I. INTRODUCCIÓN
Aunque llevo 48 años estudiando las escrituras, estoy seguro que mi ignorancia acerca de las cosas de Dios todavía es muy grande, y por eso al pasar por los mismos pasajes de siempre todavía Dios me permite ver cosas, que al darme más comprensión de la realidad me asombran.
Como por ejemplo el siguiente texto, donde el apóstol menciona lo que ha ocurrido en nuestras vidas… Es decir la transformación que Dios ha hecho para sacarnos de la esclavitud, de tal manera que pudiéramos vivir haciendo la voluntad de Dios. Dice:
Romanos 6:17–18 Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; 18y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia.
Y lo que me impresionó de este pasaje es la descripción que se hace de nuestra esclavitud, es decir es algo tan horrible que las palabras que usa no son nada agradables. Por ejemplo:
Romanos 6:19 Hablo como humano, por vuestra humana debilidad; que así como para iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia.
Dice que éramos personas inicuas y que usábamos lo que teníamos para servir a la inmundicia … Y la pregunta es: ¿Cuántos de nosotros éramos conscientes que lo que Dios nos había dado lo estábamos usando para servir a la inmundicia?
En el pasaje anterior decía que éramos esclavos, un esclavo no hace lo que quiere, un esclavo atiende a los deseos y mandatos de su amo. Es decir no éramos libres para hacer lo que queríamos, y aunque pensábamos que sí lo éramos, la realidad es que estabamos siendo usados por Satanás para hacer lo que él quería que hiciéramos.
Y lo que él quería es como dice el pasaje que sirviéramos a la inmundicia, y aunque no seamos conscientes, nuestras vidas colaboraban para que la inmundicia tomara cada vez más fuerza en el mundo.
Esta semana estaba viendo una serie de televisión donde la niña queda embarazada y decide abortar con el apoyo de la mamá, de los médicos, de los amigos, y cuando en cierto momento trata de sentirse mal, todos le dicen que no se sienta mal, que hizo lo correcto, que tenía derecho, que como iba a dañar su vida tan joven… Y eso es servir a la inmundicia! Porque es lo que los jóvenes ven, pervirtiendo en ellos su manera de pensar.
Cada vez que aconsejamos o apoyamos a alguien a tomar un camino que no es de Dios, estamos actuando como esclavos del pecado y estamos sirviendo a la inmundicia. Y la pregunta que quiero que nos hagamos es: ¿Eramos o somos conscientes de lo grande que era o es nuestra maldad?
Pero no digo esto para que se sientan mal… Por dos razones. La primera porque hemos ido perdonados y según la escritura Dios nos ve tan justos como ve justo al Señor Jesucristo, y es por eso que Dios puede relacionarse con nosotros.
Y la segunda razón por la cual no creo que nos debamos sentir mal por causa de nuestro pasado, es porque el pasaje continúa diciendo:
Romanos 6.20 Cuando eran esclavos del pecado, estaban libres de la obligación de hacer lo correcto.
¿Que entienden a leer este pasaje? Lo que este texto está diciendo es que que antes de Nacer de Nuevo no teníamos ninguna obligación de hacer lo correcto… ¿Se imaginan?
Es decir; este texto habla de la total incapacidad que teníamos todos nosotros para hacer la voluntad de Dios, y por eso Dios a ningún incrédulo le puede exigir que haga su voluntad, pues sería injusto que Dios exigiese algo que los hombres no pueden hacer.
Esto es igual a decir que nosotros como cristianos no podemos exigirle a un no cristiano, qué viva haciendo la voluntad de Dios, pues sería injusto pedirle algo que no es capaz de hacer.
Esa es también la razón por la cual los incrédulos pueden vivir prácticamente como animales porque eso es lo único que pueden hacer… Y esa es también la razón por la cual Dios no condena a ningún incrédulo por su maldad, así como tampoco Dios no condena a un niño que no ha llegado a la edad de recibir y entender el llamado de Dios.
Pero cuando alguien es llamado por Dios, (y el llamado le llega a todos los hombres en algún momento de su vida y por más de una vez,) y esta persona no acepta este llamado, desde ese momento queda en condenación, y tiene hasta el resto de su vida para arrepentirse, y si no lo hace ira a la condenación eterna, pero no precisamente por su maldad sino por no aceptar el llamado de Dios. La escritura dice así:
Juan 3:19 Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.
Porque una cosa es pecar por ignorancia o porque no tenemos la capacidad de dejar el pecado pero otra muy diferente es que habiendo recibido el mensaje no queramos tomar la opción de dejar el pecado.
Y una de las razones por las cuales los hombres deciden seguir amando las tinieblas, es porque han recibido una escala de valores tan torcida, que han llegado a creerse buenos, tan buenos que creen merecer la salvación.
Qué es lo mismo a cuando Dios nos dice que algo es pecado, pero a nosotros nos parece que no es serio, y que por eso no hay problema si lo seguimos cometiendo.
Sin embargo Dios en su palabra dice que las justicias de los hombres son abominación a sus ojos, y por esta razón es que Dios nos llamo, para que al comenzar a confiar en Jesús y recibir el nuevo nacimiento, siendo libres del pecado podamos hacer su voluntad.
Lo que quiero que nos quede muy claro es que quien no reconoce a Jesucristo como su Señor y su Salvador, jamas podrá hacer algo bueno a los ojos de Dios.
Otra forma a través de la cual Dios quiere que seamos conscientes de nuestra incapacidad, o de la incapacidad de los hombres para hacer su voluntad si no reconocen a Jesús, es cuando la escritura dice que estábamos muertos. Y por eso dice de nosotros:
Efesios 2.1 Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados…
Un muerto no puede hacer nada por sí mismo para obtener vida, para mejorar, para vivir de manera justa, ni mucho menos hacer algo para poder salvarse, y es por eso que un poco más adelante leemos:
Efesios 2.4–5 Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, 5aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo
Y eso es lo que hemos estado estudiando acerca de la vida de Abraham, a cual Dios para salvarlo necesitaba sacarlo de una tierra idólatra, de una religión idólatra y de una familia que no le convenía, y entonces Dios le ofrece una tierra tan grande como el alcance a ver con sus ojos, y una descendencia tan grande que no podría ser contada.
Y cuando por fin Abraham cree en la promesa de Dios, dice la escritura que su fe le es contaba por justicia, es decir recibió la salvación …
Lo que hemos visto es que ese mismo proceso se cumple en la vida de la mayoría de los seres humanos, que se acercan a Dios por razones que no son importantes, y entonces Dios en su misericordia los complace en la medida que sea bueno para ellos,(no siempre se puede) para que a través de esa relación de los hombres con Dios, ellos puedan recibir lo único que realmente necesitan, que es su salvación. El apóstol Pablo hablando del mismo tema dice:
Gálatas 3.6–9 Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia. 7Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham. 8Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones. 9De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham.
Es tan importante el ejemplo de Abraham, que en la carta a los Romanos dice que los descendientes en la carne de Abraham no son hijos, y suena extraño porque sus descendientes deberían ser tomados como hijos, pero no, y este pasaje lo explica diciendo que los verdaderos hijos de Abraham son por la fe.
Pero ojo con esto porque el ser hijo de Abraham por la fe no nos hace judíos, ni del pueblo de Israel, lo que nos hace es hijos de Dios. Porque de la misma manera que Abraham fue salvado por creerle a Dios, todos los que tomen la decisión de creerle a Dios serán salvados.
Sin embargo es bueno aclarar que no se trata sólo de creer en la existencia de Dios… De hecho Abraham veía la imagen a través de la cual Dios se le presentaba, y oía la voz con la cual le hablaba, lo cual hacía imposible que negara la existencia de Dios.
Y el saber que Dios existía, es decir al creer en la existencia de Dios eso no le dio la salvación, lo que le dió la salvación fue creerle a Dios que es muy diferente de creer que Dios existe.
Muchos que creen en la existencia Dios no le creen a Dios, y no le creen a Dios porque han rechazado a Jesucristo que es la imagen visible de Dios invisible.
Y como Jesucristo es el verbo es decir la palabra, quien no cree en las escrituras, o quien cree que las escrituras han sido manipuladas y por lo tanto ya no son palabra de Dios, en realidad tampoco le está creyendo a Dios. Pero quien le cree dice la escritura:
Juan 3.16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Sin embargo aunque Abraham recibió la justificación por haber creído en lo prometido por Dios, lo cual aseguraba su salvación, como ocurre con todos nosotros, como ya he mencionado, el no apreció la salvación al igual que nosotros no la apreciamos al comienzo de nuestra vida cristiana, pues nuestras preocupaciones son otras, nuestras preocupaciones son similares a las preocupaciones que tenía Abraham.
Y por esta razón Abraham, por no apreciar la salvación, siguió cometiendo los mismos pecados que había cometido antes de recibirla.
Pero Dios en su paciencia y misericordia siguió tratando su vida con diferentes circunstancias, que poco a poco le llevaron a confiar más en El, y cuando ya Abraham tenía todo lo que creía necesitar, cuando ya estaba acomodado y contento con la vida que tenía, Dios le ordena algo que suena asombroso, tenebroso y hasta parece cruel…. Pues le ordena que sacrifique a su hijo.
Y por qué vuestro buen Dios le pidió a este hombre que sacrificará a su hijo? Y la respuesta es; porque sólo cuando renunciamos a todo podemos comenzar a apreciar verdaderamente la salvación.
RENUNCIAR PARA HACER LA VOLUNTAD DE DIOS ME PERMITE APRECIAR LA SALVACIÓN.
El Señor Jesús dijo con claridad que la renuncia era un requisito indispensable para ser su discípulo.
Lucas 14.33 Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.
Hay otros ejemplos en la escritura, como el caso del joven rico, que llego preguntando acerca de que hacer para salvarse, al cual Jesús le contestó bajo la ley lo que la ley establecía… Es decir que debía guardar los mandamientos; el joven rico contestó:
Marcos 10.20–22 El entonces, respondiendo, le dijo: Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud. 21Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz. 22Pero él, afligido por esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones.
Podríamos pensar que este hombre estaba mintiendo porque ningún hombre ha sido capaz de guardar la ley en su totalidad, sin embargo, al igual que hizo Jesús eso no tiene mucha importancia.
Lo que es importante es lo que Jesús le dijo y es que una sola cosa le faltaba, y entonces le da una orden que este hombre no pudo cumplir, pues el apego que tenía a sus muchas posesiones no le dejó obedecer a Dios.
De donde yo deduzco que hay gente que guarda los mandamientos pero no lo hace porque esta confiando en Dios. Y es que el guardar los mandamientos trae muchos beneficios. Ser prudente, ser diligente, generoso, ser honesto, ser justo, etc. Todo esto puede traer muchos beneficios y es por eso que hay gente que busca vivir una manera muy recta, pero no lo hacen porque estén confiando en Dios, lo hacen por otras variadas razones, y por esta razón, por no haber depositado su fe en Jesús no han obtenido su salvación.
Y tal vez lo más grave es que cuando se ven asimismos se ven como buenos cristianos, pero se engañan pues no está realmente confiando en Dios.
Y es lo mismo que vemos en este hombre, que es de los pocos que se acercó preocupado por su salvación, pero no tuvo fe para obedecer a Jesús, y por eso no quiso renunciar a lo que tenía perdiéndose la oportunidad de salvarse...
¿Qué es evidente en este pasaje? Que este hombre no fue capaz de confiar en Jesús lo suficiente para renunciar a lo que tenía. Es decir, no fue capaz de confiar en Jesús porque su confianza estaba en sus riquezas. Y cuando Jesús dijo que el problema eran sus riquezas…
Marcos 10:24 Los discípulos se asombraron de sus palabras; pero Jesús, respondiendo, volvió a decirles: Hijos, ¡cuán difícil les es entrar en el reino de Dios, a los que confían en las riquezas!
La semana pasada veíamos que el pecado es la única razón de nuestros sufrimientos. Sin embargo pecamos porque el pecado es sabroso, y por qué no creemos que el pecado va a traer consecuencias dolorosas para nuestra vida. Sin embargo el Señor es su palabra es muy claro cuando dice:
Gálatas 6:7 No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. 8Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.
Conozco cristianos que durante muchos años se han resistido a hacer la voluntad de Dios, porque creen que así van a vivir mejor, y el resultado al pasar los años es que tienen su alma enferma, y todo el tiempo cosechan corrupción pues viven en angustias, en zozobra, con rencores, con envidias, con malos juicios, es decir se atormentan así mismos… Y todavía no entienden que es porque no se han dispuesto a hacer la voluntad de Dios.
Es por eso que debemos tener claridad de qué no se trata simplemente de vivir felices, porque podemos a causa de nuestra maldad vivir felices haciendo maldad, y entonces el final será desastroso. Es por eso que la escritura nos advierte:
1 Pedro 3:17 Porque mejor es que padezcáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo el mal.
Dejar el pecado por supuesto que trae sufrimientos porque el pecado es sabroso pero destructivo, y es por eso que no se trata de simplemente vivir felices, sino de ser inteligentes y pensar en el futuro y en la eternidad.
Por esto la pregunta debe ser: ¿Confiamos que lo que tenemos es lo que hará que al final de nuestra vida nos gocemos de estar en la presencia de Dios, o confiamos en que nuestra fe que nos lleva obedecer es lo que hará que nos gocemos en la presencia de Dios?
Esta es la pregunta que nos debemos hacer, pero sólo nos la haremos si estamos apreciando la salvación.
No hay duda que el amor al mundo nos impide apreciar la salvación, y el hombre puede llegar a ser tan necio, tan obstinado, que aún a las puertas del infierno cuando ya no puede ganar más cosas del mundo, es capaz de perder su última oportunidad de salvarse. Este comportamiento es real, la escritura nos cuenta que cuanto Jesús iba a ser crucificado…
Lucas 23.32 Llevaban también con él a otros dos, que eran malhechores, para ser muertos.
Pero la actitud de cada uno de estos malhechores a punto de morir era diferente.
Uno de ellos, que no estaba pensando en la eternidad, y por lo tanto tampoco estaba pensando en su salvación o condenación, porque estába obstinado y aún enbrutecido por su apego a la vida y a las cosas del mundo, lo que hizo en los últimos momentos de su vida fue tratar a Jesús de la siguiente manera:
Lucas 23.39 Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros.
Por la frase de este hombre sabemos que había oído el mensaje de Jesús, lo más seguro lo escucho personalmente en algún sitio, en alguno de los sermones o vio alguno de los milagros que hizo, pero este hombre no creyó en el ofrecimiento de Jesús acerca de una vida eterna en la presencia de Dios…
Por esta razón, el, confiando en que lo que necesitaba era seguir viviendo en este mundo para obviamente seguir disfrutando de lo que tenía, lo insulta al ver que las cosas están graves, y seguramente furioso le pide que se salve de la muerte, y que lo salve también a él para poder seguir viviendo.
Es evidente que este hombre no quería renunciar a su vida, aunque era una porquería de vida aún a los ojos de los hombres, pues era un malhechor. Y un malhechor es una persona que es capaz de hacer daño a los demás con tal de obtener lo que el quiere… Pero por no querer renunciar, desde hace 2.000 años está padeciendo en el infierno y nunca saldrá de allí.
El otro hombre que también era malhechor y estaba a apunto de morir, hace una petición diferente:
Lucas 23.40–43 Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación? 41Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo. 42Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. 43Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.
Esté completamente diferente al otro que a pesar de todo no quiere renunciar, lo que hace es pedir por su futuro, pero no en la tierra, sino en el reino de los cielos.
Es decir; este si creyó en la importancia de la salvación ofrecida por Jesús, este si creyó que había para el completamente gratis, un lugar en el reino de los cielos. Eso pidió, y eso recibió.
Lo cual quiere decir hace más de 2.000 años está gozando de su salvación que recibió absolutamente gratis, porque no tuvo tiempo de hacer absolutamente nada bueno con su vida.
El Señor Jesús lo ha dicho con mucha claridad:
Mateo 16.25–26 Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. 26Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?
Algunos por no renunciar a sus pecados ni siquiera logran salvarse… Y hay otros que aunque se han salvado, al no renunciar a su amor al mundo no logran apreciar la salvación, y al no hacerlo no pueden disfrutar del beneficio de haber sido salvados.
Y entonces en su relación con Dios se la pasan pidiéndole cosas del mundo al igual que los incrédulos, y no se preocupan por hacer la voluntad de Dios, y por eso la transformación o salvación de su alma se hace supremamente lenta, pues viven sin justicia, sin gozo, sin paz en el espíritu, y dependiendo de las circunstancias, orando muchísimo a Dios por esas circunstancias, y al final bastante confundidos por la forma en que Dios los trata.
¿CÓMO VIVIO ABRAHAM DESPUÉS DE RECIBIR LA REVELACIÓN DE LO IMPORTANTE DE LA SALVACIÓN?
Después de que Abraham bajó del monte con su hijo, no es mucho lo que nos cuenta la escritura que Abraham hizo, solo menciona que mandó a buscar a un criado suyo una esposa para su hijo Isaac, también menciona que murió Sara, Dios le dio otra esposa y tuvo mas hijos… Pero no se nombra ningún otro pecado como los que cometió antes de recibir la salvación, y antes de entender la importancia de esa salvación.
Sin embargo la escritura en el libro de hebreos escrito mucho tiempo después, nos da la siguiente información:
Hebreos 11.9–10 Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; 10porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.
Notemos que no es normal que se diga de una persona que vive en su tierra, que es un extranjero. Notemos también que el texto hace claridad de que era la tierra prometida por Dios…
Tan prometida es que allí están los judíos y nadie los va a sacar jamás. Pero aunque era la tierra prometida por Dios dice que vivía en ella como si no fuera de él.
Esto nos muestra que aunque Dios le devolvió a su hijo, y le dio la tierra, y le dio una descendencia, este hombre aprendió a vivir como si nada de eso fuera importante…
Pero también menciona la razón por la cual lo hizo, y es que lo importante para el era que esperaba vivir en una ciudad que había sido construida por Dios.
Es decir este hombre realmente apreció la salvación y por eso anhelaba vivir en la presencia de Dios.
Esta misma lección; vivir para el futuro la recibimos del apóstol Pablo, quien después de hablar de la importancia de ser un marido y un padre ejemplar en el hogar, luego dice:
1 Corintios 7.29–31 Pero esto digo, hermanos: que el tiempo es corto; resta, pues, que los que tienen esposa sean como si no la tuviesen; 30y los que lloran, como si no llorasen; y los que se alegran, como si no se alegrasen; y los que compran, como si no poseyesen; 31y los que disfrutan de este mundo, como si no lo disfrutasen; porque la apariencia de este mundo se pasa.
Y cuando dice que el tiempo es corto, es porque por encima de todas aquellas cosas que Dios nos pueda dar, y que debemos administrar de manera correcta, lo más importante es que apreciemos y crezcamos en salvación, porque la apariencia este mundo se va a acabar, y nuestra verdadera vida la viviremos por toda la eternidad.
En otras palabras, tenemos que creer qué nuestra eternidad es muchísimo más importante que nuestro presente… Y por supuesto que nuestra buena eternidad depende de cómo en el presente vivamos preparándonos para la eternidad.
¿Como explica usted que los discípulos del Señor Jesús todos murieran por predicar el evangelio?…
¿En qué estaban pensando ellos que a pesar de ser amenazados de muerte no se detenían?
Los 12 y muchos más (500) vieron a Jesús resucitado en medio de ellos durante 40 días… Y por supuesto estaban convencidos de que si morían resucitarían. Y qué al resucitar su condición seria muchísimo mejor que la que tenían en este mundo.
Estos discípulos de Jesús estaban viviendo lo mismo que vivió Abraham y los grandes hombres de la antigüedad, pues todos ellos vivieron de la misma manera. La escritura nos cuenta:
Hebreos 11.13–16 Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. 14Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria; 15pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver. 16Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad.
Nuevamente dice que se consideraban extranjeros y peregrinos, que buscaban una patria celestial, y que Dios no se avergüenza de ellos porque en realidad les ha preparado una ciudad.
El apóstol Pablo dice que todos los auténticos cristianos somos eso, extranjeros y peregrinos y aún algo más como lo dice en su carta los Corintios:
2 Corintios 5.20 Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.
Y si somos embajadores entonces al igual que Jesús no somos de este mundo, por lo tanto no sería sensato encadenarnos a este mundo para ser destruidos con él.
Quiero que se pregunte: ¿Es usted una persona inteligente, una persona sensata, una persona que puede deducir con claridad que es lo que realmente le conviene más?
O ¿Acaso tiene usted actitudes auto destructivas o suicidas, acaso eres sádico o masoquista y quieres sufrir porque te fascina andar angustiado, preocupado y peleando todo el tiempo?
¿Qué clase de persona eres? Hago estas preguntas porque el apóstol Pedro, a pesar de lo emocional que nos muestra la escritura que él fue, la recomendación que hace es la siguiente:
1 Pedro 1.13 Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado;
Ceñir los lomos del entendimiento, es algo así como; no deje que se le desparramen los pensamientos, no piense boberías, no piense en chismes, cosas ilusorias o cuentos de viejas…
Piense de manera inteligente, no sea como un borracho, sea sobrio, y espere por completo en lo que va a suceder después de que usted se encuentre con el Señor, ya sea porque regrese por nosotros o porque al morir vayamos a su presencia.
Pregúntese: ¿Qué es lo que lo hace feliz, que es lo que lo pone a soñar, la casita nueva que va conseguir, o el carro, o el televisor, o el aumento de sueldo…. O saber qué va a resucitar y a vivir con un cuerpo glorificado en la Jerusalén celestial en la majestuosa presencia del Señor?
Lo correcto, lo espiritual es que estemos pensando de manera inteligente y sobria en todo lo que vamos a recibir cuando Jesucristo sea manifestado.
Sólo los que aprendieron a vivir pensando de esta manera, fueron capaces de renunciar aun a su vida para vivir haciendo la voluntad de Dios, para prepararse cada día más y mejor para servir a Dios en la eternidad.
El apóstol Pablo también aprendió a vivir de esta manera y por eso escribe:
Filipenses 3.17–20 Hermanos, sed imitadores de mí, y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros. 18Porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo; 19el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal. 20Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;
Déjeme repetir que hay muchos que creen en Dios, pero no le creen a Dios y por eso sólo piensan en lo terrenal…
Pero quien cree en Dios y le cree a Dios sabe que su ciudadanía está en los cielos y que Señor vendrá por el.
Y entonces la pregunta es: ¿Cómo estás tú? El problema para muchos es que dicen que tienen fe pero no saben qué es la fe.
¿CUÁL ES LA FE QUE SIRVE?
Cuando la escritura habla de nuestra fe depositada en Dios la describe de la siguiente manera:
Hebreos 11.1 Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.
Pregunto: ¿Es esa la clase de fe que usted tiene en lo que Dios le ha prometido?
Una certeza absoluta en lo que Dios ha prometido y una convicción también absoluta en aquellas cosas que no ve pero que Dios dice que le dará?
Lo opuesto a la fe es:
Jeremías 17.5 Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová.
A un grupo de pastores en cierta ocasión les pregunté: ¿Confía usted en su esposa? La respuesta de ellos fue si. Y entonces yo como si fuera abogado del diablo comencé al meterles dudas…
Sin embargo la gente se sostiene y es capaz de confiar ciegamente en las personas, en el mundo, en la ciencia… Ese es nuestro error, le aplicamos fe a cosas que Dios dice que es una maldición aplicársela.
Pero con Dios, en lugar de aplicar la fe, le aplicamos lo que deberíamos aplicarle al mundo y es probabilidad…
Cuando hablamos de probabilidad estamos hablando de un margen de error o de duda, y eso es lo que debemos siempre aplicar a los hombres y al mundo, algunas veces las probabilidades serán altas, otras veces muy bajitas, pero nunca podemos aplicarle fe a las cosas del mundo porque eso es vivir en maldición.
Del padre de la fe dice la escritura:
Romanos 4.20–22 Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, 21plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido; 22por lo cual también su fe le fue contada por justicia
Del apóstol Pedro en cierta ocasión nos cuenta a la escritura:
Mateo 14.30–31 Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! 31Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?
De nosotros dice la escritura:
Romanos 14.22–23 ¿Tienes tú fe? Tenla para contigo delante de Dios. Bienaventurado el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba. 23Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo hace con fe; y todo lo que no proviene de fe, es pecado.
Y luego:
Santiago 1.6–8 Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. 7No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. 8El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.
O sea que lo correcto es no dudar de todo aquello que Dios nos ha prometido, debemos fortalecernos en fe dándole gloria a Dios, y cada vez más firmes de que Dios hará todo lo que ha prometido con nosotros.