LA PALABRA DE DIOS – PARTE 1 EL PODER Y LA FIDELIDAD DE SU PALABRA
I. INTRODUCCIÓN
El profeta Jeremías es considerado uno de los grandes profetas usados por Dios, tan grande fue su importancia que algunos pensaron que Jesús era algo así como la reencarnación del profeta Jeremías, pues este hombre dio profecías contra reyes y contra naciones cómo Babilonia, sin embargo a pesar de su importancia al revisar algunos eventos de su vida podemos ver que en su relación con Dios tuvo problemas serios porque llegó a pensar que Dios no estaba siendo fiel con él pues no estaba cumpliendo con lo prometido.
Este mismo pensamiento es muy común en la gente que no conoce a Dios. Muchos ante ciertas calamidades se preguntan: ¿Porque Dios no hace algo? ¿Por qué Dios no detiene la maldad? Y estas frases indican que la gente supone que Dios debe hacer algo pero no lo está haciendo, razón por la cual llegan a pensar que no es como dicen un Dios de amor y de justicia.
Y obviamente esta clase de pensamientos hace que muchos no tengan interés en relacionarse con Él, pues por no hacer lo que ellos piensan que debería hacer, lo consideren injusto o aún malvado.
Pero este problema de pensar que Dios no cumple sus promesas, también lo sufren los cristianos en la actualidad, y cuando esto ocurre, también entran en crisis como le ocurría al profeta Jeremías. Y entonces frente a esto la pregunta necesaria es: ¿Dios siempre cumple con lo prometido o no siempre cumple?
Entre los seres humanos pensar que algunos no siempre cumplen con lo prometido es un asunto normal, pero entre los hijos de Dios él solo pensar que Dios no cumple con su palabra sería algo terriblemente espantoso, que lo descalificaría como Dios, y por eso tenemos la certeza de qué Dios siempre cumple con lo prometido. Es mas la escritura dice:
Salmo 119:49–50 Acuérdate de la palabra dada a tu siervo, en la cual me has hecho esperar. 50Ella es mi consuelo en mi aflicción, porque tu dicho me ha vivificado.
Mostrando que la confianza en la fidelidad de Dios al cumplir con su palabra, es a veces lo único que nos puede sostener en medio de las pruebas, las tribulaciones y las angustias.
Es muy importante para entender este asunto aclarar que las promesas de Dios se dividen en tres grupos. Según mi opinión por su importancia en primer lugar están las promesas incondicionales. Por ejemplo:
Génesis 8:21–22 Y percibió Jehová olor grato; y dijo Jehová en su corazón: No volveré más a maldecir la tierra por causa del hombre; porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud; ni volveré más a destruir todo ser viviente, como he hecho. 22Mientras la tierra permanezca, no cesarán la sementera y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, y el día y la noche.
Esto fue dicho después del diluvio, y es una promesa incondicional por qué no hay ninguna condición o requisito que deba cumplirse para que Dios cumpla con su promesa.
Y a esto debemos añadir que no hay nadie que pueda impedir su cumplimiento, como ocurre con los hombres que habiendo prometido luego no cumplen no porque no quieran sino porque algo se los impide. Esto no ocurre con Dios, pues no hay nadie con más poder o autoridad que Dios.
Luego están las promesas condicionales-incondicionales. En estas hay una condición para poder participar de la promesa, y una vez cumplida la condición, no hay absolutamente nada que pueda hacer que la promesa no se cumpla. Un ejemplo:
Juan 10:27 al 28 Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, 28y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.
En este caso la condición es oír su voz, seguirle y recibir vida eterna. Ya habiendo recibido vida eterna qué ocurre cuando nacemos de nuevo, no hay absolutamente nada que pueda separarnos de Dios, pues continúa diciendo…
Juan 10:29 Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.
Creo necesario aclarar que todos los seres humanos tienen vida eterna en el sentido de qué existirán por siempre, pero la promesa habla de qué quienes recibimos vida eterna refiriéndose a una vida en compañía de Dios, esa vida eterna jamás perecerá, por lo tanto siempre estaremos en la presencia de Dios…. Porque como dijo Jesús nadie las puede arrebatar de la mano de su Padre, y esto por supuesto implica que la salvación recibida jamás se puede perder.
Y en tercer lugar están las promesas condicionales, que como la palabra lo dice el cumplimiento depende de cumplir o no con las condiciones requeridas para esta promesa. Como por ejemplo la promesa hecha al profeta Jeremías:
Jeremías 15:19 Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos.
La promesa fue dada cuando Jeremías se estaba quejando de la infidelidad de Dios, pero como ya mencioné el problema que tenía Jeremías en ese momento es el mismo que tienen hoy muchos creyentes o incrédulos, y es el de pensar que Dios ha prometido una serie de cosas que en realidad Dios no ha prometido, y al estar ellos convencidos de las supuestas promesas de Dios, al no recibir lo esperado es apenas lógico que piensen que Dios está fallando.
Pero el Señor le responde diciéndole que debe convertirse. Y puede parecernos extraño pues era cómo mencioné un profeta aprobado por Dios en tribulaciones y muchas otras situaciones difíciles, que evidenciaban su fidelidad, por lo cual parece extraño que le diga que se convierta.
Sin embargo convertirse en ese momento para jeremías, si tenemos en cuenta las palabras del Señor que le dicen que debe entresacar lo precioso de lo vil, entonces es claro que quiere decir que el profeta tenía dos clases de pensamientos, unos eran de Dios pero otros provenían del mundo, y lo que debía hacer era desechar los pensamientos del mundo para dejar solo los pensamientos, es decir las verdades que provenían de Dios.
Y lo que hace evidente estas dos clases de pensamientos o de voces, es que el Señor le dice: “conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos.” Mostrando que aunque servía a Dios, él pensaba que Dios le daría las cosas que la gente del mundo tiene o sueña con obtener.
Esta forma de pensar es muy normal en la mayoría de los que comienzan su relación con Dios, pero es equivocada. Y en el caso del profeta, no estaba nada bien que después de mucho tiempo de servir a Dios todavía estuviera amando al mundo de tal manera, que su bienestar o felicidad dependiera de recibir o no las cosas que a los incrédulos les parecen valiosas.
Esto que acabo de decir es muy importante, y es la razón por la cual a veces Dios trata nuestra vida mostrándonos que puede quitarnos cierto bienestar, o aquellas cosas que nos hacen felices, para que aprendamos contentamiento que es en realidad aprender a depender y estar satisfecho con nuestra relación con Dios.
Y para corregir esto el Señor le dice que debe convertirse, que en otras palabras quiere decir que debemos tener claro cuál es el propósito que Dios tiene con nosotros, separándolo de aquella errónea creencia que tienen los hombres acerca de lo que Dios quiere hacer con ellos.
Si no hacemos esto, si no tenemos claro lo que Dios quiere hacer con nosotros, hay promesas que aunque Dios esté cumpliendo, pensaremos que no es cierto. Por ejemplo esta promesa que es necesario creerla para poder vivir tranquilo frente a cualquier situación:
Romanos 8:28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
Sólo teniendo claro el propósito de Dios con nosotros podemos ver el cumplimiento de esta promesa, aunque lo que esté sucediendo sea mal visto en el mundo. Una quiebra, una enfermedad, la muerte de un familiar etc. Cualquier cosa siempre ayudará al plan que Dios tiene con nosotros aunque destruya nuestros planes personales.
El problema de la mayoría frente a esto es que tienen un concepto del bien y del mal que no se ajusta a lo que Dios considera bueno o malo, y entonces esperan que estas cosas que ellos creen que son buenas para su vida sea lo que Dios les dé.
Y convencidos de esto comienzan hacer un revuelto de lo que Dios ofrece y de lo que ellos creen que Dios ofrece como si todo fuera verdad… (Esto en realidad es pervertir el evangelio) Y al no suceder de esta manera comienzan a pensar que Dios está fallando, que no es tan bueno como dice, que no los ha perdonado como dice, que no los ama verdaderamente.
Y no hay duda de si alguien piensa que Dios está fallando, será inevitable que su confianza en Dios se vaya volviendo desconfianza. (Puede ser un proceso imperceptible pero efectivo)
Creo que esta es una de las razones por las cuales muchos cristianos no son verdaderamente comprometidos con Dios y con su obra, porque tienen este revuelto de pensamientos, y aunque no se atreven a confesarlo en realidad piensan que Dios no les está cumpliendo con las cosas buenas que ellos necesitan. Y esta clase de pensamientos no mejoran su relación con Dios, la empeoran de tal manera que muchos terminan abandonando el cristianismo para buscar otras opciones.
Pero dejar que nuestros razonamientos nos lleven a desconfiar de Dios, es un grave error pues aunque Dios es un Dios razonable y de una lógica y sensatez perfecta, no somos capaces de meter la grandeza de Dios dentro de nuestros razonamientos. (Predestinación, soberanía de Dios, responsabilidad moral, sujeción, quebranto, etc.)
En otras palabras debemos reconocer qué no somos capaces de entender absolutamente todo lo que Dios hace, algunas cosas si, otras no, por eso lo correcto es que en lugar de qué nuestros razonamientos nos lleven a desconfiar de Dios, lo que debemos es desconfiar de nuestros razonamientos, que es igual a reconocer nuestra ignorancia delante de Dios.
Mis oraciones como creyente al comenzar muchas veces fueron: “Señor no entiendo esto, no veo las buenas razones de por qué hiciste esto o porque ordenase esto otro, pero confío en que lo que tú hagas o lo que tú órdenes, siempre es lo correcto.”
Déjeme insistir: No entender lo que Dios está haciendo en nuestra vida no es una razón para desconfiar de Dios, sino para reconocer nuestra falta de entendimiento y sabiduría.
No hacer esto fue uno de los errores de Job. Sus pobres razonamientos le decían que Dios era injusto, y sólo después de mucho sufrimiento y quebranto logró entender la magnitud de su error que le llevó a aborrecerse asimismo, por llegar a pensar qué era capaz de entender a Dios en toda su magnitud, y reconociendo su pequeñez y su ignorancia entonces se propone no hablar más necedades, sino más bien preguntar a Dios para aprender.
Acostumbro a decir, que aunque usted no entiende cómo funciona la televisión; cómo llega la señal y se convierte en imágenes, colores y sonido. De todos modos usted no apaga el televisor por no entender el proceso. De la misma manera aunque no entendamos lo que Dios está haciendo con nosotros no debemos perder nuestra confianza, mucho menos separarnos de Él.
Y si nos mantenemos confiando en Dios, que es similar a decir que si nos mantenemos en su presencia, el siguiente paso será que conoceremos la verdad. El conocimiento de la verdad nos revelara la mentira, y al desechar la mentira seremos como su boca por qué eso es lo que él ha prometido. Pero: ¿Qué significa ser como su boca? En otra versión dice:
Jeremías 15:19 Entonces el Señor me respondió: “Si regresas a mí, volveré a recibirte y podrás servirme. Si evitas el hablar por hablar y dices solo cosas que valgan la pena, tú serás quien hable de mi parte. Son ellos quienes deben volverse a ti, y no tú quien debe volverse a ellos.
Serás como mi boca es igual a, “Tú serás quien hable de mi parte”. Y entonces la siguiente pregunta es: ¿Comprendemos qué significa hablar de parte de Dios?
Hablar de parte de Dios es básicamente comunicar lo que Dios dice. Pero: ¿Será importante hablar de parte de Dios para comunicar su verdad?
La respuesta qué cada uno de a esta pregunta tiene relación directa con cuán importante es Dios para cada uno… Y allí hay un problema, porque a veces no entendemos la importancia que Dios tiene para nuestra vida, porque tampoco tenemos una conciencia clara de quién realmente es Dios.
Está triste verdad es manifestada por el Señor cuando le dice a su pueblo:
Malaquías 1:6 El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo padre, ¿dónde está mi honra? y si soy señor, ¿dónde está mi temor? dice Jehová de los ejércitos a vosotros, oh sacerdotes, que menospreciáis mi nombre.
Este pecado muchas veces comienza por la ignorancia que los sacerdotes tienen acerca de Dios, y en la época presente por la ignorancia de los pastores o los llamados hombres de Dios que enseñan al pueblo.
Pero como continuamente ocurre, ellos dicen no entende el pecado que están cometiendo y por esto el Señor continúa:
Malaquías 1:6 – 8 Y decís: ¿En qué hemos menospreciado tu nombre? 7En que ofrecéis sobre mi altar pan inmundo. Y dijisteis: ¿En qué te hemos deshonrado? En que pensáis que la mesa de Jehová es despreciable. 8Y cuando ofrecéis el animal ciego para el sacrificio, ¿no es malo? Asimismo cuando ofrecéis el cojo o el enfermo, ¿no es malo? Preséntalo, pues, a tu príncipe; ¿acaso se agradará de ti, o le serás acepto? dice Jehová de los ejércitos.
Pregunto: ¿Podrá un representante de Dios que lo menosprecia y lo deshonra, ser la boca del Señor y hablar representando adecuadamente a Dios? Pues no, porque es imposible que quien deshonra y menosprecia a Dios, es decir quién no es consciente de a quién representa pueda tener por valiosa su palabra.
Y este menosprecio a Dios y a su palabra traerá como consecuencia que éstos hombres no hablen lo que Dios desea, si no lo que a ellos les parece importante, lo cual los llevará a actuar de manera equivocada.
En este caso: Ellos debían ofrecer ciertos sacrificios al Señor y el pueblo también traía para ofrecer sacrificios, y los sacerdotes convirtieron esto en un buen negocio y obviamente ganaban más si las cosas que vendía no eran de calidad.
El pan era inmundo, los corderos cojos, enfermos o ciegos, porque obviamente eran más baratos…. Y el Señor para hacerlos conscientes de su desprecio les dice: Llévele esos animales enfermos, ciegos o cojos a su príncipe, a ver si él se los recibe.
Es importante que revisemos esto, porque puede ocurrirnos que al Señor le estemos dando las sobras de nuestro tiempo, las sobras del dinero, las sobras de los talentos, y las sobras de nuestra energía. Mientras que a los seres humanos si les corremos, si les cumplimos, si les pagamos, si los honramos, si los obedecemos y los apreciamos… Como si la escritura dijera que primero hay que cumplir con los hombres y si queda algo y no nos da pereza, entonces se lo damos al Señor.
No considero pecado que algunos, algunas veces no vengan a la iglesia porque tienen algunos asuntos que resolver, pero ocurre que hay algunos que al contrario a veces vienen a la iglesia, lo normal es que no viene y entonces cuando les pregunto:
¿Y porque no has vuelto a la iglesia? Las respuestas son: Es que no he tenido tiempo, he tenido muchas cosas que hacer, tenía unos compromisos ineludibles y unos negocios importantes y por eso ha sido imposible sacar tiempo para Dios… ¿Le suena familiar ese tipo de respuesta?
Cuando dicen eso dan ganas de responder: Qué bueno qué por fin volviste, el Señor va a quedar muy contento porque tú sacaste un tiempito para él, que generoso de tu parte, que bondadoso, seguramente Dios te va a quedar muy agradecido.
Pero: ¿Será que algunos son tan importantes y tienen cosas tan valiosas para hacer, que cuando le da a Dios las migajas Dios debe quedar agradecido?
Pues no. Todo lo contrario. Yo creo que aún cuando somos capaces de ofrecerle todo lo que somos y todo lo que tenemos y todo nuestro tiempo… Estos ofrecimientos de todos modos será muy poca cosa para Dios.. Y si todo lo que tenemos sería muy poco para Dios; ¿qué decir de las migajas que a veces le entregamos?
Hace más de 10 años cuando vino el presidente Obama, en un pueblo colombiano hicieron una Casa Blanca y consiguieron un burro para regalarle. Pero: ¿Qué pasó con la casa y el burro que tenían para el presidente Obama? ¿El Presidente quedó tan impresionado por tan gran y tan valioso ofrecimiento que no desaprovechó la oportunidad de llevarse el burro?
Pues no, ni fue a la tal casa blanca mucho menos se iba a llevar el burro, pues para todo lo que el presidente tiene semejante regalo, no sería sino un gran estorbo.
Entonces pregunto: Si hay hombres a los que es difícil honrar porque tienen de todo: ¿Qué creen ustedes que pueda el hombre ofrecerle a Dios para que Dios se sienta honrado?
El Señor Jesús dijo que si alguno le servía, su Padre lo honraría. Sin embargo hay que tener cuidado cuando servimos a Dios, porque en realidad los beneficiados de hacerlo somos nosotros y no Dios.
Por no entender esto, en cierta ocasión el Señor exhortó a su pueblo que se creía muy generoso por estar cumpliendo con ciertos mandatos, y entonces les dijo:
Salmos 50:11-15 Conozco a todas las aves de los montes, y todo lo que se mueve en los campos me pertenece.12Si yo tuviese hambre, no te lo diría a ti;Porque mío es el mundo y su plenitud.13¿He de comer yo carne de toros, de beber sangre de machos cabríos?14Sacrifica a Dios alabanza, y paga tus votos al Altísimo;15E invócame en el día de la angustia;Te libraré, y tú me honrarás.
Debemos entender que por valioso que pueda parecerle al hombre lo que le está dando a Dios, sus dones, sus talentos, sus posesiones, y aún su vida… En realidad no le está dando nada porque no sólo Dios no necesita de nada, sino que todas las cosas que existen son suyas.
Las palabras del rey David cuando el pueblo ofrendó de manera muy pero muy generosa fueron:
1º Crónicas 29:14 Porque ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que pudiésemos ofrecer voluntariamente cosas semejantes? Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos.
Por eso totalmente contrario a sentirse importante por estarle dando algo a Dios, deberíamos entender que Dios en su misericordia nos da la oportunidad y el privilegio de ofrecerle algo, que aunque para Dios no vale, es una señal de la honra que tenemos hacia Él.
Y si lo alabamos y pagamos nuestros votos, es decir si cumplimos con la obediencia que nos corresponde, podemos tener la certeza de que en momentos de necesidad, Dios será nuestro auxilio y al ver sus respuestas cada vez le honraremos más.
Pero lo cierto es que cuando una persona le entrega absolutamente todo a Dios, lo que en realidad está haciendo es entregarle absolutamente nada para pedirle todo. Cuando el Señor Jesús dijo:
Lucas 14:33 Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.
No estaba pidiendo un pago para poder ser su discípulo, lo que está diciendo es que es necesario renunciar a todo lo que nos estorba, para poder recibir su bendición.
Y entonces Dios pide un cordero y el hombre con una total inconsciencia de la grandeza de Dios le deshonra y menosprecia ofreciéndole un cordero moribundo.
Si Dios no ocupa el primer lugar en nuestras vidas, si ni siquiera cumplimos con el primer mandamiento que es amar a Dios sobre todas las cosas, si menospreciamos a Dios tampoco apreciaremos el verdadero valor que tiene su palabra.
Y si no apreciamos su palabra, ser la boca de Dios, ser el mensajero de Dios tampoco será importante. Por eso para ser la boca de Dios primero debemos entender lo importante que es Dios.
Y podemos comenzar a entender lo importante que es Dios, cuando comenzamos a entender lo importante y poderosa que es la palabra de Dios.
Si tomamos la escritura y leemos unos pocos versículos del primer libro, el del génesis, vamos a ver la importancia de su palabra pues allí de manera repetida leemos; y dijo Dios… y fue así, mostrándonos como Dios con solo su palabra creo toda las cosas. Esta verdad es repetida a lo largo de la escritura:
Salmos 33:6 Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca.
Y luego en el libro de hebreos leemos:
Hebreos 11:3 Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.
Este sólo hecho debería hacernos conscientes de la importancia y el poder de la palabra de Dios. El hombre no ha podido crear prácticamente nada, pero todo el universo fue construido porque Dios habló. ¿Será importante o poderosa la palabra de Dios? Por supuesto que sí, pero no sólo para crear pues también dice la escritura:
Isaías 24:1 – 3 He aquí que Jehová vacía la tierra y la desnuda, y trastorna su faz, y hace esparcir a sus moradores. 2Y sucederá así como al pueblo, también al sacerdote; como al siervo, así a su amo; como a la criada, a su ama; como al que compra, al que vende; como al que presta, al que toma prestado; como al que da a logro, así al que lo recibe. 3La tierra será enteramente vaciada, y completamente saqueada; porque Jehová ha pronunciado esta palabra.
Los seres humanos pueden jactarse de todos sus logros, su riqueza o su poder, pero todo será completamente destruido porque Dios ha dicho que así sucederá, su palabra no dejará de cumplirse.
Isaías 14:24, 26 – 27 Jehová de los ejércitos juró diciendo: Ciertamente se hará de la manera que lo he pensado, y será confirmado como lo he determinado…. 26Este es el consejo que está acordado sobre toda la tierra, y esta, la mano extendida sobre todas las naciones. 27Porque Jehová de los ejércitos lo ha determinado, ¿y quién lo impedirá? Y su mano extendida, ¿quién la hará retroceder?
La palabra de Dios, entendiendo lo que he explicado acerca de las diferentes promesas de Dios, siempre se cumple porque no hay absolutamente nadie que pueda o sea más poderoso que Dios para impedir que cumpla lo que Él ha prometido. Y esto lo dice Dios de muchas maneras.
Isaías 43:13 Aun antes que hubiera día, yo era; y no hay quien de mi mano libre. Lo que hago yo, ¿quién lo estorbará?
Y sólo cuando una persona logra entender lo poderosa que es la palabra de Dios, puede comenzar a entender lo poderosa que es la palabra de Dios dicha a través de sus siervos. Por ejemplo:
1 Reyes 20:35 al 36 Entonces un varón de los hijos de los profetas dijo a su compañero por palabra de Dios: Hiéreme ahora. Mas el otro no quiso herirle. 36El le dijo: Por cuanto no has obedecido a la palabra de Jehová, he aquí que cuando te apartes de mí, te herirá un león. Y cuando se apartó de él, le encontró un león, y le mató.
¿Por qué creen ustedes que este profeta no quiso herir a su hermano profeta? ¿Será que le pareció poco razonable la petición? ¿No creyó que fuera un mandato de Dios? ¿Pensó que su hermano estaba hablando necedades? Pues sin importar las razones por las cuales no hizo caso a lo que Dios dijo a través de su siervo, pagó con su vida por su incredulidad y desobediencia.
La escritura está llena de referencias que nos muestran que cuando Dios ha dicho algo a través de algún siervo suyo, esa palabra se cumple.
Por ejemplo a un rey llamado Jeroboam cuando su hijo enfermo, mandó a su mujer a consultar al profeta, y éste le dijo que por causa de su idolatría Dios destruiría a toda su descendencia como si se barriera estiércol, y de su hijo le dijo a la mujer:
1 Reyes 14:12, 18 Y tú levántate y vete a tu casa; y al poner tu pie en la ciudad, morirá el niño…. Y lo enterraron, y lo endechó todo Israel, conforme a la palabra de Jehová, la cual él había hablado por su siervo el profeta Ahías.
Luego leemos qué un rey llamado Baasa…
1 Reyes 15:29 Y cuando él vino al reino, mató a toda la casa de Jeroboam, sin dejar alma viviente de los de Jeroboam, hasta raerla, conforme a la palabra que Jehová habló por su siervo Ahías silonita;
Luego a a este mismo rey que cumplió la profecía del Señor acabando con la familia de Jeroboam, el profeta le dijo:
1 Reyes 16:3 he aquí yo barreré la posteridad de Baasa, y la posteridad de su casa; y pondré su casa como la casa de Jeroboam hijo de Nabat
Luego leemos:
1 Reyes 16:12 Así exterminó Zimri a toda la casa de Baasa, conforme a la palabra que Jehová había proferido contra Baasa por medio del profeta Jehú,
También leemos que Josué otro siervo de Dios después de conquistar y destruir Jericó dijo:
Josué 6:26 En aquel tiempo hizo Josué un juramento, diciendo: Maldito delante de Jehová el hombre que se levantare y reedificare esta ciudad de Jericó. Sobre su primogénito eche los cimientos de ella, y sobre su hijo menor asiente sus puertas.
Luego leemos:
1 Reyes 16:34 En su tiempo Hiel de Bet-el reedificó a Jericó. A precio de la vida de Abiram su primogénito echó el cimiento, y a precio de la vida de Segub su hijo menor puso sus puertas, conforme a la palabra que Jehová había hablado por Josué hijo de Nun.
Así como estos hay muchos pasajes en la escritura que muestran lo poderosa que es la palabra de Dios hablada a través de sus siervos… Sin embargo, es muy importante tener claro que cuando hablamos del poder de la palabra de Dios dicha a través de sus siervos, no podemos pensar en ningún momento, que hay poder en las palabras qué pronuncian a su antojo de acuerdo a sus deseos, o visiones los siervos de Dios.
Por qué el poder de la palabra de Dios a través de sus siervos, sólo es real cuando Dios habla a través de ellos.
En todos los versículos anteriores leímos: “Conforme a la palabra que Jehová había hablado a través de”…Por lo tanto sólo hay poder en las palabras de los siervos, que han hablado lo que Dios ha mandado hablar.
Pero como siempre ha ocurrido y seguirá ocurriendo, no faltan los malos siervos y los malos profetas que querrán convencer a los demás de la autoridad que tienen sus palabras, y tampoco faltarán aquellos que la escritura llama simples o tontos que son capaces de creer cualquier cosa.
Proverbios 14:15 El simple todo lo cree; Mas el avisado mira bien sus pasos.
Para proteger a los simples qué parece que hay bastantes, y para que los sabios puedan disfrutar de la palabra de Dios hablada a través de sus siervos, Dios nos hizo una promesa con advertencia, que se convirtió en profecía, y además estableció una serie de normas para que los hombres pudieran recibir verdaderamente la palabra de Dios. La promesa fue:
Deuteronomio 18:18 Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare.
En cierta ocasión el pueblo no creyendo a sus profetas le pidió a Dios que les hablara directamente… (Eso pareciera que algunos necesitan pero no es cierto) Y el resultado de esta petición fue que cuando Dios les habló directamente quedaron aterrorizados al ver la grandeza de Dios, y le pidieron que por favor no les volviera hablar directamente. Y entonces Dios les dio esta profecía acerca de Jesús con la siguiente advertencia:
Deuteronomio 18:19 Mas a cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta.
¿Qué quiere decir esto? Que absolutamente todo lo que Jesús dijo debe ser creído, porque es palabra de Dios. Y si alguien no acepta lo dicho por Jesús tendrá que rendir cuentas a Dios.
Pero como tocaba esperar el tiempo en que el Señor Jesús viniera, para que el pueblo no fuera engañado por los falsos profetas la norma que el Señor les dio fue la siguiente:
Deuteronomio 18:20 El profeta que tuviere la presunción de hablar palabra en mi nombre, a quien yo no le haya mandado hablar, o que hablare en nombre de dioses ajenos, el tal profeta morirá.
Cualquiera que diga que Dios dijo algo, o que Dios va a hacer algo sin que Dios se lo haya mandado decir, esa persona debía morir.
Presunción viene de presumir, la idea es que hay quienes hablan cosas que ellos imaginan o que creen que son verdad pero qué Dios no les ha dicho… Y ya sea con buena intención pensando que es un mensaje de Dios o con mala intención tratando de engañar a la gente, el resultado es que debían morir, y lo mismo debía ocurrir con todos aquellos que hablaran en nombre de otro Dios. (Que es igual a decir que promocionaran alguna otra religión como otro camino para llegar a Dios)
Cuando se habla lo que Dios no ha dicho, cuando se promete lo que Dios no ha prometido, cuando se prohíbe lo que Dios no ha prohibido o cuando se permite lo que Dios no ha permitido… Es igual de grave que presentar un Dios diferente que pide cosas completamente diferentes a las que Dios pide.
Alejar a una persona de los caminos de Dios a través de falsos mensajes de Dios o falsas doctrinas, o peor aún motivándolos a seguir otros dioses, es tan grave que por eso el castigo establecido era la muerte. En otro pasaje insiste:
Deuteronomio 13:8 al 11 no consentirás con él, ni le prestarás oído; ni tu ojo le compadecerá, ni le tendrás misericordia, ni lo encubrirás, 9sino que lo matarás; tu mano se alzará primero sobre él para matarle, y después la mano de todo el pueblo. 10Le apedrearás hasta que muera, por cuanto procuró apartarte de Jehová tu Dios, que te sacó de tierra de Egipto, de casa de servidumbre; 11para que todo Israel oiga, y tema, y no vuelva a hacer en medio de ti cosa semejante a esta.
Los que leen estos mandatos pueden pensar que Dios es muy duro, o insensible, o exageradamente castigador… Pero la razón de ser tan estricto en este asunto, es porque dependiendo del mensaje que la gente reciba, estará en juego su salvación o condenación eterna. Es decir; es tan importante este asunto que por eso la exigencia era así de alta.
Por supuesto esta era la norma bajo el viejo pacto, hoy no tenemos la obligación de apedrear a quienes hacen esto mismo, pero eso no quiere decir que este pecado de hablar lo que Dios no ha mandado hablar, o de prometer lo que Dios no ha prometido ya no es importante, pues Jesús dijo:
Mateo 18:6 Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar.
Cuando dice “mejor le fuera” está diciendo que es muchísimo más conveniente para esta persona que está haciendo eso, que la mataran a que la dejen seguir haciendo semejante cosa.
La pregunta es: ¿Será importante la palabra de Dios? ¿Será importante ser cuidadoso al ser la boca de Dios? ¿Será importante hablar sólo lo que Dios haya mandado hablar?
Pues claro que sí. Es de una importancia tal que la escritura también dice:
Apocalipsis 22:18 al 19 Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. 19Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro.
El asunto ya no es un asunto o de vida o muerte, el asunto o ahora es un asunto de condenación o salvación eterna.
¿Podemos aplicar esto para cualquier persona que diga algo, o qué enseñe algo, o que prometa algo diferente a lo que dice Dios en su palabra?
La escritura enseña que si cometemos pecados por ignorancia esos pecados nos hacen perder bendición. Eso quiere decir que si enseñamos algo equivocado convencidos que es lo correcto, por supuesto que vamos a perder bendición, pero no implica condenación, en cambio el que enseña algo equivocado sabiendo que es equivocado, ese si no debe ser un hijo de Dios.
Pero también hay que tener en cuenta que algunos comenzaron a enseñar cosas que sabían que no eran de Dios y al pasar el tiempo ellos ahora están convencidos que esas enseñanzas que están dando si son de Dios.
Y parecen honestos al dar sus enseñanzas pero el origen de su engaño actual fue menospreciar a Dios, menospreciar su palabra, y con toda seguridad idolatría hacia el dinero, el poder o el sexo, lo cual hizo que enseñarán lo que a ellos les pareció, lo que ellos pensaron que les convenía y no lo que Dios decía. Estos creo yo que también van rumbo al infierno.
Algunas de las características de estos personajes es que no son enseñables, y se evidencia porque cuando son advertidos de estar predicando malas doctrinas no corrigen nada, no les interesa ni siquiera revisar, no hay temor de Dios de predicar algo incorrecto, tampoco hay un verdadero respeto por lo que dice la palabra de Dios, y fácilmente sacan de contexto los pasajes para enseñar lo que ellos creen, y no les preocupa que otros pasajes de la escritura contradigan sus enseñanzas.
Por supuesto la pregunta que sigue después de entender la importancia de este asunto es: ¿Cómo evaluar la fidelidad de la palabra de Dios a través de sus siervos?
Pues precisamente para aclarar esta pregunta el Señor continuo diciéndoles:
Deuteronomio 18:21 – 22 Y si dijeres en tu corazón: ¿Cómo conoceremos la palabra que Jehová no ha hablado?; 22si el profeta hablare en nombre de Jehová, y no se cumpliere lo que dijo, ni aconteciere, es palabra que Jehová no ha hablado; con presunción la habló el tal profeta; no tengas temor de él.
Muy sencillo, si no se cumple lo dicho por el profeta, Dios no ha hablado, porque lo que Dios dice siempre se cumple.
Si recuerdan la profecía contra Jeroboam, el profeta le dijo a su mujer que en el momento en que ella pisará el umbral de la casa su hijo moriría… ¿Qué sucedió?
1 Reyes 14:17 Entonces la mujer de Jeroboam se levantó y se marchó, y vino a Tirsa; y entrando ella por el umbral de la casa, el niño murió.
Cuando el niño murió esa acción debió confirmar a esta mujer que el resto de las palabras del Señor contra su casa también se cumplirían… ¿Cuáles fueron?
1 Reyes 14:10 al 11 por tanto, he aquí que yo traigo mal sobre la casa de Jeroboam, y destruiré de Jeroboam todo varón, así el siervo como el libre en Israel; y barreré la posteridad de la casa de Jeroboam como se barre el estiércol, hasta que sea acabada. 11El que muera de los de Jeroboam en la ciudad, lo comerán los perros, y el que muera en el campo, lo comerán las aves del cielo; porque Jehová lo ha dicho.
Y ciertamente sólo dos años reino Jeroboam, pues Baasa conspiró contra el, lo mató y reinó en su lugar…
Si se cumplía la primera parte de la profecía, el resto de la profecía también se iba a cumplir, pero sí no se cumplía dice el Señor: “No tengas temor de el”
Hasta aquí lo que hemos visto debe dejarnos convencidos de varias cosas.
Lo primero es que la palabra de Dios es prácticamente Dios mismo… Por esto el Señor Jesús dijo:
Juan 6:63 El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.
Por esto el respeto que tengamos a la palabra de Dios será proporcional al respeto que tengamos hacia la grandeza de Dios. Y entonces la pregunta es: ¿Qué tanto apreciamos y respetamos la palabra de Dios?
Lo segundo es que la palabra de Dios dicha través de sus siervos sigue siendo palabra de Dios, sigue siendo tan importante como sí Dios mismo la hubiese dicho, por lo cual también debemos preguntarnos: ¿Qué tanto respetamos la palabra de Dios dicha través de sus siervos?
Lo tercero que debemos entender que es tan importante como los dos puntos anteriores es: Que el poder no está en el siervo de Dios, si no en la palabra que Dios ha pronunciado a través de él.
Lo cual quiere decir que cuando el siervo de Dios pronuncia palabra que no viene de Dios, no sólo no tiene ningún valor sino que ese siervo de Dios está en problemas serios con Dios.
Con todo esto debemos tener claro que es de suprema importancia que aprendamos a evaluar qué es y que no es palabra de Dios…
Y en el caso de Jesús, no es un profeta hablando las palabras de Dios sino mucho más que eso, es Dios mismo hecho hombre, que a pesar de todo su poder y autoridad nos invita abrirle la puerta, a confiar en él para darnos vida eterna. La invitación dice:
Juan 10:27 al 30 Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, 28y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. 29Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. 30Yo y el Padre uno somos.
Y a los que ya le han aceptado la pregunta es: ¿Si estamos creyendo lo que el Señor Jesús y sus siervos han hablado y que esta registrado en las escrituras? O ¿todavía menospreciamos al Señor y su palabra? ¿Cómo esta nuestra obediencia, como esta nuestra fidelidad, cómo esta nuestra confianza… Estamos experimentando esa paz que sobrepasa todo entendimiento y vivimos gozosos?