¿CONTRA QUIÉN ES LA PELEA? – PARTE 1
I. INTRODUCCIÓN
En estos años hemos pasado por tiempos que considero muy especiales, en el sentido de que gracias a la pandemia, los gobiernos, las farmacéuticas, los medios de comunicación desarrollaron una campaña espectacular para lograr que la gente estuviera aterrorizada, por la idea de que si si contagiaban iban a morir, y este miedo a la muerte permitió que ellos impusieron una cantidad de normas atropellando nuestros derechos, y que según muchos científicos, aún premios Nobel insistían en que no servían para nada, sino que traerían más mal. (Por supuesto estos fueron callados, denigrados y hasta les ocurrieron muertes sospechosas)
Prueba de esto es que en ciertos países donde no hicieron caso a estos métodos exigidos por organizaciones mundiales, los muertos fueron muchísimo menos que en los sitios donde si aplicaron rigurosamente todo esto.
Pero otra de las consecuencias de estas imposiciones que fueron aceptadas por el miedo a la muerte es la pobreza que han traído los encierros, que según algunos estudios están trayendo muchos más muertos que los que se quisieron evitar… Eso sin contar que estamos viendo una gran cantidad de muertes súbitas inexplicables, abortos, descenso en la natalidad… Y todavía falta ver hasta donde llegan las consecuencias.
El miedo es un arma muy poderosa, y por eso la escritura nos advierte que es una de las armas de Satanás, donde el miedo a la muerte es el campeón, en el sentido de qué puede llevar a las personas a hacer lo que sea, no importa si es injusto o malvado, con tal de no enfrentar la muerte.
Pero gracias a Dios la escritura nos anuncia que después de qué el Señor Jesús haya suprimido toda rebeldía, y él tenga bajo su autoridad a todos sus enemigos, la muerte desaparecerá. El apóstol Pablo en su carta a los Corintios nos habla de esto cuando dice:
1 Corintios 15:20, 26 Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho…. 26Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte.
Gracias al poder de la resurrección la muerte no existirá más. Pero cómo ese tiempo no ha llegado, por ahora la muerte es algo contra lo cual el hombre lucha con todo lo que tiene, pero no ha podido hacer prácticamente nada. Cuando alguien se muere hay que enterrarlo, y eso sí es posible porque a veces ni eso se puede hacer.
La escritura en el libro de Eclesiastés qué hace un análisis muy inteligente de lo que es la vida del hombre en la tierra, dice:
Eclesiastés 8:8 No hay hombre que tenga potestad sobre el espíritu para retener el espíritu, ni potestad sobre el día de la muerte; y no valen armas en tal guerra, ni la impiedad librará al que la posee.
Cuando Dios decide sacar nuestro espíritu de nuestro cuerpo no hay absolutamente nada que lo pueda detener. En ese momento ocurre la muerte y no hay nada que el hombre se haya inventado para ganar esa batalla, y aun los malos y perversos que con su poder logran obtener muchísimas cosas en el mundo, cuando se trata de la muerte no hay ningún ser humano que pueda detenerla.
Es tan impotente el hombre frente a la muerte, que para no vivir angustiados o llenos de terror la mayoría de los hombres viven negándose a pensar en ella. Y si usted le dijera a alguien que está aún apunto de morirse… “De golpe te mueres”. Esa frase aunque esté definiendo la realidad más cercana, no es vista de buena manera, quien dice algo así es mirado como insensible, duro de corazón o aun perverso.
Pero contrario a esta total incapacidad del hombre sobre la muerte, la verdad es que sólo Dios tiene el control acerca del día de la muerte, y por eso tenemos muchos testimonios de personas a las que los médicos les han dicho que no hay absolutamente nada que hacer, y sin embargo vivieron, como otros donde no habiendo prácticamente ningún riesgo o problema, de repente mueren sin que el hombre pueda hacer algo para evitarlo. (Inclusive hay personas que han querido suicidarse y no lo han logrado)
Y precisamente allí está la clave para no dejarse esclavizar por el miedo a la muerte. Es decir; este terrible enemigo para el hombre pierde todo su poder, cuando nosotros como hijos de Dios entendemos que el momento de nuestra muerte, o de algún ser querido, está en las manos de Dios.
Pero para que esto funcione, debemos creer en su gran amor, pues cuando Dios dispone de la vida de cualquiera de nosotros, es porque morir en ese momento es el mejor momento para hacerlo, es decir; la muerte es una grandísima bendición para el hijo de Dios que muere, y para los hijos de Dios que se quedan. Cuando un hijo de Dios muere es porque ya no hace falta en la tierra.
Desafortunadamente muchos cristianos dudan del amor, la sabiduría y el poder de Dios, y no logran enfrentar la muerte, ni la suya, ni la de otros de la manera adecuada, y de esta incredulidad da testimonio la escritura cuando dice:
Isaías 57:1-2 Perece el justo, y no hay quien piense en ello; y los piadosos mueren, y no hay quien entienda que de delante de la aflicción es quitado el justo. 2Entrará en la paz; descansarán en sus lechos todos los que andan delante de Dios.
Cuándo Dios toma esa decisión sobre alguno de nosotros que por haber nacido de nuevo somos sus hijos, es decir auténticos cristianos, por feliz que sea nuestra vida, Dios dice que nos está sacando de la aflicción…
¿Por qué? Porque el momento de la muerte será el momento de estar en su presencia de otra manera, para comenzar a disfrutar de una inmerecida pero espectacular vida eterna… No hay palabras ni imaginación suficiente para describir lo que experimentaremos por la eternidad en esa nueva vida… Pero no hay duda que experimentaremos esa paz que sobrepasa todo entendimiento y un gozo inefable por toda la eternidad.
Apocalipsis 7:17 porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos.
Apocalipsis 21:4 Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.
Pero siendo la muerte una bendición para el auténtico hijo de Dios, la pregunta es: ¿Estamos enfrentando la muerte con el gozo y la paz que Dios dice que debemos hacerlo? ¿O todavía el temor a nuestra muerte o a la muerte de algún ser querido nos esclaviza?
Insisto en que me estoy refiriendo al hijo de Dios, que han nacido de nuevo, que tiene testimonio de cómo Dios ha transformado su vida, y que hay en su corazón el deseo de seguir cambiando cada vez más… Porque la muerte para los incrédulos es lo más espantoso que les pueda ocurrir y que no tendrá remedio alguno.
En la escritura encontramos la historia de un hombre que vivió con verdad, con integridad y con obediencia al Señor, y cuando enfermo, Dios le envió a un profeta a confirmarle la buena noticia de que su muerte llegaría pronto:
2 Reyes 20:1 En aquellos días Ezequías cayó enfermo de muerte. Y vino a él el profeta Isaías hijo de Amoz, y le dijo: Jehová dice así: Ordena tu casa, porque morirás, y no vivirás.
No es el mensaje que la mayoría espera de parte del hombre de Dios que viene a visitarlo, y este hombre en lugar de alegrarse porque había llegado el momento de ir a vivir en la presencia de Dios, lo que hace es suplicarle a Dios para que esto no suceda. Dios escuchó sus súplicas y le añadió quince años más.
Ezequías no estaba muy convencido de la respuesta del Señor a través del profeta, y entonces le pide a Dios una señal que confirme sus palabras, y me parece increíble que la señal que él pide es que la sombra en el reloj se devuelva diez grados, es decir que la tierra que va girando se devuelva 10°, y si la tierra se ha de devolver pues pienso que otras muchas cosas también tendrían que echar para atrás… Lo que quiero decir es que fue un milagro espectacular, que no tenemos ni idea cómo fue que Dios lo hizo, pero sucedió.
Efectivamente el profeta ora a Dios, la sombra se devuelve confirmando esos 15 años más de vida, pero luego la escritura nos muestra como este rey hizo cosas que no debió hacer y que trajeron como consecuencia que toda la riqueza del pueblo, fuera robada y fueran llevados cautivos a Babilonia, los hijos del rey junto con el pueblo. Y por supuesto el rey después de los quince años le llegó la hora y tuvo que morir. Y entonces la pregunta es; ¿para qué le sirvieron esos quince años más de vida?
Esta historia nos sirve para reflexionar, que lo importante no es ganarle batallas a la muerte y lograr vivir muchos años más. Más importante que esta batalla, que la mayoría de los hombres emprenden contra la muerte, es otra batalla en la cual sin importar cuánto tiempo vivamos, debemos luchar para permanecer en victoria, para vivir como vivos y no como muertos.
¿A qué vida y a qué muerte me estoy refiriendo? Pues a lo que Jesús se refirió cuando alguien le estaba pidiendo tiempo para seguirlo:
Mateo 8:21 Otro de sus discípulos le dijo: Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre. 22Jesús le dijo: Sígueme; deja que los muertos entierren a sus muertos.
En lugar de pedir tiempo para perderlo con los asuntos de los muertos, este hombre lo que debía hacer era comenzar desde ese instante a vivir la verdadera vida siguiendo a Jesús.
Y es tan importante ganar esta batalla y vivir la verdadera vida siguiendo a Jesús, que quien no lo hace, el momento de su muerte no será el momento más maravilloso para comenzar a disfrutar, sino el momento más espantoso, terrible, amargo, desolador… Y aquí también faltan palabras para describir lo horrible que es la condenación eterna, para aquel que por estar viviendo como muerto, se muere.
Esta verdadera batalla que todos los seres humanos debemos librar y ganar, ha sido anunciada por el Señor de muchas maneras y en muchos tiempos. Por ejemplo bajo la ley, está buena relación con Dios basada en la confianza que lleva a la obediencia, determinaría la clase de vida que vivirían.
Es decir; para un pueblo en tinieblas, que es la descripción del pueblo que hace el Nuevo Pacto de aquellos que vivían bajo el viejo pacto, como no apreciaban su relación con Dios, el Señor les muestra, cuál sería la consecuencia de creerle o no, y de obedecerle o desobedecerle. Dice así:
Deuteronomio 30:15-16 Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal; 16porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella.
Si amas a Jehová tu Dios y andas en sus caminos y le haces caso, entonces recibirás prosperidad total, tanto espiritual como material. Eso fue una orden, sin embargo un poco más adelante les repite:
Deuteronomio 30:19-20 A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia; 20amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días;
En el pasaje anterior les ordena, en este les dice que escojan vivir esa buena vida con Dios, para ser prosperados y vivir muchos años… Pero estos ofrecimientos de una buena vida no fueron suficientes para que el pueblo fuera fiel a Dios, pues escuchando los consejos del diablo prefirieron buscar gozar del mundo usando como herramienta el pecado.
La verdad es que no son las circunstancias las que motivan a la gente a buscar a Dios, es decir hay gente que no busca a Dios por ser pobre y hay gente que no busca a Dios por ser rica, mientras que hay otros que siendo pobres o siendo ricos, confían y obedecen a nuestro buen Dios.
Es muy importante tener claro que estas promesas del viejo pacto ya no están vigentes, es decir buscar a Dios y ser fiel con él no asegura prosperidad material, ni salud, ni larga vida, sino cosas mucho más importantes.
Pero quise mencionar estos pasajes del viejo pacto para mostrar que desde tiempo atrás, Dios insiste en que la lucha no es por vivir una buena y larga vida, sino que la lucha es para vivir confiando y obedeciendo a nuestro buen Dios, que es la verdadera vida para la cual fuimos creados. Y es por eso que bajo el Nuevo Pacto podemos leer historias como esta:
Hechos de los Apóstoles 7:59-60 Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu. 60Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió.
En primer lugar este hombre murió por vivir haciendo la voluntad de Dios. Y cuando vemos su reacción ante aquellos que lo están asesinando, no hay duda que este hombre había ganado una batalla espiritual tan importante, que en lugar de clamar para no morir, prefirió clamar por la salvación de sus enemigos.
Es tan importante en todo sentido ganar esta batalla, que los que la andan perdiendo y viven como muertos, puede llegar el momento en que por aterradora que sea la muerte física, la desearan de tal manera, que el pensar que seguirán vivos es para ellos lo peor que les puede pasar.
Y a ese terrible error de no haber vivido como vivos confiando en Dios, le están añadiendo el pensamiento de que morir sería mejor, sin entender que cuando uno que vive como muerto se muere, su condición será muchísimo peor, y no habrá ningún tipo de esperanza para mejorar, sino que cada vez empeorará más. El patriarca Job en medio de su desconfianza hacia Dios manifestó:
Job 3:20–22 ¿Por qué se da luz al trabajado, y vida a los de ánimo amargado, 21 Que esperan la muerte, y ella no llega, aunque la buscan más que tesoros; 22Que se alegran sobremanera, y se gozan cuando hallan el sepulcro?
Los suicidios han aumentado en el mundo, la eutanasia se ha vuelto una salida para aquellos que tienen una mala vida, aún países como Canadá ya la están autorizando para que el que está mal económicamente… Que engañados piensan que descansarán, pero será todo lo contrario.
Este problema también lo pueden experimentar algunos creyentes, que por su falta de fe y obediencia, no tienen el poder necesario para enfrentar la vida como ésta se presenta, y llegan como el profeta Jeremías a pensar que Dios se ha equivocado. Si embargo Dios en su amor lo confrontó, y habiéndose arrepentido logró entender verdades tan importantes, que son una señal de estar verdaderamente vivos. Y por esto declaro:
Lamentaciones 3:37-38 ¿Quién será aquel que diga que sucedió algo que el Señor no mandó? 38 ¿De la boca del Altísimo no sale lo malo y lo bueno?
La primera es que todo lo que sucede a nuestro alrededor está bajo la perfecta, sabia, justa, amorosa y aun misericordiosa soberanía de Dios. Y quien entiende esta preciosa verdad y cree en ella, entonces podrá disfrutar de la vida.
Por qué cuando se desea vivir en la voluntad de Dios, saber que Dios tiene el control nos permite sentir esa paz que sobrepasa todo entendimiento, pues sabemos que el amor de Dios está al control de absolutamente todo lo que sucede a nuestro alrededor.
Pero si no disfrutamos de la vida entendiendo esta preciosa verdad, es porque no queremos vivir haciendo la voluntad de Dios, y entonces descubrimos que Dios en su soberanía no nos deja hacer lo que queremos, y allí es cuando equivocadamente pensamos que lo malo proviene de Dios… Y al vivir de esta manera en lugar de paz y alegría, lo que sentiremos es tristeza, preocupación, angustia, y eso nos lleva a las quejas…
Y de las quejas hemos estudiado muchas veces que cualquiera que se queja, aún de sus hermanos en la fe es porque está viviendo en condenación… Recuerdan:
Santiago 5:9 Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis condenados;
Esto por supuesto, no se trata de ser ciegos ante los errores de los demás, o de negar o justificar sus pecados, porque si así fuera entonces como hacemos para ayudarnos los unos a los otros. De lo que se trata es que, no haya actitud de queja en nuestro corazón.
Una actitud de queja es igual a estar pensando o diciendo: “Me están haciendo daño” o “Me están quitando” o “No me están dejando ganar” o “No me dejan progresar” Y no hay duda que las quejas al final están diciendo: “No me están dejando vivir feliz”
¿Piensa usted así? Piensa que hay algo o hay alguien que no lo deja vivir feliz y por eso: ¿Está esperando ciertos cambios en las circunstancias a su alrededor para poder ser feliz?
O peor aún: ¿Está resentido con ciertas personas que son las que no lo dejan vivir feliz? Y más grave aún: ¿Hay amargura en su corazón de tal manera que prácticamente no disfruta de nada, y está contaminando a otros con su amargura?
Si hay algo de esto en su vida, déjeme decirle cómo le dijo el Señor a Jeremías: Conviértase; está viviendo como muerto, como sediento al lado de la fuente de la vida.
Y espero que estas palabras le aprovechen y pueda entendiendo su gran incredulidad, arrepentirse, y entender lo segundo que entendió el profeta cuando fue exhortado por el Señor:
Lamentaciones 3:39 ¿Por qué se lamenta el hombre viviente? Laméntese el hombre en su pecado.
Sólo el que vive en pecado, el que vive como muerto es el que se lamenta, el que se queja, el que se siente agredido, el que le hacen falta dedos para señalar a todos los que lo hacen infeliz. Y más triste aún, no sabe que está viviendo como muerto, es decir cree que tiene razón, que lo que él siente es válido, y con todo esto sólo esta perdiéndose la oportunidad de vivir como vivo.
Una cosa es morirse de sed cuando no hay agua; otra muy diferente morirse de sed con el agua al lado. Pero eso no se queda así…
El siguiente paso cuando alguien sigue viviendo como muerto, es alejarse más del Señor. Algunos son capaces de alejarse del Señor aun permaneciendo en iglesias como ésta, me refiero a iglesias donde se habla muy claro lo que Dios quiere. Pero por la dureza de su corazón aunque siguen asistiendo a la iglesia, aunque escuchan la voz de Dios, cada vez están más lejos de Dios, por supuesto también cada vez más lejos de los que en la iglesia les dicen la verdad.
A veces son los profetas en la iglesia los que a los que cabiéndoles Dios su mostrado lo que está pasando o va a pasar, al comunicarlo a sus hermanos en la fe, lo que reciben es su desprecio… Pero más tarde sucede lo que les fue anunciado.
Hay otros que se alejan alejándose también de la iglesia, o asistiendo muy esporádicamente. A veces no son muy conscientes de este alejamiento, porque lo que en realidad están pensando y tratando de hacer, es mejorar su vida, en lugar de arreglar la muerte que llevan por dentro, y luchan por cambiar lo de afuera, para lo cual requieren de más tiempo y la iglesia queda a un lado.
Y como el asunto no funciona, cada vez van a necesitar más tiempo, y al final sin haberlo planeado no vuelven a la iglesia. Qué es igual a decir que la muerte que llevan por dentro cumplió su propósito.
Pero: ¿Qué le dijo el Señor a aquel que le pidió tiempo para cumplir con el mundo, para luego seguirlo a él? Pues le dijo: Deje a los muertos con los muertos y usted camine con Dios. (Parece que el asunto no era despedirse del cuerpo inerte de su padre, sino que la herencia no se repartía hasta que el difunto estuviera bajo tierra.)
Jeremías se arrepintió y cambió; hay otros testimonios en la escritura de vivir como vivos aún bajo la ley, porque la clave no estaba en la ley, sino en la confianza en Dios. Por ejemplo la oración del profeta Habacuc es un ejemplo de estar experimentando la verdadera vida. Dice así:
Habacuc 3:17-18 Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y no haya vacas en los corrales; 18 Con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación.
Aunque esté enfermo; aunque mi mujer sea como una gotera en tiempo de lluvia; aunque mis hijos por su necedad demanden mucho de mi tiempo; aunque los negocios no vayan bien; aunque los hermanos en la fe se porten como enemigos; aunque sea lo que sea con todo yo me alegraré en el Señor de mi salvación. Esa es o ésa debe ser nuestra continúa oración hasta que la alegría y el gozo sea una continua realidad en nuestra vida.
Quiera Dios abrir nuestros ojos para ver lo terrible que es vivir como muertos, por causa de nuestra desconfianza en Dios y sus promesas. Lo cual a veces es muy difícil de reconocer, porque terminamos convencidos de que el afán, la angustia, la tristeza, la falta de esperanza, son lo normal de nuestra vida cuando esa no es la verdad. Esa clase de vida es normal en el que no está confiando en Dios por eso podemos leer:
Jeremías 17:6 Será como la retama en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino que morará en los sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada.
Cuando medito en esto me parece terriblemente espantoso no poder ver la bendición de Dios, no poder ver que Dios a través de las situaciones nos quiere bendecir, y esa mano amorosa de Dios para bendecirnos, cuando hay incredulidad la vemos como si fuera la mano del demonio.
Y podemos llegar a estar tan ciegos, que terminamos reprendiendo lo que Dios hace como si la iniciativa fuera del demonio. Y por supuesto también terminamos alabando lo que el demonio hace como si el diablo y nosotros tuviéramos razón. Pero el que cree, el que está realmente vivo, dice la escritura:
Jeremías 17:7 al 8 Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. 8Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto.
Frente a todo esto es la pregunta más importante es: ¿Y cómo vivir en victoria?
Pues hay varias cosas que debemos entender y creer para vivir verdaderamente vivos, y una de estas primeras cosas que hay que cambiar en nuestra mente, es la respuesta a la pregunta: ¿Contra quién es la pelea?
Y podemos para contestar, comenzar diciendo: La pelea no es contra Dios. No, no es Dios quien te está amargando la vida, Dios te ama, y lejos muy lejos de querer amargarte la vida lo que él desea, y lo que él ha hecho en su soberanía, tiene sólo el objetivo de que tu vivas en victoria.
Ante esto usted puede pensar: “Yo no estoy peleando con Dios”. Y aun usted puede ser sincero al decir esto, pero está completamente engañado, pues cuando hay queja en nuestra vida, por ser Dios soberano y responsable de todo lo que sucede a nuestro alrededor, la queja es contra Dios. Claro que lo más seguro es que no lo entendemos, pero eso no cambia nada, la queja es contra Dios.
Sucede cualquier cosa, usted se pone supremamente triste, su tristeza niega por completo las palabras del Señor de que todas las cosas ayudan a bien. Sucede algo, a usted le parece tremendamente injusto, nuevamente está negando las palabras del Señor. Y si Dios dice blanco y usted dice negro por supuesto que está peleando con Dios.
Si la pelea no es contra Dios, entonces la pelea tampoco es contra los instrumentos que Dios está usando para tratar nuestra vida. Yo creo que cuando el Señor Dice:
Romanos 12:19 No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor.
Nos está diciendo con claridad que aquellos que nosotros vemos como enemigos en realidad no debemos tratarlos como enemigos, y aunque ellos se porten o tengan intenciones de enemigos, no es así como al final los debemos ver. Debemos verlos cómo los instrumentos que Dios está usando para bendecir nuestra vida, y llevarnos a vivir como vivos. Tan cierto es esto que luego la escritura continúa diciendo:
Romanos 12:20-21 Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. 21No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.
Y si usted piensa bien en este asunto, lo que está diciendo es que esos enemigos suyos le están dando la oportunidad de obtener una victoria haciendo el bien.
¿Quiere decir eso que los demás nos pueden hacer cualquier cosa y nosotros no hacemos nada? Pues no, lo que está diciendo es que no debe haber venganza, y la venganza es lo que surge cuando me siento dañado de alguna manera.
Es posible que a veces tengamos que tomar acciones claras contra nuestros enemigos, pero la motivación no puede ser la venganza, ni hacerles daño, sino darles la oportunidad de ver las cosas bajo la luz de la verdad.
Alguien me dijo: ¿Me están robando y lo único que puedo hacer es perdonar? La respuesta es; que lo primero que tienes que hacer es asimilar el trato y la bendición de Dios para tu vida, y ya habiendo entendido la bendición, hacer lo que esté a tu alcance para buscar corregir ese mal comportamiento.
La pelea no es contra Dios. La pelea no es contra los seres humanos, y por supuesto la pelea tampoco es contra la naturaleza. Es que la lluvia me está atacando, no me deja ir a la iglesia, me inunda la casa, etc.
El mas, muchas de estas cosas son consecuencia de la imprudencia, o de dejar para mañana lo que debemos hacer hoy, y entonces al dejar pasar el tiempo y no prepararnos, luego no podemos enfrentar las circunstancias.
¿Entonces contra quién es la pelea? La escritura nos dice:
Efesios 6:12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
Efesios 6:12 Porque no estamos luchando contra poderes humanos, sino contra malignas fuerzas espirituales del cielo, las cuales tienen mando, autoridad y dominio sobre el mundo de tinieblas que nos rodea.
Efesios 6:12 Porque no luchamos contra gente como nosotros, sino contra espíritus malvados que actúan en el cielo. Ellos imponen su autoridad y su poder en el mundo actual.
Si no estoy mal, antes de cumplir un año de vida cristiana ya había aprendido a reprender a Satanás cuando venía a mi cuarto a molestar.
Cuando él se presentaba sentía su presencia maligna que produce angustia, pero ya había escuchado a unos jóvenes cristianos que decían que lo único que había que hacer era reprenderlo en el nombre de Jesucristo, y eso hacía, y funcionaba.
El asunto se repetía una y otra vez de tal manera que cada vez fue en menos el miedo que sentía, hasta que producto de la experiencia llegué a confiar plenamente en que no hay ningún problema con que el diablo se presente, pues en Cristo tenemos poder para reprenderlo.
Cuando aprendí eso el diablo dejó de molestar. Y creo que alguna vez llegue a expresar que el diablo a mí no me volvió a molestar porque conmigo tiene perdida la batalla.
Y por estar enfocado en el asunto físico de la opresión de Satanás, estaba pasando por alto que aunque yo pensaba que el diablo ya no me molestaba, resulta que el diablo me estaba metiendo tremendos goles. ¿Cómo? La escritura dice:
Efesios 6:16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.
Pregunto: ¿Qué son esos dardos de fuego? Los estudiosos que comentan las escrituras dicen que se refiere a las flechas encendidas que mandaban en aquella época los ejércitos, flechas que debían ser detenidas con esos escudos grandes de cuero o de metal que usaban los romanos.
Algunos ante ciertas circunstancias difíciles de la vida suelen asegurar que eso que está pasando lo hizo el diablo para molestarlos. Te atracaron; eso fue el diablo que quiere robarte la paz. Te quitaron el negocio; eso fue el diablo que no te quiere dejar progresar. Te enfermaste; esos fue el diablo que no te quiere dejar ir a la iglesia.
Y aún pueden mostrar que en el libro de Job, el diablo es quien hace una gran cantidad de males al pobre Job. Quienes así piensan se han enfrascado en algo que ellos llaman una batalla o guerra espiritual contra el maligno, y organizan cadenas de oración para pedir protección sobre toda las cosas.
Pero si leemos bien, si comprendemos bien y miramos todo el asunto completo, vamos a notar que en el libro de Job cuando Satanás actúa lo hace con el permiso de Dios, quien le coloca límites muy claros que Satanás cumple.
Dicho de otra manera Satanás está siendo usado por Dios para tocar la parte física, y según la escritura esa acción física de Satanás tocando todas esas cosas, está dentro de la soberanía de Dios, y entonces está dentro de lo que Dios ha mandado que suceda para bendecirnos.
¿Si Dios mandó a Satanás destruir los bienes de Job, para dar bendición a su vida, será que una oración reprendiendo a Satanás lo impedirá? Y si se lograra impedir esta acción de Satanás a través de la oración; ¿qué pasaría entonces con la bendición programada por Dios a través de esa situación? ¿Se perderá?
Esto no tiene sentido, por lo tanto los dardos de fuego del maligno no se está refiriendo a esas cosas que él pueda hacer afuera de nosotros. De hecho todo el mundo está en manos del maligno y eso no daña nuestra vida cristiana. Leímos:
Efesios 6:12 Porque no luchamos contra gente como nosotros, sino contra espíritus malvados que actúan en el cielo. Ellos imponen su autoridad y su poder en el mundo actual.
¿Y porque imponen su autoridad y poder en el mundo actual? Porque Dios los deja, porque los está usando para bendecirnos a nosotros los hijos de Dios.
¿Entonces cuáles son los dardos de fuego de los que hay que defenderse con el escudo de la fe? Pues los mismos de siempre, que ha usado, sigue usando y seguirá usando hasta el final. Si vemos la primera batalla librada por Satanás:
Génesis 3:4 Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis;
Eso es un dardo de fuego. Dios como soberano sabe que permite y que no permite hacer a Satanás para siempre bendecir nuestra vida, pero Dios como soberano no nos obliga a pensar cómo él quiere.
Él le dijo a Adán y a Eva que si comían ciertamente morirían. Satanás dijo no moriréis. Y entonces la pregunta es: ¿Usted a quién le va a creer?
Dios dice que te ama, pero permite una situación un poco complicada para bendecirte. Satanás te dice; “mira Dios no te ama, pues si te amara no hubiera permitido…” Y entonces la pregunta es: ¿Y usted a quién le va a creer? A Eva le dijo:
Génesis 3:5 sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.
Y por supuesto para convencer a alguien que el camino de Satanás es mejor, también hay que convencerlo que Dios es malvado; que pide cosas injustas; que pide cosas exageradas; que pide cosas imposibles. Es decir; Satanás dice que Dios en realidad es Satanás y que Satanás en realidad es Dios… Y entonces la pregunta es: ¿Y usted a quién le va a creer?
Y entonces aterrados decimos no, yo no le cómo cuento a Satanás. ¿Pero si no le comemos cuento a Satanás, entonces porque no le hacemos caso a Dios?
Cada pecado que cometemos, cada mala actitud que tenemos es el fruto de haber recibido los dardos de fuego del maligno como algo bueno para nuestra vida. Pero: ¿Cómo ganar la batalla? La escritura nos dice como:
Efesios 6:13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. 14Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia,15y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.16Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.
Lo primero es apegados a la verdad lo cual obliga a tener una sana doctrina, como consecuencia viviendo de manera justa en todo momento, y como es justo compartiendo nuestra fe en Jesucristo…
…Pero que sobre todo debemos confiar, para poder defendernos de todos esos pensamientos que no son de Dios. Es decir, no hay la más mínima duda, la batalla se gana con la fe.
1 Juan 5:4 Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.
Y no se deje engañar pensando que no tiene fe, porque todos los seres humanos tenemos una fe enorme y extraordinaria pero depositada en lo que no debemos. Sí miramos el contexto del pasaje de jeremías dice:
Jeremías 17:5-6 Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová. 6Será como la retama en el desierto, y no verá cuando viene el bien
La maldición que los hombres cosechamos es por causa de la enorme fe que depositamos en nosotros mismos, o en lo que los hombres y el mundo dicen.
¿Y porque le seguimos creyendo al mundo y a Satanás en lugar de creerle a Dios? Porque así lo decidimos.
¿Cómo se obtiene la victoria? Decidiendo confiar en lo que Dios dice. Continúa el pasaje de Efesios:
Efesios 6:17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;
El yelmo de la salvación es la certeza de qué somos auténticos hijos de Dios nacidos de nuevo, y por lo tanto nuestra salvación está asegurada y por esta misma razón vivimos para esa eternidad en la presencia de Dios.
Y la espada del Espíritu es el conocimiento y la fe que tenemos en la palabra de Dios, que nos sirve para batallar en oración y por eso continúa diciendo:
Efesios 6:18 orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;
Es a través de la oración, pero una oración dirigida exclusivamente por la palabra de Dios lo que nos permite vivir cómo vivos.
Más aún, debemos erradicar de nuestra vida todas esas oraciónes basadas en la tristeza producida por la pérdida de las cosas del mundo.
2 Corintios 7:10 Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte.
¿Cuántas oraciones hacemos basados en una tristeza que produce muerte? Pues las oraciones basadas en esa tristeza también producen muerte. ¿Si entendemos bien? Hay oraciones que en lugar de producir vida produce muerte, pues estamos pidiendo lo que en realidad no necesitamos y dejamos de pedir lo que si necesitamos. Por ejemplo no es orar por dinero sino por contentamiento, no es orar por la destrucción de nuestros enemigos sino por poder perdonarlos, etc.
Esas malas oraciones pueden por un tiempo hacernos sentir tranquilos, pero al ver las respuestas de Dios si no entendemos, entonces producirá más muerte. Mientras que si renunciamos a todo para hacer sólo la voluntad de Dios experimentaremos la vida, y podemos ver como la palabra de Dios, las enseñanzas de Dios son esa fuente de vida.
(Testimonio de la Sra que pensaba que se iba a morir y a dejar a sus hijos solos, o la que oprimía el diablo amenazando con quitarle todo)
Un claro ejemplo de esto lo tenemos en la vida de Jesús, quien rechazando los ofrecimientos de muerte, apegado a la palabra de Dios siguio experimentando la vida, la verdadera vida.
Mateo 4:3-11 Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. 4El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. 5Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, 6y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y, en sus manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra. 7Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios. 8Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, 9y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares. 10Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás. 11El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían.