EL NUEVO PACTO – EL PECADO LA PROMESA Y EL PACTO CON ABRAHAM – PARTE 1

EL NUEVO PACTO EL PECADO LA PROMESA Y EL PACTO CON ABRAHAM

 

I. INTRODUCCIÓN
¿Por qué la necesidad de hablar del nuevo pacto? ¿Todas las promesas de la escritura son todas para nosotros? ¿El viejo pacto y el nuevo pacto son el antiguo y el Nuevo testamento? ¿Toda la escritura es inspirada por Dios? ¿Existen las malas doctrinas? ¿Qué es una sana doctrina?
Hablar del Nuevo Pacto, es hablar del plan de salvación de Dios para el hombre. Pero: ¿Qué hizo el hombre y cuáles fueron sus consecuencias para que ahora necesite un plan de salvación?
La escritura nos cuenta que Dios creó todas las cosas, y al hombre, para que éste pudiera vivir una existencia maravillosa, disfrutando de todo lo creado, sabemos también por la escritura, que el hombre fue colocado en un lugar llamado el Edén, y que parte del propósito de Dios era que el hombre se multiplicara siendo el señor de la tierra… Pero no le creyó a Dios, y este pecado trajo como consecuencia que la naturaleza y el hombre cambiaran radicalmente, lo cual también cambio el destino fijado por Dios para el hombre.

Génesis 2.9 Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal.
El hombre fue creado para vivir cerca de 800 o 1.000 años, y si comía del árbol de la vida, viviría eternamente sobre la tierra…

Génesis 3.22, 24 Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre. …24Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida.
Pero después del pecado, el árbol de la vida fue escondido para poner límite a la vida del hombre, y tiempo después por causar de la maldad del hombre otro de los juicios de Dios…

Génesis 6.3 Y dijo Jehová: No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; mas serán sus días ciento veinte años.

Hizo que la vida del hombre fuera limitada a vivir 120 años, después de lo cual vendría la muerte física, y la condenación eterna.

LA IMPORTANCIA DE LA FE
Aunque la palabra fe no se nombra en estos primeros capítulos del Génesis, es evidente que ésta resulta ser la palabra más importante, cuando hablamos del tema de la salvación o la condenación.
Dios proveyó todo lo necesario para que el hombre pudiera vivir haciendo la voluntad de Dios, y lo que el hombre debía hacer era confiar en el plan y en las instrucciones dadas por Dios.

Génesis 1:31 Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera.

La palabra bueno, aparece de manera repetida en todo lo que Dios hizo para que el hombre disfrutara, y además de las instrucciones de crecer, multiplicarse, de labrar y guardar el Edén en donde habían sido colocados, la única advertencia que al ser obedecida demostraría la confianza del hombre en Dios, fue:
Génesis 2:17 más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.

A. EL PECADO DE LA INCREDULIDAD
Pero a pesar de la clara advertencia recibida de parte de Dios, el hombre desobedeció:
Génesis 3:6 Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella

Tomar la decisión de comer del árbol de la ciencia del bien y del mal, es en realidad despreciar a Dios y lo que él nos ha dicho que es bueno o malo, para decidir por nosotros mismos o influenciados por alguien diferente de Dios, lo que es bueno o malo para nosotros.
Este pecado de la incredulidad, es decir de no creerle a Dios, o de ignorarlo, es el pecado más espantoso que se pueda cometer, y es de tal magnitud, tan horrible y abominablemente malo, que por eso Dios les hizo la advertencia de que si comían del árbol de la ciencia del bien y del mal ciertamente morirían; primero espiritualmente, luego físicamente, para terminar eternamente condenados.

Es importante aclarar lo siguiente: Como Dios es justo, el castigo que Dios da por los pecados es proporcional a la gravedad de ellos. Eso quiere decir que cuando una persona se condena a un sufrimiento indescriptible por toda la eternidad, y sin ninguna opción de salvación, es porque no creerle a Dios es un pecado de proporciones malignas eternas.
La escritura a nosotros los cristianos nos advierte:
Hebreos 3.12–13 Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; 13antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado.

Ahora sí nos preguntamos: ¿Por qué el hombre no le cree a Dios? La respuesta es que el hombre no le cree a Dios porque toma la decisión de creerle a alguien diferente de Dios.
Allí es donde hace su aparición Satanás, que hasta el día de hoy, logra su objetivo de hacernos dudar del buen carácter de Dios, mostrándonos cómo malo, lo que Dios ha hecho o ha ordenado:
Génesis 3:1, 4-5 Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?… Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; 5sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.

Primero pregunta acerca de la orden dada por Dios, para luego asegurar que lo que Dios ha dicho que les produciría muerte, en realidad abriría sus ojos y los haría como Dios.
Cuando Satanás dice esto en realidad el mensaje que está dando es; Dios es malo, es mentiroso e hipócrita, y desea malas cosas para los hombres, mientras que Satanás es bueno, y hay que creerle, porque viene a salvar al hombre del dominio de un Dios malo.
Y sucede lo incomprensible; la mujer y el hombre, sin ningún tipo de evidencia o prueba, y a pesar de haber recibido de Dios todo lo bueno, deciden desconfiar de Dios y sus palabras, como consecuencia de haber confiado en Satanás y en sus palabras, que según él, les permitirían ser como Dios, y entonces confiando en esa nueva dirección dada por Satanás, desobedecen a Dios y comen del árbol.

B. ALGUNAS CONSECUENCIAS
Si el pecado de la incredulidad es tan grave que por eso recibe castigo de proporciones eternas, es apenas lógico que las consecuencias de dejar de confiar en Dios, por haber confiado en Satanás, también sean muy graves. Dice la escritura:
Génesis 3: 7. Luego oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba por el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto.

Una evidencia del daño tan grande que ocasionó el pecado, la podemos encontrar si nos preguntamos: ¿Cómo un hombre creado por Dios con la inteligencia que tenía, se le ocurre pensar que puede esconderse del Dios omnipresente, detrás de unos árboles? Realizar esa acción, muestra un entendimiento entenebrecido, (embrutecido) como confirma el apóstol Pablo:
Romanos 1:21 y su necio corazón fue entenebrecido. 22Profesando ser sabios, se hicieron necios,

Hoy los hombres se esconden de Dios, detrás de argumentos, y por qué no decirlo aún de malas doctrinas, que para Dios resultan tan insignificantes, como los árboles en los cuales Adán y Eva se escondieron. Por eso el apóstol Pablo insiste:
Efesios 4:17-18 Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, 18teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón;

Cuando continuamos pecando por no creerle a Dios estamos actuando guiados por un entendimiento entenebrecido.  Otra consecuencia del daño del pecado que mantiene a los hombres alejados de Dios es; tener miedo de Dios.

Génesis 3:10 Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí.

Como consecuencia del pecado el hombre le tiene miedo a Dios, ese era el objetivo que Satanás logró cumplir a cabalidad, por eso hoy la gente le tiene miedo no sólo a los mandatos de Dios pues los ve como algo que estropearía su vida y su felicidad, también a las acciones que Dios en su soberanía pueda realizar, por eso el hombre, como si fuera posible hacerlo, trata esconderse de Dios, pero lo que en realidad logra, es perder la dirección que Dios quiere dar a sus vidas.
Todo lo que Dios pedía hacer al hombre, era bueno en gran manera, por lo que el hombre lo único que tenía que hacer, era usar su intelecto, voluntad, sentimientos, oportunidades y recursos dados por Dios, para realizar de la mejor manera la perfecta voluntad de Dios.
Menospreciar a Dios y sus instrucciones por la razón que sea, es menospreciar lo más valioso que un hombre puede poseer y como consecuencia también pierde el amor, el gozo, la paz, la paciencia, la benignidad, la bondad, la fidelidad, la mansedumbre y templanza que son actitudes que Dios nos da, necesarias para poder vivir con sabiduría, justicia y amor.

B. OTRO ESPÍRITU O NATURALEZA
En conclusión el resultado del pecado es un hombre embrutecido, lleno de grandes faltantes, viviendo sin sabiduría, haciendo injusticia e ignorando el amor de Dios, y con todo esto en su contra, pretende vivir una vida gratificante para él, a lo cual hay que añadirle que con la maldición de la tierra y la declaración de Dios, de que con el sudor de su frente cosecharía el pan…
Este hombre que ha perdido la confianza en Dios, en su protección y provisión, comienza a depender de su propio poder, de las malas actitudes que fueron sembradas por Satanás, y de las cosas que posee para vivir la vida.
El hombre dejó de depender de Dios para depender de sí mismo o de otras criaturas.
Pero tal vez de las peores cosas que le han sucedido al hombre como consecuencia del pecado, y que la mayoría de los hombres ignoran por completo es que, cuando el hombre confío en Satanás por su fe se convirtió en hijo de Satanás.

Y por supuesto, esa paternidad que es real afecta el carácter del hombre, llenándolo de malas actitudes que son las que dominan su comportamiento. Algunas de estas son mencionadas por el apóstol Pablo cuando dice:
Romanos 1:29-31 estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; 30murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, 31necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia;

Como ninguna de estas malas actitudes sirven para vivir de acuerdo al plan de Dios, Satanás le ha dado a los hombres un nuevo plan de vida, donde los valores dados por Dios han sido cambiados por completo, de tal manera que el hombre está buscando lo que ahora cree bueno, ignorando que entre más progrese más insatisfecho se sentirá. Dice la escritura:
Eclesiastés 1:8 Todas las cosas son fatigosas más de lo que el hombre puede expresar; nunca se sacia el ojo de ver, ni el oído de oír.

El Señor Jesús dijo:
Juan 4:13 Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; 14mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás;

El hombre que no conoce a Dios y no vive para hacer su voluntad está condenado a vivir insatisfecho, y Satanás usa está insatisfacción para esclavizar al hombre, como nos lo confirma el apóstol Pablo:
Efesios 2: 2 -3. En los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia. Entre ellos vivíamos también todos nosotros en otro tiempo, andando en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos; y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.
Vivíamos con los mismos objetivos de todo el mundo que son los objetivos enseñados por Satanás, vivíamos motivados por el espíritu de Satanás que todavía opera en los que no conocen a Dios, y vivíamos dando rienda suelta a todas esas malas actitudes colocadas por Satanás.

Algunas de estas malas actitudes básicas de las que el hombre echa mano para vivir sin confiar envíos son: La altivez, el amor al mundo, el miedo, la rebeldía y la auto justificación.
Sin embargo, nunca debemos olvidar que el peor de los pecados es no creerle a Dios, y digo esto con certeza porque el hombre no se condena por ser pecador, sino por no creer en Jesucristo como su Señor y su Salvador.

II. LA PROMESA DE SALVACIÓN
Después de que el hombre ha pecado, Dios en su misericordia lo confronta, pero el hombre lejos de reconocer su pecado se disculpa…
Génesis 3:11-13 ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses? 12Y el hombre respondió: La mujer que me disté por compañera me dio del árbol, y yo comí. 13Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí.

Lo que muchos hombres aun cristianos no entienden, es que las disculpas por nuestros pecados siempre hacen culpable a Dios, es decir Adán culpó a Eva por su pecado, pero Eva había sido dada por Dios lo cual hacia culpable a Dios, y lo mismo hace Eva al culpar a la serpiente, la cual Dios estaba usando para dar oportunidad al hombre de confirmar su confianza en Dios.
Pero a pesar de que el hombre culpó a Dios de su pecado, él en su misericordia nos hace una promesa de salvación que dice:
Génesis 3:15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.

Esta promesa de salvación menciona una simiente o descendencia que viniendo de una mujer, herirá en la cabeza, es decir dará un golpe mortal a Satanás y su simiente, mientras que la simiente o descendencia de la mujer sufrirá sólo una herida en el calcañar, herida que no es mortal.
La mujer que menciona la promesa de salvación es la virgen María; la profecía dice:
Isaías 7:14 Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel.

Sabemos que se refiere a la virgen María y al Señor Jesús que nació de ella. Sin embargo cuando miramos en el libro de Apocalipsis, los personajes que tienen relación con el nacimiento de Jesús nuestro Salvador, podemos ver que allí se menciona otra mujer, y sabemos por las profecías que se refiere al pueblo de Israel:
Apocalipsis 12:3-6 También apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón escarlata, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas; 4y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra. Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese. 5Y ELLA DIO A LUZ UN HIJO VARÓN, QUE REGIRÁ CON VARA DE HIERRO A TODAS LAS NACIONES; Y SU HIJO FUE ARREBATADO PARA DIOS Y PARA SU TRONO. 6Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar preparado por Dios, para que allí la sustenten por mil doscientos sesenta días…. 13Y cuando vio el dragón que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón. 14Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volase de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo.

Es evidente que la mujer que se menciona es el pueblo de Israel, y que el hijo de esta mujer que regirá con vara de hierro todas las naciones es el Señor Jesucristo.

III. ABRAHAM Y EL NUEVO PACTO
Eso quiere decir que después de dar Dios al hombre la promesa de salvación, para poder cumplirla era necesario que Dios escogiera un pueblo, (la mujer que habla el apocalipsis) de la cual vendría la mujer (la virgen María) de la cual vendría el Salvador, el Señor Jesucristo. Y sabemos por las escrituras que la elección de esta primera mujer, el pueblo de Israel, comienza con Abraham.
Ciertamente conocemos personajes más antiguos que Abraham, y podemos decir que toda la humanidad incluido el pueblo de Israel, son descendencia de estos hombres, por ejemplo todos, absolutamente todos descendemos de Noé, (aún de Adán) sin embargo, en las escrituras, en el evangelio de Mateo el Espíritu Santo al comunicarnos la genealogía de Jesucristo, el personaje más antiguo nombrado allí es Abraham

Mateo 1:1-2 Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham. 2Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, y Jacob a Judá y a sus hermanos….

También por las escrituras sabemos que el pueblo de Israel remonta su origen sólo hasta Abraham, a quien consideran como su padre, y como el primero del pueblo con el cual Dios se relacionó, como nos lo confirma el discurso de Esteban ante los sacerdotes cuando dice:
Hechos de los Apóstoles 7:2 Y él dijo: Varones hermanos y padres, oíd: El Dios de la gloria apareció a nuestro padre Abraham, estando en Mesopotamia….,

Y partiendo de allí Esteban hace un condensado resumen de la historia del pueblo de Israel mencionando que Moisés profetizó acerca de la venida de Jesús…

Hechos de los Apóstoles 7:37 Este Moisés es el que dijo a los hijos de Israel: Profeta os levantará el Señor vuestro Dios de entre vuestros hermanos, como a mí; a él oiréis.

Esta profecía se refiere al Señor Jesús, y fue dada después de la experiencia en el monte, donde el pueblo de manera osada quiso hablar directamente con Dios, y cuando Dios comenzó a aparecer salieron aterrorizados y le pidieron a Moisés que por favor siguiera siendo el intermediario entre Dios y ellos, y entonces Moisés profetiza acerca de la venida del Señor Jesús a quien todos deberían oír.
Y la promesa de la venida de Jesús es en realidad la promesa (del nuevo pacto) que encontramos en el génesis de una simiente que dará victoria sobre Satanás, y esto lo hace Jesús a través del sacrificio en la cruz que es parte fundamental del Nuevo Pacto.

Hebreos 9.15–17 Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna. 16Porque donde hay testamento, es necesario que intervenga muerte del testador. 17Porque el testamento con la muerte se confirma; pues no es válido entre tanto que el testador vive.

A. EL PADRE DE LA FE
A la pregunta: ¿Por qué Abraham es mencionado como el origen del pueblo de Israel? Es decir; ¿por qué no mencionar a Jacob, con sus doce hijos que dieron origen a las doce tribus, o a otros personajes que también fueron muy importantes?
No podemos decir que es porque a Abraham fue el primero que se relacionó con Dios, porque otros hombres antes de él también se relacionaron con Dios. Pero aunque otros hombres se relacionaron con Dios, Dios ha querido que Abraham sea mencionado como el primero, porque es él con quien Dios “pacto”, haciéndole la promesa de salvación que es en realidad la promesa de salvación del Nuevo Pacto.
Sé que esto puede sonar raro para algunos que creen que el Nuevo Pacto sólo se menciona con los profetas como jeremías o Ezequiel, pero la realidad mirando las escrituras, es que el Nuevo Pacto comienza con una declaración hecha a Satanás, donde se habla de que la simiente de una mujer, simiente que sabemos que es Cristo quien dará un golpe mortal a Satanás.
Pero volviendo con Abraham, es con él con quien esta promesa de salvación ya anunciada, se convierte en un pacto hecho entre Dios y Abrahán. Sin embargo es necesario anotar, y esto me parece muy hermoso de parte de Dios, que no fue que Abraham oyó la voz de Dios y le creyó de inmediato y Dios hizo un pacto con él. No.

Al revisar la historia de Abraham podemos notar que él fue llamado, pero inicialmente no hizo caso al llamado, sino que fue su padre quien lo llevó en la dirección en que Dios lo había llamado.
Génesis 11:31 al 32 Y tomó Taré a Abram su hijo, y a Lot hijo de Harán, hijo de su hijo, y a Sarai su nuera, mujer de Abram su hijo, y salió con ellos de Ur de los caldeos, para ir a la tierra de Canaán; y vinieron hasta Harán, y se quedaron allí. 32Y fueron los días de Taré doscientos cinco años; y murió Taré en Harán.

Y cuando su Padre se quedó a vivir en Harán, también Abraham se quedó allí hasta que su padre murió. Luego de esto la escritura nos recuerda la promesa hecha a Abraham:
Génesis 12:1 al 3 Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. 2Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. 3Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.

El “pero” se refiere a que Abraham no cumplió, no se ha ido hacia la tierra prometida y tampoco había dejado a su parentela.
Pero quiero que miremos que lo básico de la promesa incluye una descendencia, (que es la mujer que nombra el libro de apocalipsis y que Dios se procura, de la cual vendría el Salvador) y que a través de esta descendencia serian benditas todas las familias de la tierra. (Allí estamos incluidos nosotros)

El cumplimiento de esta promesa la vemos en el Señor Jesús el cual dijo:
Marcos 14:22 -24 Y mientras comían, Jesús tomó pan y bendijo, y lo partió y les dio, diciendo: Tomad, esto es mi cuerpo. 23Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio; y bebieron de ella todos. 24Y les dijo: Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada.

El Señor Jesús derrama su sangre, entre otras cosas como requisito para confirmar el cumplimiento del Nuevo Pacto, con el cual se da oportunidad de salvación para todos, entre todas las naciones de la tierra.
Sin embargo aunque Dios había dado su promesa a Abraham, tuvo que repetirla en varias ocasiones, la siguiente vez que lo hizo fue cuando por fin Abraham llegó a la tierra prometida, aunque seguía en compañía de Lot.
Génesis 12:7 Y apareció Jehová a Abram, y le dijo: A tu descendencia daré esta tierra. Y edificó allí un altar a Jehová, quien le había aparecido.

O sea que Dios insiste en que le dará una descendencia, que será la que poseerá esa tierra. Eso quiere decir Abraham debía programarse para morar en esa tierra, pero pasa el tiempo y:
Génesis 12:10 Hubo entonces hambre en la tierra, y descendió Abram a Egipto para morar allá; porque era grande el hambre en la tierra.

Cuando hubo escasez Abraham abandona la tierra para ir “a morar a Egipto” lo cual muestra nuevamente que no está creyendo verdaderamente en la promesa de la descendencia.
Esto les pasa a muchos creyentes que dudan de las promesas de salvación, y cuando hay problemas vuelven a “su Egipto”, para procurar proveerse las cosas que creen necesarias, en lugar de confiar en que Dios suplirá lo necesario.  Cuando Abraham va a Egipto miente respecto de su mujer, (cuando los cristianos dependen del mundo y no del Señor, adoptan las costumbres del mundo) a faraón le gusta la mujer de Abran y lo favorece por causa de ella, dándole ovejas, vacas, asnos, siervos y siervas, asnas y camellos etc.

Pero Dios interviene hiriendo a faraón y a su familia con grandes plagas y el resultado es que el creyente es regañado por el incrédulo y obligado volver a la tierra prometida:
Génesis 12:19 al 20 Por qué dijiste: Es mi hermana, poniéndome en ocasión de tomarla para mí por mujer? Ahora, pues, he aquí tu mujer; tómala, y vete. 20Entonces Faraón dio orden a su gente acerca de Abram; y le acompañaron, y a su mujer, con todo lo que tenía.

Y en todo esto Lot con él, (es decir sigue desconfiando en lo bueno de la voluntad de Dios) pero Dios provee una situación de conflicto económico entre ellos, de tal manera que para evitar problemas al fin Abraham se separa de Lot. Y cuando lo hace, Dios insiste con su promesa:
Génesis 13:14 al 15 Y Jehová dijo a Abram, después que Lot se apartó de él: Alza ahora tus ojos, y mira desde el lugar donde estás hacia el norte y el sur, y al oriente y al occidente. 15Porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre. 

Dios vuelve y le dice a Abraham que le dará una descendencia, y que esa tierra será para que habiten para siempre.  Luego hay un evento donde Lot es secuestrado y Abrahán se va rescatarlo. Luego del rescate tiene un encuentro con Melquisedec quien lo bendice, Abraham diezma, rechaza una oferta del rey de Sodoma, y dice la escritura:
Génesis 15:1 Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abram en visión, diciendo: No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande.

Sin embargo cuando Dios le dice que él será su protector y que además recibirá un gran galardón…
Génesis 15:2 al 3 Y respondió Abram: Señor Jehová, ¿qué me darás, siendo así que ando sin hijo, y el mayordomo de mi casa es ese damasceno Eliezer? 3Dijo también Abram: Mira que no me has dado prole, y he aquí que será mi heredero un esclavo nacido en mi casa.

Lo que Abraham manifiesta es que no cree en la promesa de Dios de darle un descendiente, lo cual parece hacer que Abraham no le dé importancia a la promesa de protección, ni a la de la entrega de la tierra para siempre.

Es decir a Abraham insiste en no creer, aunque la escritura registra que Dios ya se le había presentado al menos tres veces a decirle, que le daría descendencia.  Si Dios se nos presentara tres veces a prometernos lo mismo: ¿Lo creeríamos?… Y entonces Dios tal vez por cuarta vez (según lo registrado) le dice a Abraham:
Génesis 15:4 al 6 Luego vino a él palabra de Jehová, diciendo: No te heredará éste, sino un hijo tuyo será el que te heredará. 5Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia. 6Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia.

Esta es la primera vez que habiendo recibido (nuevamente) la promesa de Dios de un heredero, la escritura registra que Abraham le creyó a Dios.  Es decir aunque el llamado de Dios y las promesas para este hombre fueron hechas tiempo atrás, vemos que Abraham obedece a medias, pero las escrituras no registran que su obediencia sea por causa de su fe en Dios, sino porque las circunstancias (Dios en su soberanía) lo fueron presionando y terminó viendo que lo mejor era hacerle caso a Dios, pero cuando esta vez Dios le insiste con el ofrecimiento de un heredero, si nos dice la escritura por primera vez, que Abraham le creyó a Dios la promesa de un descendiente, y aclara que por haber creído, esa fe le fue contada por justicia.
Si revisamos en las escrituras la vida de Abraham desde este momento hacia atrás, no vemos que el asunto de la justificación fuera una preocupación de Abraham, a él realmente le preocupaba su descendencia y por supuesto la tierra donde su descendencia habitaría, sin embargo cuando creyó en la promesa de la simiente, Dios le hace el regalo de la justificación que es algo que nadie jamás podría conseguir por sus propios medios.

El apóstol Pablo nos confirma este hecho aclarando que la justificación no viene por las obras sino por la fe:
Romanos 4:3 al 5 Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia. 4Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; 5mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia

La explicación que el apóstol da, es que Abraham creyó en aquel que justifica al impío, y por haber creído fue justificado delante de Dios, y ser justificado en realidad quiere decir que en ese momento Abraham recibió el perdón y la salvación, sólo por haber creído en lo que Dios le había prometido.

B. EL PACTO CON ABRAHAM
Después de recibir la justificación por fe Abraham le pregunta al Señor:
Génesis 15:8 al 9 Y él respondió: Señor Jehová, ¿en qué conoceré que la he de heredar? 9Y le dijo: Tráeme una becerra de tres años, y una cabra de tres años, y un carnero de tres años, una tórtola también, y un palomino….

Y para asegurar el cumplimiento de lo prometido por Dios, Dios le da instrucciones para hacer un pacto entre ellos dos, y cuando está todo preparado Abraham se duerme, el Señor le anuncia parte del destino de su descendencia y dice la escritura:
Génesis 15:17 Y sucedió que puesto el sol, y ya oscurecido, se veía un horno humeando, y una antorcha de fuego que pasaba por entre los animales divididos.

Cuando se celebraba un pacto, las personas que pactaban pasaban cada una en medio de los animales partidos, comprometiéndose a cumplir el pacto bajo la condición de que si no cumplían debían morir como esos animales, en medio de los cuales habían pasado.
Sin embargo en este pacto con Abraham, sólo Dios pasó en medio de los animales, dando a entender, que el cumplimiento del pacto dependía solamente de Dios y no de Abraham.
Este punto es muy importante tenerlo claro, pues como veremos más adelante el Nuevo Pacto funciona de la misma manera, es decir después de haber creído en Jesucristo y habiendo recibido el nuevo nacimiento, es Dios quien se hace responsable de que vivamos una auténtica vida cristiana.
Podemos decir que ambos pactos se inician con la condición de creer (aunque también vemos que Dios trato, y trata la vida de los hombres para llevarlos a creer) pero después de recibir la justificación por la fe, el pacto se convierte en incondicional para Abraham y también para nosotros bajo el Nuevo Pacto.

En la carta a los Gálatas, el apóstol Pablo nos sigue mostrando la íntima relación que hay entre el pacto con Abraham y lo hace aclarando quién es en realidad la simiente que recibió las promesas:
Gálatas 3:16 Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo.

Dice que las promesas fueron hechas a Abraham y a Jesucristo, y excluye de las promesas a la descendencia de Abraham, es decir al pueblo de Israel.
Pero: ¿De cuáles promesas está hablando? Cuando miramos el contexto de la carta a los Gálatas vemos que el apóstol está hablando de; la justificación por fe y de la promesa del Espíritu.
Por lo cual podemos decir que aunque hay una descendencia en la carne de Abraham que disfrutará de la tierra prometida, y luego del milenio y de muchas cosas más, y aunque ésta descendencia saldrá de los lomos de su hijo Isaac, hay que tener en cuenta que el hijo prometido (Isaac) representa a Cristo, y que la justificación por fe y la promesa del Espíritu son solo para la simiente de Cristo. Es decir para todos aquellos, judíos o gentiles que acepten a Jesús como Señor y su Salvador.

¿Qué son estas promesas?  La justificación por fe.
Gálatas 3:6 al 9 Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia. 7Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham. 8Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles,

dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones. 9De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham.
A través de todos los tiempos todos aquellos que han creído en aquel que justifica al impío se han salvado, aun antes de la muerte y resurrección de Jesucristo. Es decir unos se han salvado poniendo la mira en lo que iba a pasar en el calvario, y otros nos salvamos poniendo la mira en lo que ya pasó en el calvario, porque siempre la salvación ha sido por fe.

La promesa del Espíritu.
Gálatas 3:13 al 14 Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero), 14para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu.

La promesa del Espíritu la recibimos al tiempo con la justificación por fe, y esta promesa habla de la presencia de Dios por su Espíritu en nuestra vida.
Si al no confiar en Dios por confiar en Satanás el hombre se convirtió en hijo del diablo, y esa paternidad lo enfermo y lo controló durante toda su vida, la presencia del Espíritu de Dios en una persona que ha sido salva, trasforma la vida de esta persona permitiéndole vivir haciendo la voluntad de Dios. (Más adelante ampliaremos todos los beneficios de la promesa del Espíritu)
Es muy importante que entiendan, que no hay dos promesas más grandes y valiosas en la escritura que estas dos, es decir; ser perdonado por Dios para poder ser habitados por Dios en el Espíritu, y llegar a ser esos hijos de Dios que la creación anhela ver, es la bendición más grande que un hombre sobre la tierra pueda recibir.
Eso quiere decir que hay promesas de las cuales participamos todos; promesas para Abraham y sólo para Abrahán; promesas para la descendencia de Abraham en la carne, el pueblo de Israel y promesas para la simiente o descendencia de Cristo, que es la iglesia.

A esto podemos añadir que el apóstol Pablo interpretando la seriedad y el alcance de este pacto, y sabiendo que el Nuevo Pacto es una continuación del pacto hecho con Abraham dice:
Gálatas 3:17 Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado por Dios para con Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para invalidar la promesa.

El apóstol interpreta que el pacto hecho con Abraham y su simiente, es en realidad un pacto hecho por Dios con Cristo. Es decir Dios Padre le hizo promesas a Jesucristo (el Nuevo Pacto) que se cumplirán en nosotros, por lo tanto podemos tener la absoluta certeza que Dios ciertamente cumplirá.
Aclara también el apóstol en este texto que la ley que vino 430 años después, no afecta el cumplimiento de este pacto. Eso quiere decir que haber recibido la ley y obedecerla o desobedecerla, no afecta el cumplimiento de las promesas que Dios nos ha dado.
Es decir del cumplimiento o la desobediencia a la ley no afecta en nada las promesas dadas a Abraham, ni tampoco afecta las promesas del Nuevo Pacto.

C. EL VIEJO PACTO
La ley que menciona el apóstol es la ley de Moisés, y se refiere a las leyes dadas después de la salida de Egipto. Estas leyes han sido entendidas por todos como un pacto condicional, que quiere decir que; la respuesta de Dios hacia el hombre dependerá de si cumple o no con la ley.
Mientras que el cumplimiento del pacto con Abraham y el cumplimiento del Nuevo Pacto con nosotros después de haber recibido la promesa del Espíritu, depende exclusivamente de Dios.

Este mismo concepto de la ley, de que hay que cumplir para que Dios le bendiga se extiende también hacia la justificación, es decir la enseñanza es que es sólo será salvo el que cumpla con la ley de Dios, pero ante este planteamiento, que en realidad enseña que el hombre es bueno y por lo tanto tiene la capacidad de salvarse cumpliendo la ley, el apóstol enseña:
Gálatas 3:10 al 12 Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas. 11Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá; 12y la ley no es de fe, sino que dice: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas.

Quiere decir que el solo intento de salvarse cumpliendo la ley, deja a la persona bajo la maldición de Dios, porque para salvarse a través del cumplimiento de la ley, hay que cumplir con absolutamente toda la ley, todo el tiempo, sin ninguna falla. Confirma esto en otro pasaje la escritura:
Santiago 2:10 Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos.

Hay dos cosas básicas que cuando los hombres las niegan, eso los lleva a la condenación, una es no reconocer lo pecadores que son, y la otra, no entender que Dios sólo acepta perfección absoluta en el cumplimiento de la ley, para otorgar la salvación.
Pero precisamente por la incapacidad del hombre para salvarse es que Dios nos da la oportunidad como a Abraham, de ser salvados por la fe, el en la promesa de una simiente, nosotros en lo que esa simiente espiritual vino a hacer, es decir en la obra de Jesucristo. La escritura dice:
Romanos 10:8 al 9 Esta es la palabra de fe que predicamos: 9que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.

La pregunta podría ser: ¿Si el pacto de la ley no sirve para ser salvos, entonces para qué sirve la ley?
Esa misma pregunta la responde el apóstol Pablo diciendo:
Gálatas 3:19 al 22 Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue dada después, para poner de manifiesto la desobediencia de los hombres, hasta que viniera esa “descendencia” a quien se le había hecho la promesa. La ley fue proclamada por medio de ángeles, y Moisés sirvió de intermediario. 20Pero no hay necesidad de intermediario cuando se trata de una sola persona, y Dios es uno solo. 21¿Acaso esto quiere decir que la ley está

en contra de las promesas de Dios? ¡Claro que no! Porque si la ley pudiera dar vida, entonces la justicia realmente se obtendría en virtud de la ley. 22Pero, según lo que dice la Escritura, todos son prisioneros del pecado, para que quienes creen en Jesucristo puedan recibir lo que Dios ha prometido.
Como ya mencione, no reconocer nuestros pecados impide que aprovechemos la salvación ofrecida por Dios, por esta razón Dios dio la ley no sólo para que el hombre pudiera ser consciente de sus pecados, sino de su incapacidad para salir del pecado.

Eso quiere decir que; la ley fue dada no precisamente para que el hombre la cumpliera, sino para que en su intento de cumplirla el hombre pudiera reconocer su pecado, y al reconocer su pecado y su incapacidad para dejar de pecar, entonces el hombre, si quiere dejar de pecar, reconocerá que necesita un Salvador. Por eso el apóstol dice:
Gálatas 3:24 De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe.

Pero luego de creer en Jesucristo y Nacer De Nuevo, ya no estamos bajo la ley:
Gálatas 3:25 al 26, 29 Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo, 26pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús…. 29Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.

 

IV. BAJO EL NUEVO PACTO ES POR GRACIA NO POR LEY
Es importante entender que el concepto de; “si cumplo la ley, Dios me trata bien” o “si me porto bien, Dios me trata bien” teniendo la idea de que, ser tratado bien se refiere a los asuntos materiales de esta vida, es uno de los asuntos más importantes que el Nuevo Pacto ha cambiado.
Piénselo bien; quien insiste en que portándose bien va a recibir la bendición de Dios, no está reconociendo su incapacidad de portarse bien. Y si una persona insiste en que cumpliendo con la ley de Dios obtendrán su bendición, entonces además de lo que ya dije, está diciendo que el sacrificio de Jesucristo en la cruz no sirve para nada.

Y entonces la pregunta es: ¿Qué merecerá aquel que desprecia lo más importante que Dios ha hecho para él?  Por eso el apóstol escribe:
Gálatas 5:4 De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído.

Pero contrario a la ley, lo que enseña el Nuevo Pacto y lo veremos en detalle más adelante al revisar las promesas, es que cuando creemos en Jesucristo y somos involucrados en el Nuevo Pacto, después de nacer de nuevo, no importa lo que hagamos, Dios no nos dejará practicar el pecado, y aun si pecamos Dios siempre responderá con amor, y eso quiere decir que siempre nos dará lo que nosotros necesitemos. (Ojo; no lo que creemos necesitar sino lo que realmente necesitamos para cumplir su plan de salvación, no nuestro plan personal)

Si usted se porta bien Dios le dará lo que usted necesita, si usted se porta mal Dios, le dará lo que usted necesita.

A. EL OBJETIVO ES LA ETERNIDAD
Lo otro que tiene que ser cambiado por completo bajo el Nuevo Pacto, es el concepto del bien y del mal respecto de esta vida, y para hacerlo, es necesario colocar toda nuestra esperanza en la eternidad.
1 Pedro 1:13 Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado;

Cuando se espera por completo en la eternidad entonces se entiende que el propósito de Dios en esta vida, con absolutamente todo lo que nos ocurre, es formarnos para llevarnos a ser Santos.

Continua….

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