LA VOLUNTAD DE DIOS – PARTE 1 RENUNCIANDO A TODO
I. INTRODUCCIÓN
Cualquier persona, en cualquier parte del mundo, sin importar su condición, si de corazón busca a Dios, aun sin tener ni idea quién es Dios, puede tener la certeza de que Dios hará que se encuentre con él.
Si no fuera así, sería injusto que alguien por nacer en un extraño lugar, o con creencias o religiones extrañas, estuviera imposibilitado para encontrarse con Dios trayendo como consecuencia perderse eternamente. Por esto, para que no pase esto, Dios ha asegurado que aquel que lo busque de todo corazón lo va a encontrar. Su palabra dice:
Jeremías 29:13 y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón.
Dios por la incredulidad e infidelidad del pueblo de Israel, profetizó que serían esparcidos por todas las naciones de la tierra durante mucho tiempo, pero que sí luego al reconocer sus necesidad de Dios lo buscaban, con toda seguridad lo encontrarían. Y como dice el texto la única condición es que lo busquen de todo corazón.
Y aunque esto fue dicho al pueblo de Israel podemos tener la certeza que también se aplica a cualquier persona en la tierra, (Dios no hace acepción de personas) inclusive a aquellos “cristianos” que se han apartado, pero que luego de mucho tiempo reconocen su necesidad de Dios…. Pero; sí lo buscan de todo corazón.
Es posible que nos encontremos con algunas personas que digan haber estado buscando a Dios, y no lo hayan encontrado. La expresión que muchos de ellos usan es “yo ya pasé por el cristianismo” o “yo asistía a una iglesia”. Sin embargo sabiendo que Dios es fiel tengo la certeza de qué no buscaron a Dios de todo corazón. Tal vez sí con todas las ganas, pero no de todo corazón.
Por esto es importante entender: ¿Cuál es la diferencia entre buscar a Dios con todas las ganas, a buscarlo de todo corazón? Hay una diferencia fundamental entre lo uno y lo otro. Ambos pueden estarlo buscando de forma genuina, sin dobles, sin hipocresía… Pero unos lo hacen porque quieren que Dios haga las cosas como ellos las desean. Estos son los que no se encuentran con Dios o tienen problemas para reconocerlo. Y los otros, los que lo buscan de todo corazón son los que lo hacen para hacer la voluntad de Dios.
Sin embargo ambos pueden estar perteneciendo y asistiendo a alguna iglesia cristiana. Y ojo con esto; no importa mucho si es de buena o de mala doctrina, el que lo busca de todo corazón realmente se encontrará con Dios, mientras que el que lo busca para que haga lo que él desea seguirá viviendo su vida sin Dios, o convirtiéndose en un falso cristiano cayendo víctima de alguna de esas iglesias que enseñan acerca de un Dios que no es real, y que según ellos cumple con todos los deseos del corazón de los hombres.
Pero también ocurre gracias a la misericordia de Dios, que a pesar de comenzar a buscar a Dios con una motivación equivocada, la de hacer nuestra voluntad. Dios en su misericordia comienza a hablarnos para que vayamos entendiendo cuál es la verdadera razón… Y al cambiar la motivación entonces comenzamos a conocer verdaderamente a Dios.
A veces he visto que algunos cristianos usando el siguiente texto:
Oseas 11:4 Con cuerdas humanas los atraje, con cuerdas de amor; y fui para ellos como los que alzan el yugo de sobre su cerviz, y puse delante de ellos la comida.
Enseñan que Dios aunque lo busquemos con una motivación equivocada comienza a darnos las respuestas que deseamos, y qué producto de esas respuestas, de esa misericordia de Dios los hombres se acercan a Dios.
Sin embargo al leer en el contexto de dónde está este pasaje, podemos ver que a pesar de haber sido tratados de esa manera el pueblo no quiso acercarse a Dios. Lo cual quiere decir que no siempre funciona, pues hay personas que a pesar de qué Dios le responda sus peticiones, en lugar de entender cuál es la verdadera razón para buscar a Dios, insisten durante toda la vida en que Dios siga haciendo las cosas a su manera, y esto hará que se pierdan eternamente.
Además de esto, si fuera solo por el buen trato que la gente se acercan a Dios, entonces tendríamos que culpar a Dios por no tratar a todos de la misma manera, razón por la cual no se acercan a El.
Es más de acuerdo a la escritura no es por la buena vida o la mala vida que los hombres se acercan a Dios, pues tanto los unos como los otros pueden nunca acercarse a Dios. Sin embargo si enseña la escritura que los que han tenido buena vida les cuesta más trabajo acercarse a Dios, y por eso es que dice que es muy difícil que un hombre rico se acerque a Dios, mientras que al pobre se le facilita más.
Pero lo que sí es cierto es que cuando cualquiera comienza a acercarse a Dios, así lo haga con una motivación equivocada, tendrá la oportunidad de recibir la palabra de Dios, la cual puede ayudarle a cambiar la motivación por la cual busca a Dios, y al tener la motivación correcta conocerá verdaderamente a Dios.
El respaldo bíblico de esto que acabo de decir está en el siguiente pasaje, donde el Señor Jesús a aquellos que lo estaban buscando con una motivación equivocada les dijo:
Juan 8:31-32 Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; 32y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
Por el contexto sabemos que la motivación por la cual se acercaron a Jesús era equivocada. Más adelante Jesús le dice que son hijos del diablo porque los deseos del diablo quieren hacer.
Sin embargo como se acercaron a Jesús tenían la oportunidad de recibir la palabra de Dios, y podían tomar la decisión de permanecer, de obedecer esta palabra, lo cual los llevaría a dejar de ser hijos del diablo para convertirse en verdaderos hijos de Dios, en verdaderos discípulos del Señor.
Si los hijos del diablo al recibir la palabra de Dios tienen la oportunidad de convertirse en hijos de Dios, creo que no hay la menor duda de la importancia de compartir una sana doctrina.
Cuando esto no ocurre en una iglesia, estos hijos del diablo, llamemoslos incrédulos para que no se oiga tan feo, reciben una mala doctrina, una doctrina mundana, la aceptan, y de esta manera continúan en la iglesia pero siguen siendo falsos discípulos del Señor.
Es por eso que Jesús usa la expresión “verdaderos discípulos” para que entendamos que hay una enorme diferencia entre los falsos discípulos, que se consideran auténticos cristianos pero no lo son, y los verdaderos discípulos. Y la diferencia entre los unos y los otros está en que unos desean hacer la voluntad de Dios, mientras que otros desean que Dios haga la voluntad de ellos.
Éste es un requisito que no se pueden pasar por alto… Si no renunciamos a hacer nuestra voluntad para poder hacer la voluntad de Dios entonces no seremos auténticos creyentes… Y mucho cuidado con esto, porque no convertirse en un verdadero discípulo es en realidad no obtener la salvación eterna.
La pregunta que puede surgir de esta condición es: ¿Por qué tenemos que renunciar prácticamente a lo que somos para poder encontrarnos verdaderamente con Dios? ¿Acaso es que todo lo que está en nosotros está tan mal, que nada sirve?
Pues la condición da entender que sí, que nuestros planes y nuestras motivaciones son tan equivocados que no nos permiten convertirnos en verdaderos discípulos.
Pero esto es tan duro de entender y de aceptar por los hombres, que muchos queriendo pasar por alto esta condición han hecho un cristianismo en el cual han unido los deseos de Dios con los suyos, ignorando que esta es la razón por la cual hay tanto falso cristiano y tanta falsa Iglesia, que en lugar de ayudar está alejando a la gente del Dios verdadero.
Ante un tema tan delicado, me refiero a lo alto de la exigencia, creo que lo primero que debemos hacer es revisar y asegurarnos si: ¿Es verdaderamente esa es la exigencia?
Porque podría suceder que esa sea la exigencia para los que quieren ser pastores, algo así como los doce discípulos en los que sí podemos ver que renunciaron a todo y terminaron viviendo en función de la voluntad de Dios, hasta que eso los llevó a la muerte. O tal vez sea la exigencia para los sacerdotes con su voto de pobreza y castidad, pero no para un cristiano normal o promedio.
¿Cuál es la verdad en este asunto? Pues bien, en la escritura podemos leer acerca de la exigencia y a quien se la hizo. Dice así:
Lucas 14:25-26, 33 Grandes multitudes iban con él; y volviéndose, les dijo: 26Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo.
Grandes multitudes significa que allí había de todo. Curiosos, chismosos, ocupados y desocupados, buenas y malas personas, pobres y ricos, personas con un verdadero anhelo espiritual, otras con un montón de peticiones para Dios, personas religiosas y no religiosas, viejos, jóvenes, niños, de todo…
Además creo que muchas de estas personas estaban allí por causa de los milagros hechos por Jesús… Y por esto no creo equivocado decir que la multitud representa a aquella persona que un día se acerca a una iglesia, a ver de qué se trata de eso del cristianismo y de la fe en Dios…
Y a estas personas que posiblemente se acercan por primera vez la exigencia de Jesús fue: (según el pasaje) Si quieres ser un discípulo del Señor tienes que estar dispuesto, si es necesario a dejar la familia y aún a poner tu vida en peligro.
Y esto no hay duda no es un mensaje que nos parezca para nada atractivo, sino más bien todo lo contrario de lo que la gente hoy quiere oír.
Además después de estas palabras en las cuales el Señor Jesús está mostrando el precio a pagar para poderlo seguir, da un par de ejemplos, de alguien que quería construir una torre y otro que iba a la batalla, mostrando la importancia de calcular bien el precio antes de comenzar, no sea que si no acaba la torre se convierta en el hazmerreír de los demás o que si pierde la batalla pierda la vida.
Y entonces tenemos que no sólo les ha dicho cual es el precio que deben pagar, sino que además los exhorta a que lo piensen bien antes de comprometerse para no quedar como fracasados, y concluye diciéndoles:
Lucas 14:33 Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.
Si creemos en Dios, si creemos en la perfección de todas las cosas que hizo Jesús, entonces tenemos que aceptar sin ninguna duda que la condición para seguir al Señor es; la disposición a dejar absolutamente todo, y que esta exigencia es para todos.
¿Pero fue la única vez en la cual Jesús habló con claridad de esta exigencia? No. Por supuesto que no. Esta verdad es una verdad que se repite y se explica en la escritura de diferentes maneras.
Por ejemplo, cuando Jesús anunció su muerte, el apóstol Pedro quien ya era uno de los discípulos del Señor trato de detenerlo.
Mateo 16:22 Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca.
Era como si Pedro estuviese diciendo; “Está bien servir al Señor y hacer la voluntad de Dios pero sin exagerar, no es necesario llegar a la muerte”. En otras palabras lo que el apóstol Pedro está diciendo es que es bueno colocarle un límite a nuestra entrega al Señor. Pero: ¿Es eso lo que el Señor Jesús enseñó?
¿Qué piensan ustedes de eso? ¿Creen que realmente debe haber un límite en nuestra entrega Dios, es decir le obedecemos hasta que toque ciertos asuntos, y allí conservamos la amistad con el Señor pero hacemos uso del derecho de reservarnos algo? Como quien dice: ¿Está bien colocarle un límite a nuestra fe, entrega y obediencia a Dios?
Es importante tener esto claro, porque ciertamente hay muchos que han colocado límites a su cristianismo… Límites en lo económico, límites en lo emocional, límites respecto de la relaciones… Límites respecto del compromiso a la obra, etc. Y entonces la pregunta es: ¿Al colocar límites estaremos haciendo lo correcto o nos estamos perdiendo la bendición de Dios?
¿Cuál fue la respuesta del Señor Jesús ante la petición “bienintencionada” del apóstol Pedro de colocar algunos límites a la exigencia hecha por Dios? Creo que todos ya la conocemos…
Mateo 16:23 Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo,…
Qué duras debieron ser estas palabras para el apóstol Pedro, quien seguramente lo dijo pensando que era lo mejor para Jesús y para todos. Algunos han llegado a pensar que con esto quería ganar puntos con el Señor, ya que estaba pensando en él, en su bienestar… Pero que descalabro tan grande cuando Jesús le dice que esas palabras en realidad proceden del mismo Satanás.
Y esto tiene toda la lógica del mundo, porque si la única condición para conocer verdaderamente al Señor es entregarlo todo, es decir; estar dispuesto a hacer lo que el Señor diga. Es obvio que Satanás busque a toda costa evitar esta entrega, y por eso enseña a los hombres a poner límites a su relación con Dios. Satanás es el que dice: !!!Cuidado con entregarlo todo!!!
Y para hacer clara la lección, después de explicar cuál era el problema básico a través del cual el diablo había engañado a Pedro, le dice:
Mateo 16:23… me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.
La pregunta es: ¿Tenemos suficiente conocimiento para distinguir con claridad, cuando estamos colocando la mira en las cosas de Dios y cuando en las cosas de los hombres?
El Señor Jesús para que no quedara duda de la enseñanza, después de semejante regaño continúa diciendo:
Mateo 16:24 al 25 Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. 25Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará.
El que quiera salvar su vida es el mismo que pone la mira en las cosas de los hombres, es el mismo que perderá su vida, es el mismo que no conocerá verdaderamente al Señor…. O sea que vivirá un falso cristianismo.
El que pierde su vida, es el que tiene la mira en las cosas de Dios, es el que renunciando a hacer su voluntad conocerá al Señor, y hallara una vida completamente nueva en él, y vivirá el auténtico cristianismo.
En otra ocasión el Señor Jesús de manera diferente dijo lo mismo, que la exigencia es todo:
Juan 12:24 al 25 De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto. 25El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará.
Cuando pensamos en que significa amar la vida, creemos que él que ama su vida, es aquel que cree que su vida es tan buena que no hay razón para cambiarla, tal vez tenga algunos asuntos que arreglar, algunos pecadillos que corregir, pero su vida en términos generales es tan buena que no ve una razón para renunciar a ella.
Sin embargo ya vimos que una buena o una mala vida no es la razón para buscar a Dios, pues la verdadera razón tiene que ver con la fe.
Es decir sin importar la clase de vida que tenga una persona, el que ama su vida es aquel que no cree que Dios tenga algo mejor para darle, y por eso retienen su vida.
De la misma manera, los que aborrecen su vida, no son precisamente los que están aburridos con su vida, sino los que tienen fe en que Dios tiene algo mejor para ofrecerles.
Ojo con esto. No es cuestión de si su vida es maravillosa o es una porquería. Muchos tienen una vida espantosa y no renuncian a ella. Se aferran con todo y pueden llegar al suicidio, pero no le entregan su vida Dios. ¿Por qué? Porque no confían que Dios tenga algo mejor para ellos.
Es decir; hay gente que cree que tiene muchísimo y se perderá y hay gente que cree que no tiene nada y también se perderá. ¿Por qué? Porque no confían que Dios tenga algo mejor para ellos. Por eso sin importar cómo sea sus vidas no las entregarán, o harán una entrega a medias.
Esto quiere decir, que cuando tenemos una fe autentica en Dios, dejar de hacer nuestra voluntad no es una alta exigencia, si no un muy bajo precio para salvarse y poder vivir una vida mejor.
Y entonces la pregunta es: ¿Crees que a través de tu confianza y obediencia a Dios él te dará una vida mejor que la que tienes? O ¿Sigues pensando que la vida a tu manera y con tus planes será mejor que la que Dios te ofrece?
Si nos parece costoso dejar de hacer nuestra voluntad, es porque no confiamos en la bondad, la sabiduría y el poder de Dios.
¿Qué entendieron los discípulos respecto de la exigencia del llamado?
Mateo 19:27 Entonces respondiendo Pedro, le dijo: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos?
Por supuesto que hay una diferencia entre creer que hemos entregado todo y haber entregado todo. Pero eso es un asunto que a través del tiempo Dios nos ira mostrando, qué además debemos aprender a hacer con su poder, para que no nos pase lo que luego pasó al apóstol Pedro, quien dijo que estaba dispuesto a morir por el Señor, pero luego salió corriendo.
Pero ese es otro tema, por ahora creo que es muy claro que los discípulos entendieron que debían dejarlo todo. ¿Qué entendió el apóstol Pablo, quien llegó de último a este grupo?
Gálatas 2:20 Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Bueno. Definitivamente no hay duda de que esa es la exigencia y no se puede rebajar. Además de que no hay duda que es algo que la gente debe entender desde el principio de su vida cristiana.
Es por esta razón que a veces he dicho; si usted vino a buscar a Dios para que Dios lo haga rico, o para que lo sane mejor devuélvase.
Y por favor no estoy diciendo que Dios no lo quiera o no lo pueda hacer, claro que el puede arreglar las cosas mucho más allá de lo que nosotros pedimos o entendemos.
Pero la razón por la cual habló así de claro, que es porque entiendo, que si Dios lo hace rico o lo sana, eso en realidad no está arreglando gran cosa, más aún, a veces la vida de estas personas puede empeorar, porque viéndose sin problemas vuelven y se olvidan de Dios, perdiéndose la oportunidad de salvarse.
Además el que Dios responda a esas necesidades urgentes, no cambia el requisito para seguir al Señor, que es dejar de hacer nuestra voluntad para poder hacer la de él.
Muchos dicen que hacen ambas. Y eso claro que puede ser cierto, pero no al mismo tiempo. Lo cual quiere decir que a ratos hacen la voluntad de Dios y a ratos la de ellos. ¿Pero acaso no fue eso lo Pedro intentó que hiciera Jesús? ¿Recuerdan la respuesta de Jesús? ¿Recuerdan de dónde se origina la motivación de a ratos hacer, y a ratos no hacer?
¿Cuántos recuerdan cuales la otra palabra que se usa para describir a los que esto hacen? “Tibios”.
Apocalipsis 3:15 al 16 Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! 16Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.
Al ver lo grave que es este asunto de no renunciar a hacer nuestra voluntad, creo que otra pregunta que deberíamos hacernos es: ¿Vale la pena hacer nuestra voluntad?
Es decir es para usted hacer su voluntad algo tan delicioso, tan sublime y espectacular, además le trae tantos beneficios que usted no tiene problemas si Dios lo vomita. (Yo estoy convencido que la gente no piensa en estos asuntos y si lo piensa no los cree)
Ojalá todos pudiéramos tener claridad en la importancia de este asunto. Pero a veces no la tenemos, porque el mensaje que hemos escuchado no es el mensaje que vemos que Juan el bautista, que Jesús, que el apóstol Pablo predicaron. El mensaje que recibe la gente hoy en día es un mensaje completamente diferente.
Soy cristiano desde hace 45 años y sirvo de tiempo completo al Señor desde hace 43, y a lo largo de este tiempo he podido ver cómo el mensaje del evangelio ha ido cambiando.
Por supuesto cuando recibí el evangelio ya había comenzado su transformación. Por ejemplo se me enseñó que quien hacía una oración de corazón invitando a Cristo su salvación estaba asegurada, sin embargo esa no es toda la verdad, la prueba de ello es que muchos han hecho oraciones y sus vidas no han cambiado porque no se han convertido genuinamente.
Luego he podido ver cómo se metieron doctrinas que justificaban el pecado, la enseñanza del hombre carnal que permite a los falsos cristianos creer que son cristianos cuando en realidad no lo son, a ése le añadieron que los cristianos podían estar oprimidos por Satanás y luego se inventaron las maldiciones generacionales.
Estas falsas enseñanzas permiten que los que no se han encontrado verdaderamente con el Señor, y por esto siguen practicando el pecado, piensen que sí lo han hecho, lo cual perpetua su condenación.
Estas doctrinas equivocadas tienen su origen en los pecados que la iglesia comienza a cometer. Lo que quiero decir con esto es, que primero aparecen los pecados y luego las doctrinas que justifican estos pecados, y es tal la corrupción del evangelio que ha logrado no sólo que los pecados no sean vistos como pecados, sino que sean vistos como buenas cualidades.
Aparece el abuso de liderazgo y entonces aparecen doctrinas enseñando la honra al líder y la obediencia absoluta al liderazgo.
Aparece la inmoralidad sexual entre los cristianos y entonces aparece una doctrina de divorcio y nuevo matrimonio que justifica adulterios y nuevos matrimonios con la bendición de Dios.
Aparece la codicia entre los líderes cristianos y entonces apareció la doctrina que enseña que Dios desea que todos los cristianos sean ricos sanos y prósperos.
Aparece el orgullo y aparece un énfasis desmedido de querer calificar a algunos de súper apóstoles y súper profetas, que además pretenden gobernar sobre los demás.
Y entonces el evangelio de ahora en muchas partes es: hágase rico, cumpla sus sueños, sea sano, etc. Y sí o no le está funcionando bien el evangelio entonces tiene que aprender hacer guerra espiritual, tiene que aprender también a declarar positivamente y por supuesto a protegerse contra toda declaración negativa, y por último tiene que sembrar o pactar, es decir pagar para que el evangelio del pecado, de la codicia y del amor al mundo le funcione.
Pregúntese con honestidad: ¿Es ése el mensaje que leemos en la escritura, en los evangelios o en las cartas doctrinales?
No. No es ni siquiera parecido. En realidad es completamente opuesto. Si revisamos la siguiente advertencia de Jesús:
Mateo 10:28 No temáis a los que matan el cuerpo pero el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.
Si para nosotros los cristianos fueran ciertas todas esas promesas de protección y prosperidad que había bajo la ley para el pueblo judío, el Señor Jesús no estaría diciendo que no deberíamos temer aunque nos matarán.
Lo que debería decir es que no deberíamos tener temor porque sus promesas vigentes nos darían protección e impediría que fuésemos muertos. Pero no es lo que dice.
Ahora: ¿Cuál de todas estas doctrinas será la más equivocada de todas? Yo creo que aquella que dice; “El Señor cumplirá tus sueños”
Piense bien en este asunto: El Señor Jesús dijo que debíamos renunciar a absolutamente todo si queríamos seguirlo, y ahora están enseñando que: “Dios dice que va a cumplir tus sueños”
Yo le pregunto: ¿Va usted a creer lo que lee en la escritura o lo que le están diciendo? Y peor aún: ¿Va a creer lo que otros le están diciendo aunque vaya en contra de lo que dice la escritura?
Lo peligroso de este falso mensaje es, que tratan de mostrar que es tan grande el amor de Dios, que él va a cumplir tus sueños. Seguramente a las personas eso será música a sus oídos, pero ese no es un mensaje de Dios. Y quien diga que ese es un mensaje de Dios esa persona no conoce al Señor. Esta pérdida.
Pero lo más grave no es que estas personas estén perdidas, porque para eso hay remedio que es creer en el Señor Jesús y en su mensaje. Lo grave es que estas personas al pensar que este evangelio mundano es el evangelio de Dios, piensan que están bien, y eso es mucho más grave que estar perdido.
Teniendo claro que Dios desea que NO hagamos nuestra voluntad, sería bueno que nos preguntáramos; ¿por qué? Y aunque la principal respuesta es que si hacemos nuestra voluntad no perdemos de hacer la de Dios, pasando de este asunto quiero que pensemos: ¿Porque Dios no desea que hagamos nuestra voluntad? O ¿Qué hay de malo en hacer nuestra voluntad que Dios no desea que la hagamos?
Pero para entender este asunto es necesario primero entender, cuál es verdaderamente la diferencia entre hacer nuestra voluntad y hacer la voluntad de Dios.
De una manera muy sencilla lo voy a explicar por qué estoy seguro que muchos que creen que lo tienen claro están confundidos en este asunto. La historia comienza en el paraíso:
Génesis 1:27 al 28 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. 28Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.
Dios coloca al hombre sobre la tierra con un propósito. Llenar la tierra y gobernar sobre ella. Pero Dios también le da ciertas instrucciones para cumplir con ese propósito por ejemplo:
Génesis 2:16-17 Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; 17mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.
Dios le dice al hombre que puede alimentarse de todo árbol del huerto. Y al decir de esto le está dando la opción de escoger de cuál de los árboles puede comer.
Pregunto: ¿Cuándo Adán escogía comer de un árbol y luego de otro y de otro, estaba haciendo la voluntad de Dios? Por supuesto que sí, porque eso le dijo Dios que podía hacerlo, y al hacerlo estaba sin lugar a dudas haciendo la voluntad de Dios.
¿Cuándo esta acción de Adán dejaba de ser la voluntad de Dios para convertirse en su propia voluntad?
Muy sencillo: Cuándo deja de confiar en Dios, cuándo se olvida del propósito para el cual fue creado, y cuando no sigue las instrucciones dadas para cumplir ese propósito.
Imagínese que usted es contratado por alguien, para cumplir con cierto propósito, siguiendo ciertas instrucciones, y usted al trabajar hace lo que a usted le parece y no cumple el propósito para el cual fue contratado, y por supuesto ignora las instrucciones por lo cual se gasta los recursos en un proyecto personal.
Lo contratan y le dan los materiales y herramientas para hacer un baño y usted construye un asador… ¿Está usted trabajando para ese Señor? Parecería que si, pero en realidad no.
¿Cómo aplicar esto al cristianismo en esta época presente? Muy sencillo; debemos vivir la vida confiando en Dios, en pos del objetivo planteado por Dios, y guardando los límites que él nos ha enseñado.
Pero aquí hay algo muy importante que debemos entender y no debemos olvidar, porque la mayoría de los llamados cristianos andan perdidos en este asunto. ¿Qué es? La escritura dice:
2 Pedro 3:9-10 El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. 10Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas.
Lo que la gente del mundo ignora por completo, y muchos cristianos también, es que el pecado de haber desconfiado de Dios ha traído una sentencia de juicio sobre la tierra, de tal manera que toda la tierra va a ser completamente destruida.
Esto quiere decir que el propósito que originalmente tenía el hombre sobre la tierra ha cambiado de manera completa. Si antes el objetivo era crecer, multiplicarse y señorear sobre la tierra, ahora ese no es el objetivo que los hijos de Dios tenemos. ¿Por qué? Porque todo será destruido.
Por lo tanto aquellos que enseñan que con el poder de Dios conquistaremos posiciones y conquistaremos el mundo están completamente equivocados.
¿Cuál es entonces ahora el objetivo para nosotros los hijos de Dios? Continúa la escritura diciendo:
2 Pedro 3:11-13 Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, 12esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán! 13Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia.
El objetivo es que nosotros nos preparemos de acuerdo a sus promesas para vivir en nuevos cielos y nueva tierra. El objetivo no es crecer, o ser grandes poderosos y de éxito en esta tierra, el objetivo es prepararnos para ser grandes y poderosos en esos nuevos cielos y esa nueva tierra.
¿Qué es entonces hacer la voluntad de Dios para nosotros en este tiempo? Creer en Dios y sus promesas, creer en el nuevo objetivo que tiene para nosotros, y creer en las instrucciones y/o guardar los límites para cumplir ese objetivo.
“Cuando cualquiera de nosotros deja de creer en Dios, cuando olvidamos que debemos prepararnos para esos nuevos cielos y nueva tierra para reinar con Cristo, y cuando no nos relacionamos con Dios a través del Nuevo Pacto para que cumpla su propósito en nosotros, estamos fuera de la voluntad de Dios.”
Con esta clara descripción de lo que es vivir haciendo la voluntad de Dios o no vivirla, podemos evaluar que tanto estamos viviendo en la voluntad de Dios. Por ejemplo:
¿Tenemos como único objetivo en esta vida presente prepararnos para reinar en esos nuevos cielos y nueva tierra con el Señor?
Esta preparación se obtiene al hacer todas las cosas que tenemos que hacer, trabajo, familia, ministerio, etc. Si lo que hacemos lo hacemos confiando en él, y por supuesto siguiendo las instrucciones y guardando los límites que él nos coloca.
¿Nos estamos relacionando con Dios a través del Nuevo Pacto? Es decir: ¿Sabemos cómo ser parte del Nuevo Pacto y conocemos las promesas del Nuevo Pacto?
No me refiero a las promesas de la Biblia, no me refiero a las promesas para el pueblo judío, no me refiero a las promesas de la ley. Me refiero a las promesas del Nuevo Pacto sellado con la sangre de Jesucristo.
Cuando creemos en Dios, en su propósito, y en su método, no sólo podemos andar en la voluntad de Dios sino que entendemos con claridad muchísimas cosas, como por ejemplo.
Juan 18:36 Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí.
Lucas 12:15 Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.
Juan 16:1-4 Estas cosas os he hablado, para que no tengáis tropiezo. 2Os expulsarán de las sinagogas; y aun viene la hora cuando cualquiera que os mate, pensará que rinde servicio a Dios. 3Y harán esto porque no conocen al Padre ni a mí. 4Mas os he dicho estas cosas, para que cuando llegue la hora, os acordéis de que ya os lo había dicho.
Colosenses 3:1-4 Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. 2Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. 3Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. 4Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.
1 Corintios 7:29-31 Pero esto digo, hermanos: que el tiempo es corto; resta, pues, que los que tienen esposa sean como si no la tuviesen; 30y los que lloran, como si no llorasen; y los que se alegran, como si no se alegrasen; y los que compran, como si no poseyesen; 31y los que disfrutan de este mundo, como si no lo disfrutasen; porque la apariencia de este mundo se pasa.
2 Corintios 4:16 al 18 Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. 17Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; 18no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.
Romanos 8:28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
Cuando cualquiera de nosotros por la disposición que hay en nuestro corazón, entendemos lo que significa hacer o no hacer la voluntad de Dios, entendemos también que dejar de hacer nuestra voluntad, que dejar vivir en pos de nuestros sueños, no es en lo absoluto una gran exigencia, ni siquiera es una pequeña exigencia, porque entendemos que cuando no hacemos la voluntad de Dios la pérdida para nuestra vida es de proporciones inimaginables.
Eso en otras palabras quiere decir que cada vez que usted o yo desobedecemos a Dios las pérdidas son enormes.
Hace años, hace bastantes años yo buscaba un ejemplo para enseñar esta verdad y entonces decía que dejar de hacer nuestra voluntad para hacer la de Dios, es similar a cuando a un niño de la calle alguien se le acerca, y le dice: Dame lo que tienes en la mano y yo te doy lo que tengo en la mía. Y esta persona tiene para darle un millón de pesos.
Y entonces el niño mira su billete de un peso y lo piensa, y decide que no va a soltar su billete… La pregunta es: ¿A cuántos de nosotros el Señor tendrá que decirnos lo mismo que dijo a su pueblo?:
Mateo 23:37 ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!
A cuántos de nosotros el Señor al final nos dirá: cuántos de nosotros por estar aferrados a nuestra voluntad nos estamos perdiendo el privilegio de ser preparados por Dios y aún estamos colocando en grave riesgo nuestra salvación eterna… Su palabra dice:
Es importante que nos preguntemos: ¿acaso no creemos que Dios pueda tener una mejor vida y un mejor futuro eterno para nosotros? … ¿Y será que por no creer en el ofrecimiento de Dios nos vamos a quedar insistiendo en hacer nuestra voluntad? La advertencia de su palabra seria pues dice:
Mateo 7:21–23 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 22Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? 23Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.
Según este pasaje hay muchas personas muy religiosas que están haciendo muchas cosas que les hacen parecer cristianos, pero no lo son…