QUIERES HACER TU VOLUNTAD – PARTE 2
Leímos en el estudio anterior que la escritura dice que hay una actitud básica que define por completo la vida de todo hombre sobre la tierra. Esta actitud está descrita en la escritura de varias maneras, una de ellas dice: Quieres hacer tu voluntad?
Tito 1.15 Todas las cosas son puras para los puros, mas para los corrompidos e incrédulos nada les es puro; pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas.
Por un lado están los puros, y en el otro lado los corrompidos e incrédulos. Sin embargo surge otra pregunta que es: ¿Dónde están o de donde salen los puros?,
Esta pregunta puede ser extraña para algunos que piensan que en el mundo todavía hay gente buena. Es mas hay quienes usan un slogan que dice: “Los buenos somos muchos más que los malos, hagamos algo”.
Sin embargo contrario al pensamiento de los hombres el Señor Jesús al joven que conocemos como el joven rico le dijo:
Lucas 18.19 Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo Dios.
Y con estas palabras no sólo está diciendo Jesús que no hay ninguno bueno sobre la tierra, sino que confrontar al joven al preguntarle si realmente el de llama “maestro bueno” porque le reconoce como Dios verdadero o simplemente porque cree que es un buen hombre.
Esta misma enseñanza de que no hay ni uno solo bueno también la repite Jesús cuando enseña acerca de la oración, pues dice:
Mateo 7.11 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?
Pero la escritura no solamente dice que los hombres no somos buenos, pues también en la carta a los romanos repitiendo lo que dice el salmo 53, dice:
Romanos 3.10–18 Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; 11 No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios. 12 Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. 13 Sepulcro abierto es su garganta; Con su lengua engañan. Veneno de áspides hay debajo de sus labios; 14 Su boca está llena de maldición y de amargura. 15 Sus pies se apresuran para derramar sangre; 16 Quebranto y desventura hay en sus caminos; 17 Y no conocieron camino de paz. 18 No hay temor de Dios delante de sus ojos.
Esta corrupción de la cual a veces no somos conscientes, tiene como raíz un elemento básico que es el menos precio, la desconfianza, hacia el carácter de Dios y aún hacia su existencia.