DISCÍPULO O SIMPATIZANTE – PARTE 1
I. INTRODUCCIÓN
Hay un texto en la escritura que es muy importante, porque cuando aceptamos lo que él dice debe a afectar nuestra vida de una manera significativa. Este texto ha sido llamado la gran comisión. Ha recibido este nombre porque se trata de un encargo que sobretodo en la época en que fue hecho parecía algo imposible de cumplir por los hombres… Más aún cuando esté encargo fue hecho a sólo once hombres. El texto dice así:
Mateo 28.16–20 Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado. 17Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban. 18Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. 19Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
Estos once discípulos, tenían que ir a todas las naciones a buscar discípulos, y a esos discípulos debían enseñarles a guardar, es decir a obedecer todas las cosas que Jesús les había enseñado a guardar a ellos.
Si el solo hecho de buscar discípulos, es decir personas que crean en el mensaje de Jesus, que nos sigan y quieran aprender lo que nos ha sido encargado, ya es algo muy difícil, tanto que algunos después de mucho tiempo no tienen discípulos…
A eso hay que añadirle que debía tener esa clase de discípulos en todas las naciones, que quiere decir alrededor de todo el mundo. Y no sólo debia abarcar a todo el mundo, además de esto debian hacerlo hasta el fin del mundo.
Eso quiere decir que los discípulos debían reproducirse en cada generación, para poder cumplir en cada generación el mandato de la gran comisión hasta que el Señor regrese.
No hay duda que era una tarea imposible de realizar para estos once hombres, y por eso para que pudiesen cumplir, la promesa de Dios fue y es:
Mateo 28.18, 20 Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra… ; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
Aquel que les hiso el encargo les aseguro que tenía todo el poder del universo para respaldarlos… Y que además estaría con ellos todos los días hasta el fin del mundo.
Y eso en otras palabras quiere decir que a través de estos once hombres que se dispusieron a obedecerle, Dios está buscando en cada generación discípulos que le sigan…
Cuando digo que este texto debe afectar nuestra vida de una manera significativa, es porque un poco más adelante el apóstol Pablo, el cual se convirtió en uno de esos discípulos fieles al Señor, le ordenó a su discípulo Timoteo que también era fiel al Señor… Que tambien debía buscar discípulos… Le dijo así:
2 Timoteo 2. Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros.
No son las mismas palabras del Señor Jesús, pero le está haciendo el mismo encargo. Debería buscar discípulos, que fueran fieles. Debía también prepararlos para que fueran idóneos para poder también enseñar a los discípulos que ellos también consiguieran.
Y si en algún momento el encargo les parecía algo muy complicado para realizar, como le parece a muchos cristianos en la actualidad el buscar discípulos… Les dijo que si era necesario para cumplir con este encargo debían:
2 Timoteo 2.3–4 Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo. 4Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado.
Sufrir como a veces sufren los soldados en la guerra… Y no dejarse enredar por las cosas de la vida para poder así cumplir con la función del soldado. Además de esto debían:
2 Timoteo 2.5 Y también el que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente.
Esforzarse como lo hace un atleta, pero hacerlo de manera completamente legítima. No como aquellos que tuercen el evangelio para lograr conseguir multitudes. O como aquellos que se enseñorean de la gente, porque parece que a la gente le gusta que la maltraten… Y además de esto:
2 Timoteo 2.6 El labrador, para participar de los frutos, debe trabajar primero.
Debian tener la paciencia del labrador que cuando siembra la semilla tiene que esperar un tiempo para lograr ver algo… Por lo cual debe primero trabajar para poder ver los frutos. Y después de estas instrucciones le dice:
2 Timoteo 2.7 Considera lo que digo, y el Señor te dé entendimiento en todo.
¿Cuantos de ustedes han considerado lo que Señor desea que cada uno de ustedes hagan? Y: ¿A cuantos de ustedes el Señor les ha dado entendimiento para cumplir con la gran comisión?
Cuando vemos lo que Dios nos ha ordenado, no hay duda que es Dios y no el hombre, el que ha tomado la iniciativa de buscar al hombre para salvarlo.
Aun cuando uno de nosotros busca tener discípulos, sigue siendo el Señor quien ha través de nosotros está buscando a los hombres para salvarlos. El apóstol Pablo lo reconocía al decir:
2 Corintios 5.20 Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.
No hay duda que es Dios quien toma la iniciativa, cómo fue iniciativa de Dios mandar a su Hijo a morir en la cruz para hacer posible que nosotros pudiéramos responder a su llamado.
Y Dios ha hecho todo esto sin que siquiera los hombres lo pidan. ¿Por qué? Por su gran amor, amor que también Dios toma la iniciativa de manifestar a los hombres, de tal manera que nuestra respuesta a El, es el resultado de entender su amor. La escritura dice:
1 Juan 4.19 Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.
La razón por la cual Dios toma la iniciativa de salvar al hombre acercándose a el, es porque el hombre está tan, pero tan mal, que si Dios no hace algo para que el hombre se acerque, el hombre jamás podría acercarse a Dios. Es por esto que el Señor Jesús dijo:
Juan 6.65 Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre.
Si Dios no toma la iniciativa, jamás nadie podría acercarse a El. Afortunadamente para nosotros gracias a las cualidades que Dios tiene, podemos tener la certeza de que como el sabe exactamente lo que hay en el corazón de cada hombre, el sabe con precisión cuál es la mejor manera de acercarse y presentarse a cada uno de nosotros. De tal manera que haya el máximo de probabilidad de que lo reconozcamos como nuestro Dios.
Y cuando hablo de que haya el máximo de probabilidad de que lo reconozcamos como Dios, y nos convirtamos en sus discípulos, es porque Él nos ha dado una libertad tan grande que nos permite decir no, a esa revelación que hace de Él en nuestra vida.
Pero claro, debemos usar esa libertad aceptando el llamado, porque la respuesta ante el llamado a ser discípulos del Señor es lo define nuestro destino eterno. La escritura lo dice así:
Juan 3.19–20 Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. 20Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas.
Eso quiere decir que la condenación no es por causa de que el hombre no conozca a Dios, porque de eso el hombre no es culpable ya que venimos al mundo sin conocer a Dios. Pero la condenación si es el resultado de recibir la invitación que viene de Dios y rechazarla.
¿Y porque los hombres rechazamos la invitación que Dios nos hace? Lo hacemos por estar conscientes de estar haciendo las cosas mal, más la decisión de seguir haciendo las cosas mal.
Es por esto que aunque Dios se presente al hombre de la mejor manera, ya sea solucionando sus asuntos en el tiempo oportuno, de todos modos habiendo recibido la respuesta de Dios, los hombres pueden decir no al verdadero llamado de Dios.
Pero el asunto que quiero enfatizar es que: No debemos tener la más mínima duda de que Dios está haciendo todo lo posible para salvar y bendecir la vida de todo hombre. Y en los que ya hemos sido salvados Dios está haciendo todo lo posible para salvar y bendecir nuestra alma.
Este deseo de Dios lo expresa su palabra cuando dice:
1 Timoteo 2.4–5 el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. 5Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre,
Los testimonios que aparecen en la escritura, y los testimonios a través de todo el tiempo acerca de los favores que Dios hace a los hombres, para que se acerquen a Él son muchísimos… Sanidades físicas, provisión económica, solución a problemas familiares, protección de diferentes peligros, diversos milagros, etc.
El problema es que; como ocurrió con nueve de los leprosos que fueron sanados y con muchas otras personas que han recibido el favor milagroso de Dios, es que se estancan allí. No quieren ser discípulos sólo quieren ser simpatizantes.
Pero: ¿cuál es la diferencia? Los auténticos discípulos desean obedecer a su Señor, mientras que los simpatizantes sólo tienen un Dios bombero, al cual con toda la fe que tienen le claman cada vez que tienen una necesidad. Y a veces no importa cuántas veces Dios responda a sus necesidades, de todos modos no se disponen a ser verdaderos discípulos.
No es lo mismo relacionarse con Dios como a nosotros nos parece que debemos relacionarnos con el, es decir; como dicen muchos, “yo tengo un Dios a mi manera” Que relacionarnos con el como él desea que lo hagamos.
Cuando preguntamos a algunos si creen en Dios, muchos de ellos responden: ”Yo sí tengo una fe enorme en Dios, él me ha ayudando todo el tiempo, yo sólo le pido a él… y a la virgencita”… Añaden algunos.
Pero a pesar de esa fe tan grande que dicen tener para esperar de él sus favores, es evidente por la forma en que viven, que Dios es solo importante para eso. Para solucionar sus problemas o lograr sus objetivos.
¿Pero es eso todo lo que Dios desea de nosotros, que esperemos de manera continua sus favores?
La respuesta es no. Dios desea bendecirnos muchísimo más que simplemente darnos las cosas que necesitamos, pero para eso es necesario que nos convirtamos en verdaderos discípulos del Señor.
Es por eso que a un grupo de judíos que creian en él, y creían precisamente por ver sus manifestaciones milagrosas a favor de la gente, él les dijo:
Juan 8:31 al 32 Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; 32y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
Podemos decir que lo bueno es que ya creían en Jesús, porque es muy bueno que los hombres sepan que pueden esperar recibir de El las cosas necesarias para vivir… Pero eso no es suficiente. Y por esto Jesús les dice que es necesario que ellos permanezcan en la palabra para ser verdaderamente sus discípulos…
Y ojo con esto, el Resultado permanecer en su palabra convirtiéndose en verdaderos discípulos es que conocerán la verdad que los harán libres.
¿Qué significa ser libres… Es decir libres de qué? Alli mismo Jesús les dice:
Juan 8.34–36 Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. 35Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. 36Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.
Libres del pecado, lo cual implica libres de muchas cosas que nos llevan a pecar, pero sobre todo libres de la condenación eterna, porque el esclavo no queda en casa para siempre… el hijo si. Es decir hay que creer en Jesús y permanecer en su palabra para convertirse en un auténtico discípulo y ser salvo…. Porque los que no permanecen en la palabra que no experimentan la libertad no se salvarán.
Es decir: Que bueno que arregló nuestros problemas, que bueno que él nos hizo el milagro, qué bueno que el nos sano, qué bueno que el nos dio una buena provisión. Pero una cosa es que Dios nos responda en todas aquellas cosas que nosotros queremos, y otra muy diferente es, que nuestra confianza en él, nos lleve a aceptar las instrucciones que el nos da para vivir la vida.
Eso es lo que significa permanecer en su palabra, y eso es lo que nos convierte en verdaderos discípulos.
Y entonces la pregunta importante es: ¿Aceptamos que el a través de su palabra dirija nuestra familia; aceptamos el modelo de autoridad que su palabra enseña para la familia; aceptamos las disciplinas y la forma como debemos educar a nuestros hijos que enseña su palabra; aceptamos que el dirija nuestra vida sexual; aceptamos que él dirija nuestra forma de trabajar; o el talón de Aquiles de muchos, aceptamos que nos diga cómo manejar nuestras finanzas?
La triste realidad para los hombres, porque son los hombres los que pierden, es que la gran mayoría de las personas que dicen creer en Dios, no aceptan la dirección de Dios para sus vidas, es decir no están dispuestos a permanecer en su palabra, no están dispuestos a obedecerle.
La gran mayoría actúan como niños o jóvenes malcriados, que son muy valientes para exigir todo lo que necesitan de sus padres… Pero no los respetan y por lo tanto tampoco los obedecen. Según ellos son adultos para tomar sus decisiones pero no para conseguir su sustento.
Eso si; cuando viene la crisis y no logran solucionarla se acercan a Dios, pero cuando el asunto ha sido solucionado se alejan. Pasa el tiempo, cuando las circunstancias los golpean todavía más duro regresan como decimos a veces: Como los perritos, con el rabo entre las piernas… Pero luego de que Dios solucione vuelven a lo mismo… A tal punto es su obstinación a vivir la vida a su manera, que si Dios no soluciona lo que ellos desean, es casi seguro que busquen alejarse definitivamente de él.
Pero: ¿Por qué la gran mayoría de los hombres tienen este comportamiento frente al llamado de Dios?
La respuesta tiene que ver con la clase de fe que las personas depositan en Dios.
La escritura enseña que hay una fe muerta, que nos permite recibir milagros de Dios pero no es suficiente para disponernos hacer su voluntad, existe una fe fingida que es la fe que tienen aquellos en doctrinas torcidas que prometen darles lo que ellos desean, y una fe débil que es la de aquellos que ponen los ojos en los cristianos y no en Cristo, y como los cristianos nos equivocamos pues ellos también.
Por supuesto; insisto que es muy bueno que una persona busque a Dios para solucionar sus problemas… Está mejor que otros que no lo hacen y terminan haciendo cosas terribles para lograr sus objetivos, y aún pueden buscar al mismo demonio para que les ayude.
Pero como el verdadero problema está en que el hombre no quiere vivir de acuerdo a las buenas instrucciones de Dios, por supuesto después de este acercamiento inicial, Dios hara lo que considere necesario para llevarnos a seguir sus instrucciones para una buena vida, para convertirnos en verdaderos discípulos.
Y para hacerlo lo que en realidad hara, es que cada vez nos hablará con más claridad acerca de lo que espera de nosotros.
Pero: ¿Qué puede pasar cuando Dios nos diga lo que espera de nosotros? La semana pasada hablamos de que debemos gozarnos en la muerte de los hijos de Dios, y por lo tanto debemos desearla… La pregunta es: ¿Nos pareció un mensaje de mucha bendición o algo muy duro de aceptar?
Hoy estoy enseñando lo que la escritura enseña, que debemos tener discípulos a los cuales enseñarle todo aquello que nosotros hemos aprendido a obedecer… Y que si es necesario debemos sufrir como el soldado, luchar como el atleta y tener paciencia como el labrador. Pero: ¿Te parece este un mensaje de mucha bendición, o algo muy duro de digerir?
Pues la diferencia entre recibir como bendicion un mensaje de Dios o como algo muy duro, como ya mencioné, está en la cantidad de confianza que tengamos en Dios. Si nuestra fe es muerta, o fingida, o débil entonces su palabra y su voluntad nos parecerá algo muy duro.
Más aún, la falta de fe hace que ni siquiera ententamos lo que Dios nos está diciendo. Y cuando no entendemos lo que Dios nos esta diciendo, lo que normalmente ocurre es que terminamos mal interpretándo y viéndo su mensaje como algo que no es bueno.
Es igual a decir que; recibir de parte de Dios la orden de tener discípulos, cuando no tenemos fe nos parecira terrible lo que Dios nos está pidiendo.
Por esta misma razón, en cierta ocasión ante el mensaje de Jesús la respuesta de los oyentes fue:
Juan 6:60 Al oírlas, muchos de sus discípulos dijeron: Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír?
Pero: ¿Cómo es posible que el mensaje de un Dios de amor, lleno de misericordia y de paciencia nos parezca un mensaje duro?… La escritura hace la siguiente reflexión:
Romanos 8.31–32 ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? 32El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
Si Jesucristo fue capaz de ir a la cruz a morir por nosotros, ya habiendo sido perdonados por él, lo cual tuvo un costo alticimo: ¿Qué razón tendría Dios de negarnos algo que realmente necesitemos, o qué razón tendría de hacernos la vida complicada sin necesidad?
Es como que usted le pagará 5 millones a su hijo de la matrícula de la universidad y luego no le diera para el bus… O como si le regalara un carro a su hijo pero no le diera para la gasolina… Es decir no tiene sentido después de haber dado muchísimo, negar algo ínfimo. Mucho menos sabiendo que Dios no tienen limitaciones para podernos dar lo que necesitamos.
¿Qué es lo que quiero que entendamos? Que siento Dios así de bueno, paciente y misericordioso, debemos entender que su mensaje no sólo es la verdad, además de ser la verdad es lo que los hombres más necesitamos, su voluntad es lo único que trae un beneficio verdadero y eterno para nosotros…
Lo cual quiere decir que cuando no creemos, no entendemos, o no vemos el beneficio de lo que él nos manda hacer, estamos 100% equivocados, que es igual a decir que estamos malinterpretando lo que nos está diciendo, por eso terminamos viendo como malo, lo que realidad es bueno.
Déjenme insistir; está falta de entendimiento no es por falta de capacidad intelectual o de inteligencia, esta falta de entendimiento se origina en la falta de fe. Sólo una auténtica fe en Dios nos permite entenderle. Eso quiere decir que por esa falta de fe, es que a estos personajes les pareció muy duro el mensaje de Dios. Pero: ¿Cuál fue el mensaje? Jesús les dijo:
Juan 6.51 Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.
Jesús habló metafóricamente que debían comer su carne y beber su sangre para tener vida eterna.
Esto significa que al creer en el perdón ofrecido al derramar su sangre, más la permanencia en su palabra nos permitirá disfrutar de la vida eterna. Pero ellos tomaron literalmente sus palabras y mal interpretaron el mensaje pensando qué les pedía que se volvieran caníbales.
Sin embargo y esto es muy importante, sabiendo Jesús que había malinterpretado sus palabras, el no insiste en explicar lo que en realidad les está diciendo. ¿Por qué? Porque sabía que no importaba cuantas explicaciones les diera, si no habia en ellos una fe auténtica, no lo podrían entender. Por esto, el lugar de explicarles con más claridad, un poco más adelante les dice:
Juan 6:62 ¿Pues qué, si viereis al Hijo del Hombre subir adonde estaba primero?
¿Es decir solamente hasta que lo vieran regresar al cielo creerían sus palabras? Al decir esto lo que Jesús realmente hace, es confrontarlos acerca de si creían, que El era o no era verdaderamente Dios.
Y esa es la pregunta que nosotros también debemos hacernos frente a los mensajes o a las instrucciones que recibimos de Dios, que nos parecen complicadas.
Cuando Dios le dice a una mujer que respete a su marido… La primera pregunta no es: ¿Por qué debo respetar a mi marido? La primera pregunta es: ¿Quién me está ordenando esto? Y la respuesta no es que su marido le está ordenando eso, tampoco es que su pastor le está ordenando eso. La respuesta correcta es: Que el Dios todo poderoso creador de los cielos y la tierra qué te ama, es el que te está ordenando que respetes a tu marido.
Cuando Dios dice que debes tratar a tu mujer como vaso más frágil la pregunta no es: ¿Por qué? La pregunta es: ¿Quién es el que me está ordenando que debo tratar a mi mujer como vaso más frágil?
Y la respuesta no es que tu mujer exige que la trates como vaso más frágil, ni que la pastora esta insistiendo en que la trates como vaso más frágil. Sino que el Dios todo poderoso, creador de los cielos y la tierra, te está ordenando que trates a tu mujer como vaso más frágil.
Cuando Dios dice que los hijos deben respetar, honrrar y obedecer a sus padres la pregunta no es porque. Sino quien lo estaba ordenando!
Y cuando Dios dice que debemos tener discípulos para enseñar a estos discípulos a que tengan también otros discípulos… La pregunta más importante es: ¿Quién es quién me está ordenando eso?
Y cuando tenemos claro que es Dios el todo poderoso el que lo está ordenando… ¿Qué debemos hacer? ¿Cuestionarlo como si fuera cualquier mortal que se equivoca? O ¿Juzgarlo como si fuera cualquier mortal que tiene malas intenciones? O ¿Pensar que sí le hago caso las cosas van a salir mal como si fuera cualquier mortal que no tiene poder para respaldar sus palabras?
Hacer cualquiera de estas cosas no sólo sería lo más absurdo y necio que podemos hacer, también es una forma a través de la cual ofendemos grandemente a Dios, porque la verdad es que cuando entendemos que Dios nos dice algo lo único que tenemos que hacer es obedecer.
A no ser que como estos judíos cuando escucharon las palabras de Jesús, al no creer que Jesús era Dios, pues tampoco había razón para aceptar como infalible su palabra. Y por eso lo que ellos hicieron fue:
Juan 6:66 Desde entonces MUCHOS de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él.
Cada vez que recibimos un mandato de Dios qué no nos parece, que nos parece que nos perjudica, en lugar de salir huyendo de allí, debemos entender que estamos siendo probados a ver si realmente creemos en Dios lo suficiente para vivir como verdaderos discípulos.
Y allí es donde tristemente la decisión de la mayoría por su poca fe es no obedecer. Notemos que estos que se alejaron eran discípulos… Es decir ya llevaban un tiempo escuchándolo, caminando con él, obedeciendo algunas cosas…
Pero cuando el mensaje de Dios toco algo en lo que ellos no querían cambiar… En este momento su falta de confianza en Dios, al no reconocer a Jesús como Dios y su palabra como la absoluta verdad, entonces decidieron alejarse de él… Que es igual a decir, decidieron no permanecer en su palabra.
El problema es que como ya vimos, los simpatizantes, los que han recibido milagros, los que dicen tener una fe enorme en Dios, no son los que llegan al cielo… Los que llegan al cielo son los discípulos que permanecen en su palabra hasta el final.
Y sólo permanecen hasta el final los que tienen una fe verdadera en Jesucristo como Dios, porque sólo en ellos Dios produce el nuevo nacimiento, qué es lo que nos capacita para permanecer en su palabra hasta el final.
La pregunta es: ¿Estos que fueron discípulos de Jesús pero luego se alejaron eran salvos? Que es igual a preguntarnos: ¿Éstos que pasan por la iglesia que se convierten en discípulos por un tiempo pero luego por su falta de fe se alejan, serán salvos? Es decir si no obedecen cosas tan sencillas como asistir a la iglesia, si su fe no les da ni siquiera para obedecer eso: ¿Sera que tienen una fe que les ha provisto la salvación?
Aun podríamos preguntarnos: Esos que pasan por la iglesia y luego por oír la verdad salen corriendo y se meten a una iglesia (con mala doctrina) donde no los conozcan, para poder seguir praticando su pecado sin que les digan la verdad… Serán salvos? Es decir: ¿Ese tipo de comportamiento es producido por la dirección del Espíritu Santo?
Normalmente me quedo callado cuando escucho todos esos argumentos absurdos que algunos dicen creer para justificar sus malas decisiones. ¿Por qué? Porque lo que en realidad está mostrando su falta de entendimiento es que no confían en Jesús como su Dios. Y como no están dispuestos a permanecer en su palabra, prefieren alejarse para dejar de escuchar a Dios y calmar su conciencia.
Luego de que MUCHOS de sus discípulos se fueron, Jesús coge a los pocos que le quedaron y les dice:
Juan 6:67 Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros?
Seguramente el pensamiento de muchos respecto de el comportamiento de Jesús es que no estaba actuando con mucha sabiduría. Porque si por hablarles claro a un grupo de discípulos estos se fueron, pues debería tener cuidado con los pocos que le quedaban.
Pero teniendo la certeza de que Jesús es Dios, y que Dios jamás, jamás se equivoca, entiendo que en ese momento al confrontar a los pocos que le quedaban estaba haciéndo lo perfecto.
Por eso, lejos de pensar que estaba siendo imprudente, más bien me pregunto: ¿Qué quería Jesús, cantidad o calidad? Y no hay duda que realmente quería discípulos con una fe auténtica, a los cuales les pudiera decir que al predicar el evangelio los iban a matar, y a pesar de decirles eso, la fe de ellos fuera suficiente para seguir predicando el evangelio.
Además; discípulos con una fe auténtica en Dios asegura que ellos van a seguir predicando el verdadero mensaje de Dios, no como ocurre con muchos discípulos incrédulos que terminan acomodando el mensaje de Dios, disque para mejorarlo y terminaron predicando un mensaje mundano que le gustan a la gente… Eso llena Iglesias de personas, pero no de discípulos del Señor.
Al hacer esta selección el Señor Jesús se aseguró de que el mensaje verdadero llegara hasta nuestros días… Por esta razón, a los que le quedaron, en lugar de rogarles o hablarles suavemente para que no se fueran, más bien les pregunta si también se quiere ir. A lo cual Pedro responde:
Juan 6.68 Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.
¿Pero por qué Pedro reconocía palabras de vida eterna donde otros veían palabras duras?
¿Qué es lo que hace que el mismo mensaje a unos les parezca un mensaje de mucha bendición, y a otros un mensaje terrible? La respuesta como he venido diciendo, esta en lo que Pedro continúa diciendo:
Juan 6:69 Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.
Pedro y los discípulos que permanecieron lo hicieron, porque reconocían que Jesucristo era Dios. El Dios verdadero, el Dios infalible, el Dios de amor, el Dios que nunca miente, el Dios que sólo desea nuestra bendición, el Dios al que puedo entregar mi vida porque sé que sabrá qué hacer con ella…
La gente que tuerce las escrituras y se inventan una cantidad de disculpas para justificar no permanecer en la palabra, para no obedecer, para alejarse de la iglesia, lo hacen porque su falta de confianza en Dios no les permite entenderlo, y esta falta confianza en Dios es igual a decir que no lo reconocen como Dios, y por eso se alejan.
Déjenme insistir en algo que es muy sencillo pero que parece que la gente se niega a pensar. Cuando no le hacemos caso a Dios en cualquier cosa que nos pida, cuando no le hacemos caso porque no confiamos en los buenos resultados de obedecerle…
¿Qué es lo que en realidad estamos pensando de Dios?. Pues que es mentiroso, que es falso, que es hipócrita, que nos da falsas esperanzas… Y la pregunta es: ¿Pensar asi de el, es reconocerlo como Dios? No, por supuesto que pensar así es negar que el es Dios.
Sólo la fe auténtica en Jesucristo como Dios, nos permite pensar como auténticos hijos de Dios, pero no reconocerlo como Dios nos pone a pensar como la gente del mundo, y la gente del mundo no escucha a Dios, y lo que escucha de el, no lo entiende o lo ve muy duro.
Más adelante el Señor Jesucristo resume todo esto diciendo:
Juan 8:47 El que es de Dios, las palabras de Dios oye; por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios.
Increíble verdad. No es suficiente confiar en que Dios me cuida y me da las cosas que son necesarias, no es suficiente con tener fe en Dios, es necesario ser un auténtico hijo de Dios para poder permanecer en su palabra, para ser verdaderamente sus discípulos. Es necesario mantener una actitud genuina de querer obedecer a Dios en todo, porque sólo esa actitud nos permitirá oir y entender el mensaje de Dios.
Más adelante en el tiempo y en la escritura vemos al discípulo amado que escribe:
1 Juan 4:5 al 6 Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo, y el mundo los oye. 6Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error.
Y un estudio más profundo de esto da a entender que el que conoce a Dios, que es en realidad conocido por Dios, es el que ha nacido de nuevo y tiene vida eterna.
No hay duda que el primer mensaje que Dios quiere que entendamos es que El nos ama y tiene una vida maravillosa para cada uno de nosotros…
II. LA REALIDAD DEL PECADO
Ese amor de Dios debe ser la motivación para que el hombre se acerque a Dios y se convierte en un verdadero discípulo. Sin embargo, y esta es la parte que no nos gusta, también es indispensable que el hombre entienda que es pecador. ¿Por qué? Porque si no entendemos y si no reconocemos que somos pecadores, hay muchas otras cosas que no lograremos entender.
Cuando por primera vez me dijeron que Dios me amaba… Me hice la pregunta: ¿Dónde está el amor de Dios? Y me hice la pregunta porque la realidad de mi vida, y lo que veía en el mundo a mi alrededor no me permitía entender ni ver el amor de Dios.
Cuando entendí que los hombres eramos pecadores, cuando entendí que yo era pecador, y que por no creerle nunca había seguido sus instrucciones y estaba destruyendo la vida que El me había regalado, entonces entendí que si me amaba, pero que yo en mi incredulidad me había estado alejando de su amor. Y…
Fue precisamente por eso que tome la decisión de hacerle caso a Dios, porque quería experimentar su amor a través de la obediencia a su palabra. Entendí con claridad que entre más caso hiciera a Dios más experimentaría su amor. Y ahí voy…
Pero no sólo debemos entender que somos pecadores, más importante aun, debemos entender que hemos sido perdonados por Dios… Oh que podemos ser perdonados por Dios.
Y esto es muy importante entenderlo, porque el pecado es precisamente una de las barreras que nos aleja, que nos impide acercarnos a Dios.
Por eso lo primero que Dios hace es ofrecernos ese perdón… leimos al apóstol Pablo:
2 Corintios 5.20 Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.
Y los discípulos del Señor podemos invitar a los demás a que se reconcilien con Dios, precisamente porque hay una provisión para el pecado.
Pero: ¿Qué es lo que hay que hacer para recibir ese perdón absoluto que todos nuestros pecados? La Escritura enseña:
Hechos de los Apóstoles 10:43 De éste dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre.
Sólo tenemos que creer, con una fe real que Jesucristo es el hijo de Dios. Entonces no sólo recibiremos el perdón absoluto de todos nuestros pecados, también nos convertiremos gracias a esa misma fe en verdaderos discípulos del Señor.
Es importante que nos evaluemos… simpatizantes o discípulos… discípulos que huyen a su responsabilidad O discípulos fieles que permanecen.
Si la evaluación muestra que no estás bien, no te pido que te esfuerces. Sino que revises tu fe.
¿Crees que Jesucristo es Dios? ¿Crees que Dios miente? ¿Crees que sus palabra es mentirosa?
Evalúa tu fe, porque sólo una auténtica fe te permitirá convertirte en un discípulo, y si ya lo eres, sólo una auténtica fe te permitirá permanecer hasta el final.