EL PADRE DE LA FÉ – PARTE 3
I. INTRODUCCIÓN
En la escritura, para dar más claridad, contundencia y hacer más efectivo el mensaje de Dios para los hombres, encontramos algo llamado tipos y anti-tipos que nos sirven para entender con más facilidad el mensaje de Dios.
Éstos tipos y anti-tipos son historias o personajes que son usados como ejemplos para mostrar las verdades de la palabra de Dios. Uno muy claro para nosotros es el del pueblo de Israel, donde podemos ver ciertas similitudes con la auténtica vida cristiana que cada uno de nosotros debe vivir.
El pueblo estando destinado a vivir en la tierra prometida, por menospreciar las promesas de Dios y a Dios terminó esclavo en Egipto. Egipto representa el mundo que esclaviza a los hombres usando básicamente la codicia respecto de los bienes materiales, por esta razón la escritura bajo el nuevo pacto nos advierte que la raíz de todos los males es el amor al dinero…
Éstos objetivos materiales se vuelven tan importantes para los hombres, que de sólo pensar que no puedan lograrlos comienzan a experimentar el miedo a los faltantes que podrían venir por falta del dinero. Es decir aparece el miedo a la pobreza, al fracaso, a la soledad, a la enfermedad, al menosprecio… Y entonces para evitar esa “mala vida” los hombres se esclavizan cada vez más, lo cual nos lleva a trabajar en exceso, de forma incorrecta, aún en cosas que son ilícitas, o sosteniendo relaciones nada saludables, para a través de ellas buscar asegurar las cosas que creen que les permitirán tener una buena vida.
Esto plantea una lucha o pelea con otros hombres para lograr tener más que ellos, sin entender que la lucha es verdaderamente como dice la escritura contra los principados, las potestades, las huestes de maldad en las regiones celestes… Es decir los hombres ignoran que es Satanás quién ha diseñado esta forma de vida que los hombres creen qué es lo mejor o lo único que pueden hacer. Por algo la escritura dice:
1 Juan 5:19 Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno.
Y por eso, para librarnos de esta esclavitud leemos en la escritura que Jesús fue a la cruz para…
Hebreos 2:15 y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.
La muerte y resurrección de Jesús da opción a que todo aquel que crea en él sea librado de esa esclavitud, y más importante aún, sea salvo.
Pero para que esto ocurra el hombre debe clamarle a Dios, y es exactamente lo mismo que pasó con el pueblo de Israel cuando estando esclavo en Egipto, clamó al Señor, y gracias al poder de Dios y de forma milagrosa comenzó a disfrutar de la libertad, gracias al sacrificio del cordero pascual, que en realidad representa a Jesucristo en la cruz que es la única opción para poder ser libre y salvo.
Luego el pueblo tuvo que atravesar el desierto hacia la tierra prometida, dónde el objetivo de Dios era que confiando en él sus vidas fueran transformadas, y estuvieran así preparados para disfrutar de esa nueva tierra que les daba… De manera similar el desierto representa nuestra vida después de nacer espiritualmente, donde Dios también busca que a través de nuestra confianza en él seamos transformados, y estemos preparados para gobernar y vivir en la Jerusalén celestial.
Pero la historia del pueblo de Israel es triste porque de los que salieron de Egipto sólo dos personas entraron a la tierra prometida, ya que los demás no quisieron confiar verdaderamente en Dios.
Esto es similar a lo que viven muchos llamados cristianos que tienen fe en Jesucristo, pero no han decidido confiar plenamente en el Señor, de tal manera que todavía no han recibido el nacimiento espiritual ni la salvación que viene con él.
Pero no sólo la historia del pueblo nos puede dar lecciones espirituales, también hay personajes como en el caso que estamos viendo de Abraham, del cual si hacemos un paralelo podemos ver la similitud que tiene su vida, con lo que nosotros vivimos como cristianos.
Este hombre recibe el llamado de Dios cuando vivía en Ur de los Caldeos. El llamado consistía en abandonar su tierra, su parentela, para irse a vivir donde Dios le tenía destinado. De la misma manera todos nosotros estamos llamados a abandonar nuestra vida, para vivir una nueva vida como discípulos del Señor, y por esto la escritura dice:
2 Corintios 5:17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
El pueblo dejó Egipto, Abraham dejó sus tierras, y la escritura nos dice que también nosotros debemos renunciar a todo aquello que nos impida vivir esta nueva vida. Pues el Señor Jesús dijo:
Lucas 14:33 Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.
Por su poca fe se hace necesario que Abraham sea ayudado a través de las circunstancias, para que poco a poco haga caso a lo que Dios le había dicho, hasta que al fin llegó al lugar indicado por Dios.
Pero ya allí descubrió que si no tenía heredero no era mucho lo que había ganado, y por eso reclamándole a Dios recibió como respuesta la promesa de un hijo. Y cuando creyó en esta promesa dada por Dios la escritura nos cuenta:
Génesis 15:4 al 6 Luego vino a él palabra de Jehová, diciendo: No te heredará éste, sino un hijo tuyo será el que te heredará. 5Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia. 6Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia.
No podemos negar que este hombre tenía algo de fe o de esperanza que le llevó a acercarse a Dios, pero lo que creo que él no imaginó, es que cuando creyó en la promesa de un heredero recibió algo muchísimo más importante, que al menos la escritura no lo menciona como algo que le preocupara a Abraham, pues recibió la justificación por fe, es decir la salvación.
Igual nos pasa a nosotros. La mayoría de las personas nos acercamos a Dios por una gran cantidad de diversos problemas o necesidades, pero no porque nos preocupe lo que va a suceder después de nuestra muerte, sin embargo Dios aprovechando la motivación que tenemos de solucionar asuntos que nos parecen importantes, cuando nos acercamos y llegamos a creer en él como el Señor y Salvador, sin preguntarnos, y sin que lo pidamos, él nos regala la justificación o el perdón de nuestros pecados, que hacen posible nuestra salvación.
Es muy poco todo lo que podamos insistir en la importancia de este asunto. Ademas no hay otra forma de obtener la salvación, y por esto la escritura dice:
Salmos 49:6 al 9 Los que confían en sus bienes, y de la muchedumbre de sus riquezas se jactan,7 ninguno de ellos podrá en manera alguna redimir al hermano, ni dar a Dios su rescate 8(Porque la redención de su vida es de gran precio, y no se logrará jamás),9para que viva en adelante para siempre, y nunca vea corrupción.
No hay absolutamente nada que los hombres podamos hacer con todo nuestro poder o con todas nuestras riquezas, para arreglar el problema de la deuda que tenemos con Dios. Y si este asunto no es solucionado, sin lugar a dudas el destino final será el infierno para ser castigados por toda la eternidad.
Pero a pesar de lo grave, lo terrible y lo inminente de la condenación si Dios no nos la regala, a la mayoría de los hombres no les preocupa en lo absoluto este asunto, es mas ni siquiera piensan que la condenación eterna pueda ser una realidad.
Y entre los pocos que si les preocupa el asunto de la salvación, la mayoría de estos tienen un concepto totalmente equivocado, porque piensan que no merecen ser condenados ya que creen que sus buenas obras superan las malas, de tal manera que piensan qué tienen asegurada la salvación… Lo cual no es cierto, porque nadie, absolutamente nadie puede salvarse por medio de las obras lo cual es muy claro en la escritura, pues dice:
Gálatas 2:16 sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado.
Un problema similar a los que creen que se salvan por obras lo tienen cierta clase de cristianos, y cuando digo que cierta clase, me refiero a aquellos cristianos que están convencidos de haber obtenido la salvación por fe, pero en los cuales hay serias dudas acerca de su conversión por causa de su mal comportamiento. (Es posible que sólo sean cizaña y no verdaderamente trigo)
Y eso mismo podríamos pensar de Abrahán, el cual al inicio su obediencia a Dios tenía mucho que desear, porque él seguía a Dios pero pensando en las cosas de esta vida, en la tierra y su descendencia… Afortunadamente para él, con el tiempo entiende que es realmente lo importante y esta comprensión de las verdades de Dios le llevó a cambiar su actitud ante las cosas materiales, y como consecuencia los objetivos en su vida… Ya vimos que anhelaba la Jerusalén celestial, que es similar a decir que terminó apreciando lo valioso de la salvación eterna.
Igual debe suceder con nosotros, pues sólo cuando entendamos el verdadero valor de la salvación que hemos recibido, cambiaremos nuestra actitud hacia las cosas materiales y como consecuencia los objetivos que tenemos en la vida… Pero mientras no lo entendamos seguiremos en las mismas.
Y eso es lo que vemos inicialmente en Abraham, el cual vive muchos años esperando que Dios de respuesta a sus deseos, que se convirtieron en promesas pues Dios le dijo que los cumpliría. El problema es que como ya vimos, por su falta de verdadera confianza en Dios no supo esperar de la manera adecuada y por eso leemos:
Génesis 16:1 al 2 Sarai mujer de Abram no le daba hijos; y ella tenía una sierva egipcia, que se llamaba Agar. 2Dijo entonces Sarai a Abram: Ya ves que Jehová me ha hecho estéril; te ruego, pues, que te llegues a mi sierva; quizá tendré hijos de ella. Y atendió Abram al ruego de Sarai.
Teniendo la promesa de un hijo de su esposa, este hombre al ver que pasaron diez años y que no sucedía nada, tomo la decisión de ayudar a Dios, y lo digo de esta manera, “ayudar a Dios” pues al menos el objetivo que pretendía alcanzar era algo aprobado por Dios, no como otros que hacen cosas para lograr objetivos que no son aprobados por Dios.
El problema con Dios que los hombres no entienden y que a veces los cristianos también olvidamos es, que no confiar en Dios… No sólo es una grave ofensa, sino que la falta de fe impide que recibamos, o que se demore, o que recibiendo lo prometido no lo podamos disfrutar y termine no siendo de bendición.
Y eso fue lo que sucedió con Abraham, el cual en lugar de esperar en Dios prefirió confiar en los parámetros, los valores y la forma como en el mundo se hacían las cosas, y producto de todo esto termina teniendo un hijo con la esclava de su esposa.
El problema, que no es visto como un problema es que a Abraham le funcionó, pues obtuvo el hijo qué él pensó que era el prometido… Igual puede pasar con nosotros, si revisamos las promesas de Dios podemos ver que él ha prometido darnos muchas cosas:
Mateo 19:29 Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna.
No debe entenderse textualmente cien veces más pero sí la bendición de Dios en abundancia, tanto como esa abundancia no nos haga mal, por lo tanto podemos tener certeza que Dios ha prometido darnos sustento, Dios ha prometido protegernos, Dios ha prometido muchas bendiciones, pero todas esas cosas deben llegar en el tiempo establecido por Dios, del modo establecido por Dios, para darle el uso establecido por Dios, y obtener los resultados establecidos por Dios…
Pero allí es cuando al igual que Abraham al pasar el tiempo y no ver los resultados esperados, nos falta la fe, y entonces tratamos por nuestros propios medios de obtener lo prometido por Dios.
Algunos no entienden la diferencia entre esperar que Dios haga y hacer ellos, porque piensan que se trata de que ellos no hagan nada para que Dios haga, y no es precisamente así.
Es decir; cuando Dios le promete a Abraham un hijo de su esposa no se trataba de que no tuviera relaciones con su esposa, sino porque confiaba en Dios siguiera teniendo relaciones que Dios daría la bendición.
Cuando Dios nos promete el sustento no se trata de que nos sentamos y no hagamos nada, sino que buscamos formas de obtener ese sustento pero confiando en Dios, lo cual significa que al hacerlo no infringimos las instrucciones que nos da la palabra de Dios al respecto, no actuamos de forma deshonesta, no hacemos trampas, no somos ventajosos, en resumen podemos decir que no hacemos nada que desagrade a Dios. Y al ver Dios nuestra confianza expresada en nuestra obediencia dará la bendición en el tiempo apropiado.
Muchos no dejamos que Dios actúe porque hacemos cosas mezcladas, como en el caso de Abraham que debía tener relaciones pero como no funcionó con su esposa decidió hacerlo con la esclava. A veces los cristianos hacemos cosas correctas pero dentro de ellas metemos las incorrectas para lograr nuestros objetivos, y eso impide la bendición de Dios.
Ciertamente alcanzamos nuestros objetivos pero lo hacemos sin confiar en Dios, y pensamos que no pasa nada… Pero creer que actuar sin fe está bien, es igual a pensar que podemos burlar a Dios y eso no ocurrirá jamás.
La escritura nos advierte que cuando actuamos en la carne es decir sin fe, no nos debemos engañar pensando que no vamos a cosechar corrupción, porque Dios asegura que lo que sembramos eso vamos a cosechar. dice así:
Gálatas 6:7 No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.
Además cuando actuamos en la carne y obtenemos los resultados deseados, eso nos lleva a confiar más en la carne y a desconfiar más de Dios, y eso no es ninguna bendición.
Eso le pasó a Abraham, seguramente ni siquiera se dio cuenta del pecado que estaba cometiendo y además al ver los resultados, por fin tenía el hijo deseado por lo tanto pensaría que todo estaba muy bien.
Pero el tiempo al final dará evidencia de las cosas que fueron bien o mal hechas, y al pasar el tiempo se descubre que lo que Abraham pensó que era una gran bendición, pues no lo ha sido. Y al igual que Abraham, si pudiéramos evaluar como Dios lo hace, todo lo que hemos obtenido sin tener en cuenta y desobedeciendo a Dios, traera sus consecuencias.
La escritura nos hace la siguiente descripción de la descendencia de Abraham a través de Ismael:
Génesis 16:10 Le dijo también el ángel de Jehová: Multiplicaré tanto tu descendencia, que no podrá ser contada a causa de la multitud.
Dios le dice que la descendencia de Ismael se multiplicará en gran manera. Pero también nos habla del carácter de este pueblo cuando habla de Ismael y dice:
Génesis 16:12 Y él será hombre fiero; su mano será contra todos, y la mano de todos contra él, y delante de todos sus hermanos habitará.
¿Qué nos dice? Qué será un hombre peligroso, que estará peleando contra todos, y además que habitará en medio de sus hermanos, y sus hermanos son los descendientes de Isaac, es decir el pueblo de Israel. Los descendientes de Ismael (Los árabes) viven y pelean en medio de los descendientes de Isaac.
Si Abrahán hubiese sabido el conflicto que vivirían judíos y árabes o palestinos asesinándose de generación en generación por siempre, y que esa enemistad no tendría solución, a lo mejor este hombre hubiera esperado que Dios le proveyera lo prometido en el tiempo de Dios.
DIOS INSISTE EN LO PROMETIDO
Si mis cálculos no están mal a los 75 años Dios le prometió un hijo, a los 85, diez años después al no haber resultados Abraham engendró en la esclava a Ismael:
Génesis 16:16 Era Abram de edad de ochenta y seis años, cuando Agar dio a luz a Ismael.
Y 13 años después de nacer Ismael cuando Abraham tenía 99 años, el Señor se le aparece:
Génesis 17:1 Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto.
Pues Dios en su misericordia insiste con Abraham, al igual que insiste con cada uno de nosotros, y le pide que sea perfecto, qué sea integró delante de Dios, es decir de una pieza, sin dobles, sin dobles intenciones, lo cual dará como resultado que tengamos un genuino deseo de hacer las cosas correctas delante de Dios.
Nosotros tenemos las escrituras, el nuevo pacto que nos indica que es lo correcto delante de Dios. En el caso de Abraham no sabemos en qué momento, pero si dice la escritura que recibió una serie de mandamientos, principios, estatutos… Y ser íntegro y ser perfecto delante de Dios quiere decir que de todo corazón el debía desear cumplir con lo que Dios le había pedido…
Y es eso lo que vemos en la vida de Abraham, pues la escritura nos cuenta qué esa fue la razón por la cual Dios confirmó sus promesas con su hijo Isaac. Dios le dijo:
Génesis 26:4–5 Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y daré a tu descendencia todas estas tierras; y todas las naciones de la tierra serán benditas en tu simiente, 5por cuanto oyó Abraham mi voz, y guardó mi precepto, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes.
Insisto en que no sabemos por la escritura cuando recibió el estos preceptos, mandamientos, estatutos y leyes… Pero lo que sí sabemos es que Abraham hizo caso a todo esto que Dios le había ordenado, lo cual mostraba su confianza en Dios.
Pero antes de esto, cuando Dios le pide que sea perfecto delante de él, Dios le colocó la circunsición como una señal del pacto para él y para sus descendientes, y volvió a repetirle la promesa de un descendiente pero aquí si con toda claridad le dice que es de su esposa.
Génesis 17:15–16 Dijo también Dios a Abraham: A Sarai tu mujer no la llamarás Sarai, mas Sara será su nombre. 16Y la bendeciré, y también te daré de ella hijo; sí, la bendeciré, y vendrá a ser madre de naciones; reyes de pueblos vendrán de ella.
Cuando Abraham escuchó esto, me imagino que entendió que el hijo que tenía, Ismael, no era el que Dios le había prometido… Y por lo tanto entonces debía esperar el hijo prometido. Y la escritura nos cuenta:
Génesis 17:17 Entonces Abraham se postró sobre su rostro, y se rió, y dijo en su corazón: ¿A hombre de cien años ha de nacer hijo? ¿Y Sara, ya de noventa años, ha de concebir?
Y aquí nuevamente vemos al Padre de la fe pues no muy confiado… Y aunque como ya mencioné debió haber entendido que Ismael no era el hijo prometido, de todos modos le pide a Dios la bendición para Ismael…
Génesis 17:18 Y dijo Abraham a Dios: Ojalá Ismael viva delante de ti….
Allí estamos pintados los hombres, por nuestra incredulidad que nos lleva a desobedecer nos metemos en cosas en las cuales Dios no quería que nos metiéramos, o no era el tiempo de meternos en ellas, y somos tan necios que seguimos apreciando nuestros propios objetivos, seguimos confiamos en que eso alcanzado o que queremos alcanzar será de bendición para nuestra vida, y por eso mismo pedimos la bendición de Dios… Por ejemplo en la escritura dice:
1 Juan 2:15–16 No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. 16Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.
Y sin embargo encontramos cantidad de cristianos en muchas iglesias clamando, pactando, haciendo ayunos, vigilias para obtener las cosas del mundo, ignorando por completo que la amistad con el mundo es enemistad contra Dios.
Y muchas veces Dios por protegernos, pues obvio no nos contesta, y entonces nos resentimos con Dios, pensamos que no nos ama, que no nos cuida, porque no cumple nuestros deseos.
Cuando Dios oye la petición de Abraham por Ismael le contesta diciéndole:
Génesis 17:19 Respondió Dios: Ciertamente Sara tu mujer te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Isaac; y confirmaré mi pacto con él como pacto perpetuo para sus descendientes después de él.
En la respuesta de Dios vemos que le insiste en la importancia de la promesa de un hijo nacido a través de su esposa Sara, y le insiste en que el pacto que tiene con él, de una descendencia en la tierra prometida será confirmado con su hijo y con sus descendientes para siempre.
Es como si Abrahán siguiera pensando que el cumplimiento de la promesa de una tierra y de una descendencia, seguía dependiendo de Ismael, pero Dios le insiste que la promesa es para Isaac el hijo que todavía no tiene y su descendencia… Sin embargo Dios continúa:
Génesis 17:20 al 22 Y en cuanto a Ismael, también te he oído; he aquí que le bendeciré, y le haré fructificar y multiplicar mucho en gran manera; doce príncipes engendrará, y haré de él una gran nación. 21Mas yo estableceré mi pacto con Isaac, el que Sara te dará a luz por este tiempo el año que viene. 22Y acabó de hablar con él, y subió Dios de estar con Abraham.
Y respecto de Ismael Dios le dice que también lo bendecirá… Aunque Abrahán no tiene ni idea lo qué esa bendición significaba para Isaac y sus descendientes.
Comparado con nosotros podemos decir que aunque sabemos por la escritura que nuestro destino final y eterno será la Jerusalén celestial, pareciera que eso no tuviere importancia; me atrevo a pensar que muchos ni siquiera piensan en la Jerusalén celestial como su destino, lo cual muestra lo incrédulos que somos acerca de las promesas que Dios nos ha dado.
Y es por eso que nos obstinamos en que las cosas aquí en la tierra deben estar bien, es decir que deben ser abundantes como si esas cosas fueran lo valioso, y al igual que Abraham insistimos en pedir bendición para esas cosas, sin saber cómo Abraham, si realmente nos convienen esas cosas.
En uno de los estudios que tengo allí en la página web donde el objetivo es enseñar el verdadero concepto de lo bueno y de lo malo, para poder entender lo que es verdadera bendición, dice lo siguiente:
¿Será bueno tener una iglesia grande? ¿Será bueno tener sabiduría? ¿Será bueno tener mucho dinero para la obra? ¿Será bueno poder hacer milagros y sanidades? ¿Será bueno tener salud? ¿Será bueno tener discípulos que nos respalden? ¿Será bueno tener esposa? ¿Será bueno tener hijos? ¿Será bueno tener vehículo? ¿Será bueno tener jubilación?, etc….
¿Porque hago todas esas preguntas? Muy sencillo, porque la gente piensa que todas esas cosas que he mencionado son buenas, por lo tanto la gente desea tener ese tipo de cosas, sin embargo cuando vamos a orar por nuestro futuro, aún por las cosas que deseamos de acuerdo a la voluntad de Dios, Dios en su palabra nos dice :
Romanos 8:26 Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.
No sabemos en realidad que va a pasar con nuestra vida si obtenemos o no esas cosas, y es por eso que algunos producto de buscar esas cosas sin la dirección de Dios, o infringiendo sus principios, obtenido los siguientes resultados… Continúa el material…
Hay iglesias grandes donde Dios no ha podido entrar, sabiduría humana que ha sido mal empleada, dinero para la obra que ha terminado financiando pecado, milagros que han sido usados para enseñar y respaldar malas doctrinas, salud que ha permitido trabajar diligentemente en caminos que no son de Dios, discípulos que han respaldado esos malos caminos y a sus líderes, esposas que han colaborado en hundir al pastor, hijos que ha sido mal testimonio para la iglesia, etc.
Y para que no nos pasen esas cosas Dios promete:
Romanos 8:27 Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.
Y como consecuencia de ese cuidado que Dios tiene de nosotros a través de su Espíritu, el resultado puede ser que las cosas no salgan como las deseamos, aun que salgan como detestamos que sean, sin embargo su palabra continúa diciendo:
Romanos 8:28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados
El milagro será que todo lo que nos suceda va a ayudar a cumplir el pacto que Dios tiene con nosotros.
Óigalo bien, no hay absolutamente nada que le pase a usted que no ayude al cumplimiento del pacto que Dios tiene con usted, lo cual quiere decir que cuando usted está viendo problemas en las situaciones que le suceden, y eso lo desanima en su relación con Dios, es porque usted no tiene fe en lo que Dios está haciendo por usted. O ha dejado de orar y su fe a menguado, o insiste por peticiones que no son importantes lo cual también baja su fe. Es decir; no sabe lo que está pidiendo.
Así parece que estaba viviendo Abrahán, y la escritura nos cuenta
Génesis 21:1 al 2, 5 Visitó Jehová a Sara, como había dicho, e hizo Jehová con Sara como había hablado. 2Y Sara concibió y dio a Abraham un hijo en su vejez, en el tiempo que Dios le había dicho…. 5Y era Abraham de cien años cuando nació Isaac su hijo.
Me gusta como dice… Como Dios había dicho, como Dios había hablado, en el tiempo que Dios había dicho…Hasta allí todo parece bien, pero al crecer Isaac:
Génesis 21:9 Y vio Sara que el hijo de Agar la egipcia, el cual ésta le había dado a luz a Abraham, se burlaba de su hijo Isaac.10Por tanto, dijo a Abraham: Echa a esta sierva y a su hijo, porque el hijo de esta sierva no ha de heredar con Isaac mi hijo. 11Este dicho pareció grave en gran manera a Abraham a causa de su hijo.
La lección espiritual es que lo que hacemos en la carne con nuestro poder, con nuestra sabiduría, con nuestros recursos y básicamente con nuestra confianza en nosotros mismos, no es compatible con la obra que Dios quiere hacer en nuestra vida.
Y el problema es que renunciar a ese tipo de vida nos parece grave, es como si confiar en Dios y esperar los tiempos de Dios fuera un gran problema…
Por ejemplo: ¿Confía usted como esposa que sujetándose a su marido, va a obtener mejores resultados que si es una manipuladora, rebelde y desobediente?
¿Confía usted como esposo que amando a pesar de a su esposa, va a obtener mejores resultados que tratándola de manera tosca o inflexible y sin misericordia?
¿Confían ustedes como Padres que lo más importante que pueden hacer con sus hijos es enseñarles a caminar con Dios?
¿Confía usted como hijo que la verdadera bendición vendrá sólo sí tienen como objetivo vivir para Dios?
Resumiendo podemos decir: ¿Confiamos en lo buenas que son las promesas de Dios para nosotros?
Pues lo tremendo es que Abraham, teniendo ya a su hijo, el prometido por Dios, del cual verdaderamente dependían las promesas, parecía no estar confiando mucho en Dios y por eso le pareció grave tener que echar a su hijo Ismael. Pero, y pienso que para que no la volviera a embarrar en ese instante Dios le dice:
Génesis 21:12 al 13 Entonces dijo Dios a Abraham: No te parezca grave a causa del muchacho y de tu sierva; en todo lo que te dijere Sara, oye su voz, porque en Isaac te será llamada descendencia. 13Y también del hijo de la sierva haré una nación, porque es tu descendiente.
Nuevamente Dios le insiste que la clave de la bendición está en Isaac no en Ismael, por lo tanto o no debería parecerle grave que Ismael tuviera que irse.
La bendición está en que andemos en el Espíritu haciendo la voluntad de Dios, y no debe parecernos grave tener que renunciar al comportamiento de la carne.
Por supuesto Dios justo y misericordioso también promete bendición a Ismael, bendición que en realidad la había prometido a Agar mucho antes de todas estas situaciones.
Y entonces por fin, después de un largo caminar con Dios este hombre tiene lo que deseaba, la tierra y él hijo que le dará la descendencia que habitará en esa tierra a perpetuidad.
PERO EL FIN DEL HOMBRE NO ES EL MISMO FIN DE DIOS
Bueno, teniendo ya todo esto pensaríamos que el asunto estaba concluido, y que de allí en adelante se esperaría que en un comportamiento normal, Isaac se casara y comenzara a crecer la descendencia de Abraham.
A veces llegamos a la vida cristiana con una cantidad de cosas desordenadas en nuestra vida, y en la medida en que confíamos en su amor y a través de ciertos tratos Dios, donde Dios nos tiene que dar ciertos empujoncitos como a Abraham, Dios nos va enseñando a hacer cada cosa como es debido, y esto normalmente trae mejorías, aunque a veces algunas cosas terminan de descomponerse porque es necesario que así suceda…
Pero cuando aprendemos a confiar en Dios respecto de todas estas cosas (confianza que se evidencia en la obediencia) obtenemos una vida verdaderamente tranquila, sabiendo que la promesa de Dios es proveer lo necesario para esa nueva vida. Por eso dice la escritura:
Filipenses 4:4 al 7 Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! 5Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. 6Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. 7Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
Sin embargo, si revisamos bien el versículo veremos qué falta algo, es decir será que ese es todo el objetivo de Dios para nuestra vida, hacernos una serie de promesas terrenales y cumplirlas.
Pues no, hay algo más importante y mucho más valioso, y Dios quiere llevarnos a vivir en esa dimensión de verdadera, verdadera prosperidad.
Y esa bendición de la que estoy hablando la podemos entender al leer lo que Dios le pidió a Abraham, cuando él pensó que ya todo estaba solucionado. Dice la escritura:
Génesis 22:1 al 2 Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí. 2Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré.
Por supuesto lo primero que podíamos pensar a leer semejante petición es que Dios se enloqueció.
¿Por qué? Porque después de estudiar todo lo que Dios tuvo que hacer para que Abraham aprendiera a confiar en que Dios le daría un hijo, y de él una descendencia para habitar en la tierra, ahora resulta que Dios le pide sacrificar a su hijo Isaac.
En la petición vemos que Dios le dice “tu único, Isaac, a quien amas” Ya gracias a Dios Ismael no cuenta porque el mismo Abraham lo despachó, pero ahora Dios le pedía hacer lo mismo con Isaac.
Haciendo un paralelo podíamos decir: Dios nos pide dejar Egipto, luego Dios tiene que tratar nuestra vida para sacar a Egipto de nuestro corazón, cuando esto sucede, cuando renunciamos a vivir en la carne y aprendemos a confiar en Dios dirigidos de manera continua por El, esto nos permite gozar de todas las promesas y las bendiciones que Dios tiene para nosotros en este tiempo.
Lo que sonaría extraño para nosotros es, que Dios nos pidiera renunciar a la nueva vida que ahora tenemos gracias a la bendición que Dios nos ha dado.
¿Dios ha restaurado tu hogar pero estas dispuesto a renunciar a el?; ¿Dios ha restaurado tu área financiera pero estás dispuesto a renunciar a ella?; ¿Dios ha restaurado tu salud pero está dispuesto a renunciar a ella?; ¿Dios te ha dado una carrera pero está dispuesto a renunciar a ella? ¿Dios te ha dado unos hijos pero estás dispuesto a renunciar a ellos? ¿Qué hizo entonces Abraham?
Génesis 22:3 al 5 Y Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos suyos, y a Isaac su hijo; y cortó leña para el holocausto, y se levantó, y fue al lugar que Dios le dijo. 4Al tercer día alzó Abraham sus ojos, y vio el lugar de lejos. 5Entonces dijo Abraham a sus siervos: Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos a vosotros.
La pregunta es: ¿Cuánto confiaba Abraham en las palabras de Dios que estuvo dispuesto a obedecer?
Ahora si usted mira la última frase de este texto, notará que Abraham está diciendo; “y volveremos a vosotros”, la pregunta es: ¿Cómo iba a volver con su hijo si lo iba a sacrificar? Acaso: ¿Abraham estaba mintiendo para no aparecer como malo ante sus siervos y para que Isaac no saliera corriendo?
Pues no. Abraham lejos de estar mintiendo lo que está haciendo es confiar en la promesa de Dios de un hijo, una descendencia y una tierra. Y es tal su confianza en Dios que no importa lo que Dios le pida hacer, él confía en que Dios cumplirá su promesa. Por supuesto no lo digo yo, lo dice la escritura:
Hebreos 11:17 al 19 Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito, 18habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada descendencia; 19pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir.
¿Qué nos cuenta la escritura? Que Abraham pensó, yo hago lo que Dios dice pero Dios para cumplir su promesa lo resucita, porque Dios no dejara de cumplir sus promesas.
Cuando se menciona a Abraham como el padre de la fe, debemos entender que él fue el primero en aprender a confiar como nosotros también debemos aprender a confiar.
Aún desde el viejo pacto se nos enseña que la clave para una vida verdaderamente agradable delante de Dios, está en aprender a confiar tanto en Dios que sólo Dios sea suficiente para nuestra vida. Y por eso podemos leer:
Habacuc 3:17–19 Aunque la higuera no florezca, Ni en las vides haya frutos, Aunque falte el producto del olivo, Y los labrados no den mantenimiento, Y las ovejas sean quitadas de la majada, Y no haya vacas en los corrales; 18Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salvación. 19 Jehová el Señor es mi fortaleza, El cual hace mis pies como de ciervas, Y en mis alturas me hace andar.
Porque una cosa es confiar en Dios a causa de ver que provée absolutamente para todas nuestras necesidades… Y otra mucho más valiosa confiar en Dios así estemos viviendo en escasez, persecución, enfermedad, tribulación…
Y eso es lo que manifiesta el profeta. Aunque falte absolutamente todo todavía hay gozo, todavía hay fortaleza, todavía camina con el Señor y nota como cada vez hay más crecimiento.
El verdadero hijo de Dios, el que realmente ha nacido de nuevo, el que realmente ha recibido la salvación vivirá toda su vida caminando con Dios, al igual que Abraham fallaremos pero siempre tarde o temprano continuaremos caminando con Dios, teniendo como objetivo llegar a confiar y a amar tanto a Dios, que sólo él nos importe.
Isaac, nos cuenta la tradición de los hebreos que tenía 33 años cuántos fue con su Padre para ser sacrificado. Isaac no se resistió, de haberlo hecho su Padre no lo hubiera podido amarrar mi colocarlo sobre el altar, Isaac voluntariamente se ofreció a hacer lo que Dios había pedido.
La escritura nos cuenta que el Señor Jesús dijo:
Juan 10:17 al 18 Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. 18Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.
El Señor Jesús no fue obligado, voluntariamente se ofreció a morir en la cruz para proveernos la oportunidad de la salvación.
¿Qué debió sentir Abraham cuando estuvo a punto de sacrificar a su hijo…Sin una razón que pareciera válida? O ¿Qué debió sentir Isaac cuando estuvo a punto de morir por nada?
Y entonces también descubrimos que en la historia de Abraham, Isaac es un tipo, un modelo, una enseñanza de lo que Dios Padre y su hijo tuvieron que hacer por nosotros para rescatarnos y regalarnos la salvación.
Sabemos que el final de la historia es que Dios provee un cordero, de tal manera que habiendo probado el corazón de Abraham, en sentido figurado le devuelve a su hijo lo cual representa la resurrección de Jesucristo…
Pero hay algo más que es lo más importante que podemos entender y que entendió Abraham cuando obedeció a Dios… El Señor Jesús dijo:
Juan 8:56 Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó.
Cuándo Jesús dijo esto los judíos le dijeron que como era posible que supiera eso si Abraham había muerto hace muchos años y por lo tanto Jesús no lo había podido conocer… Pero esto decían porque no entendían que Jesucristo era Dios.
Y tampoco entendieron a qué se refería con que Abraham se gozó de ver el día del Señor… ¿A qué se refería al señor?
Pues a que Abraham en ese momento cuando fue a sacrificar a su hijo entendió que eso era lo que Dios padre haría por él para otorgarle la salvación eterna… En otras palabras entendió lo costoso del sacrificio y por lo tanto lo grande del amor de Dios para el hombre pecador.
Sólo cuando entendamos el amor de Dios por nosotros podemos vivir confiando ciegamente en Dios, entendiendo que cualquier cosa que haga con nosotros o que cualquier cosa que nos mande a hacer sólo está motivado por un amor de una dimensión, de una magnitud que nos es difícil entender. Sólo en el espíritu podemos entender este gran amor y por lo tanto entregar absolutamente todo a nuestro buen Dios.
Eso es lo que estamos viviendo… O todavía estamos evaluando el amor de Dios por las cosas que nos pasan aquí en la tierra, sin entender que él solamente está cumpliendo su propósito maravilloso en nuestra vida.