COMO ACERCARNOS A DIOS – PARTE 1
I. INTRODUCCIÓN
Es indudable que cuando comenzamos la vida cristiana, no sólo tenemos una ignorancia muy grande acerca de cómo debe ser nuestra relación con Dios, de que es lo que de verdad podemos esperar de él, sino que a esa falta de información, hay que añadirle una gran cantidad de conceptos completamente equivocados, de esquemas religiosos, de tradiciones, y de una gran cantidad de conclusiones personales acerca de todo lo recibido. Y todo esto hace que comenzar la vida cristiana sea una experiencia realmente nueva.
Esto quiere decir que; si en realidad ponemos empeño en vivirla, entonces de manera continua estaremos haciendo muchas, pero muchas preguntas. Y como no siempre tenemos a la persona adecuada para responder en todo momento lo que necesitamos saber, la recomendación que yo le hago a los que comienzan su cristianismo es: Haga caso a lo que vaya entendiendo. Así sea muy, pero muy poco.
Y no se preocupe por todo lo que desconoce, pues en la medida en que camine con Dios, estudie la escritura, ore, y asista a las reuniones de la iglesia, ira entendiendo cada vez más, y así podrá de manera continua seguir haciendo caso a Dios.
Al comenzar mi vida cristiana me preguntaba cosas como:
¿Existen realmente los extraterrestres? ¿Si existen son también pecadores? ¿Si son pecadores se salvan también a través de Cristo o como ocurre con ellos?¿Los animales se salvan? ¿Hay animales pecadores? ¿Si en el cielo no nos vamos a casar entonces tendremos… o no tendremos..? ¿Por qué no hay ángeles mujeres? O ¿hay ángeles mujeres? ¿Y los ángeles que tuvieron hijos con las mujeres de la tierra…?, ¿De qué edad o que apariencia física tendremos en la resurrección? ¿Dormiremos en aquella época? ¿Si comemos quien preparara la comida en el cielo? ¿Y nos bañaremos… Habrá agua caliente? ¿Podré ver a mis enemigos? Etc.
Ante semejantes preguntas, uno de los textos que me compartieron cuando no tenían respuesta fue:
Deuteronomio 29:29 Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley.
En otra versión ese texto dice:
Deuteronomio 29:29 Hay cosas que no sabemos: esas pertenecen al Señor nuestro Dios; pero hay cosas que nos han sido reveladas a nosotros y a nuestros hijos para que las cumplamos siempre: todos los mandamientos de esta ley.
Y entonces los hombres de aquella época debían vivir cumpliendo los mandamientos de la ley del viejo pacto. Eso conocía, eso debían vivir. Sin embargo ahora tenemos el Nuevo Pacto… Que es lo que debemos cumplir. Y la escritura nos hace una recomendación muy seria acerca de la importancia de vivir bajo las normas del Nuevo Pacto. Dice así:
Hebreos 2.1–3 Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. 2Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución, 3¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?
El asunto es, vuelvo e insisto. En nuestra relación con Dios, es importantísimo que vivamos de acuerdo al conocimiento que tenemos.
Al dar ciertas enseñanzas el Señor Jesús acostumbraba decir:
Marcos 4.23 Si alguno tiene oídos para oír, oiga.
Y como por supuesto todos tenía oídos, al decir esto se estaba refiriendo a la disposición que debe haber en nuestro corazón para aceptar sus verdades. Sin embargo, en cierta ocasión después de decir esto añadio:
Marcos 4.24 Les dijo también: Mirad lo que oís; porque con la medida con que medís, os será medido, y aun se os añadirá a vosotros los que oís.
“Mirad lo que oís” Dando entender, que Dios también nos hace responsable de las enseñanzas que hemos recibido, si hemos escuchado con buena actitud entonces las habremos entendido y obviamente debemos obedecerlas.
Si las hemos escuchado con mala actitud, seguramente las rechazaremos. Y por eso Jesús continuo diciendo:
Marcos 4.25 Porque al que tiene, se le dará; y al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.
Dando a entender que cuando estamos dispuestos, es decir; cuando estamos obedeciendo lo que vamos aprendiendo cada vez tendremos más conocimiento, pero cuando no, lo poco que entendemos lo perderemos…
Todo esto quiere decir; que Dios no nos juzgará o no nos disciplinará por lo que no sabíamos que teníamos que hacer. Sin embargo; como los pecados por ignorancia también perjudican nuestra vida, por esto Dios nos exhorta a recibir cada vez más el conocimiento que nos permite disfrutar de la salvación.
Eso en otras palabras quiere decir: Qué nuestra vida tiene que ir cambiando de manera continua… Cristiano que no continúa cambiando es un cristiano que se estanco, y con el tiempo según leímos: “Aún lo que tiene se le quitará”.
Respecto de la obediencia a lo que conocemos, hay dos errores que la gente comete. El primero es el de aquellos que como conocen muy poco, piensan que ese poco conocimiento no es suficiente para comenzar a obedecer a Dios, y no le obedecen. Y aunque puede parecer una disculpa válida en realidad es rebelión contra Dios.
Al pueblo de Israel que en ciertas ocasiones tuvo esa mala actitud, Dios a través de su profeta les dijo:
Isaías 58.1–3 Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su pecado. 2Que me buscan cada día, y quieren saber mis caminos, como gente que hubiese hecho justicia, y que no hubiese dejado la ley de su Dios; me piden justos juicios, y quieren acercarse a Dios.3¿Por qué, dicen, ayunamos, y no hiciste caso; humillamos nuestras almas, y no te diste por entendido? He aquí que en el día de vuestro ayuno buscáis vuestro propio gusto, y oprimís a todos vuestros trabajadores.
Si a lo poco que conocemos de Dios no le hacemos caso, por insignificante que nos parezca ese conocimiento, eso es rebeldía. Y es rebeldía disfrazada, cuando insistimos en conocer más de Dios, ya sea escuchando a sus profetas o escudriñando la escritura, cuando en realidad lo que queremos conocer, es para lograr hacer las cosas que nosotros deseamos, y no verdaderamente la voluntad de Dios.
Las primeras instrucciones que se le dan a los nuevos creyentes son: Estudiar las escrituras, orar, asistir regularmente a la iglesia, y si tienen preguntas busquen a su pastor o a su líder espiritual para resolverlas.
Sin embargo, a los niños pequeñitos se les enseña que el agua de los charcos no se debe tomar… Pero: ¿Será que cuando viejos si pueden tomar agua de los charcos? Pues no. Digo esto porque los viejos creyentes también deben: Estudiar las escrituras, orar, asistir regularmente a la iglesia, y si tienen preguntas deben buscar a su postor por líder espiritual para resolverlas.
Siendo nuestra relación con Dios tan importante, lo más sensato que podemos hacer es ir aplicando aún lo poco que vayamos conociendo. Además si no lo hacemos Dios no nos revelará más.
El otro error es el de aquellos que como no logran entender a cabalidad todo el asunto, entonces prefieren esperar para entenderlo completamente, y entonces si comenzar a aplicarlo en su vida.
Esta posición también es equivocada, puesto que la escritura dice:
1 Corintios 8:1 El conocimiento envanece, pero el amor edifica. 2Y si alguno se imagina que sabe algo, aún no sabe nada como debe saberlo. 3Pero si alguno ama a Dios, es conocido por él…
Este pasaje coloca por encima del conocimiento, el amor. El amor de Dios edifica nuestras vidas, y cuando alguien ama a Dios es porque verdaderamente es un hijo de Dios, que ha comenzado a conocer a Dios y es conocido por Dios.
Pero ojo, el amor a Dios, el verdadero amor a Dios es manifestado por sus hijos a través de la obediencia. El Señor Jesús dijo:
Juan 14.15 Si me amáis, guardad mis mandamientos.
Y la verdad no creo alguno sea capaz de engañar a Dios, es decir decir; a lo mucho se engañara asimismo diciendo que ama a Dios, pero mostrará la realidad de su falta de amor al desobedecerle.
Lo otro que dice el texto anterior es: Y si alguno se imagina que sabe algo, aún no sabe nada como debe saberlo
El que cree que ya sabe algo… No tienen ni idea de cuánto realmente está desconociendo. Por eso esperar a conocer a cabalidad todo cierto asunto, para comenzar a actuar, es una necedad en la vida cristiana.
Por eso lo que una persona que realmente quiere relacionarse bien con Dios, debe hacer, es; comenzar a obedecer lo poco que conoce, en el momento en que lo conoce.
Pero déjeme ir un poco más profundo para mostrar lo que es una buena actitud. Cuando una persona realmente quiere caminar con Dios, para comenzar a obedecer a Dios, no tiene que esperar a comenzar a leer la biblia, ni a escuchar el consejo de algún cristiano…
Cuando una persona de verdad quiere relacionarse con Dios lo primero que hace es tomar la decisión de dejar de hacer, lo que sabe qué está haciendo que está mal hecho.
Por no cumplir con esta condición es que a muchos no les agrada el mensaje de Dios. (El verdadero mensaje de Dios) Porque han vivido haciendo cosas que saben, sin necesidad de leer la Biblia, que no agradan a Dios. Y pretenden buscarlo sin haber tomado la decisión de cambiar en aquellas cosas.
Y resulta que sí sabemos que algo que estamos haciendo esta mal, si no tomamos la decisión de dejar de hacerlo cuando nos acercamos a Dios, entonces ésa rebeldía, esa mala actitud nos impedirá recibir la verdad de Dios que nos puede salvar. El Señor Jesús lo dijo así:
Juan 3.19–20 Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. 20Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas.
Si una persona es codiciosa, o mentirosa, o está haciendo cosas que sabe que no son correctas y no quiere dejar de hacerlas, al venir a la iglesia, esa actitud le hará rechazar el mensaje de Dios y entonces no recibirá la luz necesaria para ser salvo.
Pero si alguno al buscar a Dios, lo primero que piensa es: Voy a enderezar mi vida. Y toma la decisión de dejar de hacer aquellas cosas que sabe que están mal hechas, así sea muy pocas. Esta persona será realmente bendecida en su vida espiritual.
Cuando una persona actúa así, se dice de esta que es una persona recta, íntegra, de una sola pieza, de un solo sentir. Y no hay duda que Dios bendice a las personas que viven así.
Lo opuesto a esto es el comportamiento de aquellas personas que hacen lo bueno, pero sólo cuando ellos creen que las circunstancias le favorecen si hacen lo bueno, pero si las circunstancias no le parecen favorables, entonces vuelven y hacen lo malo.
Su comportamiento no es regido por una actitud de rectitud, sino por lo favorable o desfavorable que vea las circunstancias.
Alguien pregunta: ¿Fulano es cumplido? Otro responde; Depende. ¿Depende de que? De sí por causa de las circunstancias el cree que le conviene cumplir. Si cree que no le favorece, no cumple.
¿Me vendes eso en tanto? Si claro que si. Luego le ofrecen más, y no cumple con el primero. ¿Vienes a las cuatro? si. Pero luego aparece algo que le interesa más, y no cumple.
Este comportamiento es falta de integridad, de rectitud, y como es por causa de Dios que debemos ser rectos, entonces este comportamiento evidencia sin lugar a dudas falta de confianza en Dios.
Y la consecuencia de esta mala actitud dice la escritura:
Santiago 1:6 al 8 Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. 7No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. 8El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.
La desobediencia o la inconstancia que nos lleva a no ser íntegros, a no actuar con rectitud, hace que de parte de Dios no recibamos lo que realmente necesitamos. Es decir el conocimiento de El y de su voluntad.
Todo esto puede ser resumido al decir que todos los hombres debemos vivir de acuerdo a nuestra conciencia, una conciencia que gracias al conocimiento de Dios se irá renovando cada vez más y más, de tal manera que llegará el momento en que realmente estemos haciendo la perfecta voluntad de Dios.
Volviendo al texto de Corintios que estamos mirando.
1 Corintios 8:2 Y si alguno se imagina que sabe algo, aún no sabe nada como debe saberlo…
La famosa frase de: “Sólo sé que nada sé” Que según algunos no tiene nada de humilde, pues dicen que es la declaración de alguien que su gran conocimiento lo lleva entender qué es mucho más lo que desconoce, es igual a lo que la escritura dice, acerca de que llegar a tener el conocimiento pleno de algo, es algo que parece que sólo Dios puede hacer.
Eso quiere decir que nuestra relación con Dios no puede estar basada en el conocimiento pleno, ya que nadie lo podrá alcanzar, por lo tanto, nuestra relación con Dios está basada en; un poquito de conocimiento, más mucha confianza en él.
Esto es muy importante tenerlo claro: Lo que nos debe llevar a obedecer a Dios no es el conocimiento sino la fe.
¿QUÉ HACER CON LA RAZÓN?
Eso quiere decir que muchas veces hay que dejar a un lado la razón y el conocimiento, para poder seguir a Dios. Algo que a los orgullosos les cuesta mucho trabajo hacer, y por eso continuamente por seguir a su razón, no le creen y desobedecen a Dios.
Quiero aclarar: Podríamos seguir a Dios con nuestra razón si tuviéramos el conocimiento completo de todas las cosas, porque lo que Dios nos pide hacer siempre es súper, súper razonable. La escritura dice, y es uno de mis textos favoritos:
Proverbios 8.8–9 Justas son todas las razones de mi boca; No hay en ellas cosa perversa ni torcida. 9 Todas ellas son rectas al que entiende, Y razonables a los que han hallado sabiduría.
Notemos que el texto dice; que cuando uno ha hallado la sabiduría, todo lo que Dios dice y ordena, uno lo ve recto y razonable.
Por esto; cuando algún mandato, cuando algún deseo, cuando la voluntad de Dios para nuestra vida no nos parece razonable, la realidad no es que no sea razonable, sino que somos muy burros, muy ignorantes y por eso no entendemos lo bueno y lo razonable del mandato de Dios.
Y es por eso que es un grave error seguir a Dios con nuestra razón. Algunos esto les parece que es como una locura, como un lavado de cerebro. Sin embargo los que piensan que está mal hacer esto con Dios, sin darse cuenta de manera continua lo hacen con otro tipo de relaciones. Y no les parece mal. Por ejemplo:
Cuando alguien va al médico, y por causa de una delicada enfermedad el médico le receta ciertos medicamentos, la gente, aunque no entienda cómo funciona el medicamento, se lo toma.
De hecho hemos tomado muchos medicamentos que no sirven, qué traen daños colaterales peores, y nos los hemos tomado porque confiamos en lo que el médico dijo.
El médico confía en lo que los laboratorios le dicen, también sin entender como exactamente funciona o porque funciona el medicamento. Los laboratorios que lo venden confían en lo que un fulano científico dice, aunque haya metido las patas.
Y así sucede con muchas cosas que hacemos los hombres, cosas que hacemos por confiar en los demás, sin tener el conocimiento suficiente para apoyarnos en la razón.
Pero siendo Dios quien nos ordena, un Dios infalible, poderoso, perfecto. ¿Como se nos ocurre dudar de él, sólo porque no logramos entenderlo?.
Esto quiere decir que si usted quiere verdaderamente hacer la voluntad de Dios, muchas veces tendrá que echar sus razonamientos entre el bolsillo, y esperar que Dios, si a él le place, más adelante le explique las razones por las cuales existe ese principio, o la razones por las cuales le ha dado a usted esa orden. O las razones por las cuales lo ha colocado a usted en ciertas circunstancias.
Con el tiempo he aprendido que cuando estoy enseñando las cosas de Dios, y alguien dice que no entiende algo, hay que aprender a discernir qué que es lo que no está entendiendo.
Esta situación la comparo a la conversación que un marido puede tener con su esposa, o un hombre con una mujer, donde los hombres tenemos que aprender a leer entre líneas… Con Dios, siendo la iglesia la esposa del Cordero también hay que leer entre líneas para ver qué que es lo que el creyente está tratando de decir, cuando dice que no entiende algo.
Siendo así, yo pregunto: ¿Qué es lo que no entiendes? ¿La orden, el mandato, el principio? ¿O las razones por las cuales Dios lo ordena?
Por ejemplo: El hombre debe ser cabeza del hogar. ¿No entiende que significa que el hombre sea cabeza, o no entiende por qué Dios puso al hombre como cabeza?
El Señor dice: Todos deben sujetarse a la autoridad. ¿No entiende que es sujetarse a la autoridad, o no entiende las razones por las cuales debe sujetarse?
El asunto del diezmo. ¿No entiende cómo hacer las cuentas para sacar el diezmo o no entiende las razones por las que debe diezmar?
La abstinencia sexual hasta el matrimonio. ¿No entiende que significa esa abstinencia sexual o no entiende las razones por las cuales Dios lo ordena de esa manera?
Asistir con regularidad a las reuniones en la iglesia. ¿No entiende que significa venir a la iglesia, o no entiende las razones por las cuales no deben faltar?
En todos estos y en los otros muchos casos que se puedan presentar, tenemos que aprender a obedecer los principios y los mandatos dados por Dios, así no entendamos la razón por la cual el lo puso de esa manera.
(Muchas veces después de obedecer es que entendemos la razones, y por supuesto no todas sino algunas no más.)
EL PÉNDULO
Otra de las cosas que debemos tener en cuenta en este proceso de aprender a conocer a Dios y su palabra, es que puede pasar que encontremos en la escritura enseñanzas supremamente claras y enfáticas respecto de algún tema, sin embargo estas enseñanzas parecen oponerse a otras enseñanzas que también son claras y enfáticas en la escritura.
Uno de estos conflictos muy claros y opuestos es el conflicto entre la forma como entendemos la predestinación o soberanía de Dios, y la responsabilidad moral del hombre respecto de sus acciones.
En estos casos debemos aprender a aceptar ambas verdades y conciliarlas de tal manera que no haya conflicto.
El primer error que se tiende a cometer en esto es dar validez a uno sólo de los principios eliminando completamente el otro. (Creo que este es un conflicto cuasi eterno entre los Arminianos y los Calvinistas)
Uno de estos grupos dice:
Isaías 43:13 Aun antes que hubiera día, yo era; y no hay quien de mi mano libre. Lo que hago yo, ¿quién lo estorbará?
Como lo que Dios hace nadie lo puede estorbar; quiere decir que sí un hombre está predestinado para salvarse o para condenarse. Entonces no importa absolutamente nada lo que el hombre haga su destino se cumplirá.
Eso quiere decir, según ellos, que si un hombre estaba predestinado para salvarse, no importa cuántas barbaridades haga de todos modos al final se salvará. O si está predestinado para condenarse no importa cuánto busque a Dios, o cuanto le obedezca, porque de todos modos se condenara.
El otro grupo dice:
Gálatas 6:7 No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.
Apoyándose en este texto que dice que el hombre recibirá las consecuencias de lo que haga.. Ellos entonces dicen que Dios creó al hombre, lo echo en el mundo, le dio reglas, y todo absolutamente todo lo que le suceda al hombre será consecuencia de lo que haga.
La conclusión en el primer planteamiento es: No importa nada lo que el hombre haga, porque sólo va a suceder lo que Dios ha determinado. Y la conclusión del segundo planteamiento es: Dios no hace absolutamente nada, pues el ha determinado que todo depende exclusivamente de lo que el hombre haga.
Ambos planteamientos son equivocados, pues la escritura con toda claridad habla por un lado de la soberanía de Dios, y por otro lado de la responsabilidad del hombre respecto de sus decisiones. Y en cada uno de estos planteamientos a alguna de estas verdades elimina, lo cual no es correcto.
¿EL CONFLICTO?
En uno de los estudios que hecho para los pastores en una de las secciones planteó, porque así lo enseña la escritura, que Dios es soberano.
Tan soberano es Dios, que cualquier cosa que le suceda a usted es porque Dios en su soberanía lo determinó de esta manera.
El propósito de esta enseñanza es contrarrestar la necia actitud del hombre de no entender que está siendo tratado por Dios, a través de las circunstancias que suceden a su alrededor.
El estudio dice así: Después de las terribles calamidades sucedidas al pueblo de Israel, el profeta jeremías le pregunta a Dios acerca de lo sucedido y la respuesta que recibe que es:
Lamentaciones 3:38 Tanto los bienes como los males vienen porque el Altísimo así lo dispone.
¿Porque creen ustedes que Dios le respondió así? ¿Porque no simplemente le dijo: Todo sucede porque yo lo ordeno? Por qué desgloso; “Tanto los bienes como los males”
¿Será por la tendencia equivocada y enfermiza de pensar que entre de las cosas que nos suceden, lo bueno procede Dios, y lo malo procede del diablo?
Cuando alguien cree que lo bueno procede Dios, y lo malo procede del diablo. Cuando le sucedan cosas malas le echará la culpa al diablo, y como el diablo es malo, no tiene que preguntarse qué le está haciendo mal, no tiene que revisar su conciencia. Es evidente que el que está haciendo mal es el diablo, y lo que tiene que hacer es aprender a defenderse.
Esto mismo en diferentes niveles es visto así:
Si una persona no cree que Dios como soberano defina lo que le sucede. Entonces pensara que las cosas le suceden porque él es de buenas, o el es de malas. Y la solución para esto será hacerse un riego para la buena suerte.
Si una persona no cree que Dios sea soberano, y cree que las cosas le suceden porque la gente es buena o porque la gente es mala. Entonces se preparará para ser un lambón o para defenderse de la gente.
Si una persona no cree que Dios es soberano, y cree que las cosas le suceden por que el cochino diablo metió las uñas. Entonces se volverá un experto en la guerra espiritual.
Y no importa lo que crea usted, ni el método que use para defenderse, puede prepararse, armarse y cuidarse en extremo para que no le vuelva a suceder… Pero si Dios ve necesario seguir tratando su vida le volverá a suceder. Nada lo impedirá.
El pueblo de Israel a pasado por muchas situaciones supremamente difíciles por causa de su rebeldía. Pero ellos no lo ven así, ellos creen que el mundo es malo y por eso han tomado todas las precauciones necesarias para que no les vuelva a suceder…
La profecía dice que les volverá a suceder con el anticristo, y a través de esa gran tribulación por fin, dice la escritura:
Zacarías 12.10 Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito.
Por fin reconocerán que se equivocaron con Jesús y lo aceptarán como su Señor, obteniendo así su salvación.
Han pasado muchísimo sufrimiento a través de todas las épocas por no aceptar la soberanía de Dios, por pensar que es cuestión de la maldad de los seres humanos…
Es por eso que si nosotros aceptamos, que absolutamente todas las cosas, que llamamos buenas o llamamos malas nos suceden porque Dios lo ha ordenado, entonces podemos comenzar a hablar verdaderamente con Dios. Y descubriremos que Dios si quiere bendecirnos pero no con la soñada e irreal bendición que los cristianos se han inventado por su ignorancia y avaricia, sino con la verdadera bendición de Dios.
La verdadera bendición de Dios es algo que el mundo no puede ver, ni tocar, ni oler, ni siquiera imaginar, pero que tiene eterno peso de gloria.
Sin embargo ante esta clara enseñanza de la escritura, algunos se preguntan: Si Dios es soberano, y él decide lo que ha de suceder, entonces para que oro, más aún, para que hago las cosas que creo que debo hacer si de todos modos Dios es soberano.
La respuesta a este tema que parece contradictorio está en entender que hay dos clases de soberanía. En primer lugar esta la:
SOBERANÍA PARA QUE LAS OBRAS DE DIOS SE MANIFIESTEN
Son todas aquellas cosas que han sucedido y suceden a nuestro alrededor, que han sido planeadas y ejecutadas por Dios, para preparar el terreno y glorificarse en nuestras vidas. Un ejemplo de ello:
Juan 9:1 al 3 Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. 2Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego? 3Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él.
Al igual que con este joven, hay cosas que Dios en su soberanía ha ordenado que nos pasen a cada uno de nosotros, que no puede decirse que sucedieron por causa de nuestras decisiones, pues sucedieron sin que tomáramos decisiones.
Algunos piensan que esas cosas nos sucedieron por causa de las decisiones de nuestros Padres, pero Jesús tampoco responsabilizó a los padres de la ceguera de este joven, simplemente dijo que Dios hizo eso de esa manera, para preparar el terreno para que Dios se manifieste en la vida de esta persona. Y efectivamente así sucedió.
Eso quiere decir que hay muchas cosas que nos han sucedido que fueron ordenadas por Dios, llámese buenas o malas, para preparar el terreno y que Dios pueda glorificarse en nuestra vida. Por ejemplo: diferentes sexos, diferentes padres, diferentes lugares, diferentes tiempos, diferentes dones, talentos y habilidades, etc.
LA SOBERANÍA QUE DEPENDE DE NUESTRO CORAZÓN
Pero también existe el otro paquete de cosas que nos suceden, las cuales si tienen íntima relación con lo que hay en nuestro corazón, cosas que tiene relación con las decisiones que hemos tomado y con las acciones que hemos realizado. Un ejemplo claro de esto en las escrituras lo encontramos en la vida de Jonás:
Jonás 1:1 al 4… Vino palabra de Jehová a Jonás hijo de Amitai, diciendo: 2Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y pregona contra ella; porque ha subido su maldad delante de mí. 3Y Jonás se levantó para huir de la presencia de Jehová a Tarsis, y descendió a Jope, y halló una nave que partía para Tarsis; y pagando su pasaje, entró en ella para irse con ellos a Tarsis, lejos de la presencia de Jehová. 4Pero Jehová hizo levantar un gran viento en el mar, y hubo en el mar una tempestad tan grande que se pensó que se partiría la nave. 5Y los marineros tuvieron miedo….
La historia continúa y nos cuenta que cada uno clamaba a su Dios pero sin resultado, y entonces se preguntaron por causa de quién les había venido este mal; echaron suertes y cayó sobre Jonás. Este reconoció que huía de Jehová, y cuando ellos preguntaron qué hacer, el les dijo que lo echaran al mar y que el mar se calmaría. Eso hicieron y efectivamente el mar se calmó y producto de este testimonio se convirtieron y ofrecieron sacrificio e hicieron votos al Señor…
La pregunta que nos podemos hacer es: ¿Qué esperaba Jonás que sucediera cuando lo echaran al mar? ¿Sobrevivir nadando en un mar tempestuoso? Si eso que era lo que pensaba, este hombre estaba embrutecido por su rebeldía, porque lo normal en esa situación es que la mayoría se ahoga.
No podemos asegurarlo pero; es muy posible que este hombre prefiriera ahogarse que hacer la voluntad de Dios. (Hoy algunos pareciera que prefieren el infierno que hacer la voluntad de Dios) o que Jonás pensara que; nadando se libraría de hacer la voluntad de Dios.
Según algunos lo que parece explicar el comportamiento del profeta, es que el pueblo al cual se le mandó a advertirle de un inminente juicio de parte de Dios, era un pueblo que había sido enemigo y había hecho sufrir al pueblo de Israel.
Pero cuando este hombre toma esta fuerte determinación de ir por un camino diferente del señalado por Dios, este hombre se enfrenta a la voluntad de Dios lo cual va a alterar las decisiones de Dios, es decir su soberanía.
Pero: ¿Puede alguien escapar a la soberanía de Dios? La respuesta es no, el Señor dice:
Deuteronomio 32:39 Ved ahora que yo, yo soy, Y no hay dioses conmigo; Yo hago morir, y yo hago vivir; Yo hiero, y yo sano; Y no hay quien pueda librar de mi mano.
Esa soberanía unida al amor de Dios, en realidad a todo lo que Dios es, es la que ordena cada cosa que ha sucedido y sucede a nuestro alrededor, con el propósito de cumplir su plan en cada uno de nosotros.
Eso quiere decir que si Jonás ante el llamado de Dios, hubiese tomado la decisión correcta, no estaría en ese barco a punto de ser arrojado al mar. O que si Jonás al ver la tempestad y al ver que las suertes cayeron sobre él, si él hubiese recapacitado en su corazón y cambiado la decisión, tampoco estaría a punto de ser arrojado al mar.
LAS DECISIONES Y LA RESPONSABILIDAD POR LAS DECISIONES VAN JUNTAS
Creo que a la gran mayoría de los hombres nos gusta tomar decisiones, de hecho muchos de los problemas de los hombres se originan por la toma de decisiones, porque nos fascina decidir, nos gusta sentirnos que tenemos el control, el poder y la libertad de tomar decisiones.
Y ciertamente Dios nos ha dado la libertad de tomar decisiones, pero esa libertad viene junto con la responsabilidad por las decisiones que hayamos tomado. Usted manda; usted responde. Usted decide; usted asume las consecuencias.
El problema es que los hombres, quieren tener la libertad de decidir pero no quieren asumir la responsabilidad por sus decisiones, y para quienes piensan de esta manera, para quienes piensan que de sus malas decisiones no cosecharán las consecuencias, déjenme decirles que como Dios es soberano, absolutamente nadie podrá escapar de las consecuencias de sus decisiones.
Lo cual aplicado a la historia que estamos leyendo, quiere decir que las cosas que le estaban sucediendo a Jonás, eran consecuencia de sus decisiones. La historia continúa y nos cuenta:
Jonás 1:17 Pero Jehová tenía preparado un gran pez que tragase a Jonás; y estuvo Jonás en el vientre del pez tres días y tres noches.
¿Pero creen ustedes que esto es lo que este hombre había pensado que iba a suceder? No.
Cuando este hombre salió huyendo de la voluntad de Dios no espero que una tormenta lo detuviera; igualmente cuando este hombre decidió tal vez suicidarse antes que hacer la voluntad de Dios, tampoco esperó terminar en el vientre de un pez, y seguir allí con vida.
Pero como Dios es soberano, este hombre termina allí, en la barriga de un gran pez, por causa de lo que había en su corazón.
Pregunto: ¿En medio de qué situación se encuentra usted producto de su corazón?
¿Está viviendo en medio de una situación muy agradable como consecuencia de lo que hay en su corazón? O ¿Está viviendo en medio de un desierto espiritual como consecuencia de lo que hay en su corazón? O ¿Está viviendo una situación espantosa y muy dolorosa como consecuencia de lo que hay en su corazón?
Y si está en medio de esa situación como consecuencia de lo que hay en su corazón: ¿A quién piensa usted culpar? O ¿A quién se va dirigir para quejarse? O ¿A quién le va a rogar para que su situación cambie?
La historia de Jonás continúa y después de tres días en el vientre del pez, por fin Jonás dice:
Jonás 2:9 al 10 Mas yo con voz de alabanza te ofreceré sacrificios; Pagaré lo que prometí. La salvación es de Jehová. 10Y mandó Jehová al pez, y vomitó a Jonás en tierra.
Pero: ¿Qué hubiera sucedido si Jonás hubiera seguido firme en su decisión de no hacer la voluntad de Dios? No lo sabemos, más aún ni siquiera sabemos si su historia estaría en las escrituras. Pero lo que sí debemos aceptar sin ninguna duda, es que absolutamente nadie puede escapar de la soberanía de Dios, que es igual a decir, que nadie puede escapar de las consecuencias de sus decisiones.
¿Pero quiere esto decir que….
¿ESTÁ AMARRADA LA SOBERANÍA DE DIOS A NUESTRAS DECISIONES?
Cuando decimos que Dios es soberano, por un lado debemos entender que aunque pareciera que nosotros tuviéramos el control de ciertas cosas, que aunque pareciera que las cosas pasan por qué nosotros hacemos algo para que pasen, a la hora de la verdad lo cierto es que las cosas van a pasar sólo, y sólo como a Dios le plazca hacerlo.
Cuando decimos que Dios es soberano estamos diciendo que usted no puede con su poder, influencias o su sabiduría, hacer que las cosas pasen de manera diferente a como Dios quiere que pasen.
Dios a través del profeta le mostró al rey de Israel que iba a morir… El rey trato de evitarlo:
1 Reyes 22:30, 34, 37 Y el rey de Israel dijo a Josafat: Yo me disfrazaré, y entraré en la batalla; y tú ponte tus vestidos. Y el rey de Israel se disfrazó, y entró en la batalla….. 34Y un hombre disparó su arco a la ventura e hirió al rey de Israel por entre las junturas de la armadura…. 37Murió, pues, el rey, y fue traído a Samaria; y sepultaron al rey en Samaria. 38Y lavaron el carro en el estanque de Samaria; y los perros lamieron su sangre (y también las rameras se lavaban allí), conforme a la palabra que Jehová había hablado.
Nadie puede escapar de la soberanía de Dios, nadie usando su poder, sus riquezas, o sus influencias, puede escapar de las decisiones que Dios tome sobre su vida.
Pero hay algo que sí puede cambiar las decisiones que Dios ha tomado. Y eso es; nuestro corazón.
Pero: ¿Cómo es posible que nuestro corazón pueda afectar la soberanía de Dios, cuando Dios no necesita de nada, ni de nadie para ser Dios?
La respuesta es; nuestro corazón si puede cambiar las decisiones que Dios en su soberanía ha tomado, porque Dios es justo, bueno y misericordioso. Y eso quiere decir que aunque Dios tiene absolutamente todo el poder para hacer todo lo que él quiera, él jamás, entiéndalo bien, él jamás actuará con injusticia. Por eso cuando el Señor vio lo que el pueblo de Nínive hizo:
Jonás 3:4 al 10 Y comenzó Jonás a entrar por la ciudad, camino de un día, y predicaba diciendo: De aquí a cuarenta días Nínive será destruida. 5Y los hombres de Nínive creyeron a Dios, y proclamaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor de ellos.
6Y llegó la noticia hasta el rey de Nínive, y se levantó de su silla, se despojó de su vestido, y se cubrió de cilicio y se sentó sobre ceniza. 7E hizo proclamar y anunciar en Nínive, por mandato del rey y de sus grandes, diciendo: Hombres y animales, bueyes y ovejas, no gusten cosa alguna; no se les dé alimento, ni beban agua; 8sino cúbranse de cilicio hombres y animales, y clamen a Dios fuertemente; y conviértase cada uno de su mal camino, de la rapiña que hay en sus manos. 9¿Quién sabe si se volverá y se arrepentirá Dios, y se apartará del ardor de su ira, y no pereceremos? 10Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino; y se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo.
Este pueblo al arrepentirse de corazón logró cambiar la decisión que Dios había tomado de destruirlos.
¿QUIERES CAMBIAR LO QUE ESTÁ SUCEDIENDO A TU ALREDEDOR O QUIERES CAMBIAR LO QUE ESTÁ DETERMINADO QUE TE SUCEDA?… HAZLE CASO AL SEÑOR.