SON POCOS LOS QUE SE SALVAN – PARTE 2

SON POCOS LOS QUE SE SALVAN – PARTE 2

I. INTRODUCCIÓN

Quiero insistir en el mensaje o estudio que vimos la semana pasada, pues lo considero supremamente importante para que podamos tener claridad de lo que es la religiosidad, y la diferencia tan grande con tener una relación real con Dios.

Los que no vinieron, los que no se conectaron o no lo han escuchado por favor háganlo, para que puedan revisar si se volvieron religiosos, o si están verdaderamente sirviendo a Dios.

Ahora: No hay duda, lo dice la escritura, que producto de conocer verdaderamente a Dios debemos amar a los hombres, pero una cosa es amarlos y otra muy diferente depender de ellos. Cuando dependemos de ellos el resultado es que buscaremos agradarlos para recibir su favor… Y aunque esto no parezca muy malo en realidad lo es, y mucho, y lo podemos entender al ver lo que el apóstol pregunta:

Gálatas 1:10 Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.

Lo malo es que cuando buscamos agradar a los hombres eso nos impide hacer la voluntad de Dios… Y eso impide que recibamos la bendición que Dios tiene preparada para nosotros. Y por esta misma razón es que cuando agradamos a los hombres y estos nos fallan, su mal comportamiento nos afecta negativamente en gran manera, tanto que podemos resentirnos y aún tomar la decisión de no seguirlos tratando bien.

Por esto debemos preguntarnos seriamente: ¿Para quién trabajamos… Para nuestro jefe para agradarlo a él o para agradar al señor? ¿Por qué cuidamos y amamos a nuestras esposas… Por ellas, por lo que recibimos de parte de ellas o para agradar al Señor? ¿Por qué cuidamos y proveemos para nuestros hijos… Porque los amamos a ellos o para agradar al Señor? ¿Por qué compartimos, porque discípulamos, porque enseñamos a los demás acerca del Señor… Para agradar a la gente, para ser vistos como hombres de Dios, para ser apreciados o para agradar al Señor?

Aunque las acciones sean las mismas la diferencia es enorme, cuando lo que hacemos lo hacemos por agradar a los hombres, no sólo no estamos haciendo la voluntad de Dios, sino con el tiempo las cosas se van a torcer todavía mucho más.

Si miramos el contexto el apóstol está hablando de creyentes que cambiaron el mensaje, porque el mensaje verdadero no le gustaba a la gente, y entonces pervirtieron el evangelio lo cual es un pecado gravísimo.

Por agradar a los hombres en lugar de anunciar el verdadero Evangelio, anunciaron el evangelio del diablo… Y para que no ocurran estas cosas es que la escritura nos ordena:

Colosenses 3:22 Siervos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales, no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino con corazón sincero, temiendo a Dios.

Me imagino que los que trabajan en empresas han visto como los hombres sirven al ojo, es decir; cuando el jefe está presente tienen una forma de trabajar muy diferente a cuando el jefe no está.

Éste pecado se corrige cuando los empleados trabajan no para agradar a los hombres, a sus jefes, sino para agradar a Dios que como todo lo ve, en todo momento trabajan de manera honesta, diligente, e inteligentemente. Continúa diciendo el pasaje:

Colosenses 3:23-24 Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; 24sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.

Y todo, no algunas cosas, sino todo debemos hacerlo para el Señor, y debe ser de todo corazón. Y aclara; no para los hombres. Porque debemos saber que el Señor es de quién recibimos la recompensa, por supuesto si lo servimos a él y no a los hombres.

He visto a muchos quejarse porque a pesar de su buen comportamiento los hombres no les han pagado bien… Y no entienden porqué si están haciendo las cosas bien no les va bien. Pero déjeme insistir que cuando hacemos las cosas para agradar a los hombres estamos pecando contra el Señor.

Esto es muy importante tenerlo claro… Y por eso de manera continua debemos revisar para quién estamos haciendo lo que hacemos. Y para confirmar que es pecado que no hagamos las cosas para agradar al Señor, el pasaje continúa diciendo:

Colosenses 3:25 Mas el que hace injusticia, recibirá la injusticia que hiciere, porque no hay acepción de personas.

Es injusto, es pecado, es una ofensa para Dios hacer las cosas qué hacemos buscando agradar a los hombres y no agradarlo a él. Y si vivimos de esa manera injusta pues cosecharemos el fruto de esa injusticia, porque Dios no hace diferencia entre unos y otros.

Ademas el fruto de nuestra injusticia no es la bendición de Dios, y por eso el Señor Jesús dijo:

Mateo 6:5 Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.

Vivir para agradar a los hombres nos vuelve hipócritas y además hace que nuestras oraciones se vuelvan inútiles delante de Dios… Y la única recompensa que tenemos cuando hacemos lo que debe hacer un cristiano pero buscando agradar a los hombres, será lo que nos hombres nos den. El Señor Jesús continúa diciendo:

Mateo 6:6 Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.

Insisto, esa es la razón por la cual muchos aún portándose muy bien no disfrutan de la paz de Dios y del gozo en medio de las diferentes situaciones, porque aunque esperan de Dios la bendición no la reciben, porque no están haciendo lo que hacen por agradarlo a él, sino por agradar a los hombres esperando también recibir algo de ellos.

Si nos preguntamos qué es lo que hace que nos perdamos la bendición de Dios cuando hacemos lo que Dios nos manda pero para agradar a los hombres… La respuesta es que cuando buscamos agradar a los hombres no estamos confiando en Dios.

Ahora es cierto que desde pequeños se nos enseñó y aprendimos a agradar a los hombres, a confiar en ellos y a depender de ellos, y es por esto que se nos hace difícil dejar de vivir de esa manera. Sin embargo, esto es de lo que precisamente se trata el cristianismo, de dejar de confiar en los hombres para aprender a confiar en Dios.

Eso quiere decir que así como aprendimos a confiar y a depender de los hombres debemos ahora aprender a confiar y a depender de Dios. Para aprender a confiar y depender de los hombres tuvimos que vivir un proceso donde nos acercamos con dudas, con incertidumbre, pensando en la probabilidad de que las cosas funcionen bien… Y el error que cometemos es acercarnos a Dios de la misma manera.

Pero es un error porque Dios no es como los hombres, Dios es Dios, perfección absoluta, un Dios de amor, de misericordia, de sabiduría y poder ilimitados, un Dios que como dice la escritura los cielos de los cielos no lo pueden contener, por esta razón todo el que comience a acercarse a Dios aunque lo haga solo pensando que es posible que funcione, descubrirá que no hay ni una sola razón para desconfiar de él, por lo tanto no hay duda que hay que confiar ciegamente en Dios.

Siendo esto cierto, cuando cualquier persona decide alejarse de Dios porque no confía en él, por no confiar en sus métodos, o por no entenderlo, no hay la menor duda de que esta persona está completamente equivocada.

Pero: ¿Porque los hombres no logran entender que cuando no ven lo bueno que es Dios están completamente equivocados? Y la respuesta es que no tiene nada que ver con la inteligencia o la falta de ella, tampoco con la capacidad de razonar, ni tampoco con la información que otros nos den acerca de Dios… La verdadera razón por la cual la gente no logra ver a Dios tan bueno como es, es por lo que hay en su corazón.

Esta verdad es muy importante tenerla clara, esta verdad hace que las disculpas o las justificaciones de aquellos que no ven bueno a Dios no valgan nada, pues Dios ha diseñado que el encuentro de los hombres con él, sea algo que sólo dependa del corazón de cada persona.

Es por esto que al pueblo de Israel al que Dios por su incredulidad los esparció por todos los lugares de la tierra, les dijo que cuando estuvieran bien mal, aun a pesar de estar sirviendo a Dioses paganos…

Deuteronomio 4:29 Mas si desde allí buscares a Jehová tu Dios, lo hallarás, si lo buscares de todo tu corazón y de toda tu alma.

Esta verdad es válida para cualquier persona, en cualquier parte del planeta, con cualquier clase de cultura o religión, y esto quiere decir qué absolutamente todos tienen la posibilidad de acercarse y conocer a Dios pero solo, si lo hacen de todo su corazón y de toda su alma.

Siendo esto cierto, también es cierto que cuando una persona intenta acercarse a Dios y no logra conocerlo, la culpa no es de Dios, ni de las situaciones, ni de otras personas. La culpa o el problema está en el corazón de quién se acerca a Dios.

Pero aun cuando la única condición es buscar a Dios de todo corazón y de toda el alma, sigue siendo un proceso aprender a confiar en Dios, y Dios, por supuesto conocedor de este proceso, para ayudarnos, nos invita a probar con él. Aunque si lo pensamos bien, es ofensivo probar con Dios, pero Dios es tan misericordioso que lo soporta.

¿Por qué es ofensivo? Porque Dios no es un producto ni una persona a la que nosotros podamos evaluar. Dios es perfección absoluta y el hombre un ser caído y tremendamente dañado en todo sentido por causa del pecado, el mundo es evidencia de la maldad y el embrutecimiento del hombre, por lo tanto es absurdo que un hombre piense, que tiene algún tipo de autoridad moral o intelectual para poder evaluar a Dios.

Pero Dios es tan paciente y tan misericordioso, que aun siendo ofensivo para él tener que soportar nuestros juicios, de todos modos nos da la oportunidad de probar con él.

Un ejemplo de esta oportunidad que Dios nos da, lo vemos en la escritura sobre un asunto que a los ojos de los hombres es supremamente importante, y por lo tanto afecta de manera muy grande la relación de los hombres con Dios. Está serio esto que el Señor dijo:

Malaquías 3:6-7 Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos. 7Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis leyes, y no las guardasteis. Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos. Mas dijisteis: ¿En qué hemos de volvernos?

La semana pasada vimos como de los muchos Dios selecciona los pocos que confían en él, el asunto si les quedó claro, no es que Dios selecciona a los buenos y deja a un lado a los malos de acuerdo los parámetros del mundo, no, en realidad Dios selecciona a los que creen en él y rechaza a los que no creen en él, porque esa es la medida básica que Dios usa para definir al bueno y al malo.

La verdad absoluta de parte de Dios es: Bueno es creer en Dios, malo es no creer en Dios. Las personas buenas le creen a Dios, las personas malas y perversas no le creen a Dios.

Los que creen en Dios se salvan, los que no creen en Dios se condenan. Los que creen en Dios disfrutan de una buena vida interior aumentando cada vez más su conocimiento de Dios, los que no creen en Dios cada vez su vida interior está peor.

Los que creen en Dios por su comportamiento son de bendición para sus descendientes los que no creen en Dios por su comportamiento les heredan maldición, etc.

Pues bien, como vimos la semana pasada, Dios termina escogiendo a un grupo de de sacerdotes que creyeron en él, y como era tanta la labor espiritual que tenían que hacer, a estos hombres no les dio heredad como si se las dio al resto del pueblo. Al no tener heredad no tenía cómo mantenerse y por esta razón Dios destinó que los diezmos y las ofrendas fueran para estos sacerdotes.

Es decir estos hombres fueron escogidos para ser de bendición para el pueblo, y el pueblo en lugar de cumplir con sus diezmos y ofrendas dejaron de sostener a estos sacerdotes y por esto el Señor les dice:

Ustedes ya no andan conmigo, ustedes no están guardando mis mandamientos, ustedes merecen ser destruidos, pero como prometí no hacerlo, por eso están vivos.

Yo les pregunto: ¿Cómo se sentirían ustedes si su esposo, o su esposa, o su padre les dijera: “Por lo que estás haciendo tengo ganas de matarte pero no lo hago sólo porque no quiero ir a la cárcel”.

Sin embargo esta comparación no es completa, porque no es lo mismo que un padre lleno de defectos quiera matar a su hijo por su mal comportamiento, a que el Dios de amor, de santidad, de justicia perfecta y de misericordia quiera hacerlo.

Si un criminal mata a otro es lo esperado, pero sí un Santo mata a una persona, eso debe llevarnos a pensar: ¿Cómo será de malo lo que hizo, que esta persona siendo muy justa, paciente y misericordiosa ha decidido matarlo?

Teniendo en cuenta este argumento debemos preguntarnos: ¿Si un Dios de amor y perfección absoluta tiene deseos de acabar con alguien por causa de su comportamiento, como será de grave lo que esta persona está haciendo?

Pero hagámoslo personal: ¿Cómo se sentiría usted si Dios le dijera: Tengo ganas de matarte por lo que haces pero como prometí que no lo iba a hacer por eso no lo hago? ¿Cómo se sentiría?

Tengo la impresión de que este asunto se volvió mucho más grave delante de Dios, porque el pueblo no sólo estaba cometiendo este pecado, sino que a pesar de estar siendo disciplinado, insistía en no reconocer que estaba actuando mal, como costa de las palabras que el Señor les dice:

Malaquías 3:8 al 9 ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. 9Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado

El Señor les explica cuál es el pecado que ellos a pesar de la disciplina siguen tercos no queriendo reconocer, por eso Dios desea eliminarlos, pero gracias a su promesa de misericordia les da la oportunidad de arrepentirse y de probar con él, por esto les dice:

Malaquías 3:10 Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.

“Probadme ahora en esto” obedézcanme y yo los bendeciré, obedézcanme y habrá bendición hasta que sobreabunde, obedézcanme y como dice el texto que sigue, reprenderé al destruidor y daré tal bendición que todas las naciones se darán cuenta de la bendición de Dios sobre ustedes.

Allí está la misericordia de Dios, que a pesar del grave pecado que estaba cometiendo el pueblo, les está dando la oportunidad de probar y comprobar cuánto los puede bendecir.

Ahora; Si usted se está preguntando si este pasaje aplica para nosotros dentro del Nuevo Pacto la respuesta es, que aunque la maldición específica y la bendición específica de este pasaje fueron para los hijos de Israel y no para nosotros, de todos modos bajo el Nuevo Pacto el asunto es que los principios son los mismos.

Es decir: Bajo el Nuevo Pacto debemos aprender a confiar y a depender de Dios, bajo el Nuevo Pacto debemos dejar de ser idolatras por el dinero, bajo el Nuevo Pacto debemos ser fieles con el dinero de Dios para su obra, como una muestra de nuestra confianza en Dios, de nuestro amor a Dios, de amor a su obra, y de amor a sus siervos.

Y si usted se pregunta si bajo el Nuevo Pacto Dios lo bendecirá por obedecerle o lo disciplinara por no hacerlo, por supuesto que sí. Dios siempre bendecirá nuestra obediencia como también puede disciplinarnos por incrédulos y desobedientes.

Ahora yo sé que entre los cristianos algunos creen que los diezmos son una responsabilidad del nuevo pacto, otros creen que son solo las ofrendas. Pero lo que es cierto, o debe ser cierto para todos, es que es una responsabilidad de los creyentes sostener la obra de Dios, y no tengo duda de qué los que cumplan recibirán la bendición de Dios y los que no cumplan a su debido tiempo si Dios lo decide, recibirán disciplina de parte de Dios. No lo digo yo, la escritura dice:

Hebreos 12:5-7 y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él; 6Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo. 7Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?

Pero si estamos tan graves en nuestra fe que no confiamos en la bendición de la obediencia, gracias a la misericordia de Dios podemos probar… Y ver los resultados de nuestra obediencia…

Al probar; recordemos que debemos hacerlo para el Señor y no para los hombres, y no olvidando tampoco que debemos esperar del Señor y no de los hombres, y podemos rogarle a Dios para que podamos hacerlo de todo corazón de tal manera que agradando a Dios recibamos su bendición.

Comencé mi vida cristiana probando con Dios. Y mi oración fue: “Nunca te obedecido, nunca me ha interesado, llegué a un a negarte, pero estoy en una situación muy complicada y por eso he tomado la decisión de probar contigo… Voy a hacerte caso en lo que más pueda, aunque reconozco que hay cosas que me quedan grandes, pero quiero ver que tú sea la solución para mi vida”. (Eso fue hace 45 años ha sido más que solución.)

Lo cierto es qué cuando alguien se acerca a Dios, con un deseo genuino de conocerle, el resultado inevitable será que terminará confiando plenamente en Dios, y entonces terminará entregándole su vida por completo.

Pero ya no como quien prueba a ver si es bueno, sino como quien entiende que no entregarle su vida a Dios sería la más grande locura. Por esto el apóstol Pablo ya conociendo a Dios escribió:

Romanos 12:1 Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional

Los sacrificios en la antigüedad eran animales que se sacrificaban, y después de sacrificados los sacerdotes podían hacer con ellos cualquier cosa, y no había ninguna resistencia porque estaban muertos. El apóstol usa esta figura pero habla de un sacrificio vivo, es decir debemos entregarle nuestra vida Dios para que él haga lo que quiera con nuestra vida, y como si estuviéramos muertos no debemos resistirnos a su voluntad…

En otras versiones dice acerca de esta entrega a Dios… Lo razonable es hacer eso; ese es el verdadero culto que se debe ofrecer; así es como debe ser adorado.

Esta claridad de lo importante, lo inteligente, lo sabio que es entregarle nuestra vida a Dios, es lo que hizo que luego escribiera lo siguiente respecto de la obediencia, en un aspecto en que a veces los cristianos no obedecemos, que es compartir el evangelio. Dice así:

1 Corintios 9:16 al 17 Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio! 17Por lo cual, si lo hago de buena voluntad, recompensa tendré; pero si de mala voluntad, la comisión me ha sido encomendada.

Para el apóstol Pablo no era una opción obedecer a Dios, sabía del perjuicio espiritual tan grande que producía desobedecerle, y por eso dice que con ganas o sin ganas, de todos modos debe obedecer a Dios.

La pregunta para nosotros es: ¿Desobedecer a Dios es todavía una opción en nuestra vida? O ya tenemos bien claro que cualquier cosa que no sea conforme a la voluntad de Dios, definitivamente no la queremos por lo tanto ni siquiera hay que pensarlo… Sin embargo la escritura dice:

1 Corintios 10:12 Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga.

A veces creemos que ya hemos aprendido a confiar de esta manera en Dios, hasta que somos colocados en ciertas situaciones donde lo que está en la balanza es muy valioso para nosotros, y allí es cuando dudamos acerca de nuestra obediencia a Dios… Pero la escritura continúa diciendo:

1 Corintios 10:13 No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.

De tal manera que podemos tener la certeza de qué si en esos momentos nos apropiamos de las promesas de Dios, con toda certeza podemos resistir la tentación…

Es cierto que a veces cuando hacemos caso a Dios nuestros sentimientos no nos acompañan, es decir en medio de situaciones complicadas por nuestra falta de confianza, en lugar de experimentar su paz que sobrepasa todo entendimiento nos llenamos de sentimientos que nos hacen sufrir.

Pero allí nuevamente hay que insistir en las promesas de Dios, pues si nos apegamos a ellas sabiendo que todas las cosas ayudan a bien, en la medida en que confiamos en estas promesas nuestros sentimientos cambiarán, y nos gozaremos de hacer la voluntad de Dios experimentando esa paz que sobrepasa todo entendimiento, y creciendo cada día más en el conocimiento de nuestro buen Dios.

Ahora, si nos preguntamos: ¿Qué es lo que hace que la gente se anime a probar con Dios?

Creo que lo primero que debemos mencionar respecto de este asunto, es que el hombre de manera natural, o por motivación propia jamás se va a acercar a Dios a probar con él. Pues lo que el hombre hace de manera natural por causa de su naturaleza pecaminosa (llamada por otros pecado original) es un rechazo hacia Dios y hacia sus cosas.

La escritura nos confirma esta verdad cuando dice:

Salmos 53:1-3 Dice el necio en su corazón: No hay Dios. Se han corrompido, e hicieron abominable maldad; No hay quien haga bien. 2Dios desde los cielos miró sobre los hijos de los hombres, para ver si había algún entendido que buscara a Dios. 3Cada uno se había vuelto atrás; todos se habían corrompido; No hay quien haga lo bueno, no hay ni aun uno.

Y el Señor no se está refiriendo con exclusividad al pueblo de Israel, el pasaje dice que; Dios miró sobre los hijos de los hombres, incluyendo a toda la humanidad y en todas las épocas.

Por supuesto cuando hace muchos años leí por primera vez este pasaje, la primera pregunta que me hice fue: ¿Si yo estoy buscando a Dios por qué dice aquí que no hay ni uno solo que lo busque?

Y entonces entendí que la razón por la cual los hombres buscamos a Dios, es consecuencia de lo que Dios hace con nosotros para colocarnos la motivación de buscarle. Y como todos somos diferentes, Dios hace cosas diferentes cada para cada uno, de tal manera que nos motivemos a buscarlo a Él… Pero sí Dios no hiciera nada, el hombre jamás buscaría a Dios. El apóstol Pablo lo explica así:

Romanos 8:29-30 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. 30Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.

Este es un tema que debemos aceptar aunque no podemos entenderlo, pues está hablando de la soberanía de Dios donde el apóstol plantea que aún antes de haber sido creados, en la mente de Dios ya nos había escogido, y a estos escogidos llamo, justificó y glorificó.

Pero esta preciosa verdad debe ser tomada en equilibrio con esta otra:

Lucas 13:23-24 Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo: 24Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán.

Por un lado está la absoluta soberanía de Dios, tan absoluta que dice la escritura: ¿Quién puede resistirse a la voluntad de Dios? Pero por otro lado la escritura nos habla de la responsabilidad que tenemos acerca de nuestras decisiones.

Y no hay duda que: “Esforzaos a entrar por la puerta angosta…” Es una decisión que debemos tomar, decisión en la que muchos por no esforzarse lo suficiente no se salvarán. (La semana pasada explicamos que el esfuerzo no consistía en obras sino en la fe)

Tomar estas verdades con equilibrio quiere decir; que Dios está haciendo todo lo necesario para convencer al hombre de entrar por la puerta estrecha, pero la otra parte de la verdad dice que el hombre debe responder ante todo lo que Dios ha hecho, tomando la decisión de entrar por la puerta estrecha.

En otro de los evangelios encontramos que hablando de la puerta estrecha dice:

Mateo 7:13-14 Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; 14porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.

En el pasaje de Lucas que habla de la puerta angosta, el contexto nos muestra que Jesús viene predicando el evangelio, y ante la pregunta de si son pocos los que se salvan él contesta, que es necesario esforzarse antes de que llegue el tiempo donde ya no haya oportunidad de salvarse.

Pero en este pasaje no se habla de la puerta estrecha como si fuera difícil entrar en ella, o como si el tiempo se fuera a acabar, aquí la enseñanza es que hay una puerta ancha y un espacioso camino por donde muchos han entrado y están caminando rumbo a la perdición… Y hay una puerta estrecha con un camino angosto por el que pocos caminan que lleva a la salvación.

Es decir el énfasis aquí es: Haga una buena elección, pase por la puerta estrecha y camine ese angosto camino. Y si miramos el contexto Jesús viene hablando de que es necesario que tratemos a los hombres como a nosotros nos gustaría ser tratados, luego habla de la puerta, y luego advierte sobre los falsos profetas que vienen como lobos a aprovecharse de las ovejas.

Completando la idea el énfasis del mensaje es: Haga lo correcto, elija la puerta angosta, camine por el camino angosto, y no se deje engañar por aquellos creyentes que están caminando por el camino espacioso porque es el camino de la perdición.

Por supuesto Dios no sólo mueve las situaciones alrededor de las personas para que le busquen, Él también a los que ya somos cristianos, sigue moviendo las situaciones a nuestro alrededor para probar nuestra fe, para que crezcamos cada día más.

Pero además de lo que Dios hace a nuestras alrededor, Él continúa invitándonos para que nos acerquemos a Él, invitación que ha hecho a través de todos los tiempos. Esto es claro en la historia del pueblo de Israel y por eso podemos leer:

Salmos 81:10 Yo soy Jehová tu Dios, que te hice subir de la tierra de Egipto; Abre tu boca, y yo la llenaré.

Algo así como; acéptame como tu Dios, yo soy el que te he librado y sólo con que tú lo pidas te voy a saciar, te voy a bendecir. Pero: ¿Cuál fue el resultado de esta invitación?

Salmos 81:11-12 Pero mi pueblo no oyó mi voz, e Israel no me quiso a mí. 12Los dejé, por tanto, a la dureza de su corazón; Caminaron en sus propios consejos.

Por supuesto Dios siempre nos da la libertad de escoger, si no fuéramos libres seríamos como máquinas que no podríamos discernir lo bueno ni lo malo, ni siquiera gozar o sufrir, sino simplemente existir haciendo lo que fuimos programados para hacer… El ser lo que somos implica que tenemos la capacidad de decidir aún ante el llamado de Dios.

El salmo continúa hablando de lo que hubiera pasado si el pueblo hubiera oído su voz. dice así:

Salmos 81:13-16 ¡Oh, si me hubiera oído mi pueblo, si en mis caminos hubiera andado Israel! 14En un momento habría yo derribado a sus enemigos, y vuelto mi mano contra sus adversarios. 15Los que aborrecen a Jehová se le habrían sometido, y el tiempo de ellos sería para siempre. 16Les sustentaría Dios con lo mejor del trigo, y con miel de la peña les saciaría.

Es indudable que este es un mensaje de amor, donde Dios manifiesta la tristeza que siente por su pueblo necio que no le quiso oír, que prefirió vivir sin la bendición, sin el respaldo y sin la provisión de Dios. Eligieron la puerta ancha y se perdieron de la bendición de Dios.

Ciertamente a todo hombre lo primero que Dios hace es llegar con un mensaje de amor… Dios, a todos los seres humanos desde muy pequeños les dice: “Cree en mí, confía en mí”

Y si usted se pregunta cómo lo hace Dios, no se preocupe, el Espíritu Santo es el encargado de hablar a todo hombre para comunicarle esta verdad, y es por esta razón que la condenación de una persona sólo es posible cuando ha rechazado este mensaje de amor.

Algunos aceptan de manera temprana en su vida este mensaje de amor… Otros como tantas veces hizo el pueblo de Israel, no oyen lo que Dios dice, están decididos a vivir de acuerdo a sus planes, y Dios esperara a que a través de su mala vida entiendan el grave error de haber confiado en ellos y no en Dios.

El problema para muchos es que a pesar de la mala vida que viven, a pesar de vivir sin la bendición de Dios, lejos de reconocer la mala elección que han hecho de confiar en ellos y no en Dios, se resienten contra la vida que es igual a decir que se resienten contra Dios.

Lo hemos visto cantidad de veces, cristianos que no le hacen caso Dios, luego cosechan el fruto de su falta de fe, y lo más grave aún, al no reconocer su necedad, su rebeldía y su incredulidad, culpan a Dios y se creen con derecho de menospreciarlo.

Y entonces qué es lo qué pasa con el tiempo… Que Dios para buscar salvarlos comienza disciplinarlos. Es decir ya no es simplemente que reciban las consecuencias de su mala vida, sino que Dios mete su mano para que las cosas que le suceden le hagan entender su necedad y por lo tanto su necesidad de Dios.

Hay muchos que piensan que están siendo castigados por Dios cuando la realidad es que simplemente están cosechando lo que han sembrado… Eso qué cosechan podría servirles para entrar en cordura y buscar a Dios, pero cuando no es suficiente, Dios disciplina.

El problema es que por fuerte que sea disciplinado un hombre de todos modos puede seguir igual o cada vez más terco, no reconociendo su falta de confianza en Dios.

Y el problema para los hombres es que así como son de tercos para insistir en sus propios caminos, Dios es igual de terco para amarlos, dándoles la oportunidad de reconocer su maldad, lo cual quiere decir que Dios de todos modos va a insistir. En el libro de Hageo leemos la siguiente historia:

Hageo 1:4 al 7 ¿Es para vosotros tiempo, para vosotros, de habitar en vuestras casas artesonadas, y esta casa está desierta? 5Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad bien sobre vuestros caminos. 6Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto. 7Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad sobre vuestros caminos

Dios le dice a su pueblo, que ellos no sacan tiempo para edificar la casa de Dios porque creen que tienen que estar dedicados a sus propias casas… Pero que deberían pensar bien en lo que están haciendo porque los resultados muestran, que por más de que hagan, por más de que consigan, por más de qué luchen, de todos modos nunca están satisfechos.

La pregunta es: ¿Cuánto tiempo ha de vivir una persona de insatisfacción en insatisfacción, de frustración en frustración, de problema en problema, de aflicción en la aflicción hasta que decida confiar en Dios?

La respuesta de algunos ante sus fracasos es: “La situación del mundo está muy complicada; las cosas no son como antes; tengo que mejorar algunas cosas; tengo que conseguir cierto tipo de ayuda” Y algunos en su terrible necedad de vivir confiando en sí mismos terminan buscando ayuda de los brujos y los demonios. Pero Dios, nuevamente por su misericordia le insiste al pueblo a que pruebe haciéndole caso y por esto les dice:

Hageo 1:8 Subid al monte, y traed madera, y reedificad la casa; y pondré en ella mi voluntad, y seré glorificado, ha dicho Jehová.

Pero no sólo los invita a probar con Él, sino que les aclara cuál es la razón de su fracaso, que es algo que ellos no han podido entender y por esto les dice:

Hageo 1:9-11 Buscáis mucho, y halláis poco; y encerráis en casa, y yo lo disiparé en un soplo. ¿Por qué? dice Jehová de los ejércitos. Por cuanto mi casa está desierta, y cada uno de vosotros corre a su propia casa. 10Por eso se detuvo de los cielos sobre vosotros la lluvia, y la tierra detuvo sus frutos. 11Y llamé la sequía sobre esta tierra, y sobre los montes, sobre el trigo, sobre el vino, sobre el aceite, sobre todo lo que la tierra produce, sobre los hombres y sobre las bestias, y sobre todo trabajo de manos.

Ustedes luchan por todas las cosas que desean y Dios está soplando para que no puedan conseguirlas. Y la pregunta entonces es: ¿Quién ganará?

Por supuesto que todos tenemos necesidades legítimas, comer, vestirnos, tener donde vivir, sin embargo el Señor Jesús nos dio la fórmula perfecta no sólo para tener lo que necesitamos, sino para crecer espiritualmente de tal manera que vivamos sirviéndole a él. La promesa que tenemos del señor es:

Mateo 6:31 al 34 No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? 32Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. 33Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. 34Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.

Si buscamos el reino de Dios y su justicia, al tener en cuenta lo que hemos visto hoy, debemos decidir hacer la voluntad de Dios, teniendo cuidado de que todo lo que hagamos lo hagamos de corazón para el Señor y no para los hombres… Y el resultado será que Dios se encargará de todo lo que realmente necesitemos.

Y si no estamos convencidos gracias a su infinita misericordia… Podemos probar con Él

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