EL NUEVO PACTO
D. SEGURIDAD DE QUE DIOS SIEMPRE CONTESTARA NUESTRAS ORACIONES
No hay duda que la oración, que es en realidad la forma cómo nos comunicamos con Dios, es uno de esos ingredientes supremamente importantes en nuestra relación con Dios, porque es a través de la oración que podemos conocer a Dios, conocer sus planes acerca de nosotros, agradecerle y más aún alabarle y adorarle por su infinita misericordia y amor que le llevó a entregar a su hijo Jesús para salvarnos.
Creo no equivocarme al decir que los hombres no tenemos problemas para hablarle a Dios, pero sí tenemos problemas a veces bastante serios para comunicarnos con Dios, es decir para escuchar lo que Dios tiene que decirnos y poder así entender cuál es su voluntad. Y si no entendemos la forma en que Dios nos habla, nuestra oración (comunicación con Dios) ya no será oración sino simplemente un monólogo, donde podemos decir muchas cosas correctas o incorrectas y no habrá diferencia, porque al no tener claro cómo es que Dios se comunica con nosotros, no sabremos lo que él piensa acerca de nuestras oraciones.
Por esto cuando hablamos de la oración creo que la pregunta más importante es:¿Cómo le habla Dios al hombre?
Y la escritura nos enseña que esa primera directriz o guía que Dios ha colocado en el hombre para que el pueda ejecutar la voluntad de Dios, es la conciencia. El salmista escribió:
Salmos 16:7 Bendeciré a Jehová que me aconseja; Aun en las noches me enseña mi conciencia.
Sin embargo es necesario aclarar que cuando el hombre fue creado, la conciencia del hombre estaba gobernada por la confianza que el hombre tenía en Dios, por esta razón cuando el hombre confiaba en Dios, su conciencia le decía que era lo correcto y cuando el hombre obedecía a Dios en realidad estaba haciendo caso a su conciencia que le decía que lo mejor era obedecer a Dios.
Pero cuando el hombre cae en pecado, por causa de la mala decisión de no confiar en Dios, esa conciencia fue contaminada y corrompida como consecuencia de la desobediencia a Dios y de tomar para sí el conocimiento del árbol de la ciencia del bien y del mal. Eso en otras palabras quiere decir que este conocimiento del árbol de la ciencia del bien y del mal, qué es lo que el hombre usa para tomar decisiones en su vida, lo tiene totalmente confundido y en contra de Dios, respecto de lo que realmente es bueno o es malo, y en las pocas cosas que todavía su conciencia le muestra la verdad, el nombre normalmente atropella su conciencia. A través de los años me he encontrado con cristianos a los que les parece que es equivocado que vivamos de acuerdo a nuestra conciencia, y piensan así porque son conscientes de lo corrompida que puede estar la conciencia, pero lo que ellos no entienden es que no importa cuán corrompida este la conciencia, de todos modos los hombres no podemos prescindir de ella.
Por ejemplo: Cuando alguien decide no usar su conciencia porque cree que su conciencia está corrompida, esta decisión procede de su conciencia, de la misma manera cuando alguien es consciente de que su conciencia está corrompida y decide vivir bajo el amparo de la conciencia de otra persona, esta decisión también procede de la conciencia, y aun aquel que decide no usar más su conciencia para definir lo bueno y lo malo, también es una decisión que se origina en la conciencia. En conclusión; el hombre no puede prescindir de su conciencia.
Como la conciencia a pesar de estar corrompida sigue siendo el elemento básico usado por Dios para dirigir nuestra vida, esto quiere decir que cualquier cosa que hagamos en contra de nuestra conciencia será desaprobado por Dios, no precisamente por ser incorrecto en sí mismo, sino por no estar obedeciendo la orden de vivir de acuerdo a la conciencia. (Vivir de acuerdo a la conciencia es vivir con integridad)
Entonces lo que debemos entender los cristianos, es que la transformación de nuestra vida no viene como consecuencia de abandonar nuestra conciencia pues es impocible, sino por renovar nuestra conciencia, para que dejando de estar corrompida, nos guie para hacer la perfecta voluntad de Dios. Esa conciencia que se corrompió por la falta de confianza en Dios, se restaura con la confianza en Dios, lo cual necesariamente implica un correcto conocimiento e interpretación de la palabra de Dios. La escritura respalda esta idea pues ella dice de sí misma:
2 Timoteo 3:16 al 17 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
Precisamente las escrituras nos han sido dadas por Dios para con ellas corregir nuestras conciencias, entre más conozcamos, entendamos y creamos las escrituras, y especialmente entre mejor entendamos el Nuevo Pacto, más se corregirá nuestra conciencia de todos aquellos conceptos equivocados que el mundo nos inculcó, (el árbol de la ciencia del bien y del mal) lo cual nos permitirá discernir el bien y el mal de la misma forma en que Dios lo hace. Por eso la recomendación es:
Romanos 12:2 No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
Cuando un cristiano dice que vive de acuerdo a la palabra de Dios, lo que en realidad está pasando es que está viviendo de acuerdo a su conciencia renovada por la palabra de Dios, y eso es algo que tenemos que hacer por el resto de nuestras vidas. El apóstol Pablo escribe:
Hechos de los Apóstoles 24:16 Y por esto procuro tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres.
Pero también sabemos que nuestro aprendizaje de las escrituras sería completamente infructuoso si el Espíritu Santo no nos revelara su palabra. Pero no sólo el Espíritu Santo nos revela su palabra, también habla a nuestra vida de acuerdo a nuestra necesidad, por esto mismo la recomendación es hacer caso a esa dirección que el espíritu Santo nos da.
1 Juan 2:27 Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él.
Está dirección de Dios en cada persona puede tener sus diferencias respecto de la forma como Dios les habla; colocando un sentir, a través de las escrituras, a través de una predicación, a través de los hermanos en la fe con la manifestación de los dones espirituales, oyendo una voz, teniendo una visión, un sueño, etc.
Un cuarto elemento que Dios usa para darnos dirección (Además de la conciencia, su palabra y el Espíritu Santo) son las diferentes autoridades que Dios ha colocado sobre nuestra vida.
La escritura dice:
Romanos 13.1–3 Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. 2De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. 3Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella;
Y de manera particular en la iglesia:
Hebreos 13.17 Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso.
Existen unos pastores o guías espirituales a los cuales debemos sujetarnos, entendiendo que son instrumentos usados por Dios, que por Dios han sido establecidos y que si nos oponemos a esas autoridades estamos resistiendo al mismo Dios. Decir que estamos haciendo la voluntad de Dios cuando vamos en contra de la autoridad, no es verdad, a no ser que la autoridad nos esté guiando u ordenando a hacer algo, que evidentemente va en contra de la voluntad de Dios.
Y un quinto elemento indispensable y muy importante para conocer la voluntad de Dios, que a veces es muy ignorado, que se desprende de la promesa que dice:
Romanos 8:28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
Es la soberanía de Dios. Que según esta promesa nos muestra que Dios también nos está hablando de manera continua a través de todas las cosas que suceden a nuestro alrededor.
Ya estudiamos en las escrituras que nada ocurre por casualidad, eso quiere decir que aunque los hombres actúen fuera del control o de la voluntad de Dios, de todos modos Dios se hace responsable de cada cosa que sucede a nuestro alrededor. Y por eso dice que él ha organizado cada cosa que sucede a nuestro alrededor para ayudarnos a vivir de acuerdo al plan que él desde la eternidad concibió para cada uno de nosotros.
El rey David entendiendo que hay un plan personal escribió:
Salmos 139:13 al 16 Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre. 14Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien. 15No fue encubierto de ti mi cuerpo, Bien que en oculto fui formado, Y entretejido en lo más profundo de la tierra. 16Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas Que fueron luego formadas, Sin faltar una de ellas.
Pero la verdad acerca de que todas las cosas que ocurrieron en la vida de David, estaban de antemano escritas en el libro de Dios, no sólo es verdad para él, sino para absolutamente todos los hombres, porque aunque Dios tiene un plan general para la humanidad, también tiene un plan particular para cada uno de nosotros, plan que encaja a la perfección dentro de este plan general para que la voluntad de Dios sea hecha en la tierra. Resumiendo podemos decir: Que Dios habla través de nuestra conciencia, renovada por la palabra de Dios que nos es enseñada por el Espíritu Santo, pero Dios también nos habla con su Espíritu de manera directa o a través de las autoridades que a colocado sobre nuestra vida, y de las circunstancias que ha organizado a nuestro alrededor.
Siendo esto así; cuando le hablamos a Dios es decir cuando oramos, esta oración en primer lugar debe tener en cuenta lo que Dios nos ha hablado,(No importa el método que haya usado Dios) pues de no ser así caeríamos en la religiosidad de convertir nuestra oración en un monólogo, donde nosotros hablamos pero ignoramos lo que Dios nos dice.
De hecho no oramos por orar, sino que lo hacemos por causa de las cosas que nos suceden, y porque queremos con su ayuda lograr ciertos objetivos, que por supuesto deben estar dentro de la voluntad de Dios para nuestra vida.
Aunque en la escritura podemos encontrar textos como el siguiente:
Mateo 7:7 al 11 Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. 8Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. 9¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? 10¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? 11Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?
Aunque Dios asegura que si pedimos recibiremos, además de darnos la certeza que el escucha y contesta nuestra oración, el énfasis importante está en que la oración debe tener como objetivo recibir las buenas cosas que nuestro Padre nos quiere dar.
Es decir la oración no es para que nosotros pidamos lo que a nosotros se nos antoje, sino lo que realmente necesitamos para poder hacer la voluntad de Dios. Este concepto es muy claro cuando revisamos la oración que el Señor Jesús enseñó a sus discípulos, el padre nuestro, el cual tiene la siguiente introducción:
Mateo 6:7 al 8 Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. 8No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.
Donde la aclaración que el Señor hace es que no debemos pedir ni de la misma manera, ni las mismas cosas que piden los gentiles, porque Dios sabe qué es lo que nosotros necesitamos.
¿De qué forma y que cosas piden los gentiles que nosotros no debemos pedir? Y luego cuando vemos cada petición en la oración del Padre nuestro notamos que:
Mateo 6:9-10 Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. 10Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
Las primeras tres peticiones son para Dios, es decir nuevamente el énfasis es orar para que se haga la voluntad de Dios, no la nuestra.
Que el nombre de Dios sea conocido, que el reino de Dios su gobierno se extienda sobre la tierra, y que la voluntad de Dios que se hace a la perfección en el cielo también sea hecha en la tierra.
Luego de esas tres peticiones para que la voluntad de Dios se realice, continúa diciendo:
Mateo 6:11 al 13 El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. 12Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. 13Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.
Donde podemos notar que las peticiones que debemos hacer, tienen como propósito recibir de Dios las cosas que necesitamos para hacer la voluntad de Dios.
Necesitamos de la provisión espiritual de cada día, lo en cierto modo también debe entenderse como pedir a Dios que nos capacite con la dirección y el poder necesario para hacer cada día su perfecta voluntad.
Luego la oración continua pidiendo fortaleza para resistir la tentación necesaria para crecer, y pidiendo protección del maligno. Y termina con la declaración del gran poder y de la autoridad que Dios tiene sobre todas las cosas y por todos los tiempos. Es decir nuevamente vemos que la oración no es un recurso para obtener las cosas que deseamos fuera de la voluntad de Dios, sino que la oración tiene como objetivo recibir todo lo necesario para que podamos hacer la voluntad de Dios.
Este mismo énfasis o sentido en la oración lo podemos ver claro cuando la escritura dice:
Santiago 4:3 Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.
Donde nuevamente el problema está, en hacer las peticiones para nuestro deleite ignorando la voluntad de Dios. Y luego amplía:
Santiago 4:4 ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.
Donde muestra como la oración en la que buscamos nuestro deleite y no la voluntad de Dios, es en realidad una oración que ofende a Dios, porque es pedirle cosas que en realidad nos hacen tomar la posición de enemigos de Dios. Esta clase de oración no hay duda que es una mala oración, ya que en realidad le estaríamos pidiendo que nos ayude a vivir como sus enemigos… Por lo tanto si nuestro objetivo al orar es hacer nuestra voluntad, siendo esta diferente de la de Dios, entonces en realidad no habría necesidad de orar, porque Dios no nos ayudará a ser sus enemigos.
Igualmente está clase de oraciónes pidiendo cosas fuera de la voluntad de Dios, son un parámetro muy claro de cuanta ignorancia y cuánta falta de confianza en la voluntad de Dios hay en nosotros, porque si hay algo valioso o precioso para el hombre, es poder vivir haciendo la voluntad de Dios.
Ya vimos que absolutamente todas las cosas que suceden a nuestro alrededor, son organizadas por Dios para transformarnos y cumplir su objetivo en nosotros a través de nuestra obediencia, y precisamente por esto frente a todas estas cosas que recibimos, es que debe surgir la motivación de pedirle a Dios las cosas necesarias para lograr hacer su voluntad.
Y allí es donde aparece esta promesa maravillosa acerca de la oración que dice:
1 Juan 5:14 al 15 Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. 15Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.
Donde la escritura nos da la absoluta seguridad de que Dios siempre oye nuestras peticiones, pero sólo contesta afirmativamente si nuestras peticiones son de acuerdo a su voluntad.
Con esta afirmación podemos entender que si nuestras peticiones no tienen como propósito ayudarnos a hacer la voluntad de Dios, entonces no deberiamos hacer esas peticiones, pues es muy clara la promesa, al decir que la condición que debe ser cumplida, para que Dios nos responda afirmativamente es que la oración tiene que ser hecha de acuerdo a su voluntad.
¿Sí la petición no es hecha de acuerdo a la voluntad de Dios que pasará? Además de lo ya mencionado, la escritura nos enseña:
Salmos 66:16 al 19 Venid, oíd todos los que teméis a Dios, Y contaré lo que ha hecho a mi alma. 17 A él clamé con mi boca, Y fue exaltado con mi lengua. 18 Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, El Señor no me habría escuchado. 19 Mas ciertamente me escuchó Dios; Atendió a la voz de mi súplica.
El salmista da testimonio de haber sido escuchado y de haber recibido respuesta de parte de Dios, pero tiene claridad de que si su petición no hubiese sido hecha de acuerdo a la voluntad de Dios, entonces no habría sido escuchado. También podemos encontrar que en cierta ocasión a través del profeta Isaías Dios reprende al pueblo, porque aunque siguen las instrucciones de Dios para buscar su ayuda, el gran problema que tienen es que no quieren hacer su voluntad, por esto Dios les dice:
Isaías 58:2 Que me buscan cada día, y quieren saber mis caminos, como gente que hubiese hecho justicia, y que no hubiese dejado la ley de su Dios; me piden justos juicios, y quieren acercarse a Dios.
Producto de no ser escuchados por Dios es que preguntan: ¿Qué es lo que tenemos que hacer para obtener la bendición de Dios, qué debemos hacer para que Dios nos haga justicia?
Isaías 58:3 ¿Por qué, dicen, ayunamos, y no hiciste caso; humillamos nuestras almas, y no te diste por entendido?
En este pasaje sólo se menciona que oraron, ayunaron, se humillaron y no obtuvieron respuesta de Dios, pero en otras épocas el pueblo con tal de obtener la “bendición de Dios para lograr sus propósitos” fue capaz de hacer cosas que podemos llamar abominables, una de ellas fue entregar sus hijos al fuego para a través de estos sacrificios obtener la bendición de algún dios.
En la actualidad pareciera que no hemos llegado a ese extremo, pero sí lo pensamos bien notaremos que muchos hijos son abandonados por sus padres, porque ellos están preocupados en hacer cada vez más y más dinero. Y estos hijos abandonados por sus padres son presa fácil del enemigo.
En el medio cristiano está sucediendo algo similar, todavía no ofrecen sus hijos a otros dioses de manera consciente por obtener la bendición, pero tengo la certeza de que a ese extremo llegara este falso cristianismo, por ahora lo que han hecho es negar el valor de la preciosa sangre de Jesús enseñando que hay que pagar, pactar o romper, para obtener respuesta a nuestras oraciones.
Es decir; el hombre con tal de obtener respuesta de Dios para hacer su propia voluntad, es capaz de hacer cualquier cosa. Y no entiende que esa es precisamente la razón por la cual no tenemos respuesta de parte de Dios, por el deseo de hacer nuestra voluntad. Por esto a través del profeta continúa diciéndoles:
Isaías 58:3 He aquí que en el día de vuestro ayuno buscáis vuestro propio gusto,…..
Dios quiere y tiene el poder para dar respuesta absolutamente todas nuestras necesidades, nuestros problemas, nuestros conflictos, pero la respuesta a todo esto está en vivir de acuerdo a su voluntad, y el hombre neciamente, es a eso a lo que precisamente se resiste.
Cuando un hombre menosprecia la voluntad de Dios, y a pesar de eso busca a Dios para obtener respuesta a sus oraciones, los que esto hacen pueden tener la certeza de que no serán oídos por Dios. En este caso en particular lo que ellos querían era lo siguiente:
Isaías 58:3 al 4 He aquí que en el día de vuestro ayuno buscáis vuestro propio gusto, y oprimís a todos vuestros trabajadores. 4He aquí que para contiendas y debates ayunáis y para herir con el puño inicuamente; no ayunéis como hoy, para que vuestra voz sea oída en lo alto
Creo que es uno de los pecados típicos más comunes en la actualidad, la ambición y la codicia que lleva a tratar de manera injusta a los demás para poder obtener más dinero.
Y están tan embrutecidos por su codicia que no se dan cuenta que pedir a Dios ayuda para esto, es ofensivo a Dios. Contrario a esto, el verdadero cristianismo es aquel en el cual el cristiano busca hacer la voluntad de Dios, y al hacer su voluntad todas sus verdaderas necesidades serán satisfechas.
Continua….