiera dicho a su mujer; 

“Imagínate de lo que me salvé. Me querían hacer tirar la red a pleno sol, hubiera perdido el tiempo, no habría pescado nada, estaría todavía lavando nuevamente las redes, hubiera quedado en ridículo con todo el pueblo, que bueno que la pensé bien y me salvé de esa terrible situación”.

El resultado habría sido que Pedro habría quedado feliz, convencido de lo bueno de la decisión y convencido de haber ganado… Porque al no haber obedecido, no sabría de lo que se perdió.

Eso es lo mismo que le pasa al cristiano tibio. No hace caso a Dios en todo y anda feliz, porque cree que le está yendo de maravilla, y no tiene ni idea de toda la bendición que se está perdiendo.

Es muy importante que revisemos esto. ¿Cuándo no guiamos a nuestra familia como Dios dice para evitar un montón de problemas… Pensamos que estamos ganando? ¿Cuándo no nos sujetamos a la autoridad, cuando no le hacemos caso pensamos que estamos ganando? ¿Cuando no le hacemos caso a los padres pensamos que estamos ganando? ¿Cuándo no somos honestos con las finanzas creemos que estamos ganando porque tenemos más dinero? ¿Cuándo no hablamos del Señor a otros creemos que estamos ganando? ¿Cuándo no somos fieles con Dios financieramente creemos que estamos ganando? ¿Cuándo no asistimos con fidelidad a la iglesia creemos que estamos ganando?

Eso es más o menos lo que piensa el tibio cuando no le hace caso a Dios, que está ganando, que se libró, que tomó la mejor decisión… Pero porque ignora por completo cuánto está perdiendo.

Recuerdo hace muchos años que alguien se comprometió a comprarme dos boletas para un viaje d e 20 días a Europa y a Israel con todo pago… Le guardé las boletas, y cuando fui a entregárselas el no cumplió su palabra y me compro sólo una… La que no compró, fue la boleta ganadora… Ésa es la vida del tibio, del que le hace caso a Dios a ratos, o del que escoge que mandatos obedecer y cuales no.

Si volvemos a la historia de Pedro quien por confiar en Jesús tomo la decisión correcta, la escritura nos cuenta la bendición que recibió:

Lucas 5:6,8,10-11  Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía…. 8Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador…..  Pero Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres. 11Y cuando trajeron a tierra las barcas, dejándolo todo, le siguieron.

Tal vez para muchos la bendición sea la gran cantidad de peces que pescaron… Sin embargo aunque eso también es bendición de Dios, la bendición verdaderamente importante fue que a través del milagro el apóstol fue consciente de quién era Jesús.

Y por eso su reacción fue alejarse porque él era pecador. Sin embargo el Señor lo aceptó, le pidió que no tuviera temor, y que de allí en adelante sería pescador de hombres.

Es posible que en ese momento también el apóstol pensara que él no servía para ser pescador de hombres, que eso de estarle compartiendo a la gente es muy complicado, que muchos son los que dicen que sí pero al final no caminan con Dios, y quién sabe cuántas cosas más, pero nuevamente el apóstol toma una decisión confiando en las palabras de Jesús, y por eso la escritura dice, qué cuando trajeron a tierra las barcas dejándolo todo siguieron a Jesús.

Hoy sabemos por la escritura que Pedro va a estar ocupando una posición de privilegio en los cielos y que una de las 12 puertas de la Jerusalén celestial tendrá grabado su nombre, porque decidió confiar en Jesús y por eso dejándolo todo le sirvió.

Qué Dios nos confirme en lo profundo de nuestro corazón que vivir como tibios es un gran error, que nos está haciendo perder muchísimas bendiciones… Y a algunos hasta la oportunidad de la salvación, porque su tibieza es producto de no conocer a Dios.

Por esto la pregunta que nos podemos hacer es:  ¿Hay solución para el tibio? Y la respuesta es sí, el pasaje de Apocalipsis donde habla de los tibios continúa diciendo:

Apocalipsis 3:18 al 19 Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas. 19Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete. 

El oro representa a Dios, las vestiduras blancas el perdón, la redención, la justificación y la aceptación, y el colirio en los ojos es para ver como Dios ve, y tener así una visión completamente diferente de la vida.

Y en el pasaje dice que debemos comprar esas cosas… Sin embargo estas palabras parecen contradecir lo que hemos visto por varias semanas, pues hemos insistido en que la bendición de Dios viene por pura gracia, y no se puede obtener por ningún precio, ni siquiera la obediencia sirve para que Dios nos bendiga, pues ya vimos que la obediencia es el resultado de haber sido bendecidos…. Pero no hay contradicción, y esto lo podemos entender al ver cuál es el precio que debemos pagar. 

En el evangelio de San Juan encontramos un pasaje, en el que Jesús está diciendo prácticamente lo mismo que dice en este pasaje de Apocalipsis, pero de una manera diferente. 

 

Jesús está exhortando a un grupo de personas que lo buscan porque quieren obtener bendición material, cuando lo que deberían buscar es la bendición espiritual, la bendición que permanece para siempre. Por esto para sacarlos de su tibieza les dice:

Juan 6:27-29 Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre.

Estas personas al igual que muchos, eran personas que tenían fe en Jesucristo, esa fe los llevó a buscarlo de manera diligente, el problema era, que igualmente equivocados que los de la iglesia que menciona el pasaje del Apocalipsis, no lo estaban buscando porque reconocían que eran desventurados, miserables, pobres, ciegos y desnudos respecto de su vida interior y su relación con Dios…. 

Es decir; completamente inconscientes de la salvación que se estaban perdiendo, lo estaban buscando porque querían obtener las cosas materiales para vivir.  Y cuando entendieron gracias a las palabras de Jesús su error, preguntaron:

Juan 6:28-29 Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? 29Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado.

Y volvemos nuevamente a lo mismo. ¿Cuál es el precio que debemos pagar para ser inmensamente ricos delante de Dios? Debemos tomar la decisión de confiar en Jesús. Debemos tomar la decisión de confiar en sus palabras, debemos tomar la decisión de confiar en sus promesas.

Por qué cuando tomamos la decisión de confiar en Jesús, en sus palabras y en sus promesas, el resultado es que comenzamos a obedecerle y no vivimos como tibios.

A veces pensamos que ya tomamos la decisión de confiar en Jesús, y no entendemos qué esta es una decisión que debe renovarse momento a momento, frente a las diferentes circunstancias que vivimos.

En el pasaje de la pesca milagrosa vemos que al final dice que, dejándolo todo le siguieron.  Si recordamos el pasaje del joven rico, vemos que la incredulidad de este hombre se hizo manifiesta cuando no fue capaz de dejarlo todo para seguir al Señor.

¿Cuál es entonces el precio para salir de la pobreza espiritual, obteniendo todo lo que Dios nos quiere dar?  Una fe genuina que produzca desprendimiento.

El problema con el tibio es que aunque tiene cierto aprecio por las cosas espirituales, también tiene su corazón apegado a muchas cosas, que a la hora de la verdad se convierten en un estorbo para creer y obedecer a Jesús. Cosas como su orgullo, su vanidad, su carrera, su salud, familia, dinero, diversión, sexo, etc.

Y entonces él tibio se dispone a hacer la voluntad de Dios, pero sólo hasta el límite de las cosas que quiere conservar.

Es por esta razón que hay muchos tibios disfrazados de espirituales, porque buscan a Dios con mucha determinación, pero para conservar y aumentar todas estas cosas que para los hombres son valiosas…. ¿Por qué? Porque al tibio le falta fe.

En la vida de Abraham podemos ver que el resultado de una fe genuina, lo llevó a no negarle a Dios lo que Abraham mas amaba. La escritura nos cuenta que se dispuso a entregarle a su hijo. Pero en el último momento Dios le dijo:

Génesis 22:12, 15 al 18  Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único….   15 Y llamó el ángel de Jehová a Abraham por segunda vez desde el cielo, 16y dijo: Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo; 17de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos. 18En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz.

Dios insistió con Abraham, para que dejara su tierra, luego para que dejara su parentela, luego para que apreciar el lugar que le había dado, luego comenzó a ser fiel con sus diezmos y llegó a creer que Dios le daría un hijo, y esa confianza en Dios le hizo justo delante de Dios. 

Pero Abraham continuo en algunos aspectos desconfiando de Dios, y Dios siguió tratándolo y confrontando lo hasta que este hombre fue capaz de entregar a su único hijo a quien amaba. Y en ese momento Dios le asegura que de su simiente, la cual es Cristo, todas las naciones de la tierra serían benditas.

Una cosa es comenzar a coquetear con Dios, otra comenzar a ser fiel con las cosas materiales, otra creer verdaderamente en sus promesas, pero el final del asunto es que por causa de nuestra fe, lleguemos a entregarnos por completo a él. Eso para que experimentemos toda la bendición de Dios.

El Señor Jesús insistió con claridad en este asunto.

Mateo 13:44 al 46  Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo.45También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas, 46que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró.

Juan 12:24 al 26 De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto. 25El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará. 26Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará.

Lucas 14:33  Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo. 

Vuelvo y repito lo que repito cada vez que hablo de renunciar a todo. Renunciar no implica necesariamente deshacerse de las cosas, renunciar a todo implica administrar todo siguiendo la dirección de Dios, y cuando renunciamos a todo no dejamos que nada nos estorbe para hacer la voluntad de Dios…. ¿Cómo saber que es genuina nuestra renuncia? 

Cuando la renuncia es genuina el resultado es que desearemos de todo corazón hacer las cosas como Dios dice que deben ser hechas. 

Es decir de allí en adelante nuestra vida se centrara en averiguar qué quiere Dios que hagamos, y en la medida que lo vamos entendiendo, lo vamos haciendo.

Dios quiere que yo ore, Dios quiere que yo estudié su palabra. Dios quiere que yo sea cabeza en mi hogar. Dios quiere que yo respalde a mi marido. Dios quiere que yo honre y respete a mis padres. Dios quiere que yo obedezca a mis pastores. Dios quiere que yo de acuerdo a mis dones, talentos y oportunidades colabore con su obra. Dios quiere que yo sea generoso con mis hermanos. Dios quiere que llegue virgen al matrimonio. Dios quiere que sea testimonio con mi vida. Dios quiere que comparta de Cristo. etc. 

¿Esto quiere decir que no fallaremos jamás?  No. Pero sí quiere decir que si en algún momento fallamos, le pedimos perdón a Dios, y volvemos e insistimos en hacer las cosas bien. Eso es algo que se llama integridad o rectitud.

¿Hasta cuándo debemos vivir de esta manera? No mucho tiempo, sólo hasta  que el Señor venga.

Esa integridad o rectitud producto de confiar en Dios, va a producir en nosotros un celo, un cuidado cada vez mayor de hacer las cosas como a Dios agrada.

Oremos

¿Qué cosas son estorbo en nuestra vida y nos mantienen como tibios?

¿Vamos a insistir en dirigir nuestra vida con un razonamiento embrutecido y no con la preciosa dirección de Dios?

¿Vamos a seguir creyendo que estamos ganando, cuando realidad no sabemos lo que estamos perdiendo?

¿Vamos a seguir diciendo que tenemos fe, cuando nuestra falta de negación muestra que no la tenemos?

 

¿Sabías qué?

La iglesia es una entidad sin ánimo de lucro, por esta razón para funcionar dependemos primeramente de Dios, y de las ofrendas, donaciones o contribuciones que sus miembros, amigos o simpatizantes quieran hacer, lo cual, si Dios lo coloca en tu corazón puedes hacer a través de las siguientes opciones.

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