¿ESTAN ABIERTOS NUESTROS OJOS? – PARTE 1
I. INTRODUCCIÓN
Uno de los engaños más poderosos que hacen que la gente dude de la existencia de Dios, es el ver un mundo plagado de injusticias, donde los gobernantes corruptos, los ladrones, los asesinos, no pagan por sus delitos, mientras que aquellos que se portan de buena manera son castigados aun por cosas que no han hecho.
Pero no sólo me refiero a lo que los hombres hacen de manera injusta, sino aún a aquellas circunstancias en las que los hombres no meten su mano, como un terremoto, un tsunami, o cualquier catástrofe que cae sobre los hombres, y entonces la gente ante esos sucesos que le parecen muy crueles y por lo tanto injustos, se preguntan: ¿Dónde está Dios? Y otros dicen: ¿Si Dios existiera no permitiría esto?
Pero este conflicto no es algo exclusivo de los incrédulos o de los que comienzan su cristianismo, pues en la escritura podemos encontrar que aun siervos de Dios, es decir personas que consideramos maduras en la fe, también en ciertos momentos de su vida se hicieron exactamente las mismas preguntas. Por ejemplo Jeremías:
Jeremías 12.1–2 Justo eres tú, oh Jehová, para que yo dispute contigo; sin embargo, alegaré mi causa ante ti. ¿Por qué es prosperado el camino de los impíos, y tienen bien todos los que se portan deslealmente? 2Los plantaste, y echaron raíces; crecieron y dieron fruto; cercano estás tú en sus bocas, pero lejos de sus corazones.
También Habacuc.
Habacuc 1.13 Muy limpio eres de ojos para ver el mal, ni puedes ver el agravio; ¿por qué ves a los menospreciadores, y callas cuando destruye el impío al más justo que él…
Por supuesto Dios no es injusto, pero el problema para la mayoría de las personas, inclusive muchos creyentes, es que la respuesta a estas inquietudes es algo que llega, y llegará con el tiempo.
Es decir algunos a lo largo de su vida pagarán de alguna manera por aquellas cosas que hicieron mal, mientras que otros, que a lo largo de su vida no reciban las consecuencias de su maldad, las recibirá cuando sean juzgados en la presencia de Dios.
Esta respuesta qué pueden resumirse en aquella frase que algunos dicen; “Dios no se queda con nada” Lamentablemente no es una respuesta que satisfaga a la mayoría porque no creen en este juicio después de la muerte, y por lo tanto siguen pensando que la maldad de muchos quedará impune.
Sin embargo; aceptar esta respuesta es algo muy, pero muy importante para el auténtico creyente, especialmente cuando sufre por causa de la maldad de otros, pues la certeza de que quienes los agredieron serán juzgados y pagarán, trae descanso a sus vidas.
Pero eso es sólo una, parte porque también debemos tener la certeza de que las injusticias de los demás, traen bendición a nuestra vida presente, porque es a través de esos tratos que Dios nos lleva a ser cada vez más santos, por supuesto cuando confiamos en él. Porque si no confiamos esos tratos pueden dañar nuestro corazón en lugar de arreglarlo.
Es por eso, por qué no hay duda que Dios si hará justicia, que encontramos que en su palabra nos dice:
1 Corintios 4.5 Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios.
No debemos hacer juicios apresurados. Porque no tenemos la capacidad de conocer, ni toda la verdad, ni las intenciones, con las que cada persona hace lo que hace.
Por eso debemos esperar el juicio de Dios, donde el aclarara todas esas cosas ocultas, junto con las intenciones con las que cada persona hizo cada cosa. Y entonces los que hicieron bien recibirán la alabanza de Dios, y por supuesto los que hicieron mal su justo castigo.
Ahora; cuando el texto menciona que no conocemos las intenciones con las que las personas actúan, lo que en realidad nos está diciendo, es que no sabemos cuál es el concepto de bien o del mal que estas personas tienen.
Por ejemplo; alguna vez veía en un noticiero que aquella mujer que atraparon vendiendo droga… Se justificaba diciendo que la gente sufre, y que ella lo que está es dándoles la oportunidad de tener un poco de alegría y descanso frente a todos los problemas tan grandes de esta vida. Es decir según ella, estaba haciendo algo bueno para los hombres por lo tanto no debería ser castigada.
Igual podemos encontrar padres que han tratado de forma muy dura y aún de forma miserable a sus hijos, y cuando se les pregunta la razón de su comportamiento, ellos dicen que es para que crezcan fuertes y puedan enfrentar este mundo, porque la vida no es algo fácil.
Y entonces surge la pregunta: ¿Cómo será el juicio de Dios contra estas personas que tienen un concepto del bien y el mal tan peculiar? Pues bien, la escritura nos enseña lo siguiente:
Romanos 2:14 al 16 Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, 15mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos, 16en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio.
El apóstol Pablo está mostrando la diferencia entre los judíos que por cientos de años, por generaciones, han tenido el conocimiento de la ley de Dios, razón por la cual no pueden decir que hicieron las cosas mal por ignorancia.
Y hace la diferencia con los gentiles, que son aquellos de otros pueblos que no tuvieron oportunidad de recibir la ley de Dios, y dice que ellos serán juzgados por “su conciencia, acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos”
Es decir; cada persona estará delante de Dios y tendrá la oportunidad de defenderse apelando a su conciencia, y a los razonamientos que deben demostrar que su conciencia es una conciencia justa.
Según esto, algunas preguntas en ese juicio podrían ser: ¿A usted le gustaba que le mintieran? Por supuesto que la respuesta será que no. Y cuando responda que no, Dios le dirá: ¿Entonces tu porque mentías?
Y esta persona tendrá que dar argumentos válidos de porque le parecía injusto que le mintieran a el, mientras que no le parecía injusto mentirle a otros.
Algo así como lo que ocurre cuando los padres mandan a sus hijos a mentir, (Hijo diga que no estoy) pero se ponen furiosos cuando sus hijos les mienten a ellos.
Y Dios podría continuar: ¿A usted le gustaba que le fueran infiel? ¿Entonces porque fue infiel? O ¿En qué época de necesidad le parecía justo que le ayudaran? ¿Entonces porque no ayudó a otros cuando estaban en necesidad? O ¿A usted le gustaba que no le pagaran las deudas o que no le pagan a tiempo? ¿Entonces por qué no pagaba a tiempo? O ¿Le gustaba que le perdonaran? ¿Entonces porque no perdonó a otros?
Y entonces cada persona deberá explicar los argumentos que muestran que su comportamiento era justo, y si no puede justificar su comportamiento entonces su propia conciencia lo condenará.
En el mundo dicen… Póngase en los zapatos de los demás. Por supuesto no es invento del mundo, la escritura dice:
Mateo 7.12 Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.
Y según lo que estamos viendo, cuando exigimos que hagan con nosotros lo que nosotros no hacemos por los demás, debemos explicar la razón por la cual nos parece justo ese comportamiento, y si no podemos explicar la justicia en ese comportamiento, entonces como ya mencioné, nuestra conciencia y nuestros razonamientos nos condenarán.
Pero además de esto, si volvemos a leer el último versículo del pasaje que habla de este juicio, vemos que dice:
Romanos 2: 16 en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio.
Y lo que allí dice, es que la gente no será juzgada de acuerdo a las diferentes religiones que la gente practique. Sino que todos los hombres serán juzgados de acuerdo al evangelio de Jesucristo.
Si alguien dice que practicaba la religión del ateísmo, porque ser ateo es una religión. No podrá escudarse en su religión, pues el juicio va a ser de acuerdo al Evangelio enseñado por Jesucristo.
Eso quiere decir que una pregunta que Dios no dejará de hacerle a todos aquellos que no sean cristianos será: ¿Si el testimonio de Jesucristo fue contundente sobre toda la tierra, usted por qué no lo tuvo en cuenta? ¿Sí a más de uno de mis hijos mande a que te hablaran de mi, porque los rechazaste?
Y estas personas tendrán que responder con argumentos que sean válidos, la razón por la cual a pesar de haber recibido el mensaje de salvación, nunca lo quisieron aceptar.
Seguramente algunos dirán que vieron a muchos cristianos hacer cosas injustas y por eso no quisieron acercarse. Es más hasta podrán decir que vieron a muchos pastores con un comportamiento espantoso… Y entonces el Señor podría decirles: No te estoy preguntando porque no aceptaste los cristianos o a los pastores. Estoy preguntando porque no me aceptaste a mí. En otras palabras esta persona tendrá que explicar cuál fue la maldad que vio en Jesucristo para no aceptarlo como su Dios.
Y como la verdadera razón de no aceptar a Jesucristo fue su amor al pecado, el no haberlo aceptado será evidencia contundente de su condenación.
Y seguramente también estarán allí los de las falsas iglesias cristianas, a los cuales Dios podría preguntarles:
¿Por qué sin hablabas de mí todo el tiempo no me hacías caso? ¿Por qué ibas a la escritura a mal interpretarla para respaldar tus deseos, rechazando los míos? ¿Por qué no aceptaste el llamado de algunos de mis hijos para a buscar una sana doctrina? ¿Por qué te dedicaste a ser rico para el mundo y no rico para mí?
Y algo muy pero muy importante, es que aunque todos tendremos la oportunidad de defendernos con argumentos y razonamientos, la gran diferencia en ese momento cuando estemos frente a Dios, es que absolutamente nadie le podrá mentir, cómo hacen muchísimos hombres cuando son confrontados por otros hombres, que mienten con tal pericia, que aunque su conciencia los acusa, delante de los demás quedan como justos. Pero no. Delante de Dios será imposible mentirle, por lo tanto nadie podrá evadir su justo juicio.
Ahora: Sí nuestra conciencia es lo que nos va a juzgar, por supuesto es muy importante entender que es la conciencia.
Y lo que la escritura nos enseña es que la conciencia es la parte del hombre dada por Dios, que le permitía reconocer lo que estaba bien y lo que estaba mal, y lo que lo que el hombre tenía que hacer, era hacerle caso a su conciencia.
Y como la escritura enseña que Dios hizo todo bueno en gran manera, esto asegura que la conciencia era buena. Y eso quiere decir que cuando un hombre hacía caso a su conciencia, en realidad estaba haciendo caso a Dios.
Y por esto, cuando el hombre fue colocado por Dios en el paraíso, con un plan determinado y una prohibición muy concreta, con toda seguridad la conciencia de este hombre le dictaba que él debía hacerle caso a Dios, no sólo respecto de realizar el plan para el cual había sido colocado allí, sino especialmente respecto de la prohibición. Recordemos:
Génesis 2:15 al 17 Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. 16Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; 17mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.
Sin embargo, ya sabemos la triste historia, la conciencia del hombre fue contaminada con una falsa información que el hombre decidió aceptar como cierta.
En este tiempo en la conciencia del mundo ha sido contaminada, con una información tan anti científica y mentirosa, que por eso la gente acepta que le pongan el tapabocas y que la encierren.
Sin embargo la enorme diferencia con el hombre en el paraíso, es que el problema no era simplemente aceptar esa información falsa como si fuera cierta, el verdadero problema es que esa información era opuesta a lo dicho por Dios. Y por esta razón, cuando el hombre acepta como cierta esta información, en realidad está creyendo que Dios es un mentiroso. Y cuando el hombre cree que Dios es un mentiroso, eso es suficiente para llevarlo a rebelarse contra El.
Génesis 3:4 al 5 Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; 5sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.
Creer que Dios era un mentiroso pervirtió la conciencia del hombre. Al igual que hoy esta pervertida la conciencia de muchos, por pensar que Dios es injusto. Y está conciencia pervertida por haber creído a Satanás, lleva al hombre a vivir según los planteamientos de Satanás que son en contra de la voluntad de Dios.
Pero ese no fue todo el daño, pues además de esto, el ofrecimiento de Satanás si el hombre desobedecía, era que en lugar de morir, que fue lo que Dios le dijo que sucedería, lo que en realidad sucedería según Satanás, es que se abrirían sus ojos y llegarían a ser como Dios, sabiendo el bien y el mal.
La pregunta es: ¿Si la conciencia le permitía al hombre definir lo que estaba bien o lo que estaba mal respecto de su comportamiento, es decir; si el hombre ya tenía abiertos los ojos para conocer el bien y el mal, entonces a qué se refería Satanás, con el ofrecimiento de abrir sus ojos para saber, el bien y el mal, llegando a ser como Dios?
Pues lo que en realidad pasó, fue que el hombre teniendo abiertos sus ojos, Satanás lo convenció de que sus ojos estaban cerrados, con el argumento de que su deseo de obedecer a Dios y no comer del árbol era algo malo. Porque en realidad según Satanás, lo que Dios quería era que el hombre no progresara, mientras que si le desobedecía llegaría a ser como Dios
Y con esta mentira creída por los hombres, Satanás logró cerrar los ojos de ellos para que no pudieran distinguir entre el bien y el mal. Pero no sólo cerró sus ojos, sino que al decirles seréis como Dios, les está dando a entender que esa nueva forma de ver el bien y el mal, es la forma correcta.
Pero la evidencia de este terrible el engaño es contundente, pues el resultado de esa nueva forma de ver el bien y el mal, es lo que hizo que el hombre se corrompiera de tal manera que Dios se vio obligado a mandar el diluvio para dar una nueva oportunidad al hombre. Y luego este mismo conocimiento que el hombre tiene del bien y del mal lo llevó a la torre de Babel, donde recibió otro juicio de parte de Dios.
Y aún el pueblo elegido por Dios para que fuera un testimonio ante las naciones, por causa de su propio conocimiento del bien y el mal término esclavo en Egipto.
Y es allí donde después de muchos años, cuando el pueblo estaba verdaderamente arrepentido por causa de lo mal que estában viviendo, que Dios busca nuevamente restaurar en el hombre el verdadero conocimiento del bien y del mal. Es decir Dios si esta buscando ahora que el hombre abra los ojos y vea bien.
Y para lograr está doble liberación. Es decir para sacarlo de la esclavitud en Egipto, y para sacarlo de la esclavitud de su propio concepto del bien y el mal, es que Dios escoge a Moisés. Al cuál el Señor le delega su autoridad. Y por esto le dice:
Éxodo 4:16 Y él hablará por ti al pueblo; él te será a ti en lugar de boca, y tú serás para él en lugar de Dios.
El Señor hablándole a Moisés le dice que Aarón será su boca, pues Moisés a causa de su incredulidad, pero disculpandosé en su tartamudez no acepto ir solo. Sin embargo Dios dice que él, que Moisés, para Aarón, y para el pueblo seria en lugar de Dios.
¿Cómo debía tomar Aarón y el pueblo estas palabras dichas por Dios? ¿Inclusive faraón, como debía entender el que Dios dijera que Moisés era su boca para los hombres?
Pues lo que está diciendo Dios, es que a través de Moisés estaría dando las órdenes que el pueblo debía cumplir, para ser liberados de la esclavitud y ser conducidos hacia la tierra prometida. Y no sólo el pueblo de Israel, también faraón debía aceptar las órdenes de Dios y cumplirlas. Y ya sabemos lo que pasó por no obedecer.
Y lo más importante de esto es, que si las órdenes provenían de parte de Dios, esa era razón más que suficiente por la cual debían ser obedecidas al pie de la letra.
Es decir; si a Adán y a Eva le fueron cerrados los ojos, por pensar que las órdenes de Dios eran equivocadas y que por eso debían desobedecerlas, Dios quiere abrir los ojos del pueblo, y eso ocurriría cuando el pueblo aceptará que las órdenes dadas a través de Moises debían ser obedecidas al pie de la letra, porque Dios lo estaba usando para comunicar su voluntad.
Algo similar hacemos los hombres, pero con una diferencia muy grande, y lo podemos ver cuando los padres viendo que sus hijos no les obedecen, dando una serie de argumentos para justificarse, entonces ante estos argumentos los padres les dicen, que la razón para obedecerles es: Porque yo soy su papá. (¿Han escuchado eso alguna vez?) Otros lo dicen diferente: ¿Le va a enseñar a su papá a tener hijos?
Por supuesto la diferencia es enorme, en el sentido de que los hombres podemos equivocarnos al ordenar algo pero Dios no, y además no tenemos poder a veces ni para obligar a nuestros hijos a obedecer, mucho menos para castigarlos con verdadera justicia….
Pero el asunto es, que si nos parece correcto que nuestros hijos nos obedezcan, porque somos sus padres: ¿Cuán justo será obedecer a Dios, El todopoderoso? Y no hay duda que el que Dios haya ordenado algo, es razón más que suficiente para hacerle caso.
Es por eso que el Señor al dar a través de sus profetas mandamientos al pueblo, les aclaraba que aunque el profeta había hablado en realidad el mensaje era de Dios. Por ejemplo:
Levítico 19.10 Y no rebuscarás tu viña, ni recogerás el fruto caído de tu viña; para el pobre y para el extranjero lo dejarás. Yo Jehová vuestro Dios.
La escritura dice que la codicia mata la vida de aquel que es codicioso. Dios para salvar de la muerte a los codiciosos que había muchos en el pueblo de Israel, les dice que al recoger la cosecha no deben buscar hasta el último fruto, sino que deben dejar algo para que el pobre y el extranjero se pudieran alimentar.
Este tipo de mandato para un codicioso resulta algo terrible porque el quiere todo para el. Quiere toda las ganancias para él, quiere ser el único que puede comprar, el único que puede vender…Y por supuesto la cantidad de justificaciones que puede dar para quedarse con todo son muchas. Es que yo he trabajado, es que es mi tierra, es que la situación está difícil, es que el otro no tiene porque es perezoso, o porque no lucha, etc.
Esas son la clase de justificaciones que da el hombre que está ciego, pero cree que ve. Y para abrir su ojos al final del mandato Dios dice; “Yo Jehová vuestro Dios”
Es decir; no fue que a fulano o a sutano se le ocurrió decir algo, y entonces debe ser evaluado ver si está bien o está mal lo que dijeron. No, fue Dios quien habló, fue Dios quien ordenó, y Dios jamás se equivoca, lo que ordena es lo perfecto, lo correcto, lo justo. Lo que ordena Dios no debe ser evaluado si no obedecido… Y nadie debe dudar de eso, a no ser que esté completamente ciego.
Y es por esto que aunque Dios delegó a Moises, y aunque dijo al pueblo que debían escuchar su voz porque era Dios hablando a través de él, al dar estos mandatos Dios que conoce al hombre vuelve e insiste diciendo que El, el Dios de ellos es quien lo está ordenando, Y por lo tanto debe ser obedecido.
Y para cualquier persona que tenga dos dedos de frente, debería entender que si Dios lo ordena, no hay argumento, justificación ni disculpa, que valga para no hacerle caso. El Señor continúa diciendo a través de Moisés:
Levítico 19.11–12 No hurtaréis, y no engañaréis ni mentiréis el uno al otro. 12Y no juraréis falsamente por mi nombre, profanando así el nombre de tu Dios. Yo Jehová.
Nuevamente otro mandato terrible para el codicioso, que por querer más quiere robar y engañar a su prójimo, y que para justificarse llega a jurar en nombre de Dios que está haciendo lo correcto. Pero nuevamente el mandato termina diciendo “yo Jehová” Es decir nuevamente al decir esto, Dios dice que la razón para obedecerle, es porque El, el Todo Poderoso lo está ordenando. Y continua…
Levítico 19.13 No oprimirás a tu prójimo, ni le robarás. No retendrás el salario del jornalero en tu casa hasta la mañana.
Otro mandato terrible para el codicioso, que como atracar al prójimo para robarlo se ve muy feo, entonces lo oprime pagándole un salario, por el cual él no haría el mismo trabajo.
Y además de eso otra práctica común del codicioso, es que aunque sabe que tiene que pagar el salario, lo retiene, no lo paga a tiempo, porque los codiciosos no pagan a tiempo pero si son bien exigentes para cobrar, y lo que Dios les ordena, es que no deben retener el salario ni una sola noche. No pagar el salario del día preciso es un pecado y además es un delito según la ley.
(Algunos creen que tiene cinco días para pagar el salario, eso es falso. Lo que dice la ley es que se puede acordar con el empleado pagarle en uno de los siguientes cinco días, pero ese día acordado se tiene que pagar o se está infringiendo la ley.)
Y más adelante nuevamente concluye diciendo, “Yo Jehová” para mostrar que lo dicho tiene que ser cumplido porque es Dios quien lo a ordenado. Y continúa dando mandatos hasta llegar a decir que no debe asesinar a su prójimo… Concluyendo nuevamente con “yo Jehová”
Notemos que la razón más importante que da Dios para hacerle caso, es que él lo ha ordenado.
Por supuesto cuando Dios delegó su autoridad en Moisés, esperaba que Moisés estuviera dispuesto a recibir la dirección de Dios, y a comunicarla al pueblo.
Y esto que acabo de decir es también muy importante tenerlo en cuenta, porque a veces la autoridad delegada por Dios ordena cosas que Dios no ha ordenado, y en ese caso aunque continuamos sujetos a la autoridad, no debemos obedecerla.
Cuando los discípulos de Jesús recibieron la orden de no predicar el evangelio, para el cual Dios los había llamado a predicar, aunque quien les estaba dando la orden era una autoridad, la escritura nos cuenta:
Hechos de los Apóstoles 4.19–20 Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; 20porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.
De frente declararon que no iban a hacer caso a su mandato, porque Dios había dicho lo contrario.
Este principio es importantísimo, no debemos hacer caso a la autoridad cuando sus órdenes van en contra de lo que Dios nos ha ordenado.
Sin embargo hay un problema serio con este principio, y es que algunos que no conocen a Dios, o que no están dispuestos a hacer su voluntad, aprovechándose de este principio pero usándolo mal, cuando reciben una orden que en realidad proviene Dios, como esa orden es dada través de su autoridad, cuando no les gusta, la desobedecen con el argumento de que Dios no ha hablado.
Pero no sólo se atreven a decir que Dios no hablo, sino que Dios está hablando a través de ellos, de los que están rebeldes, y con ese argumento hacen lo que ellos quieren según ellos en nombre de Dios.
Ejemplo de esto también lo podemos ver en el tiempo de Moisés, cuando tomo cierta decisión que a sus hermanos mayores, Aarón y María no les pareció adecuada, y entonces ambos comenzaron a hablar contra Moisés diciendo:
Números 12:2 Y dijeron: ¿Solamente por Moisés ha hablado Jehová? ¿No ha hablado también por nosotros? Y lo oyó Jehová.
Ese tipo de argumento en medio de la relación de dos personas iguales, puede ser aceptado aun con mucha naturalidad. Un amigo puede darle a otro todos los consejos que crea convenientes, pero el que los recibe tiene libertad para hacer o no, como le aconsejan.
Pero cuando se trata de las órdenes de Dios, aunque sean dadas a través de una autoridad delegada, esa actitud y ese proceder de pensar que podemos tomar otro camino diferente, porque no queremos aceptar que la orden proviene de Dios, esto es tomado por Dios como total rebeldía contra Él.
Es más, en su ceguera espiritual quienes actúan de esta manera, llegan a pensar que su desobediencia es solo contra la autoridad delegada, pero que con Dios están siendo muy obedientes. La frase más común es; “yo me salí de la iglesia pero estoy bien con Dios”
Pero eso en el mejor de los casos, porque hay quienes llegan a estar en total rebeldía contra Dios, y por eso han tomado la decisión de no seguir su dirección. Ellos piensan que Dios ya no es su autoridad, y si no es su autoridad no deben obedecerlo, al fin y al cabo creen tener bien abiertos los ojos, y lo que deben obedecer es su propio conocimiento del bien y del mal… Y tal vez lo peor de todo, es que creen estar haciendo lo mejor para sus vidas, por eso tratan de convencer a otros de hacer lo mismo.
Pero al hacer esto están haciendo exactamente igual que Adán y Eva, y por eso es que el pasaje que habla de las murmuraciones de Aarón y María contra Moisés, al final dice: Y lo oyó Jehová.
Ellos hablan contra Moisés y la escritura nos aclara que quien oyó esas palabras de crítica fue Dios.
El pasaje no especifica si hablaron directamente contra Moisés, o si Moisés oyó o no sus críticas, lo más seguro es que no, pues lo común en estos casos es hablarle mal a todos los que puedan, de la autoridad a la que no quieren obedecer.
Pero al seguir leyendo la escritura, podemos ver que Dios no solamente oye las críticas de ellos contra su autoridad, sino que los llama; los reprende; y a ella, a Maria la deja leprosa. No sólo por causa de su rebeldía, sino para mostrar al pueblo, de que lo que ellos habían hecho no era correcto.
Yo creo que cuando vieron que la chismosa se quedó leprosa, seguramente tuvieron miedo de seguir con sus chismes.
Pero aquí quiero hacer otra muy importante aclaración. Bajo el viejo pacto la forma en que Dios defendía a sus profetas era impresionante. En el caso de Moises podemos ver que el mando lepra contra maría, y si ustedes leen toda la histeria verán que Dios abrió la tierra, mando fuego del cielo, mando bestias salvajes, e hizo otras muchas cosas milagrosas para defender a sus profetas.
Pero bajo el Nuevo Pacto, aunque Dios podía hacer lo mismo y en algunas ocasiones lo hace, no es lo que generalmente sucede.
Bajo el Nuevo Pacto podemos ver que sus discípulos, hombres extraordinarios, por supuesto que fueron protegidos por Dios, pero también llegó el momento en que ellos murieron como mártires.
Hago esta aclaración, porque algunos tomando estos pasajes del viejo pacto, pueden comenzar a decir que ellos como siervos de Dios si son desobedecidos, o si son criticados por sus discípulos entonces fuego les va caer a los desobedientes.
Insisto; que aunque Dios podría hacerlo, y en algunas pocas ocasiones lo hace, no es lo común en este tiempo… Sin embargo el que Dios no vaya a mandar lepra o fuego del cielo, eso no quiere decir que podemos desobedecer sin ningún temor a las autoridades que él ha delegado, cuando estas están comunicando su voluntad.
Y es por esto que bajo el Nuevo Pacto, su palabra nos dice con claridad:
Romanos 13:1 al 2, 5 Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. 2De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos…. 5Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia.
El pasaje es muy claro, pero el problema es: ¿Confiamos lo suficiente en Dios, y en su palabra para creer esta verdad? O ¿Todavía hay en nosotros un conocimiento del bien y del mal ajeno a Dios, que todavía tiene control sobre nuestra vida? Que es igual a preguntar: ¿Si tenemos abiertos los ojos, de verdad están abiertos?
Hay otro pasaje donde de la misma manera el pueblo se rebela contra la autoridad delegada de Dios, que en ese tiempo era el profeta Samuel. Pero diferente a lo que hizo Moisés, Samuel si se ofendió por el rechazo del pueblo, pero cuando va a la presencia Dios a contarle lo sucedido, Dios le aclara:
1 Samuel 8:7 Y dijo Jehová a Samuel: Oye la voz del pueblo en todo lo que te digan; porque no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos.
En el caso de Moisés, que era el hombre más manso que había sobre la tierra, el no prestó atención a las críticas de sus hermanos, ni siquiera se menciona que las haya escuchado, pero Dios tomó acción porque la rebeldía hacia Moisés era rebeldía hacia Dios.
Cuando como autoridad de Dios al dar una orden la orden no es obedecida… no debemos molestarnos. El problema no es contra nosotros el problema realmente es con Dios y por lo tanto es Dios quien se hará cargo.
Digo esto porque algunos cuando no son obedecidos actúan como si estuviéramos bajo el viejo pacto mandando rayos y centellas a los desobedientes. Y eso es en realidad usurpar la autoridad de Dios lo cual también es grave.
En este tiempo yo veo que lo que Dios está haciendo, es similar a lo que hizo en el caso de Samuel, donde Dios dejó que los hombres sigan su propio camino, pero advirtiéndoles que les iba a ir muy mal, y que cuando tuvieran sobre ellos un gobierno opresor, que les quite sus hijos e hijas, que los haga sufrir, que los lleve a la pobreza… Cuando producto de esa afición los hombres clamen a Dios, dice la escritura:
1º Samuel 8.18 Y clamaréis aquel día a causa de vuestro rey que os habréis elegido, mas Jehová no os responderá en aquel día.
Dios no les va a responder, porque sus sufrimientos serán la consecuencia de haber abandonado a Dios, para vivir dirigidos por su propio conocimiento del bien y del mal.
Y eso mismo enseña la escritura que ocurre bajo el Nuevo Pacto, pues a diferencia del viejo pacto donde Dios mandaba fuego, bestias salvajes y castigos matando a los rebeldes, lo que normalmente hace, es dejar que los hombres caminen en sus propios caminos, lo cual los llevará a cosechar corrupción. Y por eso en su palabra nos advierte:
Gálatas 6.7–8 No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. 8Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.
Y como vimos al comienzo, que a veces los juicios de Dios se demoran al igual que sus recompensas, por esto continúa diciendo:
Gálatas 6.9–10 No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. 10Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe.
Esta rebeldía que podemos ver en estos dos pasajes el viejo pacto y en muchos otros de la escritura, es el resultado de creer que los ojos se han abierto, y por lo tanto tenemos la capacidad de diferenciar entre lo bueno y lo malo.
Y ya teniendo la certeza de saber qué es lo bueno y qué es lo malo, nos sentimos con la autoridad suficiente de criticar, a quien quiera dirigirnos por un camino diferente del que queremos, y es tal nuestra altivez que nos atrevemos hacer lo mismo con Dios, pensando que no lo necesitamos pues nosotros ya sabemos que es lo que debemos hacer.
Pero: ¿Habrá un mejor camino que el que Dios ha diseñado para cada uno de nosotros? Por supuesto que no.
Sin embargo la falta de fe que lleva a la rebeldía, tiene convencida a la humanidad, y a muchos cristianos, de que ellos saben de un camino mejor que el ordenado por Dios.
Eso es exactamente lo que pensaron Adán y Eva, al igual que Aarón y María, y que el pueblo de Israel.
Pero como Dios sabe cuál es el camino que debemos tomar, por esto aseguro que cuando el hombre no le crea, y aunque se convenza de que tiene bien abiertos los ojos, por lo cual cree que puede ver con claridad, esa actitud y forma de vivir le llevara a cosechar muerte.
Si usted revisa las decisiones que tomaron Adán y Eva después de haber comido del árbol, fueron decisiones completamente equivocadas, y si revisamos en qué estado se encuentra la humanidad, tenemos que reconocer que se han venido tomando a lo largo de toda la historia decisiones equivocadas, que llevarán este planeta a la muerte.
La pregunta es: ¿Si entendemos este principio de la autoridad y como el engaño del árbol está llevando a la humanidad a la destrucción? Y si lo entendemos, entonces debemos saber que si como cristianos no estamos sujetos a la autoridad, no importa lo que hagamos, no importa lo bueno que nos parezcan nuestros caminos, estaremos cosechando muerte.
Y como en cierto modo conozco algo el corazón de los hombres, quiero insistir con algo que ya aclaré, pero creo necesario insistir en ello. Y es la diferencia que hay entre sujetarse a la autoridad y obedecer a la autoridad. Notemos que el pasaje habla de sujeción…
Romanos 13:1 al 2 Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. 2De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos….
La obediencia a la autoridad, es decir la acción de obedecer lo que la autoridad dice es algo relativo, pues cuando recibimos la orden de cualquier autoridad, debemos consultar con Dios para saber si la orden que estamos recibiendo proviene realmente de Dios, o es un invento de la autoridad.
Si el Espíritu Santo nos confirma que la orden proviene de Dios, debemos hacer caso. Pero si el Espíritu Santo nos dice que la orden no proviene de Dios, debemos mantener la sujeción, pero no debemos obedecer.
¿Es posible esto? Por supuesto que sí. Una cosa es con toda amabilidad, le digamos a nuestra autoridad que no podemos obedecerle porque Dios no está de acuerdo… Otra muy diferente es aprovechar esa mala orden de la autoridad, para ir contra ella de mala manera.
Por qué no falta quienes viendo que la autoridad se equivoca los despellejen con su boca.
Es por esto que los errores de la autoridad, prueban nuestra sujeción.
Y si nos preguntamos: ¿Por qué debemos mantener la sujeción? Porque el Señor en su palabra dice:
1 Pedro 2.13 Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior…
Que la razón para someterme a las instituciones humanas, es que Dios las está usando para bendecir nuestra vida… Y eso en otras palabras quiere decir, que nuestra sujeción a las autoridades es en realidad sujeción a Dios. Nos sujetamos al trato de Dios que viene a través de las circunstancias y las autoridades, porque su trato está diseñado para bendecir nuestra vida.
Repito lo dicho. Lo cristianos al sujetarnos a la autoridad estamos aceptando el trato que Dios ha diseñado para bendecirnos, pero también quiero repetir, que es muy importante entender, que esta sujeción a la autoridad se mantiene aún cuando desobedecemos a la autoridad, pero sólo cuando desobedecemos una orden que no procede de Dios. Si tu autoridad te mando a matar, a violar, o a robar, a mentir, al desobedecer sigues sujeto a Dios.
Y por esta misma razón, esto también es muy importante, nuestra sujeción a Dios se pierde, cuando obedecemos a la autoridad, una orden que Dios no ha dado.
Seguramente algunos se están preguntando cómo poder distinguir si la orden procede o no de Dios… La pregunta es muy importante, por eso tienen que estudiar las escrituras.
Porque a veces me he encontrado con esposas, que no hacen caso lo que su marido les dice que si proviene de Dios… Pero si hacen caso lo que su marido les dice, que no proviene de Dios. Lo cual evidencia su falta de sabiduría, de sujeción y de obediencia a Dios.
Y más triste aún; desobedecen a Dios, y cuando alguien las confronta dicen; es que mi marido me ordenó. En ese momento si sacan a relucir que son obedientes a su marido… lo cual es muestra de mucha hipocresía, o mucha ignorancia… Pero Dios sabrá juzgar.
Pero también otras veces nos encontramos con cristianos, que obedecen lo ordenado por Dios a través de su autoridad, pero con mala actitud, lo cual también muestra su falta de sujeción.
Esta falta de sujeción produce muerte espiritual. Esta muerte es básicamente la ausencia de vida espiritual. Y un muerto espiritual, es una persona que si muere se va para el infierno. Sin embargo un cristiano puede tener vida, ser salvo, pero por estar en rebeldía contra Dios eso lo llevará a experimentar muerte. Y la muerte en el cristiano se evidencia por la ausencia de fruto del Espíritu Santo en su vida.
Me imagino que la mayoría sabe cuál es ese fruto que debe manifestarse de una forma permanente en nuestra vida? La escritura dice:
Gálatas 5:22 al 23 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, 23mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
Este es el fruto del Espíritu Santo, y tengamos en cuenta que no dice frutos como si se pudiesen manifestar por separado. Este fruto es lo que todo cristiano debe experimentar a lo largo de toda su vida cristiana. Y es lo que otras personas deben percibir acerca de nosotros.
Y, cuando dice que contra estas cosas no hay ley, está diciendo que cuando actuamos dirigidos por el Espíritu Santo experimentando su fruto, no vamos a infringir las normas, principios, ni deseos de Dios.
Y entonces la pregunta es: ¿Si revisamos nuestra relación con Dios y con otras personas, podemos dar testimonio que en esas relaciones, el fruto del Espíritu Santo es el que dirige cada pensamiento, cada palabra, cada actitud, y cada acción que realizamos?
Además: ¿Es el fruto del Espíritu Santo lo que otros están percibiendo de nosotros, cuando nos relacionamos con ellos?
Hay algunos cristianos que sin decir palabra, las personas que los comienzan a conocer se acercan a preguntarles: ¿Usted qué come que se comporta de esa manera? Porque ven en ellos un comportamiento correcto, diligente, pacífico, amable, justo, generoso, paciente, misericordioso… Y ese tipo de actitudes cada vez son más raras en el mundo.
Así es de que la pregunta que tenemos que hacernos con sabiduría y honestidad es: ¿Qué se manifiesta más a través de nuestro comportamiento… La vida o la muerte?
En el versículo anterior a esta lista de cualidades que se deben manifestar en aquel que ésta lleno y controlado por el Espíritu Santo dice:
Gálatas 5:21 acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.
Ya he explicado muchas veces que una cosa es cometer cierto pecado, pedir perdón a Dios, y buscar con su ayuda no cometerlo más. Y otra cosa muy diferente es cometerlo de manera continua sin ninguna intención de dejarlo, lo cual se entiende como la práctica del pecado.
El escritor está diciendo que los que practican estos pecados, no heredarán el reino de Dios. ¿A qué pecados se refiere el escritor de la carta? Veamos:
Gálatas 5:19 al 21 Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, 20idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, 21envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.
El escritor dice que los que practican estas cosas que hemos leído no van a entrar al reino de Dios. Y contrario a estos que practican estas cosas, están los que experimentan el fruto del Espíritu Santo.
La pregunta obligada entonces es: ¿Cuánto tiempo pasamos a lo largo de nuestra vida experimentando el fruto del Espíritu Santo, y cuánto tiempo el fruto de la carne?
¿En el día de hoy cuánto tiempo estuviste lleno y controlado por el Espíritu Santo y cuánto tiempo fue tu carne la que tomó el control?
Será que podemos decir, que normalmente andamos llenos del amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y templanza, y sólo en contadas ocasiones o muy de vez en cuando y por un corto tiempo, se manifiesta el fruto de la carne, pero por muy corto tiempo, porque prontamente nos sometemos a Dios y recuperamos el fruto del Espíritu.
Es decir; rara, pero rara vez nos preocupamos. Rara vez tenemos peleas en la familia o con otras personas. Sólo en algunas ocasiones juzgamos a la gente pero muy pocas veces. Casi nunca decimos groserías a los demás (recuerden que Jesús dijo que sólo por decirle tonto quedábamos expuestos al infierno de fuego) además por supuesto ya no robamos, no mentimos, etc.
Algunos seguramente dirán que andan muy bien, qué bueno, gloria Dios, que maravilla. Pero quiero que también piensen en lo siguiente… ¿Cuánto de tu diario caminar experimentas la paz de Dios y el fruto del Espíritu Santo, y cuando del día experimentas la paz del mundo y la alegría por causa de que todas las cosas andan bien?
Es decir: ¿Podemos distinguir con claridad cuando la paz y el gozo provienen de Dios, a cuando la paz y la alegría provienen del mundo?
La canción que a veces cantamos dice que el gozo que hemos recibido, nos lo ha dado Dios, por lo tanto el mundo no nos lo puede quitar…
Eso quiere decir que si lo que experimentamos es la paz de Dios y el fruto del Espíritu Santo, aunque las circunstancias se pongan difíciles, aunque las cosas no funcionen como deseamos, de todos modos seguiremos experimentando la paz de Dios y el fruto del Espíritu Santo.
Pero si lo que experimentamos se pierde cuando las cosas no salen como deseamos, entonces lo que estamos experimentando no es la paz, ni el gozo, ni el fruto del Espíritu Santo.
Desafortunadamente muchos creyentes no son conscientes de esta verdad, y están engañados y acostumbrados a la paz, la seguridad y la alegría que el mundo da.
Porque aun cuando dicen estar confiando en Dios, en realidad están confiando en que Dios les dará las cosas de acuerdo a su propio concepto de lo bueno y lo malo para su vida.
Están contentos y muy tranquilos porque tienen la certeza de que Dios les dará lo que ellos desean… Y por supuesto, que bueno que confíen en Dios, lo malo es que cuando las cosas no salgan como ellos pensaban que iban a salir… Pierden el gozo y la paz.
Y tal vez no lo puedan entender, pero resulta que este tipo de confianza, en que Dios hará las cosas como a nosotros nos parece que deben ser, y no como él decida, es una confianza ofensiva para Dios, pues en lugar de exaltarlo como el Señor y Dios de amor y toda sabiduría que es, se le está tratando como si fuera el esclavo que debe cumplir con los deseos del ser humano. Y entonces la pregunta es: ¿Será eso estar verdaderamente sujetos a Dios?
Insisto: ¿habrá sujeción a Dios en una persona que sólo está esperando e insistiendo en que las cosas sean hechas como a él le parecen, porque; “Ha abierto los ojos comiendo del árbol y ahora sabe lo que es bueno para su vida”? Y por lo tanto espera que Dios le conceda eso.
Cuando se come del árbol y nos atrevemos a definir lo que es bueno para nosotros, ese tipo de relación con Dios produce muerte.
Y la evidencia de esa muerte es que cuando las cosas no suceden tal como las deseamos, somos capaces de desobedecer a Dios para buscar arreglar la situación.
Y si la situación no logra ser arreglada, llegamos a enemistarnos contra Dios, a decir que hemos perdido la fe, lo cual no es cierto pues en realidad no podemos perder lo que no tenemos, pues no hemos aprendido a confiar verdaderamente en él. Por eso no nos sujetamos a Él ni a sus autoridades.
Contrario a todo esto dice el apóstol:
Gálatas 5:24 Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.
Bastante diferencia verdad. Algunos mantienen su relación con Dios porque hay muchísimas cosas que quieren que Dios les dé, pero estos no llegan a experimentar el fruto del Espíritu Santo, sino solamente una paz y una alegría que tiene íntima relación, con cómo están transcurriendo las cosas en su vida, y cada vez que su vida se desarregla, brota el fruto de la carne.
Pero otros han crucificado su carne con sus pasiones y deseos, y están experimentando el fruto del Espíritu Santo. Fruto que no es afectado por las circunstancias de la vida, sino que es mantenido por la sujeción a él y a su voluntad. Por la convicción de que él sabe que es lo mejor para nosotros, y que de acuerdo a lo prometido eso es lo que en su inmenso amor nos dará.
Eso no quiere decir que nunca dejamos de experimentar el fruto del Espíritu. Pero la gran diferencia con aquel que no ha crucificado sus deseos, es que cuando dejamos de experimentar el fruto del Espíritu Santo por alguna circunstancia, lo que hacemos es lo siguiente:
1. Reconocemos que Dios ha tocado alguno de nuestros ídolos, y aceptamos él ha hecho, lo que es necesario para mejorar nuestra vida espiritual. Y entonces oramos:
Señor, me diste por donde más me duele, has tocado lo que más amo, me duele mucho, pero se que necesito ser liberado de la esclavitud que produce eso que amo más que a Ti.
Señor, reconozco que la reprensión viene de Ti, reconozco que la necesito porque te he estado desobedeciendo en este asunto. Me duele mucho que las cosas no salgan como deseo, pero necesito esta reprensión para aprender a confiar y a obedecerte.
Señor sé que me has dado más de una oportunidad y no la he aprovechado, obligándote a hacer lo que has hecho, porque lo necesito.
Después de reconocer que Dios ha hecho lo perfecto para nosotros, debemos:
2. Darle gracias o pedirle perdón por nuestra falta de confianza, que nos lleva a no aceptar esa situación que beneficia nuestra vida con gozo.
Señor Gracias por esta situación dolorosa, la acepto con gozo y paz porque sé que es tu bendición para mi vida.
Pero si no puedes darle gracias de manera sincera, entonces tu oración debe ser:
Señor perdóname por no sentir gozo con esta situación que debería alegrarme, porque estás bendiciendo mi vida, y no solo para un tiempo presente sino para toda la eternidad. Perdona mi falta de confianza en ti.
3. En tercer lugar debemos pedirle que cambie nuestro corazón, nuestra manera de pensar, nuestras creencias, para que podamos aceptar con gozo y paz lo que él ha hecho, porque confiamos en que es lo mejor. La oración podría ser:
Amado Padre como esta situación es lo que necesito, te pido que no la cambies hasta que mi corazón cambie, y pueda recuperar la paz y el gozo que sólo tú me puedes dar.
4. Y por último esperar pacientemente que Él y la situación que estamos viviendo cambie nuestro corazón.
Y orar diciendo: Señor enséñame a esperar que mi corazón cambie, no que la situación cambie.
La escritura dice:
Hebreos 12:11 Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.
¿Es eso lo que estamos haciendo ante las disciplinas por las cuales Dios nos está haciendo pasar?
¿O andamos tan engañados y enredados en el mundo, que al recibir las disciplinas estamos peleando con los instrumentos que Dios usa para disciplinarnos, es decir con la gente, sin darnos cuenta que nuestra pelea realmente es contra Dios?
¿O peor aún, cómo hacen algunos, que ni siquiera quieren hablar con Dios, porque ya entendieron que es Dios quien los tiene así?
Por supuesto para hacer lo correcto, reconocer que ha tocado nuestros ídolos, darle gracias o pedir perdón por no sentir gozo por el trato, orar para que Dios cambie nuestro corazón antes de cambiar la situación… Para hacer todo esto, es necesario tener suficiente confianza en Él. Y esta confianza en él será proporcional y opuesta, a la confianza que tengamos en nosotros o en el mundo.
Por esto Juan Bautista decía:
Juan 3.30 Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe.
Necesitamos que nuestra confianza en Dios aumente cada día más, y la confianza en nosotros especialmente en nuestra forma de ver la vida, de acuerdo al árbol de la ciencia del bien y mal cada vez disminuya, hasta desaparecer.
De tal manera que con sólo saber que Dios ha ordenado cualquier cosa que sea, eso sea suficiente para hacerle caso, con la absoluta confianza de que seremos bendecidos.
Por último para continuar la próxima semana…
Hay otro asunto que está íntimamente ligado a este de creer que tenemos el conocimiento del bien y del mal.
Cuando el hombre tomó del árbol no sólo pensó en que podía obtener el conocimiento que lo separaría de Dios, el hombre tomó del árbol pensando también que tendría el poder necesario para vivir de acuerdo a sus deseos.
Piense bien en esto. Si usted supiese cómo arreglar cierto problema, pero está convencido que no tiene la capacidad ni los elementos necesarios para hacerlo, el asunto termina allí.
Cuando el asunto no termina allí, es porque no sólo cree saber qué es lo que se debe hacer, sino porque está convencido, o al menos tiene la esperanza de poder lograrlo.
Es decir; ya no estoy hablando solo del conocimiento, estoy hablando del poder necesario para vivir de acuerdo a ese conocimiento.
Por supuesto que la vida que Dios nos propone es diferente y a veces muy opuesta a lo que el mundo propone, y a veces hay el temor de no poder vivir de acuerdo al deseo de Dios, sin embargo la promesa que recibimos de Dios, es que nos dará el poder necesario, el respaldo para que hagamos su perfecta voluntad. Y por esto el apóstol Pablo escribió:
Filipenses 4:13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
Es de los versículos estrella, pues ante cualquier situación en la que usted se sienta derrotado, este es el pasaje del cual usted debe apropiarse. Un texto más largo que habla del mismo dice:
Colosenses 1:28 al 29 a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre; 29para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí.
Pero esta promesa del respaldo de Dios para actuar sólo funciona cuando vamos a hacer su voluntad. Cuando hacemos algo que no es la voluntad de Dios, para eso no necesitamos el poder de Dios. Eso lo podemos hacer con nuestro propio poder o peor aún con la ayuda de Satanás.
Eso quiere decir que cuando el hombre busco la independencia de Dios tomando del árbol para obtener el conocimiento, también esperaba obtener el poder para actuar según su propia voluntad.
Y dónde estába ese poder… Eso lo veremos la próxima semana.
Por ahora es muy importante que nos preguntemos: ¿Están realmente abiertos nuestros ojos?