HAGA ORACIÓN – PARTE 1
I. INTRODUCCIÓN
Hace algunos años escuchando algunas entrevistas de algunas personas famosas, la mayoría jóvenes, me llamó la atención que el denominador común cuando les preguntaron cómo estaban o que estaban haciendo fue que respondieron: “La estamos pasando bien.” O “La estamos pasando súper bacano.” O “La estamos pasando kul.”
Cuando escuchaba estas palabras tal vez lo que más me impresionaba es que no escuchaba que ninguno de los que entrevistaban hablará de algo diferente, de algo que fuera importante, es decir para ellos sólo era rumba, diversión, trago, chicas, conciertos, y todas aquellas cosas que les permitieran cumplir el objetivo de pasarla bien, de estar contentos, de estar felices.
En ese momento pensé que la vida de estas personas era tan vana, tan superficial, y al mismo tiempo tan peligrosa, pues tener como objetivo en la vida solo pasarla bien para vivir felices, puede traer como consecuencia que años después se experimente pobreza, enfermedad, malas relaciones, lo cual traería una mala vejez, pero más importante aún, vivir de esa manera sin pensar en el destino final que es la eternidad, es algo que para los que creemos en la eternidad resulta terriblemente espantoso.
Sin embargo, el problema no es querer vivir felices todo el tiempo, porque la realidad es que absolutamente todas las personas queremos vivir felices todo el tiempo, aún los creyentes tenemos ese mismo deseo en nuestro corazón, y pues en cierta manera no esta mal, pues el diseño de Dios para nosotros incluía que al vivir la vida deseáramos ser felices.
El verdadero problema es la razón de nuestra felicidad, es decir; qué cosas son las que hacen que vivamos felices, porque si nos preguntamos si es correcto que los hombres anhelemos, nos enfoquemos, y trabajamos para vivir felices, parte de la respuesta es: ¿Qué tan correcto seria anhelar vivir afligidos?
Creo que si alguien contestara que es bueno vivir afligidos todo el tiempo, y que ese es su objetivo en la vida, difícilmente habrá alguien que tome esta respuesta como una respuesta razonable, pues vivir afligido todo el tiempo sería una desgracia, que enfermaría nuestro cuerpo, nos impediría tener buenas relaciones, es decir esa aflicción traería más y más aflicción, que daría como resultado un enorme desprecio por la vida misma.
Ejemplo de eso lo encontramos en el patriarca Job, quien después de haber vivido una vida muy buena, lleno de prosperidad, con buena salud, una gran familia, además un hombre lleno de conocimiento, que lo hizo muy importante entre los hombres, y que a pesar de esto mantuvo su rectitud…
Es decir un hombre muy afortunado qué seguramente vivía muy feliz, sin embargo le sobrevino una situación que lo mantuvo afligido nueve meses, y esa experiencia fue suficiente para llevarle a aborrecer tanto su vida, que no sólo anhelaba morirse, sino que al no poder hacerlo contiende con Dios culpándolo por la aflicción que le hace vivir al no quitarle la vida. Y lo dice de la siguiente manera:
Job 3:20 al 22 ¿Por qué se da luz al trabajado, y vida a los de ánimo amargado, 21Que esperan la muerte, y ella no llega, aunque la buscan más que tesoros; 22Que se alegran sobremanera, y se gozan cuando hallan el sepulcro?
¿Por qué a una persona que está cansada de la vida y esta amargada se le prolonga el sufrimiento conservándole la vida? ¿Por qué si estas personas se alegrarían si al acostarse a dormir no volvieran a despertar, porque tienen luz al siguiente día?
Es tan cierto que a causa de la aflicción la gente llega a desear de tal manera la muerte, que muchos llegan al suicidio, aunque eso implica ir en contra del instinto de conservación, de la moral, de la religiosidad… Sin embargo muchísimos llegan a este triste final, porque así de poderosa es una aflicción continua, que llega a destruir los más importantes valores.
Y la razón por la cual una continua aflicción puede destruir tanto al ser humano, es porque fue creado por Dios con el propósito de qué sea feliz no solamente en la tierra, sino aún por toda la eternidad.
Siendo esto cierto quiere decir que quien no está experimentando la felicidad, está viviendo la vida fuera del propósito de Dios, lo cual crea un faltante tan grande que hace que la vida, el regalo precioso de Dios pierda todo su valor.
Eso también quiere decir que entre más feliz viva una persona más apreciara la vida, sin embargo aclaro que algunos que no viven felices no desean morirse, y no porque estén contentos de su infelicidad, sino porque a pesar de su mala vida hay algo muy poderoso que los detiene, y es el temor a la muerte, y para algunos el temor a una eternidad todavía peor que la vida que están viviendo y qué además no tendrá fin, y por esto por infelices que estén viviendo no desean morirse.
Pero por supuesto no es lo mismo no querer morirse por miedo a la muerte o a la condenación eterna, que no querer morirse porque vivimos felices disfrutando de la vida. Por lo tanto la pregunta que hoy quiero que se hagan es: ¿Es usted una persona que aprecia la vida por qué la está viviendo lleno de felicidad?
Respecto de esto a lo largo de mi corta vida he oído varias respuestas, tal vez la más común es; “la felicidad completa no existe” Y que algunos lo expresan diciendo: “no todo podía ser tan bueno” que es más o menos lo mismo que dice el escritor del libro de Eclesiastés:
Eclesiastés 3:1 al 4 Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. 2Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; 3tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar; 4tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar;
En cada una de estas alternativas que plantea hay felicidad o hay tristeza y angustia, y esa parece ser la condición normal de la mayoría de los seres humanos. Pero también hay quienes definitivamente piensan que han venido a este mundo a sufrir, y también los hay que son felices pero la razón de su felicidad es efímera como al final será también su felicidad.
La siguiente pregunta es: ¿Podemos esperar ser completamente felices toda la vida?
La respuesta que los hombres dan a esta pregunta es similar a la respuesta que dan los cristianos cuando se les pregunta: ¿Es posible vivir espiritual todo el tiempo? La gran mayoría de los cristianos contestan basados en su experiencia y dicen; No, no es posible andar espiritual todo el tiempo, solo en ciertos momentos… El problema con esta respuesta es que la escritura dice que si es posible andar espiritual todo el tiempo, que significa andar obedeciendo a Dios en todo momento.
Vuelvo a preguntar: ¿Podemos esperar ser completamente felices en esta vida? La respuesta de la mayoría de las personas y aun de los cristianos, que contestan basados en su experiencia es que no es posible vivir felices todo el tiempo, y aunque esta parece ser la respuesta de la gran mayoría creo que debemos preguntarnos: ¿Hay algún respaldo bíblico para cerciorarnos de que el propósito de Dios es que nosotros tengamos una vida y una eternidad felices? Y la respuesta es sí. La escritura dice en el salmo 43:
Salmos 43:4 Entraré al altar de Dios, Al Dios de mi alegría y de mi gozo; Y te alabaré con arpa, oh Dios, Dios mío.
El altar de Dios representa el sitio donde el hombre se encuentra con Dios. Estar en el altar de Dios es estar en la presencia de Dios, y lo que el salmista está diciendo es que cuando entra a este lugar, está entrando al Dios de su alegría y de su gozo, y quien vive feliz pues no tendrá problema en alabar a Dios, más bien su alabanza será una manifestación obligada de su felicidad.
Este Dios de la alegría y del gozo es el mismo que despojándose a si mismo se hace hombre y hace su entrada a la tierra en la persona de Jesucristo, con el propósito de que el hombre pueda experimentar, la misma alegría que Dios experimenta, por eso el Señor Jesús dijo:
Juan 15:11 Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido.
Si él Señor Jesucristo nos ha sido dado para que gracias a el podamos experimentar la alegría de Dios, y nuestra alegría sea cumplida, la pregunta es: ¿Eso funcionará… o Jesús estaba soñando y hablando tonterías? Y la respuesta es que por supuesto que eso tiene que funcionar por la sencilla pero poderosa razón de que Dios lo ha dicho.
Años después el apóstol Juan en su primera carta escribe que el resultado de haber aceptado el mensaje del Señor y de haber creído en él, será entrar en comunión con él, (Nacer de nuevo) y esta comunión nos permitirá experimentar una alegría completa y continua. Dice así:
1 Juan 1:3 al 4 lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. 4Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido. (Escribimos estas cosas para que nuestra alegría sea completa.)
El apóstol Juan está corroborando lo cierto de las palabras de Jesús, y las sigue comunicando para que todos aquellos que crean, puedan disfrutar de esa alegría completa y permanente.
También en algunas de las parábolas, donde la enseñanza es que debemos tener una buena administración de las cosas que Dios nos ha dado, el resultado y el premio es la felicidad.
Mateo 25:21 Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.
Y si las cosas no se han hecho de acuerdo a la voluntad de Dios, por no haber querido escuchar ni creer su palabra, entonces el resultado será:
Mateo 25:30 Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.
Todo esto nos muestra con claridad que el propósito de Dios es que vivamos felices, y terminemos viviendo felices con él por la eternidad. E igualmente podemos decir que una persona que no ha logrado el objetivo de vivir feliz, es una persona que lo más seguro terminará viviendo por la eternidad lejos de la presencia de Dios, en el infierno.
Algunos se han convertido justo antes de morir y han vivido felices los últimos minutos de su vida, y vivirán felices con él por la eternidad.
Todo esto lo quiero resumir en tres cosas; primero, debemos meternos en la cabeza y estar muy convencidos de que Dios quiere que estemos felices todo el tiempo.
Lo segundo es que ciertamente es el pecado que trae muerte es el que ha dañado el desarrollo de este plan de Dios de que seamos completamente felices todo el tiempo.
Y lo tercero es que Jesucristo en la cruz con su muerte y resurrección ha dado solución a este problema.
Por lo tanto nuestro objetivo debe ser experimentar de tal manera la salvación, que podamos vivir contentos y felices todo el tiempo. Y es por esto porque es el plan y es el deseo de Dios que vivamos felices que encontramos en la escritura que Dios nos ordena:
1 Tesalonicenses 5:16 Estad siempre gozosos.
No hay duda que es una orden que con la ayuda de Dios tenemos que vivir cumpliendo, pero para esto es necesario que con la ayuda de Dios combatamos el pecado en nuestra vida, entendiendo que los pecados que cometemos es por causa del pecado de nuestra incredulidad.
Creo que no hay duda que uno de los pecados que impide esa felicidad continua, que es un pecado además muy pero muy que muy común son las quejas… ¿Y por qué las quejas son un pecado? Porque la escritura tiene una serie de promesas muy hermosas y muy importantes. Por ejemplo:
Filipenses 4:6–7 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. 7Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
Estamos en las manos de un Dios tan, pero tan poderoso que no hay ni una sola razón para que nosotros nos afanemos, pues frente a cualquier situación que nos parezca terrible o complicada tenemos el recurso de hablar con nuestro buen Dios, el cual dará la respuesta que beneficie nuestra vida y nuestra eternidad. Y por eso podemos experimentar una paz sobrenatural, que hará que nuestros pensamientos sean adecuados, y conforme a la voluntad de Dios.
Esta promesa tiene íntima relación con esta otra:
Romanos 8:28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
Qué quiere decir que absolutamente nada puede dañar ese plan espectacular que Dios tiene para cada uno de nosotros, por lo tanto hay razones de sobra para andar felices todo el tiempo. Pero cuando no creemos en lo que Dios nos ha dicho, entonces nos quejamos por el calor, por el frío, por la comida, por el arriendo, por el tráfico, porque los precios suben, porque el presidente, porque.. etc.
Pero quejarse es tan común, que hace que los cristianos no entiendan que las quejas son un asunto supremamente serio. Sin embargo la escritura dice:
Santiago 5:9 Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis condenados…
Vivir en condenación quiere decir que al quejarnos estamos huyendo del trato de Dios, que nos es dado para experimentar esa felicidad completa. Quejarnos es en realidad pelear con Dios, lo que por supuesto impide experimentar la felicidad.
Lo contrario es que al agradecer a Dios por las diferentes situaciones, estamos aceptando ese tratamiento de bendición que Dios tiene para cada uno en nosotros, y la evidencia del buen resultado de ese trato es que nos convertimos en hombres de palabra, en hombres íntegros que cumplimos nuestras promesas, y que llegamos a tiempo a todo lugar. Y por eso continúa diciendo:
Santiago 5:12. Pero sobre todo, hermanos míos, no juréis, ni por el cielo, ni por la tierra, ni por ningún otro juramento; sino que vuestro sí sea sí, y vuestro no sea no, para que no caigáis en condenación.
Y después de decir todo esto, por si alguno no está creyendo en las promesas de Dios, y por esta razón no está experimentando la felicidad que debe experimentar gracias a la salvación recibida, el apóstol escribe:
Santiago 5:13 ¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas.
Al ver esta secuencia de bendición termina diciendo que si alguno está afligido debe solucionarlo…
Porque indudablemente el propósito de la oración en esta circunstancia es para quitar la aflicción y experimentar alegría, y poder entonces seguir cantando alabanzas.
Eso me hace recordar la enseñanzas que damos acerca de la esposa mártir, que es aquella buena mujer, fiel, que cumple con todas la responsabilidad de su hogar llevando una enorme carga, la casa, la comida, los niños, los mandados del marido, y ella se sacrifica y cumple hasta que casi sus fuerzas desfallecen, y al final del día cuando llega el marido: ¿Adivinen qué cara tiene?
Tiene cara de mártir, está agotada, despeinada, mal vestida, y a veces hasta de mal genio por lo que ha debido soportar todo el día, y resulta que su relación más importante que es la de su esposo, no la disfruta producto de todo lo que ha hecho… ¿Para él? ¿Es decir lo que hace para él es lo que la tiene en mala relación con él? ¿Tiene eso sentido?
Y a veces no sólo no disfruta de la relación con su marido, sino que por causa de los quehaceres terminan aún agrediendo al marido, por no colaborar o por estorbar en sus planes.
Nos cuenta la escritura que el Señor Jesús llegó a la casa de un par de hermanas creyentes… y:
Lucas 10:38 al 42 Aconteció que yendo de camino, entró en una aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa. 39Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra. 40Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude. 41Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. 42Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.
Este pasaje bien podía representar la vida de aquel cristiano, que está haciendo todas las cosas como entiende que Dios le dice que debe hacerlas, pero no está feliz con su cristianismo, porque no logra descansar en Dios y por lo tanto está afanado y preocupado por causas de sus responsabilidades.
El Señor Jesús no le dice a Marta que no debe realizar esos quehaceres, es decir no es un llamado a la irresponsabilidad o a la desobediencia, lo que le dice que está mal, es que esta preocupándose por esas cosas, está afanándose y ha perdido el gozo y la alegría, llegando aun a pensar que Dios no tiene cuidado de ella…
No se cuantos de ustedes han llegado a pensar producto de las circunstancias que Dios no está cuidando bien de usted, o que a Dios no le interesa toda esa tristeza o aflicción que usted está sintiendo…
¿Y tú cómo estás? le preguntan a un cristiano y contesta: Yo aquí bien, el Señor me está tratando fuerte, ya me quitó a mi madre que era la única que me quería, y ahora pues me está dando fuertes lecciones con mi salud, además el trabajo también está muy complicado, y también tengo problemas con los vecinos pero yo sigo aquí obediente, empuñando el arado, resistiendo contra el pecado y esperando que el Señor tenga misericordia de mí, y me ayude con esta situación que está muy complicada, porque es que ya casi que no aguanto más, y no entiendo porqué Dios no me soluciona todos estos problemas y vuelve y me pasa lo mismo…
Ese es el cristiano “Marto”, es decir que como Martha aunque está haciendo todo lo que tiene que hacer, no está disfrutando de la presencia del Señor, ni de lo que el Señor está haciendo en su vida, y que además piensa que el Señor no está poniendo mucho cuidado de él, o no está teniendo con el misericordia y no está respondiendo a sus peticiones y eso lo tiene mal… Y desafortunadamente no faltará algún creyente que en lugar de ayudarle le diga, que es apenas razonable que él se sienta mal porque la situación está muy complicada.
Sin embargo también está la otra cara de la moneda, es decir, hay otros a los que les preguntan que cómo están y contestan: Bien, la familia está muy bien, mi salud está muy bien, en el trabajo también estoy bien, los vecinos son muy amables, la iglesia bien, pero… Estoy como aburrido. Pero: ¿Y cómo estás con el Señor? Bien…
Es decir no importa si todas las cosas están muy difíciles, o si están supremamente bien, de todos modos muchos no están viviendo verdaderamente felices y por esa razón anhelan con urgencia un cambio.
Pero en ambos casos según la escritura: ¿Qué es lo que está haciendo que estas personas vivan en aflicción? En el pasaje anterior leímos:
Lucas 10:39 Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra.
¿Qué hacía María? María en una actitud de descanso oía lo que Jesús decía. Y mientras que María escuchaba lo que Jesús decía: ¿Qué estaba haciendo marta?
Lucas 10:41-42 Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. 42Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.
Una cosa es conocer todas las reglas del cristianismo y estarlas viviendo, lo cual representa la actitud de Marta, y otra cosa bastante diferente es, que a demás de ser obediente estemos escuchando lo que el Señor Jesús tiene que decirnos en cada momento. Eso es lo que estaba haciendo Maria. Y esto que hacía Maria es lo que Jesús dice que es la buena parte que no le sería quitada.
Pero todo esto que he dicho usando el ejemplo de Marta y María, la escritura lo dice de forma resumida en:
Santiago 5:13 ¿Está alguno entre vosotros afligido? HAGA ORACIÓN.
Cuando algún cristiano sin importar la situación en que se encuentre está afligido, es porque le falta oración.
Cuando algún cristiano está afligido es porque no está hablando con el Señor. Cuando algún cristiano esta afligido es porque no está escuchando lo que el Señor tiene para decirle en medio de esa situación, que es casi como decir que está viviendo el cristianismo sin Cristo.
Por lo tanto debe orar, y la oración debe quitarle la aflicción.
Respecto de esto muchos podrán contar la experiencia de que han orado, y orado y han pedido oración, y han aun ayunado, pero eso no les ha quitado la aflicción. Aunque esa experiencia es cierta para muchos, eso no debe llevarnos en ningún momento a pensar que la aflicción no puede ser quitada con la oración, y mucho menos pensar que Dios no da respuestas válidas o suficientes para quitar la aflicción.
Sí tenemos eso claro, entonces sabremos que el problema está en la forma como estamos orando, o para que sea más fácil de entender digamos, que el problema está en la forma cómo estamos conversando con Dios.
Algunos especialmente en esas circunstancias de aflicción o angustia creen erróneamente que su conversación debe funcionar, porque ellos están pidiendo, e insistiendo, y clamando con fe, y aun cometiendo el grave pecado de pagar para que Dios conteste su oración.
Y no entienden que en esta conversación con Dios, aunque Dios es muy lindo y él tiene paciencia para escuchar todos sus lamentos, y sus sueños, y todos sus problemas y aun su ridiculeces. No entienden que toda conversación con Dios es completamente inútil, si no escuchamos lo que él tiene que decir.
¿Si me están siguiendo?: Lo importante de la conversación con Dios no es lo que usted piense, ni lo que usted diga, ni lo que usted crea, ni lo que desee…. (De hecho Dios sabe absolutamente todo lo que pensamos aún antes de qué lo pensemos, por lo tanto el decirle a Dios todo lo que pensamos no va a producir ningún efecto en Dios) Lo importante de la oración es que usted escuche lo que Dios le dice.
En esto tenemos que hacer un clic en nuestro cerebro, porque cuando hablamos con otras personas nos parece muy importante que las otras personas entiendan muy bien lo que sentimos, lo que pensamos, lo que queremos, de tal manera que si no logramos comunicar todo esto, sentimos que no tenemos una buena comunicación… Pero esto con Dios no vale absolutamente nada, porque él ya sabe absolutamente todo, por lo tanto no tenemos necesidad de decir nada.
¿Cuándo María estaba sentada descansando a los pies del Señor, creen ustedes que lo importante es lo que ella decía, o lo que el Señor le estaba diciendo?
En la historia del pueblo de Israel podemos ver que cada vez que venían tremendas calamidades, el problema era según Dios, que ellos no estaban escuchando lo que Dios decía, aunque como suele ocurrir terminamos engañados pensando que el problema es que Dios no nos escucha, pero eso no es cierto. Y por eso podemos leer lo que el Señor les decía:
Jeremías 6:10 ¿A quién hablaré y amonestaré, para que oigan? He aquí que sus oídos son incircuncisos, y no pueden escuchar; he aquí que la palabra de Jehová les es cosa vergonzosa, no la aman.
De la misma manera cuando una persona está viviendo en aflicción, cuando un cristiano no es completamente feliz, la razón de su aflicción es no haber escuchado a Dios, y la solución a su aflicción es que escuche a Dios. Por eso dice que el que está afligido converse con Dios.
Y tal vez lo primero que debe escuchar de Dios una persona que no es feliz, es que no toda felicidad es evidencia de estar disfrutando de la salvación. Dicho de otra forma: No toda felicidad es producto de escuchar a Dios.
Por qué la verdad es que hay cierta clase de felicidad que es precisamente evidencia de condenación. Y es por eso que en la escritura encontramos el siguiente mandato, que al no cumplirlo nos impide experimentar el amor de Dios. Dice así:
1 Juan 2:15 No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.
El amor al mundo es el que hace que al disfrutar de las cosas del mundo nos sintamos felices… Sin embargo el Señor Jesús dijo:
Juan 16:33 Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.
Y a esto se refería el escritor de el libro de Eclesiastés cuando decía que hay tiempo para todo, es decir la felicidad que el mundo da ni es completa ni es duradera, lo cual hace que quien ama al mundo así como puede estar feliz en un tiempo, en otro momento puede estar sintiéndose muy miserable.
La aflicción de la gente del mundo y la aflicción de muchos cristianos es el simple resultado de amar al mundo. Y la experimentan cuando las cosas del mundo no salen como ellos quieren.
Si nos preguntamos qué cosas producen aflicción en nuestra vida o qué cosas no nos dejan ser verdaderamente felices: ¿Qué elementos conforman esa lista?
Y entonces vamos a encontrar una lista de cosas que son del mundo, que nos quitaron, o no pudimos alcanzar, o se dañaron. O vamos a encontrar una lista de pecados cuyas consecuencias no nos dejan ser felices, pecados que cometimos por amar las cosas del mundo.
Y es por eso que Dios nos da el mandato de no amar al mundo, para poder disfrutar del amor de él, que si nos va a dar una felicidad completa y duradera, y lo mejor que trasciende hasta la eternidad.
Y entonces déjeme repetir la pregunta: ¿Cuándo usted está afligido por estas cosas es porque ha escuchado lo que Dios dice de este asunto, o porque no ha querido escuchar lo que Dios ha dicho del amor al mundo?
Ahora… Y; Si usted fuera Dios y una persona embrutecida por su amor a las cosas del mundo viniera a suplicarle que le devuelva a algo que usted le quitó, sabiendo usted que ese amor a las cosas del mundo es lo que no la deja ser feliz, sólo le da felicidad temporal: ¿Cómo contestaría usted esa petición?
¿Le daría lo que ella quiere aunque se embrutezca cada día más, o le negaría aquello que está pidiendo porque es lo que esta persona necesita para llegar a ser verdaderamente feliz?
O sea que si a usted se le daña el carro y lleno de aflicción le pide a Dios que le solucione ese asunto, la respuesta de Dios podría ser: Tranquilo hijo que ya te lo van a robar para que no te preocupes más por el daño y los gastos de reparación. (Recuerdo mis hijos peleando por un juguete en el carro cuando íbamos de viaje… Lo boté por la ventana.)
¿Quiere decir esto que Dios nos va a quitar absolutamente todas las cosas para que podamos ser felices? La respuesta es no. ¿Por qué? Porque quitarnos las cosas no hace que dejemos de amarlas, es mas, quitarnos las cosas a veces hace que las amemos más.
¿Entonces qué tiene que hacer Dios? Pues cuando no escuchamos lo que Dios nos ha dicho, entonces él se inventa la manera de hacernos entender, que casi siempre tiene relación con no amar las cosas del mundo.
Un ejemplo muy común de esto es cuando a algún cristiano se le enferma un ser querido. Ante esta situación lo primero es orar, luego ir al médico, orar más, ir a la clínica, orar más, remedios costosos, orar más, y cada vez más grave la enfermedad, etc. Hasta que esos cristianos que fueron a pedir por la sanidad del enfermo ahora van a la iglesia a pedir que el Señor se lo lleve, y cuando Dios cumple, quedan muy agradecidos.
¿Por qué Dios tiene que hacer todo esto? Por qué en nuestras conversaciones con Dios no estamos escuchando lo que él nos dice.
Este problema es bastante serio, y puede alargarse por muchísimo tiempo por no escuchar lo que Dios dice, y no escuchamos lo que Dios dice precisamente porque deseamos que las cosas salgan como nosotros las deseamos, y las deseamos de esa manera porque creemos que eso nos hará felices… Lo cual a veces es cierto por un corto tiempo y luego viene la infelicidad.
Algunos llegan a pensar: ¿Y porque Dios no le da esas cosas y ya, cuál es el problema?
Es más: ¿Qué es para Dios darme un mejor trabajo, o quitarme estos problemas de salud, o darme una buena esposa o esposo, o llevarse la suegra bien lejos…. ¿Siendo esas cosas tan fácil para Dios porque no nos complace?
La respuesta es; Porque esas cosas no nos están dejando disfrutar del amor de Dios que es lo único que nos hará felices eternamente.
Este asunto tiene muchas implicaciones, por ejemplo; la razón por la cual la gente del mundo puede llegar a ser feliz con las cosas del mundo, es porque:
2 Corintios 4:4 el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.
Y el resultado de tener el entendimiento entenebrecido, es que la persona es capaz de alegrarse con las cosas del mundo, porque está totalmente incapacitado para ver más allá.
Es como si una persona estuviera feliz cortando el césped con unas tijeritas y le ofrecieran regalarle una podadora, pero él no entiende lo que le están diciendo y entonces sigue feliz con sus tijeritas. El Señor le quita las tijeritas y le dice que venga por la podadora, pero él se agarra a orar, a clamar y ayunar para que le devuelvan sus tijeras.
Sólo que el asunto es mucho más grave que el problema de las tijeras. Porque la realidad es que la gente es capaz de alegrarse (desde el punto de vista de Dios) con basura, con porquerías, con cosas sin sentido, con cosas dañinas, porque su corazón entenebrecido ama y se alegra con cosas entenebrecidas.
¿Se alegra un violador de cometer sus fechorías, se alegra un ladrón de despojar a otros, se alegra un sicario que mata a su víctima, se alegra un político ladrón de despojar al pueblo tanto como se alegra un falso ministro de Dios de hacer lo mismo?
Por supuesto que todos ellos se alegran porque lo que hacen corrompido, es igual de corrompido a su corazón.
Pero aunque he nombrado cosas que con toda claridad nos parecen abominables y que los cristianos ya no hacemos esas cosas, el problema de muchos cristianos, tal vez de la gran mayoría, es que buscan alegrarse con cosas del mundo que no son perversas.
Yo no me alegro con asesinar, ni violar, ni secuestrar pero sí con una buena casa. Por lo tanto yo sí estoy bien ubicado, piensa una gran mayoría.
Pero si el texto de la escritura dice:
1 Juan 2:15 No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.
¿De dónde sacamos que, hay ciertas cosas en el mundo con las cuales si está bien que nosotros las amemos y sean las que hagan alegre nuestra vida?
Ante esto no falta quien diga, que qué tiene de malo alegrarse por una buena casa, por un vehículo, por una buena moto, es decir no ven nada de malo en ello. El problema es: ¿Que sienten cuando pierden esas cosas, es decir; ¿siguen igual de contentos como cuando las tenían? Y la respuesta es no.
Hay otros que creen que el problema es la cantidad. Muchas veces los he escuchado decir; “es que lo que estoy pidiendo es justo” O “es que lo que estoy pidiendo es lo que realmente necesito”
Es como si hubieran leído que no deben soñar con mil millones para ser feliz porque es una abominación, pero si pueden soñar con cien. O que no debe soñar con ser presidente de la república pero si al menos ser concejal para poder ser feliz. O que no debe tener diez mujeres hermosas como compañeras pero al menos si una esposa bien bonita para ser feliz. O que no debe tener un avión y un yate pero sí al menos un carro para poder ser feliz.
Pero: ¿Si el Señor dice que no amemos las cosas del mundo (todas) porque creemos que algunas si las podemos amar? La única respuesta que yo encuentro es porque no oímos lo que él Señor dice, sino lo que queremos oír.
Es decir nuevamente lo mismo, estamos afligidos pero no conversamos con Dios. Y no conversamos con Dios para que no nos diga la verdad, solamente nos dedicamos a orar, rezar o como le quieran llamar, pero sólo es un monólogo donde Dios no es escuchado.
Y el resultado será que seguiremos perdiéndonos la oportunidad de ser verdaderamente felices todo el tiempo, por no escuchar lo que tantas veces les he leído de la palabra:
Lucas 12:15 Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.
Si no entendemos esto, es porque estamos aún con el entendimiento entenebrecido, y aunque podamos ser felices con las cosas del mundo, el resultado al final de nuestra vida será el lloro y el crujir de dientes. Dios no quiere eso para ti; ¿acaso lo quieres tú?
Un amigo logró rescatar a su hermano indigente por muchos años, aquí lo bañamos, afeitamos, perfumamos, vestimos, y nos sentamos a cenar con él. Era Navidad. Luego él lo llevó a vivir bien con absolutamente todo lo necesario… Y después de un par de meses el joven indigente dejo absolutamente todo y volvió a la indigencia. ¿Por qué? ¿Porqué el piso en lugar de una buena cama, porqué andar sucio y maloliente en lugar de perfumado y bien vestido, porqué comer cosas podridas de la basura en lugar de buena comida?
Muy sencillo, porque él ama la vida de indigente, y cuando se le sacó de su ambiente no logró ser feliz, y entonces tomó la determinación de ser feliz, por eso se fue. (Cuando se le preguntó que le gustaría tener, el dijo que una carreta para transportar la basura.)
Pero Dios que nos ama, quiere enseñarnos a no ser felices con la basura, y si una persona no aprende a no ser feliz con la basura, con las cosas del mundo: ¿Se imagina lo espantoso que será para una persona que ama el mundo estar en el cielo?
¿Se imagina lo terrible que será para una persona que ama el mundo, que está acostumbrada a hacer las cosas que el mundo hace, en el cielo, sin tener la oportunidad de engañar a nadie, sin tener la oportunidad de ser egoísta u orgulloso, o sin sin tener la oportunidad de robar, sin tener la oportunidad de manipular a otro, sin tener la oportunidad de insultar u humillar a otro.
Para esta clase de personas que aman el mundo el cielo será como un infierno, pues si logrará entrar, sería el único torcido con valores torcidos, métodos torcidos, sueños torcidos que no podría realizar. ¿Acaso alguno de ustedes quiere llegar al cielo para vivir infelices por toda la eternidad?
Cualquiera de nosotros que se disponga verdaderamente a aprender a no amar el mundo, a no ser feliz con las cosas del mundo, para poder vivir completamente felices todo el tiempo con el amor de Dios, va a sufrir persecución. Seguramente comenzarán a decirle que es fanático o que está loco…La escritura nos advierte:
2 Timoteo 3:12 al 13 Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución; 13mas los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados.
Cuando digo que Dios nos quiere enseñar a no amar al mundo no estoy diciendo que Dios no quiere que disfrutemos de las cosas del mundo. Lo que Dios quiere es que las cosas del mundo no sean la razón de nuestra alegría, no que no podamos disfrutar de ellas.
Continuamos la próxima semana, pero por ahora que nos quede supremamente claro que si no somos verdaderamente felices es porque no hemos escuchado a Dios, y por lo tanto necesitamos conversar con Él.
Y si al conversar con Dios la aflicción no se te quita y no experimentas felicidad completa, es porque no estás escuchando a Dios, por lo tanto necesitas conversar con él y escuchar lo que él tiene para decirte en medio de la circunstancia en que tú estás.
Recuerde; eso funciona, no siga siendo un cristiano Marto, más bien como María, si usted lo hace bien y escucha, eso funciona y vivirá feliz. Palabra de Dios.