LA SIEMBRA Y LA COSECHA – PARTE 2
I. INTRODUCCIÓN
En el estudio anterior estuvimos hablando acerca de la siembra y la cosecha. Y aunque hemos explicado muchas veces que la razón por la cual Jesucristo vino, no fue para darnos prosperidad material, si no para salvarnos de la condenación eterna, y limpiar nuestra vida de pecado para que le podamos servir…
Eso no excluye que también a prometido darnos las cosas que necesitamos, como es el sustento y el abrigo, y que además existe esta promesa en la cual dice que nos recompensara de acuerdo a lo que nosotros sembremos, es decir de acuerdo a lo que nosotros hagamos para ayudar a nuestros semejantes.
El pasaje que estudiamos, donde al mirar el contexto podemos ver que está hablando de ofrenda material para los cristianos en necesidad, dice:
2 Corintios 9.6–8 Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará. 7Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. 8Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra;
Si damos esta ofrenda de la manera correcta, siguiendo las instrucciones de Dios, él dice que tiene el poder suficiente para que abundemos en “toda gracia”. Es decir no solamente en más dinero, sino en otras cosas que son mucho más valiosas que el dinero. Y más adelante vuelve y repite:
2 Corintios 9.10–11 Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia, 11para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios.
Donde nuevamente no hay duda que está hablando de una bendición económica, que nos permitirá de manera continua seguir sembrando para ayudar a otros, lo cual es justo, y además hace qué quienes la reciben alaben a Dios.
Pero también hicimos una aclaración importante, y es que este pasaje habla exclusivamente de la ofrenda, que es algo voluntario, no sólo en cuanto a si la damos o no, sino también respecto de la cantidad.
Y no está hablando de los diezmos, que no pueden considerarse como una siembra voluntaria, respecto si lo damos o no, ni respecto de la cantidad, ya que los diezmos son un mandato dado por Dios, donde la cantidad que damos la define el Señor y no nosotros.
Bajo el viejo pacto encontramos un fuerte regaño de parte de Dios al pueblo de Israel, por no cumplir con el diezmo y con ciertas ofrendas que eran obligatorias…
Malaquías 3.6–12 Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos. 7Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis leyes, y no las guardasteis. Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos. Mas dijisteis: ¿En qué hemos de volvernos? 8¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. 9Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado. 10Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. 11Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos. 12Y todas las naciones os dirán bienaventurados; porque seréis tierra deseable, dice Jehová de los ejércitos.
Habría muchas cosas que decir respecto de este pasaje, pero no extendiéndome, no es el tema de hoy, quiero anotar solo algunas: Lo primero que le dice es que porque él es fiel a su palabra, por eso no los destruye. Dando a entender que por ese pecado, merecen ser destruidos.
Ellos haciéndose los inocentes dicen: ¿Cómo puede el hombre robar a Dios? Y el Señor les explica que lo están robando, al no entregar los diezmos, y ciertas ofrendas que en ese tiempo eran obligatorias.
Y cuando Dios usa la palabra robar está diciendo que el diezmo es de su propiedad. Es por eso que dar el diezmo no es muestra de generosidad, sino de honestidad. Y también es por eso que no entregarlo, o usarlo para cosas diferentes de lo que Dios lo ha destinado, es robar a Dios…
Además; les dice están siendo malditos con maldición, y que el devorador o sea Satanás está haciendo que las cosechas no den el fruto que deberían dar.
Sin embargo les da la oportunidad de corregir su comportamiento, y los desafía a probarlo a El, diciéndoles que si cumplen, El los bendecirá de manera abundante, y que además reprenderá a Satanás para que no destruya los frutos de su trabajo.
La pregunta importante respecto este pasaje es: ¿Se aplica al pie de la letra este pasaje del viejo pacto, a nosotros bajo el nuevo pacto? Es decir: ¿Hay una maldición en este tiempo para el cristiano que no sea fiel con Dios, o hay una promesa de prosperidad abundante para el que es fiel con los diezmos?
La respuesta es no. No hay una maldición para el que se queda con el dinero del Señor, ni tampoco hay una promesa de multiplicación para el que lo entrega con fidelidad.
Sin embargo, como es un mandato de Dios que entreguemos el diezmo para financiar su obra, aunque no hay una maldición, al no hacerlo, si estamos cometiendo un pecado, y el pecado que comentemos o peor aún que practicamos, no ayuda a nuestra vida espiritual, de la cual dependen muchos otros asuntos en nuestra vida.
Como también creo yo que es un pecado que entreguemos el diezmo en una iglesia que tiene una mala doctrina, que en lugar de acercar a los hombres a Dios… los aleja. Igual creo que es un pecado aquellos cantantes cristianos que cantan en iglesias de mala doctrina… a no ser que estén luchando para corregir la doctrina.
Respecto del diezmo la escritura enseña que la razón para cumplir con el, es el reconocimiento de ser propiedad de Dios, de que él es nuestro proveedor y protector y no nosotros. Y por esto cuando lo hacemos con la actitud correcta al final terminamos descansando plenamente en la provisión y la protección de Dios… Y esta confianza que aprendemos a tener en Dios, también nos protege de hacer malos manejos con el dinero.
Si nos preguntamos: ¿Puede Dios prosperar abundantemente a un cristiano que es fiel con sus diezmos, para que éste confirme la fidelidad de Dios. O puede Dios disciplinar económicamente a un creyente que no es fiel con sus diezmos, y hacer que sus ganancias entren en saco roto, para que entienda lo malo que es no confiar en Dios?
La respuesta es sí. Dios puede hacer cualquiera de estas dos cosas para enseñar a sus hijos a confiar verdaderamente en El. Sin embargo no es algo que Dios hace todo el tiempo con el que cumple o no, pues Dios para cada persona y para cada lección, tiene su tiempo.
Hago estas aclaraciones, porque hay algunos que sin ser fieles con sus diezmos dan cierta ofrenda, y parece que están convencidos que ese es su diezmo, más no están cumpliendo con Dios.
Sin embargo al hablar del tema de la ofrenda, que creo que nunca lo haría tocado, no estoy tomando el camino de muchas iglesias que hablan de prosperidad material o integral, donde a pesar de que mencionan la salvación, todo el énfasis se hace en el asunto material, llegando a enseñar de manera sutil o directa, que la prosperidad material es una muestra de espiritualidad, lo cual no es cierto. Si eso fuera cierto, entonces cómo explicar:
Lucas 9.58 Y le dijo Jesús: Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza.
¿Cómo es posible que el hijo de Dios, Dios mismo, el cual jamás cometió pecado, no fuera el hombre más rico del planeta…? Porque si la prosperidad material es sinónimo de ser espiritual, entonces Jesús a debido ser el hombre más rico del planeta.
O, también podríamos preguntar: ¿Cómo es que los hombres más ricos del planeta ninguno conoce a Dios? ¿Acaso los traficantes como Pablo Escobar o el Chapo son hombres bendecidos por Dios por ser buenos cristianos?
Y para no ir tan lejos: Como es que algunos cristianos que son deshonestos con Dios en sus finanzas, o aún aquellos que que dicen que son cristianos, pero que son muy deshonestos en sus negocios y en el trato con sus empleados: ¿Cómo es que todavía reciben la provisión de Dios de manera generosa? ¿Acaso no debería Dios arruinarlos y quebrantarlos por su pecado?
Es decir: ¿Porque es que aquellos que a nuestro modo de ver no merecen, están recibiendo aquellas cosas que no reciben aquellos que pensamos que si las merecen?
Y al decir esto no sólo estoy hablando de dinero… Pues hay hijos tan lindos en el Señor que pensamos que sus padres no los merecen… O padres o esposos tan espirituales, que pensamos que los hijos y la esposa no los merecen… O esposas y madres tan fieles, dedicadas y trabajadoras, que pensamos que los maridos no las merecen… Es decir, porque suceden las cosas de esta manera, y ah a veces son tan comunes que en el mundo dicen… ”La suerte de la fea la bonita la desea”
El Señor Jesús nos dio parte de la respuesta, al porque las cosas suceden de esta manera, cuando dijo:
Mateo 5.43–45 Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. 44Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; 45para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.
Cuando la escritura dice que si siendo enemigos de Dios fuimos reconciliados. Está diciendo con claridad que aquel que no es cristiano es un enemigo de Dios, y con esto también podemos entender, que aunque seamos cristianos podemos portarnos como enemigos de Dios.
Cuando en lugar de colaborar con su obra la obstruimos; cuando en lugar de dar buen testimonio damos mal testimonio; cuando en lugar de traer gente a la iglesia la espantamos… No hay duda, nos estamos portando como enemigos de Dios y de su obra.
Sin embargo Dios desea salvar a sus enemigos, y por eso nos pide a nosotros que debemos amarlos, bendecirlos, hacerles bien y orar por ellos, mientras que Dios teniendo misericordia hace salir el sol y llover sobre unos y otros, porque también a los malos, Dios les da las cosas que ellos necesitan para vivir, y a veces lo hace de manera muy abundante.
Pero esta forma de actuar de Dios, no parece justa a los ojos de los hombres, y es por eso que al pensar en estas cosas concluyen, que si Dios existe, entonces Dios tampoco es justo porque no está haciendo bien las cosas, al “bendecir tan generosamente” a los injustos.
Y no sólo piensan esto quienes no conocen a Dios, también algunos creyentes que lo conocen ha llegado a pensar que Dios, al ser generoso con los impíos no esta haciendo bien las cosas. Uno de ellos, un profeta espectacular llamado Jeremías, dijo:
Jeremías 12.1-2 Justo eres tú, oh Jehová, para que yo dispute contigo; sin embargo, alegaré mi causa ante ti. ¿Por qué es prosperado el camino de los impíos, y tienen bien todos los que se portan deslealmente? 2Los plantaste, y echaron raíces; crecieron y dieron fruto; cercano estás tú en sus bocas, pero lejos de sus corazones.
Esta queja no es sólo el resultado de lo que Dios hace con los incrédulos, también a veces los cristianos nos quejamos o estamos en desacuerdo, al ver que ciertos cristianos que tienen un comportamiento qué deja pero mucho, mucho que desear, de todos modos están siendo sostenidos y aún prosperados económicamente.
Y más grave aún, es que esta queja, puede llevarlos aún a desear de todo corazón, que Dios los reprenda, los castigue, mande al diablo a destruir sus cosas, o sus negocios, o que pierdan el empleo, o que se enfermen de gravedad, o que les aparezcan gastos que los desangren económicamente… Y no estoy exagerando, el profeta al ver esto que le parece injusto le dijo al Señor:
Jeremías 12.3 Pero tú, oh Jehová, me conoces; me viste, y probaste mi corazón para contigo; arrebátalos como a ovejas para el degolladero, y señálalos para el día de la matanza.
Nada suave, ¿Verdad?… No puedo negar que a veces me han pasado esa clase de pensamientos. Aclaro; no que los mate o los lleve el degolladero. Pero sí que los discipline fuertemente para que puedan entender su pecado, especialmente cuando su pecado me afecta, o cuando advirtiéndoles muchas veces acerca de su pecado, siguen igual y aún peor…
Y al ver que no pasa nada, me he preguntado: ¿Hasta cuando Dios seguirá favoreciendo a aquellos que hacen las cosas mal?
Sin embargo no he llegado a pedir a Dios que haga algo, (Sólo una vez) porque cuando pienso en que Dios debería disciplinarlos fuertemente, reconozco que Dios conmigo también ha sido muy misericordioso… Entonces no suena bien que deseemos que Dios sea misericordioso con nosotros, y duro e inflexible con los demás.
Además, si continuamos leyendo cual fue la respuesta que Dios le dio a Jeremías a causa de sus quejas por las injusticias de la vida, entenderemos que al ver la vida de esta manera, estamos pasando por alto algo supremamente importante, que al considerarlo nos llevara a ver que el comportamiento de Dios es perfecto. El Señor le dijo a Jeremías:
Jeremías 12.5–6 Si corriste con los de a pie, y te cansaron, ¿cómo contenderás con los caballos? Y si en la tierra de paz no estabas seguro, ¿cómo harás en la espesura del Jordán?
Pues muy lejos de recibir como respuesta que Jeremías por su buen comportamiento merecía más, y que aquellos impíos merecía menos. O muy lejos decirle a Jeremías que estaba en lo correcto. Lo que el Señor prácticamente le dijo es que era; un flojo y un cobarde.
Y que si sigue pensando de esa manera: ¿Como hará cuando las cosas se pongan más difíciles?
Y entonces la pregunta que nos debemos hacer es: Cada vez que nos quejamos porque otros que se portan como nuestros enemigos están mejor que nosotros… ¿Estamos siendo flojos y cobardes?
Es decir; si nosotros nos quejamos porque la mujer, o porque el marido, o porque los hijos, o porque el jefe, o porque los empleados se están portando como nuestros enemigos, y además le va bien… ¿Estamos siendo flojos y cobardes?
Pero: ¿Acaso bajo el Nuevo Pacto encontramos algo que enseñe lo mismo? La respuesta es sí. El apóstol Santiago en su carta, hablando de cómo los ricos están abusando de los pobres… Dice así:
Santiago 5.4–6 He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos. 5Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis engordado vuestros corazones como en día de matanza. 6Habéis condenado y dado muerte al justo, y él no os hace resistencia.
Sin embargo a pesar de ser real el abuso y la injusticia sobre ellos, el apóstol les dice:
Santiago 5.9 Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis condenados; he aquí, el juez está delante de la puerta.
Qué cuando nos quejamos por esas injusticias que cometen contra nosotros, nosotros estamos cayendo en condenación, es decir: Seremos juzgados y seremos encontrados culpables, por estar pensando que lo que Dios está haciendo está mal hecho.
En otras palabras: Estamos siendo flojos espiritualmente al no creer en lo ofrecido por Dios, y cobardes al no aceptar el trato que necesitamos para crecer espiritualmente.
Y aún podemos empeorar las cosas, cuando en lugar de apegarnos a Dios y creer en las fieles promesas que nos ha hecho, cometemos el error de apoyarnos en los que nos tratan bien.
Algo así como que tengo 10 enemigos, pero tengo 20 amigos… Y según parece, jeremías tomó este camino, e hizo como muchos en momentos de crisis. Se apego a su familia. Porque como dicen algunos, por encima de la familia no hay nada, y todo puede faltar con tal que no falte la familia…
Y ciertamente muchas veces en momentos de crisis lo más cercano o donde más pensamos que podemos ser ayudados es en la familia. ¿Como una madre no ayudará a su hijo, o como un hijo no ayudará a su madre?… Pero en el caso de Jeremías Dios le dice:
Jeremías 12.6 Porque aun tus hermanos y la casa de tu padre, aun ellos se levantaron contra ti, aun ellos dieron grito en pos de ti. No los creas cuando bien te hablen.
Es decir; ésos que usted cree que están de su lado, que son fieles, que dicen que lo respaldan… Esos también en momentos de crisis terminan hablando mal de usted. Así que no se sienta respaldado ni por su familia. Y cuando ellos te hablen bien, no les creas.
Pero: ¿Será ese un llamado a no depender de los demás? Porque esa parece ser la enseñanza, y por esta razón, aquellas pocas personas, la familia en la cual jeremías todavía confiaba, Dios le abre los ojos y le dice, que ellos también están en su contra, aunque de manera hipócrita… Lo cual puede doler aún más.
Pero vuelvo a preguntar: ¿Quiere decir eso que depender de los demás está mal, y que es pecado?.
Si dependemos de alguien para que nos haga un favor, si dependemos de alguien para recibir cierta ayuda. ¿Estamos haciendo mal delante de Dios?… ¿Qué nos dice la escritura? Pues el Señor le dijo a Jeremías un poco más adelante:
Jeremías 17.5 Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová.
Donde no hay duda que hay una maldición, que es igual a decir; que hay una pérdida de bendición para todo aquel que confía en los hombres… Y que piensa que será ayudado gracias al poder, conocimiento o riquezas de estos hombres.
Lo que acostumbro a decir respecto de este pasaje es; que confianza absoluta sólo podemos tenerla en Dios, mientras que con los hombres debemos manejar una alta o baja probabilidad.
Algo así como si nos preguntan: ¿Usted confía en su mujer o confía en su marido o en sus hijos? La respuesta puede ser si, un 99%…. O un 10% Lo cual dependerá del conocimiento que usted crea tener de estas personas.
El pecado, la maldición o la falta de bendición viene cuando confiamos plenamente en los hombres, y en Dios no.
Y no podemos negar que es una triste realidad que de él, de Dios, si dudamos de manera continua… Que es igual a decir que con el manejamos probabilidad en lugar de fe absoluta.
Lo cual si lo pensamos bien es un comportamiento absurdo: ¿Cómo se nos ocurre confiar ciegamente en los hombres y no en Dios? Pero sucede todo el tiempo, y nuestra confianza en los hombres muchas veces no nos deja hacer la voluntad de Dios.
Pero esto no quiere decir que si usted espera que su padre, o su esposo le dará la provisión necesaria para vivir, usted esté en pecado. Pues si leemos el texto completo dice:
Jeremías 17.5 Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová.
El problema no es simplemente confiar en que alguien hará ciertas cosas por nosotros, o que alguien nos hará un favor, el problema está en que al confiar en los hombres, dejemos de confiar en Dios.
Si le pido un favor a mi esposa es normal que yo confié en que ella lo realice… (Por supuesto depende de cómo sea la esposa) Pero si no llega a realizarlo de todos modos, yo sigo confiando en Dios.
¿Cómo así? Esto es fácil de entender, cuando entendemos que; la confianza en Dios es dependencia.
Cuando dependemos de Dios, podemos esperar que las personas hagan o no hagan ciertas cosas, pero de todos modos seguimos dependiendo de Dios.
Cuando dependo de Dios, hago mi trabajo con juicio, pero sé que los buenos resultados dependen de Dios y no de mi.
Cuando dependo de Dios, hago lo correcto con mi familia siguiendo sus instrucciones, pero sé que los buenos resultados dependen de Dios y no de mi.
Esto mismo lo dice la escritura de la siguiente manera:
1 Pedro 3.5–6 Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos; 6como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza.
Estas santas mujeres, estaban sujetas a sus maridos… Pero esperaban en Dios. Y por eso respetaban y obedecían a sus maridos sin ningún temor… Porque sabían que en realidad dependían de Dios.
No puede decir lo mismo una mujer que no respeta y no hace caso a su marido, porque al ir en contra del mandato de Dios, ya no está esperando en Dios… Tampoco puede decir lo mismo una mujer que hace caso a su marido en lo que no es correcto, pues al obedecer a su marido en lo que no es correcto está mostrando que no depende de Dios.
Es decir, su confianza en sí misma que la lleva a ser rebelde, o la confianza en su marido que la lleva a obedecer lo que no debe, es lo que hace que su corazón se aleje de Dios.
Entendiendo esto y volviendo al caso de Jeremías, y al de todos aquellos creyentes que en algún momento les parece qué están haciendo lo correcto, y no están recibiendo la bendición tan grande que reciben aquellos que no están haciendo lo correcto…
En estos días veía dos documentales de dos Iglesias con unas enseñanzas totalmente anti bíblicas… y una de ellas por ejemplo construyó su iglesia con un costo de 40 millones de dólares. Y la otra también con enseñanzas muy equivocadas tiene sede como en 30 países, y por supuesto toda la familia de la pastora tiene casas de más de 1 millón de dólares….
Y entonces la pregunta podría ser: ¿Por qué aquellos pastores que tienen una sana doctrina, sólo reciben lo necesario, o por qué no tienen las riquezas de estas otras iglesias para tener locales grandes y agradables?
La respuesta es: Que si nos estamos haciendo estas preguntas, y pensamos que Dios no está haciendo las cosas bien, es porque nosotros somos unos flojos espiritualmente al no creer en las promesas de Dios, y unos cobardes para aceptar los tratos de Dios necesarios para enriquecer nuestra espiritual.
Y está flojera espiritual, hace que pongamos los ojos en el lugar equivocado. Que es igual a decir; que esta flojera espiritual hace que tengamos una escala de valores torcida… Donde pensamos que es una gran bendición ciertas cosas que no los son… Y donde menospreciamos otras cosas que son una enorme bendición.
Por ejemplo, qué es más valioso: ¿El dinero o la sabiduría? Del dinero, o de la riqueza dice la escritura:
Proverbios 23.4–5 No te afanes por hacerte rico; Sé prudente, y desiste. 5 ¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas? Porque se harán alas como alas de águila, y volarán al cielo.
No dice que no trabaje, no dice que no se haga rico si Dios le da la oportunidad. Dice que no se afane, que no ponga sus ojos allí como si fueran lo más importante, porque no lo son. Y que en cualquier momento desaparecen.
No hay duda, muestra que la riquezas no son importantes, mientras que la sabiduría dice:
Proverbios 3.13–16 Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría, Y que obtiene la inteligencia; 14 Porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, Y sus frutos más que el oro fino. 15 Más preciosa es que las piedras preciosas; Y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella. 16 Largura de días está en su mano derecha;
En su izquierda, riquezas y honra….
Qué el hombre que la encuentra puede considerarse Bienaventurado. (tres veces feliz…)
Que obtener sabiduría es mucho más valioso que la plata, el oro fino, y que es más preciosa que las piedras preciosas.
Que es tan valiosa la sabiduría, que no hay absolutamente nada que podamos desear que sea tan valioso como ella.
Que la sabiduría puede dar una larga vida y aún muchas riquezas y honra… Mientras que el afán por obtener riquezas, aleja al hombre de Dios, lo embrutece, trae deshonra y mal testimonio, y hace que la vida de algunos sea muy corta. En el libro de proverbios dice:
Proverbios 1.19 Tales son las sendas de todo el que es dado a la codicia, la cual quita la vida de sus poseedores.
No creo equivocarme al decir que primero quita la vida espiritual y luego la vida física… Mientras que del que obtiene sabiduría sigue diciendo:
Proverbios 3.17-18 Sus caminos son caminos deleitosos, y todas sus veredas paz. 18 Ella es árbol de vida a los que de ella echan mano, y bienaventurados son los que la retienen.
Que los caminos de la sabiduría son caminos deleitosos, es decir que para los que tienen un corazón sano es una delicia hacer la voluntad de Dios, y sus vidas estarán llenas de paz en todo momento.
Que la sabiduría es el árbol de la vida, y que por lo tanto lo más valioso que podemos hacer es retener esa sabiduría… Dando a entender que habiendo obtenido la sabiduría, al vivir desobedeciendo a Dios la vamos a perder.
Según todo esto, aunque es posible que al caminar en sabiduría, haciendo su voluntad, Dios nos haga inmensamente ricos… No siempre sucede, no para todos está eso en los planes de Dios…
Y por eso la pregunta importante que nos puede llevar a entender que tanto confiamos en Dios, es…
1º Reyes 3.5,9 Y se le apareció Jehová a Salomón en Gabaón una noche en sueños, y le dijo Dios: Pide lo que quieras que yo te dé…. ( Y la respuesta de este hombre fue)… 9Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande?
Si Dios nos pusiera a escoger entre muchísimas riquezas, poder, fortaleza o la sabiduría que proviene de Dios y la inteligencia para hacer su voluntad… ¿Qué pediríamos? Dice también la escritura:
Proverbios 9.10 El temor de Jehová es el principio de la sabiduría, y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia.
Y hago la pregunta diciendo que; si Dios nos pusiera escoger entre lo uno y lo otro. Porque si Dios nos hiciese la misma pregunta que le hizo a Salomón… “Pide lo que quieras que yo te de” Seguramente pediríamos sabiduría y también mucha riqueza… ¿Verdad o no?
Pero pedir sabiduría y además pedir riquezas… Es en realidad una muestra de cuánto despreciamos la sabiduría… ¿Por qué siendo la sabiduría lo más valioso que podamos obtener, como se nos ocurre pedir junto a ella la riqueza que no vale nada, y en la cual no debemos colocar nuestros ojos?
No sé cómo decirlo… Algo así como whisky con morcilla. Champaña en vaso de barro, o correr una maratón con abrigo y tacones altos… O comprar un auto y a andar en el empujándolo en lugar de prender el motor.
Además esa falta de aprecio por la sabiduría, es la razón por la cual nos quejamos cuando los malos son prosperados.
Pensémoslo bien. Ellos no están haciendo la voluntad de Dios lo cual si siguen igual van a terminar en el infierno experimentando una condenación eterna. Es decir sufrirán por los siglos de los siglos sin ninguna oportunidad de librarse del castigo eterno.
Nosotros tenemos la oportunidad de hacer la voluntad de Dios. Y al hacer de manera continua la voluntad de Dios el llenara nuestro corazón de sabiduría, lo cual nos capacitará para vivir en la eternidad, en su presencia, gobernando con Él por los siglos de los siglos…
¿Cómo es posible que teniendo semejante oportunidad tan espectacular, seamos tan necios de colocar los ojos en la riquezas, y como consecuencia quejarnos porque a los malos les va bien?
¿Qué muestra esto? Que somos unos flojos espirituales, que no le estamos creyendo a Dios, y que somos unos cobardes que no queremos pasar por los tratos que Dios tiene diseñados, para que crezcamos espiritualmente y seamos sabios.
En el salmo 73 encontramos a un hombre llamado Asaf, el cual tenía una grave crisis espiritual producida por ver como a los malos les iba bien mientras que a él no… Sin embargo gracias a Dios:
Salmo 73.16–18 Cuando pensé para saber esto, Fue duro trabajo para mí, 17 Hasta que entrando en el santuario de Dios, Comprendí el fin de ellos. 18 Ciertamente los has puesto en deslizaderos; En asolamientos los harás caer.
Entrando en el Santuario de Dios comenzó a ver la realidad, y por esto más adelante dice:
Salmo 73.21–22 Se llenó de amargura mi alma, Y en mi corazón sentía punzadas. 22 Tan torpe era yo, que no entendía; Era como una bestia delante de ti.
En eso nos convertimos nosotros, en unas bestia torpes delante de Dios, cuando nos quejamos porque nos parece que a otros que no son obedientes a Dios les va mejor… Y por lo tanto continúan con su mal comportamiento.
Pero afortunadamente la amargura y el dolor que sentía en su corazón lo llevo a pensar seriamente en esto, y al fin logro entender:
Salmo 73.23–25 Con todo, yo siempre estuve contigo; Me tomaste de la mano derecha. 24 Me has guiado según tu consejo, Y después me recibirás en gloria. 25 ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra.
Entendiendo y creyendo que su destiñó es estar con Dios en su gloria. Esto le hace entender que no hay absolutamente nada más importante que vivir en la presencia de Dios… Y así obtendrá Y mantendrá la sabiduría. Termina el salmo diciendo:
Salmo 73.27–28 Porque he aquí, los que se alejan de ti perecerán; Tú destruirás a todo aquel que de ti se aparta. 28 Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien; He puesto en Jehová el Señor mi esperanza, Para contar todas tus obras.
Alejarse de Dios, que no puede ser entendido como algo físico, pues alejarse de Dios es comenzar a desobedecer cada vez más y más y por mas tiempo lo que Dios nos pide hacer…
Ya no voy a la iglesia, ya no estudio la escritura, ya no colabora en la obra de Dios, cada vez respeto menos a mi marido, cada vez amo menos a mi mujer, cada vez soy menos ejemplo para mis hijos, cada vez me enseñó veo más de los que están bajo mi cuidado, cada vez amo más al mundo como cada vez algo más Y más en contra de la voluntad de Dios…. Eso es alejarse de Dios y eso destruira nuestra vida.
Y por favor, ojo con aquellos que reconocen todo el tiempo que están mal, que agradecen a Dios por su misericordia, pero que siguen igual.
La escritura también dice:
Proverbios 1.7 El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza.
Lo que hace sabio a un hijo de Dios es ese respeto reverente a Dios que le lleva a obedecer en todo…
Los desobedientes a Dios están menospreciando las enseñanzas que los pueden hacer sabios. Es decir están perdiendo lo más valioso que pueden obtener, que además es gratis.
Y lo están perdiendo por obtener algo que no vale absolutamente nada, porque así como Dios puede hacer a un hombre el más poderoso del mundo, puede al otro día humillarlo para que llegue a ser absolutamente nada.
Dios hiso eso con Nabucodonosor, pues habiéndole advertido acerca de su orgullo, él pensó que no había problema, que Dios era misericordioso, y siguió igual, y Dios lo humilló hasta llevarlo a vivir como una bestia…
Cuando entendemos esta verdad, entonces entendemos porque la escritura dice:
Santiago 1.2–4 Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, 3sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. 4Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.
Como no estar supremamente felices, si Dios a través de las pruebas y las tentaciones que soportamos adecuadamente, nos está dando lo más valioso que existe en el universo… Su sabiduría… Y por eso continúa diciendo:
Santiago 1.5 Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.
Hay mucho más que decir acerca de este tema, lo haré en el siguiente estudio, pero por ahora volvamos a preguntarnos:
¿Queremos las riquezas, la vana gloria y el poder que el mundo y aun Satanás ofrece?… O: ¿Queremos la sabiduría de Dios, que es completamente gratis, y que se obtiene cuando confiamos y vivimos obedeciendo a Dios?… Y que si Dios quiere también puede hacernos inmensamente ricos.
¿O por quejarnos, envidiar, y desear lo que los malos tienen, nos alejaremos de Dios para obtener algo que no vale absolutamente nada comparado con la sabiduría?
De nosotros depende lo que cosechemos… Su palabra dice:
Santiago 3.17–18 Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. 18Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.