MIRAD CUAL AMOR – PARTE 1

MIRAD CUAL AMOR – PARTE 1

EL ENORME PRIVILEGIO DE SER HIJOS DE DIOS

I. INTRODUCCIÓN

1 Juan 3:1 Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él.

¿De dónde venimos?¿Quiénes somos?¿Para dónde vamos? Son preguntas que al ser contestadas correctamente nos permitirán entender el propósito por el cual existimos.

¿Es esto es importante? No sólo es importante, es indispensable entender el propósito por el cual existimos, porque de eso dependerá qué usemos lo que nos ha sido dado de la manera correcta, lo cual traerá muchos beneficios permitiéndonos vivir y sentirnos muy bien.

Si alguien comprara una aspiradora para trabajar en el campo sembrando papas… No un asadon sino una aspiradora. Al usarla pensaría que sembrar papas es un trabajo supremamente difícil. Y si su esposa usa el asadon para limpiar el tapete y las cortinas, también pensaría que es un trabajo muy difícil de realizar… El problema: Están usando aparatos diseñados para una función en una tarea completamente diferente.

Lo mismo ocurre con el ser humano, cuando no conoce la razón por la cual que existe. Y entonces vive, para lo que el cree es su propósito, invirtiendo o gastando lo que ha recibido de manera completamente equivocada, y recibiendo como resultado fracaso, frustración y mucho dolor… Por eso el mundo está como está.

¿Quiénes somos? Según muchas mujeres los hombres somos lo peor… Y según muchos hombres las mujeres son todavía más terribles…

El problema es que si desde pequeños nos dicen continuamente que somos tontos, al crees que eso es verdad seguramente nos comportaremos como tontos.

Y por supuesto no es extraño que en el mundo busquen clasificarnos, aún haciendo comparaciones para definir lo que somos… Y me imagino que ustedes han escuchado que algunos hombres o mujeres son tajantes al decirle a los demás: !No me compares con nadie! Pues piensan que las comparaciones son malas, al punto de que he escuchado que algunos dicen que a Dios no le agradan las comparaciones por lo tanto hacerlas está mal.

Sin embargo; lo que a muchos molesta no son en realidad las comparaciones. Sino que a través de las comparaciones hablen mal de ellos.

Si a alguna mujer le dicen que ella es más hermosa que la señorita Colombia o que miss mundo. O que ella es más buena que la madre Teresa de Calcuta, no creo que ese tipo de comparaciones le vayan a molestar. Pero si le dicen que es igual a la loca del barrio… La reacción será diferente.

Pero: ¿Usa Dios en su palabra las comparaciones para hablarnos? La respuesta es sí. No hay duda que Dios nos compara de muchas maneras, para buscar corregir nuestro comportamiento. Por ejemplo:

Proverbios 6.6–8 Ve a la hormiga, oh perezoso, Mira sus caminos, y sé sabio; 7 La cual no teniendo capitán, ni gobernador, ni señor, 8prepara en el verano su comida, y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento.

Podemos ver que no sólo nos compara con otras personas, sino aún con los animales para mostrarnos las buenas actitudes que debemos tomar, o las malas que debemos dejar. Como por ejemplo, mostrando la injusticia y la maldad de su pueblo les dice:

Jeremías 5:8 Como caballos bien alimentados, cada cual relinchaba tras la mujer de su prójimo.

Un caballo bien alimentado ante una yegua en celo es muy difícil de controlar… Y así estaban los hombres del pueblo producto de su rebeldía con Dios. En otra ocasión tratando de hacer entender al hombre lo bueno de los caminos de Dios, para mostrarle su terquedad le dice:

Salmos 32:9 No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento, que han de ser sujetados con cabestro y con freno, porque si no, no se acercan a ti.

Por supuesto hay una gran diferencia entre usar una comparación para ofender… A usar una comparación para hacer entender el pecado, o la necedad de aquel a quién le hablamos.

Pero todavía no he contestado la importantísima pregunta: ¿Quienes somos? Insisto: Importantísima porque entendiendo quienes somos, vamos a entender qué es lo que podemos y debemos hacer.

Llevo más de 40 años el ministerio trabajando con cristianos y cuando en alguna ocasión tratando de corregir a alguien, le he insisto en que debe tener un buen comportamiento, es decir; que debe dejar su pecado. Muchas veces he recibido como respuesta:

“Pero si soy humano…¿Cómo no voy a sentir, cómo no me va a doler, cómo no me voy a molestar, cómo no voy a reaccionar de esa manera?”

Es decir; aunque somos cristianos en ciertos momentos nos describimos como humanos, para justificar ciertos comportamientos que consideramos correctos…… Precisamente porque somos humanos.

Y cuando para corregirnos nos dicen que Jesús no actuó de esa manera, somos capaces de decir: “Yo no soy Jesucristo, él puso la otra mejilla pero yo no soy capaz, yo soy humano”

También algunas mujeres me han dicho: “Yo no me voy a sujetar a mi marido porque el no es Jesucristo”

Ese tipo de argumentos disculpan nuestro mal comportamiento. Y lo grave es; que cuando no reconocemos la responsabilidad por nuestro mal comportamiento, lo que en realidad estamos diciendo es que no vamos a cambiar.

Al disculparnos con éstos argumentos estamos haciendo varias cosas muy equivocadas. En primer lugar hemos perdido de vista, qué aunque los hombres ven nuestro buen o mal comportamiento, la realidad y lo importante es que Dios ve nuestro buen o mal comportamiento. Y es a El a quien tenemos que dar cuenta, no a los hombres. La escritura dice:

Colosenses 3.23–25 Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; 24sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís. 25Mas el que hace injusticia, recibirá la injusticia que hiciere, porque no hay acepción de personas.

Cuando entendemos esta preciosa verdad, que es Dios quien nos premia o nos disciplina, no vamos a ser tan tontos de mostrar nuestro buen comportamiento ante los hombres, ni tampoco vamos a justificar o esconder nuestro mal comportamiento ante los hombres… Porque sabemos que por encima de ellos esta Dios, que conoce los pensamientos y las intenciones de nuestro corazón.

Un segundo error en estas justificaciones, es pensar que como no somos Jesucristo, entonces no tenemos ni la obligación, ni la capacidad de hacer lo correcto. Pero contrario a esto, Jesucristo dijo:

Juan 13:15 Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.

El señor Jesús, sabiendo que no somos Jesucristo, nos ha ordenado seguir su ejemplo. La pregunta es: ¿Está acaso dándonos el Señor Jesucristo un mandato que debemos ignorar porque estamos convencidos que es imposible de cumplir?

Este argumento de que no podemos hacer lo que Jesucristo hizo, tiene como base el pensar que Jesucristo como es Dios, por supuesto que él puede hacer cualquier cosa que nosotros no podemos hacer, porque no somos Dios.

Al decir esto tienen razón en que Jesucristo es Dios. Pero están ignorando algo supremamente importante. Y es que la escritura enseña, que cuando Jesús vino como el mecías sufriente, se despojó a sí mismo para hacerse hombre… Dice así:

Filipenses 2.5–8 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, 6el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.

Este es un asunto algo misterioso. Lo que yo entiendo es que Jesucristo no dejo de ser Dios, pero si renunció a la posición y al poder de Dios para vivir como un hombre. Y aun viviendo como hombre se despojó de los derechos que tienen los hombres, para ser obediente hasta la muerte en la cruz…

En otras palabras Jesucristo era hombre 100% cuando vino a realizar el plan de salvación. Esto es muy importante tenerlo claro por varias razones:

1. Era necesario que como hombre nos diera ejemplo de que se podía vivir haciendo la voluntad de Dios.

2. Era necesario que como hombre viviera sin pecado para luego poder morir en nuestro lugar y otorgarnos la opción de salvación.

3. Y era necesario que como hombre viviera haciendo la voluntad de Dios, para así confirmar la condenación de aquellos que por no creerle no hicieron lo correcto.

Respecto de este último punto la escritura habla de esto de la siguiente manera:

1 Pedro 3.18–20 Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu; 19en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados, 20los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua.

Aquellos que en aquella época no creyeron en el juicio de Dios… El diluvio. Se burlaron de la fe de Noé. Pero esa fe de la cual se burlaban, fue lo que llevo a Noé a construir el arca, es decir; a vivir en obediencia a Dios, lo cual le salvo.

Por todo esto: Por nuestra salvación, por el ejemplo, por el juicio contra los que no han creído, era justo y necesario que Jesucristo viniera como hombre.

Y por ser esta una verdad muy importante, no es extraño que Satanás quiera negarla. Y por eso encontramos al apóstol Juan que en su segunda carta, nos advierte del peligro de no reconocer que Jesucristo vino como hombre. Dice así:

2 Juan 7–8 Pues andan por el mundo muchos engañadores que no reconocen que Jesucristo vino como hombre verdadero. El que es así, es el engañador y el Anticristo. 8Tengan ustedes cuidado, para no perder el resultado de nuestro trabajo, sino recibir su recompensa completa.

Satanás quiere que pensemos que Jesucristo no vino como hombre para de esta manera desanimarnos a vivir de acuerdo al ejemplo que el nos ha dado. Y ciertamente muchos piensan que lo que ellos viven Jesucristo nunca lo tuvo que vivir.. Sin embargo se equivocan, la escritura nos cuenta:

Hebreos 4.15–16 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. 16Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

Y como el Señor Jesús fue tentado en todo según nuestra semejanza, el nos entiende, el nos compadece, y el puede darnos la dirección y el poder para seguir su ejemplo.

Eso quiere decir que sí podemos hacer lo mismo que Jesucristo hizo, aunque no somos Jesucristo. La escritura nos muestra algunas diferencias muy importantes entre el y nosotros. Por ejemplo:

El nació sin pecado, es decir sin esa naturaleza pecaminosa, sin esa muerte espiritual que todos los hombres heredamos de Adán…La escritura dice:

Romanos 5.12 Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.

Esa naturaleza pecaminosa que es común en todos los hombres, no la recibió Jesús porque él fue engendrado en María por el Espíritu Santo y no por un hombre terrenal. Las palabras del Ángel a María fueron:

Lucas 1.35 Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.

Y la segunda gran diferencia, que tiene íntima relación con este primer punto, es que contrario a nacer con esa influencia pecaminosa que es en realidad la influencia de Satanás, él fue lleno del Espíritu Santo desde el momento en que fue he engendrado.

Y por eso, aunque fue 100% hombre, el estar lleno del Espíritu Santo fue lo que le dio la dirección y el poder para hacer la voluntad de su padre.

Pero ojo la diferencia está en que el desde que fue engendrado fue lleno del espíritu Santo. En lo que no hay diferencia es que él fue lleno del Espíritu Santo como nosotros también podemos ser llenos del espíritu Santo.

Y si eso fue lo que hizo que el pudiese vivir haciendo la voluntad de Dios entonces nosotros también podemos vivir haciendo la voluntad de Dios porque tenemos el mismo espíritu Santo.

Si desde pequeños nos dicen tontos y nos lo creemos terminamos actuando como tontos. Si creemos que no tenemos poder para hacer la voluntad de Dios entonces no haremos la voluntad de Dios.

Hay un personaje muy especial que es Juan el Bautista, el cual sí tuvo un padre terrenal, pero por la gracia de Dios también fue lleno del Espíritu Santo desde el vientre su madre. Las palabras del Ángel al padre de Juan el Bautista fueron:

Lucas 1.15–16 porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre. 16Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos.

Y este privilegio de estar lleno del Espíritu Santo desde su nacimiento, es lo que le dio la capacidad de ser el mensajero del Señor.

Ahora; Juan el Bautista no parece ser un gran personaje comparado con Abraham, o Moisés, o David, o con los profetas como Jeremías, Isaías… Pues no se oye de el que hiciera milagros, o que hubiese librado grandes batallas o que hubiese sido inmensamente rico o poderoso.

Sin embargo aunque parezca extraño Jesús dijo que Juan el Bautista es el mayor profeta que ha existido bajo el viejo pacto. Es decir fue más importante qué todos los hombres que hasta ese tiempo habían existido. Las palabras de Jesús fueron:

Lucas 7.28 Os digo que entre los nacidos de mujeres, no hay mayor profeta que Juan el Bautista…

Juan el Bautista fue mayor que Abraham, Moisés, David, o los profetas… Y creo que no hay duda que la razón es que fue lleno del Espíritu Santo desde el vientre de su madre… Y por supuesto fue obediente a la dirección que el Espíritu Santo dio a su vida.

Pero lo bueno de esta información que nos da Jesús acerca de la grandeza de Juan el Bautista, es lo que continuó diciendo:

Lucas 7.28 … pero el más pequeño en el reino de Dios es mayor que él.

Si el más pequeño en el reino de Dios es mayor que Juan el Bautista, y si Juan el Bautista fue mayor que Abraham, que Isaac, qué Moisés, que David, que cualquiera de los profetas… Entonces quiere decir que el más pequeño en el reino de Dios, es mayor qué todos estos grandes hombres.

Ahora: la grandeza de un hombre delante de Dios no depende en lo absoluto de las capacidades, de la riqueza, del poder, de sus grandes hazañas o conquistas porque cuando los hombres logran estas cosas es gracias al poder de Dios… por eso su palabra dice que toda la gloria es para el.

La grandeza de un hombre delante de Dios, depende de su disposición y obediencia para hacer la voluntad de Dios.

Esto quiere decir que si el más pequeño de nosotros es mayor que todos estos grandes hombres de la Biblia… Es porque nosotros tenemos aún más facilidad para disponernos a hacer la voluntad de Dios que estos hombres.

Y cuando digo que según Jesús, el más pequeño de nosotros es más grande que todos estos hombres, es porque nosotros pertenecemos al reino de Dios desde el momento en que nacimos de nuevo.

Este nuevo nacimiento como hemos visto muchas veces, nos da una serie de privilegios que no tuvo Juan el Bautista, y que no tuvo ninguna de las personas que vivieron bajo el viejo pacto.

Una de ellas fundamental, es que bajo el viejo pacto los hombres podrían ser llenos del Espíritu Santo, pero también el Espíritu Santo podía abandonarlos. Por esto David decía:

Salmo 51.11–12 No me eches de delante de ti, y no quites de mí tu Santo Espíritu.12Vuélveme el gozo de tu salvación, y espíritu noble me sustente.

Es por esta razón que rey Saúl, quien en una época teniendo el Espíritu de Dios profetizó, luego un espíritu maligno lo atormentaba, y al final fue desechado por Dios.

Pero en nuestro caso, el Espíritu Santo jamás nos abandonara, por supuesto si hemos nacido de nuevo.

El otro privilegio es, que este Nuevo Nacimiento, como sus palabras lo indican, hace de nosotros unas nuevas criaturas… Dice así:

2 Corintios 5.17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

¿Qué significa que somos nuevas criaturas?… Para explicar esto también acostumbro dar un ejemplo muy exagerado. Imaginemos que tomo un pececito de un acuario, y por arte de magia lo convierto en gato. La pregunta es: ¿Este gato que antes era pez podrá volver a vivir cómodo en el acuario?

La respuesta es no, es imposible. Es posible que quiera tirarse de cabeza al acuario pero tendría que aguantar la respiración y luego inevitablemente volver a salir, porque las características que tiene ahora como nueva criatura no le permiten vivir como un pez.

Eso es exactamente lo que ha pasado con nosotros cuando hemos nacido de nuevo. Hay una cantidad de cosas que pasaron, que hizo que las cosas viejas quedarán atrás, y que nuevas cosas nos prepararan para vivir de una manera diferente.

En resumen; una persona que realmente ha nacido de nuevo no puede volver a vivir en el acuario, se ahoga. No se siente bien, su naturaleza lo empuja a vivir fuera del acuario…

Esta es una verdad fundamental. Un cristiano si realmente ha nacido de nuevo no puede seguir viviendo en el pecado… El apóstol Pablo escribió:

Romanos 6.1–2 ¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? 2En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?

Esto quiere decir que cuando un llamado cristiano puede seguir viviendo en el pecado, cuando sigue mintiendo, o sigue siendo deshonesto, sigue siendo adúltero, fornicario y se siente cómodo… Tan cómodo que no está pensando en dejar esos pecados…

Surge una gran interrogación: ¿Si será una nueva criatura? ¿Si habrá nacido de nuevo? ¿Si será que ya pertenece al reino de Dios?

Y si no ha nacido de nuevo y no pertenece al reino de Dios; el problema no es ni siquiera los pecados que está cometiendo… Porque hasta puede que pase un buen tiempo viviendo “sabroso”.

El verdadero problema es; que si llega a morir sin haber nacido de nuevo ira directo al infierno por toda la eternidad. Y de ocurrir eso, eso tan espantoso no tiene remedio.

Pero si hemos nacido de nuevo, tenemos un enorme privilegio que debemos aprovechar.

Es por esto que cuando somos colocados en el trillo de Dios, cuando somos probados y nos rajamos, y no respondemos como debiéramos, en lugar de reconocer que nos falta apegarnos a Dios y apropiarnos de las herramientas necesarias para salir victoriosas, es un gran error si para justificar nuestro pecado comenzamos a decir: “Es que somos humanos”

No. No somos humanos. No podemos portarnos como los humanos se portan, somos hijos de Dios y tenemos un enorme privilegio al tener el Espíritu Santo en nuestra vida.

Decir que somos humanos cuando fallamos, es como estar creyendo que a pesar de haber nacido de nuevo, seguimos siendo iguales a todos los hombres que no han creído en Jesucristo?

Ahora: Si no hemos nacido de nuevo si somos iguales a todos los hombres, y si podemos contestar ante las exigencias de Dios que somos humanos.

¿Pero si ya hemos Nacido de Nuevo no podemos contestar de esa manera ante las demandas de Dios, porque ya no somos humanos, pues en realidad somos hijos de Dios?

Sin embargo aquí hay que hacer una aclaración, porque mucha gente cree que todos los seres humanos son hijos de Dios. Y si todos los seres humanos son hijos de Dios entonces no habría ninguna diferencia entre ser humano y ser hijo de Dios.

Lo que la escritura enseña, es que sólo somos hijos de Dios los que hemos obtenido gracias a nuestra fe en Jesucristo, el nuevo nacimiento. Los que no han nacido de nuevo, se nos ha enseñado que son criaturas de Dios como lo es una vaca, un perro un conejo… Pero esto tampoco es cierto, pues la realidad es que los que no han nacido de nuevo, en realidad son hijos del diablo.

1 Juan 3.10 En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios.

Yo sé que decir esto suena muy duro cuando no estamos acostumbrados a recibir la verdad de parte de Dios. Pero esa es la verdad. La fe que ahora nos ha hecho hijos de Dios, en la antigüedad esa fe al estar depositada en el mundo que está en manos del maligno, nos hacía hijos del diablo.

La escritura dice que Jesucristo es el verbo, es decir Jesucristo es la palabra. Y…

Juan 1.14 Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.

Y también dice la escritura que todos los que recibieron el verbo, es decir a Jesús…

Juan 1.12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;

Se les concedió el privilegio de ser hechos hijos de Dios. ¿Por qué? Porque recibieron con fe la palabra que los llevó a recibir a Jesucristo como su Señor y su Salvador. Y Dios realizó en ellos el Nuevo Nacimiento que los convirtió en hijos de Dios.

Siendo esto así; quiere decir que cuando nosotros decimos que no podemos obedecer a Dios porque somos humanos… En realidad estaríamos diciendo que seguimos siendo hijos del diablo. Y por eso ni queremos ni podemos obedecer a Dios.

Pero responder de esa manera es igual a negar a Jesucristo Y su palabra dice:

2 Timoteo 2.11–12 Palabra fiel es esta: Si somos muertos con él, también viviremos con él;
12si sufrimos, también reinaremos con él; Si le negáremos, él también nos negará.

Ahora: Desde el viejo pacto Dios venía dando enseñanzas acerca de la importancia y del privilegio de recibir la palabra de Dios. En el salmo 82 podemos leer acerca de este asunto pues dice:

Salmos 82:1 Dios está en la reunión de los dioses; En medio de los dioses juzga.

Al leer esto una pregunta muy importante es: ¿Quiénes son estos dioses con los cuales Dios está reunido? Y la pregunta es importante porque una de las grandes enseñanzas de la escritura es que Dios es uno solo.

Deuteronomio 6.4 Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es.

El Señor Jesús menciona esta enseñanza cuando le preguntan acerca del mandamiento más importante, pues dice:

Marcos 12.29–30 Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. 30Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento.

Y si Dios es uno solo: ¿Entonces quiénes son estos dioses que menciona el salmo, en medio de los cuales Dios está juzgando?

Pues estos dioses que se mencionan con minúscula, en realidad son el pueblo de Israel. Y la pregunta es: ¿Por qué les está diciendo que son dioses, si la escritura enseña que sólo hay un Dios?

Es más; la enseñanza de un solo Dios verdadero era tan clara para el pueblo de Israel, que cuando Jesús les dio a entender que él era Dios lo quisieron apedrear, y cuando él les pregunta por qué lo quieren apedrear, ellos responden:

Juan 10.33 Le respondieron los judíos, diciendo: Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios.

La respuesta que Jesús le dio a estos hombres nos aclara porque en el salmo 82 Dios dice que el pueblo de Israel son dioses…

Juan 10.34–36 Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois? 35Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada), 36¿al que el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: Tú blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy?

La razón por la cual Dios dijo que los de su pueblo eran dioses con minúscula, es porque ellos habían recibido la palabra de Dios. Y aunque bajo el viejo pacto la gente no nacía de nuevo, de todos modos el privilegio de recibir la palabra Dios, los había convertido en dioses con minúscula…

Cuando pregunto quiénes somos y cuando respondo que somos hijos de Dios. Es claro que ser hijos de Dios implica un privilegio pero también una gran responsabilidad.

Igual sucedió con el pueblo de Israel cuando Dios les entregó la palabra de Dios que los convirtió en dioses… Pues esa posición implicaba una responsabilidad, una obligación. Que desafortunadamente el pueblo de Israel no estaba cumpliendo. Y por eso Dios toma una decisión y les dice:

Salmos 82:2 al 4 ¿Hasta cuándo juzgaréis injustamente, y aceptaréis las personas de los impíos? 3Defended al débil y al huérfano; Haced justicia al afligido y al menesteroso. 4Librad al afligido y al necesitado; Libradlo de mano de los impíos.

¿Qué es lo que hace que el mundo esté tan mal? No hay duda que es la injusticia, la acepción de personas, el que los poderosos se aprovechen de los débiles, el que no haya quien defienda a los débiles, a los afligidos, a los necesitados, de mano de los malos hombres que tienen poder sobre ellos…

Y por esta razón Dios les dio su palabra, sus principios sus mandamientos para que usando el poder de Dios defendieran a los hombres de los hombres…

Pero en lugar de hacer esto, se dedicaron a juzgar injustamente, en lugar de acabar con los perversos se aliaron con ellos, para aprovecharse de los débiles, de los huérfanos, y de los afligidos.(Cualquier parecido a la realidad es pura coincidencia)

Dependiendo de quienes somos… Así serán nuestras responsabilidades delante de Dios. Y no cumplir con ellas es como en la parábola de los talentos desperdiciar el talento que nos ha sido dado por Dios.

No recuerdo de quién era hijo, el joven que se disfrazó de nazi en una fiesta, pero como era hijo de un gobernante importante, le tocó pedir disculpas por haber usado ese disfraz. Es decir si cualquiera lo hace no es problema, pero si es el hijo de un gobernante de un país importante no es aceptable.

Esto es algo muy común entre los seres humanos, no está bien que una niña o un joven decente frecuente ciertos sitios, no está bien que coma de cierta manera. Se espera que su comportamiento corresponda a lo que la persona es.

Es más, a veces alguien hace algo realmente malo y el comentario es: “Pero de fulano que más se podía esperar” Casi que por ser lo que es, se justifica su maldad.

Como en la fábula de Esopo que habla de la tortuga que transporta el escorpión con el compromiso de no ser picada y en mitad de la travesía el escorpión la pica. ¿Por qué? Pregunta a la tortuga… Y el escorpión contesta; porque soy un escorpión.

Dios elevó la categoría de su pueblo a dioses cuando les entregó su palabra para que siguiendo la ayudarán a su prójimo… Pero cuando Dios ve que el comportamiento de su pueblo no es adecuado con lo que su pueblo es, dioses con minúscula, les dice:

Salmos 82:6 Yo dije: Vosotros sois dioses, y todos vosotros hijos del Altísimo; 7Pero como hombres moriréis, y como cualquiera de los príncipes caeréis.

Dios les quita ese privilegio, y les dice que como cualquier hombre, aún como cualquier príncipe terrenal ellos caerán.

¿Si ellos al haber recibido la palabra de Dios recibieron este calificativo que implicaba privilegios enormes: ¿Qué somos entonces nosotros no por haber recibido la palabra de Dios, sino por tener a Jesucristo que es la palabra en nuestro interior?

Nosotros somos hijos de Dios. Nosotros dice la escritura, tenemos naturaleza divina. Y el propósito que Dios tiene con nosotros, y lo que Dios espera de nosotros, es similar a lo que leímos en el salmo 82 que Dios esperaba de su pueblo…

Con la diferencia de que además de eso, nosotros debemos buscar que conozcan al Señor, y nazcan espiritualmente, y se conviertan en parte de la solución, y no sigan siendo parte del problema.

Por supuesto hay una gran cantidad de diferencias, que hace que lo que nosotros hemos recibido y lo que se espera de nosotros sea muchísimo, muchísimo más grande que lo ofrecido al pueblo judío.

Es por esto que el apóstol Juan en su primera carta, después de mostrar cuáles son y cuáles no son las características de un auténtico hijo de Dios, escribe lo siguiente:

1 Juan 3:1 Miren cuánto nos ama Dios el Padre, que se nos puede llamar hijos de Dios, y lo somos. Por eso, los que son del mundo no nos conocen, pues no han conocido a Dios.

La primera pregunta qué quiero que te respondas respecto de esta declaración que hace Dios a través de su palabra es:

¿Crees que eres un hijo de Dios con naturaleza divina? ¿Te sientes un hijo de Dios, un hijo del dueño del universo, un hijo del todopoderoso, un hijo del Dios de amor? ¿Estamos convencidos de esta verdad … O la ignoramos de tal manera que no hemos entendido el amor de Dios por nosotros?

¿Cuándo caminas entre la gente del mundo sabes que por la gracia de Dios eres muy pero muy superior a ellos?… ¿Es más recuerdas que tú vas al cielo y que ellos si siguen igual terminaran en el infierno… Piensas en eso cuando estás entre la gente?

No estoy diciendo que nuestro comportamiento debe ser orgulloso, pues la escritura nos manda a mirar a todos como si fueran superiores a nosotros mismos. Pero una cosa es que yo me porte como Jesús nos enseño a hacerlo; sirviendo. Y otra muy diferente, que yo me crea inferior a aquellos que sirvo.

El versículo no dice: mire cuanto ama Dios a todo el mundo sin importar si son hijos de Dios o si son hijos del diablo. No. El pasaje lo que dice es: Mire la grandeza del amor de Dios que lo ha convertido a usted en un hijo de Dios.

Y ante esta declaración insisto: Logramos ver la diferencia entre nosotros y los que están a nuestro alrededor… Que no sólo no son hijos de Dios, sino que son hijos de Satanás.

¿Cuándo trabajas eres consciente de esa diferencia? ¿Cuándo te diviertes eres consciente de esa diferencia? ¿Cuándo pasas por circunstancias difíciles eres consciente de esa diferencia? ¿Cuándo eres tratado por Dios eres consciente de esa diferencia?

Cuando usted habla con un empresario que no es cristiano, cuando se relaciona con un millonario que no es cristiano, cuando se relaciona con un actor famoso que no es cristiano, usted es consciente de que usted está a millones de kilómetros por encima de él.

¿O la admiración por él, le hace ser totalmente inconciente de que usted es un hijo de Dios, y que él es un hijo del diablo?

¿Sabe usted cuál es la enorme distancia entre el cielo o el infierno, o eso no tiene importancia para usted?

Sólo si somos conscientes del gran amor de Dios que nos ha hecho hijos de Dios, comenzaremos a tener una vida diferente, unos sueños diferentes, unos objetivos completamente diferentes a los que tienen los hijos de Satanás que andan por el mundo.

Si revisamos la segunda parte de este verso.

1 Juan 3:1 Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él.

Dice que el mundo no puede reconocer el enorme privilegio de lo que nosotros somos, porque no conoce a Dios. Eso quiere decir que el mundo va a buscar por todos los medios de menospreciar lo que somos, de hacernos sentirnos mal, ridículos, inservibles, como si fuéramos lo peor del mundo.

Y la gran contradicción de muchos cristianos, es el tratar de ser amigos del mundo, un mundo que quiere qué ignoremos el enorme privilegio que tenemos de ser hijos de Dios.

Al pueblo de Israel qué habiendo recibido la palabra de Dios que los subió a la categoría de dioses… Al no hacer lo correcto les dice:

Salmos 82.5 No saben, no entienden, andan en tinieblas; Tiemblan todos los cimientos de la tierra.

Cuando dice que andan en tinieblas es porque ignorando el enorme privilegio que tenían que ser llamados dioses, en lugar del luchar por la justicia lucharon por hacerse ricos… Y eso hizo que perdieran el privilegio que habían recibido.

En la actualidad está pasando lo mismo. La gente busca a Dios, la gente cree ser hija de Dios, y busca usar el privilegio y el poder de Dios para vivir como los príncipes y los reyes de este mundo. Pero ser príncipe y ser rey en este mundo, no es nada comparado con el privilegio de ser hijo del altísimo.

Si queremos lo mismo que la gente del mundo quiere… Es evidente, estamos menospreciando, el haber sido hecho hijo de Dios, estamos menospreciando el plan de Dios… Y si eso hacemos, debemos preguntarnos si en realidad somos o no hijos de Dios.

1 Juan 3.1–3 Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. 2Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. 3Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.

Sabemos que somos hijos de Dios pero aún no se ha manifestado lo que hemos de ser…

Eso quiere decir que hay muchas cosas que ignoramos… Por ahora sabemos que tendremos un cuerpo glorificado como el que tuvo Jesús, pero no sabemos de qué edad aparentaremos tener, me imagino que la edad no importa. ¿De que edad aparecerán los recién nacidos o los niños abortados? ¿Tendremos que alimentarnos o no, ir al baño o no? ¿Será necesario descansar? ¿A qué velocidad nos podemos transportar?

También sabemos por la escritura que nuestro destino será gobernar sobre los sobrevivientes de la gran tribulación durante 1000 años… Por eso también dice:.

Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.

Si eso es lo que somos, si para eso hemos sido creados… La pregunta es: ¿Nos estamos preparando para gobernar?

Si les preguntara a ustedes uno por uno… Si se están preparando para gobernar en el milenio…¿Qué responderían? Virginia, José, Karen, Gonzalo, Nancy, Richard, Marisol, Oscar, Marcia, César, Elda, Cristian, Claudia, Ricardo, Adriana, Wilson, Tatiana, Hernán, María, Héctor, Daniela, Camila, Diana, Ligia, fernanda, Katerin y todos los demás… ¿Se están preparando para gobernar en el milenio?… O: ¿Es que piensan que no se van a salvar? o ¿Acaso se piensan quedar en la gran tribulación?

Déjeme ayudarles: ¿Una persona esclava del mundo tendrá capacidad para gobernar el reino de Dios?
¿Una persona que no es fiel tendrá capacidad para gobernar el reino de Dios?
¿Una persona rebelde a Dios, desobediente tendrá capacidad para gobernar el reino de Dios?
Un cristiano ignorante de los principios de Dios, de su palabra tendrá capacidad para gobernar?
O La pregunta es: ¿ Será que no estando preparado Dios de todos modos me colocará a gobernar?

Juan 3.1 Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios…

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