Es muy normal en el mundo, qué las cosas ante las cuales el hombre no puede hacer absolutamente nada, cosas que además son inevitables, es decir que a todo ser humano le sucederán, Y ante las cuales el hombre no puede hacer absolutamente nada, son aquellas en que los hombres menos piensan.
Por ejemplo; dice la escritura acerca de la muerte:
Eclesiastés 8.8 No hay hombre que tenga potestad sobre el espíritu para retener el espíritu, ni potestad sobre el día de la muerte; y no valen armas en tal guerra, ni la impiedad librará al que la posee.
Los hombres viven sin pensar en que morirán, ignorar esta gran verdad lo lleva a vivir de forma inadecuada, Pedro lleva a vivir pensando sólo en el presente sin saber que hay una eternidad que los espera para la cual no se preparan.
Cuando el texto dice que por mala que sea una persona no lograra con su poder evitar el día de la muerte, es porque los hombres a través de su maldad logran obtener muchas, cosas que de manera correcta no han podido. Sin embargo, detener la muerte es un imposible aún para los más malos y poderosos.
Cuando los hombres no piensan en la muerte también están evitando pensar en otra realidad de la cual absolutamente nadie escapará:
Eclesiastés 12.14 Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala.
El juicio de Dios, que inevitablemente vendrá sobre todos los hombres al momento de su muerte. Y opuesto a lo que la gente cree Dios nos los juzgará de acuerdo a su propio concepto de bien o mal, ni respecto de sus creencias. La escritura dice:
Romanos 2.16 en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio.
Que ciertamente aunque Dios juzgará a los hombres de acuerdo a su conciencia, serán juzgados con la medida del Evangelio, y ese juicio determinará si los hombres van al cielo o al infierno.
