LA PALABRA DE DIOS – PARTE 2

LA PALABRA DE DIOS – PARTE 2 – EL PODER DE LA PALABRA DE LOS HOMBRES

I. INTRODUCCIÓN

La semana pasada estuvimos viendo acerca del poder de la palabra de Dios. Y recorrimos la escritura viendo varios asuntos; en primer lugar el infalible poder de la palabra de Dios, una poderosa palabra que creó el universo y que asimismo ha prometido en determinado momento destruir la tierra en un juicio contra los hombres que no han creído, para luego hacer una tierra completamente nueva. Y así como ha sido cierto su poder creador a través de su palabra, no hay ninguna duda que también se cumplirán sus palabras de juicio y destrucción.

Pero también vimos como Dios ha dado al hombre el privilegio y la responsabilidad de ser sus mensajeros, “la boca de Dios”, y cuando esto sucede, esa palabra tiene tanto poder como si Dios mismo la hubiese pronunciado.

Quienes no entienden la importancia de este asunto, se pierden la bendición de ser usados por Dios, o pueden hacerse merecedores del enojo del Señor por comunicar lo que no les ha mandado.

Esa es una de las razones por las cuales de manera repetida, cuando se mencionaba el cumplimiento de algo que Dios había ordenado a través de sus siervos, en la escritura aparece:

1 Reyes 15:29 conforme a la palabra que Jehová habló por su siervo….

Mostrando que lo importante en este asunto y lo que hace que se cumpla lo pronunciado por sus siervos, es que lo que se haya comunicado sea exactamente lo que Dios quiso decir, es decir su voluntad.

Este principio no puede ser ignorado. En parte porque no falta quienes pretendiendo ser siervos de Dios pronuncien profecías, promesas o declaraciones que no han salido del corazón de Dios, qué son dichas a veces por una gran ignorancia y otras con la intención de aprovecharse de la gente.

Lo cierto es qué en ambos casos Dios no sólo no respalda lo dicho por el profeta, sino que el profeta quedaba en grave situación delante de Dios, que aunque en este tiempo bajo el nuevo pacto no se pide la muerte para estos falsos profetas, sin embargo hay una consecuencia espiritual muy grave para aquellos que hacen esto. Bajo el viejo pacto si decía:

Deuteronomio 18:20 El profeta que tuviere la presunción de hablar palabra en mi nombre, a quien yo no le haya mandado hablar, o que hablare en nombre de dioses ajenos, el tal profeta morirá.

La palabra presunción implica la vanidad o la arrogancia de alguien que comunica algo que supone que es cierto sin tener confirmación de ello… es decir suponen que Dios diría eso pero se equivocan.

Y hablar en nombre de otros Dioses es en realidad comunicar como cierta cualquier filosofía de vida que se aparte de las escrituras, como está ocurriendo ahora por ejemplo con la ideología de género que están enseñando en los colegios buscando despertar la sexualidad de los niños a muy temprana edad para luego corromperlos… Creo sinceramente que quieres esto hacen a los ojos de Dios merecen la muerte.

Y frente a esta perversa realidad es muy importante que entendamos que nosotros los auténticos hijos de Dios somos la sal del mundo, y por esto no podemos ignorar que en la actualidad Dios sigue hablando a través de sus siervos para frenar un poco este proceso de corrupción… Donde por supuesto los únicos responsables no son los profetas, pastores o maestros, sino cada uno de los hijos de Dios, cada uno de ustedes que son auténticos cristianos, que conocen a Dios, ese conocimiento les da autoridad sobre los demás y debemos usarla para procurar la salvación de los que más podamos.

Por esta misma autoridad que tenemos como mensajeros del Señor, es que el Señor Jesús le dijo a Pedro que era responsable de corregir al hermano que estába en pecado, explicándole que si la persona se corregía había ganado a un hermano, pero que si no ponía atención a sus palabras debía tomarlo como si fuera un incrédulo. Y concluye la enseñanza diciendo:

Mateo 16:19 Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos.

Es tan grande la autoridad y el poder que hay en nosotros sus hijos, que cuando comunicamos su palabra, la respuesta que las personas tengan a esas palabras definiran su destino.

Y cuando digo que la autoridad que hay en nosotros es porque estas mismas palabras que dijo a Pedro, luego la repitió al resto de sus discípulos:

Mateo 18:18 De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo.

Está hablando de la oración, pero cómo podemos confirmar en la primera carta del apóstol Juan, la clave para tener el respaldo de Dios en nuestras oraciones, es que lo que pidamos sea de acuerdo a la voluntad de Dios. El texto es muy conocido:

1 Juan 5:14 al 15 Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. 15Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.

Así como Dios sólo respalda los mensajes que él ha mandado dar, también sólo respalda las oraciones de sus hijos cuando son de acuerdo a su voluntad.

Creo que lo mucho que insista en este tema es poco, porque han aparecido doctrinas absurdas que hablan del poder que tienen los cristianos cuando pronuncian sus palabras, doctrina que ha aparecido gracias a la mala interpretación de las escrituras, y a ignorar que Dios sólo respalda su voluntad.

Siendo esto así, es muy importante que los cristianos aprendamos a distinguir cuando un mensaje proviene de Dios, que es similar a aprender a discernir cuál es la voluntad de Dios. Bajo el viejo pacto una de las señales para poder discernir esto fue:

Deuteronomio 18: 22 si el profeta hablare en nombre de Jehová, y no se cumpliere lo que dijo, ni aconteciere, es palabra que Jehová no ha hablado; con presunción la habló el tal profeta; no tengas temor de él.

Hoy esto sigue siendo verdad, pero además del incumplimiento de lo anunciado por el profeta como una señal de su presunción, en este tiempo tenemos el Espíritu Santo que por un lado nos permite interpretar correctamente la palabra de Dios, de tal manera que podemos saber cuál mensaje es de Dios y cuál no. Y por otro lado este mismo Espíritu, cuando tenemos la disposición de hacer la voluntad de Dios nos confirmará si el mensaje o la profecía realmente viene de Dios.

Esto último es el cumplimiento de la promesa dada por Jesús, de que quien quisiera hacer su voluntad conocería si el mensaje viene de Dios o no.

Ahora; evaluar de acuerdo a los resultados es relativamente fácil, no es sino esperar y ver si se cumple o no lo anunciado. Aunque no faltan quienes aplicando mal las escrituras y acomodándolas justifiquen el incumplimiento de sus declaraciones o profecías.

Pero es importante aclarar que cuando evaluamos un mensaje o una profecía tomando la escritura como la que nos permite confirmar o no el mensaje, hay muchos cristianos que se enfrentan a un serio problema y es que han sido enseñados con malas doctrinas, y esas malas doctrinas los llevan a ver como ciertas las falsas profecías o los falsos mensajes que reciben.

Por ejemplo; a muchos se les han enseñado cosas cómo; todos ricos, todos sanos, todos prósperos, Dios cumplirá tus sueños, y entonces todas esas declaraciones que hacen para alcanzar lo que desean, parecieran estar de acuerdo con la palabra de Dios.

Y cuando no se cumple lo declarado por estos personajes, lo usual es que culpan a quien recibió la promesa diciendo que por su falta de fe la promesa no se cumplió. Eso a veces puede ser cierto, pero por lo general por más fe que le coloquen a sus declaraciones positivas, éstas no se cumplen porque no son promesas hechas de acuerdo a la voluntad de Dios.

Esto es fácil de entender, lo que no es de acuerdo a la voluntad de Dios, Dios no lo respalda, el problema es insisto: Que si los cristianos no corrigen sus malas doctrinas no tendrán una herramienta adecuada para evaluar cuando se ha hablado conforme o no, a la voluntad de Dios.

Sabiendo que la clave del poder de la palabra de Dios está en que se origine en la voluntad de Dios, esto nos permite interpretar bien las escrituras, por ejemplo:

1 Samuel 3:19 Y Samuel creció, y Jehová estaba con él, y no dejó caer a tierra ninguna de sus palabras.

¿Quién fue él que no dejó que ninguna de las palabras pronunciadas por Samuel cayeran a tierra? No hay duda fue Dios.

Pero la razón por la que esto sucedió es porque las palabras de Samuel eran pronunciadas de acuerdo a la voluntad de Dios, de no ser así, como Dios lo ha dicho en su palabra no las hubiera respaldado, y aun podia ocurrir que Dios denunciara a aquellos que estában hablando lo que Dios no les había mandado hablar. Por ejemplo en cierta ocasión a través del profeta Jeremías el Señor dijo:

Jeremías 23:16 al 17 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: No escuchéis las palabras de los profetas que os profetizan; os alimentan con vanas esperanzas; hablan visión de su propio corazón, no de la boca de Jehová. 17Dicen atrevidamente a los que me irritan: Jehová dijo: Paz tendréis; y a cualquiera que anda tras la obstinación de su corazón, dicen: No vendrá mal sobre vosotros.

Notemos que como he venido insistiendo, el problema de los que enseñan estas doctrinas es ignorar la voluntad de Dios, mientras insisten en que ese poder debe ser usado para lograr sus propios objetivos, que Dios llama: “la obstinación de su corazón”

Sin embargo no quiere esto decir que las palabras pronunciadas por los hombres a su antojo no tienen ningún poder… Pues aunque no tienen el respaldo de Dios si producen ciertos resultados sobre los hombres. Para entender esto es necesario ver estas diferentes clases de poder que hay en las palabras que los hombres pronuncian.

1. Existe el poder de Dios en las palabras pronunciadas por sus siervos cuando hablan de acuerdo a la voluntad de Dios.

2. Existe el poder de Satanás en las palabras pronunciadas por los hombres que actúan como siervos de Satanás.

3. Existe el poder dado por las autoridades humanas en las palabras pronunciadas por los hombres que sirven a esas autoridades.

4. Existe un poder de convicción en las palabras que los hombres comunican para motivar o manipular a los hombres respecto de ciertos asuntos.

5. Existe un poder de autosugestión que afecta positiva o negativamente la vida de los hombres.

6. Y por último podemos decir que existe una responsabilidad delante de Dios y de los hombres por las palabras que pronunciamos.

A. EXISTE EL PODER DE DIOS EN LAS PALABRAS PRONUNCIADAS POR SUS SIERVOS CUANDO HABLAN DE ACUERDO A LA VOLUNTAD DE DIOS.

Creo que este asunto ya ha sido tratado con claridad, pero déjeme añadir que cuando la escritura enseña que Dios sólo respalda su voluntad, también está diciendo que; el poder de Dios está por encima de todo el poder que Satanás, los hombres y la naturaleza puedan tener.

Sí Dios determina unilateralmente que un negocio va a prosperar, y viene alguien aún con todo el poder de Satanás y dice que el negocio va a fracasar, y a esto le añade brujerías y maldiciones… ¿Qué va a pasar? Que el negocio prosperará.

Si Dios determina unilateralmente que no te vas a enfermar, y viene alguien con todo el poder de Satanás y te declara enfermo, y aun logran darte algunas porciones mágicas para que te enfermes… ¿Qué va a pasar? Que no te vas a enfermar.

Como respaldo a esta verdad tenemos ejemplos como el de Daniel y de sus amigos en el foso de los leones y en el horno de fuego ardiente, o el del apóstol Pablo cuando fue mordido por una víbora, o el de los discípulos que estando presos al cantar alabanzas un ángel del cielo les quito las cadenas y lo sacó. Dios determinó proteger la vida de estas personas y efectivamente así sucedió.

También tenemos ejemplos de lo contrario donde Dios determinó el mal para ciertas personas y no hubo poder humano ni satánico, que pudiera evitar el cumplimiento de las sentencias dadas por Dios.

Es tal caso del rey Acab, a quien el Señor a través del profeta le dijo como iba a morir qué pasaría aún con su sangre… Y aunque el rey hizo todo lo posible para evitarlo, murió tal como fue dicho por el Señor.

Sin embargo hay quienes han llegado a creer que el poder de los profetas o aún de los cristianos está en ellos, en sus palabras, y no en la palabra que Dios respalda. Al creer que el poder está en ellos se han inventado una doctrina con la cual quieren conseguir lo que ellos desean ignorando la voluntad de Dios.

Y al creer que el poder está en las palabras de los hombres hay quienes han llegado a creer que si usted le dice a alguien: “tu negocio va a fracasar” hay tal poder en esas palabras que el negocio fracasara… A no ser que quien recibe estas palabras se defienda con el poder de su palabra diciendo: “Rechazo esas palabras en el nombre del Señor”

Y creyendo eso entonces enseñan que por eso tenemos que decir palabras positivas para que las cosas salgan bien o si no estaremos fregados.

A alguien que me decía creer en esta doctrina, le hice algunas preguntas que no supo cómo contestar, por ejemplo le pregunte: ¿El poder que va a destruir ese negocio de dónde sale?

Acaso sale de la persona que pronuncia estas palabras de destrucción, de tal manera que no importa sí la persona trabaja con diligencia, honestidad y con la bendición de Dios, de todos modos el negocio será destruido, porque alguien dijo que sería destruido.

¿O el poder está en la persona que escucha esas palabras, y cómo las escuchó no importa lo que haga, su negocio será destruido aunque goce de la protección y la bendición de Dios? Pero esta persona que creía en esas doctrinas no sabía qué contestar.

Y entonces continue: ¿Y qué ocurre si alguien pronuncia palabras negativas contra mi negocio, contra mi familia, o mi salud o contra mi vida espiritual y yo no las escucho, y por lo tanto no las reprendo? ¿Al no reprenderlas entonces me irá mal porque no escuche esas palabras negativas, y no tuve oportunidad de rechazarlas?

Entonces me contesta que por eso hay que portarse bien, para que nadie diga cosas negativas que nos arruinen… Y yo le digo: Jesús se portó supremamente bien y había gente que lo quería matar: ¿Qué entonces me garantiza que aunque me porte bien, nadie pronuncie palabras negativas contra mi vida? Pero no sabía qué contestar.

Más aún la escritura enseña qué estos maleficios no prosperan porque Dios nos protege. Y entonces yo pregunto:

Si cuando me echan una maldición satánica eso no prospera; ¿cómo es posible que cuando un hermano en la fe me dice: “parece que te vas a enfermar” esas palabras si tienen poder para enfermarme por encima de la voluntad de Dios? Eso no tiene ningún sentido.

Es decir la escritura dice que el maligno no me puede tocar: ¿Pero mi hermano en la fe que me ve cara de trasnochado y dice que me voy a enfermar sus palabras me enferman?

Más aún, si fuera cierto que las palabras determinarán el curso de los hechos, ¿porque muchos de los que abren negocios pensando y declarando que les va a ir bien al final quiebran? Y ¿Por qué hay otros que aunque piensan que el negocio no va a prosperar, el negocio prospera?

En un congreso de sólo pastores escuché a un predicador que enseñaba que un hijo le pidió permiso para salir al papa, y el padre contestó; no mijo porque de golpe te matan, y esa noche salió y lo mataron. Por lo cual el predicador concluyó; el Padre mató a su hijo con sus palabras.

Y luego dio como respaldo el pasaje del aceite de la viuda, que cuando se llenaron todas las tinajas y la mujer le pide más tinajas a su hijo, su hijo le dice no hay más y el aceite ceso. Y concluye diciendo que las palabras negativas impidieron que recibieran más aceite.

Y yo pregunto: ¿Cuáles palabras negativas si el hijo lo que hizo fue decir la verdad? Luego hablé con el predicador y el pobre no sabía dónde meterse, tanto que me dijo; “yo no creo que el Padre haya matado a su hijo”.

Si la escritura nos enseña que las palabras dichas por un hijo del demonio con todo el poder de Satanás respaldándolo, no tienen poder contra la voluntad de Dios… ¿Cómo pensar que cualquier palabra descuidada puede matar a nuestros hijos?

Esta mala doctrina sale de algunos pasajes que distorsionan de manera absurda, como el siguiente:

Proverbios 6:2 al 3 Te has enlazado con las palabras de tu boca, y has quedado preso en los dichos de tus labios. 3Haz esto ahora, hijo mío, y líbrate,

Y entonces se atreven enseñar que depende lo que usted declare va a suceder, porque las palabras tienen poder para enlazarlo y dejarlo preso. Pero si vemos el contexto del pasaje dice:

Proverbios 6:1 al 3 Hijo mío, si salieres fiador por tu amigo, si has empeñado tu palabra a un extraño, 2te has enlazado con las palabras de tu boca, y has quedado preso en los dichos de tus labios. 3Haz esto ahora, hijo mío, y líbrate, ya que has caído en la mano de tu prójimo; Ve, humíllate, y asegúrate de tu amigo.

¿Está hablando de un poder sobrenatural que definirá nuestro futuro? No. Por supuesto que no, está hablando de la responsabilidad que tenemos con otros seres humanos y en este caso en particular que si usted se coloca como fiador y la otra persona no paga, usted tendrá que pagar, por lo cual le aconseja que visite a su amigo, a quien fío y se asegure de que su amigo si va a pagar…

Al ver todo esto, es evidente que quienes creen en el poder de la palabra de los hombres están ignorando la voluntad de Dios, el poder de Dios, y también están ignorando los resultados, y peor aún, al ver que las cosas no funcionan se han inventado que hay que añadir pactos, siembras y cosas por el estilo para asegurar con con dinero, que sus palabras se cumplirán de tal manera que la bendición llegue.

Es decir no es bíblico, no es lógico, no funciona, es una completa necedad pensar que hay esa clase de poder en las palabras de los hombres.

PROMESAS CONDICIONALES… La semana pasada comenzando hablar de este tema les ha aclaraba que hay diferentes clases de promesas de parte de Dios. Y en los ejemplos que les he dado he mencionado que sí Dios decide unilateralmente, refiriéndome con eso a una determinación incondicional, donde no hay un requisito que deba cumplirse para que se haga realidad la promesa, entonces no hay duda que lo que Dios ha determinado sea de bendición o de maldición se cumplirá.

Pero también puede ocurrir que hay cosas que Dios determina, cuyo cumplimiento dependerá de la acción o la actitud que los hombres que reciben esa palabra. Por ejemplo:

Jonás 3:4 al 5, 10 Y comenzó Jonás a entrar por la ciudad, camino de un día, y predicaba diciendo: De aquí a cuarenta días Nínive será destruida. 5Y los hombres de Nínive creyeron a Dios, y proclamaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor de ellos… 10Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino; y se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo.

También puede suceder el caso contrario, donde Dios prometa cierta bendición pero….

1 Samuel 2:30 Por tanto, Jehová el Dios de Israel dice: Yo había dicho que tu casa y la casa de tu padre andarían delante de mí perpetuamente; mas ahora ha dicho Jehová: Nunca yo tal haga, porque yo honraré a los que me honran, y los que me desprecian serán tenidos en poco.

Y por supuesto la bendición prometida se volvió en una tremenda maldición….

¿Qué quiere decir esto? Que hay cosas que Dios ha prometido darnos pero su cumplimiento depende de cumplir ciertas condiciones. Por ejemplo cuando habla de sustento necesario Jesús dijo:

Lucas 12:31 Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas.

Y entonces pregunto: ¿De qué sirve que usted declare que Dios le va a dar lo necesario si usted no busca el reino de Dios? ¿De qué sirve que usted declare prosperidad en su vida si hace manifiesta su incredulidad al no cumplir con Dios? ¿De qué sirve que usted declare prosperidad en su vida si no honra a sus padres? ¿De qué sirve que usted declare prosperidad en su vida si abusa de los demás y no se acuerda de los pobres? ¿De qué sirve que declare prosperidad si es perezoso, o deshonesto, o le roba la gloria Dios, etc.?

En esos casos, sólo en estos casos en que la promesa es condicional es correcto decir que la bendición prometida no llega por incredulidad.

Cómo conclusión de esta parte podemos decir que las palabras de los hombres que no están de acuerdo de la voluntad de Dios, no tienen el respaldo de Dios, y si Dios ha determinado algo por más fe que le pongamos a estas palabras, tampoco tendrán poder para ir en contra de lo que Dios ha determinado.

Pero esto no quiere decir que las palabras de los hombres no tengan ningún poder, porque la otra cara de la moneda es que las palabras de los hombres que van en contra de la voluntad de Dios tienen el respaldo de Satanás… Pero aunque esto sea cierto, no podemos perder de vista que el poder de Satanás a través de los hombres es un poder limitado por Dios.

Sin embargo en la escritura este tema es muy escaso, parece que Dios considera suficiente hacer énfasis en el poder de su palabra, pero de todos modos sí podemos ver con claridad el poder de Satanás sobre los hombres a los cuales se usa para comunicar su palabra, una palabra en contra de los designios y la voluntad de Dios.

En la escritura la muestra más evidente de este poder sobre los hombres son los que llamamos endemoniados o poseídos. Por ejemplo:

Lucas 9:42 Y mientras se acercaba el muchacho, el demonio le derribó y le sacudió con violencia; pero Jesús reprendió al espíritu inmundo, y sanó al muchacho, y se lo devolvió a su padre.

Pero esta esclavitud terminó gracias al poder de la palabra de Dios. También además de la escritura tenemos testimonios de brujos, brujas, brujerías, maleficios, y otra serie de cosas que sabemos que tienen poder para afectar la salud, los negocios y en general la vida de las personas, llevándolas aún hasta la muerte o cerrando sus cuerpos para que no mueran.

Pero como ya mencioné, la escritura nos enseña que el poder que Satanás tiene a través de sus siervos, es un poder limitado por la soberanía y la voluntad de Dios.

En el libro de Job es evidente que Satanás no puede hacer absolutamente nada que Dios no le permita, y de manera general en la escritura dice que nosotros los cristianos estamos protegidos por el poder de Dios. Uno de estos textos dice:

1 Juan 5:18 al 19 Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca. 19Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno.

Notemos que en este mismo pasaje que asegura que el maligno no nos puede tocar, mucho menos puede obligarnos a practicar el pecado, también aclara que el mundo entero sí está bajo el poder del maligno.

Pero esta protección que recibimos de Dios contra el maligno también tiene ciertas condiciones que no deben ser ignoradas, pues la escritura dice:

Santiago 4:7 Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.

De acuerdo a esto podemos decir que cuando un cristiano vive sujeto a Dios y su voluntad, el diablo no tiene nada que hacer, pero si el cristiano por su incredulidad se rebela contra Dios, peor aún si busca brujos, riegos, y maleficios para tratar de alcanzar sus objetivos, en primer lugar dudaríamos de su cristianismo y por lo tanto de la protección de Dios sobre su vida. Por ejemplo ante cierto pecado muy severo el apóstol oró:

1 Corintios 5:5 el tal sea entregado a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús.

Y en segundo lugar, si en realidad es cristiano y hace estas cosas entendemos que esas acciones abren puertas para que Satanás pueda hacerle daño.

Y lo otro que también debemos tener en cuenta es que Satanás se ha vuelto el tonto útil en las manos de Dios, y con esto quiero decir que aún cuando caminamos en la voluntad de Dios, él puede permitir que Satanás toque ciertas cosas a nuestro alrededor, como en el caso de Job, para bendecir nuestra vida, y por esta razón es que el Señor en su palabra nos advierte:

1 Pedro 5:8 al 9 Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; 9al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo.

Notemos que dice que este tratamiento lo recibimos todos los cristianos en el mundo. El problema para algunos es que no identifican estos ataques de Satanás, porque por falta de un deseo genuino de hacer la voluntad de Dios, o por ignorancia en su palabra, ceden ante las insinuaciones que Satanás coloca en su corazón a través de otras personas.

Pero lo contrario a dejarnos devorar por Satanás es resistir confiando en Dios, no en nuestro poder, pues tenemos evidencias en la escritura de algunos que trataron de rechazar los ataques de Satanás en su poder y les fue bastante mal. Por esto lo correcto como dice su palabra:

Efesios 6:16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.

El objetivo más importante que tiene Satanás es hacer que los hombres en el mundo y los cristianos dudemos de la palabra de Dios, por esta razón no hay arma más efectiva contra Satanás que la confianza en la palabra de Dios.

Además del poder de los siervos de Dios que hablan conforme a la voluntad de Dios, y del poder de los hijos del diablo por el respaldo de Satanás aunque es un poder limitado por Dios, también hay otra clase del poder en las palabras de los hombres que están en una posición de autoridad.

En la escritura encontramos el ejemplo de alguien que era soldado y tenía muy claro este concepto. Dice así:

Mateo 8:9 Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace.

Este soldado entendía que había poder en sus palabras, pero un poder limitado a los hombres, y un poder relativo con los hombres. Y por esto fue a Jesús a pedirle por la sanidad de su criado paralítico y atormentado, porque sabía que las palabras de Jesús tenían poder ilimitado.

Y cuando digo que las palabras de las autoridades tienen poder relativo con los hombres, es porque cualquier autoridad humana puede pedir algo y sus siervos, empleados o esclavos pueden elegir entre obedecer o no obedecer.

Pero como hay poder en estas autoridades, también hay consecuencias de nuestra obediencia o nuestra desobediencia, y por esto la escritura dice:

Proverbios 14:35 La benevolencia del rey es para con el servidor entendido; Mas su enojo contra el que lo avergüenza.

¿Qué significa esto? Pues que dependiendo el poder que tenga la autoridad, servir bien o contrariar a la autoridad va a definir la forma cómo ellos nos van a tratar. Por eso también dice la escritura:

Proverbios 21:23 El que guarda su boca y su lengua, su alma guarda de angustias.

Algunos mal interpretan este pasaje y diciendo que hay un poder sobrenatural en nuestras palabras que pueden definir nuestro buen o mal futuro… En lo que tienen razón es que las palabras si pueden definir el futuro, pero a lo que se refiere el pasaje es que si usted va donde una persona que está en autoridad o que tiene poder y lo insulta, seguramente recibirá las consecuencias.

Vaya busque un mafioso e insúltelo, o no vayamos tan lejos vaya busque a su padre o a su marido e insúltelo, dígale que es un desgraciado…. ¿Qué va a pasar como consecuencia de eso? (Cuántos molestos en la calle le han pegado un tiro a otro que les habló feo). Por eso también dice la escritura:

Proverbios 18:20 al 21 Del fruto de la boca del hombre se llenará su vientre; Se saciará del producto de sus labios. 21La muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos.

Este pasaje también es malinterpretado especialmente la parte de “la muerte y la vida están en poder de la lengua”… Pero si miramos el contexto vemos que un par de versos atrás dice:

Proverbios 18:19 El hermano ofendido es más tenaz que una ciudad fuerte, y las contiendas de los hermanos son como cerrojos de alcázar.

Y los versos que siguen dicen:

Proverbios 18:22–24 El que halla esposa halla el bien, y alcanza la benevolencia de Jehová. 23El pobre habla con ruegos, mas el rico responde durezas. 24El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo; Y amigo hay más unido que un hermano.

Al ver esto no hay duda que este pasaje se está refiriendo a las relaciones que tenemos con los hombres, y es un llamado a ser prudentes en la forma en que debemos hablar, porque dependiendo de como hablemos así la gente va a reaccionar contra nosotros.

Cualquier otra interpretación que le den diciendo que nuestras palabras tienen poder creador y por lo tanto definen nuestro futuro son puras tonterías, que sin lugar a dudas estarán ignorando por completo la voluntad de Dios.

Igual sucede con otros muchos pasajes a los cuales les dan una connotación espiritual que no tienen, pues están hablando de la responsabilidad que tenemos frente a las autoridades, por ejemplo:

Lucas 19:22 Entonces él le dijo: Mal siervo, por tu propia boca te juzgo.

Esta frase se repite en varias partes en la escritura donde las personas confiesan un delito o confiesan un pecado, y sus palabras serán la evidencia para juzgarlos y recibir las consecuencias de lo que han hecho.

Y precisamente como hay ciertos poder en las autoridades, es que encontramos que la escritura nos dice qué como buenos creyentes debemos sujetarnos a esas autoridades. Dice así:

Romanos 13:1 al 2 Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. 2De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos.

Hay que tener muy claro la diferencia entre estar sujetos a las autoridades y obedecerlas. La sujeción siempre la debemos mantener pero la obediencia será relativa, pues si una autoridad nos pide hacer algo en contra de la voluntad de Dios, por estar sujetos a Dios no debemos obedecer a esta autoridad no importa quién sea.

Los discípulos del Señor desobedecieron las autoridades porque ellas les ordenaron no predicar el evangelio. Y en cierta ocasión el Señor a una de estas autoridades que el pueblo estaba adulando…

Hechos de los Apóstoles 12:22 Y el pueblo aclamaba gritando: ¡Voz de Dios, y no de hombre! 23Al momento un ángel del Señor le hirió, por cuanto no dio la gloria a Dios; y expiró comido de gusanos.

Y entonces podemos decir que todo el poder que pueda tener una autoridad humana respaldada por instituciones y aún respaldada por Dios, es un poder que nunca está por encima del poder de Dios ni de la voluntad de Dios, pues en cualquier momento Dios puede coger al más importante o poderoso de los hombres y acabarlo.

Con todo esto podemos concluir que el poder de las palabras de aquellos que están en autoridad, es un poder relativo, en primer lugar a sí es o no es la voluntad de Dios, y en segundo lugar porque sus palabras serán obedecidas o no dependiendo de lo que piensen los que están bajo su autoridad.

Por ejemplo un tiempo entre ciertas iglesias, no sé por qué razón creian que adiós le agrada colocar los equipos de sonido a todo el volumen, y cuando fueron visitados por el Dagma, la entidad que supervisa este tipo de asuntos, y fueron advertidos de las quejas de los vecinos por el exceso de volumen, estás lejos de entender que era una autoridad a la que debian respetar lo tomaron como un ataque de Satanás y entonces siguieron haciendo el mismo ruido declarando victoria sobre los poderes malignos… Y como consecuencia llegaron las autoridades y le cerraron la iglesia y aún se le llevaron los equipos de sonido.

La pregunta es: ¿Fue un ataque de Satanás? Pues no, lo que pasa es que las palabras de estas autoridades tienen cierto poder, un poder respaldado por poderes humanos, policía, ejército, etc. Que les puede permitir premiar o castigar a quienes ellos consideren que lo pueden hacer.

¿Y porque Dios no respalda estas iglesias contra estas autoridades que piden bajar el volumen?

Porque no es ningún pecado bajar el volumen, y además el Señor nos pide que estemos sujetos a estas autoridades, aunque también nos advierte que si por causa de hacer el bien estas autoridades nos tratan de manera injusta, Dios asegura que seremos bendecidos.

1 Pedro 3:14 al 15 Mas también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois. Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis, 15sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones…

En la próxima reunión continuamos, nos quedan tres asuntos más, el poder de convicción de nuestras palabras, el poder de autosugestión de nuestras palabras y la responsabilidad de nuestras palabras.

Pero quiero concluir hoy haciendo énfasis en que las promesas incondicionales que Dios nos ha hecho, son como la columna vertebral de nuestra vida y por esto debemos conocerlas y creerlas de todo corazón, porque son nuestra fortaleza en medio de cualquier situación.

En segundo lugar debemos ser conscientes de la tremenda autoridad que Dios nos ha dado para comunicar su palabra, una palabra que puede proveer salvación, pero que también puede definir la condenación de aquellos que no la quieran aceptar…

Y en tercer lugar también debemos conocer las promesas condicionales de Dios, porque en ellas hay requisitos y a veces los cristianos no cumplimos con los requisitos pero estamos esperando la continua bendición de Dios… Que no llega precisamente por nuestra incredulidad y desobediencia.

Es decir actuamos como si la palabra de Dios no tuviera poder y por supuesto nos equivocamos. Recordemos y oremos:

Juan 10:27 al 30 Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, 28y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. 29Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. 30Yo y el Padre uno somos.

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