¿CÓMO RECIBIR REVELACIÓN? – PARTE 5
LA PERMANENCIA
I. INTRODUCCIÓN
En la escritura podemos ver que Dios nos habla de muchas maneras. Nos cuenta historias, testimonios de buenos hombres y malos testimonios también. Hay poesías, sermones, mandamientos, consejos, profecías, parábolas… Y es importante según la porción que estemos leyendo, que tengamos en cuenta ciertas directrices para no caer en el error.
Por ejemplo; cuando se trata de mandamientos hay que tener mucha claridad respecto de para cual época fueron dados. Porque por ejemplo los mandamientos del viejo pacto han quedado atrás, y han sido reemplazados por los mandamientos del Nuevo Pacto. Igual cuando se trata de profecías, hay que entender para que tiempo es que se han dado, porque hay profecías para esta época, hay profecías para la gran tribulación, y hay profecías para el milenio, y si no las ubicamos en el tiempo correcto estaremos haciendo una mala interpretación del mensaje de Dios.
Inclusive cuando vemos en los evangelios las respuestas que Jesús da a ciertas preguntas, hay que tener en cuenta que a veces respondió para los que están bajo la ley, y otras veces para los que estarían bajo el nuevo pacto.
En las parábolas; hay que tener en cuenta que estas son dadas para hacer cierto énfasis en cierto aspecto, y por eso no pueden tomarse todas las partes de la parábola para sacar enseñanzas o doctrina, ya que caeríamos en contradicciones.
Pero también ocurre con las parábolas, que hay como una doble enseñanza; es decir hay algo que se percibe con facilidad al escucharla, pero al mismo tiempo se está refiriendo a algo muchísimo más importante, que muchos no logran entender.
Y es por esto que en cierta ocasión, los discípulos le preguntaron a Jesús, que porque las usaba, en lugar de decir las cosas claramente… La respuesta de Jesús puede parecernos un poco extraña, pues dijo:
Mateo 13.11–14 El respondiendo, les dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado. 12Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. 13Por eso les hablo por parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden. 14De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dijo: De oído oiréis, y no entenderéis; Y viendo veréis, y no percibiréis.
Le dice que ellos, los discípulos, que en esa época era más fácil saber si estaban dispuestos o no, porque no había como seguir a Jesús virtualmente. Tocaba salir de la casa y pasar días o semanas con el, lo cual demostraba su deseo genuino de conocerlo… A ellos, a los dispuestos les dice que les es dado saber los misterios del reino. Pero a los otros que no tienen la misma disposición, no les es dado entender esos misterios.
En este tiempo tratamos de medir la disposición de las personas para conocer a Dios, en su tiempo de oración, su tiempo de lectura y estudio de la biblia, y su fidelidad para asistir a las reuniones de la iglesia.
Sin embargo algo que puede distorsionar esta evaluación, es la forma tan efectiva que algunas iglesias desarrollan para lograr las personas asistan a su iglesia, de tal manera que la persona termina asistiendo no precisamente porque quiera conocer de Dios, si no por presiones humanas, y eso hace que no logre entender los misterios del reino.
Entonces tenemos algunas iglesias que tienen un sistema muy efectivo para captar y mantener a las personas asistiendo a la iglesia, la llaman, la visitan, le manda mensajes, vuelven y la visitan, hasta que por fin logran que la persona asista a la iglesia.
Pero hay otras iglesias que no hacen nada de esto, ellos espera que la persona que invitó a ese nuevo a una reunión, sea la encargada de seguirle invitando, y no hacen mucha presión porque están convencidos que si la persona no asiste de nuevo a la iglesia, es porque no tiene un genuino deseo de conocer a Dios, ni de hacer su voluntad.
Es decir; quien realmente está dispuesto, piensan ellos, hará lo posible y hasta lo imposible para asistir, porque será el mismo Espíritu Santo motivándolo a hacerlo. Además piensan que es mucho más fácil discipular al que verdaderamente está dispuesto, que al que no lo está, pero que asiste producto de tanta presión. Porque discípular ovejas del Señor es muchísimo más fácil qué discípular cabras o peor aún lobos disfrazados de ovejas.
Si me preguntan cual creo que es la forma correcta de hacer ministerio, la respuesta que yo doy, es que cada uno debe hacer de corazón, lo que cree que debe hacer, como para el Señor y no para los hombres.
¿Por qué? Porque cada uno tiene su parte en la obra de Dios. El Señor Jesús respecto de esto dijo a sus discípulos:
Juan 4.35 ¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega.
Comienza diciendo que el tiempo de hacer ministerio es decir de compartir el evangelio es ya. Y si esto dijo hace 2000 años, traten de imaginarse cuan importante es que en este tiempo, cada uno haga lo que le corresponde en la obra de Dios. Luego les dice:
Juan 4.36–38 Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra goce juntamente con el que siega. 37Porque en esto es verdadero el dicho: Uno es el que siembra, y otro es el que siega. 38Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis; otros labraron, y vosotros habéis entrado en sus labores.
Les explica que cada uno tiene su labor, unos siembran, otros recogen, y contrario a tener envidias o disputas entre ellos, ambos deben gozarse de haber hecho su parte para que la obra de Dios se realice.
Y precisamente porque un tiempo más adelante algunos tuvieron disputas en el ministerio, cosa que no debía ocurrir, el apóstol Pablo les escribió:
1 Corintios 3.5–8 ¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos? Servidores por medio de los cuales habéis creído; y eso según lo que a cada uno concedió el Señor. 6Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios. 7Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento. 8Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor.
Mostrando nuevamente que en la obra de Dios, Dios tiene para cada uno de nosotros un trabajo que puede ser muy diferente, y donde lo importante, es que cada uno lo haga con toda responsabilidad, integridad y diligencia delante de Dios… Y como las disputas normalmente vienen por causa del orgullo, el apóstol aclara que el que siembra o el que riega, no son los que producen el resultado aunque así lo pareciera, sino que es Dios quien da el crecimiento, y por eso toda la gloria es solo para El.
Recuerdo que en la primera iglesia en que trabaje enseñando y discípulando, me metieron al grupo de alabanza… Los que me conocen tal vez podrán imaginar mi incomodidad… Y allí estuve juicioso hasta que tiempo más adelante me dieron la oportunidad de seguir o salir. Salí como pepa de guama, pues no considero tener talento para tal oficio…
Pero con los años entendí cuál es mi función, cuál es el don que Dios me ha dado, y en eso estoy ocupado, no sin dejar de orar por aquellos que tienen esos dones maravillosos que yo no tengo, para que como cuerpo cumplamos con la voluntad de Dios.
Pero volviendo al asunto de las parábolas. Es claro que los que están dispuestos entenderán los misterios del reino, y de manera progresiva entre más entiendan, mas fácil será seguir entendiendo…
“Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.”
Mientras que los otros, los menos dispuestos, los que iban a una movilización con Jesús, como quien de vez en cuando va a la iglesia porque van a repartir comida gratis, ellos por su falta de disposición, viendo no verían y oyendo no entenderían…
Es decir; ellos sólo escucharía un cuento entretenido, pero no entenderían lo verdaderamente importante, y se perderían la oportunidad de escuchar a Dios, pues para que Dios confirme su palabra en nuestro corazón es necesario estar dispuesto a hacer su voluntad.
En otra ocasión también por causa de una parábola, les dijo a sus discípulos, a los dispuestos:
Marcos 4.11–12 Y les dijo: A vosotros os es dado saber el misterio del reino de Dios; mas a los que están fuera, por parábolas todas las cosas; 12para que viendo, vean y no perciban; y oyendo, oigan y no entiendan; para que no se conviertan, y les sean perdonados los pecados.
Si al leer esto no tenemos en cuenta que; para percibir, para entender y convertirse es necesario estar dispuestos, entonces podríamos malinterpretar las palabras de Jesús, pensando que no quiere que se salven y por eso les habla en parábolas.
Sin embargo; la respuesta no es que no quiere que se salven, sino que habiendo hecho Dios todo lo posible, habiendo ido a la Cruz a morir por todos los hombres, y habiendo enviado a los hombres a predicar el evangelio… Ahora le toca a los que escuchan el mensaje de salvación, decidir si quieren o no aprovechar la oportunidad que Dios les da, y entonces, los que quieren conocerlo lo conocerán, mientras que los que no lo quieran conocer se perderán.
Pero como hemos estado viendo, hay unos que pareciera querer conocer a Dios pero no lo logran, y otros parecieran querer hacer la voluntad de Dios pero logran entenderla. Sin embargo estos personajes pueden seguir metidos en las iglesias…
Respecto de este asunto también el Señor Jesús nos habló a través de una parábola. La cual dice:
Mateo 13.24–30 Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo;25pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue. 26Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña. 27Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña? 28El les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos? 29El les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo. 30Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero.
Esta parábola nos parece que es muy fácil entenderla, sobre todo porque el mismo Jesús más adelante se la explica a los discípulos, porque ellos no la entendieron. Parte de la explicación dada por Jesús fue:
Mateo 13.38–40 El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo. 39El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles. 40De manera que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo.
Es muy claro. Pero hay dos cosas que quiero que veamos que son: En primer lugar, que los hijos de Dios y los hijos del enemigo estarán juntos hasta el final, cuando Dios dara a cada uno su merecido.
La segunda cosa qué quiero que tengamos en cuenta, es que la orden de no arrancar la cizaña, es dada por qué al hacerlo podrían a arrancar con ella el trigo. Y la explicación que dan los estudiosos respecto de esto es, que el trigo y la cizaña por fuera son prácticamente idénticos, y por esto, porque por fuera no se pueden distinguir podría ocurrir que al tratar de arrancar la cizaña también arrancarán el trigo.
Podríamos decir que la diferencia está al final, pues mientras el trigo da un buen fruto, la cizaña da un fruto venenoso. Además el trigo cuando da fruto se inclina por el peso del fruto, mientras que la cizaña se queda rigida, y esto podría interpretarse como que el trigo da a gloria Dios inclinandose, mientras que la cizaña alaba su orgullo quedandose erguida.
Ahora; si tenemos en cuenta lo que Jesús enseñó acerca de la luz y las tinieblas…
Mateo 6.23 Pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?
Cuando dice; ”Si la luz que hay en ti es tinieblas” Está diciendo que aquel que está en tinieblas cree que tiene la luz, y por eso es tan terrible su oscuridad. Esta realidad aplicada a la enseñanza del trigo y la cizaña, lo que nos enseña, es que la cizaña cómo se parece al trigo, ella cree que es trigo.
Y aquí es donde nosotros debemos preguntarnos: Si el trigo piensa que es trigo y la cizaña piensa que es trigo, entonces nosotros que pensamos que somos trigo… ¿Cómo asegurarnos de no ser cizaña?
Usted puede pensar que lee la biblia, asiste a la iglesia, comparte de Cristo y que por lo tanto es trigo. Pero hacer esas cosas no asegura que seamos trigo, porque ya hemos dicho que el trigo y la cizaña por fuera son idénticos, lo cual quiere decir que la cizaña también lee la Biblia, también asiste a la iglesia y también comparte de Cristo.
Por eso digo que la respuesta a esa pregunta no puede estar en las cosas que se ven, por qué las cosas que se ven tanto en el trigo como en la cizaña pueden ser iguales.
Un ejemplo contundente de esta verdad, son las palabras de Jesús cuando dice, que muchos, ojo, muchos cuando se mueran y vayan a su presencia, pensaran que van a entrar derecho al cielo y no es cierto. Y la razón por la cual piensan que entraran, es:
Mateo 7.22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.
Ellos piensan que tienen derecho a entrar por lo que hacían, pues hacían las mismas cosas que los cristianos hacían. Sin embargo la respuesta del Señor es que estaban haciendo maldad, porque aunque hacían estas cosas en realidad no estaban haciendo la voluntad de Dios. Esto que acabo decir, lo dice el pasaje en el versículo anterior:
Mateo 7.21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
Cuando decimos que hacían las mismas cosas que hacen los cristianos, pero que no estaban haciendo la voluntad de Dios. Esto puede parecer muy complicado para algunos.
Sin embargo la explicación es; que para hacer la voluntad de Dios hay que realizar una acción, en un tiempo determinado, con la actitud correcta.
Es decir debo hacer lo que Dios me mando a hacer, en el momento en que Dios me mandó a hacerlo, con la actitud que Dios me dice que debo hacerlo.
El pueblo de Israel en cierta ocasión, en el desierto se reveló y pidió agua. Dios le ordenó a Moises darle agua. Y él fue y les dio agua pero además los regaño… Pareciera que obedeció, pero por ese pecado, por ese regaño que añadió, Dios no le dejó entrar a la tierra prometida.
Ciertamente realizó la acción que Dios le pidió realizar, pero no lo hizo con la actitud correcta y eso fue tomado como una desobediencia de parte de Dios.
En nuestro caso tenemos una orden dada por Dios, que al no tenerla en cuenta nos lleva a desobedecerle casi que de manera continua. La orden es:
Colosenses 3.23–24 Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; 24sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.
La pregunta es: ¿Todo lo que estamos haciendo lo estamos haciendo para El, no para agradar a los hombres sino para agradarlo a El, sabiendo que de El, y no de los hombres es que vamos a recibir la recompensa? Piénselo por un momento…
Imaginemos que un marido llega a almorzar y encuentra el almuerzo sobre la mesa congelado. Y cuando le reclama a su mujer, está le dice en tono amenazante: “Por qué se queja si yo le hice el almuerzo, ahí está servido” ¿Y porque el marido le está reclamando? Porque le hizo el almuerzo con mala actitud, se lo sirvió a la hora que no era, y por eso estaba en mal estado.
Ella creerá que está obedeciendo por qué hizo el almuerzo, pero no lo está haciendo ni con la actitud correcta, ni en el tiempo correcto. Estás desobediencia disfrazada de obediencia, son muy comunes entre los hombres.
Lo otro que puede suceder con la cizaña, es que muchos comienzan obedeciéndole a Dios, pero poco a poco comienzan a cambiar la actitud, y luego las acciones, y al final terminan siendo enemigos del Evangelio.
Y cuando la cizaña hace esto, la forma más común de justificarse es comenzar a culpar a los cristianos, a las iglesias, al pastor. Y por supuesto que todos podemos equivocarnos. Pero como a los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien, esas equivocaciónes de los cristianos no son una justificación válida para volver atrás.
Pero no sólo vemos que la cizaña retrocede por causa de los errores de los demás, también lo hace aún cuando las cosas son hechas de manera correcta, porque la verdadera razón para echarte para atrás es que no quieren obedecer.
Prueba de esto es lo que le pasó al señor Jesús con un grupo de sus discípulos, de los cuales nos dice la escritura:
Juan 6.66 Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él.
No nos cuenta la escritura, pero lo más seguro es que ellos también debieron culpar a Jesús. Y en este caso sí podemos decir con absoluta seguridad que Jesús jamás cometió un error, por lo tanto se alejaron de Jesús, aunque Jesús hizo todo perfecto, porque la verdadera razón por la cual se aleja la cizaña, es por la rebeldía que hay en su corazón.
Ahora: No eran simpatizantes, no eran de la multitud, eran discípulos que llevaban cierto tiempo andando con el, aprendiendo, pero al escuchar nuevas demandas, decidieron no seguir mas con Jesús.
No puedo dejar de mencionar que también halló otros que dejan de seguir al Señor, no por que escuchan nuevas demandas, sino porque aparece cierta tentación, y deciden caer en ella, y quedarse en ella practicando el pecado, de tal manera que terminan abandonando al Señor.
Todo esto nos da a entender que una señal para saber que somos trigo y no cizaña, es nuestra permanencia en el cristianismo hasta el final. Y es por esto que el apóstol Juan, confirmando esto que acabo de decir escribió:
1 Juan 2.19 Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros.
En la época en que escribió el apóstol Juan esto el asunto era muy sencillo, el que salía de la iglesia era porque era cizaña, porque sólo el auténtico hijo de Dios permanece fiel.
Y entonces no importaba si con su comportamiento la cizaña los engañaba haciéndose pasar por trigo, porque la verdad es que con su salida se confirmaba que era cizaña.
Cuando mencionó que en la época en que escribió Juan esto era muy sencillo, lo digo porque es muy importante que al leer este pasaje, tengamos en cuenta la época en que se escribió.
Y lo que hay que tener en cuenta es que la Iglesia en aquella época tenía una sana doctrina. Ese era el encargo que habían recibido de Dios, y hasta ese momento la iglesia tenía esta unidad doctrinal. Es decir en todas las iglesias se enseñaba lo mismo y todas creian lo mismo. Podemos leer:
Efesios 4.1–6 Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, 2con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, 3solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; 4un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; 5un Señor, una fe, un bautismo, 6un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.
Notemos que dice que parte de nuestra obligacion es soportarnos con paciencia… Y uno no tiene que soportar las cosas agradables sino las desagradables, lo cual demuestra que así hubiese cosas que no nos gustaran no era razón para abandonar la iglesia.
Sin embargo tenían unidad en el Espíritu. Y como las palabras de Jesús son Espíritu y son vida, entonces entendemos que tenían unidad en la palabra… Y por esto por estar haciendo lo correcto, cuando alguien salía de la iglesia, no hay duda que también estaba saliendo del cristianismo.
Pero hoy no podemos aplicarlo exactamente igual, porque hoy no hay unidad en la doctrina. Y hay muchas iglesias torcidas, y es posible que alguien llegue a una iglesia torcida y gracias a su buena actitud, Dios le muestre que debe abandonar esa iglesia, para poder continuar con su cristianismo.
Entonces la persona estária saliendo de la iglesia pero para permanecer con Dios. Mientras que otros que permanecen en esa mala Iglesia, lo están haciendo porque en realidad, consciente o inconscientemente no quieren permanecer con Dios.
Cuando esto ocurre en el peor de los casos es que esta persona es cizaña, y por eso le es fácil permanecer en una iglesia que enseña cosas que no son de acuerdo a la escritura. Pero también puede ocurrir que sea un bebé espiritual, un auténtico hijo de Dios que no entiende muchas cosas, pero si realmente desea conocer a Dios, Dios le mostrará con el tiempo que debe abandonar esa iglesia, y buscar una donde se predique con fidelidad su palabra.
Esto mismo que estoy diciendo es todavía más fácil de entender en el caso de Jesús, quien siendo Dios, cuando alguien lo abandonaba por no estar de acuerdo con lo que el decía, obviamente estaba abandonando el camino de Dios.
Cuando muchos de esos discípulos se fueron, como la clave está en la permanencia, Jesús les dijo a los que le quedaron:
Juan 6.67–68 Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros? 68Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.
Estos que recibieron las mismas palabras de aquellos que se fueron, si permanecieron hasta el final, y tengamos en cuenta que su permanencia en el Señor los llevó a morir por el. Exceptuando a Judas.
Más adelante en el ministerio de Jesús podemos encontrar a otros que también comenzaron a seguirlo, a los cuales en determinado momento el Señor Jesús les dijo:
Juan 8:31 Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;
Ellos como dice el mismo Jesús, ya habían creído en él. Sin embargo la escritura nos enseña que no todos los que creen en él han nacido de nuevo, es decir aunque han creido todavía no son auténticos cristianos. ¿Por qué?
Porque podemos creer muchas cosas de Jesús que son verdad, como que él es amor, como que él es paciente, como que él es poderoso o generoso, o misericordioso… Y sin embargo no creer en algo que es tán importante que determina nuestra salvación.
¿Cual es ese aspecto tan importante que muchos pasan por alto? El apóstol Pablo lo dice de la siguiente manera:
Romanos 10.8–9 Esta es la palabra de fe que predicamos: 9que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.
Si una persona cree en todas las cosas que Dios es: Su grandeza, su poder, su omnipresencia, su sabiduría, su justicia… etc. Pero no lo reconoce como su Señor y como su Salvador… Esa persona no es cristiana, no es un hijo de Dios, no ha obtenido la salvación, Y si hace lo mismo que hacen los cristianos entonces es cizaña.
Se recordamos la razón por la cual aquellos que hacían lo mismo que los cristianos, no entraron a la presencia de Dios… Volvamos a leer:
Mateo 7.21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
Lo que los descalificó fue la desobediencia, el no hacer la voluntad de Dios. Y ojo: Reconocerlo como Señor no se trata de decir, que el es mi Señor, como dicen muchos, al igual que estos personajes del pasaje que le llaman Señor, Señor, pero no le obedecen.
Pero no se me vayan para el otro lado, es decir; la obediencia no nos salva, nos salva la fe. Pero cuando somos auténticos hijos de Dios, esa misma confianza que no salvo nos permite obedecer, de tal manera que la permanencia en la obediencia es la manifestación de que somos trigo, y no cizaña.
Y es por esta razón, qué a aquellos que comenzaron a creer en Jesús, Jesús les dijo:
Juan 8:31 Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;
Sólo aquel que permanece en la palabra es un auténtico hijo de Dios. Es trigo. Y no hay la menor duda, que permanecer en la palabra es vivir obedeciendo a la voluntad de Dios, que nos es manifestada a través de su palabra.
Esta obediencia debe ser permanente respecto de lo que ya sabemos, porque cuando no hay obediencia a lo que ya sabemos, esa mala actitud no nos permitirá seguir conociendo de Dios. Porque eso es lo que dijo Jesús… Al que tiene se le dará más y al que no tiene, lo poco que tiene se le quitara.
Pero cuando hay obediencia, el resultado será que poco a poco irá aumentando el conocimiento de Dios a través de la palabra, este conocimiento aumentará la exigencia, y el auténtico hijo de Dios seguirá obedeciendo hasta el final, hasta llegar a la estatura de Jesucristo. Así lo dice la escritura:
Efesios 4.13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;
Lo otro que hay que tener en cuenta, es que el lugar que Dios ha destinado para obtener este conocimiento es la iglesia, es por eso que el apóstol dice:
1 Juan 2.19 Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros.
La permanencia en la iglesia, entendiendo como la iglesia no el edificio sino el grupo de personas que conforman la Iglesia de Cristo, es también evidencia de serr un auténtico hijo de Dios. Y es por eso Dios a la iglesia le ha dado una serie de personajes con diferentes dones, para que ayuden a los cristianos a crecer en el conocimiento de Dios. Dice así:
Efesios 4.11–12 Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, 12a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,
Según esto un cristiano llanero solitario, que no pertenece a ninguna iglesia, o que va a todas, no es un cristianos que esté aportando al cuerpo, ni recibiendo del cuerpo, lo cual es un error.
Además; una de las razones de no pertenecer a ninguna iglesia es que no querere asumir ningún compromiso, ninguna responsabilidad, lo cual indudablemente es pecado. Y el otro extremo; el de ir a muchas iglesias, normalmente lo hacen los que son muy rebeldes y no se quieren sujetar en ningún lado… Y quienes acostumbras hacer esto están colocando un gran interrogante… Donde lo más posible es que sean cizaña.
El otro extremo es el de algunas iglesias que creen que los miembros son de su propiedad, lo cual tampoco es cierto, los discípulos en realidad son del Señor. Pero eso no quiere decir, insisto; que andar solo sea lo correcto. Y por esto la escritura también nos ordena:
Hebreos 10.23–25 Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. 24Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; 25no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.
La exhortación es a que no debemos dejar de reunirnos, más aún cuando el día del regreso del Señor se acerca… Y si esto escribieron hace 2000 años, con todo lo que está pasando ahora podemos tener la certeza de que está cerca nuestra redención.
En este tiempo por causa de esta situación de pandemia y de las normas impuestas por el gobierno, nos ha tocado estas reuniones virtuales. Y como ocurre con los hijos de Dios, como todas las cosas ayudan a bien esto ha permitido que se comparta un poco más el evangelio, y más es fácil para las personas prender su celular o computador para vernos, que trasladarse hasta la iglesia.
Nuevamente doy la bienvenida a las personas que hace poco se conectan y nos escuchan, aunque nunca ha venido a la iglesia, pero obviamente esperamos que al pasar esta situación si es lo que Dios permite, demuestren su fidelidad Dios asistiendo a las reuniones. Por ahora sigamos compartiendo a través de las redes esperando que no llegue el tiempo en que ni siquiera eso podamos hacer, porque puede suceder.
Cuando una iglesia predica el verdadero Evangelio, esta predicación va a producir dos diferentes resultados, al igual que sucedía cuando Jesús predicaba. El apóstol Pablo nos habla de esos diferentes resultados de la siguiente manera:
2 Corintios 2.14–16 Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento. 15Porque para Dios somos grato olor de Cristo en los que se salvan, y en los que se pierden; 16a éstos ciertamente olor de muerte para muerte, y a aquéllos olor de vida para vida. Y para estas cosas, ¿quién es suficiente?
Donde el primero y el mejor resultado es que en los que se salvan, ser grato olor significa, que ellos al recibir el Evangelio irán creciendo en el conocimiento de Dios, y este conocimiento trasformara sus vidas de tal manera que vivirán haciendo la voluntad de Dios.
Pero en los que se pierden, seremos olor de muerte. Lo cual quiere decir, qué habrá algunos que rechacen por completo el Evangelio y por supuesto también detestarán a los cristianos.
Pero independiente de los resultados de predicar el evangelio correcto, el apóstol continúa diciendo:
2 Corintios 2.17 Nosotros no andamos negociando con el mensaje de Dios, como hacen muchos; al contrario, hablamos con sinceridad delante de Dios, como enviados suyos que somos y por nuestra unión con Cristo.
Como quien dice; si hay algunos que se molestan al escuchar la verdad. Que pena, vamos a seguir diciendo la verdad porque el mensaje no es negociable. Además negociarlo no sólo es hacerle mal a las personas que lo escuchan, sino que traerá juicio de Dios sobre aquel que lo haga.
Lo otro que hay que tener en cuenta es que cuando una persona llega a la iglesia, no escucha el mensaje completo, sino que poco a poco lo va recibiendo.
Entonces puede pasar, que aquellos que aún no han reconocido a Jesús como su Señor, pero han permanecido en la iglesia esperando ciertas cosas que desean, que son importantes para el mundo, pero no para el reino de Dios… Al pasar el tiempo, llegara el momento en que escuchen enseñanzas que muestran su pecado, su amor al mundo, y entonces pueden tomar la decisión de no volver a la iglesia.
He visto a través de los años a algunos que han ingresado a la iglesia, y estan muy contentos hasta que se comienzan a dar enseñanzas acerca de la sujeción, y entonces, especialmente las esposas hacen lo que sea para sacar de la Iglesia a la familia. Y muchas lo logran, precisamente por la falta de autoridad de sus maridos.
Otros están felices hasta que se menciona el asunto el diezmo o la ofrenda y salen corriendo… Otros cuando se habla de una vida sexual sana, o de la obligación de perdonar de corazón a los que nos han hecho daño, o de pagar salarios justos, o de tener negocios legales, etc.
Y cuando esto sucede nuevamente volvemos a la misma pregunta: ¿Que son trigo o cizaña?
La primera opción con estos que se retiran por no renunciar a su pecado, es que sean cizaña, es decir no son auténticos hijos de Dios, no tienen la salvación asegurada, no tienen el poder de Dios para dejar el pecado, y por eso el pecado los aleja de la palabra en lugar de que la palabra los aleje del pecado.
Por esta razón hay cizaña que sale de la iglesia y según ellos se vuelven cristianos solitarios. A veces hasta terminar haciendo un grupito en su casa, y esta manera se dan contentillo convenciéndose que es lo correcto, cuando en realidad están huyendo de hacer la voluntad de Dios. (Viven un cristianismo a su manera y eso en realidad no es cristianismo)
Hay otros que siendo cizaña cambian de iglesia hasta que encuentran una iglesia en la que no mencionan su pecado, o peor aún en la que lo animan a seguir cometiendo su pecado, como en el caso de la codicia, el orgullo, la prepotencia, etc.
La segunda opción por la cual una persona sale de la Iglesia al escuchar el verdadero mensaje del Evangelio , es que es un auténtico cristiano que está en crisis, que por su amor al mundo o a cierto pecado, que es prácticamente lo mismo, está en una lucha interna para dejarlo… Pero si es un auténtico cristiano al final se sujetará al Señor, dejará su pecado, y volverá la iglesia. (Aunque hay algunos que en su orgullo no vuelven a la iglesia, pero si van a una buena iglesia deseando hacer lo correcto.)
Lo que quiero que quede muy claro es que hay una enorme diferencia entre la cizaña, y el trigo o auténtico cristiano que está en crisis. Y la diferencia es que el cristiano auténtico siempre termina obedeciéndole a Dios.
¿Cuanto tiempo se demora? No hay una medida. Y es por eso que cuando vemos que alguien está enredado en algún pecado y se demora tiempo en salir, no sabemos si es trigo o cizaña.
Hay una cantidad de textos bíblicos que confirman esto que estoy enseñando por ejemplo:
Pero déjeme repetirles lo que dije antes. La salvaciones por fe. Es imposible salvarse por medio de las obras. Pero las obras son una evidencia haber sido salvado, por eso leemos que cuando Dios juzgue dará:
Romanos 2:7 vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, 8pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia;
Lo cual quiere decir que si un cristiano es desobediente y pasando el tiempo no deja sus pecados, pues obviamente no es un auténtico Cristiano.
Otro texto que habla de que la clave esta en perseverar buscando hacer el bien, es el siguiente:
Santiago 1.23–25 Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. 24Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. 25Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.
Otro que habla de lo mismo:
2 Juan 8–9 Mirad por vosotros mismos, para que no perdáis el fruto de vuestro trabajo, sino que recibáis galardón completo. 9Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo.
En este nos aclara que hay que perseverar pero en una iglesia de sana doctrina, porque algunos salen de una iglesia de sana doctrina para perseverar en una iglesia torcida, demostrando que no son verdaderos hijos de Dios. Y este otro:
1 Corintios 15.1–2 Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; 2por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano.
Esto mismo es enseñado en la escritura usando la palabra practicar. Por ejemplo:
Romanos 1.32 quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican.
Gálatas 5.19–21 Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, 20idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, 21envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.
El problema no es cometer uno de estos pecados, arrepentirse y pedirle a Dios que nos ayude a salir… El problema está en cometer el pecado, y aún pedirle perdón a Dios con la intención de seguirlo cometiendo. Ese es el verdadero problema. La práctica del pecado.
1 Juan 1.6 Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad;
1 Juan 3.8 El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo.
Más claro no nos pueda hablar Dios en su palabra. La buena noticia es que como continúa diciendo:
1 Juan 3.9 Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.
El que ha nacido de nuevo, a dejado de ser hijo del diablo para convertirse en hijo de Dios. Y el hijo de Dios tiene el poder dado por Dios para dejar el pecado.
Y no sólo el poder de Dios, sino una serie de promesas que aseguran que si queremos hacer la voluntad de Dios la podemos hacer, porque Dios no dejará que seamos tentados más allá de nuestra capacidad, ni tampoco dejará que Satanás nos oblige a pecar…. Como puede hacer con los incrédulos.
Estas promesas las pueden encontrar en la página de la Iglesia en los temas básicos, la pueden estudiar en grupos de oración o células, porque es necesario conocer la verdad para poder creer y vivir una vida cristiana victoriosa.
El resultado de esta permanencia será que experimentaremos el fruto del Espíritu Santo. Que es:
Gálatas 5.22–23 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
Amado padre te damos gracias por esta situación… Porque tenemos la certeza que aún en medio de esta podemos vivir el auténtico cristianismo, Pues no depende de nuestra capacidad sino de todas las cosas que tú has hecho para que lleguemos a ser tus hijos y para que podamos hasta el final vivir obedeciendo…. Gracias por tu protección, tu provisión y tu cuidado amoroso…. Gracias porque tu palabra dice que ningún tiempo pasado fue mejor, lo cual quiere decir que frente a estas nuevas circunstancias siempre podemos seguir haciendo tu perfecta voluntad.