EL NUEVO PACTO – SEGURIDAD DE QUE DIOS CONTESTARA SIEMPRE NUESTRAS ORACIONES – PARTE 10-2

EL NUEVO PACTO

 

Viene….  Si no aceptas la voluntad de Dios como lo más precioso en tu vida, o si insistes en malas interpretaciones de la escritura para hacer válida tu voluntad, el resultado será que caerás presa de los estafadores de la fe, (en manos del diablo) quienes colocarán todo tipo de requisitos para que tu oración sea contestada.  Pero la verdad es que no tenemos que pagar absolutamente nada para que Dios nos conteste de acuerdo a su voluntad, no se requiere ningún tipo de sacrificio, más aún, el solo intento de querer pagar algo para que Dios conteste nuestras oraciones, es una ofensa de un tamaño inimaginable, pues está despreciando la muerte de Jesucristo en la cruz.

Romanos   8:32     El   que   no   escatimó   ni   a   su   propio   Hijo,   sino   que   lo   entregó   por   todos   nosotros,   ¿cómo   no   nos    dará   también   con   él   todas   las   cosas?  

Se imagina lo absurdo y ofensivo que puede ser tratar de pagar con algo, para recibir una una respuesta a una petición que está hecha de acuerdo a la voluntad de Dios, porque la muerte de Jesús no nos parece suficiente…  además si Cristo muere en la cruz para hacer posible nuestra salvación como va a necesitar que nosotros paguemos algo para responder algo que realmente nos beneficia.  Y si la petición no es de acuerdo a la voluntad de Dios al pagar algo para forzar a Dios para que conteste, en realidad es como si estuviéramos tratando de sobornar a Dios para que haga algo malo contra nosotros.   Este mismo engaño ha surgido no por causa de la virgen María sino por causa de aquellos que creen que ella puede responder lo que Jesús no responde.  Pero si el Señor Jesús no nos responde porque no es bueno para nuestra vida: ¿Cómo se les ocurre pensar que la virgen María podría contestar algo en contra de nosotros y en contra de la perfecta voluntad de Dios?  Es decir para los que no quieren hacer la voluntad de Dios esta promesa es espantosa, porque Dios asegura no darles aquello que no les conviene, aunque ellos lo deseen.  Pero sí estamos deseosos de hacer la voluntad de Dios y hacemos peticiones a Dios con la intención de vivir haciendo su voluntad, entonces podemos tener la absoluta certeza de que nuestra oración será contestada. Por eso asegura la escritura:

Filipenses   4:6   al   7   Por   nada   estéis   afanosos,   sino   sean   conocidas   vuestras   peticiones   delante   de   Dios   en   toda    oración   y   ruego,   con   acción   de   gracias.   7Y   la   paz   de   Dios,   que   sobrepasa   todo   entendimiento,   guardará   vuestros    corazones   y   vuestros   pensamientos   en   Cristo   Jesús. 

No importa en lo absoluto la gravedad del problema que podamos tener, si confiamos en Dios lo único que tenemos que hacer es orar a Dios por las solucion a este problema, Y después de orar como tenemos la absoluta seguridad de que Dios contestara de la mejor manera, podemos en ese mismo instante agradecer a Dios y experimentar esa paz que guarda nuestro corazón y nuestros pensamientos.  Eso quiere decir que si en nuestro poco entendimiento de la voluntad de Dios y de los mecanismos para lograrla, nosotros creemos que la mejor respuesta sería de cierta manera, podemos tener la  absoluta certeza de que sí Dios no contesta de esa manera, es porque hicimos una petición equivocada, y efectivamente lo mejor que nos puede pasar es que Dios escuche y responda esa oración de manera diferente a lo que nosotros pedimos.  Otra promesa que forma parte Y complementa esta promesa acerca de la oración dice:

Efesios   3.20–21   Y   a   Aquel   que   es   poderoso   para   hacer   todas   las   cosas   mucho   más   abundantemente   de   lo   que    pedimos   o   entendemos,   según   el   poder   que   actúa   en   nosotros,   21a   él   sea   gloria   en   la   iglesia   en   Cristo   Jesús   por    todas   las   edades,   por   los   siglos   de   los   siglos.   Amén.

Donde Dios asegura que la respuesta a lo que pedimos va a ser muchísimo mejor qué la mejor respuesta que nosotros podamos imaginar.  Eso quiere decir que cuando pedimos a Dios algo y él no nos lo da, esa respuesta negativa debe llenarnos de alegría porque estábamos pidiendo algo que iba a perjudicar nuestro crecimiento espiritual.  Si no nos alegramos por el NO de Dios, es porque pensamos que sabemos más que Dios, que Dios es un ser falto de sabiduría, que no sabe qué es lo mejor para nuestra vida, y que además es malo, porque no nos da lo que nosotros creemos que es lo mejor.  Es decir no aceptar las respuestas negativas de Dios de buena manera, muestra lo incrédulos y embrutecidos que estamos.  Es por eso que siempre debemos dar gracias a Dios inmediatamente después de hacer la petición, sin importar cual sea la respuesta, porque cualquiera que sea la respuesta siempre será la mejor.  Algunos en su gran ignorancia acerca de la grandeza de Dios se atreven a decir cosas como estas: Mi hijo se enfermó ore a Dios y el lo sano. Dios es bueno!  Pregunto: ¿Y si Dios no hubiese sanado a su hijo Dios es un corrompido?  No. Dios siempre es bueno, y toda sus respuestas son lo mejor para nuestra vida, por eso es que lo correcto ante las respuestas negativas o diferentes de parte de Dios, es que ellas nos enseñan que no estamos pidiendo bien, que nuestro concepto de lo que creemos que es bueno para nosotros está equivocado, y aún para este cambio en nuestra manera de pensar el Espíritu Santo nos ayuda, pues su palabra dice:

Romanos   8:26 : Y   asimismo   también   el   Espíritu   ayuda   en   nuestra   flaqueza;   porque   qué   hemos   de   pedir   como    conviene,   no   lo   sabemos;   mas   el   Espíritu   mismo   intercede   por   nosotros   con   gemidos   que   no   se   pueden    expresar.  

Ciertamente conocer estas promesas nos permitirán evaluar no sólo nuestro concepto del bien y del mal sino además que tan enfocados estamos respecto de la voluntad de Dios en nuestra vida.  Porque lo cierto es que cuando hacemos una petición que realmente nos conviene, por estar de acuerdo a la voluntad de Dios, por ser nuestra actitud correcta, y por pedir en el tiempo oportuno, Dios contestara afirmativamente nuestra petición tal y como la hicimos.  Pero si nuestra petición no nos conviene y no lo sabemos, si no está de acuerdo a la voluntad de Dios y no nos hemos dado cuenta, o sí tenemos una actitud que no agrada a Dios, y que no beneficiaría la respuesta afirmativa de parte de Dios, podemos tener la certeza de que Dios  contestara nuestra petición, pero no como nosotros la pedimos sino como él sabe que realmente lo necesitamos, y esta respuesta negativa o diferente de Dios, nos indicará con toda certeza que la petición, la forma, o el tiempo no era el correcto.   Y entonces teniendo certeza de nuestra equivocación, tendremos la oportunidad de corregir, de aprender y de hacer la petición correcta para obtener una respuesta afirmativa.  Este corregir nuestras peticiones a Dios, es lo que en realidad nos hará crecer espiritualmente porque implica un cambio de valores, objetivos, métodos, y sobre todo de carácter para ser cada vez más semejantes a nuestro Señor Jesucristo.  Por supuesto para aprender estas lecciones es necesario confiar en Dios, porque sólo la confianza en el guardará nuestro corazón y nuestros pensamientos, pero si no confiamos en Dios, en medio de la angustia y el temor lo más seguro es que no entenderemos verdaderamente lo que Dios nos quiere enseñar.   ¿QUÉ DEBEMOS PEDIR?   Cuando hacemos peticiones de acuerdo a la voluntad de Dios, sabiendo que son la voluntad de Dios porque están claramente enseñadas en su palabra, podemos tener la absoluta certeza de que Dios contestara. Por ejemplo:   Conocimiento para hacer la voluntad de Dios

Santiago   1:5-­‐7   Y   si   alguno   de   vosotros   tiene   falta   de   sabiduría,   pídala   a   Dios,   el   cual   da   a   todos    abundantemente   y   sin   reproche,   y   le   será   dada.   6Pero   pida   con   fe,   no   dudando   nada;   porque   el   que   duda   es    semejante   a   la   onda   del   mar,   que   es   arrastrada   por   el   viento   y   echada   de   una   parte   a   otra.   7No   piense,   pues,    quien   tal   haga,   que   recibirá   cosa   alguna   del   Señor.  

¿Será la voluntad de Dios que obtengamos sabiduría para poder hacer su voluntad?  Por supuesto que sí, por esta razón al orar pidiendo sabiduría debemos tener la absoluta certeza de que Dios escucha esa oración, y por lo tanto de acuerdo a lo prometido Dios contestara la petición de forma afirmativa.  Y precisamente por la certeza que debemos tener de que la oración va a ser contestada por Dios, es que la incredulidad puede ser un estorbo para que Dios conteste.  Como esta petición hay muchas que tienen relación con poder hacer la voluntad de Dios, y podemos decir que esas peticiones son las que con más deseos debemos hacer a Dios, teniendo la certeza de que Dios hará lo necesario para ayudarnos a vivir de acuerdo a su voluntad.   Si le pedimos a Dios que nos permita conocer y desarrollar los dones espirituales, o le pedimos a Dios que nos ayude a dejar cualquier tipo de pecado, si le pedimos a Dios que nos de sabiduría y denuedo para enseñar su palabra, o para ejercer autoridad de la manera correcta, o para administrar bien el tiempo, o los recursos, O para tener un matrimonio que glorifique a Dios, etc.  Podemos tener la certeza de que son cosas dentro de la voluntad de Dios y por lo tanto tendremos la respuesta que necesitamos.

Oraciones por protección para poder hacer la voluntad de Dios.   Sabemos por la escritura que el mundo entero está bajo el maligno, sabemos que el poder lo ejerce a través de la forma de pensar del mundo, y por eso debemos orar para que Dios nos proteja de tomar como ciertas estas mentiras de Satanás, y de esta manera desviarnos en nuestro caminar con Dios.   Ya hemos visto promesas espectaculares que nos aseguran que podremos hacer la voluntad de Dios, qué podemos ser cristianos de testimonio, que podemos ser buenos padres, buenos empleados, buenos esposos, buenas esposas… Y por lo tanto debemos tener la certeza de que si oramos a Dios, que nos proteja de las mentiras del diablo que no nos dejan hacer la voluntad de Dios y nos pegamos a su palabra, podemos tener la seguridad de que Dios contestara afirmativamente.  También dice la escritura:

1   Pedro   5:8   al   9   Sed   sobrios,   y   velad;   porque   vuestro   adversario   el   diablo,   como   león   rugiente,   anda   alrededor    buscando   a   quien   devorar;   9al   cual   resistid   firmes   en   la   fe,   sabiendo   que   los   mismos   padecimientos   se   van    cumpliendo   en   vuestros   hermanos   en   todo   el   mundo

Sabemos también que frente a ciertas situaciones, a veces por nuestra inmadurez y falta de conocimiento, otras veces por los llamados dardos de fuego del maligno, somos tentados a desobedecer a Dios, entonces debemos orar para resistir confiando en Dios y su palabra, sabiendo también que esa oración será contestada afirmativamente.  Podemos resumir que todas las oraciones que hagamos para que Dios cambie nuestro carácter haciéndonos cada vez más semejantes a su hijo Jesucristo, son oraciones que con toda certeza Dios contestara afirmativamente….  Pero cuando se trata de no cambiar nuestra manera de pensar, sentir, o decidir, sino de cambiar las situaciones a nuestro alrededor, allí debemos aplicar la promesa que ya mencioné que dice:

Romanos   8:26       Y   de   igual   manera   el   Espíritu   nos   ayuda   en   nuestra   debilidad;   pues   qué   hemos   de   pedir   como    conviene,   no   lo   sabemos,   pero   el   Espíritu   mismo   intercede   por   nosotros   con   gemidos   indecibles.

Porque:   ¿Cómo saber si ese negocio por el cual pides poder realizarlo realmente funcionara? De hecho todos los que fracasan en sus negocios pensaron que les iba a ir bien y se equivocaron.  ¿Cómo saber si con quien te quieres casar hará tu vida feliz? Pues todos los que son infelices en sus matrimonios se casaron pensando en mejorar sus vidas, pero se equivocaron.  Y así podía seguir mencionando muchísimas peticiones que creemos que son buenas, por qué a algunos les ha funcionado, sin embargo esas mismas situaciones a otros les han dado pésimos resultados, lo cual nos asegura que no podemos tener seguridad, de que realmente es lo que nos conviene.

A este problema debemos añadirle, la terrible terquedad y la soberbia del hombre, que a pesar de ver a otros fracasar, de todos modos insiste en tener o lograr los mismos objetivos, pensando que a él si le va a ir bien, que él si sabrá manejar esos asuntos para obtener bendición, por lo tanto sus peticiones si son las correctas…   Pero frente a todos estos argumentos lo que Dios desea es que podamos descansar en El, sin importar si contesta afirmativa o negativamente a nuestra petición, teniendo la certeza de que Dios hará realmente lo mejor, lo que más conviene al plan que él tiene para nuestra vida.   Y esto, como ya vimos, es en realidad la promesa que dice que todas las cosas que suceden a nuestro alrededor ayudan a bien a los que aman, es decir a los que quieren vivir en su voluntad para ser trasnformados a la estatura de su hijo Jesús.  Estoy convencido que cuando Dios toma una decisión para contestar alguna de nuestras peticiones lo hace mirando el pasado, el futuro, el corazón de la persona, el corazón de las otras personas, es decir Dios mira por decir algo 3.000 cosas para tomar una decisión, mientras que el hombre que pretende saber qué es lo mejor, sólo logra mirar 3 asuntos, que además los mira mal, y con valores que no son adecuados, por lo cual es absurdo que el hombre pretenda saber mejor que Dios, qué es lo que le conviene.   Por otro lado la escritura nos enseña que cuando clasificamos en malos o buenos los eventos que nos suceden, es porque estamos desviados de la voluntad de Dios, y sobre todo porque no tenemos puesta toda nuestra esperanza en la eternidad.   Y con todo esto la pregunta es: ¿Quién sabe más qué es lo que realmente necesitamos, Dios o nosotros?   Pues como no hay duda que Dios sabe más, por eso Dios por un lado nos pide que seamos obedientes a su voluntad, y por otro se sostiene en su promesa de que sólo contestara aquellas peticiones que estén de acuerdo su voluntad.   Esa promesa contrario a lo que muchos puedan pensar, lejos de ser un obstáculo para nuestra vida, es en realidad una increíble promesa de protección.   Todo aquel que verdaderamente confía en Dios estará feliz con esa promesa. Quien no confía en Dios no estará feliz, ni con esta promesa ni con nada. El pasaje continúa diciendo:

Romanos   8:27     Mas   el   que   escudriña   los   corazones   sabe   cuál   es   la   intención   del   Espíritu,   porque   conforme   a   la    voluntad   de   Dios   intercede   por   los   santos.  

Desde el verso anterior viene diciendo que el Espíritu Santo intercede por nosotros haciendo las peticiones correctas. Algo así como que usted le pide a Dios un carro y el Espíritu Santo le dice a Dios Padre; no Señor, por ahora sólo una bicicleta.  ¿Si está entendiendo bien? Aquí lo que está diciendo es; Que para que usted no vaya a recibir cualquier cosa que no le convenga, el mismo Señor Jesús va a estar orando por usted.

Romanos   8:34     Cristo   es   el   que   murió;   más   aun,   el   que   también   resucitó,   el   que   además   está   a   la   diestra   de    Dios,   el   que   también   intercede   por   nosotros.        

Por lo tanto podemos tener la certeza de que las respuestas de Dios nos proporcionan las cosas realmente necesarias para hacer su voluntad, y hacer la voluntad de Dios es lo que llenara nuestra vida de bendiciones en el presente y de tesoros en la eternidad.  Con todo esto podemos concluir que la oración es una herramienta dada por Dios, que al igual que las promesas del Nuevo Pacto, sólo sirve para hacer la voluntad de Dios.  Eso quiere decir que, él que no quiera hacer la voluntad de Dios no verá de ningún valor en esta promesa, de hecho el que no quiere hacer la voluntad de Dios, ni siquiera debe acercarse a Dios.   Los que creen que quieren hacer la voluntad de Dios  El problema es que hay muchos que piensan que quieren hacer la voluntad de Dios, pero tienen un concepto completamente equivocado de lo que realmente es su voluntad, estos primero deben corregir a la luz de la escritura la idea que ellos tienen acerca de la voluntad de Dios, y ya teniendo claro el concepto, deben preguntarse si todavía desean hacer la voluntad de Dios.  Pero sí no corrigen su idea acerca de lo que realmente es la voluntad de Dios, aunque pidan a Dios con mucha fe, Dios no contestara la mayoría de sus oraciones y el resultado será que desarrollarán incredulidad respecto de esta promesa, por causa de las escasas respuestas de parte de Dios.   Por eso para apreciar el valor y la eficacia de lo prometido por Dios, es indispensable primero poder entender verdaderamente cuál es la voluntad de Dios y cuál es la importancia de vivir haciéndola.

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