EL PRECIOSO CRISTIANISMO – PARTE 8 EL AMOR DE DIOS

EL PRECIOSO CRISTIANISMO – PARTE 8 EL AMOR DE DIOS

I. INTRODUCCIÓN

El pasaje que llevamos ocho semanas estudiando, nos dice que gracias a las promesas de Dios  llegamos a ser hijos de Dios, y por esta razón podemos huir de la corrupción que hay en el mundo.

No lo dice en este pasaje, pero sí en muchos otros pasajes de la escritura, que si una persona no es convertida por Dios en un auténtico hijo suyo, jamás podrá dejar la corrupción del mundo. Uno de esos que me gusta mucho por la claridad con que enseña está verdad, dice:

Jeremías 13.23 ¿Mudará el etíope su piel, y el leopardo sus manchas? Así también, ¿podréis vosotros hacer bien, estando habituados a hacer mal?

La respuesta es que el etíope jamas podrá cambiar el color de su piel, ni el leopardo podrá quitarse sus manchas, por lo tanto el hombre tampoco podrá dejar de hacer el mal… Peor aún cuando el mal se camufla y se esconde bajo un supuesto bien, para poder seguir haciendo el mal con toda libertad.

En este tiempo escuchando los discursos de unos y de otros en el Senado, o viendo las noticias respecto de lo que está pasando en Colombia, al menos a mi parecer todos están magnificando lo que les conviene, y acomodando los hechos, para decir que tienen razón… Todos de una forma u otra están mostrando su maldad, porque mentir y exagerar para convencer a otros es una practica satánica… y sin embargo, todos creen estar apuntando a hacer el bien o al menos eso dicen.

Pero ante esta terrible verdad, de que el hombre por sí solo no puede cambiar, hay otra verdad que es espectacular, y es que los hijos de Dios si podemos cambiar; si gracias a nuestra fe seguimos con diligencia las instrucciones dadas por Dios.

Por supuesto la confianza depositada en Dios es la base, pero cómo estudiamos en reuniones pasadas, debemos afirmar cada vez más esa confianza en Dios. Dice así:

2 Pedro 1.5 Por eso, mi consejo es que pongan todo su empeño en: Afirmar su confianza en Dios.

La escritura también dice que sin fe es imposible agradar a Dios… Y allí es donde los hombres han colocado la principal barrera, que es una barrera imaginaria, porqué absolutamente todos los hombres pueden creer en Dios, si así lo desean.

Porque si la verdad fuera que los hombres no pueden creer en Dios, entonces no serían culpables, por qué no dependería de su voluntad, sino de su capacidad.

Pero si Dios dice que aquel que no cree en él es culpable y merece la condenación, es porque creer o no creer en Dios es un asunto de voluntad. Las personas deciden si quieren creer, o no quieren creer en Dios.

¿Y porque es que las personas deciden no creer en Dios? La escritura nos aclara:

Juan 3.19–20 Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. 20Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas.

Por esta razón; cuando nos encontramos con los que no quieren creer en Dios, a veces salimos frustrados de las confrontaciones. Y parte de la frustración está, en que esperamos que atiendan razones, que piensen con lógica, que sean sensatos. Pero no encontramos nada de eso en los argumentos que ellos dan para justificar su incredulidad…

Sin embargo; esto no debería extrañarnos, porque la escritura es muy clara acerca de la necedad del necio, y por esto dice:

Proverbios 17:12  Mejor es encontrarse con una osa a la cual han robado sus cachorros, Que con un fatuo en su necedad. ( ..que con un necio empeñado en algo.)

En otras palabras, así como es un peligro mortal encontrarse con un animal de estos enfurecido… dice la escritura que es peor encontrarse con un necio, que está empeñado en justificar su mal comportamiento.

Y es tanta la ceguera en la que puede caer un fatuo en su necedad, que termina ignorando voluntariamente asuntos contundentes e innegables, para que sus argumentos parezcan lógicos o sensatos. Esto también lo confirma la escritura cuando dice:

2 Pedro 3:5  Estos ignoran voluntariamente, que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y también la tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste,

Hace cerca de 2000 años la escritúra nos informó que los hombres negarían que fue Dios quien creó el universo.

Y para llegar a hacerlo han tenido que decir, que de la nada, de absolutamente nada, sin ningún tipo de inteligencia, sin ningún empuje inicial, salió un universo maravilloso. Pero precisamente por esto es que dice la escritura que son fatuos.

Los sinónimos de ser fatuo son: engreído, presumido, petulante, vano, tonto, soberbio, necio, altivo, jactancioso, vanidoso, arrogante, presuntuoso, valentón, orgulloso, ridículo, altanero…

Pero pueden estos hombres probar que la tierra no fue creada por Dios, o acaso pueden probar la veracidad de la evolución. La respuesta es no.

Sin embargo sin pruebas, han decidido creer en ella, aunque cuando se estudia en detalle, se entiende la cantidad de cosas absurdas que hay que aceptar como verdaderas, para mantener con vida esta teoría.

Pero por otro lado, la creencia de los hombres en la evolución, nos sirve para demostrar la inmensa capacidad que tiene el hombre para confiar. Pues es capaz de confiar en las cosas más absurdas sin ninguna prueba.

Pero lo correcto es que el hombre coja esa enorme fe, y decida depositarla en Dios y en la verdad de su palabra.

Pero es tal la necedad del hombre, que para creer en las cosas que van en contra de Dios no pedimos pruebas, pero para creer en Dios si queremos, y aún llegamos a exigir pruebas.

Una de las profecías que cumplió Jesús en su venida, es que sanaría a absolutamente todas las personas que estuvieran enfermas u oprimidas. Y efectivamente así fue, la escritura nos cuenta:

Mateo 8.16–17 Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos; 17para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias.

No hay duda que ésta profecía cumplida es un testimonio impresionante del poder de Dios para hacer que se cumpla al pie de la letra, lo que ha profetizado. Pero ante este testimonio o prueba tan importante, podemos ver que así como hubo algunos qué creyeron, también hubo otros que no creyeron, y fueron capaces de pedir su muerte.

Y entonces la pregunta es: ¿Si los testimonios que Dios ha dado acerca de su veracidad son las pruebas que nos permiten confiar en Dios: ¿Entonces porque hubo muchos que no creyeron? Es mas; eran tan innegables los milagros de Jesús que para justificar su incredulidad, les tocó decir que él los hacia por el poder de Satanás.

Pero también hubo otros que a diferencia de estos sí creyeron, y se sostuvieron creyendo en él aún sabiendo que morirían por su fe. Y así sucedió. Los discípulos de Jesús todos murieron como mártires por el Evangelio.

¿Porque unos creen y porque otros no? Porque la clave para creer no está en los testimonios o en las pruebas de la veracidad de Dios, sino en la voluntad de cada ser humano, que debe decidir si cree o no cree lo que Dios ha dicho.

Por eso podemos encontrar a algunos que sin ninguna prueba o testimonio creen ciegamente en el Señor… Como también a otros que aun estando rodeados de milagros, han decidido no creer en él.

Un ejemplo de esto podemos ver en la vida de Tomás, quien tomó la decisión de no creer en la resurrección de Jesús, aunque estaba profetizada en las escrituras, aunque Jesús le dijo que iba resucitar, y aunque sus hermanos le dijeron que lo habían visto resucitado… Tres poderosas razones para creer que era verdad que Jesús había resucitado.

Pero Tomás decidió no creer, y se atrevió a pedir pruebas.  Él Señor en su misericordia lo complació, pero también le jaló las orejas por haber pedido pruebas. Además le dijo:

Juan 20: 29 Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.

No hay fe cuando creemos porque estamos viendo. Si usted tiene una situación difícil, y le pide a Dios una solución, pero sigue angustiado hasta que la solución llega. Entonces allí no hubo fe, aunque después diga que Dios lo ayudó. Los del mundo también descansan cuando sus problemas se solucionan.

Pero si tenemos un problema, y le pedimos a Dios, y desde ese momento descansamos porque sabemos que Dios va contestar, eso si es fe. Además podemos esperar el tiempo que Dios quiera y seguiremos tranquilos, porque confiamos en que responderá lo que más nos convenga.

Y es por eso que Jesús le dijo a Tomás, que contrario a él que creyó porque vio, son bienaventurados los que no vieron y creyeron. Que es igual a decir que cuando creemos porque vemos, no estamos siendo bienaventurados.

Desafortunadamente a veces también andamos como Tomás, es decir nuestra fe se sustenta en los resultados, en las respuestas a las peticiones que hemos hecho al Señor.

Y aunque eso puede parecer muy sensato no es lo correcto, porque los testimonios pueden ser mal interpretados, y llevar a la gente a pensar mal de Dios y de lo que está haciendo.

Y por esto algunos dicen, por ejemplo:  Yo creo en Dios porque me sanó, yo creo en Dios porque me ha enriquecido, o yo creo en Dios porque restauró mi familia, etc.

Pero: ¿Y entonces a aquellos a quienes Dios no ha sanado, tienen una justificación válida para no creer en Dios? O ¿Aquellos a quienes Dios no ha enriquecido, o cuya familia Dios no ha restaurado tienen razón en no creer en Dios?

Pensar de esta manera es como si nosotros creyéramos que el sol existe porque vemos su luz…

¿Pero cuando cerramos nuestros ojos y no vemos su luz entonces el sol ya no existe?  Si alguno de ustedes cierra los ojos y nos dice que el sol ya no existe porque usted no lo ve, seguramente terminaría en el manicomio.

Pero esta manera de proceder que es una locura, si parece sensato a muchos que dicen que no creen en Dios porque no tienen pruebas de su existencia.

Pero si los resultados o las pruebas fueran indispensables para poder creer en Dios, entonces cuando un pobre llegue al cielo, y no lo dejen entrar por no haber creído en Jesucristo, él podrá argumentar que la culpa la tiene Dios porque lo mantuvo pobre… Pero lo absurdo de este argumento es que en la escritura dice:

Santiago 2:5  Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman? 

Pues contrario a no tener fe porque Dios no lo enriqueció, la escritura dice que Dios ha elegido a los pobres para que sean ricos en fe… Y como consecuencia los herederos del reino.

Y si Dios ha escogido a los pobres, que son aquellos que no logran muchas metas, aquellos que no son de éxito en el mundo, para que sean ricos en fe, entonces la fe no tiene relación con la prosperidad que Dios pueda dar.

Pero el hombre en su fatuidad cree que sí, y por eso muchos al ser prosperados dicen creer en Dios, pero cuando no son prosperados justifican su incredulidad por la falta de respuestas de parte de Dios.

Pero nuevamente contrario esta forma equivocada de pensar, la escritura dice algo que los ricos deberían temer, pues Jesús dijo:

Marcos 10.23 Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!

Pero ojo, el problema no es la riqueza, el problema es la mala actitud del hombre frente a la riqueza, por eso más adelante Jesus aclaró:

Marcos 10.24 Los discípulos se asombraron de sus palabras; pero Jesús, respondiendo, volvió a decirles: Hijos, ¡cuán difícil les es entrar en el reino de Dios, a los que confían en las riquezas!

Esto nos muestra que es todo lo contrario de lo que los hombres piensan. Pues a los que le va mal en la tierra tienen más posibilidades de confiar en Dios, que aquellos a los que les va bien. Y por eso la escritura hablando de aquellos que hemos creído en Dios dice:

1 Corintios 1.26–29 Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; 27sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; 28y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, 29a fin de que nadie se jacte en su presencia.

Ante esto la pregunta que me hago es: ¿Si será un verdadero creyente ese cristiano que es orgulloso, prepotente o altivo?

Recuerdo un joven al que le compartí de Cristo, y luego de eso su vida comenzó a ir para atrás en todo sentido. Problemas en la universidad, problemas con su novia, problemas en su casa, un gran amigo se suicidó en su casa.

Sin estar haciendo nada lo cogieron preso en una redada… Y producto de todo esto que estaba viviendo me confrontó diciéndome… ¿Que en que lo había metido yo, que ahora le estaban sucediendo muchas cosas malas?

Cuando escuché todos sus problemas y su pregunta, en lugar de dudar, tomé la decisión de afirmar mi confianza en las promesas de Dios, y en que él jamás se equivoca, por lo tanto, todas las pruebas por las que el estaba pasando, no estaban destinadas a menguar su fe sino a hacerla crecer.

Y por eso le dije: A pesar de todas tus calamidades tú sabes que Jesucristo es Dios. Él se sonrió, y me dijo que si, qué estaba seguro que Jesucristo era su Señor y su salvador..

¿Porque a pesar de que todo estaba yendo de mal en peor siguió confiando en Dios? Porque para creer en Dios no necesitamos ni de milagros, ni de testimonios, si no solo de aceptar como verdad lo que Dios habla a través de su palabra, y de su Santo Espíritu a nuestro corazón.

Primero la plandemia, ahora el paro, y la pregunta es: ¿A cuántos de ustedes hijos de Dios estas circunstancias los han puesto a dudar el amor, de la protección, de la sabiduría, de la soberanía de Dios?

Es que acaso como Tomás: ¿Están esperando respuestas milagrosas de Dios contra la plandemia  y contra el paro, para poder estar tranquilos confiando en Dios?

Si eso están esperando están graves, porque la fe no aumenta o disminuye por causa de las circunstancias, la fe aumenta o disminuye dependiendo de si decidimos afirmar nuestra confianza en Dios o disminuirla.

Por otro lado, y ojo con lo que voy a decir; los que creen en Dios porque Dios les próspero, lo más probable es que su verdadero Dios sea el dinero; los que creen en Dios porque Dios les ha sanado, lo más probable es que su verdadero Dios sea la salud; los que creen en Dios porque Dios les ha dado éxito, lo más probable es que su verdadero Dios es el éxito; los que creen en Dios porque restauró su familia, más seguro es que su familia sea su verdadero Dios. etc.

Y la prueba de esta triste verdad, es que cuando estas cosas que Dios les dio, les vuelvan a faltar, su vida y su confianza en Dios estarán en crisis.

Porque la fe basada en ese tipo de respuestas materiales, puede engañar nuestro corazón haciéndonos creer que es una fe genuina, sin serlo. Y por eso al momento de la prueba se desmoronan.

Déjeme insistir: La fe verdadera, la fe auténtica esta basada como ya dije, en la revelación que Dios nos da, y que nosotros decidimos creer. Un buen ejemplo de esto lo podemos ver en el siguiente pasaje:

Daniel 3:16 al 18  Sadrac, Mesac y Abed-nego respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: No es necesario que te respondamos sobre este asunto. 17He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. 18Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado

Estos hombres confían en el poder de Dios, sin embargo no aseguran, ni mucho menos declaran que Dios los va a proteger por ser fieles a él. Sus palabras fueron que Dios, podía librarlos del horno de fuego y del poder del rey… Pero, que si no lo hacía de todos modos se iban a mantener firmes en su fe y obediencia a Dios.

Y no era cuento. El rey se enfureció, mandó calentar el horno siete veces más, los amarro y los hizo meter en el horno. Y ellos mientras todo esto sucedía siguieron firmes en su fe, aunque eso implicaba una muerte inevitable.

Nosotros muchas veces decimos que vamos a estar firmes, pero en la medida en que se acerca la situación, vamos cambiando para mal. Alguien decía que tenemos fe de largo alcance, es decir cuando el problema está lejos tenemos fe, pero cuando el problema se acerca la fe desaparece.

Pero estos hombres estuvieron firmes hasta el final. Eso es afirmar nuestra fe. “Señor no importa lo que tú hagas voy a seguir confiando en ti. Así me quiebre, así me enferme, así me muera, voy a seguir confiando en ti”

Porque la fe auténtica crece cuando mantenemos la decisión de creer en medio de difíciles circunstancias.

Esto es muy importante entenderlo, porque algunos creen que Dios es bueno, hasta que; les mandó sujetarse a su marido… O hasta que el les mando quedarse con esa mujer hasta que la muerte los separe. O hasta que les pidió fidelidad con sus diezmos, o santidad en su vida sexual, u honestidad en el trabajo…. Etc.

No debemos dejarnos engañar ni por la situaciones, ni por los mandatos que no nos agradan. Y si esas situaciones o mandatos nos hacen dudar de Dios, no nos digamos mentiras, no digamos que no podemos creer en Dios porque eso no nos ayudará, es mejor que digamos; no quiero creer porque las cosas no están saliendo como yo a las deseo.  Al menos así estaremos diciendo la verdad, y el día que decidamos creer, lo podremos hacer.

Ahora: No hay duda que cuando estudiamos los atributos de Dios, como su poder, su omnisciencia, su eternidad, su omnipresencia o aun su justicia, y cuando revisamos los juicios de Dios o los milagros de Dios, ciertamente se puede tener una imagen cada vez más grande del Dios en quien creemos y eso puede aumentar nuestra fe… Sin embargo comprender la inimaginable grandeza de Dios, eso no es suficiente. ¿Por qué?

Vi parte de una película en que unos judíos en un campo de concentración están esperando que a la mañana siguiente escojan entre ellos los que van a ir a las cámaras de gas. Por causa de esta situación decidieron hacer un juicio a Dios, y el resultado fue, que Dios era terrible en santidad y muy poderoso, pero que Dios no era bueno, y que además no los amaba.

Uno de ellos argumentaba que ciertamente el mar se abrió, y los egipcios sus perseguidores se ahogaron, y que ciertamente en muchas batallas Dios hizo cosas portentosas, y los enemigos fueron destruidos o huyeron despavoridos.

Pero todo eso que Dios hizo, todo su poder manifestado lo único que mostraba es que Dios en esa época estaba del lado de los judíos. Pero ahora que los estaban exterminando en los campos de concentración, demostraba que ahora Dios estaba de parte de los nazis.

¿Si entienden la idea? De nada sirve tener un Dios inmensamente poderoso si ese Dios no me ama.  Si no me ama, como pensaban los judíos, un día puede exterminar a nuestros enemigos y otro día a nosotros.

¿Qué es entonces lo que los hombres necesitan conocer? ¿Qué es entonces lo que nosotros como sus hijos debemos comprender? La respuesta es; su amor.

El apóstol Pablo entendiendo ésta gran necesidad oraba por sus discípulos para que fueran fortalecidos en el hombre interior por el Espíritu de Dios… Y dice:

Efesios 3:17 al19  para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, 18seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, 19y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.

Podemos notar que al igual que ocurre con la fe, qué es la clave para conocer a Dios pero que también debe cada día crecer más, lo mismo ocurre con el amor.

Nuestra vida debe estar cimentada en el amor de Dios… Pero debemos cada vez comprender mas  y mas el amor de Dios, que es muchísimo más grande de lo que imaginamos. Pues solo la comprensión del amor de Dios nos permitirá ser llenos de toda la plenitud de Dios.

No es la fe en el poder de Dios lo que nos llena de su plenitud, sino la comprensión del amor de Dios  por nosotros.

Si nos preguntamos: ¿Puede Dios a acabar en un abrir y cerrar de ojos con la plandemia o con el paro? Creo que la mayoría pensamos o estamos convencidos que Dios tiene poder de sobra para hacerlo.

No dudamos del poder de Dios, pero si dudábamos de sus propósitos con estas situaciones, es decir dudamos de su amor por nosotros. Y eso es lo que hace que unos estén tristes, aburridos o preocupados.

Y lo grave es que cuando dudamos del amor de Dios, como Dios es amor. En realidad estamos no sólo dudando de su amor, también de su sabiduría, de su justicia, de su misericordia, de sus promesas, de sus propósitos… Y como el amor de Dios es lo único que nos permite ser llenos de la plenitud de Dios, cuando dudamos del amor de Dios nos perdemos de toda esa bendición.

Y si pensando en Israel nos preguntamos: ¿Amaba Dios a su pueblo Israel? La escritura dice:

Jeremías 31.3–4 Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia. 4Aún te edificaré, y serás edificada, oh virgen de Israel; todavía serás adornada con tus panderos, y saldrás en alegres danzas.

Por supuesto que Dios los ama. Más aún los ama a pesar de, qué quiere decir que sin importar lo que ellos hagan, piensen o digan, de todos modos Dios los ama… Por eso a prolongado su misericordia. Pero ellos no creían en el amor de Dios y allí está el problema, porque la escritura dice:

1 Juan 4:19  Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero. 

Nosotros a diferencia de Dios, no amamos a pesar de. Y si usted cree que ama a pesar de, le recomiendo que revise lo que estudiamos acerca del amor de Dios.

Nosotros dice Dios, que lo amamos a el como una respuesta a su amor. Y entonces si no creemos en el amor de Dios tampoco le podríamos amar. Y como el amor a Dios se expresa a través de la obediencia a sus mandamientos, y del amor a los demás, entonces quiere decir que si no creemos en su amor no le podemos obedecer.

Y por esto la pregunta importante no es si creemos o no en Dios. Y tampoco si creemos que es inmensamente poderoso. La pregunta importante es: ¿Creemos en el amor de Dios por nosotros?

Muchos a la ligera contestan que sí, pero déjeme preguntárselo de la siguiente manera; ¿Es usted capaz de decirle a Dios de todo corazón, que puede hacer con su vida y con todas las cosas que usted ama, lo que Él quiera?

¿Esa persona que usted más ama, estaría dispuesta que Dios se la llevara? Cuando hago esa pregunta algunos dicen: No, Dios es bueno y no quiere eso. Y yo respondo: ¿Pero acaso algunas personas cristianas no han perdido a quienes más aman? Y la respuesta es sí.

Para otros perder a las personas amadas no es problema, con tal que no pierdan su dinero. Y la pregunta para ellos es: ¿Estaría usted dispuesto a que Dios le quitará todo su dinero y aún así lo seguiría amando? O ¿Estaría dispuesto a que Dios le quitara su salud?

Cuando Job perdido todas esas cosas, dinero, familia y salud, también perdió su confianza no sólo en el amor de Dios, también en la justicia, la misericordia, etc.

Pero no sucedió lo mismo con los amigos de Daniel, que fueron arrancados de su pueblo, llevados cautivos, y cuando fueron obligados a rendir culto a un Dios ajeno, estuvieron dispuestos a morir porque confiaban en el amor de Dios.

Porque entendían lo que muchos años después Dios reveló a Pablo, que dice:

Romanos 8.38–39 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

Ni la muerte, ni la clase de vida que vivamos, ni ángeles ni demonios, ni la vida presente, ni el futuro, ni nada que pueda ser creado nos podrá separar del amor de Dios, a través de Cristo Jesús.

Y si absolutamente nada nos puede separar del amor de Dios: ¿Estamos dispuestos a seguir confiando cada vez más en el, pase lo que pase?…  No tiene para el arriendo, su hijo está enfermo, su salud está complicada y en medio de algunas de estas situaciones puede usted orar como oro Jesús.

Lucas 22:42  diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. 

“Si quieres Padre puedes arreglar este problema, pero si no quieres no hay ningún problema”. 

¿Podemos orar de esta manera y sentir paz en nuestro corazón?   Pregunto porque hay muchos que no pueden orar de esta manera, porque les da a temor de lo que Dios pueda hacer.

Poca gente manifiesta este temor, pero recuerdo una discípula, que me confesaba que a ella le daba mucho temor orar de esa forma, porque pensaba que Dios haría cosas terribles en su vida. Pues su vida ha continuado y le han pasado cosas terribles… Yo creo saber que eso que le está pasando, tiene como propósito que ella pueda entender el amor de Dios y seguir confiando en él.

Pero: ¿Acaso nos pasa lo mismo y por eso no somos capaces de orar de todo corazón diciéndole; haz tu voluntad en mi vida Señor.

Es más, para no ir tan lejos; cuando nos quejamos por cualquier cosa que sucede es porque estamos dudando del amor de Dios. Y eso a veces lo hacemos a pesar de estar convencidos de que creemos en su amor.

Y no sólo cuando nos quejamos, también cuando nos preocupamos estamos mostrando que no estamos confiando en el amor de Dios. Y es por eso que la escritura dice:

1 Juan 4:18  En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.

Otra traducción dice: Por eso, si alguien tiene miedo, es que no ha llegado a amar perfectamente.

Y el que no ha llegado a amar perfectamente, es porque no ha comprendido el amor de Dios. Por lo tanto no puede dar de lo que no tiene.

Notemos que el temor que es producido por no comprender el amor de Dios, nos hace pensar que seremos castigados, y por eso es que hay temor de que el haga su perfecta voluntad en nuestra vida.

Pero no sólo se trata de disponerse a que Dios haga lo que quiera con nuestra vida, también se trata de lo que nosotros hacemos con nuestra vida.

Es decir, debemos revisar cuantas cosas hacemos que no debemos hacer, pero que las hacemos por causa del temor, preocupación, intranquilidad, ansiedad. Y cuántas dejamos de hacer que sí debemos hacer, pero que no hacemos por causa del temor, preocupación, intranquilidad, ansiedad, etc.

Cada vez que el temor nos dirige o nos detiene de actuar, es porque no estamos confiando en el amor de Dios.

Sin embargo la escritura dice, ya no sólo del pueblo de Israel sino de todos nosotros:

Juan 3.16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Siendo el amor de Dios una realidad contundente: ¿Qué nos impide creer en su amor?

Pues el asunto no es tan sencillo porque el mundo entero ha sido manejado por el maligno, y él como ya vimos, ha dado una versión completamente equivocada de lo que es el amor, respaldada por otras muchas mentiras que la gente considera ciertas.

Alguna vez hace muchos años note a mi esposa triste y le pregunté el por qué. Y me dio tres razones, que tenían que ver con tres cosas que yo estaba haciendo o dejando de hacer, que según ella, eran evidencias de que no la amaba como decía amarla.

Pero cuando le expliqué a la luz de la escritura que mi comportamiento en esos tres asuntos, era un comportamiento de acuerdo al amor de Dios, al creer ella en lo que la escritura dice, su actitud cambió por completo.

La pregunta es: ¿Cuántas veces recibimos tratos parte de Dios, o mandatos que no logramos ver como manifestación de su amor?

En el mundo la gran mayoría no entiende nada. Y a veces los cristianos también nos quedamos cortos, y por eso reaccionamos mal ante las situaciones. El apóstol Pablo nos explica cual es la razón, y lo que debemos hacer. Dice así:

2 Corintios 10:4 a 5.  porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, 5derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo,

En este pasaje el apóstol nos muestra que lo que impide que la gente conozca el amor de Dios, son unas fortalezas que están construidas con una serie de argumentos, argumentos que se sostienen gracias a la altivez o la arrogancia de los hombres.

Lo que viene a nuestra mente cuando hablamos de una fortaleza, es algo dentro de lo cual la gente se mete para que nada, ni nadie entre… En este caso esas fortalezas han sido construidas, para que a pesar de lo real que es el amor de Dios, el hombre no lo puedo entender.

Con el amor pasa algo similar a lo que pasa con la justicia de Dios. Dios jamás ha permitido que en su reino los hombres reciban injusticia, pero prácticamente la humanidad entera cree que en algún o algunos momentos de su vida, han sido tratados con injusticia. Al hacerlo están dudando de la justicia de Dios.

Por eso es tan difícil para la gente y aun para los cristianos, comprender verdaderamente el amor de Dios. No por lo escaso o endeble, sino por estar metidos en fortalezas diseñadas para que no puedan comprender el amor de Dios.

Esas fortalezas, nos dice el pasaje que están conformadas de argumentos. Y los argumentos entendemos que son una serie de pensamientos que entrelazados muestran, que lo que Dios está haciendo o está mandando a hacer no es bueno para el hombre, por lo tanto Dios no está amando al hombre.

Pero hay otro ingrediente que ayuda a sostener esos argumentos equivocados y es la altivez.

Una persona altiva, es básicamente una persona que cree ser mucho mas o mejor de lo que realmente es… Es decir; tiene un problema grave respecto de la opinión que tiene de sí mismo.

El problema se agrava porque quien cree ser lo que no es, termina pensando que puede hacer lo que no puede.

Si usted por creerse sabio o inteligente está seguro de conocer la verdad, ese pensamiento le impedirá conocer la verdad.  Y esa altivez, prepotencia o arrogancia le impedirá reconocer que usted está equivocado, aunque lo confronten con la verdad.

Cuando Jesús habló de la viga y la paja estaba describiendo este problema de altivez que hace que los hombres nos sintamos superiores a los demás sin realmente serlo.

Si usted cree que es Supermán, seguramente pensará que puede volar, pero si lo intenta se va a estrellar. No ser conscientes de lo que realmente somos o no somos… Nos a llevar a intentar hacer cosas para las cuales no tenemos capacidad, porque la altivez nos convence de que si podemos.

Esos argumentos y pensamientos que forman estas fortalezas, en lo básico, lo que han hecho es cambiar por completo el concepto del bien y del mal. La Escritura dice:

Isaías 5.20–21 ¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo! 21¡Ay de los sabios en sus propios ojos, y de los que son prudentes delante de sí mismos!

Entonces el hombre ha clasificado mal una serie de cosas como la salud, la riqueza, la inteligencia , el dolor, llegando a un a convencerse de que ciertos pecados son una bendición.

Y por esto la gente se hacen preguntas como: ¿Es buena o mala la muerte?…. ¿Es buena o mala la riqueza?…. ¿Es buena o mala la salud? Etc.

Y con las malas respuestas a estas preguntas, el hombre cree que tiene argumentos válidos para confirmar la falta del amor de Dios por los hombres.

Sin embargo estos conceptos equivocados, a la final son tonterías comparados con el resultado final de toda ésta forma equivocada de pensar, pues el hombre está convencido de que puede vivir una buena vida sin la dirección de Dios.

Más aún, si Dios no es amor piensan ellos: No hay necesidad ni beneficio al buscarlo.

La historia de esta independencia comienza cuando en el paraíso, el hombre en lugar de creer en el amor de Dios prefiere creer las mentiras de Satanás.

Génesis 3:1  Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? 

El hombre fue colocado en la posición más alta que podía tener. Más arriba de donde Dios lo colocó no es posible, pues el hombre no tiene capacidad para estar más arriba de donde Dios lo colocó.

Pero Satanás le hace creer que puede vivir más arriba de donde Dios lo colocó… Y por supuesto  que Dios no lo ama, y que le está negando esa posibilidad… ¿Conque Dios os ha dicho?

Génesis 3:4 a 5.  Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; 5sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.

Eso para mí, es como decirle a una persona que está volando en el avión más sofisticado y espectacular que existe… Que no necesita del avión, que no necesita esa limitación, y que si él cree que lo necesita es porque lo han engañado, por lo tanto, puede abrir la compuerta del avión, lanzarse, y verdaderamente comenzar a volar.

Pero Dios me dijo que si me salía del avión en pleno vuelo moriría…. No morirás dice Satanás.

Partiendo de ese gran engaño, a través de los siglos cada vez se suman mas cosas a la lista de las cosas que el hombre desea hacer, porque cree que en eso está la felicidad, aunque no fue diseñado para vivir de esa manera.

El hombre vive de acuerdo a esos objetivos, y como no fue diseñado para vivir de esa manera, cuando esté experimentando todos los males de no haber hecho caso a Dios, sin reconocer su desobediencia, insistirá en decir que Dios no lo ama, si es que cree en la existencia de Dios.

Si usted le regala a un campesino una aspiradora, y otro le dice que son magníficas para sembrar papas. ¿Qué pensará el campesino cuando la use para sembrar papas? Pues que ese regalo no sirve para nada.  La escritura dice:

Salmos 139:16  Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas Que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas.

Esto debe entenderse así: Dios ha formado cada parte de su cuerpo, Dios le ha dado cada don talento y habilidad, Dios tiene planeado darle una serie de recursos y oportunidades, y todo esto coincide con una sola cosa… El plan perfecto que Dios tiene para ti… Desde antes de la fundación del mundo.

No hay en todo el universo algo mejor para cada uno de nosotros que el plan de Dios…. Pero Satanás le dice a todo el mundo que sí…. Que hay algo mejor… Y a través de todo el mecanismo que él maneja en el mundo, ha puesto a todos a desear una gran cantidad de cosas.

A través de eso ha logrado que se distorsione la doctrina cristiana, y tiene a muchos llamados cristianos, buscando todas aquellas cosas que él ha enseñado que el hombre necesita.

Pero cada vez que deseamos algo diferente del plan de Dios, eso que deseamos se convertirá en un factor que colocará dudas acerca del amor de Dios.

Por eso para salir de este gran engaño, cualquier deseo, cualquier plan debe estar empacado en una frase, que debes decir con toda la honestidad y fe del mundo… La frase es: “Si es tu voluntad”

Si usted dice esto de todo corazón, cuando Dios le conteste si, usted se pondrá feliz, y cuando Dios le contesté no, usted se pondrá igualmente feliz….

No es feliz cuando sí y resignado cuando no… La pregunta es: ¿Ya llegamos a confiar de esta manera del amor de Dios?  O ¿Qué pasaría si nosotros confiáramos plenamente en las decisiones de Dios?  El Señor en su palabra nos ordena:

Filipenses 4:6 al 7. Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. 7Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

Por eso en la vida de un cristiano genuino, maduro, sabio, una de las preguntas más importantes y continuas debe ser: ¿Señor qué quieres que yo haga?…

No se equivoque como muchos cristianos que dicen: “Si Dios quiere saldrá”… “Si es la voluntad de Dios, Dios lo permitirá”…

No se equivoque… A usted le pueden ofrecer un trabajo maravilloso y eso no quiere decir que Dios quiere que lo tome…. Puede aparecer el príncipe o la princesa azul… Y no quiere decir que deba ennoviarse y/o casarse con el…

Más allá de lo bueno o de lo malo que pueda parecer algo, siempre hay que preguntarle a Dios ¿Señor que quieres que yo haga?

Por otro lado respecto de lo que Dios haga, nuestra respuesta tiene que ser siempre y sin ninguna duda: “Gracias Señor”.

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