LA FE 2 – LA CERTEZA

LA FE 2 – LA CERTEZA

I. INTRODUCCIÓN

La Certeza.  Vimos la semana pasada, como los seres humanos todos viven por fe, lo cual es importante tenerlo presente, porque en primer lugar muestra que vivir por fe no es ningún absurdo como pretenden hacérnoslo creer los que no confían en Dios, y en segundo lugar porque depositar nuestra fe en Jesucristo es la decisión más inteligente, razonable, sensata, práctica que podemos tomar, porque obviamente es mejor depositar la fe en Dios todopoderoso, que depositarla en lo los hombres dicen pues ellos comparados con Dios  son prácticamente nada.

Además en realidad la confianza en los hombres, implica  aceptar como verdaderas las cosas que los hombres se han inventado como por ejemplo la evolución, y ahora ultimo el asunto del genero, inventos cuyo verdadero objetivo es negar la existencia y la soberanía de Dios, con la cual todos los hombres se tienen que relacionar, créanlo o no.

Negar la existencia de Dios no hace desaparecer a Dios, y negar su soberanía tampoco logra que los hombres puedan vivir evitando el absoluto control que Dios tiene sobre todas las cosas. No hay como liberarse de la mano de Dios!

Sin embargo a pesar del enorme privilegio de poder confiar en Dios, vimos también que no hay mérito en haberlo hecho, por básicamente tres razones: En primer lugar porque la fe nos ha sido dada por Dios a todos los seres humanos y es una fe enorme; en segundo lugar porque Dios mismo nos ha mostrado con tanta claridad su existencia que es mucho más fácil aceptar la realidad de su existencia que negarla, y en tercer lugar porque depositar nuestra fe en Dios como dije al comienzo es la decisión más, sabia, práctica, inteligente, y rentable, en absolutamente todo sentido que un ser humano pueda tomar.

¿CÓMO DEBE SER LA FE DEL CREYENTE?

En el estudio anterior también mencioné que se requiere una fe auténtica para que Dios produzca el Nuevo Nacimiento, esa fe auténtica tiene ciertas características, una de las cuales muy importante es la siguiente. La escritura dice:

Hebreos 11:1  Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.

Es pues la fe, la certeza y la convicción  Como este pasaje está describiendo la fe del cristiano, entonces debemos tener en cuenta que cuando nuestra confianza o fe está depositada en Dios, esa fe nos debe dar la certeza y la convicción de la existencia y del cumplimiento absoluto de las promesas de Dios.

Al mirar el final del capítulo 10 del libro de hebreos podemos ver qué está hablando del regreso del señor por nosotros, E inmediatamente escribe la fe del cristiano como la certeza y convicción absoluta del cumplimiento de las cosas que Dios ha dicho.

Y es esa certeza y convicción en lo que Dios nos ha prometido lo genera el poder, que hace que seamos obedientes a la perfecta y maravillosa voluntad de Dios. Cuando no hay esa certeza no habrá obediencia, o será una obediencia a medias o por momentos.

Por ejemplo; cuando Dios en el paraíso le dio a entender al hombre que si desconfiaba de El, ciertamente moriría. El hombre no ha debido tener la más mínima duda de que así sucedería, pero contrario a esto creyó en el mensaje del diablo qué le dijo que la pasaría mejor!  Y eso fue lo que lo llevó a desobedecer, el no tener la certeza del cumplimiento de lo que Dios había dicho.

Esta desobediencia hiso que el hombre muriera espiritualmente, razón por la cual los hombres viven como muertos, (Dejad que los muertos entierren a sus muertos…) y si no aceptan el regalo de la salvación morirán eternamente.

Y si nos preguntamos: ¿Porque la humanidad está prácticamente muerta a pesar de la oportunidad que tiene de obtener salvación? La respuesta es:

Porque contrario a lo que dice la escritura, el hombre en lugar de tener la certeza en la existencia de Dios y en el cumplimiento de su palabra, lo que ha hecho es depositar la fe en los hombres y por eso está convencido de la veracidad de lo que los hombres dicen, lo cual resulta en algo no sólo malo sino absurdo.

Lo que estoy diciendo si no lo han captado bien, es que está muy mal que los hombres confiemos en los hombres. Eso puede sonar raro porque en el mundo a veces se enseña que la confianza en los demás es algo bueno, porque si no confiamos en nadie,  nuestra vida puede volverse muy complicada.

Eso puede sonar razonable, pero no es lo que vemos que la escritura nos enseña respecto de la forma como el Señor Jesús vivió. Dice así:

Juan 2:23  Estando en Jerusalén en la fiesta de la pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo las señales que hacía. 24Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos, porque conocía a todos, 25y no tenía necesidad de que nadie le diese testimonio del hombre, pues él sabía lo que había en el hombre.

Jesús no confiaba ni siquiera en los que habían creído en él, porque los conocía…  Y lo que sigue me parece espectacular pues dice que tampoco le interesaba lo que los hombres pudieran decir, pues él sabía cómo eran.

Y entonces yo pregunto: ¿Confía usted en algunos hombres? O ¿Le interesa o le afecta la opinión que los hombres tengan?  Si eso esta pasando en su vida es porque usted está depositando su confianza en los hombres, y entonces la va a pasar mal.

Ahora, si como dicen algunos es bueno confiar en los demás, entonces Jesús era malo!!!  Pero como  como sabemos que Jesús, Dios mismo, era, es y será perfecto por la eternidad, debemos confiar en ejemplo que nos da acerca de no confiar en los hombres, y si no confiamos en los hombres pues tampoco nos debe interesar la opinión de ellos.

Además, si pensamos en el asunto veremos que hemos tenido muchos problemas por confiar en los hombres, y que también a veces sufrimos porque nos importa la opinión de los hombres.

Por eso, como acabo de decir, debemos seguir el ejemplo de Jesús. El Señor Jesús lo dijo:

Juan 13.15 Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.

Sus discípulos lo entendieron, lo practicaron y nos piden hacerlo! El apóstol Pablo escribió:

1 Corintios 11.1 Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.

NO CONOCEMOS EL CORAZÓN

La razón por la cual no es bueno depositar nuestra confianza en el hombre, es porque sólo Dios conoce los corazones de los hombres… Y si nosotros muchas veces somos engañados por nuestro propio corazón. ¿Como pretender ser tan ilusos de poder conocer el corazón de los demás?

No aseguró el apóstol Pedro, que si fuera necesario morir por Cristo moriría, pero no lo negaría!  Y: ¿Cumplió? Verdad que no. No dijeron también los otros once discípulos que no lo negarían… ¿y cumplieron? Tampoco!

NO CONOCEMOS EL FUTURO

Ahora no sólo no conocemos el corazón de las personas, las cuales aunque en determinado momento pueden ser muy sinceras, tampoco conocemos el futuro de cada hombre y las circunstancias que le va a tocar vivir, circunstancias que son las que precisamente pueden cambiar el corazón y las decisiones o compromisos de los hombres

Más aún, puede que una persona sin importar las circunstancias no cambie su decisión de cumplir, sin embargo eso no es suficiente para poder cumplir, porque las mismas circunstancias pueden impedirle cumplir sus promesas o compromisos.

El dijo que llegaba temprano pero lo atropelló un carro… Se enfermó de gravedad, lo secuestraron, se murió!  Es decir a veces las personas aunque deseen de todo corazón cumplir no lo podrán hacer.

Es por eso que a través de la carta del apóstol Santiago, cuando un grupo de personas asegura poder lograr ciertos objetivos, Dios les dice que son unos soberbios, que no están teniendo en cuenta que para poder lograr sus objetivos, primero tienen que estar vivos, y en segundo lugar, esperar a ver si estando vivos, Dios les permite cumplir.

Este tema no es nuevo para muchos en la iglesia, pues hemos revisado muchas veces el siguiente texto:

Jeremías 17:5  Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová.

Donde de manera más fuerte, bajo el viejo pacto, Dios le dijo al pueblo que era una maldición confiar en los hombres. Y la razón es, porque básicamente la confianza en los hombres es lo que impide que los hombres se acerquen a Dios.

¿Quiere esto decir que usted no puede confiar en ningún hombre ni en ninguna mujer? ¿Qué creen?

¿Eso suena muy duro para el ego y la arrogancia del hombre, verdad? Sin embargo es cierto, usted ni yo podemos tener confianza en ningún hombre, ni siquiera en nosotros mismos.

Es por eso que cuando nos proponemos hacer algo siempre debemos decir: Si Dios lo permite“… Y cuando esperamos de alguien algo también siempre debemos decir: “Si Dios lo permite”

LA DUDA NO ES FE

Creo que es necesario insistir respecto de que es verdaderamente LA FE EN DIOS, porque nos acostumbramos a llamar fe en Dios, lo que en realidad no es FE.  El texto que estamos revisando que describe la fe en Dios dice:

Hebreos 11:1  Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.

Si la fe fe es la confianza absoluta y cierta, de la realidad de Dios y de sus promesas y mandatos, entonces cuando no hay certeza, cuando hay duda, entonces no hay fe.

Parece tonto lo que voy a decir pero la verdad es; que cuando dudamos del amor de Dios no estamos teniendo fe en Dios; cuando dudamos de la provisión de Dios no estamos teniendo fe en Dios; cuando dudamos del poder de Dios no estamos teniendo fe en Dios; cuando dudamos de la justicia de Dios no estamos teniendo fe en Dios….

Donde hay duda, donde no hay certeza donde no hay la absoluta convicción, no hay fe. Sin embargo nos acostumbramos a decir que tenemos un poquito de fe, cuándo realidad lo que tenemos es dudas de que Dios cumpla su palabra.

Esta misma conclusión la respalda la escritura cuando dice:

Santiago 1:6 al 7. Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. 7No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor.

Dice que debemos pedir con fe, es decir con una confianza absoluta de que Dios responderá, y lo contrario a pedir con fe es dudar, y además aclara que cuando dudamos, no recibiremos cosa alguna de Dios por qué no estamos cumpliendo con el requisito que es; que debemos pedir con fe no dudando nada.

Pero no sólo cometemos el pecado de dudar de Dios, es decir de no tener fe en Dios, sino que además pecamos por tener fe en los hombres, pues a veces tenemos la certeza de que los hombres si nos van a cumplir. Y eso por supuesto está muy mal.

Y si se está preguntando: ¿Y entonces cómo debemos relacionarnos con los hombres? La respuesta es; que como no debemos confiar en los hombres, debemos relacionarnos con ellos con dudas.

Eso quiere decir que; de algunos hombres podemos dudar poco, y de otros debemos dudar mucho.

Esto dicho de otra manera quiere decir que con los hombres nosotros debemos siempre manejar probabilidad. Por ejemplo, si yo le pregunto si usted confía en la fidelidad de su mujer, si usted responde que sí, está pecando.  Y si no la quiere ofender dígale que usted confía el 99,9999% pero no el 100% porque eso sólo corresponde a Dios.

Y cuando decimos que confiamos el 99,9% en realidad no estamos hablando de fe, porque la verdadera fe produce certeza y convicción absoluta, que sólo debe ser depositada en Dios, mientras que en los hombres siempre tendremos que hablar de probabilidad… que a veces es más alta o a veces muy baja, pero que siempre seguirá siendo una probabilidad.

Había una viejita que venía a la iglesia y un día le dijo a mi mujer que jamás se iría de la iglesia…. Al poco tiempo se fue.

Creo que muchas personas sobre la tierra han tenido que sufrir el entender que no es correcto depositar la fe o confianza absoluta en el ser humano… y a veces resulta algo difícil no confiar en los hombres,  por que como el hombre fue creado para confiar en Dios, el hombre siente un descanso al sentir confianza absoluta en lo que sea… pero cuando esa confianza absoluta no está depositada en Dios… se llama idolatría. Y la escritura enseña que los ídolos destruyen la vida de los hombres!

B. PARA DIOS CON CERTEZA

Si evaluamos con honestidad nuestras vidas, entonces tendremos que reconocer que hemos cometido muchas veces el pecado de colocar fe en los hombres, mientras que con Dios nos relacionamos por medio de probabilidades. (Es decir al revés)

Y además nos hemos estado engañando pensando que las probabilidades, es decir la duda la tomamos como  si fuese fe, cuando la realidad es que la fe verdadera siempre es certeza absoluta.

Sería muy bueno para nosotros que cada vez que tengamos la más mínima duda reconozcamos que no estamos confiando en Dios, para que cuando no recibamos la respuestas esperadas, al menos sepamos que fue por nuestra incredulidad!

Donde hay duda no hay fe. Donde hay duda no estamos confiando en Dios. Donde hay duda respecto de Dios hay maldad…. La escritura dice:

Números 23:19  Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?

Isaías 43:13  Aun antes que hubiera día, yo era; y no hay quien de mi mano libre. Lo que hago yo, ¿quién lo estorbará?

No tener certeza en lo que esperamos de Dios es ofensivo para Dios, es como decirle que es mentiroso, y si es mentiroso por supuesto que es malo, y si es malo ¿Como puede ser Dios?

Si un incrédulo le preguntará usted: ¿Su Dios le miente, su Dios le hace promesas falsas, su Dios lo engaña?¿Que le respondería usted?

Y si usted responde que Dios no miente, qué cumple siempre sus promesas y que nunca engaña… Y usted duda de Dios, o peor le desobedece. ¿Está usted verdaderamente confiando en Dios?

La respuesta es no, cuando no obedecemos a Dios es como si pensáramos que Dios miente!

Es por eso que no confiar en Dios es tan absurdo y tan malo, como tener fe en los hombres.

Hagamos la siguiente evaluación.

¿Hay aspectos en los que no le hacemos caso a Dios?

Acaso no ejercemos autoridad como Dios quiere… No nos sujetamos a la autoridad como Dios quiere… No administramos nuestro tiempo como Dios quiere… No administramos nuestro dinero con la fidelidad que Dios quiere… No tenemos objetivos celestiales… etc.

¿Hay aspectos en los que nosotros no descansamos en Dios? ¿Le tenemos miedo a la muerte?…. ¿No creemos en la promesa de resurrección?…. ¿Le tenemos miedo a las circunstancias difíciles?…. ¿No creemos que el nos sustentara con su poder?… Acaso tampoco creemos en la promesa de bendición de Dios para nosotros a través de toda circunstancia.

Cuando realmente entendemos que es verdaderamente la fe, cuando entendemos que la fe cuando no tiene certeza y convicción absoluta, no es fe, entendemos otro aspecto maravilloso de Dios, que es su misericordia, porque a pesar de haber desconfiado durante mucho tiempo, El ha sido bueno con nosotros.

Ciertamente la vida cristiana se vive solo por fe…. Pero gracias a Dios por su misericordia.

La definición de misericordia es dar ayuda a una persona en una situación miserable.

No confiar en Dios con certeza hace de nosotros personas miserables…. Y aunque en la escritura podemos ver que la bendición de Dios, el poder de Dios, la riqueza de Dios se disfruta por fe…  También encontramos que Dios responde a aquellos que reconocen su incredulidad. Por ejemplo:

Marcos 9:23 al 24.  Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible. 24E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad.

Parece que era tan grande el deseo de que su hijo fuera sanado, que cuando entendió que la condición para obtener la respuesta era la fe, inmediatamente dijo que confiaba…  pero parece que en un instante pensándolo bien reconoció que había dudas, que pensaba que era probable que Jesús lo sanara como había sanado a otros, pero no tenía la certeza… Y por eso reconociendo su incredulidad, confío en que Dios lo podía ayudar y le clamo!

Por que Dios en su misericordia no sólo responde cuando hay fe, el también responde para enseñarnos a creer en el.

LA CONFIANZA EN LOS HOMBRES DEBE SER DESTRUIDA

Sin embargo es muy importante entender, que si queremos aprender a confiar en Dios es necesario que aprendamos a desconfiar de los hombres.

En los casos de infidelidad conyugal, o en los casos donde se termina una relación de noviazgo, o en el caso en que te atracan en la calle, la reacción de los que no confían en Dios es resentirse, traumatizarse, llenarse de miedo, porque descubren que: “No se puede confiar en los hombres” Los hombres son malos, y el gran error es pensar que para salir de la crisis es necesario restaurar su confianza en los hombres.

“Los hombres no son malos, los hombres son buenos, no todos engañan, no todos atracan”…

El asunto es, que si logran restaurar su confianza en los hombres y les vuelve a pasar: ¿Cómo va a quedar?  Pues van a quedar mucho peor, por no entender que es un gran error tratar de restaurar la confianza en los hombres!

Lo correcto; la verdadera solución es hacer lo que no se ha hecho, la verdadera solución es confiar en Dios. Que en estas situaciones quiere decir:

Lo que te pasó con ese personaje, hombre o mujer, la situación que viviste por causa de la maldad de los hombres, era lo que tú necesitabas para ser bendecido por Dios. Pero por no confiar en Dios, en lugar de recibir la bendición, tu alma se enfermó más y por eso la crisis tan seria. Porque si confiaras en Dios no estarías mal, porque no hay razón de sentirse mal cuando Dios nos está bendiciendo.

Más aún, si decides confiar en Dios y entiendes que esa situación por terrible que haya sido, es lo que tú necesitas para crecer como hombre de Dios, entonces podrás agradecer a Dios por esa “terrible” situación, (según  los hombres) porque deja de ser terrible gracias a que por fin confiaste en Dios.

Eso también quiere decir que cuando confías en Dios, y en que lo que pase será de bendición, si te vuelve a pasar, será porque todavía necesitas que te pase para ser bendecido, y podrás seguir dando gracias a Dios.

Todo eso quiere decir que: No es necesario restaurar la confianza en los seres humanos, es necesario restaurar la confianza en que Dios en su soberanía controla todas las cosas sólo para bendecirnos!!!

Y es muy importante entender que; no pueden ser las dos cosas juntas, es decir no es posible confiar en Dios y al mismo tiempo en los hombres. (A no ser que los hombres estén diciendo lo mismo que Dios dice, lo cual al final quiere decir que no estamos confiando en los hombres, sino en lo que Dios dijo.)

Por no tener claridad en esto, lo que a veces hacemos es que después de orar a Dios por nuestras situaciones complicadas, luego echamos mano de los recursos que el mundo nos da para solucionarlo.

Ojo con esto: No quiero con esto decir que si se enferma no debe ir al médico, o que si tiene un lío judicial no debe buscar un abogado…  Esos recursos pueden y deben ser usados, el problema es cuando depositamos nuestra confianza en esos recursos, y no en Dios todo poderoso y soberano que controla todo para bendecirnos.

Respecto de esto la escritura nos da el siguiente ejemplo, de lo que el Señor le dijo al pueblo de Israel:

Isaías 30.1–3 Ay de los hijos que se apartan, dice Jehová, para tomar consejo, y no de mí; para cobijarse con cubierta, y no de mi espíritu, añadiendo pecado a pecado! 2Que se apartan para descender a Egipto, y no han preguntado de mi boca; para fortalecerse con la fuerza de Faraón, y poner su esperanza en la sombra de Egipto. 3Pero la fuerza de Faraón se os cambiará en vergüenza, y el amparo en la sombra de Egipto en confusión.

El pueblo de Israel confesada creer en Dios, pero a la hora de tener problemas serios no buscaba la dirección de Dios, no buscaba la protección de su espíritu. Y por eso cuando Dios ve la tremenda fe que el pueblo de Israel tiene en el imperio de Egipto, les dice que no vayan… Pero:

Isaías 30.15 Porque así dijo Jehová el Señor, el Santo de Israel: En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza. Y no quisisteis…

No quisieron, y por eso en el capítulo  treinta y uno vuelve y les advierte:

Isaías 31:1  ¡Ay de los que descienden a Egipto por ayuda, y confían en caballos; y su esperanza ponen en carros, porque son muchos, y en jinetes, porque son valientes; y no miran al Santo de Israel, ni buscan a Jehová! 2Pero él también es sabio, y traerá el mal, y no retirará sus palabras. Se levantará, pues, contra la casa de los malignos, y contra el auxilio de los que hacen iniquidad. 3Y los egipcios hombres son, y no Dios; y sus caballos carne, y no espíritu; de manera que al extender Jehová su mano, caerá el ayudador y caerá el ayudado, y todos ellos desfallecerán a una.

Parece extraño pero el texto dice que Dios también es sabio. Como si los hombres pensaran que Dios es medio bruto, y que precisamente por ser sabio va a traer el mal sobre aquellos que no confía en el, y no es un asunto de venganza, porque la verdad, es que es necesario que el hombre que confía en sí mismo fracase para que pueda colocar sus ojos en Dios.

Y por eso en medio de estas dos sentencias el Señor en su misericordia les dice cuál sera la solución:

Isaías 30.18 Por tanto, Jehová esperará para tener piedad de vosotros, y por tanto, será exaltado teniendo de vosotros misericordia; porque Jehová es Dios justo; bienaventurados todos los que confían en él.

La primera parte puede sonar muy dura pero como mencioné es absolutamente necesaria. Porque lo que está diciendo es que una persona puede estar en una situación muy, pero muy complicada, y aunque el Señor tiene todo el poder para ayudarla, dice que esperará.

Es más, esa situación la puede estar viviendo alguien que está clamando a Dios por una respuesta, y sin embargo Dios al ver la falta de confianza de esa persona, esperará para dar solución a su problema.

Y: ¿Cuando será el momento en que Dios responda?  El mismo pasaje nos da la respuesta, pues dice que son bienaventurados todos los que confía en El, lo cual quiere decir que la respuesta será recibida cuando verdaderamente confiemos en Dios.

(Aunque como ya mencioné algunas veces Dios responde aunque no confiamos para mostrarnos que debemos confiar y prepararnos para la siguiente prueba)

Pero dice algo más; y es que cuando Dios en su misericordia responda será exaltado, es decir será evidente que la respuesta vino de parte de Dios.

Póngale atención a lo siguiente:

No es lo mismo vivir la vida pensando que la vida que vivamos depende de nuestro poder, capacidad, o inteligencia, a vivir la vida estando absolutamente convencidos que dependerá de la misericordia y la generosidad de Dios.

Cuando vivimos pensando que depende de nuestra capacidad, al primer faltante o problema comenzamos a sentir preocupación, angustia, y si el causante del problema es otro entonces vienen las enemistades, los pleitos, las iras, etc.

Pero cuando aprendemos que todo proviene por la gracia y la misericordia de Dios, así venga circunstancias difíciles cuando tenemos fe, cuando tenemos fe de verdad vivimos en completa paz.

Isaías 26.3–5 Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. 4Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos. 5Porque derribó a los que moraban en lugar sublime; humilló a la ciudad exaltada, la humilló hasta la tierra, la derribó hasta el polvo.

En otra versión dice:

Isaías 26.3 Señor, tú conservas en paz a los de carácter firme, porque confían en ti.

Carácter firme…  El de aquel, que de manera continua piensa que puede confiar en Dios siempre y en medio de cualquier circunstancia.

Si ustedes me preguntan acerca de la guerra espiritual, esa es la guerra espiritual, donde con toda firmeza insisto en pensar lo correcto de Dios, y lo correcto es que puedo confiar en él siempre y en medio de toda circunstancia sabiendo que sólo traerá bendición para mi vida.  El diablo gana la batalla cuando dejamos de pensar de esa manera.

Pero también creo que es bueno aclarar, que una cosa es estar convencidos de que tenemos fe, y otra muy diferente es tener fe. ¿Cómo saberlo? Muy sencillo, si nos preocupamos, si nos afanamos, si tenemos miedo, aún si estamos aburridos es porque no tenemos fe en Dios.

Y por supuesto cuando no hacemos lo que Dios dice no hay discusión, no tenemos fe, al menos no en esa área donde estamos desobedeciendo, y si lo pensamos bien, nos daremos cuenta que al desobedecer estamos confiando ciegamente en los hombres, o en nosotros mismos.

La fe en el hombre es pecado como también lo es cuando dudamos de Dios. Y pienso que es posible que Jesús por esta razón, al hablar de la confianza que debemos tener al pedirle a Dios, haya hecho la comparación con la confianza que tenemos los hombres en los hombres.

Mateo 7:7  Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. 8Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. 9¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? 10¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? 11Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?

Es decir así como hemos sido capaces de confiar en los hombres, Dios quiere que confiemos en él. Y eso en otras palabras quiere decir, que evidentemente hemos tenido una fe de enormes proporciones depositada en los hombres, lo cual es un error muy grande.

Pero como Dios ama al hombre, para poder salvarlo, Dios deben lograr que el hombre deje de confiar en sí mismo para que pueda confiar en Dios.

Es por eso que muchos hombres que han sido capaces de hacer muchas cosas en su vida, llega un tiempo donde comienzan a fracasar, y su vida se puede complicar mucho si no logran entender que es una preparación para poder aprender a depositar su fe en Dios.

En la escritura, esta verdad acerca de la necesidad de desconfiar en los hombres para poder confiar en Dios se repite de manera continua.

Por ejemplo, porque Dios le dice al profeta que vaya a una viuda para que lo sostenga. Es decir lo manda donde la persona más insignificante y pobre para que lo sostenga, la cual estaba pensando en preparar su última comida y morirse de hambre…

La pregunta es: ¿Por qué no lo mandó donde un rico que tenía más opciones para sostenerlo?  Y la respuesta es; que si lo manda donde un rico, el profeta fácilmente puede pensar que el rico lo sostuvo porque es rico, pero al mandarlo donde una viuda que no tenía ni cómo mantenerse ella misma, fue evidente que la mano de Dios fue la que lo sostuvo.

El mismo principio lo vemos en el caso de Gedeón, que se preparaba para la batalla contra los Madiaitas con 33.000 hombres del pueblo de Israel…  Seguramente los judíos pensaron que tenían un buen ejército, suficiente para obtener la victoria, pero…

Jueces 7.2 Y Jehová dijo a Gedeón: El pueblo que está contigo es mucho para que yo entregue a los madianitas en su mano, no sea que se alabe Israel contra mí, diciendo: Mi mano me ha salvado.

Por esta razón Dios le dijo que le dijera al pueblo que todos los que tuvieran miedo de ir a la guerra se devolvieran y se devolvieron 22.000 quedando sólo 10.000.

Humanamente es fácil pensar que era más fácil ganar la batalla con 33.000 que con 10.000… Pero eso sólo lo piensan aquellos que confían en los hombres y no en Dios, por esta razón Dios continuo seleccionando el número de personas que irían a la batalla:

Jueces 7.4 Y Jehová dijo a Gedeón: Aún es mucho el pueblo; llévalos a las aguas, y allí te los probaré; y del que yo te diga: Vaya éste contigo, irá contigo; mas de cualquiera que yo te diga: Este no vaya contigo, el tal no irá.

De esa nueva selección de 9.700 fueron dejados atrás, quedando sólo 300 hombres… Y:

Jueces 7.7 Entonces Jehová dijo a Gedeón: Con estos trescientos hombres que lamieron el agua os salvaré, y entregaré a los madianitas en tus manos; y váyase toda la demás gente cada uno a su lugar.

Con sólo 300 hombres se iban a enfrentar a los madianitas, los amalecitas y los hijos del oriente que eran como langostas en multitud y sus camellos innumerables como la arena del mar…  efectivamente contra toda lógica humana obtuvieron la victoria!

Es por eso que la escritura dice:

2 Corintios 5.7 porque por fe andamos, no por vista…

Cuando vivimos por vista pensamos que las soluciones van a llegar de tal persona, o de tal lado, pero Dios qué es sabio nos da respuestas que ni siquiera imaginamos… Para que nuestra confianza permanezca en Él y no en los hombres.

Aún es muy normal para algunos cristianos que se hacen la idea de que todos los cristianos son santos,  es normal que en determinado tiempo Dios les muestre que todos somos pecadores, y que nuestra confianza tiene que estar solamente en Dios.

Recuerdo que alguna vez le decía a un grupo de personas, que necesitaban un mal pastor para que aprendieran a colocar los ojos en Dios, porque les parecía tan lindo y tan santo el pastor que sólo confiaban en el y no en Dios.

También la escritura dice:

Habacuc 2.4 He aquí que aquel cuya alma no es recta, se enorgullece; mas el justo por su fe vivirá.

La confianza en Dios elimina el orgullo del hombre, mientras que la falta de confianza en Dios hace a los hombres orgullosos.

Así es de que, DECIDAMOS CONFIAR EN DIOS!

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